INTERNACIONAL
La misteriosa muerte de Hermann Göring, el jerarca nazi que se suicidó en prisión con una pastilla de cianuro
Su suerte quedó echada en la Batalla de Inglaterra
En él confiaban; la Luftwaffe era invencible, es decir la maquinaria aérea que había permitido romper toda defensa combinando su poder con el ataque terrestre. Nunca se había visto antes: velocidad, sorpresa y letalidad, la Blitzkrieg o guerra relámpago. Pero en Gran Bretaña, se detuvo. Allí no había combinación posible con la infantería. El daño en el territorio británico fue enorme pero el ataque aéreo persistente de los nazis no doblegó a los ingleses.
El prestigio Hermann Göring, jefe máximo de la aviación alemana, quedó manchado. El era el Reichsmarschall des Grossdeutschen Reiches (Mariscal del Tercer Reich) y, además, creador de la temible Gestapo o Policía Secreta. Luego de los ataques a Gran Bretaña, con el avance de la guerra no pudo evitar los bombardeos aliados sobre Alemania. Hitler le reclamaba eficiencia y Göring respondía que era necesario apurar la fabricación de más aeronaves.
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Göring salió de la vida política y militar, a pesar de su altísimo cargo, que incluía, también, haber sido nombrado por Hitler como su sucesor. Con la guerra aún no definida, se metió de lleno a vivir una vida de opulencia y a acumular las obras de arte expoliadas a los judíos y a los museos de las ciudades ocupadas, y también de los muchos regalos que recibía de aquellos que buscaban sus favores.
Por otro lado, sufría de problemas hormonales que explicaban su obesidad. Era adicto al consumo excesivo de tabletas de codeína (un derivado de la morfina). No solo cambió su aspecto físico sino también su carácter: a veces estaba eufórico y otras deprimido, se mostraba egocéntrico y vanidoso y se vestía de un modo extravagante, recargando su uniforme de condecoraciones y joyas.
Göring tras la derrota
Cuando se produjo la derrota de la Alemania nazi y las tropas soviéticas llegaron a Berlín, Göring ya no estaba allí. Su destino en manos de Stalin hubiese sido atroz. Por el contrario, se había ido al sureste de Salzburgo, Austria, ocupada por los norteamericanos. Era lo que él quería, ser arrestado por un general de los Estados Unidos. No pudo ser. Le pusieron las manos encima el 7 de mayo de 1945 pero su rendición no fue ante un general sino que debió conformarse con un coronel y esta situación lo deprimió mucho.
Hermann Göring junto a Adolf Hitler.
A pesar de que Hitler, sobre el final, lo acusó de traidor y lo despojó de todos sus cargos y honores, era el mayor jerarca nazi capturado hasta el momento: Heinrich Himmler, organizador último de los campos de concentración nazis y del genocidio de judíos, disidentes, gitanos y homosexuales, entre otras víctimas de la delirante ideología nazis, se había suicidado mordiendo una cápsula de cianuro. También se mataron Josef Goebbels, el ministro de Propaganda, y su esposa Magda (antes asesinaron a sus seis hijos).
A Göring, su período como prisionero le trajo un beneficio, pues le permitió curarse de su adicción a la morfina. Ya en la ciudad de Nüremberg, durante el desarrollo del juicio militar internacional contra los jerarcas del nazismo, se lo vio activo, sonriente y muy confiado en su defensa. Negó cualquier tipo de complicidad en los crímenes cometidos por el régimen afirmando que todo había sido obra de Himmler, que ya estaba muerto. Al verlo junto a los demás acusados, algunos asustados, otros altivos, todos ellos patéticos, no había dudas de que él era el líder. Se comportaba a veces como una estrella de Hollywood y contaba siempre con el respeto reverencial de los demás nazis.
El juicio de Nürenberg
El 1º de diciembre de 1945, la audiencia seguía la rígida monotonía de los procedimientos judiciales, cuando de repente se apagaron las luces en la sala y solamente quedaron unos focos iluminando las caras de los procesados. Comenzaron a pasar en una pantalla las filmaciones que los aliados habían registrado cuando entraron en los campos de concentración nazis. Debido a su manejo del espectáculo, se creía que los estadounidenses reservarían esta carta para jugarla hacia el final del juicio, pero no. La película mostraba un horror nunca visto. Fue a partir de ese momento que, de golpe, los nazis más confiados en su suerte se dieron se dieron cuenta de que iban a ser condenados a muerte.
Göring se quedó apabullado mirando el piso. Hans Frank, exgobernador general de Polonia, se echó a llorar; el general Wilhelm Keitel se sostenía la cabeza con las dos manos. El general Alfred Jodl se secaba el sudor con un pañuelo de color caqui. Wilhelm Frick, exministro de Interior, estaba como una estatura de cera. Joachim von Ribbentrop, el exministro de Relaciones Exteriores del Reich, se veía a punto de desmayarse. El almirante Karl Döenitz se mantuvo impasible. Hjalmar Horace Greeley Schacht, exministro de Economía, fue el único que volteó la cabeza y no miró.
La sentencia se conoció el 1º de octubre de 1946. Göring, junto a otros diez de los acusados, fue condenado a morir en la horca. Las ejecuciones se anunciaron para dos semanas después, el 16 de octubre. Estaba previsto que comenzaran a medianoche, pero Goering adelantó su muerte algunas horas antes de la ejecución. Había mordido una cápsula de cianuro. En su celda, encontraron tres cartas escritas a lápiz, una de ellas dirigida a su mujer Emmy, otra a las autoridades militares aliadas y la tercera al jefe de la prisión de Nuremberg, el coronel Burton Andrus. En esta última, desliza Goring: “El personal de guardia no está implicado en el suicidio del mariscal del Reich”.
En sus cartas afirmó: “No habría tenido objeción a que me fusilaran. Sin embargo, ¡no facilitaré la ejecución del Mariscal del Reich alemán en la horca! Por el bien de Alemania, no puedo permitirlo. Además, no siento ninguna obligación moral de someterme al castigo de mis enemigos. Por esta razón he elegido morir como el gran Aníbal”.
¿Quién le había proporcionado el cianuro que lo libró del cadalso?
Una mirilla permitía al guardia observar en todo momento a los presos en sus celdas, que apenas contenían una colchoneta militar, una mesa que no resistía el peso de una persona y una silla. Después de cada comida, los prisioneros debían devolver el plato y la cuchara. La luz eléctrica era regulada desde el exterior y los cristales de las ventanas habían sido sustituidos por celofán. No había perchas, ni estaba permitido colocar fotos o dibujos en las paredes. Por las noches, los prisioneros entregaban toda su ropa, hasta los anteojos, y los reconocimientos médicos eran frecuentes y minuciosos.

Göring tras su detención.
Las primeras teorías que circularon sobre el suicidio de Göring apuntaron a Emma Johanna Henry “Emmy” Göring, actriz y segunda esposa del líder nazi. Se pensó que le había pasado la cápsula cuando besó a su marido a través de la reja en la última visita, el 7 de octubre. Pero las especulaciones corrían muy deprisa. Se pensó que se la pudo haber facilitado el peluquero alemán que lo atendía, aunque éste hacía su trabajo en presencia de un soldado armado. Otro que no escapó a la mirada de los norteamericanos fue su abogado, Otto Stehmer.
La implicación de la mujer de Göring fue pronto descartada porque el jefe de la prisión de Nüremberg negó categóricamente que hubiera podido facilitarle el veneno ya que no había tenido ninguna oportunidad de introducir absolutamente nada en el presidio, ni en su boca ni en su cuerpo.
¿Había escondido Göring el veneno en la cavidad de una muela?
En el informe sobre el «caso» Göring, presentado a los diez días del suicidio, se afirmó que el mariscal del Reich tenía en su poder el veneno desde que fue hecho prisionero por los aliados, días antes de terminar la guerra. Los investigadores señalaron: “El detenido pudo ocultar el veneno en uno de los repliegues del vientre, en el tubo digestivo y en determinado rincón de la pileta o lavabo que tenía en la celda”. Subrayaron, además, que no había podido comprobarse la negligencia de ningún guardia estadounidense ni de ningún obrero alemán.
El informe oficial sofocó las dudas durante un tiempo, pero en octubre de 1950 la prensa de la ciudad de Münich aseguró haber descubierto el secreto. Se afirmó que el que le alcanzó el cianuro a Göring fue un periodista austríaco llamado Peter Martin Bleibtreu. Le habría dado el veneno disimulado en goma de mascar. Entonces, fijó la cápsula de vidrio en el banquillo que ocupaba el mariscal, poco antes de la sesión del tribunal en que pronunció su discurso final de defensa. Todos los periódicos de Europa recogieron esta versión.
En Münich, se publicaron hasta fotografías con las que se trató de demostrar como Bleibtreu se las ingenió para dejar el veneno en el lugar que ocupó Göring. Parecía que este hombre era un nazi recalcitrante; se lo mencionaba en la propaganda clandestina nazi después de la guerra. Bleibtreu habría recibido la ampolla de cianuro en Linz en marzo de 1945 y la tuvo escondida en su casa hasta que durante el proceso se convenció de que Göring no merecía ser ejecutado en la horca. Entonces se la proporcionó. Es decir que todo fue un golpe de suerte: el mariscal debió esperar a que este supuesto periodista se convenciera que el líder nazi era inocente para darle la posibilidad de escapar de la horca por medio del suicido por cianuro. Absurdo.
Una confesión
Bleibtreu no era un personaje ficticio. Existía y fue detenido en 1951. Como era de esperar, negó haber proporcionado el veneno. Sus palabras las corroboró unas semanas después Erich von dem Bach-Zelewski. Este era un exgeneral de las S.S., que compareció en Nüremberg. En lugar de poner las cosas en su lugar, provocó un cambio de identidad de aquél que le habría alcanzado el cianuro a Göring, pues afirmó que fue él quien le dio el veneno. “Bleibtreu no tiene nada que ver con esto”, afirmó.
“El tubito de veneno se lo entregué yo a Hermann Göring ya en septiembre de 1945. Fue en un pasillo de la cárcel de Nüremberg, donde también yo me encontraba. Se trataba de una ampolla de cristal, que se podía romper con los dientes, llena de cianuro. Yo la incrusté en una pastilla de jabón, del que nos daban para el aseo. El jabón lo usé varias veces para lavarme a fin de disimular la cápsula. Göring me había pedido que le entregara el veneno lo más disimuladamente que pudiera, cuando nos cruzáramos en algún corredor”, explicó Bach-Zelewski.
Göring junto a Rudolf Hess en los procesos de Nürenberg.
Este oficial de las S.S., al mando de uno de los Einsatzgruppen o grupos de exterminio que cometieron masacres inenarrables, se salvó de la horca por delator (años después sería condenado a prisión perpetua). ¿Se podía confiar en él? Aunque su versión fue aceptada durante un tiempo, con los años fue perdiendo credibilidad. La maniobra que describió Bach-Zelewski fue finalmente tachada de imposible: el sistema de vigilancia de la cárcel y las estrictas medidas de seguridad hubiesen impedido esa entrega del jabón.
La última teoría
Otra versión de este misterioso episodio la dio un exsoldado de Estados Unidos de 78 años en febrero de 2005. Entrevistado por el periódico Los Ángeles Times, dijo que fue él quien el dio la cápsula de cianuro al jerarca nazi para impresionar a una noviecita alemana llamada Mona. ¿Cómo conoció a Mona? Por la calle, aseguró. Ella se le acercó acaso buscando un poco de chocolate que comer, como hacían no pocas jóvenes alemanas con los soldados estadounidenses, y entablaron una relación.
El soldado se llamaba Herbert Lee Stivers y en 1946 tenía 19 años. Petenecía a la Primera División de Infantería y se encargaba de escoltar a los prisioneros nazis dentro y fuera de la sala del tribunal de Nüremberg. Según Stivers, presumió ante la chica de la llegada que tenía con los acusados y hasta le enseñó a Mona un autógrafo de Baldur von Schirach (habían sido jefe de las Juventudes Hitlerianas y gobernador de la ciudad de Viena; en el juicio se arrepintió y fue condenado a 20 años de prisión).
“Escolté a Göring y conseguí su autógrafo para mostrárselo a ella”, declaró el exsoldado. Mona le presentó a dos hombres, que le dijeron que el exmariscal estaba “muy enfermo” y necesitaba unos medicamentos que se los negaban en prisión.
Stivers accedió a hacerle llegar a Göring dos mensajes escondidos en una pluma estilográfica junto con la cápsula. “Si funcionan estos medicamentos y Göring se siente mejor, le enviaremos más», le dijo uno de esos enigmáticos desconocidos, amigos de su novia alemana, que se hacía llamar Erich. Esta versión de los hechos no tiene más sustento que las propias palabras del exsoldado.
“Nunca volví a ver a Mona. Supongo que me utilizó”, reconoció Stivers. “Nunca pensé en un suicidio cuando se lo llevé a Göring. Nunca parecía enojado. No parecía que pensara en suicidarse. No le habría entregado conscientemente algo si hubiera sabido que le serviría para evitar la horca”.
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El relato de Stivers “es lo suficientemente disparatado como para ser verdad”, opinó por entonces Aaron Breitbart, del Centro Simon Wiesenthal de Los Ángeles.
El misterio sobre cómo el mariscal Hermann Göring, uno de los mayores responsables de las atrocidades cometidas por el régimen nacionalsocialista, obtuvo la cápsula de cianuro con la cual se suicidaría, continúa.
criminales históricos, Nazismo
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South Korea faces high-stakes election; fears over China, North Korea and US ties shape voter concerns

Early South Korean voters reportedly turned out in record numbers this week as the nation awaits the June 3 presidential election in what has been described as a pivotal race amid ongoing threats posed by China and recent rocky relations with the U.S. due to President Donald Trump’s tariffs.
The leader of the progressive Democratic Party of South Korea, Lee Jae-myung, is reported to be leading the race as the frontrunner, but he has raised some eyebrows after he vowed to take a «pragmatic» approach to geopolitics, chiefly by easing previously hawkish positions on China and lessening dependence on the U.S.
«The alliance with the U.S. is the foundation of South Korea’s diplomacy,» Lee said during a debate earlier this month, Bloomberg reported.
Lee Jae-myung of the Democratic Party of Korea appeals for support during a South Korean presidential election campaign in Wonju, Gangwon State, South Korea. May 30, 2025. (The Yomiuri Shimbun via AP Images)
KIM JONG UN LEFT FUMING AFTER NORTH KOREA’S NEW DESTROYER DAMAGED IN FAILED LAUNCH
Lee said the U.S.-South Korea-Japan partnership should be expanded, but he also said Seoul can’t be «unilaterally bound» to relations with Washington, particularly when it comes to U.S. geopolitical rivalries.
«We should not neglect ties with China or Russia. We need to manage them appropriately, and there’s no need to have an unnecessarily hostile approach like now,» Lee also said during the debate, the South China Morning Post reported.
Former California GOP Congresswoman Michelle Steel, who was born in South Korea, explained that China’s «bullying» behavior in the region leaves much for the global community to be concerned about.
«China [poses] the biggest threat, and they already told the whole world that they’re going to take over Taiwan,» she told Fox News Digital. «When they take over, where are they going to go [to] next? South Korea or Japan? The Philippines?
«China has been always fighting to expand.»
Foreign policy has taken center stage in the presidential race after conservative former President Yoon Suk Yeol threw the nation into political chaos after his December 2024 impeachment.

South Korea’s People Power Party’s presidential candidate, Kim Moon-soo, waves during a presidential election campaign in Seoul, South Korea, May 20, 2025. (AP Photo/Ahn Young-joon)
Yoon was ardently aligned with the U.S. when it came to opposing Chinese aggression in the Yellow Sea and East China Sea, where Beijing has been accused of expanding, militarizing and blocking freedom of navigation in contested territorial zones.
Lee’s chief challenger, Kim Moon-soo of the conservative People Power Party (PPP), a former labor minister under Yoon, pushed back on the democratic challenger’s position when it comes to China and the U.S.
But Lee has rejected the idea he is not prioritizing the U.S. alliance and reportedly said during this month’s debate, «There’s no need to worry. The South Korea-U.S. alliance is important and should continue to grow and strengthen.»
NORTH KOREA LAUNCHES SHORT-RANGE BALLISTIC MISSILES INTO SEA, SOUTH KOREA SAYS
Though he did caution that certain steps taken by the Trump administration, including the 25% tariffs announced earlier this year and the potential withdrawal of troops has «eroded» the relationship.
«If the U.S. continues this way — eroding its soft power and the trust of other nations — it won’t be sustainable. At some point, brakes will be applied,» Lee said. «Until then, endurance is key.»
Steel argued the «South Korean people understand the importance of a strong relationship with the United States.»
«Whatever the outcome of the election, South Korean leaders should embrace President Trump and look to make an incredible trade deal that will benefit everyone,» she added.
But Lee has not convinced all who are weary of his view on U.S. relations, including David Eunkoo Kim, founder and president of the Truth Forum, a conservative youth organization founded at Seoul National University.

South Korean and U.S. Marines take positions during a joint amphibious landing exercise with their Filipino counterparts on a beach facing the South China Sea in San Antonio town, Zambales province, Oct. 7, 2022. (Ted Aljibe/AFP via Getty Images)
«This election is widely seen as a pivotal moment for South Korea because the stakes — both domestically and geopolitically — are extraordinarily high,» Kim said.
«Throughout his political career, (Lee) has consistently aligned himself with both pro-North Korean and pro-Chinese agendas. He has been implicated in sending funds to North Korea in violation of U.N. sanctions, and his deference to China has been nothing short of submissive,» Kim said.
Kim was referring to Lee’s indictment for an illegal cash transfer scheme to North Korea, though Lee denies the accusations and has argued they are politically motivated.
During this month’s debate, Lee’s opponents claimed Lee is also a «North Korea risk» as concerns about Pyongyang’s military movements continue to escalate, Radio Free Asia reported.
Lee maintains he wants to ease tensions with North Korea by engaging in peaceful diplomacy.

A TV screen shows a file image of North Korea’s missile launch during a news program at the Seoul Railway Station in Seoul, South Korea, April 22, 2024. (AP Photo/Ahn Young-joon)
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But David Eunkoo Kim told Fox News Digital Lee’s legal troubles are another geopolitical vulnerability.
«With multiple criminal investigations looming, he has every incentive to cling to power at all costs — even if that means aligning South Korea more closely with Beijing,» he said. «And this concern is not theoretical.
«China is already aggressively asserting influence in the region.»
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Senate Republicans eye changes to Trump’s megabill after House win

House Republicans eked out a win in May with their advancement of President Donald Trump’s «big, beautiful bill,» filled with negotiations and compromises on thorny policy issues that barely passed muster in the lower chamber.
Next week, Senate Republicans will get their turn to parse through the colossal package and are eying changes that could be a hard sell for House Speaker Mike Johnson, R-La., who can only afford to lose three votes.
INSIDE THE LATE-NIGHT DRAMA THAT LED TO TRUMP’S TAX BILL PASSING BY 1 VOTE
President Donald Trump listens to a question during an event to present law enforcement officers with an award in the Oval Office at the White House on May 19. (AP Photo/Manuel Balce Ceneta)
Congressional Republicans are in a dead sprint to get the megabill — filled with Trump’s policy desires on taxes, immigration, energy, defense and the national debt — onto the president’s desk by early July.
Trump has thrown his support behind the current product, but said during a press conference in the Oval Office on Friday that he expected the package to be «jiggered around a little bit.»
«It’s going to be negotiated with the Senate, with the House, but the end result is it extends the Trump tax cuts,» he said.
«If it doesn’t get approved, you’ll have a 68% tax increase,» the president continued. «You’re going to go up 68%. That’s a number that nobody has ever heard of before. You’ll have a massive tax increase.»
Senate Majority Leader John Thune, R-S.D., has an identical margin to Johnson, and will need to cultivate support from a Senate GOP that wants to put its own fingerprints on the bill.
Senators have signaled they’d like to make changes to a litany of House proposals, including reforms to Medicaid and the timeline for phasing out green energy tax credits, among others, and have grumbled about the hike to the state and local tax (SALT) deduction cap pushed for by moderate House Republicans.
SCOOP: HOUSE GOP MEMO HIGHLIGHTS REPUBLICAN WINS IN TRUMP’S ‘BIG, BEAUTIFUL BILL’

Senate Majority Leader John Thune speaks during a news conference following the Senate Republican policy luncheon at the U.S. Capitol on March 11. (Al Drago/Bloomberg via Getty Images)
Thune said many Republicans are largely in favor of the tax portion of the bill, which seeks to make Trump’s first-term tax policy permanent, and particularly the tax policies that are «stimulative, that are pro-growth, that will create greater growth in the economy.»
Much of the debate, and prospective tweaks, from the upper chamber would likely focus on whether the House’s offering has deep enough spending cuts, he said.
«When it comes to the spending side of the equation, this is a unique moment in time and in history where we have the House and the Senate and the White House and an opportunity to do something meaningful about controlled government spending,» Thune said.
The House package set a benchmark of $1.5 trillion in spending cuts over the next decade.
Some in the Senate GOP would like to see that number cranked up marginally to at least $2 trillion, largely because the tax portion of the package is expected to add nearly $4 trillion to the deficit, according to recent findings from the Joint Committee on Taxation.
«There’s just so many great things in this bill,» Sen. Roger Marshall, R-Kan., told Fox News Digital. «The only thing I would like to do is try to cut the spending, and I would love to take a little bit from a lot of places, rather than a lot from just one place.»
SPEAKER JOHNSON CLASHES WITH RAND PAUL OVER ‘WIMPY’ SPENDING CUTS IN TRUMP’S BILL

Sen. Ron Johnson talks with reporters in the U.S. Capitol in Washington, D.C., after the House passed the One Big Beautiful Bill Act on May 22. (CQ-Roll Call, Inc via Getty Images)
Others, like Sen. Ron Johnson, R-Wis., want to see the cuts in the package return to pre-pandemic spending levels, which would amount to roughly a $6 trillion slash in spending.
Johnson has remained unflinching in his opposition to the current bill, and warned that «no amount of pressure» from Trump could change his mind.
«President Trump made a bunch of promises,» Johnson said at an event in Wisconsin on Wednesday. «My promise has been, consistently, we have to stop mortgaging our children’s future. OK, so I think there are enough [Republicans] to slow this process down until the president, our leadership, gets serious about returning to a pre-pandemic level.»
Others are concerned over the proposed slashes to Medicaid spending, which congressional Republicans have largely pitched as reform efforts designed to root out waste, fraud and abuse in the program used by millions of Americans.
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The House package would see a roughly $700 billion cut from the program, according to a report from the nonpartisan Congressional Budget Office (CBO), and some Senate Republicans have signaled that they wouldn’t support the changes if benefits were cut for their constituents.
Sen. Josh Hawley, R-Mo., warned in an op-ed for The New York Times last month that cutting benefits was «both morally wrong and politically suicidal.» Meanwhile, Sen. Susan Collins, R-Maine, raised concerns about what proposed cuts to the program would do to rural hospitals in her state.
«I cannot support proposals that would create more duress for our hospitals and providers that are already teetering on the edge of insolvency,» she said.
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El Gran Dragón, el temible líder del racista y antisemita Ku Klux Klan condenado por violación y asesinato

KKK
En la década de 1920, el Ku Klux Klan (KKK o Klan) se presentaba como una organización fraternal o social. Sin embargo, era claramente un grupo antijudío, anticatólico, antiinmigrante y antinegro. Ya desde la década anterior tenía influencia en Indiana, Estados Unidos, principalmente, y una vasta región del Medio Oeste. Había quienes no estaban de acuerdo con sus ideas y, por lo tanto, no querían unirse. En algunos casos, las secciones del Klan en Indiana obligaron a empresarios o agricultores a unirse para mantener sus negocios a flote. Había mucha presión social e incluso amenazas de violencia o actos agresivos directos. La organización ganó, además, una fuerte influencia política manipulando elecciones y ejerciendo actos brutales para inclinar el voto hacia sus candidatos.
El 4 de julio de 1923, en la ciudad de Kokomo, condado de Howard, en Indiana, se celebró el mayor mitin político del Klan jamás visto en los Estados Unidos. Una multitud de alrededor de 100.000 personas se reunió para escuchar las disertaciones de altos jefes y para consagrar como nuevo Gran Dragón a uno de los más destacados hombres: David Curtis Stephenson, alias “Steve”, de 32 años. La ceremonia de su ascenso tuvo su punto cúlmine con la adquisición de la túnica y capucha naranja dorada. Los miembros del Klan desfilaron a caballo por la ciudad engalanados con sus túnicas y acompañados por 12 carrozas.
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“¡Adelante, Soldados Cristianos!”, sonaba a todo volumen desde una banda de música de cuarenta integrantes. Luego del desfile, la multitud se dirigió al Parque Foster y cantó himnos alrededor de una cruz de fuego de veinte metros de altura. Hubo un espectáculo de fuegos artificiales. Stephenson estaba en éxtasis. Iba camino a convertirse en el hombre más poderoso de Indiana y alrededores.
Al año siguiente, su influencia fue decisiva para convertir al Ku Klux Klan en la fuerza más poderosa de toda la región. En su yate, de reunían senadores, congresistas, jueces y gobernadores. Los candidatos favorecidos por el Klan, todos protestantes blancos, recibían un fuerte impulso con la campaña puerta a puerta de los racistas. Uno de esos candidatos era Ed Jackson, futuro gobernador de Indiana.
Stephenson y el “Mago Imperial”
La influencia de Stephenson en Indiana chocaba con el poder que tenía Hiram Evans o “Mago Imperial”, máxima autoridad del Klan a nivel nacional. Los dos se odiaban. Stephenson decía de Evans: «El actual líder nacional es un individuo ignorante, sin educación y grosero que se hurga la nariz en la mesa y come arvejas con el cuchillo. No tiene ni coraje ni cultura».
El «Gran Dragon» Stephenson en 1922, en el apogeo de su poder
Las versiones que hacía correr Evans contra Stephenson era terribles. Decía que había intentado cometer varias violaciones de jovencitas que eran ayudantes o meras seguidoras del Klan. Una de ellas había dicho ante la Policía de Kokomo: “Es un monstruo que babea, muerde y viola cuando está borracho”. En enero de 1924, Stephenson intentó abusar de una manicura enviada a su habitación de hotel, y hasta golpeó a un botones que intentó rescatarla. Luego, una joven actriz que asistía a una fiesta en casa de Stephenson declaró que la había encerrado en una habitación y la había mordido para vencer su resistencia. El Gran Dragón respondió a estas acusaciones diciendo que eran todas mentiras de sus enemigos del propio Klan del sur del país.
Madge Oberholtzer
Finalmente, Ed Jackson fue elegido gobernador de Indiana. En el banquete organizado el día de su asunción, en la ciudad de Indianápolis, capital de Indiana, Stephenson conoció a una chica de 28 años, que participaba en la coordinación del evento, llamada Madge Oberholtzer. Madge era una empleada estatal que, además, dirigía un programa para combatir el analfabetismo. El Gran Dragón la contrató para que lo ayudara a escribir un libro sobre nutrición, que esperaba que la legislatura local convirtiera en lectura obligatoria en las escuelas primarias. El libro se llamaba “Cien años de salud”.
Madge en su juventud.
Stephenson era un adicto a las fiestas. Les gustaba animarlas, fueran estas eventos de etiqueta estrictamente políticos como también orgías romanas donde aparecía disfrazado como un sátiro y se las pasaba azotando a mujeres desnudas que corrían por los salones.
Cuando Madge regresó a su casa a las diez de la noche del 15 de marzo de 1925, su mamá le comunicó que Stephenson la había llamado por teléfono. Ella le devolvió la llamada y el Gran Dragón le dijo que se iba hacia Chicago pero que debía verla antes de partir por un asunto importante. Madge se volvió a colocar el abrigo sobre su vestido de terciopelo negro y esperó que un guardaespaldas la pasara a buscar. Este tipo era Ed Gentry.
Stephenson venía bebiendo desde temprano. Cuando llegó Madge, la invitó unos tragos pero ella no quiso beber. El Gran Dragón estaba con otros hombres, que también insistieron para que la chica bebiera. Ella tomó un par de tragos y vomitó. Stephenson le propuso que lo acompañara a Chicago, que saldrían en ese mismo momento junto con los otros hombres. Madge estaba aterrorizada y no sabía qué hacer. Le dijo que se quería ir a su casa. El respondió: «No, no puedes ir a casa. Te vas conmigo a Chicago. Te amo más que a cualquier mujer que haya conocido».
El viaje a Chicago
La subieron a un automóvil y se dirigieron a la estación de trenes de Indianápolis. Al subir al tren, fueron de inmediato a un camarote con cama cucheta. Poco después de que el tren partiera, Stephenson agarró la parte inferior del vestido de Madge y se lo quitó por la cabeza, mientras ella intentaba resistirse sin éxito. Stephenson la desnudó y la empujó a la cucheta inferior. La mordió por todo el cuerpo, en el cuello y en la cara; le mordió la lengua, los pechos hasta hacerle sangrar y le mordió la espalda, las piernas y los tobillos. El Gran Dragón la violó. Madge se desmayó.
A las seis y media de la mañana el tren llegó a la estación de Hammond, aún en Indiana. Gentry despertó a Madge con una sacudida y le dijo que bajaban del tren. Stephenson tenía un revólver en su mano. Ella le rogó repetidamente al líder del Ku Klux Klan que le disparara, pero él guardó el arma. Los dos hombres llevaron a Madge al Hotel Indiana, donde Stephenson se registró como Sr. y Sra. WB Morgan. Una vez en la habitación 416, Madge le suplicó que enviara un telegrama a su madre. Stephenson obedeció, pero dictó el contenido. Decía que todo estaba bien.
Mientras Stephenson disfrutaba de un abundante desayuno servido en su habitación, Madge no probó bocado. Gentry intentó limpiarle las heridas, que seguían sangrando, con un poco de agua. Stephenson admitió: «Estoy tres grados por debajo de un bruto».
Un intento desesperado
Esa misma mañana, la mujer, algo más recuperada, pidió que la llevaran a una farmacia. Dijo que debía comprar rubor, pero era una mentira. Mientras un custodio de Stephenson esperaba afuera en el auto, Madge compró una caja de pastillas de bicloruro de mercurio, un veneno altamente tóxico, y se las guardó en el bolsillo del abrigo. De vuelta en el hotel, esperó a que Stephenson se durmiera. Preparó 18 pastillas pero tomó seis. No pudo ingerir más porque le quemaban mucho. Se tumbó en la cama y pronto se sintió muy mal; vomitó sangre. Cuando más tarde la vieron tan dolorida, ella misma confesó haber tomado veneno para escapar de Stephenson.
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El dolor que sentía Madge era muy agudo. En ningún momento, Stephenson pensó en llevarla al hospital porque se sabría que la había violado. Finalmente, decidió subir a Madge al asiento trasero del automóvil y regresar a Indianápolis.
Madge hizo el viaje agonizando, gritando y pidiendo un médico o un analgésico. Le rogó a Stephenson que la dejara en el camino, con la esperanza de que alguien se detuviera a atenderla, pero el coche siguió a toda velocidad. Stephenson y Gentry pasaron el viaje bebiendo, mientras otro gorila, al que le decían “Shorty”, conducía. Madge, mientras, se había arrepentido de haber tomado el veneno y ahora quería vivir.
Stephenson no parecía demasiado preocupado por nada. Predijo que escaparía de todo castigo por lo que había hecho. Decía: «Mi palabra es la ley». Al llegar a Indianápolis, llevaron a Madge a una habitación encima del garaje de la casa del Gran Dragón. Alrededor del mediodía del martes 17 de marzo (dos días después de la violación), el guardaespaldas Earl Klinck la llevó de vuelta a su casa, advirtiéndole repetidamente que dijera que sus lesiones eran consecuencia de “un accidente de auto”.
Eunice Shultz, que justo ese día había ido a visitarla, la encontró en la cama pálida y gimiendo. Tenía moretones en la mejilla, el pecho, el estómago, las piernas y los tobillos. Había una enorme llaga en su seno izquierdo. Madge abrió la boca: “¡Ay, señora Shultz, me estoy muriendo!”. Su madre llamó a un médico y cuando llegó el doctor Kingsbury la encontró con el cuerpo frío y el pulso acelerado. Le preguntó cómo se había lesionado.
“Lista para morir”
Madge contó la historia de la violación de Stephenson en el tren y que había tomado pastillas de veneno al día siguiente. Kingsbury recogió una muestra de orina que, tras analizarla, mostró signos de inflamación renal aguda. Todos los días, durante las cuatro semanas siguientes, el médico visitó y trató a su paciente. El 28 de marzo concluyó que Madge no tenía posibilidad de recuperación.
El «Gran Dragon» cuando fue detenido por la violacion y muerte de Madge.
Cuando le dio la mala noticia a su paciente, Madge murmuró: “Está bien, doctor, estoy lista para morir”. Kingsbury no pudo decirle exactamente por qué se moría, solo que parecía ser una combinación de todo lo que le había sucedido: el shock, la infección de las mordeduras, la falta de descanso, el efecto del veneno y la falta de tratamiento temprano.
Cuando Asa Smith, abogado y amigo de la familia Oberholtzer, se enteró del diagnóstico, decidió tomarle declaración a Madge para un posible juicio penal contra Stephenson. Ella hizo la declaración en el lecho de muerte, que le leyeron y en la que hizo correcciones. Madge firmó el testimonio de 3000 palabras, declarando que no tenía esperanzas de recuperación. Dos semanas después, la mañana del 14 de abril de 1925, con sus padres y una enfermera a su lado, Madge murió.
El final del Gran Dragón
El fiscal, Will Remy, uno de los pocos funcionarios que no estaba bajo la influencia del Ku Kluk Klan, preparó una orden de arresto contra Stephenson por secuestro y agresión. El Gran Dragón le dijo a un periodista que lo consultó por el caso: “Me niego a hablar de asuntos tan triviales… ¡Nunca me acusarán!”.
Sin embargo, el influyente político intentó huir de Indianápolis. Fue detenido antes, en su casa. La actitud hacia Stephenson en Indiana cambió rápidamente. Noticias sobre la violación en el tren aparecieron en los periódicos de todo el estado. La indignación pública en su contra crecía día a día, alcanzando su punto crítico en el funeral de Madge. El delito cambió a homicidio.
La defensa de Stephenson tenía un argumento fuerte. El informe forense decía que Madge Oberholtzer había muerto por una intoxicación de mercurio autoadministrada. Es decir que la fiscalía tendría que demostrar que la violación y el secuestro estuvieron estrechamente relacionados con la decisión de Madge de tomar las pastillas de mercurio. La muerte había sido consecuencia previsible de la violación.
El juicio contra Stephenson
El proceso también incluyó a sus laderos Earl Klinck y Earl Gentry por el secuestro y asesinato de Madge y comenzó el 12 de octubre de 1925 ante el juez Will Sparks. Solo después de haber entrevistado a un número récord de 260 jurados potenciales, se conformó un jurado de doce hombres, diez de los cuales eran agricultores.
El caso en los diarios de la época.
El alegato inicial de la fiscalía fue contundente y estuvo a cargo de Charles Cox. Dirigiéndose al jurado, dijo: “La testigo estrella de la fiscalía será Madge Oberholtzer. Limpia de alma, pero con su cuerpo magullado, destrozado, envenenado y violado, de pie junto a su tumba, con las alas sombrías del ángel oscuro de la muerte sobre ella, les contará… la historia de su trampa, de cómo fue drogada, secuestrada, agredida, golpeada, lacerada con colmillos bestiales y, finalmente, como culminación de indignidades y brutalidades inauditas en una comunidad civilizada, cómo se vio obligada por la pérdida de todo lo que una buena mujer aprecia, a tomar el veneno mortal que contribuyó a su muerte prematura.
El 14 de noviembre de 1925, tras cinco horas de deliberación, el jurado anunció su veredicto: David Curtis Stephenson fue declarado culpable de asesinato. Evitaron condenarlo a la pena de muerte. Recibió prisión perpetua. Klinck y Gentry fueron absueltos. Stephenson, al salir de la sala, le dijo a un periodista: “¡Caramba, apenas hemos empezado a luchar!”. Una semana después, ingresó en la Prisión Estatal de Indiana.
Si el convicto tenía alguna esperanza que el gobernador Ed Jackson, al que él y el Klan habían ayudado decisivamente para que fuera gobernador, podía darle una mano, pronto vio esfumarse esa posibilidad. Jackson, representando el rechazo del propio Ku Klux Klan hacia Stephenson por haber cometido un delito sexual contra una mujer blanca, hizo pública su intención de no indultar al hombre que decía tener la ley de Indiana en un puño. La venganza de Stephenson fue filtrar información a la prensa sobre los arreglos y presiones ejercidas por el Ku Klux Klan para llevar a Jackson a la gobernación y a John Duvall a la intendencia de Indianápolis. Las acusaciones frustraron las carreras de estos y de otros políticos y motivaron una investigación sobre las relaciones políticas del Ku Klux Klan a nivel estatal y nacional.
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Stelphenson salió en libertad condicional en 1956. En esos 31 años que permaneció en la cárcel, el Klan fue perdiendo influencia política en los estados del Medio Oeste.
En 1961, en Independence, Missouri, Stephenson, ya de 70 años, fue arrestado por intentar violar a una chica de 16 años. Le fijaron una fianza de 300 dólares pero luego el caso fue desestimado por falta de pruebas. Lo obligaron a abandonar el estado de Missouri y se estableció en Jonesborough, Tennessee. El racista, antisemita, anticatólico, violador y convicto de asesinato, murió en su casa en 1966.
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