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Mató a 16 personas en 3 días y durmió con los cuerpos: quién fue Gene Simmons, el asesino de Arkansas

“Por fin se hace justicia”, dijo el hombre y se sometió con mansedumbre a la acción de los guardias. Llegó a la camilla arrastrando los pies, con el traje de presidiario algo sucio, una barba muy larga y descontrolada y la mirada vacía. Se acostó en la camilla, le ataron las extremidades, una especie de faja sostenía su torso y una tira con velcro inmovilizó su cabeza. Dos hombres con delantales le instalaron los catéteres en los brazos e inyectaron el líquido mortal cuando el director de la cárcel dio la orden sin sobreactuar energía, con algo de pudor.
La luz era escasa. Detrás de un vidrio oscuro, se ocultaban 16 personas que asistían a la ejecución. Poco después de que la sustancia comenzara a recorrer su cuerpo, él abrió los ojos con desmesura y luego los cerró. La barba pareció crisparse. Exhaló un débil: “Oh…oh” y el cuerpo convulsionó brevemente dos, tres veces. Después, el silencio y la quietud. Tras cinco minutos uno de los médicos se acercó y verificó la falta de signos vitales. Todo había culminado.
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El 25 de junio de 1990, 35 años atrás, Ronald Genne Simmons moría en una prisión de Arkansas, ejecutado con la inyección letal tras ser condenado a muerte.
Fue el autor de la peor matanza familiar de la historia en Estados Unidos. Entre esposa, hijos, nietos, yernos y nueras asesinó a sus 14 parientes más cercanos. Después mató a una mujer que alguna vez lo había rechazado y atacó a tiros a varios antiguos empleadores (de los que solo logró matar a uno). Finalmente se entregó a la policía.
Ronald Gene Simmons junto a su esposa y algunos de sus hijos. (Foto: Arkansas Democrat Gazette.)
Simmons se convirtió en uno de los mayores asesinos seriales de los años 80. En realidad, así como los esquimales tienen decenas de nombres para la nieve y sus diferentes formas y estados, los norteamericanos tienen múltiples variaciones para clasificar a sus asesinos masivos. No fue el típico asesino serial que mata, repitiendo el método, a diversas personas a lo largo del tiempo. Simmons ingresaría en la categoría de Spree Murder: esos que acumulan muchas víctimas fatales en un raid corto y no que matan en un periodo prolongado. Muchas víctimas en poco tiempo. Él acumuló sus 16 homicidios en tres días de fines de 1987.
Simmons y su esposa Becky invitaron a toda su familia a pasar la Navidad de 1987 juntos en su casa de Pope County, Arkansas. Cuatro de los hijos, todavía en edad escolar, vivían con los padres; los otros tres se habían casado y emigrado. Tras una invitación postal de la madre a cada miembro, todos confirmaron su presencia.
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Ronald Simmons había estado varios años en el ejército y había sido condecorado en Vietnam. Después de un infancia difícil, la institución militar le dio un lugar de pertenencia. Luego de su regreso de Vietnam siguió trabajando en las fuerzas armadas durante casi una década. Al dejar el ejército, se desempeñó en diferentes trabajos menores en fábricas y negocios. Labores sin demasiada exigencia ni complejidad que hacía sin generar problemas ni destacarse. Era un hombre poco sociable, hosco y callado. Los vecinos de Pope County, lugar a que la familia se había mudado a principios de los 80, decían que solo lo veían cuando iba a comprar cigarrillos, cerveza y el diario.
Lo que nadie sabía en ese momento es que habían llegado hasta ese escondido lugar de Arkansas escapando de la justicia de Nueva México, su anterior lugar de residencia.
Simmons era buscado por la justicia por haber abusado y cometido incesto con su hija Sheila, de 17 años. La policía había recibido una denuncia anónima -que con el tiempo se supo que la había realizado uno de los hermanos de Sheila-. Hubo investigación judicial, participación de psicólogos, terapia familiar y cuando la justicia cercaba a Simmons, él impuso el traslado de la familia a Arkansas. Para el momento de la fuga, la familia tenía un miembro más, Sylvia, la bebé de Sheila que había nacido tras el incesto (luego se supo que Sheila quedó embarazada una segunda vez de su padre pero el embarazo fue interrumpido). Ronald Gene Simmons, uno de los asesinos más conocidos de Arkansas, Estados Unidos. (Foto: Arkansas Democrat Gazette.)
En Pope County los hijos mayores se independizaron mientras que los cuatro menores (sin contar a Sylvia, la hija/nieta) iban al colegio. Hasta la Navidad del 87.
El 22 de diciembre, último día laborable antes de ese fin de semana largo, Simmons comenzó la matanza que nadie sabe si fue planeada con demasiada antelación o se le impuso en esas últimas semanas. Algunos investigadores dicen que los amigos de los hijos contaban que él cada vez estaba más violento porque vislumbraba que había perdido poder sobre ellos, que no siempre obedecían sus órdenes despóticas y arbitrarias como antes.
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Primero, Simmons mató de varios disparos, luego de golpearlos reiteradas veces -se supone que los agarró desprevenidos porque no había signos de defensa- a su esposa Becky y a Gene, su hijo mayor. Los forenses creen que primero los dejó inconscientes para después dispararles a la cabeza desde corta distancia. Esperó que los cuatro hijos que vivían con él (de entre 8 y 17 años) regresaran del colegio. Uno a uno los estranguló con sogas o cordeles de pesca apenas cruzaron la puerta de su hogar. Solo la mayor pareció resistirse. Cuando fueron encontrados todos tenían puesto los abrigos y los uniformes escolares; el de 8 todavía conservaba un chicle en la boca. Se supo que sumergió la cabeza de los cuatro chicos en un gran balde con agua para comprobar si todavía respiraban. Luego acarreó los seis cadáveres hasta una zanja larga y profunda que le había hecho cavar una semana antes a su familia con la excusa de instalar allí un nuevo baño.
Después, Simmons se abrigó y fue a un club privado a tomar unas copas. Pasó los tres días siguientes encerrado en su amplia pero desvencijada casa. El 26 de diciembre estaba prevista la llegada del resto de la familia. Fueron llegando puntuales. Los mató a todos apenas cruzaron el umbral de la casa. Hijas, hijo, nuera, yernos y nietos. A los menores los volvió a asfixiar. A los adultos les disparó con otra de las armas que tenía en su casa, una diferente a la de los asesinatos del 22 de diciembre. La que más disparos recibió fue Sheila: a ella le dio siete tiros. A estas nuevas víctimas no las llevó a la fosa común. Los puso en una prolija fila en el living de la casa, bien alineados y los tapó con abrigos, excepto a Sheila, la hija de la que había abusado: a ella la cubrió con las mejores sábanas de la casa. A los dos menores, los envolvió en un plástico y dejó sus cuerpos en un auto estacionado afuera de la propiedad.
Luego volvió a salir a tomar unas copas y se encerró en su casa. Convivió con los cadáveres de parte de su familia hasta el 28 de diciembre en la que sería su excursión final. Para terminar con la masacre necesitaba que fuera día hábil, que la gente retomara sus trabajos. El 31 de mayo de 1990, Bill Clinton, quien era gobernador de Arkansas en ese momento, aprobó la sentencia de muerte. (Foto: Arkansas Democrat Gazette.)
Fue hasta un estudio de abogados y disparó contra una mujer que trabajaba allí: una chica que en el pasado había rechazado sus avances. Luego se dirigió a una fábrica y disparó contra dos exempleadores: los hirió, pero no llegó a matarlos. Hizo una última parada. En otra oficina en la que había trabajado disparó contra varias personas; dejó algunos heridos y un cadáver. Luego apuntándole a la cabeza, le pidió a una secretaria que llamara a la policía. Le pidió que no se preocupara por su vida. “Ya terminé mi trabajo. Ya me encontré con todos los que me dañaron”, dijo. La policía llegó en seguida y Simmons se entregó sin resistencia.
No mostró nunca remordimiento, ni dio explicaciones sobre los motivos. La policía unió rápidamente los tiroteos de la mañana del 28 de diciembre y lo culpó por esos crímenes y las lesiones ocasionadas. A alguien se le ocurrió, varias horas después, ir hasta su hogar. Nadie contestó. Ingresaron al lugar con una orden judicial. El hedor que provenía de adentro los alertó sobre lo que podrían encontrar. Apenas abrieron la puerta, dieron con los cadáveres puestos en fila en el living. Volvieron a preguntarle a Simmons por esos asesinatos pero él no respondió nada. Mientras revisaban la casa a fondo, uno de los vecinos interrogados contó a los investigadores que la familia tenía más miembros. En unos pocos minutos dieron con la fosa y los seis cadáveres iniciales. Los últimos hallados fueron los dos bebés envueltos en un auto en las inmediaciones.
Nadie podía creer la magnitud de la tragedia. Ronald Genne Simmons había matado a 16 personas, 14 de las cuales eran familiares.
Las pericias psiquiátricas determinaron que era imputable, que era una persona que comprendía sus actos. Lo sometieron a varios procesos judiciales. Fueron rápidos y contundentes. Fue condenado con la pena de muerte. En una actitud infrecuente, Simmons prohibió a sus abogados apelar la sentencia. Lo hizo casi como implorando clemencia: “Cualquier castigo que no fuera la muerte sería demasiado cruel e inusual”, dijo. Sin embargo, una asociación lo hizo sin su anuencia. La presentación fue rechazada por no contar con el visto bueno del interesado.
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En ese momento, muchos se preguntaron por qué no se había suicidado. Él no respondió, siguió en el mutismo habitual. Sus abogados intentaron una explicación. “Tenía miedo de fallar, de quedar como un vegetal. No tenía buena puntería”, dijeron y ofrecieron como ejemplo a los pocos que se salvaron de sus ataques finales.
Simmons fue puesto en el corredor de la muerte, ese limbo carcelario en el que los condenados a muerte esperan el día de la ejecución mientras las apelaciones se siguen presentando con desesperación en los distintos ámbitos judiciales y gubernamentales. Pero debieron sacarlo de ahí. Sus compañeros de patíbulo querían matarlo porque consideraban que su negativa a apelar -y con eso demorar la ejecución varios años- los perjudicaba, los dejaba expuestos. Hubo algún intento por asesinarlo. Los carceleros lo tuvieron que poner en una dependencia aislada para que se cristalice la paradoja de no permitir que lo asesinaran los otros reos y sí lo pudiera hacer, poco después, el estado. Él solía preguntarles a los abogados por la fecha de ejecución. Dijo que del proceso judicial no tenía ninguna queja excepto la “inhumana demora en cumplir con la ejecución”.
El 31 de mayo de 1990, el gobernador de Arkansas, un joven Bill Clinton, aprobó la sentencia de muerte. 25 días después, Ronald Gene Simmons recibía la inyección letal en una dependencia de la cárcel de Cummins.
Nadie reclamó sus restos.
asesino serial, policiales, condena a muerte
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Anti-ICE attackers revealed to have extensive history of radical protest activities

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Some members of the group charged in the Prairieland Detention Center anti-ICE attack on Independence Day have been arrested in the past for protest activities.
Ines Soto, who is part of the group of ten charged with attempted murder of federal officers and firearm offenses, was arrested at a protest in 2016 for allegedly resisting arrest and trying to avoid detention, according to K-HOU 11 at the time.
The protest was against a speech by Richard Spencer at Texas A&M University. The outlet My Aggie Nation noted that Soto was 31 in 2016, which corroborates with a KERA News report stating that Soto is now 40 years old and was released on a $10,000 bond.
FBI CAPTURES FORMER MARINE CORPS RESERVIST ACCUSED OF SHOOTING AT ICE OFFICERS AT TEXAS DETENTION CENTER
Ten suspects were charged with attempted murder of a federal officer in connection with the July 4, 2025, ambush attack on the Prairieland Detention Center in Alvarado, Texas. (Johnson County Sheriff’s Office)
Meanwhile, KERA News reported that Savanna Batten partook in the Occupy Wall Street movement through an «Occupy Dallas» protest in 2011, where she was arrested for allegedly not allowing people to come and go from a Chase Bank. The case was ultimately dismissed, as a criminal trespassing charge was scrapped in exchange for 24 community service hours, the outlet reported.
Batten also specifically has a history of anti-ICE activism, as she was charged for allegedly blocking a highway in June 2018 near a Dallas ICE facility, and the charge for that was also dismissed in 2019 as part of a program.
Fox News Digital reported last week that Benjamin Song, who was captured by the FBI last week, had a known protest background. He was named in a 2023 lawsuit over a counter-protest to the New Columbia Movement at a drag brunch in Fort Worth, Texas. The lawsuit noted Song was tied with a pro-arms leftist group, the Elm Fork John Brown Gun Club.
UNEARTHED SOCIAL MEDIA POSTS EXPOSE RADICAL VIEWS OF ANTI-ICE SHOOTING SUSPECT CAPTURED BY FBI

During the Prairieland Detention Center attack, cars were vandalized with anti-ICE messages such as «Ice Pig.» (Justice Department)
In addition, he was also arrested in 2020 during a protest in Austin for allegedly assaulting a public servant, according to Fox 4.
Song’s social media profiles also indicated that he was extremely vocal online about his stances and activism, and also appeared to use a martial arts studio tied to his mother to film tactical exercises.
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«Do you want to end mass shootings? Abolish the police,» he posted in June 2022 under the X handle, BubbleBreakBS.
Song, a former U.S. Marine Corps reservist, is accused of firing two AR-15-style rifles at two correctional officers and one Alvarado police officer, according to a criminal complaint obtained by Fox News Digital.
MORE DETAILS REVEALED ON SUSPECTS IN INDEPENDENCE DAY ICE ATTACK IN TEXAS

Savanna Batten (left) and Ines Soto (right) are both charged with attempted murder and firearms offenses in an anti-ICE Texas attack on July 4, 2025. (Johnson County Jail/)
«Make no mistake, this was not a peaceful protest,» Acting U.S. Attorney Nancy E. Larson said in a July 8 statement. «This was an ambush on federal and local law enforcement officers. This increasing trend of violence against law enforcement will not be tolerated in the Northern District of Texas. Those who use violence against law enforcement officers will be found and prosecuted using the toughest criminal statutes and penalties available.»
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A local police officer was shot in the neck by a suspect in the woods, according to the complaint. Another assailant allegedly fired dozens of rounds at unarmed correctional officers who had stepped outside the facility. Cars outside the facility were vandalized with «Ice pig» and «Traitor,» as authorities obtained anti-government literature from those involved, as well as a flag that said «Fight Fascism, Fight Oligarchy.»
Fox News Digital’s Greg Wehner and Stephen Sorace contributed to this report.
INTERNACIONAL
De “Hey Jude” a “Hotel California”: 40 letras de canciones que hicieron historia

Hay canciones que pasan a la historia, ya sea por su melodía, por las voces que las interpretan o sus letras. The Independent realizó un ranking de las 40 mejores letras de canciones en inglés de todos los tiempos. Bandas como Nirvana, The Beatles o Abba forman parte del listado. Según el ranking, las canciones se destacaron no solo por su música o interpretación, sino también por la fuerza de sus palabras, capaces de dejar una huella en distintas generaciones.
La lista está encabezada por ‘All Apologies’ de Nirvana. El tema está incluido en el álbum In Utero de 1993. Cobain escribió esta canción dirigiéndose tanto a Courtney Love como a su hija, Frances Bean. Para muchos, este track logra transmitir con especial nitidez el malestar interno y la rabia del músico, a la vez que se entrelaza con una profunda declaración de amor hacia su familia.
Según The Independent, el mensaje contenido en esta canción supera la tragedia personal de Cobain y subraya la permanencia del afecto más allá de la ausencia física. Apenas seis meses después del lanzamiento, el artista se quitó la vida y dejó atrás de sí un tema que muchos consideran imprescindible para comprender el significado de su legado artístico.
El listado continúa con Nine Inch Nails, ‘Hurt’. El tema, escrito e interpretado por Trent Reznor, hace un retrato directo de la autodestrucción y el sufrimiento, elementos presentes desde la primera grabación. Si bien Reznor nunca precisó si el trasfondo hace referencia al consumo de heroína, el texto y la atmósfera de la canción transmiten una carga emotiva que oscila entre el dolor y una poesía sombría.
Joy Division con su hit ‘Love Will Tear Us Apart’ da continuidad al ranking. “¿Por qué el dormitorio está tan frío volteado de tu lado?, ¿Mi sincronización es tan imperfecta, nuestro respeto se ha agotado?“, cita la letra. El sencillo, escrito por Ian Curtis, refleja matices de su propia experiencia personal, marcada por la crisis matrimonial y una inminente tragedia.
La canción sobresale por una combinación de melodía vibrante y una lírica de gran vulnerabilidad. La composición no transmite un mensaje sombrío en sí mismo, sino que transforma su tristeza en una pieza conmovedora, donde la humanidad del autor adquiere toda su dimensión.
Arcade Fire, ‘Sprawl II Mountains Beyond Mountains’ continúa la lista. Junto a la voz de Régine Chassagne, la canción aporta una atmósfera única. La melodía logra materializar emociones latentes y anhelos de escapar de la uniformidad.
El ranking, presentado por The Independent, sigue con Beyoncé, ‘Formation’; Laura Marling, ‘Ghosts’; LCD Soundsystem, ‘Losing My Edge’; Leonard Cohen, ‘So Long, Marianne’; The Libertines, ‘Can’t Stand Me Now’; Kate Bush, ‘Cloudbusting’; Nick Cave, ‘Into My Arms’; The Sisters of Mercy, ‘This Corrosion’ y Sultans of Ping FC con ‘Where’s Me Jumper?’
Seguidamente, el medio español posicionó entre los mejores temas a ‘There Is a Light That Never Goes Out’, de The Smiths; ‘I’m On Fire’ de Bruce Springsteen; ‘Father Lucifer’ de Tori Amos; ‘Black Steel in the Hour of Chaos’ de Public Enemy y ‘Pools (Drank)’ de Kendrick Lamar.
Mientras la comunidad afroamericana afrontaba las consecuencias de políticas conservadoras, Prince decidió abordar en su tema principal cuestiones como la violencia asociada a las pandillas, la pandemia del sida, tensiones políticas y catástrofes naturales. Con este enfoque, el cantante dejó atrás su aislamiento creativo y presentó ‘Sign O ‘The Times’, una canción donde la reflexión social y el comentario sobre realidades urgentes pasaron a primer plano.
En el listado no podían faltar los Rolling Stones. Si bien tienen grandes letras, en ‘Gimme Shelter’ recrean la atmósfera de inestabilidad y amenaza constante de la época. La composición captura el miedo y la incertidumbre de una sociedad al borde de la ruptura. Asimismo consolida el legado de Mick Jagger, Keith Richards y sus compañeros como cronistas musicales de un periodo turbulento.
Si de turbulencias se trata, David Bowie es uno de los artistas que, durante su vida, atravesó momentos turbulentos. Estos periodos fueron de gran inspiración para el músico a la hora de componer. ‘Station to Station’ es una de las canciones grabadas en los días más oscuros de Bowie. El músico lidiaba con su adicción a las drogas en Los Ángeles mientras buscaba refugio en las letras.
El ranking continúa con ‘Supersonic’, de Oasis; ‘Born Slippy’ de Underworld; ‘Landslide’ de Fleetwood Mac; ‘Graceland’ de Paul Simon; ‘Take a Walk on the Wild Side’ de Lou Reed; ‘Every Time the Sun Comes Up’, de Sharon Van Etten; ‘Gloria’ de Patti Smith; y ‘Hotel California’ de Eagles.

Thin Lizzy sigue el listado con ‘The Boys are Back in Town’. Le sigue Nina Simone con ‘Four Women’; St. Vincent ‘Digital Witnesses’; Frank Ocean con ‘Pink + White’. El ranking continúa con ‘Dinner at Eight’ de Rufus Wainwright; ‘It’s Alright Ma’’ de Bob Dylan; ‘The Winner Takes it All’ de Abba y ‘I Wanna Be Adored’ de The Stone Roses.
En los tres últimos puestos se encuentran ‘The World is Yours’ de Nas; ‘When I’m Sixty Four’ de The Beatles y Beck con ‘Loser’. Este último es uno de los éxitos más recordados de Beck. Surgió a partir de una autocrítica espontánea después de escuchar una versión preliminar del tema. El propio músico reconoció sentirse «el peor rapero del mundo» y se definió como “un perdedor”.
Esta percepción no solo alimentó el concepto de la canción, sino que inspiró el famoso estribillo que acabó identificando al tema. A pesar de la aparente falta de coherencia en la letra, la composición logra crear una atmósfera singular gracias a su escritura en flujo de conciencia, un recurso que genera magnetismo incluso en lo absurdo.
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