INTERNACIONAL
Moral y algoritmos: cómo el Talmud puede guiar la ética de la Inteligencia Artificial

En la era de la Inteligencia Artificial (IA) las decisiones automatizadas afectan cada vez más aspectos sensibles de la vida humana: diagnósticos médicos, recomendaciones judiciales, selección de personal, vigilancia, financiamiento y hasta el uso de fuerza militar. Estas decisiones suelen ser tomadas por algoritmos que no son personas. Muchas veces, sus lógicas y procedimientos son opacos (incluso para quienes los programaron).
Esto plantea una pregunta urgente: ¿quién es responsable por las decisiones que toma una máquina?
El Talmud (¡escrito hace casi dos mil años!) ofrece herramientas éticas y lógicas sorprendentemente actuales para abordar este desafío moral.
Uno de los conceptos más potentes del Talmud en este contexto es el de grama be-nizakin (“daño indirecto”). En uno de sus tratados, llamado Bava Kama, los sabios discuten casos en los que una persona causa un daño sin contacto directo, o sea, a través de una acción intermedia que genera ese daño.
Por ejemplo, si alguien deja una vela encendida cerca de un objeto inflamable, y luego el viento la empuja y provoca un incendio: ¿es responsable? Podemos ver otro ejemplo muy intuitivo en Bava Kama. Si una persona prende fuego en su propiedad y el viento lo lleva hasta la del vecino, causándole un daño. ¿Es el primero responsable por el daño sufrido por este último?”
El Talmud analiza estos casos con minuciosidad para determinar si hay responsabilidad moral o legal, aunque no haya acción directa.
Esto es análogo a la programación de un algoritmo: el programador no toma cada decisión, pero crea un sistema que sí es capaz de dañar. El concepto de grama permite pensar en responsabilidades compartidas o indirectas, incluso cuando el agente directo (más inmediato) que causa el daño no es humano.
El Talmud también distingue entre actos realizados con intención (kavana), actos ejecutados sin intención, y actos bajo coacción (ones). Esta distinción puede aplicarse a sistemas de IA que actúan sin conciencia, pero que fueron diseñados para lograr un objetivo específico.
Aunque una máquina no tiene kavana (intención), los diseñadores y operadores sí la tienen. Por lo tanto, la mirada talmúdica invita a analizar el grado de previsión y control que tenía el humano que la creó sobre el resultado, como criterio para establecer responsabilidad moral o legal.
En muchas discusiones talmúdicas se analiza la cadena de causalidad entre acción y consecuencia. Si una acción genera una reacción en cadena: ¿hasta dónde llega la responsabilidad del primero en actuar? Es interesante que el Talmud establece que si una persona rompe la represa de un río y eso hace que el agua inunde el campo de su vecino, ella es considerada responsable aunque no haya tocado el campo directamente. En otras palabras, el acto de abrir la represa es un acto de “gorem” (no es una acción directa) pero causa un daño inevitable de forma activa.

Este enfoque es fundamental para entender la responsabilidad en sistemas algorítmicos donde hay programadores, entrenadores de datos, usuarios finales y supervisores. El Talmud nos invita a analizar cada eslabón y no perder de vista la relación entre decisiones humanas y resultados automáticos. Aunque exista mucha “distancia” entre ambos.
El Talmud a menudo recomienda establecer gezerot (cercos legales) para prevenir que se llegue a un daño. Por ejemplo, en Shabat está prohibido trabajar y, por ende, están prohibidas ciertas actividades. Sin embargo, también prohíbe algunas acciones que no son trabajo en sí, pero podrían llevar a trabajar. Aquí va un ejemplo: en Shabat está prohibido subir a un árbol a pesar de que no es, en sí mismo, uno de los 39 trabajos prohibidos por la Torá. ¿Por qué? Porque al trepar podrías romper una rama: eso sí es un trabajo prohibido (cosechar, cortar algo vivo).
Entonces, la prohibición de subir al árbol es una gezerá (ley vallado). No se basa en que la acción sea dañina en sí, sino en que podría derivar razonablemente en una violación más grave. Es un acto preventivo para proteger el marco legal y el bienestar general.

Esta lógica preventiva puede aplicarse a la IA: es importante diseñar reglas, auditorías y “cercos” que prevengan consecuencias no deseadas antes de que ocurran.
Aunque el Talmud no habla de algoritmos ni de tecnología, su estructura de pensamiento ofrece una guía poderosa para pensar la ética de la IA. Nos enseña que incluso cuando una acción no es directa, la responsabilidad puede existir. Nos llama a mirar el contexto, la intención, la cadena de causalidad, la necesidad de prevención y el bienestar general.
Como siempre vemos: la sabiduría talmúdica no nos da respuestas “llave en mano”, pero nos ofrece algo aún más valioso: un método para hacer las preguntas correctas.
Qué maravilla.
INTERNACIONAL
Claudia Piñeiro y una escort en el corazón del poder: hipocresía y doble moral en “La muerte ajena”

Narradora, dramaturga, guionista, colaboradora en diferentes medios gráficos y figura clave de los grandes debates argentinos, Claudia Piñeiro nació en el Gran Buenos Aires en el año 1960. Su obra es reconocida y ha sido premiada en la Argentina y en el mundo y fue traducida a varias lenguas. Las tramas de sus ficciones combinan la narrativa policial con una mirada crítica de la sociedad y la política y su participación activa en la discusión pública fue progresivamente teniendo más lugar en sus ficciones. Varias de sus novelas fueron llevadas al cine. Algunos de los títulos de sus libros son Las viudas de los jueves, Tuya, Elena sabe, Las grietas de Jara, Betibú, Un comunista en calzoncillos, Una suerte pequeña, Las maldiciones, Catedrales, El tiempo de las moscas.
Su nueva novela se llama La muerte ajena (Alfaguara) y ya desde la imagen de tapa nos avisa algo central de lo que será el desarrollo de la historia. Una mujer cae desde un balcón. ¿Se tiró? ¿La empujaron? ¿La obligaron a arrojarse al vacío? Esa mujer que cae desde un quinto piso en Recoleta en el comienzo de la novela es escort y está relacionada con la política. Pronto sabremos también que tiene un vínculo familiar con una periodista de radio e investigadora muy conocida.
Como en otras novelas de Claudia, diferentes voces darán sus versiones de los hechos a través de testimonios orales pero también escritos y en forma de novela. El trabajo sexual y la llamada prostitución VIP, su relación con el poder, los servicios de inteligencia, la hipocresía social, el tratamiento de los medios y las tensiones entre lo público y lo privado son algunos de los temas principales. Otro de los ejes de La muerte ajena tiene que ver con el resentimiento y los vínculos familiares dañados y, también, con el modo en que ese daño original puede perseguirnos toda la vida.
— Uno de los grandes temas de la novela es el de los vínculos dañados, algo que todo adulto conoce y a veces hasta ha vivido, con adultos que no tienen idea de hasta qué punto sus decisiones terminan marcando la vida de los más chicos.
— Sí, tenés razón, porque la historia precisamente es la de dos hermanas que no se conocen y eso es, de alguna manera, por cómo actuaron los adultos. O sea, el padre abandona a la primera mujer y forma una nueva familia: la primera hija es una periodista y la segunda es una escort. Pero, justamente, no se conocen un poco por los fracasos de los adultos, porque podrían haber tenido una relación igual. Y, sin embargo, ahí hay una ruptura que tiene que ver con las acciones de los adultos.

— Me gusta esa palabra que usás, fracaso. Porque la palabra fracaso también es otro de los temas de esta novela. Hay mucha gente fracasada en su deseo.
— O que se siente fracasada y no lo puede reconocer. Porque hay ahí como un rencor de “por qué a mí no me va tan bien como yo merecería”. Un poco me parece que tiene que ver con eso de tener una expectativa que no se concreta y de no poder conformarte con aquello a lo que sí accediste.
— Pensaba en el resentimiento y también en el periodismo y la literatura, que son dos esferas que conocés muy bien. Y recordaba ese cuento de Henry James, “La próxima vez”, un cuento sobre dos escritores -que son cuñados, a la vez- y que mientras ella tiene éxito y popularidad, él no consigue salir de un pequeño círculo de admiradores ni triunfar comercialmente. Y resulta que ambos preferirían estar en la piel y el talento del otro. Como si, efectivamente, no hubiera manera de conformarse.
— Me hace pensar lo que estás diciendo porque, qué interesante, vos estás hablando de deseos no conformados y la novela también habla de la falta de deseo. Entonces, hay una falta de deseo y, a su vez, esos pequeños deseos son un poco miserables, en un punto. Desear ser más que el otro y no lograrlo te deja una frustración. Pero, a su vez, el deseo que tiene que ver con lo más vital que es el deseo sexual, el deseo del amor, de los afectos, está bastante apagado en los personajes de la novela.
— Y eso es central también para el razonamiento que hace uno de los personajes y que es la justificación de por qué recurre a una escort. Como su mujer ya es grande y pasó por la menopausia, ya no desea como antes, dice. Porque se puede amar mucho, pero aparentemente hay un momento en que, viste, las mujeres se apagan (risas).
— Sí, sí. Y eso habilita a los señores –que no se apagaron– a buscar mujeres no apagadas, sería la excusa.
— Ahora que hablamos de este personaje, que también da su versión de los hechos ya que es el dueño del departamento de Recoleta de donde cae la chica, quería preguntarte cómo es poner palabras en boca de los personajes que hablan en primera persona y que dicen cosas con las que vos estás completamente en desacuerdo. ¿Cómo se lleva una Claudia con la otra?
— Yo creo que tenemos la obligación de poder ponernos en los zapatos de cualquier personaje y hablar desde ese lugar. Hay algunos que cuestan mucho más. Rosa Montero me había dicho: “Tendrías que escribir otra parte más con la voz del hombre que consume trabajo sexual de mujeres”. Pero era imposible para mí hacer una parte entera. Sí podía traer su voz a través de un recurso que es la novela que escribe un escritor y que lo tiene de protagonista. Y que contara ahí por qué a pesar de tener una familia, una mujer, etcétera, igual necesitaba estar con una trabajadora sexual. Y qué significaba para él eso en su vida. Todo eso sí lo podía poner en pequeños párrafos, pero pensar en sostener esa voz en toda una sección como hice con las otras voces me costaba muchísimo. Hay voces que son mucho más incómodas.
— Pensaba en este señor Sánchez Pardo, que también define la vida de sus hijos. Porque no son solo el padre y las madres de las chicas quienes hacen daño: Sánchez Pardo también ha tenido una influencia bastante negativa en los suyos.
— Muy manipulador, ¿no? Y, además, con vínculos con lo peor de la Argentina. Con algunos resabios de lo que fue la dictadura, que permean también hasta ahora. O sea, relaciones con los servicios de inteligencia, con determinados espionajes y cosas que vienen de otras épocas y que encuentran otras formas de manifestarse ahora.
— Vos decís que la mayoría de nosotros desconocemos todo eso, ¿no? No se sabe tanto o recién lo empezamos a ver a partir de noticias que se convierten en escándalos.
— Yo creo que sospechamos, no tenemos la confirmación. Si vos le preguntás a cualquier persona qué piensa de los últimos escándalos en los cuales estuvieron involucradas mujeres de trabajo sexual y algún político, todo el mundo se imagina que ahí atrás hay una red, que en esa red muchas veces están metidos los servicios de inteligencia y que, a lo mejor, esa mujer estuvo hasta plantada por un servicio de inteligencia para tomar información, para espiar, para lo que sea. Hay como un imaginario común de que eso puede suceder pero no hay nadie que después nos lo confirme. Yo misma, cuando quise hacer la investigación de esto, no encontré confirmaciones totales. Encontrás, no sé, alguna causa que tiene que ver con una agencia de modelos que avanzó hasta tal punto. Si hay dinero involucrado es más fácil que avancen, si no, es más difícil. Entonces, atrás de muchos de los escándalos que hemos escuchado en los últimos tiempos está esta sospecha pero la Justicia se da un poco contra la pared. Fijate Natacha Jaitt, que denunció tantas cosas de agencias de modelos, de servicios de inteligencia, y eso no avanzó. No sabemos mucho más de lo que pasó. La nombro a ella como podría nombrar tantos otros casos en Argentina.

— Recién pensaba en historias y en libros que hablan del tema de la trata, pero acá es otra cosa porque estamos hablando, entre comillas, de una elección por parte de la mujer.
— Claro, acá no hay trata por más que no sea una elección. No hay trata en el sentido de que no son mujeres secuestradas y traficadas, como sería en el caso de la trata de personas. Justamente lo que se discute entre abolicionistas y no abolicionistas con respecto al trabajo sexual es cuánto hay de elección genuina. Vos escuchás a las abolicionistas y te dicen bueno, pero nadie elegiría ser prostituta o escort si pudiera elegir otra cosa. Y después escuchás a las trabajadoras sexuales y te dicen: no, yo lo elijo porque recibo un dinero que no podría de ninguna otra manera recibir. Y, finalmente, la dignidad parece que solamente se juega en el trabajo sexual pero, por ejemplo, si una mujer tiene que ir a limpiar baños, no sé, a la Estación Retiro, no te parece que ahí hay indignidad en hacerlo. O si te pagan 2 pesos por un trabajo de 14 horas tampoco hay indignidad. En cambio, si tenés relaciones sexuales con un tipo y te paga, ahí hay indignidad. Hay ahí algo un poco…
— Injusto.
— Injusto. Hipócrita, también, ¿no?
— Moralista.
— Moralista. Entonces, a mí me gusta escuchar las dos campanas y, un poco como la protagonista, no sé bien dónde pararme. Sí sé que es una situación incómoda y que, mientras no tomo una resolución, hablo de trabajo sexual y no de prostitución, porque me parece que mientras no tenga una certeza de que esto no debería existir –que no la tengo– para mí son trabajadoras sexuales que han elegido de alguna manera eso. Porque algunas te dicen: bueno, tampoco una mujer elige libremente ir a limpiar casas. O un minero ir a trabajar en una mina, a lo mejor. No le queda más remedio que hacer ese trabajo y bueno, tiene un ingreso por ese trabajo. ¿Cuán libres somos cuando elegimos los trabajos? Sin embargo, los trabajos que se juzgan son solo los que tienen que ver con la sexualidad.
— ¿Cuándo nació La muerte ajena y cómo?
— A mí se me empiezan a instalar imágenes en la cabeza y esas imágenes me quedan por un tiempo y si se quedan y los personajes empiezan a moverse digo: acá puede haber una novela. Y la verdad es que esta imagen se me había instalado bastante desde un caso reciente, el de una chica brasileña que era escort y que había venido supuestamente a estudiar a la Argentina y que cayó por la ventana después de una noche donde hubo drogas en un departamento en Recoleta. La novela no tiene nada que ver con eso pero sí hay relación con esa imagen de pensar en esta chica cayendo. Después, me acuerdo que vi varias veces en los noticieros a su padre, que vino desde Brasil, y esa confusión de decir: yo no entiendo qué pasó porque, para mí, mi hija había venido a estudiar. Me interesaba mucho esta situación de las mujeres que caen por ventanas en Argentina, que no es ni la primera ni será la última, lamentablemente, y esta nueva situación de chicas jóvenes que están muy relacionadas con el trabajo sexual también por una falta de futuro. Por una falta de futuro en cuanto a no poder pensar que, cuando te independices, vas a poder tener una vida parecida a la que tenías con tus padres. O sea, comprarte un departamento es prácticamente imposible. A veces estudiar es muy difícil si tenés que pagar una universidad. Hay un montón de cuestiones que para nuestra generación era más fácil acceder y, después de la pandemia, quedó más aún esta sensación de cómo me puedo forjarme un futuro si no puedo tener dinero rápidamente para conseguir determinadas cosas. Me parece que los varones se inclinaron más hacia el juego online y las criptomonedas y las chicas hacia este tipo de trabajos relacionados con lo sexual, que puede ser trabajar como escort pero también poner fotos en Onlyfans o darles la voz a las personas que ponen fotos o escribir los textos de lo que aparece en Onlyfans. Trabajos que tienen que ver con estas situaciones, que generan un dinero bastante rápido y fácil y que también tiene esa cosa del engaño, de decir un poco como el que apuesta: gano y me retiro. Y después sentís que de esa forma el ingreso es más rápido, es más fácil, es más…
— Y entonces te cuesta salir del casino.
— Y.. te cuesta salir. Por eso el personaje es el de una chica que quiere ir de viaje de egresados y el padre le dice que no se lo puede pagar y entonces ella empieza con el tema de ser escort porque se propone pagarse el viaje. Viene justo una compañera, le dice: “che, por qué no hacés esto” y ella dice: bueno, me pago el viaje de egresados y ya está.
— Esto no ocurre solo acá, por otra parte.
— No, no, por eso te digo, lo tomé de algunos testimonios. De algunas conversaciones, por ejemplo, con una chica en España, que también se enojó con el padre por algo y dijo: yo voy a conseguir plata así y pensó que era por poco tiempo y después se fue quedando y en cualquier trabajo que le ofrecían, incluso de lo que estaba estudiando en la universidad, le pagaban menos que lo que ella conseguía con el trabajo sexual.

— ¿Qué cambió en vos luego de de mirar detenidamente este oficio, este modo de ganarse la vida, de antes a después de haber escrito sobre el asunto y de haberte puesto en los zapatos de los otros, como decías?
— Y, un poco entender esta nueva modalidad, esta cosa de que hay muchas chicas cercanas, digamos… Porque algunos te dicen: bueno, a la prostitución llegás por una situación en la que no tenés para comer.
— Por desesperación, claro.
— Y no, la verdad es que hoy en día no es tan así; cada vez veo más situaciones de personas que lo que no tienen es una imagen de futuro. O sea, como no hay una imagen de futuro, no hay una proyección de qué puedo ser o cómo puedo conseguir determinadas cosas que quiero y entonces éste es un recurs,. También tenemos menos pruritos con respecto a algunas cosas. Entonces, no sé, una chica me decía: ¿por qué si yo voy a una fiesta, bailo con un tipo, y me termino acostando aunque no me guste tanto pero eso me puede dar plata no lo voy a hacer? Bueno, eso también tiene que ver con que nos hemos liberado bastante con respecto a poder tener relaciones si tenés ganas, si no tenés ganas, con quien sea.
— Digamos que esta novela trata sobre una mujer que es escort pero también esta forma de ganarse la vida no está restringida a las mujeres.
— Claro. Pero esta novela tiene que ver con el poder y el poder sigue siendo de los hombres. Entonces, los hombres de esta novela manipulan mujeres. También podrían tener relaciones con hombres, también podría ser una mujer que tiene relación con un chico escort. Pero como tiene que ver con el poder y la manipulación de personas que están en una situación de vulnerabilidad, de algún modo entonces ahí la relación es más de los hombres poderosos con mujeres que prestan estos servicios y después las necesitan para otra cosa, por ejemplo, para ponerlas en una lista política o para que ayuden con determinados trabajos dentro del lugar de poder que vos manejás.
— Hay algo del orden de la hipocresía que es muy fuerte en la novela. Personajes que dicen una cosa públicamente y que hacen otra cosa de manera privada. Algo que existió siempre pero que la novela lo hace muy evidente es esto mismo, figuras públicas vinculadas con la política que aparecen dictando cátedra de moral y diciendo cosas en las que ni siquiera creen y, finalmente, viviendo una doble vida, porque se trata de una doble vida.
— Sí, vos sabés que, de entre mis novelas, ésta es la que tiene más referencias a la realidad. Aunque, por supuesto, vuelvo a decir: nada es real. Como te dije antes, me apareció la imagen a partir de un hecho real, aunque después yo inventé toda la historia. También hay otras cosas de la novela que tienen que ver con la realidad y yo las tomo y hago lo que Mauricio Kartun llama el ready-made, como el famoso mingitorio de Duchamp. Agarro el mingitorio, lo pongo acá y con ese artefacto hago otra cosa. Bueno, agarro un hecho, lo pongo acá y hago otra cosa. Y la realidad es que la periodista de mi novela, cuando todavía era periodista gráfica hace una investigación con su jefa y ganan un premio muy importante y la investigación que hacen es sobre una chica que iba a los canales de televisión de esa época, como podían ser el programa de Neustadt o de Grondona, iba vestida de traje sastre, toda arregladita, y hablaba de un partido político que había fundado y que tenía como objetivo defender a los militares, defender las cosas más conservadoras, hablaba mucho de cómo tenía que ser la familia..
— Los valores.
— La moral y los valores, etcétera. Y un día le hacen una cámara oculta y se revela que esta chica manejaba un prostíbulo. Eso también pasó en la realidad. Hace varios años, no sé si vos te acordás que Rolando Graña hizo una cámara oculta con una chica que había fundado un partido político junto con Cecilia Pando y había aparecido como novia de Astiz en uno de los juicios. A partir del escándalo por el prostíbulo, esa chica se fue de ese partido político. Todo esto también sirve para pensar cosas del periodismo. Porque, en ese momento, también se habló mucho de si estaba bien o no estaba bien hacer esa…
— Lo de las cámaras ocultas.
— Sí, si estaba bien revelar que esta mujer ejercía la prostitución y por qué hacerlo. Bueno, quizás porque esta mujer estaba dándonos cátedra a todos de cómo tenemos que vivir, etcétera, etcétera. Pero son discusiones que se abren dentro del periodismo. Y, vuelvo a decir, por supuesto que una persona que se dedica al trabajo sexual puede ser diputada, senadora, tener un partido político, lo que quiera, si le interesa la política, si se ocupa de aprender para hacerlo, si estudia o hace trabajo de campo. Porque no todos los diputados o senadores han ido a la universidad, pero por lo menos tienen una trayectoria. Distinto es el caso de estas chicas, con un señor que necesita a una mujer para un determinado lugar y pone a una chica que conoce de este trabajo y que, además, es una persona muy manipulable.

— En tu novela también aparece algo vinculado con una relación de pareja, la de Verónica, la periodista, con Pablo, que es escritor. A veces uno puede vivir con alguien durante muchísimo tiempo y un día advertir que el otro de pronto no es esa persona que uno creyó que era. Que muchas veces los gestos de generosidad hacia uno también pueden esconder tremendo resentimiento.
— Bueno, vos sabés que a mí siempre me gustó muchísimo una escena que hay en una película que se llama Gente como uno, ¿te acordás? con Mary Tyler Moore.
— Sí, la primera película de Robert Redford, donde también trabajaba Donald Sutherland.
— Buenísima esa película. Era la historia de una pareja que tenía dos hijos y hay un accidente con un bote y en el accidente muere uno de sus hijos. Y a partir de ahí la madre se pone muy agresiva con el hijo sobreviviente y el padre, de alguna manera, no estaba tan involucrado en la familia pero empieza como a tomar el rol de sostener a ese otro chico, eso es lo que yo recuerdo. Y hay una escena en la cual él le dice a la mujer, que es realmente cruel, le dice algo así como: nosotros somos ese tipo de parejas que, si no nos hubiera pasado lo que nos pasó, nunca nos habríamos conocido. Y era un matrimonio estable, de muchos años; esos hijos tenían cerca de 20 años y estaba todo perfecto. Y me parece que eso pasa a veces con las parejas de años, que si no hay una determinada circunstancia que pone cosas en juego todo podría seguir como hasta entonces sin que te termines de conocer del todo.
— En la novela aparece también la decepción del engaño, ya no con otra persona, que es otro tema. Digamos, hacer algo que tiene tanto que ver con el otro sin mencionarlo, sin decirlo, y que finalmente lo estés haciendo para satisfacción personal y por tu propio narcisismo, ¿no?
— Sí, sí.
— Es durísimo.
— A mí esa parte de la novela me interesó mucho. Esa competencia que hay entre ellos, de alguna manera encubierta.

— Él usa la historia personal de ella para una ficción.
— Es casi como violentarte, ¿no? Porque es que se metan en tu vida privada. Vamos a contar un poquito: hay una pareja en la que él es escritor y ella es la periodista protagonista de esta novela y un día se entera de que él está escribiendo sobre ella. Pero también es inquietante esa competencia que no se notaba. Él estaba frustrado, le tenía envidia. Viste que nosotros tenemos influencias de lo que leemos, de lo que vemos, de lo que escuchamos, o sea, permanentemente para escribir escribís influenciado por un montón de cosas. Y a mí me influenció mucho cuando estaba escribiendo esta novela la película Anatomía de una caída. Ahí eran dos escritores.
— Que también cuando pasa algo trágico, se conocen.
— También cuando pasa algo se conocen, sí. Y, además, él tenía adentro una bronca que no la podía sacar hasta que la sacó y ella se sorprendió.
— Sí, qué impresionante eso. Vos ves mucho cine y muchas series.
— Sí, me parece que el cine y las series son formas interesantes de contarnos historias. Y sobre todo si son de la belleza y la magnitud de esa película, por ejemplo.
— Además sos guionista y muchas de tus obras terminan finalmente siendo filmadas como películas o series. ¿Esto quiere decir que cuando escribís ya te estás imaginando una posible adaptación de las novelas?
— No, no. Yo soy visual, entonces sí es cierto que cuando escribo veo las imágenes. Martín Kohan, por ejemplo, dice que él cuando escribe arranca una novela por el sonido de la primera oración. O por lo menos yo le escuché decir eso. Hay otros que tienen otros sentidos más desarrollados. Pero en mi caso son imágenes. Como te digo, esta novela era una imagen de esta mujer cayendo y yo después busco las palabras para contar esa imagen que tengo en la cabeza. Pero no es que yo pienso: esto va a ser una película o una serie. Nunca lo pensé en esos términos. Siempre pienso: esto es una novela. Imaginate que al principio ni siquiera sabés si la novela que escribís te la van a publicar o no. Así que pensar “esto va a ser una película” es imposible. Pero hoy que ya tengo muchas novelas que fueron películas o series tampoco lo tengo como el objetivo de eso que estoy haciendo. El objetivo es que sea la mejor novela que yo pueda escribir. Y lo demás viene o no viene. Pero no está en el acto de la escritura.

— Se estaba filmando El tiempo de las moscas. ¿Para cuándo se la espera?
— Se terminó de filmar y está en post producción. Va a ser una serie creo que de seis capítulos de Netflix.
— ¿Y va a incluir Tuya?
— Incluye Tuya como un capítulo. Es decir que dentro de El tiempo de las moscas hay un capítulo que va hacia el pasado y te cuenta la historia de Tuya.
— Son dos novelas que escribiste con mucha diferencia de tiempo entre una y otra. Tuya fue tu primera novela.
— Mi primera novela, de 2005. Es la primera que se publicó, pero en Colihue. Después se publicó en Alfaguara entonces mucha gente la conoció recién cuando se publicó en ese sello. Pero era del mismo año que Las viudas de los jueves. Salió a principio del 2005, Las viudas de los jueves a fines del 2005.
— Ah, esa parte de la historia no me acordaba.
— Sí, la había escrito antes. A mí publicar esa primera novela me llevó mucho tiempo. Había sido finalista del Premio Planeta, cuando ganó Guillermo Martínez con Crímenes imperceptibles.
— ¿Ah, sí?
— Entonces, bueno, esperé porque como hay diez finalistas, a veces publican alguna novela más, además del ganador. Hasta que la publicó Colihue pasó bastante tiempo. Entonces, cuando salió publicada yo ya estaba presentando Las viudas de los jueves en el concurso de Clarín y salió a fin de año. Las dos novelas salieron en el 2005.
— ¿Y alguna vez te imaginás cómo habría sido la Claudia Piñeiro escritora que conocemos si no hubieras ganado ese premio?
— Y, la verdad que ese premio a mí me abrió muchísimas puertas. O sea, también reconozco que no todos los que ganaron el Premio Clarín escribieron tantas novelas después o les pasaron tantas cosas. Hay una novela, hay una persona y hay un premio. Pero, sin dudas, ese premio a mí me abrió un montón de puertas y el hecho de salir en la tapa de los diarios y que todo el mundo sabe que está esa novela no le pasa a un escritor a quien nadie conoce, como me pasó a mí. Quiero decir, a mí no me conocía nadie, saqué una novela y todo el mundo se enteró de que esa novela existía. Después, cuando la fueron a leer habrá habido un boca a boca, habrán pasado otras cosas, alguien quiso hacer una película, qué sé yo. Pero esa primera puerta, que es una gran puerta, eso me lo dio el premio.
— Solés recomendar a los autores que manden sus novelas a los premios.
— Soy de recomendarle mucho a los que te escriben y te dicen: no sé cómo hacer para publicar. Entonces es muy difícil decirle: llevalo a tal editorial porque la verdad que las editoriales publican poco. De lo que publican, muchos ya son los autores que tienen. Con los que no son autores que ya son de la casa a veces asumen pocos riesgos también. Porque ahí hay un negocio. Publicar una novela que no sabés si alguien la va a leer, si la van a vender, etcétera, no es tan fácil. Entonces hay mucha frustración porque a lo mejor son textos que están muy bien pero no encuentran su camino. Y como yo el camino lo encontré a través de los premios, recomiendo mucho porque incluso, por ejemplo, cuando Tuya no ganó el Premio Planeta, cuando yo después la presentaba en las editoriales y decía que fue finalista del Premio Planeta ya tenés…
— Lo observaban de otro modo.
— Claro. Ya tenés ahí un curriculum gracias a que fuiste finalista de un premio. El primer libro que me publicaron fue un libro para chicos que mandé a un concurso en España, de la editorial EDB de Barcelona y no ganó pero fue finalista y me lo publicaron igual. Entonces yo por eso le tengo mucha fe a esto porque no hay muchos otros caminos. O, suponete, cuando Tuya fue finalista del Planeta una vez me escribe alguien y me dice: mirá, yo fui lector de ese premio y tengo un amigo que es director y le conté de tu novela y le gustaría filmarla. Después no se concretó pero quiero decir, hubo un lector, hubo alguien a quie le interesaba y que se la recomendó a otro.
— Es un circuito. Pero es un circuito que requiere también que los autores se muevan, ¿no? Es decir, hay algo que son como trabajos adicionales. Así como es un trabajo adicional hacer la prensa de un libro que ya se publicó, es un trabajo, por supuesto, escribir el texto, pero también buscar el recorrido.
— Sí, hay que buscar el recorrido. También ahí a veces lo que me da pena es que no todo el mundo tiene que saberlo, pero hay premios que no vas a ganar nunca y entonces eso también genera mucha frustración. Hay premios que ya sabemos que están arreglados. Por eso, cuando le recomiendo a alguien que mande a un premio le digo: mandá a éste, éste y éste. Contame de qué se trata tu novela y entonces también hay una cuestión que tiene que ver con quiénes son los jurados. Qué tipo de editorial es. Hay determinados libros que vos sabés que en tal lado no van a encajar pero pueden encajar en este otro lugar. Pero, sobre todo, me da pena a veces gente que está esperando una respuesta de un premio que vos sabés que está amañado, como dicen los españoles, y decís: qué pena porque esto también hace que la gente se frustre. Que se gaste energía y mucho dinero. Bueno, ahora lo mandás online pero antes era hacer copias y mandarlas por correo y todo lo demás.
— Estás hablando de cómo le contestás a la gente, a los lectores que te escriben, y uno ve cómo respondés en tus redes sociales y ve en las ferias el tiempo que te tomás con cada lector. ¿Cuántas horas tienen tus días Claudia?
— Tremendo. Yo soy muy activa en todas las cosas. Demasiado. Estoy como muy pendiente, como tipo workaholic en todos los aspectos de mi vida…
— ¿Pero pensás que eso finalmente ayuda al vínculo con los lectores? Mencionabas antes a Rosa Montero, que también es una persona muy activa con lo que viene después de la publicación de sus libros. Hay algo, me parece, que es que vos tenés muy presente que hay un lector del otro lado.
— Sí, no quiero que quede mal lo que digo, pero yo tengo en cuenta al otro. Yo sé que hay otra persona ahí. Para mí no es un número de un libro que se vendió, es una persona. Entonces, a mí me pasa que en las redes hay determinados mensajes que no puedo dejar de contestar. En general trato de a todo el mundo ponerle una carita, un corazoncito, lo que sea, un gracias, pero hay algunos, suponete, si te escribe una chica y te dice: sabés que yo nunca leía y a partir de tus novelas ahora soy re lectora. Y a mí me da que le tengo que contestar a esa chica.
— Por supuesto.
— Es una chica jovencita que a lo mejor te dice eso y que gracias a que pasó eso va a leer a otros autores. Va a leer a muchos autores. Pero entonces vos le contestás y la alegría del otro es tan grande que a mí me reconforta mucho. Pero me parece casi como que es, no te digo una obligación, pero sí una responsabilidad. Hay gente que te dice: mi abuela está enferma pero yo voy y le leo tu libro. O mi mamá compra los libros, se los pasa a mi abuela, me los pasa a mí. O sea, ese tipo de anécdotas que te cuentan que son muy personales y que tienen que ver con una cofradía de lectores, o sentirse bien. En estos días me escribió una persona que no conozco y me dice: sabés que me fui de viaje sola por primera vez en mi vida, sin mi familia, y estaba sola y muy mal y me llevé tu libro y me hiciste compañía todo el viaje. Entonces, ¿cómo no le voy a contestar? Esos mensajes son para agradecer. Es para agradecer esa cofradía que se arma con los lectores.
— Tenés lectores, lectoras, que también te llaman o que te cuentan cosas con las que puntualmente se han sentido identificados también con algunos temas. Eso también es como muy potente. Cuando te llaman y te dicen: a mí me pasó algo así.
— Sí. Y también hay que tener mucha responsabilidad en qué contestás en algunos casos. Porque pueden ser cosas muy personales. A veces tenés algo para decir y otras veces, no. Hay que ser muy responsable. No sabés en qué condiciones psicológicas está la persona del otro lado. Si vos sos mi amiga y venís y me contás que tenés un problema, yo sé qué te puedo decir y qué no, pero a través de un mensaje de Instagram vos no sabés exactamente en qué condiciones está la persona y tenés que ser muy cuidadosa, ¿no?
— ¿Y cómo te cuidás, cómo te preservás? Porque es mucha la gente que te busca.
— Sí. Bueno, por ejemplo, con El reino fue muy impactante porque mucha gente tenía problemas importantes.
— Estamos hablando de la serie que escribiste con Marcelo Piñeyro.
— Con la serie, si. Entonces, muchos chicos me escribieron para contarme que habían sido sometidos a esas terapias de conversión. Cuando sos gay y te quieren hacer creer que no lo sos y que tenés algo malo y bueno, esas cosas.
— Que te van a sacar el demonio del cuerpo.
— Claro. Entonces, ahí más que nada lo que trato es de abrazar a esa persona porque yo tampoco sé de ese tema. Yo no sé qué tenés que hacer. Si te dicen: me tuve que pelear con mi familia por esto, yo en mi fuero íntimo digo “bueno, qué suerte que se peleó con la familia por una cosa así”, pero a su vez pensás que a lo mejor esta persona está sola, a lo mejor no tiene para comer. Son situaciones muy complicadas. Entonces, me parece que lo mejor que podemos hacer es abrazar a esa persona para que no se sienta sola, ¿no?
— Quiero volver un segundo a La muerte ajena y preguntarte si hubo algún momento en particular que te haya conmovido mucho. Si te pasa que hay momentos, mientras estás escribiendo, que te conmovés mucho. No solo a partir de la indignación, estoy hablando de la emoción.
— Sí. Me pasó mucho con Una suerte pequeña. Sabés que no tanto cuando la escribí, pero cuando la corregía lloraba. Yo decía: pero cómo puedo estar llorando si esto ya lo escribí yo. Pero bueno, era una novela sobre el dolor. Y acá también hay varias cosas que a mí me llegan mucho. Yo no tengo hermanas pero me interesa mucho el vínculo de las hermanas y esta cosa de una que quiere y la otra que no, y ese rechazo. Y, después, la culpa que le queda a la que no quiso. Todo eso me pega bastante, sí. Te diría que, de esta novela, ese vínculo es lo que más me afecta.
— También tuviste un padre.
— Eso también, por eso se la dedico a él. En la novela hay un padre que parecía ausente y que no era ausente. Bueno, mi papá siempre vivió en mi casa, no es que nos abandonó. Pero por momentos a veces parecía ausente y después te enterabas de que estaba muy presente. Y un poco así es el padre de esta chica que pensaba que él la había abandonado totalmente y, mientras tanto, el padre estaba pendiente de ella. Y, de algún modo, por eso me pareció que era una novela que tenía que dedicársela a mi papá.
— El padre estaba muy pendiente todo el tiempo mientras ella no lo sabía y mientras ella creía que no.
— Sí, sí. Incluso, bueno, estaba pendiente de sus logros profesionales, ¿no? Que es una cosa que yo viví mucho con mi papá. Yo me enteré tarde por los vecinos que él hablaba de mí. Los vecinos me decían: tu papá venía y me decía cómo te iba en el colegio, o no sé qué, o no sé cuánto. Y uno me dijo, creo que ya te conté esto, que mi papá decía que si yo no fuera mujer podría llegar a ser presidenta de la Argentina. ¿Te acordás?
— (Risas) Sí, me lo dijiste. Y yo te dije: te esperamos.
— Era la época en la que no había presidentas mujeres. A mí no me lo decía, pero se ve que a otros sí se los decía. De todos modos, una cosa que yo le valoro muchísimo a mi papá es que siempre me alentó para hacer lo que yo quisiera a pesar, a pesar lo digo entre comillas, de ser mujer, en el sentido de que no por ser mujer eligiera solamente las cosas típicas para las mujeres. Por ejemplo, mis amigas iban a Corte y confección y él me decía: ¿por qué tenés que ir? Vos tenés que estudiar algo que te permita tener dinero y con ese dinero comprarte la ropa. Pero a vos no te interesa cortar ropa y hacerte vestiditos. Entonces, ¿por qué vas a ir a Corte y confección?
— Por eso estudiaste Ciencias Económicas.
— Será por eso que estudié Económicas.

— Recién mencionabas lo de ser presidenta y estamos viviendo momentos muy difíciles en términos políticos pero no solo en la Argentina, en general, como si todo aquello con lo que nos formamos estuviera cambiando de manera muy vertiginosa y, más allá de la tecnología, también se dieran tremendos cambios en el mundo de las ideas, por lo que se hace muy difícil seguir ese tren. ¿Sos optimista o te gana el pesimismo?
— No me gana el pesimismo. Tampoco te podría decir que soy re optimista. Pero no me gusta regodearme en la angustia, por decirlo de alguna manera. La sensación que tengo es: bueno, este es el momento en el que pasan estas cosas y vamos a resistir. Vamos a estar en contra de un montón de cosas. Yo, por lo menos, voy a estar en contra de muchas cosas con las que no estoy de acuerdo. Voy a hacer toda la resistencia posible. Pero no me voy a quedar en eso solamente porque últimamente me pasa también que converso con mucha gente que me habla de cosas buenas de la Argentina que no tienen que ver con el gobierno de turno, ni con éste ni con otros. Y que tiene que ver con los teatros que tenemos, por ejemplo. Bueno, con este gobierno cada vez tenemos menos de eso. Pero, quiero decir, tenemos una gran cultura que se viene sosteniendo en teatros, en libros, en cine y en una forma de ser de los argentinos que es también muy valorada desde afuera. Que tenemos las cabezas abiertas y un montón de cosas que, a lo largo de muchos gobiernos de ultraderecha, puede ser que decaigan pero en este momento están intactas. Entonces eso es donde me gusta apoyarme.
— Te aferrás a eso, claro.
— Habrá una cantidad de gente que elige un gobierno más conservador, de ultraderecha, etcétera, y hay un montón de gente que no y me aferro de esa otra gente que no. Y espero que pase la ola. Porque también esto es una cuestión histórica, ¿no? Nosotros hemos vivido distintos momentos históricos y ahora, si vos mirás el mundo, no es que somos los únicos a los que nos pasa esto sino que es una cuestión histórica que va a pasar, como tantas otras, y, mientras tanto, lo que hay que hacer es resistir de la mejor manera posible.
INTERNACIONAL
Sigue la pelea: Elon Musk llama a formar un tercer partido en EE.UU. y hasta habla de financiar a los demócratas

Fuerte advertencia del presidente
Musk y su consumo de drogas
Peleas, insultos y gritos por el plan de recortes
INTERNACIONAL
Call with China’s Xi, and Trump-Musk exchange fueled barbs during 20th week in office

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President Donald Trump and SpaceX and Tesla CEO Elon Musk engaged in a public feud Thursday, less than a week after the White House held a farewell press conference for Musk highlighting his contributions spearheading the Department of Government Efficiency (DOGE).
Musk departed his tenure as a special government employee with DOGE May 30, but swiftly launched into criticisms of Trump’s massive tax and spending package dubbed the «big, beautiful, bill.» Tuesday, Musk labeled the measure a «disgusting abomination» because of reports it ramps up the federal deficit.
On Thursday, Trump told reporters in the Oval Office that Musk opposed the bill because it eliminates an electric vehicle tax credit that benefits companies like Tesla. But Trump said that provision has always been part of the measure.
«I’m very disappointed, because Elon knew the inner workings of this bill better than almost anybody sitting here, better than you people,» Trump said in the Oval Office in a meeting with German Chancellor Friedrich Merz. «He knew everything about it. He had no problem with it. All of a sudden he had a problem, and he only developed the problem when he found out that we’re going to have to cut the EV mandate, because that’s billions and billions of dollars, and it really is unfair.»
TRUMP NOT INTERESTED IN TALKING TO MUSK: ‘ELON’S TOTALLY LOST IT’
Elon Musk receives a golden key from President Donald Trump in the Oval Office at the White House in Washington, May 30, 2025. (Nathan Howard/Reuters)
Musk immediately responded on X to Trump’s statements, urging a removal of the «disgusting pork» included in the measure. He also said it was «false» that he had been shown the measure «even once.»
The two continued to publicly spar against one another, with Musk asserting that Trump wouldn’t have won the 2024 election if it weren’t for his own backing. Meanwhile, Trump accused Musk of going «CRAZY» over cuts to the EV credits, and said that Musk had been «wearing thin.»
Additionally, Trump told Fox News on Friday that «Elon’s totally lost it» and was not interested in speaking over the phone with Musk, despite media reports suggesting that the two would talk.
Here’s what also happened this week:
Visit with the chancellor of Germany
Chancellor of Germany Friedrich Merz met with Trump at the White House Thursday, where the two discussed the war in Ukraine.
While Merz asserted that the U.S. was in a powerful spot to bring a meaningful end to the conflict between Ukraine and Russia, Trump offered that the world might need to «let them fight for a little while.»
«America is again in a very strong position to do something on this war and ending this war,» Merz said.
MERZ SAYS US IN A ‘STRONG POSITION’ TO STOP PUTIN

President Donald Trump greets German Chancellor Friedrich Merz upon arrival at the West Wing of the White House in Washington, June 5, 2025. (Saul Loeb/AFP via Getty Images)
Merz said that Germany was willing to help however it could, and wanted to discuss options to partner with the U.S. to bring peace. Likewise, Merz suggested that European allies exert additional pressure on Russia to end the conflict.
But Trump said that he told Putin in a recent call that perhaps both countries would need to feel the consequences of fighting more acutely, claiming he had told Putin «maybe you’re going to have to keep fighting and suffering a lot.»
«Sometimes you see two young children fighting like crazy – they hate each other, and they’re fighting in a park, and you try and pull them apart, they don’t want to be pulled,» Trump said. «Sometimes you’re better off letting them fight for a while and then pulling them apart.»
Call with Xi
Trump spoke with Chinese President Xi Jinping Thursday to discuss trade negotiations between Washington and Beijing.
«I just concluded a very good phone call with President Xi, of China, discussing some of the intricacies of our recently made, and agreed to, Trade Deal,» Trump said Thursday in a Truth Social post. «The call lasted approximately one and a half hours, and resulted in a very positive conclusion for both Countries.»
Trump said the conversation had focused «almost entirely» on trade, and that Xi had invited the U.S. president and first lady Melania Trump to visit China. Likewise, Trump reciprocated and invited Xi and his wife, Peng Liyuan, to visit the U.S.
TRUMP TOUTS ‘VERY POSITIVE’ BREAKTHROUGH WITH XI AFTER SLAMMING CHINA FOR TRADE VIOLATION

President Donald Trump and Chinese leader Xi Jinping.
The call comes nearly a week after Trump condemned China on May 30 for violating an initial trade agreement that the U.S. and China had hashed out in May. And on Wednesday, Trump said Xi was «extremely hard to make a deal with» in a Truth Social post.
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The negotiations from May prompted both countries to agree that the U.S. would lower its tariffs against Chinese imports from 145% to 30%, and China would reduce its tariffs against U.S. imports from 125% to 10%.
Fox News’ Caitlin McFall contributed to this report.
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