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Necesitamos algo de silencio para volver a conversar

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Imagen de la serie fotográfica «Removed», de Eric Pickersgill. Las manos vacías conservan la forma de los teléfonos celulares.

Lo primero que veo son sus manos entrelazadas jugando por encima de la mesa. Mi visión es óptima: estoy de frente a ellos, a quienes veo de perfil por mi ubicación en el bar. La mano derecha de ella y la mano izquierda de él se acarician a un ritmo propio sobre el blanco del mantel. No conversan, solo se tocan. Tampoco se miran a los ojos sino que están, por separado, distraídos en sus respectivos universos virtuales gerenciados por algoritmos. Lejos de la piel amada, la mano libre de cada uno de ellos sostiene la carcasa fría del celular, esa prótesis embrujada que supimos conseguir.

Con el pulgar scrollean la pantalla. No los vi sacar fotos del avocado toast y el budín de banana que compartieron esta mañana con el latte de costumbre. No postean, quiero decir, aunque advierto que mandan y responden mensajes de whatsapp y se muestran cada tanto entre ellos y con gesto amoroso alguna oferta de las que les aparecen en las redes. Las redes, foros en los que hasta hace un tiempo nos mostrábamos con fotos y textos en ese simulacro que fingía reproducir el comportamiento social de la conversación pero sin cuerpos presentes. Una puesta en escena que parecía acercarnos y que nos hizo creer en la democratización de la palabra; que nos dio falsa compañía durante la pandemia y que hoy solo replica a los que ponen plata y buscan plata.

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"A Conversation", de Vanessa Bell.
«A Conversation», de Vanessa Bell.

Ya no conversamos ni nos comunicamos, solo encontramos ahí marketing, ventas, banalidad y violencia extrema en ideas y discursos. Fuimos expulsados y casi no posteamos porque las redes dejaron de ser un espacio en el que compartíamos el devenir cotidiano de la humanidad y se volvieron un mercado en el que para que tu palabra se escuche tenés que agitar ruido y rendir como provocador o pagar para ser miembro gold de la red o para que el algoritmo se decida a mostrar tu haiku del día o la foto del emprendimiento con el que te ganás la vida.

Vimos nacer con estruendo plataformas efímeras y también vimos a otras redes agonizar o entrar en estado de putrefacción. Nos agotamos de comenzar de cero en cada plataforma nueva a la que nos sumábamos para no perdernos la diversión o el entretenimiento y con la intención de trasladar la agenda de la anterior. Aquello que formaba parte del espíritu original de la conversación virtual ya no existe. Nos quedamos sin charla en vivo ni charla a distancia, hay un vacío en la comunicación de las personas. El silencio es ensordecedor.

Así como en su momento retaceamos los cuerpos de la escena real atrapados por el magnetismo de las pantallas, todo indica que ahora asistimos a un llamado contagioso para el éxodo. Nos borramos de la conducción colectiva pero aún persiste una actividad: la del voyeur, el adicto, el que no puede dejar de perderse en lo irrelevante.

Las razones para la negativa a postear son miles. Algunas, según los especialistas: hartazgo y fobia a la exposición; miedo a la cancelación o a postear algo que resulte desubicado a los ojos de la mayoría, autocensura, un cambio de era generacional, la exigencia de opinar o expresarse sobre todo aún cuando no tenemos las herramientas para hacerlo, la agresividad como respuesta si tu posteo no representa las expectativas de los otros.

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Seguí vos.

Hoy nos quedamos sin la
Hoy nos quedamos sin la charla en persona y también sin la conversación a distancia. Imagen de la serie «Removed», de Eric Pickersgill.

Hace algunos años, el fotógrafo estadounidense Eric Pickersgill arrancó un proyecto artístico y casi antropológico, una serie de imágenes que lograban mostrar un hábito, una adicción y también un cambio de era. Se trata de fotos de personas de diferentes edades, culturas y géneros que están juntas pero no se hablan porque están cada uno en lo suyo. Las manos parecen contener un celular, pero el dispositivo no está.

Fue también en un café (aunque en Nueva York) cuando una imagen despertó su inquietud. Lo escucho contar así la experienca en un video que se encuentra en internet: “Había una familia sentada junto a mí en el café Ilium, se los veía totalmente desconectados los unos de los otros. No hablaban mucho entre ellos; el padre y las dos hijas estaban con su celular. Solo la madre no tiene o ha decidido dejarlo. Mira por la ventana, triste y sola en la compañía de su familia más cercana. De vez en cuando el padre levanta la cabeza para anunciar alguna información que ha encontrado online”.

Así comenzó a trabajar en la serie “Removed” y aunque las fotos tienen algunos años, como te decía, siguen siendo igual de perturbadoras. El celular en este caso ya no como prótesis sino como miembro fantasma; las manos siguen adaptadas al scrolleo infinito y la atención, dispersa. Estar con otros ya no es intercambiar palabras o emociones sino apenas compartir un espacio físico.

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"La conversación", de Henri Matisse.
«La conversación», de Henri Matisse. El antropólogo David Le Breton sostiene que la llegada de los teléfonos inteligentes hizo de la conversación una tarea imposible.

El título de la nota en el diario El País no dejaba lugar a dudas del apocalipsis emocional en que nos movemos. Se trata de un textual del antropólogo francés, quien en entrevista con el diario de Madrid señalaba que “Las redes sociales reducen el placer de vivir”. Durante la charla, a propósito de sus libros Caminar la vida y ¿El fin de la conversación? (aún sin traducción al español), Le Breton habla de la gente que camina enganchada a su móvil como zombis y habla de un mundo actual excesivamente tecnológico, violento, en el que vivimos juntos pero en soledad. “Nunca en la historia los jóvenes han sufrido más problemas de ansiedad, depresión y suicidio. Las redes sociales no aumentan el placer de vivir, sino que lo reducen”, asegura.

Es en ese contexto que sostiene que caminar (por supuesto, sin el celular encima) es un gesto de resistencia y habla de los peligros de una “humanidad sentada”, del modo en que las emociones han superado la razón (“vivimos en un mundo dominado por la ira y el resentimiento”) y, atención, habla de la soledad y de cómo las personas se diluyen ante las pantallas. Lo dice así:

“En realidad, cuando estás mirando la pantalla no estás en ninguna parte, te diluyes. Me gusta oponer conversación a comunicación: la primera es cara a cara, implica estar atento y mirarse a los ojos. Hay lugar para el silencio, la lentitud, la complicidad. La segunda es más dispersa y utilitaria. La pantalla supone una especie de burbuja: no hay una sensorialidad común”, dice.

En ¿El fin de la conversación? (en francés, La fin de la conversation ?), cuya bajada habla de “La palabra en una sociedad espectral”, Le Breton explica aquello de que con la llegada de los teléfonos inteligentes la conversación fue sustituida por la comunicación y dice que a diferencia de la charla, la comunicación es unilateral e individualista, y que al estar todo mediado por una pantalla la profundidad y el intercambio de ideas se convirtieron en tareas imposibles.

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Otra imagen de la serie
Otra imagen de la serie Removed, de Eric Pickersgill. En esta foto, el propio artista y su esposa.

Le Breton habla de los ruidos que se interponen en la posible conversación y en la capacidad de concentración de las personas -habla incluso del creciente ruido ambiente en los espacios públicos- y también del modo en que hoy se privilegia la documentación y el registro de los eventos más que la propia experiencia de ellos.

Nada que no sepamos o no veamos, aunque leer todo eso así, sistematizado, nos hace pensar si es acaso este carnaval de ruido lo que queremos tener alrededor, al lado, encima, por el resto de nuestras vidas.

De Józef Mehoffer: Boceto para
De Józef Mehoffer: Boceto para la pintura «Conversación».

Hace una semana, Orly Benzacar invitó a un grupo de personas del mundo de la cultura a la prestigiosa galería de arte que lleva el nombre de su madre (Ruth Benzacar) y que está cumpliendo 60 años de actividad. La intención era la de reproducir, de algún modo, una actividad que Ruth llevaba adelante en los primeros años de la galería: la tertulia. Una reunión de personas que no necesariamente tienen vínculos entre sí aunque comparten intereses y se reúnen para comer y beber algo y, sobre todo, para conversar animadamente en un escenario amable, bello.

Por estos días, dos grandes artistas (de obras muy diferentes entre sí) exponen en Benzacar: Eduardo Basualdo y Delia Cancela. “Yo soy rococó y él es barroco”, le dijo Delia Cancela a la periodista Celina Chatruc, de La Nación, el día de la inauguración de las muestras.

Delia es color, mujeres pájaro, flores, marcos dorados, aunque también hay gotas de sangre y palabras que hablan de sufrimiento y heridas. Basualdo es dramatismo, oscuridad (hay una suerte de cueva inquietante que puede y debe visitarse para experimentar esas tinieblas con mínimos resquicios de luz) y seres sin carne, o más bien, el cruce entre imágenes sombrías y casi radiográficas de esqueletos, por un lado, y colgajos de una tela gomosa que reproducen el efecto de una piel que ya no está.

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El contraste entre las obras es vibrante, intenso. La conversación que se dio esa noche (había escritores, artistas como Liliana Porter y Ana Tiscornia, activistas, curadores, chefs, cineastas, científicos y periodistas) fue rica y estimulante, aunque me fui con la sensación de que algo se percibía a media máquina.

Recién ahora, mientras lo escribo, advierto que posiblemente lo que sentí es que perdimos ritmo en tantos años de virtualidad y ensimismamiento, de modo que nos falta práctica para la conversación real y en voz alta. Como si tuviéramos que entrenar para volver a hablar pero, sobre todo, para volver a escucharnos.

"The conversation", de Mary Cassatt.
«The conversation», de Mary Cassatt.

Me gusta cómo piensa (y, sobre todo, cómo escribe) Kyle Chayka, experto en la cultura de internet de The New Yorker. Para Chayka, “la web de redes sociales tal como la conocíamos, un lugar donde consumíamos las publicaciones de nuestros semejantes y publicábamos a cambio, parece haber llegado a su fin”. Según explica el columnista, la explosión de la bizarreada y la presión para que todos nos desempeñemos como influencers dio como resultado que cada vez más gente se sienta intimidada ante el riesgo y la mayoría sean hoy consumidores pasivos.

Podríamos estar dirigiéndonos hacia algo que Chayka llama Posteo cero, “un punto en el que las personas normales (las masas no profesionalizadas, no mercantilizadas y no refinadas) dejen de compartir cosas en las redes sociales a medida que se cansan del ruido, la fricción y la exposición”. Dice Chayka que las redes sociales ya no tienen nada que ver con aquellas en las que había “un registro en tiempo real del mundo creado por cualquiera que estuviera experimentando algo”, un foro de conversación y reciprocidad, como señala en la misma nota Eleanor Stern, videoensayista de TikTok, para quien ese foro hoy se ha convertido solo en un espacio para escuchar y mirar.

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Para Chayka, justamente lo que hacía interesantes a las redes era la presencia de los “normalitos” (no expertos, personas comunes). El columnista da por cerrada esa etapa y escribe que Internet hoy se siente más vacío, “como un pasillo resonante, incluso cuando está lleno de más contenido que nunca”. En el ocaso de ese espacio que vibró con la vida de millones de personas, advierte que allí “como detritos en una playa que una vez estuvo concurrida, solo habrá marketing corporativo seco, bazofia generada por IA y basura de estafadores sedientos que intentan monetizar una audiencia menguante de voyeurs”.

Bastante triste (y qué bien escrito, por dios).

"Cicuta para los oídos", de
«Cicuta para los oídos», de Sebastián Hacher, fue publicado por Eterna cadencia.

“Los paisajes abiertos hacen que escuchemos a mayor distancia y que tengamos una perspectiva diferente de primer plano y de fondo. Como no hay motores ni ruidos blancos, el sonido tiene una fidelidad distinta a la de la ciudad, pero el recién llegado tarda en ubicar cada elemento en su lugar.(…) Después de un tiempo, el propio hábitat se mete adentro tuyo y te ayuda a construir una forma de estar en el mundo acompasada con el clima y las circunstancias. El paisaje te moldea”.

En estas semanas leí Cicuta para los oídos, publicado por Eterna Cadencia. Se trata del nuevo libro del periodista argentino Sebastián Hacher, en el que cuenta su experiencia de vida luego de haber elegido salir de la ciudad y mudarse al campo, lejos del ruido ansioso de la urbe. Escrita a la manera de lo que hoy algunos llaman novela de no ficción (con ciertos ecos de novelas como Los llanos, de Federico Falco, El tercer paraíso, de Cristian Alarcón y hasta Un amor, de Sara Mesa), Hacher despliega su talento narrativo en un relato sobrio, casi contenido, por el que se cuelan la belleza y las emociones.

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Lo hace a través de una forma de crónica que cuenta lo que puede ser el regreso a la naturaleza y sus ciclos, a la convivencia entre especies, con mascotas inesperadas y bichos y alimañas de toda clase; una vida austera y en los confines de la vida social, con una casa que requiere esfuerzo para la construcción de comodidades básicas pero también ofrece el espacio ideal para visitas amigas, aquellas con quienes la conversación viene interrumpida por la modernidad tecnológica y por la ansiedad como enfermedad de la era.

Claro que el hombre que se retira para habitar una vida precaria, el que comienza a bordar como una nueva forma de contar historias y quiere “ponerle mute al mundo” para encontrarse con él mismo, no contaba con un accidente y es que el ruido no se concentra en un solo lugar, de modo que podía extenderse y alcanzarlo. Eso es lo que sucede.

“El oído evolucionó para que podamos escapar de las fieras o convertirnos en una”, advierte el narrador. La pesadilla toma la forma de una casa enfrente de la suya, que pertenece a gente que no vive allí y que la usa esporádicamente. La música puede ser maravillosa pero también convertirse en un escándalo. Sus dueños pasan a ser “los vecinos musicales”, los que llegan para romper el silencio, la paz, el sueño y también, a la manera de una plaga, para destruir con malicia el escenario imaginado.

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“Hasta que empezó la temporada de pileta, nunca los había visto. Ahora son parte del paisaje. Pueden aparecer un miércoles a las seis de la tarde o un sábado a las dos de la mañana. Siempre suena Vilma Palma a un volumen demencial. (…) El sonido repetido día tras día a cualquier hora se naturaliza y se vuelve invisible. Quien haya vivido cerca de un tren, de la autopista o de un aeropuerto en algún momento deja de escuchar. Aquí no pasa. Las variables no son constantes: cinco o seis días de tranquilidad extrema y dos de caos no alcanzan para encapsular la herida, para volverla soportable”.

"Conversación interesante", de Federigo Zandomeneghi.
«Conversación interesante», de Federigo Zandomeneghi.

En Cicuta para los oídos hay un asesino y es el ruido, que persigue al protagonista hasta su refugio de vida natural. Reflexivo, angustiado, con ansias criminales, el narrador pasa por todas las caras de la desesperación ante la interrupción del silencio: borda, piensa, siembra, alimenta animales y dibuja (hay dibujos hermosos en el libro).

Y escribe, claro. Hacher escribe con una modulación elegante y sin estridencias que permite distinguir los matices de una voz y conmoverse casi como si el ruido nos hubiera abandonado definitivamente y pudiéramos, por fin, retomar la conversación, allí donde la dejamos.

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En Brasil disminuyen los homicidios, pero aumentan las violaciones y los delitos cibernéticos

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Un agente de la Policía de Brasil (Policía Federal de Brasil)

En Brasil, los 44.127 homicidios registrados en 2024 supusieron una reducción del 5,4% con respecto al año anterior. Con una media de 22,8 homicidios por cada 100.000 habitantes, se trata de la tasa más baja de los últimos 11 años. En comparación con 2017, la disminución fue del 27,7%. Este cambio ha sido revelado por el Anuario Brasileño de Seguridad Pública 2025, publicado esta semana, que también ha destacado el aumento de los fraudes y los delitos cibernéticos. Sin embargo, hay que recordar que el índice de homicidios no incluye los robos con resultado de muerte, un fenómeno cada vez más frecuente, lamentablemente, sobre todo en las grandes ciudades brasileñas. Tampoco incluye las lesiones corporales seguidas de muerte, las muertes por causas indeterminadas o los asesinatos a manos de la policía, datos que revelarían una realidad mucho más compleja, como demuestra el caso de la capital financiera del país, San Pablo. De hecho, en esta ciudad, mientras que la tasa de homicidios en 2023 era de 6,4 por cada 100.000 habitantes, si se hubieran incluido todas las muertes violentas intencionadas, la tasa habría ascendido a 11,2, casi el doble. Además, desde una perspectiva global, la situación de Brasil sigue siendo crítica. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el gigante latinoamericano presenta una tasa de muertes violentas intencionadas significativamente superior a la media de América Latina y el Caribe (19,2 en 2022) y casi cuatro veces superior a la media mundial de 5,8. Con aproximadamente el 3% de la población mundial, Brasil es responsable de alrededor del 10% de todos los homicidios cometidos en el mundo.

Las ciudades más violentas del país se concentran principalmente en el noreste. Entre los 20 municipios de la lista, los 12 primeros se encuentran precisamente en esta amplia región. La ciudad símbolo de esta emergencia de seguridad es Maranguape, en el estado de Ceará. Según el Anuario Brasileño de Seguridad Pública, es la ciudad más violenta del país, con una tasa de 79,9 muertes por cada 100.000 habitantes. El principal factor que explica esta escalada en una ciudad de poco más de 100.000 habitantes es el conflicto en curso entre dos facciones criminales, el conocido Comando Vermelho (CV), originario de Río de Janeiro, y los Guardianes del Estado (Guardiões do Estado, GDE en portugués). Nacido en 2015 como una disidencia del Primer Comando de la Capital (PCC), el principal grupo criminal de Brasil, el GDE es una facción local de Ceará con vínculos internacionales, en particular con el Cartel de Cali en Colombia, del que recibe drogas a través de rutas en Bolivia y Perú. Entre 2016 y 2019, el GDE colaboró temporalmente con el PCC, pero hoy en día considera tanto al PCC como al CV como sus principales rivales.

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La violencia relacionada con las facciones en Ceará no es un fenómeno nuevo. En 2019, las tensiones se intensificaron como consecuencia de las políticas más estrictas en las cárceles introducidas por el secretario de la administración penitenciaria, Mauro Albuquerque, que prohibió la separación de los reclusos por facciones y la entrada de teléfonos móviles. Esto desencadenó una ola de ataques en la capital, Fortaleza, y en la región metropolitana, con incendios de vehículos, interrupciones del transporte público y suspensión de servicios esenciales, lo que requirió incluso la intervención de la Fuerza Nacional.

Miembros del PCC en una
Miembros del PCC en una imagen de archivo

La lucha por el control del narcotráfico ha convertido a Maranguape en una zona de alto riesgo, con episodios de violencia que han incluido masacres, como la del distrito de Anamari en 2023, donde cuatro personas, entre ellas una mujer embarazada, fueron asesinadas. Las facciones imponen su dominio también a través del control de actividades económicas, como los proveedores de Internet, y obligan a los residentes a obedecer sus reglas, bajo pena incluso de expulsión del territorio. La situación se ve agravada por la proximidad geográfica con la ciudad de Maracanaú, también afectada por conflictos similares, y por la posición estratégica de Maranguape para el tráfico de drogas hacia el puerto de Pecém, un punto clave para la exportación a África y Europa. Además de Maranguape y Maracanaú, otras tres ciudades de Ceará figuran entre las 20 más violentas de Brasil en 2024. Se trata de Caucaia, Itapipoca y Sobral. En los demás estados del noreste, entre las ciudades más violentas se encuentran Camaçari, en el estado de Bahía, donde la empresa china BYD ha construido su fábrica para producir coches eléctricos, y la ciudad turística de Cabo de Santo Agostinho, en el estado de Pernambuco.

A pesar de la reducción general de los índices de violencia en Brasil, la sensación de inseguridad entre la población sigue siendo elevada. Según una encuesta de Quaest, la violencia es la principal preocupación para el 30% de los brasileños. “Hay delitos más visibles que influyen más en nuestra sensación de seguridad en la vida cotidiana. Los robos, las violaciones, los hurtos, los robos de vehículos, las invasiones de propiedades: son estos los que permanecen en el inconsciente colectivo. Muchos de estos delitos han registrado una reducción mínima, mientras que las violaciones, incluso, han aumentado”, declaró Celeste Leite dos Santos, del Ministerio Público de San Pablo y presidenta del Instituto Pro Víctima, al sitio web de noticias Gazeta do Povo.

Según los datos del Anuario Brasileño de Seguridad Pública, Brasil registró un récord histórico de casos de violación en 2024, con un total de 87.545 víctimas, lo que equivale a una víctima cada seis minutos. Esta cifra representa un aumento del 0,9% con respecto a 2023, lo que supone el valor más alto desde el inicio de la serie histórica en 2011. El 76,8% de los casos registrados se refiere a violaciones de menores de 14 años. De ellas, el 61,3% tenían hasta 13 años, y el grupo de edad entre 10 y 13 años es el que concentra el mayor número de casos.

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Las mujeres negras representan el 55,6% del total de víctimas, lo que pone de manifiesto una desproporción significativa en términos de vulnerabilidad racial. La violencia sexual se produce principalmente en el ámbito familiar, ya que el 65,7% de las violaciones se cometen en el domicilio de la víctima.

A pesar de que una resolución de la ONU de hace 40 años obliga a los países a adoptar políticas de acogida de las víctimas de delitos violentos, en Brasil aún no existe un sistema estructurado de asistencia médica, psicológica o material para estas personas. La aprobación del Estatuto de la Víctima en la Cámara de Diputados a finales de 2024 supone un paso adelante, pero la medida aún está pendiente de aprobación en el Senado.

En Brasil aumentan los delitos
En Brasil aumentan los delitos cibernéticos

Los delitos digitales también aumentaron un 17% con respecto a 2023. En 2024 se produjeron al menos 281.200 delitos de estafa por medios electrónicos en Brasil, lo que supone un aumento del 17% con respecto al año anterior, cuando se registraron 222.700 casos. Según otro informe, “Panorama de amenazas para América Latina 2024”, Brasil es el segundo país del mundo en número de ciberataques, con más de 700 millones de ataques registrados en 12 meses, lo que equivale a 1.379 por minuto. Entre las técnicas más comunes se encuentra el vishing, un tipo de phishing que utiliza recursos vocales para engañar a las víctimas y que representa el 90% de los ataques. Gracias a la inteligencia artificial, los delincuentes pueden imitar las voces de famosos, autoridades o incluso familiares, lo que aumenta la eficacia de los fraudes. Ni siquiera las grandes instituciones están a salvo de la amenaza de los ciberataques.

El miércoles, el Banco Central de Brasil (BC) y el Consejo Nacional de Justicia (CNJ) revelaron un incidente de seguridad informática ocurrido entre el domingo y el lunes pasado, que supuso accesos no autorizados al Sistema de Búsqueda de Bienes del Poder Judicial (Sisbajud), gestionado por el CNJ. El incidente afectó a los datos personales de más de 11 millones de personas, lo que equivale a aproximadamente el 7% de las personas físicas registradas con una clave Pix, el sistema de pago instantáneo brasileño. Los datos a los que tuvieron acceso los criminales eran de carácter personal, incluyendo el nombre del banco, la agencia y el número de cuenta. Sin embargo, el Banco Central ha precisado que no se han expuesto datos sensibles, como contraseñas, información sobre movimientos o saldos financieros, ni otra información cubierta por el secreto bancario.

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Este es el segundo ataque cibernético en pocas semanas después del ocurrido a principios de julio, considerado el mayor de la historia de Brasil, en el que se robaron al menos 800 millones de reales (143,7 millones de dólares) a través del acceso a C&M Software, que conecta a los bancos con el sistema de pago Pix. Con la ayuda del Banco Central, la policía logró rastrear parte de las transacciones. Una parte del dinero se transfirió a una institución de criptomonedas en Contagem, en el estado de Minas Gerais, y otra a una empresa de importación y exportación de cosméticos con sede en Brasilia. Posteriormente, se transfirió una suma a dos empresas fintech en los estados de Rio Grande do Sul y Paraná. Estas, finalmente, según informó el diario brasileño O Globo, transfirieron los fondos a Jackson Aquino de Souza, que es corredor de bienes raíces y hasta ayer asistente parlamentario de un diputado del estado de Roraima, en la frontera con Venezuela. Es aquí donde el misterio se intensifica. Durante el interrogatorio con la Policía Federal, el hombre declaró que no tenía conocimiento del origen ilícito del dinero y que había sido contactado por un “garimpeiro” venezolano, es decir, una persona que se dedica a la extracción minera ilegal en el país vecino, identificado como “Dionny”, para comprar una granja por 3 millones de reales (539.006 dólares). La intención era “figurar como comprador formal de la finca y, una vez completado el pago, transferir la propiedad a Dionny”. Quién es esta persona y, sobre todo, a qué grupos criminales de Venezuela está vinculada es el misterio que ahora deberán descubrir los investigadores brasileños.

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Education Secretary Linda McMahon touts Columbia University’s $200M settlement ‘template’

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NEWYou can now listen to Fox News articles!

COLORADO SPRINGS, Colo. — Columbia University’s $200 million-plus discrimination settlement with the Trump administration is laying the groundwork for a culture of accountability, Education Secretary Linda McMahon shared in an interview with Fox News Digital. 

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President Donald Trump’s administration is celebrating what it considers a «historic settlement» with the university that has become the epicenter of protests rejecting the war in Gaza since Hamas’ Oct. 7, 2023, attacks on Israel. 

«I’m very pleased that we were able to bring those negotiations to a close and have an excellent working agreement now with Columbia. They knew they had an antisemitism problem,» McMahon said ahead of her remarks at the National Governors Association (NGA) Summer Meeting in Colorado Springs, Colorado.

The settlement not only combats antisemitism on college campuses, it takes measures to remove discriminatory hiring practices and enhance campus safety, the education secretary explained. 

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TRUMP SECURES $221M COLUMBIA UNIVERSITY SETTLEMENT OVER ALLEGED CIVIL RIGHTS VIOLATIONS

U.S. Secretary of Education Linda McMahon visits «Fox & Friends» at the Fox News Channel Studios March 7, 2025, in New York City. (Noam Galai/Getty Images)

«This agreement is going to be an excellent template for other universities to be able to use as well,» McMahon said. 

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COLUMBIA PROFESSORS DEMAND ANSWERS AS WHITE HOUSE FINALIZES NEGOTIATIONS WITH IVY LEAGUE UNIVERSITY

Several Jewish leaders have spoken to Fox News Digital about the «existential threat» they say Jewish New Yorkers are facing since 33-year-old socialist Zohran Mamdani became the Democratic nominee for mayor of New York City.

During the primary campaign, Mamdani’s refusal to condemn the phrase «Globalize the intifada» and recognize Israel as a Jewish state triggered accusations he was antisemitic. 

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He has since said he would discourage others from using the phrase and has continuously affirmed his commitment to condemning the rise of antisemitism in New York City.

Anti-Semitic protesters occupy a building on the campus of Columbia University

Pro-Hamas slogans on sheets are hung inside Butler Library on the campus of Columbia University, where protesters occupied the building throughout the spring of 2025.  (Sam Nahins)

Yuval David, a Jewish advocate and advisor, told Fox News Digital that Mamdani, as mayor, would «enable, and more importantly, empower antisemitic protesters.»

In light of the Columbia University settlement, Fox News Digital asked McMahon if the Trump administration was worried about a surge in antisemitism on New York City college campuses if Mamdani is elected in November. 

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«We didn’t discuss that as part of what we were doing. We weren’t looking at a specific incident that might occur in the future,» McMahon explained.

Linda McMahon looks on

Secretary of Education Linda McMahon testifies at a House Committee on Appropriations subcommittee budget hearing on the Department of Education on Capitol Hill May 21, 2025, in Washington.  (AP Photo/Rod Lamkey, Jr.)

But the education secretary said what is most important in Columbia University’s settlement is that it will «lay the groundwork, so regardless of what incidents may or may not occur, you’re prepared for it.»

McMahon said Columbia now has a «great working relationship» with the New York Police Department (NYPD). 

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The settlement includes Columbia’s commitment to «enforcing strict rules against disruptive protests, prohibiting masked protests and maintaining trained security officers and ongoing cooperation with the New York Police Department.»

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«They won’t hesitate to bring them in to make arrests,» McMahon warned. «There will be consequences. People will be expelled. They’ll be suspended. If there’s criminal activity, they can go to jail.

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«The accountability factor of this agreement is incredibly strong, and that’s the message we intend to send, that students on campus need to be in an environment for study.» 

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A un año de la cuestionada reelección de Nicolás Maduro, represión y elecciones municipales bajo sospecha

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A un año de la cuestionada reelección de Nicolás Maduro, Venezuela celebra este domingo unas elecciones municipales marcadas por la amenaza de una fuerte abstención y una nueva ola represiva denunciada por la líder opositora María Corina Machado desde la clandestinidad.

El país elegirá a 335 alcaldes y 2471 concejales, en un nuevo proceso electoral sometido a una profunda desconfianza. La sociedad venezolana mantiene aún abiertas las heridas que dejaron los polémicos comicios del 28 de julio de 2024 que proclamaron la continuidad del modelo chavista entre persistentes denuncias de fraude.

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Estas nuevas elecciones amenazan abrazar la misma apatía que caracterizó a las últimas elecciones regionales de fines de mayo, cuando solo votó el 42% del padrón electoral, según cifras oficiales. Para Machado, la abstención fue del 85%. Entonces, el oficialismo reivindicó una victoria aplastante.

Hoy el gobierno chavista se encuentra más aislado que nunca, en especial en la región, a pesar de su alianza estratégica con Rusia, China e Irán. “Lo paradójico es que Maduro presenta un mayor nivel de interlocución con la administración Trump que con sus pares progresistas iberoamericanos”, dijo a TN el opositor Jesús «Chuo» Torrealba, exsecretario general de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), antecesora de la mayoritaria Plataforma Unitaria Democrática (PUD) que lidera Machado.

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De hecho, Maduro logró un canje de prisioneros con la Casa Blanca, pero fue excluido de la reciente cumbre de mandatarios progresistas celebrada en Santiago y que contó con la presencia de los presidentes de Chile, Gabriel Boric; de Brasil, Luiz Lula da Silva; de Colombia, Gustavo Petro; y de Uruguay, Yamandú Orsi, así como del jefe de gobierno español, Pedro Sánchez.

Entre la apatía, una elevada inflación y denuncias de una nueva ola represiva

Las elecciones de este domingo se celebran en medio de una fuerte apatía, a pesar de los discursos optimistas del gobierno, en el poder dese hace más de 26 años.

Maduro anunció esta semana que la economía venezolana aumentó más del 6% en el segundo trimestre del año y dijo que el país lleva 17 trimestres continuos de crecimiento. “El año pasado crecimos nueve puntos, en 2023, 5,5; en 2022, que fue un cohete, crecimos 15. En el primer trimestre, nueve, y en este segundo trimestre por encima de seis”, dijo el gobernante.

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Nicolás Maduro vota en las elecciones regionales de mayo (Foto de archivo: REUTERS/Leonardo Fernández Viloria)

Pero la dolarizada economía perdió casi el 80% de su tamaño entre 2013 y 2020 y hoy es considerada una de las más pequeñas de la región. La presunta recuperación, según alertan economistas consultados por TN, parte de un piso muy bajo. El país logró sortear el desabastecimiento, pero los precios de los hoy bien abastecidos mercados se miden en moneda dura.

Además, Venezuela lidera el ránking mundial de inflación con un índice interanual de 172% en junio. El bolívar, la moneda nacional, acumula este año una devaluación de 56%. El salario mínimo se mantiene en dos dólares, aunque llega a 130 mensuales con bonos que reciben los trabajadores estatales.

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En ese marco de dificultades y bajo una fuerte oleada migratoria que sacó del país a más de 7 millones de venezolanos, la oposición denunció una nueva ola represiva.

“Alerta mundial. El régimen de Maduro desata brutal ola de represión: más de 20 desaparecidos y presos en 72 horas”, escribió María Corina Machado el martes en su cuenta de X. La líder opositora se encuentra en la clandestinidad tras denunciar un fraude masivo en las elecciones del 28 de julio de 2024, de las que este lunes se cumplirá un año.

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María Corina Machado se encuentra en la clandestinidad (Foto: REUTERS/Gaby Oraa)

María Corina Machado se encuentra en la clandestinidad (Foto: REUTERS/Gaby Oraa)

Según denuncian activistas, aún hay cientos de detenidos políticos en las cárceles venezolanas tras la represión de las protestas seguidas a las cuestionadas elecciones presidenciales.

La ONG Comité por la Libertad de los Presos Políticos denunció también “nuevas detenciones arbitrarias” en el país tras la liberación de un grupo de detenidos bajo la mediación del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero.

“Nos preocupa profundamente que, mientras algunas excarcelaciones se concretan, continúen ocurriendo nuevas detenciones arbitrarias, generando una dinámica perversa de puerta giratoria. La represión no se ha detenido y la persecución política sigue afectando a más familias venezolanas”, afirmó en un posteo en X.

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Según la entidad, “otros están a punto de cumplir un año en aislamiento absoluto, sin haber visto nunca a sus familias”. En esa situación está el gendarme catamarqueño Nahuel Gallo, detenido desde el 8 de diciembre pasado tras ingresar legalmente al país desde la frontera colombiana.

Qué está pasando con la oposición venezolana

En tanto, la oposición no logra ponerse de acuerdo en cómo enfrentar al chavismo.

La mayoritaria Plataforma Unitaria Democrática (PUD) de Machado decidió no participar en ninguna contienda electoral este año. No quiere avalar con su presencia el sistema electoral chavista, al que acusa de fraudulento y de robarle su triunfo en las presidenciales de 2024.

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Pero otro sector opositor sí decidió participar en los comicios. Hubo decenas de dirigentes que presentaron candidaturas en las elecciones regionales de mayo y otros estarán en las boletas este domingo.

En esa lista sobresalen tres: Adrián Romero, que irá por la reelección en Maracaibo, capital del petrolero estado Zulia con la coalición Gran Alianza; Gustavo Duque, actual alcalde del rico municipio caraqueño de Chacao por Fuerza Vecinal, y Jorge Barragán, que buscará ganar con el Partido Lápiz la municipalidad de la comuna capitalina de Libertador.

“Nuestro principal rival no es el (gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela) PSUV propiamente, nuestro principal rival es la desesperanza. Es levantarnos todos los días pensando que las cosas no van a cambiar y que ellos (el chavismo) ya ganaron”, afirmó Barragán, de 27 años.

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En su diálogo con TN, Jesús “Chuo” Torrealba se mostró crítico con Machado.

“A un año de la amplísima victoria en las presidenciales, la situación de la oposición venezolana es hoy de una precariedad inmensa”, dijo.

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Según afirmó, “el liderazgo de Machado fue muy golpeado por la represión y el hostigamiento del gobierno con la mayoría de sus activos en la clandestinidad, exiliados o presos. Este sector utiliza la abstención como recurso de protesta, pero sin ningún proyecto alternativo”, dijo.

Por otro lado, prosiguió Torrealba, “otro sector insiste en utilizar la organización de masas y la lucha electoral como instrumento para enfrentar al proyecto totalitario de Maduro. Es una situación de mucha confusión, sin un liderazgo claro y sin respuestas positivas de un electorado opositor que sigue sin responder ante la decepción que significó haber tenido una victoria electoral luego no reconocida”, profundizó.

“Eso ha generado mucha desconfianza en el voto como instrumento de cambio. El país mayoritariamente se opone al proyecto totalitario de Maduro, pero la dirección política opositora ha demostrado claramente ser insuficiente”, concluyó.

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Venezuela, Nicolás Maduro, María Corina Machado

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