El asesinato con arma blanca de un adolescente y las heridas a otras cinco personas en el sur de Austria el sábado fueron un «ataque islamista», afirmó este domingo el ministro del Interior.
«Es un ataque islamista que tiene vínculos con el ISIS», declaró Gerhard Karner, en referencia al grupo yihadista Estado Islámico, en una rueda de prensa en Villach, la ciudad del sur de Austria donde tuvo lugar la agresión.
El sospechoso, un solicitante de asilo sirio de 23 años, se radicalizó en línea «en poco tiempo», añadió el político conservador desde esta localidad de la región de Carintia.
La policía indicó que fue detenido justo después de la agresión gracias a la reacción de un repartidor de comida, también de Siria, que lo embistió con su vehículo al ver lo que estaba ocurriendo.
El sospechoso, que tenía un permiso de residencia válido y carecía de antecedentes penales, habría gritado «Allah Akbar» [Dios es el más grande, en árabe], según testimonios recogidos por los investigadores.
Durante el registro de su domicilio, la policía encontró «pruebas claras de pensamiento islamista radical», como banderas del ISIS colgadas en la pared, declaró Michaela Kohlweiss, jefa de la policía de Carintia. No se hallaron armas ni «otros objetos peligrosos».
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El ataque ocurrió casi medio año después que la extrema derecha lograra una histórica victoria en las legislativas de septiembre.
La formación ultraderechista FPÖ, sin embargo, fracasó esta semana en formar un gobierno de coalición con los conservadores, debido a desacuerdos en materia de inmigración y de derecho al asilo.
Habitantes de Villach colocaron este domingo velas y flores frente a la tienda donde murió el adolescente de 14 años.
«Tengo miedo por mis hijos. Temo por los que me rodean. Temo por el futuro. Temo a dónde nos llevará esto. Estoy infinitamente triste», dijo Tanja Planinschek, una vecina de la ciudad.
El ministro del Interior austriaco, Gerhard Karner, habla en una conferencia de prensa afuera de una estación de policía en la ciudad de Villach. Foto Reuters
El país «debería abrir los ojos y ver a quién dejamos entrar, a quién ayudamos, a quién dejamos con todo tipo de libertades. Si no se hace nada, irá a peor», agregó.
El gobernador de Carintia, el socialdemócrata Peter Kaiser, pidió las «consecuencias más duras» por esta «increíble atrocidad».
El líder ultraderechista Herbert Kickl se mostró a su vez «horrorizado» por el ataque y lo calificó de «fallo del sistema». «Necesitamos tomar medidas drásticas contra el asilo», afirmó.
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El ministro Karner expresó este domingo su deseo de organizar «controles aleatorios masivos (…) dirigidos a grupos concretos, como los solicitantes de asilo (…) de origen sirio o afgano», sin dar más detalles.
Austria acoge a casi 100.000 refugiados sirios. Pero tras la caída del expresidente Bashar al Asad en Siria en diciembre, el país suspendió las solicitudes de asilo de los refugiados de este país para reexaminar su situación. Otros Estados europeos le siguieron el paso.
También puso fin a la reagrupación familiar y envió al menos 2.400 cartas revocando el estatuto de refugiado. El Ministerio del Interior afirmó que está preparando «un programa coherente de repatriación y expulsión a Siria».
«Vi a una persona tendida en el suelo y a un hombre atacando a otros transeúntes, así que no me lo pensé dos veces y lo embestí«, declaró el repartidor sirio que detuvo el ataque, Alaaeddin Alhalabi, de 42 años, citado por el tabloide Krone.
El gobernador Kaiser le agradeció su actuación, recalcando que este drama demuestra cómo «el mal, el terrorismo y el bien, el humanismo, coexisten estrechamente dentro de una misma nacionalidad» en Austria.
Austria solo sufrió un atentado yihadista hasta ahora. Fue en 2020, cuando un simpatizante del autodenominado Estado Islámico abrió fuego en el centro de Viena, la capital, matando a cuatro personas.
El drama de este sábado se produjo dos días después de un atropello masivo en la ciudad de Múnich, en Alemania, en el que murieron una niña de dos años y su madre. Otras 37 personas resultaron heridas.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, afirmó este sábado en París que sigue buscando «una minoría de bloqueo» dentro de la Unión Europea contra el acuerdo comercial con el Mercosur, ratificando la histórica postura francesa en contra del pacto con el bloque sudamericano.
Francia encabeza el grupo de países europeos que se oponen al acuerdo, exigiendo que los agricultores del bloque sudamericano respeten las normas ambientales y sanitarias en vigor en la UE para evitar una eventual competencia desleal.
«Nuestros agricultores no pueden ser la variable de ajuste del poder adquisitivo (…) ni la variable de ajuste de los acuerdos agrícolas», dijo el presidente francés antes de inaugurar el Salón anual de la agricultura en París.
«Por eso, también nos opusimos al Mercosur tal como fue firmado«, declaró Macron, al referirse al tratado comercial.
El acuerdo para liberalizar el comercio entre la UE y cuatro de los países que integran el bloque sudamericano -Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay- fue firmado el 6 de diciembre de 2024, pero aún debe ser ratificado antes de su entrada en vigor.
Macron reiteró la oposición francesa al acuerdo. Foto: Alain Jocard/Reuters.
«Tal cual fue firmado es un mal texto. Y por eso haremos todo lo posible para que no siga su camino, para proteger la soberanía alimentaria francesa y europea», insistió Macron.
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«No hay nada que diga que mañana los alimentos no se convertirán en un arma, así que nuestra responsabilidad es producir en nuestro propio suelo lo que necesitamos para alimentarnos y alimentar a nuestros hijos», sostuvo.
Para ser ratificado, este acuerdo de libre comercio debe obtener la aprobación de al menos 15 Estados miembros que representen el 65% de la población de la UE, y luego conseguir la mayoría en el Parlamento Europeo.
El acuerdo al que llegaron en diciembre último los líderes del Mercosur y la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula Von der Leyen, es solo político.
En los países del Mercosur se necesitaría una ratificación parlamentaria, pero el proceso en Europa es mucho más complejo y está lleno de obstáculos.
La mayoría de los Estados miembros de la UE votarían a favor, y Francia buscaría una minoría suficiente para bloquearlo, pues el acuerdo se aprueba por mayoría calificada y las abstenciones cuentan como votos negativos.
Francia tiene por ahora el apoyo de Bélgica, Austria, Irlanda, Luxemburgo, Polonia, Países Bajos e Irlanda. No suman suficiente para bloquear la aprobación (se necesita un 35% de los países y un 45% de la población), pero Italia podría sumarse al grupo.