INTERNACIONAL
Stéphane Babonneau, el abogado que acompañó a Gisèle Pelicot a los confines del infierno: “Por momentos costaba respirar”

Stéphane Babonneau, abogado penalista con base en París, está acostumbrado a cuerpos heridos, a relatos rotos. Pero nunca, dice, había defendido algo así. Nunca una historia tan improbable, tan insoportable. Nunca una mujer como Gisèle Pelicot.
Cuando comenzaron los trabajos en la sala de audiencias de Aviñón, nadie sabía bien cómo se vería aquello. 51 acusados, más de 40 abogados defensores, custodios, periodistas, fiscales, el público, la víctima. El presupuesto estatal no alcanzaba para alquilar un recinto más grande, así que la Corte fue modificada. El banco de los acusados quedó a un metro del de Gisèle. Durante los primeros días, recuerda Babonneau, era difícil respirar.
El 21 de mayo, Babonneau participó de una videoconferencia organizada por la Red Mujeres para la Justicia y la Embajada de Francia en Argentina. En esa conversación, en la que estuvo Infobae, compartió el trayecto que lo unió, profesional y emocionalmente, a la mujer que se convirtió, sin buscarlo, en símbolo global de lucha contra la violencia sexual.
Gisèle Pelicot aparece casi siempre igual en las imágenes que circularon durante el juicio por las violaciones de Mazan -una de las causas más estremecedoras en la historia judicial francesa-: caminando rápido, rodeada de cámaras, los hombros rectos, los ojos ocultos detrás de unos anteojos de sol. Pero hubo un día, varias semanas después del inicio del juicio, en el que se los quitó.
“Tenía esos lentes para esconder sus ojos… para proteger su intimidad”, recordó Babonneau, que la acompañó durante dos años. “Pero llegó un momento en el que sintió que ya no necesitaba protegerse”.
“Lo importante para nosotros era que Gisèle pudiera ser escuchada. Si lograba asistir a dos semanas del juicio, ya sería una victoria”, dijo. Terminó asistiendo todos los días.

Pelicot tenía una vida completamente ajena a la exposición. No existían fotos suyas en redes sociales ni registros mediáticos previos a septiembre de 2024. “Vivió toda su vida sin cruzar un solo periodista”, contó Babonneau. Había pasado cuatro décadas con su marido, Dominique Pelicot, sin saber que durante diez años él la había drogado sistemáticamente para permitir que decenas de hombres —51 acusados, más una veintena nunca identificada— la violaran en su casa. Lo descubrió cuando la policía revisó los discos duros de su esposo. “Su mundo desapareció en un segundo”, dijo el abogado.
“Nunca habíamos tenido en Francia un juicio con 50 acusados y una sola víctima. Eso era algo sin precedentes”, explicó. La comparación más cercana fue con procesos por terrorismo.
Los videos —grabaciones hechas por el propio Dominique— fueron la clave probatoria del juicio. Gisèle sólo vio uno, seis meses antes del juicio. “No sabía si quería verlos. No sabía si asistiría. No sabía si permitiría que el juicio fuera público. Todo eso lo fue decidiendo con el tiempo”, dijo Stéphane.
“El caso ya se comentaba, pero pensamos que la atención mediática duraría unos días. Nunca imaginamos esto”, confesó Babonneau. Los medios internacionales cubrieron cada etapa. Gisèle solo habló dos veces: “Una intervención de 30 segundos para agradecer a quienes marcharon tras la primera semana del juicio, y otra de 25 segundos al final”, precisó su abogado. “Nos decían que no era posible, que en cuatro meses sólo hablara un minuto. Pero era un juicio, no un espectáculo”.
Pero en las calles, frente al tribunal, en marchas y en redes las pancartas y las consignas hablaban por ella: “Nous sommes tous Gisèle” o “Merci Gisèle”. Las cartas también: miles, llegadas de Australia, Irak, Argentina, Francia… De mujeres, adolescentes, varones. De sobrevivientes.
La decisión más radical fue permitir que el juicio fuera público, incluidos los videos de las violaciones. Al principio, “se moría de vergüenza. Pero un día, después de ver un video, nos dijo: ‘No entiendo por qué me tiene que dar vergüenza a mí. Ellos deberían tenerla‘”.
Ahí cambió todo. Exigir la publicidad del juicio fue una forma de disputar la narrativa, de evitar que los acusados controlaran el relato. “El juicio fue público porque ella lo quiso. En Francia, la víctima puede decidirlo. Y esa decisión, pensada hace 40 años para exponer la gravedad de la violación, encontró en Gisèle su pleno sentido”.
Cuando el presidente del tribunal quiso prohibir la difusión de los videos por considerarlos “indignos”, Babonneau intervino, a petición de su clienta. “Lo que es indigno no es el video. Es la violación. Y no vamos a ocultarla”.

En las mismas imágenes que circularon de Pelicot, también se lo ve a Babonneau. Su rostro muchas veces está ensombrecido por estar de perfil o por estar fuera de foco. Es que no era el objetivo del lente. Pero allí está, caminando a su lado, conversando. Una coreografía mínima: salir juntos del auditorio, sostener la marcha, ignorar a los fotógrafos. A veces, incluso, sonreír.
La relación entre Babonneau y Gisèle no fue inmediata. Cuando ella lo eligió, ya había pasado por otra abogada. “Hablamos mucho. Lo importante era darle el nivel justo de información en cada momento, dependiendo de su estado psicológico. Ni sobreinformar ni dejarla en la oscuridad”, explicó. La conoció cuando ya había empezado a reconstruir algo parecido a una vida.
Con su colega Antoine Camus y un equipo voluntario de jóvenes abogados, prepararon la defensa. Lo hicieron con precisión, humanidad y determinación. Y con la convicción de que no se trataba sólo de ganar un caso: “Este juicio fue un punto de inflexión. Como el de 1978 que permitió que las víctimas decidieran si sus procesos serían públicos o no. Dentro de 30 años tal vez haya otro. Y veremos cuánto hemos cambiado desde 2024”.
El caso Pelicot ya hizo historia, pero Gisèle nunca quiso convertirse en símbolo. “No quiere que piensen que es una heroína. Quiere que sepan que es humana”, repite Babonneau.
Gisèle se mudó de aquella casa que era un infierno insospechado. Vive en reserva, pero recientemente fue víctima de paparazzi que la fotografiaron en su nuevo hogar, por lo que iniciaron una demanda contra Paris Match, “un medio que está acostumbrado a hacer cosas de este tipo”. Ahora está escribiendo un libro con la ayuda de una periodista. Lo hace para responder, de algún modo, a las miles de cartas que sigue recibiendo.

Hace poco viajó a Brasil por primera vez en su vida; nunca había estado en Sudamérica. Se emocionó cuando la gente la reconocía por la calle. “Todo esto no lo hago por mí. Mi vida ya está en el pasado -dice ella-. “Lo hago para que la próxima generación no pase por esto”.
El abogado cuenta que Gisèle le dijo que ella era una afortunada. Y ante la mirada incrédula de su abogado, insistió: tuvo suerte porque había pruebas. Porque los videos existían. Porque alguien los encontró. Porque recibió afecto, respaldo, cartas, abrazos, gestos. Porque —a diferencia de tantas otras— no estuvo sola.
Esa frase fue también una incomodidad. Porque nombraba algo que no debería necesitarse: suerte para que exista justicia. Gisèle sabía que su caso era excepcional no por la brutalidad, sino porque podía probarse. Las otras, las que no tienen discos duros ni imágenes ni testigos, quedan en la sombra. Y esa sombra, dijo Babonneau, es lo que más se repite en su trabajo: mujeres que no pueden demostrar, que no pueden nombrar, que no pueden ser creídas. Fue entonces cuando empezó a preguntarse si la ley, tal como estaba escrita, alcanzaba.

Durante años, Stéphane Babonneau creyó que no hacía falta ahondar en el significado de la palabra “consentimiento”. No figuraba en la definición legal de violación en Francia, y sin embargo —decía— los jueces sabían interpretarla. Los abogados, también. “No cambia nada en la práctica judicial”, pensaba. Pero el juicio a los violadores de Gisèle lo hizo cambiar de idea. No porque la ley fuera mal aplicada, sino porque la gente común no podía entenderla. “La ley no es sólo para juristas. Es también un texto que los ciudadanos deben comprender”.
En la Asamblea Nacional y en el Senado, donde fue invitado a hablar durante el debate legislativo, Babonneau sostuvo que la justicia no puede aislarse del lenguaje de la calle. Que si una mujer no puede mirar el código penal y entender que lo que le pasó fue una violación, entonces ese código debe ser modificado. “Cambiar la ley no cambia a la sociedad —dijo—. Pero ayuda a que la sociedad quiera cambiar”.
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INTERNACIONAL
Ex-Supreme Court Justice Anthony Kennedy pleads for civil political discourse, warns ‘democracy is at risk’

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Former U.S. Supreme Court Justice Anthony Kennedy warned Thursday that the tone of political discourse and threats to judges are undermining the ability of the U.S. to serve as an example of freedom and democracy around the world.
Kennedy, a Reagan appointee who retired in 2018 during President Donald Trump’s first term, was speaking during a virtual forum about threats to the rule of law, as he defended the role of judges in a democracy and advocated for the need to protect them and their families from threats.
«Many in the rest of the world look to the United States to see what democracy is, to see what democracy ought to be,» Kennedy said during the «Speak Up for Justice» event, one day before the current Supreme Court justices are set to deliver their final rulings of the current term.
«If they see a hostile, fractious discourse, if they see a discourse that uses identity politics rather than to talk about issues, democracy is at risk. Freedom is at risk,» he continued.
BOOKER, CRUZ SPAR OVER THREATS TO US JUDGES IN FIERY SENATE EXCHANGE
Former U.S. Supreme Court Justice Anthony Kennedy warned that the «tone of our political discourse» and threats to judges are harming the ability of the U.S. to serve as an example of freedom around the world. (Getty Images)
Kennedy did not mention Trump, even as other participants expressed concern about the barrage of threats and attacks against judges for blocking key parts of the president’s political agenda during his second term, including his immigration policies, firings of federal workers and his implementation of broad-based tariffs.
But Kennedy’s remarks appeared to be sparked, at least in part, by the Trump administration’s repeated attacks against judges who have ruled against him, including some whom he appointed during his first term.
In March, Trump criticized U.S. District Court Judge James Boasberg as a «radical left lunatic» and called for his impeachment after he attempted to block the administration from removing alleged Venezuelan gang members from the U.S. under the Alien Enemies Act, a wartime presidential power Trump invoked.
Last month, Trump attacked «USA-hating» judges as «monsters who want our country to go to hell.»
Trump’s rhetoric has come alongside an uptick in threats against judges, according to POLITICO, although spokespeople for the administration have said the president is against any threats and that they would face prosecution from the Justice Department.

Kennedy, a Reagan appointee, defended the role of judges in a democracy and advocated for the need to protect them and their families from threats. (Getty Images)
Kennedy said «judges must have protection for themselves and their families» and that «judges are best protected when the public and our nation realize how central they are to our discourse.»
«We should be concerned in this country about, as I’ve already indicated, the tone of our political discourse,» he said. «Identity politics are used so that a person is characterized by his or her partisan affiliation. That’s not what democracy and civil discourse is about.»
Other participants at the forum, which featured judges from the U.S. and other countries who warned about how attacks on courts can threaten democracies, also took aim at Trump’s statement denouncing the courts.
Without mentioning Trump by name, U.S. District Judge Esther Salas, whose son was killed by a disgruntled lawyer who went to her New Jersey home in 2020, said disinformation about judges was spreading «from the top down,» with jurists attacked as «rogue» and «corrupt.»
CHIEF JUSTICE ROBERTS DOUBLES DOWN ON DEFENSE OF COURTS AS SCOTUS GEARS UP TO HEAR KEY TRUMP CASES

Kennedy’s remarks appeared to be sparked, at least in part, by the Trump administration’s repeated attacks against judges who have ruled against him. (Getty Images)
«Judges are rogue. Sound familiar? Judges are corrupt. Sound familiar? Judges are monsters. … Judges hate America,» Salas said. «We are seeing the spreading of disinformation coming from the top down.»
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Salas warned that the number of threats recorded against judges this year was reaching historic heights in the U.S., noting that the U.S. Marshals Service has tracked more than 400 threats against judges since January, when Trump was inaugurated.
«We’re going to break records, people, and not in a good way,» she said.
Reuters contributed to this report.
INTERNACIONAL
EEUU afirmó que la vía diplomática con Irán sigue abierta y que los bombardeos no excluyen un posible acuerdo futuro

La Casa Blanca afirmó este jueves que mantiene abierta la comunicación con Irán y que la relación bilateral continúa en “una vía diplomática”, en medio de tensiones provocadas por recientes bombardeos del ejército estadounidense contra instalaciones nucleares iraníes el pasado fin de semana. Así lo expresó la portavoz Karoline Leavitt durante una rueda de prensa, al referirse a los intentos de Washington de alcanzar acuerdos tras la ofensiva militar.
“El presidente Donald Trump quiere la paz, siempre la ha querido, y ahora mismo estamos en una vía diplomática con Irán. El presidente y su equipo, en particular el enviado especial para Oriente Medio, Steve Witkoff, siguen en comunicación con los iraníes”, afirmó Leavitt frente a periodistas.
El ataque del sábado por la noche tuvo como objetivo las plantas de enriquecimiento de uranio en Isfahan, Natanz y Fordow, según detalló la portavoz, quien subrayó que aunque existe disposición para dialogar, aún es temprano para definir una agenda concreta de contactos con Teherán.
Frente a las declaraciones del presidente estadounidense sobre eventuales acercamientos la próxima semana y la posibilidad de que un acuerdo ya no sea imprescindible tras los daños infligidos al programa atómico de Irán, Leavitt indicó que “acaban de realizar este ataque” y pidió paciencia antes de divulgar plazos oficiales.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores del régimen iraní, Abbas Araghchi, negó firmemente las especulaciones de que Irán se dispone a reanudar las negociaciones nucleares con Estados Unidos.

“Algunas especulaciones sobre la reanudación de las negociaciones no deben tomarse en serio”, dijo Araghchi en la televisión estatal. “Quiero dejar claro que no se ha llegado a ningún acuerdo, arreglo o conversación para iniciar nuevas negociaciones. Todavía no se ha establecido ningún plan para iniciar negociaciones”.
“No se ha llegado a ningún acuerdo o arreglo para reanudar las negociaciones. No se ha hecho ninguna promesa ni se ha mantenido ninguna discusión al respecto”, declaró Araghchi al canal estatal de noticias iraní IRINN.
“Hemos tenido una experiencia engorrosa con los estadounidenses: que traicionaron las negociaciones en mitad del proceso. Esta experiencia afectará sin duda a nuestras decisiones futuras. Pero esa decisión se tomará en última instancia en función del bienestar del pueblo iraní, no de las emociones ni de ninguna consideración superficial o temporal”, añadió.
Leavitt también informó que ha mantenido conversación “extensa” con Steve Witkoff y aseguró que la diplomacia estadounidense se coordina no solo con las autoridades iraníes, sino también con intermediarios claves como Qatar. Describió a la administración qatarí como un “aliado y socio increíble durante todo este proceso” y recordó que el emirato ha desempeñado un rol central como mediador, junto con Estados Unidos, entre Irán e Israel para propiciar el diálogo y promover un alto el fuego alcanzado el lunes.
Washington mantiene contacto constante con aliados en la región del Golfo Pérsico y el mundo árabe, en línea con los esfuerzos por consolidar “un acuerdo con Irán sobre la alianza con el Estado de Israel”, explicó Leavitt. Aseguró que la relación entre Washington y Tel Aviv “nunca ha sido tan fuerte” y resaltó la expectativa de que más Estados árabes se sumen a los Acuerdos de Abraham, iniciativas de normalización de relaciones diplomáticas con Israel ya adoptadas por Emiratos Árabes Unidos, Sudán, Baréin y Marruecos.

Por otra parte, la portavoz de la Casa Blanca también criticó al líder supremo iraní, el ayatollah Ali Khamenei, porque consideró que ejecuta una estrategia para “salvar las apariencias”, tras sus declaraciones públicas en las que minimizó el impacto de los bombardeos estadounidenses sobre las instalaciones nucleares. “Vimos el video del ayatollah, y cuando se tiene un régimen totalitario, hay que salvar las apariencias”, afirmó Leavitt en referencia a la postura del líder iraní, quien sostuvo que el presidente Trump “exageró” el daño logrado por la ofensiva militar.
El gobierno estadounidense sostiene que, pese a la escalada militar, continúa priorizando el entendimiento diplomático con Teherán y sus aliados regionales, considerando la persistente inestabilidad en el Medio Oriente y la búsqueda de nuevas fórmulas de cooperación.
(Con información de AFP y EFE)
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