INTERNACIONAL
“Tráiganlos a casa»: mientras avanza la ofensiva en Gaza, crece la angustia de las familias de los rehenes
Abbey Onn perdió a su tía y a un primo pequeño cuando los atacantes de Hamas arrasaron el kibutz Nir Oz el 7 de octubre. Ahora Onn está preocupada por lo que pueda ocurrirles a otros tres miembros de su familia que fueron tomados como rehenes ese día, mientras Israel bombardea la ciudad de Gaza en un intento por acabar con el control del grupo terrorista sobre la Franja.
Quiere que el mundo recuerde que Ofer Kalderon y sus hijos Sahar, de 16 años, y Erez, de 12, están atrapados entre dos fuegos.
«Mientras ellos sean rehenes, todos lo somos», dice Onn. «Y los necesitamos en casa para que se resuelva lo que sea que esté ocurriendo allí. No creo que sea una solución sencilla, pero no se puede tener rehenes y librar una guerra al mismo tiempo».
Los amigos y familiares de los aproximadamente 240 rehenes en poder de Hamas temen que sus seres queridos sean una ocurrencia tardía para los políticos y generales que dirigen la campaña. Hamas difundió el lunes un video del primer rehén cuya muerte en cautiverio se ha confirmado.
Con gran parte del norte de Gaza arrasado y los combates cara a cara en curso, la cuestión de cómo liberar a los rehenes de forma segura es cada vez más urgente. El doble objetivo de Israel de aplastar a Hamás y liberar a los rehenes está a punto de chocar.
Escudos humanos
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó que el objetivo del asalto a Gaza es impedir futuros ataques contra Israel destruyendo a Hamas y asegurándose de que no pueda volver a gobernar el territorio.
Por otro lado, el grupo extremista palestino es reacio a liberar a los rehenes porque son útiles como escudos humanos y ofrecen una ventaja para obtener concesiones de Israel, afirma Justin Crump, ex comandante de tanques del ejército británico y director general de Sibylline, una empresa de asesoramiento estratégico con sede en Londres.
Cualquier operación de rescate sería arriesgada porque los militantes retienen a sus cautivos en lugares secretos, probablemente túneles subterráneos, donde pueden tender emboscadas a los soldados israelíes e infligirles numerosas bajas, afirma Crump.
«Los israelíes quieren a los rehenes, pero no es el único objetivo de esta operación. Y no van a ser rehenes de los propios rehenes, si eso tiene sentido», afirma. «Tienen que centrarse en su objetivo más importante».
Pero ahora que el ejército israelí afirma que Hamas ya no controla Gaza, es posible que Israel esté pronto dispuesto a negociar la devolución de los rehenes, afirma Nomi Bar-Yaacov, miembro asociado del programa de seguridad internacional de Chatham House, un think tank de asuntos económicos y globales con sede en Londres.
“Creo que estamos en un momento decisivo», afirma. «No creo que Israel logre todos sus objetivos militares, pero significa que logró una parte importante de ellos. Y, por tanto, creo que éste es el momento en que habrá que llegar a un acuerdo, y cuanto antes mejor».
El teniente coronel Richard Hecht, portavoz militar israelí, afirma que el bombardeo era necesario para aplastar a Hamás y presionar a los militantes para que liberen a los rehenes. Cuando se le preguntó si el ataque a Gaza estaba poniendo a los rehenes en mayor riesgo, Netanyahu dijo la semana pasada que Israel «tenía eso en consideración.»
«No hay nadie que quiera recuperar a nuestros rehenes más que nosotros», declaró a ABC News.
Oliver McTernan, que trabajó en la negación de rehenes durante 20 años, dice que las familias de los rehenes tienen razón en estar preocupadas. La única forma de lograr la devolución de los cautivos, afirma, es un alto el fuego de duración suficiente para trasladarlos con seguridad a través del campo de batalla. Israel afirma que tal medida simplemente permitiría a Hamás rearmarse.
«Creo que cada día que pasa hay un riesgo -riesgo con los bombardeos, riesgo con las incursiones y lo que sea- de que los civiles, los civiles israelíes, mueran en Gaza», afirma McTernan. Eso, dice, «debería ser una prioridad de cualquier gobierno: garantizar su seguridad y el regreso con sus familias».
Miedo y preocupación
Eilon Keshet es uno de esos familiares. Durante el ataque al kibutz Nir Oz, Hamas secuestró al primo de Keshet, Yarden Bibas, a su esposa, Shiri, a su hijo Ariel, de 4 años, y a su bebé Kfir, que con sólo 10 meses es el rehén más joven.
«Tengo miedo de la guerra en Gaza, hay explosiones y disparos por todas partes», dice. «Tengo miedo de que mi familia salga herida, pero entiendo que nosotros también debemos actuar, para que vuelvan con nosotros».
Las familias de los rehenes iniciaron el martes una marcha de cinco días desde Tel Aviv hasta Jerusalén para centrar la atención en sus seres queridos. La marcha comenzó con un minuto de silencio por Noa Marciano, la rehén de 19 años cuya muerte se anunció el lunes.
Hamas afirma que los ataques israelíes mataron a decenas de cautivos, pero no aportó pruebas. Israel rechazó tales afirmaciones calificándolas de guerra psicológica.
La semana pasada, Rachel Goldberg se unió a otra manifestación en el Muro Occidental y la Cúpula de la Roca, en Jerusalén oriental -sitios sagrados para judíos y musulmanes-, y pidió a los líderes mundiales que no olvidaran a los rehenes, incluso cuando la atención mundial se desplaza hacia el horror de las víctimas civiles en Gaza.
Su hijo, Hersh Goldberg-Polin, fue secuestrado en el festival de música Supernova el 7 de octubre.
Los rehenes llevan 32 días bajo tierra en Gaza», dijo en la manifestación. «Pido a todas y cada una de las personas aquí presentes y a todas y cada una de las personas del planeta que hagan de su misión liberar a estas almas, 240 almas. Proceden de 33 países diferentes, tienen edades comprendidas entre los 9 meses y los 85 años, son judíos, cristianos, musulmanes, hindúes y budistas. Son seres humanos y te necesitan».
Pero la desesperación de las familias también está teñida de esperanza: esperanza de paz y de que los rehenes sean finalmente rescatados.
«No conozco a ningún israelí o judío que desee que ningún ciudadano o civil de Gaza pase ahora mismo por lo que están pasando ellos, ninguno de nosotros», afirmó Onn. «Queremos a nuestras familias en casa. Esa es nuestra prioridad número 1».
Fuente: The Associated Press
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