Hay que seguir agarrando ritmo y adaptándome al fútbol argentino”, reconocía un recién llegado Sebastián Driussi durante los últimos días de enero. Y es que claro, los casi tres meses de inactividad que el Gordo tuvo entre el final de la temporada con el Austin FC y su llegada a River, lógicamente le demandaron un proceso de adaptación al fútbol argentino que aún le continúa pasando cierta factura.

En gran parte por la importante inversión que hizo River por él -u$s10 millones por el 100% de su pase-, pero también por el grato recuerdo que tenían los hinchas de su primer ciclo en el club; la vuelta de Driussi a Núñez generó unas expectativas que, de momento, el delantero no logra cumplir. Y es que si bien ha tenido algunos pasajes de buen nivel, sobre todo en el partido por Copa Libertadores frente a Universitario, donde se mostró participativo en la creación del juego y en las combinaciones con los volantes del CARP en el PT, aún no ha logrado mostrar ese poderío ofensivo y esa contundencia que lo caracterizaron en su paso por la MLS y en su primer ciclo con la camiseta de River.

Esta deficiencia en el aspecto ofensivo se vio claramente reflejada en las pocas ocasiones que generó en los 512’ de juego que tiene en el 2025 -recién el pasado sábado frente a Sarmiento realizó su primer tiro al arco desde que volvió al club- y en la poca participación que tuvo en los ataques del CARP, ya que tampoco pudo asistir a ningún compañero en este nuevo ciclo.

De igual manera, Gallardo seguramente vuelva a poner sus fichas en el Gordo, aquel delantero al que fue a buscar, al que intentará recuperar y al que este martes, probablemente, le dé la chance de, junto a Facundo Colidio, conformar la delantera de River para ir por la segunda victoria en la Libertadores.