El infierno a veces puede ser encantador. El Diablito del Manchester City le puso llamas a la película rodada en Atlanta, con ese golazo desde un remate que superó la barrera y dejó de rodillas -literalmente- al arquero, sin reacción. Qué mejor que debutar de titular (ya había jugado dos partidos al ingresar desde el banco) con ese tiro libre en un 2-0 parcial que despejó por completo el camino hacia una victoria contundente, inapelable. Claudio Echeverri, el argentino que brilló en River, fue protagonista de un triunfo por 6-0 contra el anémico e impotente Al Ain.

No pudo, Echeverri, completar el encuentro. Salió en el entretiempo porque, previo a su anotación, había sufrido una dolencia. Pero ya había sellado lo más importante, había dejado su marca en una victoria que le permitió al equipo de Guardiola llegar a los seis puntos (al igual que Juventus) y sacar pasaje rumbo a los octavos de la Copa del Mundo.

Antes de la perla de Diablito había anotado Gündogan, con un zurdazo que se le metió por arriba al arquero. Después Haaland estampó el 3-0, de penal. El City cocinaba todo en el PT, pero aumentaría en el segundo con otra conquista de Gündogan (gran definición) y de los ingresado Bobb y Ckerki.

Pep decidió cambiar a los 11 jugadores con respecto al triunfo por 2-0 ante el Wydad FC. Y los nombres elegidos le cumplieron con gran solvencia en un partido que fue lo más parecido a un trámite. Dominador absoluto, apenas hubo un momento de sobresalto para el City con ese tiro de Chadli que desvió Ortega.

El conjunto de los Emiratos Árabes tenía dos opciones: adelantarse en el campo en busca del descuento, a riesgo de recibir más goles con espacios cedidos, o continuar con cautela en su campo para, al menos, conservar esa diferencia. Eligió lo primero, con una línea de cinco en una defensa muy cerrada, posicionada muy cerca de su arquero.

El team de Pep siguió con su unipersonal. No hubo equivalencia alguna entre el City y el Al AIn, que recibió 11 goles en dos partidos y quedó último en el grupo.