“No puedo maquillar un estado de ánimo donde sé que cada vez está más complicado todo”, confesó Ricardo Gareca, con un gesto que evidenciaba más que las palabras. El entrenador de Chile no dio vueltas y asumió un escenario adverso, sin caer en el dramatismo, pero tampoco sin eufemismos: “No siento que Chile esté afuera del Mundial. Acepto también que cuando se reducen las posibilidades, tenés que ganar el 100% de los puntos y los rivales tienen que perder. Si bien esto es fútbol, no me encuentro tampoco en el mejor estado de ánimo”.

La caída ante Argentina dejó una sensación de partido partido: un primer tiempo sin rumbo, donde la selección chilena se mostró desorientada —“nos costó demasiado”— y un segundo tiempo con correcciones que, aunque mejoraron la imagen, no alcanzaron para revertir el resultado. “Entramos desacomodados y asumo la responsabilidad de los errores”, señaló Gareca, apuntando directamente a su planificación. “No fue un problema de Vidal, fue un problema mío. El equipo no se pudo acomodar en el primer tiempo como pensaba y tuve que corregir en el segundo”.

Uno de los ajustes más visibles fue el ingreso de Felipe Loyola. “El cambio de Loyola sucedió y uno se va convenciendo a través de actuaciones. En el segundo tiempo el equipo fue corrigiendo cosas y logramos emparejar”, explicó. Fue Loyola quien dio equilibrio en la mitad del campo y permitió a Chile avanzar con algo más de claridad. “Lucir deslucido contra la Argentina y recibir un gol como el que recibimos… les dejamos la pelota, dejamos que encuentren claridad y espacio. En el segundo tiempo, Loyola se acomodó mejor”.

Gareca insistió en que el plan inicial buscaba neutralizar a la Argentina en los momentos clave: “Queríamos esperar nuestras oportunidades y nuestros momentos. El plan era reducirle los espacios, que no encuentre espacios en situaciones ofensivas, donde ellos más te lastiman”. Pero la ejecución falló: “Lo que más me duele es el gol que hemos recibido y de la manera en la que lo hemos recibido. Eso me provocó un determinado fastidio. Si hay algo que remarcamos y trabajamos era tratar de que no nos agarren mal parados”.

El técnico también defendió la decisión de mantener ciertas ideas que funcionaron en partidos previos, aunque los resultados no acompañaran. “Venía sosteniendo mi intención de mantener algo que creímos que era bueno. El rendimiento ante Perú, Venezuela, Paraguay y Ecuador funcionó. Si bien no tuvimos resultados, quedamos conformes con el rendimiento. Hoy no estuvimos finos en el primer tiempo y después nos acomodamos”.

Sobre Alexis Sánchez, Gareca fue claro: “Creo que hizo un buen partido porque buscó, intentó, tuvo una situación importante y ya en el segundo tiempo lo ayudó más a conectar. En el primer tiempo no podíamos encontrar el balón y eso lo perjudicó en el juego también”. Y al ser consultado por Arturo Vidal, evitó poner el foco en el jugador: “Fue un cambio táctico que creíamos necesario dado el rival. Él es un jugador de mucha jerarquía. El análisis quizás es un poco cruel y termina siendo afectado, pero depende estrictamente de él. Muchas veces esta clase de figuras, lógicamente, pasa el tiempo y se les exige más por lo que demostraron. El tiempo es importante para todo el mundo”.

En definitiva, Gareca no eludió responsabilidades. “Acepto cualquier análisis de esta característica”, dijo con serenidad. Pero también dejó claro que, más allá del contexto desfavorable, aún no baja los brazos. Porque, aunque “es un partido que a uno se le presenta complicado”, todavía queda margen para pelear.