Alejandro Garnacho fue de los más golpeados una vez consumada la consagración del Tottenham ante el Manchester United en la final de la Europa League. El jugador de la Selección, que ingresó a los 26 minutos del segundo tiempo, hizo lo imposible para torcer el rumbo de su equipo, el cual nunca encontró la forma de hacerle daño a su rival. Sin embargo, durante los 19 minutos que estuvo en cancha, Garnacho le generó más de un dolor de cabeza a los Spurs.

Y es que una vez que ingresó en lugar de Mason Mount, el ofensivo de 20 años se mostró activo por el sector izquierdo, en donde trató de jugar a espaldas de Udogie. Es así que, apenas dos minutos después de entrar al campo de juego, tuvo una clara: recibió un pase largo de Bruno Fernandes, encaró bien contra su marca y remató un disparo bajo que fue bien tapado por Vicario.

Eso es lo que buscó Amorim con el ingreso de Garnacho. Más agilidad y generar peligro por los costados, algo que su equipo no venía haciendo ya que chocaba constantemente con el planteo ordenado dispuesto por Ange Postecoglou que, en definitiva, también terminó bloqueando al jugador de la Selección.

Y es que no tuvo grandes chances más allá de esa jugada. Si bien intentó generar desequilibrio, la desesperación, sumado a la solidez del Tottenham, le jugaron en contra: apenas pudo realizar una gambeta y perdió seis veces la posesión. Para colmo, y como muestra del mal funcionamiento que tuvo el United en la final de Bilbao, Garnacho tuvo que recuperar dos veces la pelota y no le quedó otra opción que acudir a los pelotazos en los minutos finales intentando ubicar a Maguire, ya en ese momento jugando de 9.

Incluso, sobre el final, entre Garnacho y Casemiro no pudieron terminar una jugada clave: en el último córner, ambos fueron a buscar una pelota al segundo palo y se molestaron entre sí, ya que el brasileño terminó dándole desviado de chilena, al mismo tiempo que el argentino trataba de realizar una tijera.

Así, el tiempo se consumió y el United sumó una nueva decepción en la temporada. Es por eso que Garnacho terminó sumido en la impotencia y totalmente desconsolado en el campo de juego, solo, procesando lo que acababa de pasar y con esa sensación de haber quedado tan cerca, pero también tan lejos de la gloria.