No había mejor forma de volver a la Argentina. Ante Columbus Crew, Lionel Messi jugaba su último partido con el Inter Miami antes de volar hacia nuestro país para volver a ponerse la camiseta del campeón del mundo. La espera se hizo larga porque el capitán de la Selección se había ausentado de la doble fecha de marzo por una lesión muscular que no le permitió viajar para enfrentar a Uruguay y Brasil. De hecho, el #10 vio desde Fort Lauderdale el baile de la Mayor a la Canarinha en el Monumental. Pero ahora, en la previa de los cruces con Chile y Colombia -y en la última presentación con su equipo antes de inaugurar el Mundial de Clubes frente al Al Ahly de Egipto post Eliminatorias- el rosarino se lució. Y cómo.

Ante Columbus Crew, Messi tenía que ganar para que su Inter Miami volviera a acomodarse en su Conferencia luego de un bajón futbolístico que generó ruido puertas adentro. Y la noche no pudo ser mejor. Porque Messi tuvo un primer tiempo de ensueño: metió dos golazos y, además, convidó una asistencia. Un show de tres actos. El primero, a los 13’: Leo asistió a Allende, que puso el 1-0. El segundo, un par de minutos después: Messi aprovechó un error de Hagen, arquero de Columbus, quien le puso la pelota en el pecho en una salida por abajo infructuosa y luego no pudo evitar que el tiro de emboquillada se colara en el arco. El tercero, a los 28’: quedó mano a mano y definió por arriba, pinchándosela a un arquero completamente resignado -no sin antes pispear al línea para corroborar que estaba habilitado.

Con eso alcanzó para generar una diferencia que no estuvo en riesgo ni siquiera cuando Inter bajó el ritmo. Ruvalcaba descontó, es cierto, pero los goles de Luis Suárez y Fafá Picault decoraron un 5-1 que Javier Mascherano celebró con todo al igual que Leo, quien embarcará rumbo al país para enfocarse de lleno en la Mayor, para reunirse con esa gente que tanto lo extrañó.