Connect with us

INTERNACIONAL

9/11 families urge Trump to press Saudis for accountability ahead of MBS visit to DC: ‘Overwhelming evidence’

Published

on


NEWYou can now listen to Fox News articles!

Ahead of a visit to the nation’s capital by Saudi Crown Prince Mohammed bin Salman (MBS) on Tuesday, a cohort of 9/11 survivors, first responders, and family members of those lost, are urging President Donald Trump to demand that Saudi Arabia take accountability for its alleged role in the tragic Sept. 11, 2021 attacks.

Advertisement

Several weeks ago, United States federal district court judge George B. Daniels ruled against Saudi Arabia’s efforts to dismiss a lawsuit brought against them by the families of 9/11 victims, which alleged the country was party to the attacks. Daniels’ decision to let the case go to trial appeared to agree with the judge claiming in his August 2025 ruling that Saudi government agents provided «essential support» for the hijackers.  

«The backdrop to this visit is the recent ruling of a federal judge in New York that Saudi Arabia must stand trial for its role in the 9/11 terrorist attacks that murdered 3,000 of our loved ones,» 9/11 Justice President Brett Eagleson, whose father died in the attacks, said. «As Washington prepares to roll out the red carpet for the Saudi Crown Prince, we want to shine a spotlight on the facts found by the court, the overwhelming evidence of Saudi government support for the 9/11 plot, and the families’ nearly 25-year fight for justice.»

The statement follows a similar call to Trump from 9/11 Families United, a separate group representing 9/11 victims and their families, which was released last week. 

Advertisement

THE QUIET WAR: HOW TERROR HAS EVOLVED SINCE SEPT 11

World Trade Center Tribute in Light seen from Brooklyn. (Fox News Photo/Joshua Comins)

Fox News Digital reached out to the Saudi Embassy in Washington, as well as the White House for comment, but did not receive a response in time for publication. 

Advertisement

Daniels’ August ruling implicating Saudi Arabia in the 9/11 attacks is just one of the latest developments in a multi-decade legal battle that started in 2002.

While the kingdom has denied that anyone from the Saudi Arabian government directed the individuals accused of conspiring with 9/11 hijackers, Daniels said he found it «more likely than not» that there was «some connection.» 

The allegations center around Omar al-Bayoumi and Sheikh Al Fahad Thumairy, two individuals that the 9/11 victims allege were party to helping the hijackers.

Advertisement

SAUDI ARABIA’S 40-YEAR-OLD DISRUPTOR: HOW MBS REWIRED THE KINGDOM IN 10 SHORT YEARS

Saudi Arabia

Crown Prince Mohammed bin Salman seen speaking to former President Joe Biden. (Bandar Algaloud/Courtesy of Saudi Royal Court/Handout via REUTERS)

Among the allegations against Bayoumi, who has significant ties to the Saudi government according to declassified FBI documents, is that he helped the hijackers find an apartment. When the hijackers applied for the apartment, Bayoumi co-signed the lease and listed himself as the new apartment’s guarantor.

According to Bayoumi, it is customary for the Islamic community to help newcomers find an apartment.  

Advertisement

Meanwhile, evidence also showed Bayoumi traveling to Washington, D.C. alongside two Saudi government officials employed by the embassy, according to Daniels’ ruling. Both of the Saudi government officials, Mutaeb Al-Sudairy and Adel Al-sadhan, also had ties to Thumairy, who they met in Los Angeles for an Islamic event between December 1998 and January 1999. 

After spending a few days in Los Angeles, according to Daniels, the pair of Saudi officials traveled to San Diego, where they stayed with Khalid Sheikh Mohammed, alleged mastermind of the 9/11 attacks.

A subsequent letter from Bayoumi to Thumairy thanked him for coordinating the trip that «provid[ed] us with brothers Mutaeb Al-Sudairy and Adel Al-sadhan.»

Advertisement

Thumairy, who left the U.S. for Saudi Arabia shortly before the 9/11 attacks, is accused of having met with the hijackers when they first came to California in early 2000. He denies the allegation despite being pictured with them, according to Daniels. Bayoumi, who federal agents found in 2001 was in possession of a notepad with various airplane drawings, calculations, and notes in it, is alleged to have met them shortly thereafter.

U.S. President Donald Trump is seen speaking with Saudi Crown Prince Mohammed bin Salman during a visit to Riyadh in May 2025.

U.S. President Donald Trump meets with Saudi Crown Prince Mohammed bin Salman during a coffee ceremony at the Saudi Royal Court on May 13, 2025, in Riyadh, Saudi Arabia.  (Win McNamee/Getty Images)

CLICK HERE TO GET THE FOX NEWS APP

President Trump is set to host the Crown Prince for talks Tuesday. Improving diplomatic relations between the two nations has been a priority for Trump. He visited the kingdom in May, which was his first major international trip of Trump’s second term.   

Advertisement

«I hope that Saudi Arabia will be going into the Abraham Accords very shortly,» Trump told reporters aboard Air Force One on Friday ahead of this week’s MBS meeting in Washington, according to the Associated Press. 

saudi arabia,september 11,white house,donald trump,foreign policy

Advertisement

INTERNACIONAL

Lo “fácil” sería narrar un episodio de volación tras otro: lo que Neige Sinno hizo con el abuso de su padrastro

Published

on


La escritora francesa Neige Sinno se metió con un tema personal y lo hizo universal.

Esta entrevista, el encuentro real entre la periodista y la escritora, empieza de una forma muy rara. No con una pregunta, no con un comentario sobre el tiempo o el tránsito, no directo al grano, hablando del libro. La charla, en el patio de un hotel en el centro de la ciudad de Buenos Aires, a metros del Obelisco, arranca cuando la entrevistadora llega, se sienta, busca en su teléfono un poema y le pide a su entrevistada que lo lea. La entrevistada es Neige Sinno, es francesa, viene aquí en la gira de presentación de su libro Triste tigre, donde cuenta -y piensa- que su padrastro la violó desde los 6,7 años hasta los 12. El poema es Tamara Tenembaum, cuyo padre es una de las víctimas del atentado a la AMIA. Nada que ver. Pero…

book img

Triste tigre

Advertisement

Por Neige Sinno

Audiolibro

El poema dice así: “Hay cosas / que para hacerlas / poemas / solo hay que contarlas. / Mi papá se murió / el día / que fue a la AMIA / a hacer el trámite / para enterrar a su papá / (mi abuelo) / en el cementerio / de La Tablada. / Listo”. Tal vez, piensa la periodista, lo que tiene para contar Sinno es tan enorme, tan fuerte, tan arrasador, que alcance con decirlo. La escritora -habla perfecto castellano, vivió en México- lee, dice “Guau”. Pero…

Advertisement

-Esa es la maldición, ¿no? -dice.

-Claro, no poder hablar.

-La idea de que no hay nada más que decir.

Advertisement

-¿Contra eso es Triste tigre?

-Es como una rebelión. La vocación de escritor es querer contar a pesar de todo. En algún momento pensar que no el mío no era un buen punto de vista. Estaría mejor estar un poquito de lado, ser la hermana… o alguien que vio. A nivel escritura sería más interesante. Y no, pues, me tocó estar ahí. Pero no me puedo quedar en este “listo”, en este “voilà”, porque hay más.

-¿Qué más?

Advertisement

-¿Qué pasa después? Y después, y después. Como los efectos en cadena que tuvo sobre todo el resto de mi vida, de la vida de esta persona que soy. Pero lo quise hacer es más complejo, como con más capas. Entonces, nos alejamos bastante en algunos momentos de lo que pasó para regresar…

“No solo queremos que se reconozca que existe esa experiencia: queremos castigo para los violadores y queremos que cambien las relaciones de poder. Y ser parte de ese cambio”

-La sensación es que vas descubriendo sentidos y los lectores también. Desde el principio está claro el propósito de no hacer algo solo testimonial y, definitivamente, no hacer algo de impacto, lo que sería muy fácil.

-De algún modo sería muy fácil. Qué raro decir eso, ¿no?

Advertisement

Sí, claro. Lo “fácil” sería narrar un episodio de violación tras otro. Neige no lo hace, aunque algo cuenta y alcanza. Parcamente, pero hay imágenes insoportables. Como cuando está mirando fotos de su infancia y dice: “Algunas horas después de las fotos, o antes, me llevó a un cuarto apartado y le hice una felación. No tuve que agacharme, solo estábamos él de pie y yo enfrente, ya que entonces apenas le llegaba a la cintura”. Por si alguien no entendía.

El hombre -nunca dice cómo se llama- se había encontrado con la madre de Neige cuando ella estaba separada, triste, con dos chicos. Y él llega, buen mozo y seductor. De a poco, se va dejando ver: “Es alto y fuerte. Brutal incluso. Su voz pasa fácilmente de la suavidad a la violencia. Cuando algo empieza a enfadarlo, grita. Grita fuerte. Da órdenes”. Él habla de los malos tratos recibidos, la nena en algún momento hasta se compadece. “Durante mucho tiempo lo percibí como un demiurgo, un ser más grande que la vida. Una criatura mitológica, un Sísifo, un Prometeo torturado por sus demonios. Más tarde, echando la vista atrás, pensé que tal vez solo era un pobre tipo que tenía el don de manipular a los demás y que se aprovechó de la vulnerabilidad de alguien aún más débil que él». En la familia lo miman, le dicen que sí para que no se enoje, que no estalle. Eso no es extraño, muchas familias lo hacen.

"Triste tigre", el libro de
«Triste tigre», el libro de Neige Sinno.

Pero Sinno, además de buscar qué pasa con este hombre que confiesa en el juicio por violación de una menor, va más allá. El silencio, el poder, el miedo, la sujeción económica, la fuerza de una personalidad que hace que lo traten como “Es un buen tipo que violó a una nena”. Un tipo al que “el mal paso” no lo condena a la soledad: cuando sale de la cárcel una mujer se casa con él y tiene cuatro hijos.

Ella, en cambio, se siente señalada, avergonzada. “El tabú en nuestra cultura no es la violencia sexual en sí, que se comete con frecuencia, sino hablar de ella, pensarla, analizarla”, escribe. Pero seguimos en el patio del hotel:

Advertisement

-La gente te cuenta cosas, sus historias…

-Sí, incluso gente que tiene otros traumas de otro tipo. Hay personas a las que, después de leer el libro, después de un tiempo, le aparecieron ciertas imágenes, recuerdos olvidados y sensaciones extrañas. Como la de estar en un mundo, el mundo real. Pero que a la vez haya otro mundo, como una sombra de este. La sensación de que es completamente absurdo estar aquí hablando contigo y a la vez con lo que vi del ser humano, de la vida. Esa cosa que vi, que me acompaña siempre, no encaja con ir a comprar algo, con ir a pasear… La vida normal.

-Pero no sé qué es la vida normal. Vos hablás con historiadores que te dicen que muchos soldados hacen atrocidades en las ciudades que conquistan “porque pueden”. Uno dice: ¿pero por qué quieren?

Advertisement

– Es decir, que si no lo hacemos es porque no podemos, y que entonces siempre existe este deseo de abusar,si no está controlado. Es una hipótesis muuuuy negra, muy oscura, ¿no?

¿Superar? No es una opción.
¿Superar? No es una opción. Neige Sinno, contra los lugares comunes.

-Es difícil pensar que todas las personas que tengo alrededor quieren abusar.

-Son hipótesis. Que se van ahí armando y en el libro intento llevar hasta sus últimas consecuencias.

-Pensé que iba a empezar esta entrevista con una sola pregunta que era: “¿De qué querés hablar?“. Bueno, ¿de qué querés hablar?

Advertisement

-De este libro. Durante mucho tiempo realmente no quería escribir eso, no quería estar tanto tiempo con el tema. Luego pensaba que lo iba a transformar mucho más, ficcionalmente.

-Incluso en un momento te preguntás si el testimonio es un género menor o no lo es. Por lo que venía leyendo, hubiera creído que para vos lo era. Y después decís: “No, no, no solo no es un género menor, sino que aparte es necesaria esta imagen explícita”.

-Es que he cambiado de opinión. El libro es también un viaje interior en elq ue cambio de opinión en relación con el género.

Advertisement

-Me imagino que la escritura debe haber tenido momentos emocionales fuertes. No es escribir cualquier cosa.

-Un entusiasmo de escritura que pocas veces he sentido. Que a veces te pasa en una novela cuando ya está superencaminada, como que te levantas en la mañana y sigues lo que has escrito. Desde el principio me pasó, regresamos a México de un viaje de Francia y tenía jet lag, así que aproveché y me levanté a las cinco de la mañana. Y luego lo hice durante varios meses.

“Callarte es como un sacrificio para que se mantenga la estructura. Tú quieres también que siga existiendo tu familia”

-¿A vos te parece que este libro sería bueno para las escuelas?

Advertisement

-Sí, en una lectura acompañada. En Francia ha pasado, lo leyeron mucho en las escuelas porque se ganó un premio que es de los alumnos del último año de secundario. Y, a partir de ahí, lo empezaron a leer jóvenes de la misma edad. Después en algunas escuelas lo censuraron.

-Es un caso que fue a la justicia, él confesó… Y el libro es sutil. Y muy útil cuando contás cómo hablaste con tu hija. ¿Qué vieron para censurarlo?

-Cuando lo hacen, no lo han leído. Pasa con en las conversaciones de amigos también: es vergonzoso simplemente estar cerca de alguien que fue violado.

Advertisement

-¿La vergüenza es tuya?

-Eso es lo común. En todas partes la gente piensa que está protegida: “En esta familia, no”, dicen. “Por suerte, en nuestra familia no nos tocó”. “Por suerte, en nuestra escuela nunca ha pasado nada incómodo” Pero ves las cifras y no puede ser. Si una de cada diez es abusado y tienes 1.700 niños… Son un montón de niños que están viviendo esto en sus casas. Pero la idea no es que lean el libro así nomás sino que estén acompañados por sus profesores, que les den claves de lectura, que se pueda hablar, que haya comprensión.

-¿Cuál es el riesgo?

Advertisement

-Se necesita que que los profes estén dispuestos a recibir testimonios que se van a desencadenar: “A mí en mi casa me pasó tal” o “Qué consejo me puedes dar en la situación tal con el tío”. Sii no lo hacemos en las escuelas, ¿dónde lo vamos a hacer?

-Es un libro contra la ilusión de la autoayuda, la idea de “superar”. Vos decís: “Me violaron de chica esto me constituye, quién lo supera?

-Quería mostrar un poco lo absurdo, a nivel racional, de eso de “superar”. Y además se ha vuelto un cliché. Mi hija, cuando lo regaño de más, me dice: “Supéralo”. Como que ya olvídalo.

Advertisement
La escritora francesa Neige Sinno
La escritora francesa Neige Sinno vivió en Estados Unidos y en México. (Maheì Elipe)

-Pero además se vuelve una carga moral hacia la víctima. Si vos no lo superás, es porque te pasa algo. Sí, cómo no me va a pasar…

-Es algo muy dañino para las personas, que tienen la sensación de que están fallando. El libro no es un diálogo con las otras víctimas, pero están ahí. Están ahí las personas que se suicidaron, las personas que no siguieron adelante. ¿Cómo vamos a construir una superioridad moral del que sí lo logra? Es muy probable que sea al revés, que una persona que ve eso que yo vi y decide que no quiere estar en este mundo… No veo el fallo moral. Los puros no pueden seguir, tienes que firmar este pacto con lo ambivalente, lo trágico y reconocer que esto es el ser humano, yo soy un ser humano, esto está dentro de mí. Me lo hicieron, no lo hice yo, pero está dentro de mí, lo vi. Y tomo la decisión de seguir en este mundo con lo que sé. Sin superarlo.

Sin superarlo.

-¿Porqué voy a superarlo? En la idea de superar está un poco la idea de dejar atrás. Pero puedo tomar algo de las filosofías del desarrollo. Por ejemplo, el concepto de resiliencia de Boris Cyrulnik no habla de superar algo sino de lo que hacemos con eso. Dice que resiliencia no es superar. Resiliencia es vivir con la herida.

Advertisement

-Nunca ponés el nombre.

-Nunca pongo el nombre. Fue una decisión formal, de escritura, aunque tal vez el abogado no me lo hubiera dejado poner. Pero podría haber puesto una inicial.

-Como venganza, digo.

Advertisement

-Sí, también para poner las cosas en su lugar. Pero me gusta que sea amenazante para el lector, que sea como una presencia, como el tigre, como una sombra.

-Lo que marcás es el vínculo: “Mi padrastro”.

-Es el vínculo y, por un otro lado, es algo amenazante porque no sabemos bien quién es. Y luego está bien quitarle protagonismo, un poco. No importa quién es. Como que todo el trabajo del texto es para deshacerme de esta fascinación por el verdugo, por el victimario.

Advertisement

-Hay una pregunta que hacés y es imposible no hacer. La pregunta por tu mamá. ¿No se dio cuenta? ¿Nadie se dio cuenta?

-Nadie se da cuenta ni nadie quiere ver. Porque si lo ves, se derrumba tu mundo. En el libro describo a mi madre como una persona que tomó malas decisiones, que era muy joven. Y luego paro y quiero que el lector, la lectora, se ponga en su lugar. Su versión es que no vio. Tal vez vio, tal vez no vio, no sé. Pero pensemos que es así. No vio absolutamente nada y de repente te cuentan eso… Es para explotarse la cabeza. Y nadie está protegido, ni yo. A pesar de todo lo que hago para que no nos pase, puede pasar que algún día que venga mi hija y me diga… Porque, además, algo muy común es que tú, como víctima, gastes toda la energía que tienes en que nadie se dé cuenta.

-Te hacés responsable de la caída de todos los demás.

Advertisement

-Una cosa sacrificial, un poco. El poderoso elige un lugar vulnerable en la familia, en la estructura, en la escuela, para ejercer su poder. Y tú, como pequeña víctima, no lo sabes a nivel racional, pero ese es tu lugar. Y callarte es como un sacrificio para que se mantenga la estructura, que no se caiga. Tú quieres también que siga existiendo tu familia. Entonces piensas: “Si nadie se da cuenta, yo lo aguanto y no existe y no pasa nada”. Y luego tardas años en entender. Yo tardé muy poco pero hay personas que vienen a las firmas de libros y que me dicen: “Yo tardé treinta años, yo tardé cuarenta años, yo esperé a que estuviera muerto para realmente entender lo que me había hecho”. O sea, es tan común, tan común. Por eso te decía al principio, que existen el mundo normal y el otro. ¿Qué es existir cuando has vivido con una cosa que no existe? Si no lo cuento a nadie, no existe. Pero aun así, sigue pasando. Entonces sientes que tu existencia es algo que no está tan seguro. La sensación de no existir del todo.

-Porque sos parte también de ese mundo que no existe.

-Es algo bonito cuando se puede hablar en espacios públicos. Son personas grandes que dicen que es esta cosa básica de reconocer que lo que vivieron es algo que existe en la experiencia humana y que no los pone fuera de la humanidad. Es un poco consolador, no ser un marginal total de la sociedad humana. Reconocer que existen violaciones de niños en las familias, en las escuelas, en las iglesias. Esto te saca un poquito de esa soledad abismal en la cual estabas. Y a partir del momento en que esto está sobre la mesa, queremos más. No solo queremos que se reconozca que existe esa experiencia: queremos castigo para los violadores y queremos que cambien las relaciones de poder. Y ser parte de ese cambio.

Advertisement

◆ Nació en 1977 en la región de los Altos Alpes.

◆ Vivió un tiempo en Estados Unidos y residió años en México, junto a su pareja y su hija. Ahora vive en el país vasco-francés.

◆ Es traductora y autora de la colección de cuentos La Vie des rats (2007), el ensayo Lectores entre líneas: Roberto Bolaño, Ricardo Piglia y Sergio Pitol (Aldus, 2011, Premio Lya Kostakowsky) y la novela Le Camion (2018).

Advertisement

◆ Tras su publicación en Francia, Triste tigre se convirtió en un fenómeno editorial y obtuvo premios como el Prix littéraire Le Monde, el Prix Blù Jean-Marc Roberts, el Prix Les Inrockuptibles, el Prix Goncourt des Lycéens y el Prix Femina en 2023, además del Grand Prix des Lectrices Elle y el Premio Strega Europeo en 2024 por su traducción italiana.

Advertisement
Continue Reading

INTERNACIONAL

86 Dems vote with Republicans to condemn socialism in wake of Mamdani’s mayoral victory

Published

on


NEWYou can now listen to Fox News articles!

The House of Representatives overwhelmingly voted in favor of a resolution condemning socialism Friday morning, with several Democrats crossing the aisle to rebuke «socialist policies» in the U.S. following Zohran Mamdani’s recent election as the mayor-elect of New York City.

Advertisement

Eighty-six Democrats joined Republicans in supporting the measure in a 285-98 vote. Two members, Rep. Deborah Ross, D-Pa., and Rep. Janelle Bynum, D-Ore., voted present. 

Notably, House Minority Leader Hakeem Jeffries, D-N.Y. — who endorsed Mamdani just days before the mayoral election — also voted in favor of the measure. 

The resolution, introduced by Rep. Maria Salazar, R-Fla., highlights a list of the economic system’s failures and serves as a rebuke of political forces inching toward more socialist platforms. Among other items, it asserts that socialism has led to famine and mass murder under the Cuban Castro regime, the Chinese rule of Mao Zedong, the ongoing Venezuelan regime of Nicolás Maduro and others.  

Advertisement

«Resolved by the House of Representatives that Congress denounces socialism in all its forms and opposes the implementation of socialist policies in the United States,» the text reads.

SOCIALIST WAVE GOES COAST-TO-COAST AS HISTORIC WINS SHAKE UP THE 2025 MAYORAL ELECTIONS

Rep. Maria Salazar, R-Fla., speaks during a roundtable discussion at the U.S. Capitol in Washington on Mar. 3, 2025. (Kayla Bartkowski/Getty Images)

Advertisement

While the resolution itself isn’t binding, the congressional rebuke comes as socialism — and its political momentum — have taken up a larger share of the national spotlight in recent months. 

Progressive candidates like Bernie Sanders, I-Vt., Alexandria Ocasio-Cortez, D-N.Y., and others have continued to push for an increased government role in public services like healthcare and education. That’s dovetailed with new champions of progressive policies like Mamdani, a self-described socialist.

The resolution also comes as Mamdani is set to meet with President Donald Trump on Friday.

Advertisement

Rep. Byron Donalds, R-Fla., said he believes socialism is incompatible with the American ideal of freedom. He applauded the resolution on Friday morning. 

«It always leads to a destruction of liberties for people,» Donalds said of socialism. 

DEMOCRATS DID START THE FIRE OF SOCIALISM. NOW, THEY ARE AFRAID IT WILL BURN THEM

Advertisement
Mamdani takes the stage after his election as New York City's mayor

New York City Democratic Mayor-elect Zohran Mamdani celebrates as he takes the stage at his election night watch party at the Brooklyn Paramount in New York City on Nov. 4, 2025. (Michael M. Santiago/Getty Images)

He noted that socialism requires a top-down structure of authority to manage the distribution of resources. That, he believes, is a trait shared by other forms of oppressive government.

«We have a responsibility to defend the American core of capitalism, free markets and liberty [against] socialism, democratic socialism, communism, authoritarianism, fascism,» Donalds said.

While increasingly progressive wings of the Democratic Party have enjoyed momentum in recent months at a time when the party has struggled to unite behind a cohesive brand, not all Democrat lawmakers view socialism’s emergence as something the party should embrace.

Advertisement

Rep. Tom Suozzi, D-N.Y., one of the members who voted for the disapproval resolution on Friday, has opposed overtly socialist platforms, urging his Democrat colleagues to return to a more centrist path.

REPUBLICANS PUSH TO MAKE MAMDANI THE NEW FACE OF THE DEMOCRATIC PARTY

Congressman Tom Suozzi addresses a crowd in the Capitol Building

Rep. Tom Suozzi, D-N.Y., speaks during a Congressional Gold Medal ceremony on Capitol Hill in Washington on Sept. 3, 2025. (Andrew Harnik/Getty Images)

CLICK HERE TO GET THE FOX NEWS APP

Advertisement

«I talk about being a new kind of old-fashioned Democrat and giving policy prescriptions about what we need to do to address people’s concerns about the economy and affordability and the cost of living and wages,» Suozzi wrote on X earlier this month. «The answer is not the populism of Donald Trump or Zohran Mamdani — it’s about giving specific policy prescriptions.»

politics,congress,socialism

Continue Reading

INTERNACIONAL

Mientras el mundo busca energías limpias, millones siguen sin tener electricidad

Published

on


En un lado de la bahía, los cruceros se alzan majestuosos sobre los árboles, sirviendo de hoteles temporales para miles de personas que asisten a las negociaciones climáticas de las Naciones Unidas que se celebran en las cercanías.

Las luces de los barcos centellean mientras los diplomáticos debaten cómo proporcionar a un mundo sediento de electricidad fuentes de energía más limpias.

Advertisement

Pero al otro lado de la bahía existe un mundo completamente distinto, uno donde la electricidad llegó este mismo año para algunos.

Muchos más aún la esperan.

Esta es una realidad para cientos de millones de personas en todo el mundo que aún carecen de acceso a la electricidad, una de las innovaciones más esenciales de la modernidad.

Advertisement

—Son maravillosos, ¿verdad? —dijo Joelma Morães Anjo, residente de toda la vida de la isla de Paquetá, mientras admiraba los relucientes barcos desde su casa, donde se instaló electricidad confiable hace unos nueve meses—.

Es casi como si estuviéramos en la COP —añadió, usando la abreviatura de las conversaciones de la ONU que se celebraban a pocos kilómetros de distancia en Belém, una extensa ciudad al borde de la selva amazónica.

La gran mayoría de las personas sin electricidad viven en África, pero las cifras en el hemisferio occidental tampoco son menores.

Advertisement

Unos 17 millones carecen por completo de ella, y otros 60 millones dependen del diésel, uno de los combustibles más contaminantes y caros, para hacer funcionar pequeños generadores.

En la Amazonía brasileña, un millón de personas no tienen acceso a la electricidad, y dos millones más utilizan diésel.

En toda Sudamérica y el Caribe, casi todas esas personas son indígenas, afrodescendientes o, como en las islas Paquetá y Jutuba, forman parte de comunidades étnicamente mixtas que viven a lo largo de las riberas del Amazonas y sus innumerables afluentes.

Advertisement

En términos de emisiones de gases de efecto invernadero que aceleran el cambio climático, su contribución es ínfima.

Una heladera estadounidense promedio, funcionando cada segundo del año, contribuiría más en emisiones que la mayoría de ellos.

Pero la cuestión de cómo las personas pobres del mundo acceden a la energía sigue siendo tan urgente como siempre.

Advertisement

A medida que crece la población, la dependencia del carbón vegetal como combustible para cocinar se ha convertido en una de las principales causas de la deforestación.

Además, muchos gobiernos de países en desarrollo han argumentado que, a pesar de las preocupaciones climáticas, no deberían ser juzgados por impulsar el desarrollo de combustibles fósiles si esto significa ampliar el acceso a la electricidad con mayor rapidez.

Para muchos, el acceso básico a la electricidad es el primer paso hacia la participación en una economía más amplia.

Advertisement
Antonia Maia, quien vivió la mayor parte de su vida sin electricidad hasta que este año instaló un sistema de paneles solares y baterías en su casa, en la isla Paquetá, cerca de Belém, Brasil, el 16 de noviembre de 2025. (Alessandro Falco/The New York Times)

En casa, podría significar comprar una heladera, un televisor y un celular con cámara y aplicaciones de mensajería que se puedan cargar con regularidad.

En una comunidad, podría significar un sistema de altavoces en la iglesia o wifi público.

El acceso a maquinaria eléctrica, como una prensa de aceite, puede hacer que la producción sea más eficiente, lo que permite a las personas obtener mayores ingresos.

Advertisement

En cualquier caso, la cuestión de si uno tiene o no electricidad repercute en prácticamente todos los momentos de la vida.

Paneles solares instalados recientemente en la casa de Joelma Morães Anjo, residente de toda la vida de la isla de Paquetá, cerca de Belém, Brasil, el 16 de noviembre de 2025. Cientos de millones de personas en todo el mundo aún carecen de acceso a la electricidad, y solo en el hemisferio occidental, unos 17 millones no tienen acceso a ella, mientras que otros 60 millones dependen de pequeños generadores que utilizan diésel, uno de los combustibles más contaminantes y caros. (Alessandro Falco/The New York Times)
Vista lejana de cruceros anclados que sirven como hoteles temporales para algunos de los miles de asistentes a la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, COP30, celebrada en Belém, Brasil, el 16 de noviembre de 2025. Cientos de millones de personas en todo el mundo aún carecen de acceso a la electricidad, y solo en el hemisferio occidental, unos 17 millones no tienen acceso a ella, mientras que otros 60 millones dependen de pequeños generadores que utilizan diésel, uno de los combustibles más contaminantes y caros. (Alessandro Falco/The New York Times)
Antonia Maia, quien vivió la mayor parte de su vida sin electricidad hasta que este año instaló un sistema de paneles solares y baterías en su casa, en la isla Paquetá, cerca de Belém, Brasil, el 16 de noviembre de 2025. Cientos de millones de personas en todo el mundo aún carecen de acceso a la energía eléctrica, y tan solo en el hemisferio occidental, unos 17 millones no tienen acceso a ella, mientras que otros 60 millones dependen de pequeños generadores que utilizan diésel, uno de los combustibles más contaminantes y caros. (Alessandro Falco/The New York Times)
Joelma Morães Anjo, residente de toda la vida de la isla de Paquetá, cerca de Belém, Brasil, en su casa, donde hace apenas unos meses, el 16 de noviembre de 2025, se instaló un sistema confiable de electricidad mediante paneles solares. (Alessandro Falco/The New York Times)Paneles solares instalados recientemente en la casa de Joelma Morães Anjo, residente de toda la vida de la isla de Paquetá, cerca de Belém, Brasil, el 16 de noviembre de 2025. Cientos de millones de personas en todo el mundo aún carecen de acceso a la electricidad, y solo en el hemisferio occidental, unos 17 millones no tienen acceso a ella, mientras que otros 60 millones dependen de pequeños generadores que utilizan diésel, uno de los combustibles más contaminantes y caros. (Alessandro Falco/The New York Times)
Vista lejana de cruceros anclados que sirven como hoteles temporales para algunos de los miles de asistentes a la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, COP30, celebrada en Belém, Brasil, el 16 de noviembre de 2025. Cientos de millones de personas en todo el mundo aún carecen de acceso a la electricidad, y solo en el hemisferio occidental, unos 17 millones no tienen acceso a ella, mientras que otros 60 millones dependen de pequeños generadores que utilizan diésel, uno de los combustibles más contaminantes y caros. (Alessandro Falco/The New York Times)
Antonia Maia, quien vivió la mayor parte de su vida sin electricidad hasta que este año instaló un sistema de paneles solares y baterías en su casa, en la isla Paquetá, cerca de Belém, Brasil, el 16 de noviembre de 2025. Cientos de millones de personas en todo el mundo aún carecen de acceso a la energía eléctrica, y tan solo en el hemisferio occidental, unos 17 millones no tienen acceso a ella, mientras que otros 60 millones dependen de pequeños generadores que utilizan diésel, uno de los combustibles más contaminantes y caros. (Alessandro Falco/The New York Times)
Joelma Morães Anjo, residente de toda la vida de la isla de Paquetá, cerca de Belém, Brasil, en su casa, donde hace apenas unos meses, el 16 de noviembre de 2025, se instaló un sistema confiable de electricidad mediante paneles solares. (Alessandro Falco/The New York Times)

Eso quedó patente el fin de semana pasado en un campo de arena justo al otro lado del agua, frente a los cruceros de la COP, donde los habitantes de las islas Jutuba y Paquetá se reunieron para un torneo de fútbol cinco.

El campeón ganaría un toro, aunque no era un toro de premio:

estaba sarnoso y con los cuernos torcidos.

Advertisement

Pero al caer la noche, la final aún no se había disputado.

El árbitro no había podido mantener el calendario previsto, y la puesta de sol obligó a dar por finalizado el torneo.

Los dos equipos finalistas acordaron sacrificar al toro y repartirse su carne.

Advertisement

Estilos

Si bien en el debate sobre el cambio climático a menudo se idealizan los estilos de vida tradicionales, si se les da a las personas la opción de acceder a la electricidad, «muy pocas optarán por prescindir de ella», afirmó Isabel Beltrán, responsable de América Latina y el Caribe en la Alianza Global de Energía para las Personas y el Planeta, un fondo filantrópico que financia proyectos de energía limpia.

Se trata tanto de obtener beneficios económicos como de, simplemente, facilitar la vida.

Advertisement
La hija de Joelma Morães Anjo ve un video en su teléfono inteligente en su casa, donde hace apenas unos meses se instaló un sistema confiable de electricidad mediante paneles solares, en la isla Paquetá, cerca de Belém, Brasil, el 16 de noviembre de 2025. (Alessandro Falco/The New York Times)La hija de Joelma Morães Anjo ve un video en su teléfono inteligente en su casa, donde hace apenas unos meses se instaló un sistema confiable de electricidad mediante paneles solares, en la isla Paquetá, cerca de Belém, Brasil, el 16 de noviembre de 2025. (Alessandro Falco/The New York Times)

Antonia Maia, de 80 años, matriarca de una de las veinte familias de Paquetá, pasó la mayor parte de su vida sin electricidad hasta que este año, gracias a un programa gubernamental, consiguió un sistema de baterías solares.

«Había que usar sal o comprar hielo todos los días para que el pescado no se echara a perder», comentó.

Su familia extensa se gana la vida principalmente pescando y recolectando açaí de las palmeras que rodean su propiedad.

“Es mucho trabajo y mucho dinero. Gracias a Dios ya no gastamos tanto”, dijo.

Advertisement

La familia extendida de Maia vive junta en las afueras de Paquetá, en un conjunto de casas elevadas sobre pilotes y conectadas por estrechas pasarelas de madera.

Este año, la familia recibió tres de los casi 300 sistemas de baterías instalados en la isla por Equatorial Energia, la mayor compañía eléctrica del norte de Brasil, que colabora con el gobierno para implementar su programa insignia de electrificación rural, Luz para Todos.

Los miembros de la familia pagan alrededor de 5 dólares al mes por cada batería.

Advertisement
Tras jugar al fútbol, ​​unos niños se reúnen en una casa con electricidad para cargar sus teléfonos y jugar a videojuegos en la isla de Paquetá, cerca de Belém, Brasil, el 16 de noviembre de 2025. (Alessandro Falco/The New York Times)Tras jugar al fútbol, ​​unos niños se reúnen en una casa con electricidad para cargar sus teléfonos y jugar a videojuegos en la isla de Paquetá, cerca de Belém, Brasil, el 16 de noviembre de 2025. (Alessandro Falco/The New York Times)

El actual presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, puso en marcha el programa durante su primer mandato hace más de dos décadas.

Desde entonces, más de 17 millones de personas han recibido electricidad gracias a él. Actualmente, la región amazónica es su principal objetivo, donde ofrece principalmente sistemas de baterías alimentadas con energía solar, como el de Maia.

Actualmente, la región amazónica es su principal objetivo, donde ofrece principalmente sistemas de baterías alimentadas con energía solar, como el de Maia.

“La mayoría de los avances en electrificación provienen de la expansión de la red eléctrica”, dijo Beltrán, “pero para las comunidades de más difícil acceso, se necesita un esfuerzo mucho más consciente”.

Advertisement

Llegar a Paquetá y Jutuba no es precisamente difícil.

Un kitesurfista de uno de los cruceros cruzó fácilmente el canal hasta las islas durante el torneo de fútbol.

A lo lejos, entre la espesa humedad, el horizonte de Belém, una ciudad de casi dos millones de habitantes, brillaba en la bruma.

Advertisement
Participantes y jugadores en un torneo de fútbol juvenil en la isla de Jutuba, cerca de Belém, Brasil, el 16 de noviembre de 2025. (Alessandro Falco/The New York Times)Participantes y jugadores en un torneo de fútbol juvenil en la isla de Jutuba, cerca de Belém, Brasil, el 16 de noviembre de 2025. (Alessandro Falco/The New York Times)

Aunque la electricidad ha tardado en llegar, la familia de Maia está encantada de tenerla.

Maia, que tiene nueve hijos, dijo que había perdido la cuenta de sus nietos y bisnietos.

Muchos de ellos se habían reunido en su casa para viajar juntos en barco al torneo.

Para cuando regresaron a casa, las baterías solares ya se habían cargado.

Advertisement

Maia ya estaba en su hamaca viendo «Fantástico», un programa de variedades, en la televisión.

Una cacofonía de sonidos emanaba de una multitud de celulares.

Su hijo de 42 años, Raimundo Maia Morães, un hombre corpulento que pasa las mañanas trepando palmeras para recolectar bayas de açaí, había abierto una aplicación de casino online de temática china llamada Little Tiger.

Advertisement

Se reía al son de una cítara mientras las monedas digitales se movían rápidamente por la pantalla.

—Solo estoy perdiendo un poco de dinero antes de irme a dormir —dijo—. ¡Ja!

© 2025 The New York Times Company

Advertisement
Continue Reading

Tendencias