Connect with us

INTERNACIONAL

Alexander Litvinenko, el disidente ruso que acusó a Putin y fue envenenado con una dosis altamente radiactiva

Published

on


Un disidente poco común

Alexander Litvinenko no era un disidente común. A los 37 años, era un militar de alto grado que se desenvolvía en el corazón del aparato de seguridad ruso, la FSB, heredera directa de la famosa y temida KGB. Conocía métodos, operaciones y nombres. Durante la década de 1990, en plena Rusia convulsionada, denunció a sus superiores por corrupción y por ordenar asesinatos. Aquellas declaraciones lo pusieron en la mira de un sistema que no perdonaba a quienes rompían el pacto de silencio.

Litvinenko era incómodo, porque hablaba con datos, con documentos, y porque estaba dispuesto a señalar la línea directa que unía a ciertos grupos de inteligencia con el crimen organizado ruso. Su primera gran confrontación con la cúpula fue en noviembre de 1998, cuando, junto a varios colegas, ofreció en Moscú una conferencia de prensa denunciando que le habían ordenado asesinar al magnate Boris Berezovski. Este oligarca movió los hilos del poder en el Kremlin y se hizo multimillonarios con las privatizaciones dispuestas por el presidente Boris Yelsin en los años ´90. Pero cayó en desgracia cuando Vladimir Putin llegó a la presidencia de Rusia. Se refugió en Gran Bretaña y apareció muerto en su mansión en 2013.

Advertisement

Leé también: El enemigo público número uno de Francia y Canadá cuyo nombre fue sinónimo de asesinatos, fugas y violencia

Aquella conferencia de prensa fue el principio del fin. Alexander Litvinenko todavía era teniente coronel del FSB (Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa) y estaba en actividad. La presentación, inédita en la historia reciente de los servicios secretos rusos, lo convirtió en enemigo interno. No lo arrestaron de inmediato, pero fue separado de su cargo y sometido a vigilancia constante.

Las detenciones de Alexander Litvinenko

La primera detención formal llegó el 25 de marzo de 1999. Lo acusaron de “abuso de autoridad” por supuestamente haber liberado de forma indebida a un detenido en un caso de secuestro, cuando él insistía en que había actuado dentro de la ley. Fue llevado a la prisión de Lefórtovo en Moscú, un centro gestionado por el propio FSB y famoso desde la era soviética por su régimen de aislamiento. Permaneció allí siete semanas, hasta que el 18 de mayo de 1999 un tribunal lo liberó por falta de pruebas.

Advertisement

Litvinenko en 1998, antes de huir de Rusia.

No pasó mucho tiempo libre. El 17 de noviembre de ese año, volvió a ser arrestado por “exceso en el ejercicio de sus funciones”. Otra vez fue enviado a Lefórtovo, donde pasó ahora tres meses, hasta que el 26 de diciembre de 1999 un tribunal ordenó su liberación.

El acoso no era solo judicial. Durante todo 2000, era seguido constantemente por coches sin matrícula o con placas falsas, a veces tan obvio que era una advertencia. Allanaron varias veces su casa alegando que eran procedimientos “administrativos”, y se llevaban documentos. Fue interrogado en distintas ocasiones por oficiales de contrainteligencia que le recordaban, de forma velada, que podían armarle un nuevo caso en cualquier momento. También hostigaban y amenazaban a su familia, a su mujer Marina y a su hijo Anatoly de 6 años. La combinación de detenciones en Lefórtovo, los procesos judiciales sin sustento y la vigilancia permanente fue cerrándole todas las salidas legales. Para mediados de 2000, entendió que ya no podía ganar tiempo con abogados ni esperar un juicio justo. Fue entonces cuando empezó a preparar el escape que culminó en noviembre de ese año.

Advertisement

La fuga

El cruce más crítico fue por el mar Negro. Desde un puerto en el Cáucaso ruso, la familia abordó un barco comercial que los llevó a Trabzon, ciudad portuaria del noreste de Turquía. Era el 1° de noviembre de 2000. Luego permanecieron unos días en Estambul, en una casa segura facilitada por intermediarios de confianza, donde prepararon el siguiente paso: un vuelo a Londres con escala en un país europeo para despistar.

Llegaron al aeropuerto de Heathrow en la primera quincena de noviembre de 2000 y, en cuanto pisaron suelo británico, solicitaron asilo político alegando persecución por parte del FSB. Fueron trasladados a un alojamiento para solicitantes de asilo y, tras una breve investigación, obtuvieron el estatus de refugiados en mayo de 2001.

Litvinenko con su mujer, Marina, y su hijo Anatoly, al escapar al Reino Unido.

Litvinenko con su mujer, Marina, y su hijo Anatoly, al escapar al Reino Unido.

Litvinenko siempre subrayó que, en esos días en Turquía, no dejó de mirar por encima del hombro: sabía que agentes rusos operaban allí y que, si lo atrapaban antes de llegar al Reino Unido, probablemente no volvería a ser visto. Al fin, se instaló en Londres y sus denuncias continuaron.

Advertisement

Empezó a colaborar con los servicios de inteligencia británicos y españoles en investigaciones que seguían el dinero sucio de la mafia rusa, sus ramificaciones en Europa y sus vínculos con altos funcionarios. También se convirtió en fuente habitual de periodistas e investigadores. Moscú observaba con creciente incomodidad sus declaraciones y sus contactos. Litvinenko no solo conocía secretos: también tenía la voluntad de difundirlos y la credibilidad para que fueran escuchados. Para el Kremlin, ese hombre que había pertenecido a sus propias filas se transformó en un enemigo de alto riesgo.

Las denuncias

Sus primerias denuncias en su condición de refugiado fue con relación a los atentados con explosivos contra edificios de viviendas ocurridos en septiembre de 1999 en su país. El Kremlin dijo que esas explosiones, que dejaron alrededor de 300 muertos, habían sido obra de separatistas chechenos, pero Litvinenko sostuvo con fotos y documentos que respondían a una operación interna de los servicios de inteligencia rusos para luego echarles la culpa a los chechenos.

Esos atentados ocurrieron en una secuencia precisa: el 4 de septiembre de 1999, hubo una explosión en Buynaksk, ciudad de la república rusa de Daguestán (Cáucaso Norte). Un camión cargado de explosivos destruyó un bloque de viviendas militares, matando a 64 personas. El 9 de septiembre de 1999, hubo estallidos en un edificio de departamentos en Moscú, en la calle Guryánova. Murieron 94 personas. El 13 de septiembre del mismo año, hubo otro atentado en Moscú, en la calle Kashírskoye, donde murieron 119 personas. Y el 16 de septiembre de 1999. las explosiones se produjeron en Volgodonsk, ciudad de la región de Rostov (Rusia meridional), que mataron a 17 personas.

Advertisement

El episodio que Litvinenko consideró clave se produjo poco después: el 22 de septiembre, en la ciudad de Riazán (Rusia central), los vecinos detectaron sacos en el sótano de un edificio que inicialmente se creyeron llenos de explosivos. La policía local evacuó el inmueble y detuvo a tres personas, que resultaron ser agentes del FSB. Al día siguiente, la central del FSB en Moscú declaró que no era un ataque, sino un “ejercicio de entrenamiento” para probar la alerta ciudadana. Nadie en Riazán les creyó, sino que se consideró que era la prueba de que los atentados eran obra del propio Estado ruso.

Alexander Litvinenko en su juventud.

Alexander Litvinenko en su juventud.

En 2002, junto con Yuri Felshtinsky, publicó el libro “Blowing Up Russia: Terror from Within”, donde desarrolló esa tesis con fechas, nombres y localizaciones, acusando directamente a altos mandos del FSB y, de forma implícita, a Vladímir Putin, que en 1999 era primer ministro y director del FSB hasta agosto de ese año.

La investigación oficial rusa atribuyó todos los ataques a militantes chechenos, pero Litvinenko insistió que se trataba de un caso de terrorismo de Estado destinado a justificar otra guerra contra Chechenia (que efectivamente comenzó después de aquellos atentados) y consolidar la popularidad de Putin antes de las elecciones presidenciales de marzo de 2000.

Advertisement

Dos crímenes y muchas dudas

Los políticos rusos siguieron a Putin y la Duma (el parlamento) se negó a crear una comisión para investigar lo que había pasado con la explosión frustrada de Riazán. Dos diputados insistieron. Eran Serguéi Yushenkov y Yuri Shchekochijin. A Yushenkov lo asesinaron a tiros en Moscú el 17 de abril de 2003. Y Shchekochijin murió el 3 de julio de 2003 de una “extraña reacción alérgica” que sus colegas y familiares siempre consideraron un envenenamiento.

El tema “atentados de 1999” fue prácticamente borrado de los medios rusos. Documentales como Nedovedyonnoye rassledovaniye (“Investigación inconclusa”), que abordaban la tesis del FSB como autor, fueron retirados de la televisión poco antes de su emisión. Los periodistas que se acercaban demasiado a la línea de investigación de Litvinenko eran apartados de sus puestos.

En el exterior, el Kremlin utilizó un guion habitual: presentar a Litvinenko como un exagente resentido, involucrado en negocios turbios y ligado a oligarcas rusos enfrentados con Putin. El cerco también fue judicial: en 2002, cuando Litvinenko publicó “Blowing Up Russia”, Rusia pidió al Reino Unido su extradición, acusándolo de corrupción y abuso de poder en un caso supuestamente anterior a su huida. Londres lo rechazó, alegando que el pedido tenía motivaciones políticas.

Advertisement

Esta combinación de censura interna, eliminación de investigadores incómodos y campaña de desprestigio en el exterior, convirtió a Litvinenko en una figura problemática no solo para el Kremlin, sino también para otros gobiernos, ya que sus acusaciones implicaban a un Estado con asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU en la comisión de actos de terrorismo contra sus propios ciudadanos.

Otras revelaciones

Litvinenko hizo públicas otras revelaciones que golpearon a Moscú en puntos muy sensibles, sobre todo porque involucraban operaciones encubiertas del FSB y crímenes cometidos fuera de Rusia. Reveló, por ejemplo, que los servicios de inteligencia estaban detrás del asesinato de la periodista Anna Politkóvskaya, ocurrido el 7 de octubre de 2006 en Moscú (fecha que coincidía con el cumpleaños de Vladímir Putin). Politkóvskaya era una de las voces más críticas de la guerra en Chechenia y denunciaba violaciones a los derechos humanos cometidas por fuerzas federales. Litvinenko, que mantenía contacto con ella, declaró en Londres que su muerte no podía explicarse sin la intervención o, como mínimo, el visto bueno del FSB, y que la elección de la fecha era un mensaje deliberado de poder.

Otra revelación particularmente explosiva fue su afirmación de que el FSB, tras la disolución de la URSS, había reactivado y ampliado redes de crimen organizado en Europa para financiar operaciones encubiertas y ejercer influencia política. Nombró específicamente a figuras de la mafia rusa en España, donde operaban con cobertura de inteligencia. Incluso colaboró con la Fiscalía Anticorrupción española en la causa conocida como Operación Avispa, la desarticulación de una red mafiosa rusa en España.

Advertisement

También denunció que el Kremlin había dado apoyo logístico y de inteligencia a grupos islamistas radicales en Oriente Medio y los Balcanes cuando eso servía a intereses estratégicos, una afirmación que, de ser cierta, contradecía el discurso oficial ruso de lucha contra el terrorismo.

La reunión fatal y el hallazgo extraordinario

El 1 de noviembre de 2006, Litvinenko recibió una invitación para reunirse con dos exagentes rusos, Andrei Lugovoi y Dmitri Kovtun, en el Pine Bar del hotel Millennium, en Mayfair. No era extraño que mantuviera encuentros con antiguos colegas, ya fuera por información o por simples gestiones personales. La reunión duró poco, en una mesa discreta del bar. Después, cada uno se retiró. Pero horas más tarde, Litvinenko comenzó a sentir un malestar que no cedía. Pensó al principio que podía tratarse de una intoxicación alimentaria. No lo era. Su estado empeoró con rapidez. Náuseas intensas, vómitos y diarrea fueron seguidos de un debilitamiento general que llamó la atención de los médicos. En pocos días, empezó a perder el cabello, su piel mostraba signos de daño y sus órganos comenzaron a fallar.

Leé también: Timothy McVeigh, el supremacista que se creyó patriota y mató a 168 personas con 1800 kilos de explosivos

Advertisement

Los médicos buscaron toxinas comunes: arsénico, talio, cianuro. No había rastros. La situación era desconcertante. El 11 de noviembre de 2006, especialistas en toxicología radiológica identificaron el agente: polonio 210, una sustancia radiactiva altamente letal. El hallazgo era extraordinario.

El polonio 210 no está disponible en laboratorios comunes ni puede conseguirse en el mercado negro convencional. Se produce únicamente en instalaciones nucleares de alta tecnología, lo que señalaba directamente a un Estado como fuente. La dosis encontrada en Litvinenko era mil veces la letal. El envenenamiento no había sido un intento fallido: era una operación de asesinato perfectamente planificada.

La policía británica comenzó una investigación compleja que combinó análisis forenses con diplomacia. La sustancia dejaba un rastro invisible para el ojo humano pero detectable con equipos especializados. Descubrieron restos de polonio en la mesa del Pine Bar, en tazas, en habitaciones del hotel y en vuelos comerciales. El mapa de contaminación radiactiva seguía los pasos de Lugovoi y Kovtun desde Londres hasta Moscú. La evidencia señalaba de manera directa a ambos como los ejecutores. El Reino Unido pidió sus extradiciones. Rusia las rechazó de plano.

Advertisement

El 23 de noviembre de 2006, Alexander Litvinenko murió en el University College Hospital de Londres, luego de tres semanas de agonía. Desde su cama, acusó a Vladimir Putin de haber ordenado su asesinato. Sus palabras, recogidas por amigos y periodistas, fueron reproducidas en todo el mundo. El Kremlin negó cualquier participación, pero la muerte de Litvinenko ya era un caso internacional.

Marina Litvinenko tomó un papel que pocos imaginaban

Convertida en la principal impulsora de la causa, su viuda insistió en que la justicia británica debía investigar a fondo. Durante años, sostuvo su denuncia ante gobiernos que tenían intereses económicos y diplomáticos con Rusia. Su insistencia logró que en 2014 se iniciara una investigación pública en el Reino Unido, encabezada por el juez Sir Robert Owen.

El proceso reunió pruebas, documentos, testimonios de expertos y declaraciones de testigos que confirmaban lo que Marina decía desde el primer momento: el asesinato había sido una operación de Estado. Su marido ingirió el veneno sin darse cuenta en aquella reunión del Hotel Millennium.

Advertisement
Marina Litvinenko durante una protesta para que la justicia británica investigara a fondo (EFE/EPA/FACUNDO ARRIZABALAGA)

Marina Litvinenko durante una protesta para que la justicia británica investigara a fondo (EFE/EPA/FACUNDO ARRIZABALAGA)

En enero de 2016, el juez Owen presentó su informe final. La conclusión fue inequívoca: el asesinato de Alexander Litvinenko fue “probablemente aprobado por el presidente Vladimir Putin y por Nikolai Patrushev, jefe del Servicio Federal de Seguridad”. El dictamen no tuvo consecuencias penales porque los acusados permanecieron en Rusia, pero significó un reconocimiento oficial del crimen.

Un antes y un después en la relación entre el Reino Unido y Rusia

Fue la primera vez que se documentó de manera oficial un asesinato con polonio y se vinculó directamente a un gobierno extranjero.

Marina Litvinenko sigue siendo la voz más firme para recordar que su esposo no fue víctima de un acto aislado, sino de una política sistemática contra los disidentes y que esa política sigue viva.

Advertisement

En agosto de 2020, Alexéi Navalny, el opositor más visible al régimen de Vladimir Putin, cayó gravemente enfermo durante un vuelo desde Tomsk a Moscú. El avión hizo un aterrizaje de emergencia en Omsk y Navalny fue internado en estado crítico. Los médicos rusos hablaron de problemas metabólicos, pero las gestiones de su esposa Yulia y la presión internacional permitieron que fuera trasladado a Berlín, donde especialistas del hospital Charité confirmaron que estaba intoxicado con Novichok, un agente nervioso de uso militar desarrollado por la vieja Unión Soviética y ahora controlado por el Estado ruso.

Leé también: Secuestró un avión, cobró un rescate récord y saltó en paracaídas: 54 años después, nadie sabe si sobrevivió

Navalny sobrevivió y desde Alemania acusó directamente a Putin de intentar asesinarlo. Regresó a Rusia en enero de 2021 y fue detenido inmediatamente en el aeropuerto de Sheremétievo. En los meses siguientes, fue condenado en juicios muy polémicos y enviado a una colonia penal. Su salud se deterioró progresivamente, en medio de denuncias de malos tratos y aislamiento. El 16 de febrero de 2024, las autoridades rusas anunciaron su muerte en prisión, alegando causas naturales, una versión que fue recibida con escepticismo por gobiernos y organismos de derechos humanos en todo el mundo.

Advertisement

Litvinenko y Navalny están unidos por una misma lógica de Estado, una que persigue y castiga a quienes desafían al poder. La muerte de uno en 2006 por polonio 210 y la de otro en 2024 tras sobrevivir a un envenenamiento con Novichok muestran que el mecanismo no solo sigue activo sino que mantiene su mensaje intacto: la disidencia en Rusia tiene un precio muy alto.

Alexander Litvinenko

Advertisement
Advertisement

INTERNACIONAL

Loudoun County chair mixes criticism, compassion in remarks on slain activist Charlie Kirk

Published

on


NEWYou can now listen to Fox News articles!

The chairwoman of the Loudoun County, Virginia board of supervisors criticized murdered political activist Charlie Kirk while expressing compassion for his family during roundtable remarks at September’s meeting.

Advertisement

Loudoun, about 30 miles west of Washington, is a formerly-Republican bastion that has swung hard to the left and become ground-zero in recent election seasons as a prominent site for culture war battles – including transgender school restroom policies that have marked the 2021 and 2025 statewide contests.

Several members of the Democratic-majority board spoke during their monthly public huddle in Leesburg, offering differing remembrances of Kirk, who was murdered during one of his famous collegiate speaking engagements.

Chairwoman Phyllis Randall, an at-large Democrat, said Wednesday that as a therapist by-trade, she understands people can hold more than one emotion at a time and the «wonderful complexity of humanity.»

Advertisement

LAWMAKER TARGETED FOR DEATH THREAT AFTER CONDEMNING RACIST SIGN AIMED AT WINSOME SEARS

Charlie Kirk speaks at CPAC in Oxon Hill, Maryland. (Kevin Lamarque/Reuters)

«Obviously, no person should be gunned down. No person should be murdered. Not kids in schools, not lawmakers in their homes, not political antagonists,» she said.

Advertisement

«At the same time, I don’t feel the need to sugarcoat or ignore or gloss over some of the behavior that Mr. Kirk, himself, engaged in while he was living … A death, even a horrible death, does not automatically erase the harm a person did in his life. In my opinion, Charlie Kirk engaged in promoting political violence and division.»

EXPERTS WARN LEFTIST CELEBRATIONS OF CHARLIE KIRK’S DEATH SIGNAL A DANGEROUS MAINSTREAM SHIFT IN POLITICS

«While I hold empathy for Mr. Kirk — In fact, I hold empathy and compassion for our entire nation right now. And I pray for our nation as a person of faith … God understands that I’m struggling with these feelings,» she said.

Advertisement

She reiterated that Kirk should not have been murdered but that while in life, Kirk «pressed against my community.»

Randall, who is Black, alleged Kirk also «put many communities in increased danger.»

TA-NEHISI COATES CALLS CHARLIE KIRK A ‘HATEMONGER’ WHO SHOULDN’T BE CELEBRATED

Advertisement
Phyllis Randall Democrat Loudoun Supervisor

Loudoun County Board of Supervisors Chairwoman Phyllis Randall speaks at IAD in 2023. (Alex Wong/Getty Images)

Supervisor Caleb Kerschner of Hamilton, one of two Republicans on the board, said in his public remarks that the nation hadn’t seen a political figure murdered so publicly since the assassinations of Dr. Martin Luther King, Jr. and the Kennedy brothers.

«What makes it even more chilling is it appears to be done in political ideological reasons: Something we would see in other countries, but not America,» Kerschner said.

Kerschner added that the most disturbing development following Kirk’s murder has been «internet trolls and radical individuals» celebrating the killing.

Advertisement

CLICK HERE TO DOWNLOAD THE FOX NEWS APP

«It is one thing to oppose and argue the ideology of someone you disagree with. It is quite another to promote violence towards such individuals. America was built on the principles of freedom of thought, freedom of speech, freedom of debate, and individual liberty. No one can deny or disagree that Charlie lived by this and openly encouraged discourse from any who would engage,» he said.

The board’s vice chairman, Michael Turner, a Democrat from Ashburn, echoed Kerschner in recounting growing up in the 1960s when political violence was last at its peak.

Advertisement

«We are in a tit-for-tat across the board at every level of our society for hatred,» said Turner. 

In the wake of Kirk’s murder, he said he wants to be more understanding of opposing views. 

«I have a friend who’s a MAGA — he is a friend, but he’s a MAGA — I don’t quite know how to reconcile that, but I do every day because he’s a friend,» he said.

Advertisement

homicide,elections,elections,virginia

Advertisement
Continue Reading

INTERNACIONAL

El líder africano que pasó de prometer la paz a enfrentar la pena de muerte en la República Democrática del Congo

Published

on


El expresidente de la República Democrática del Congo (RDC) Joseph Kabila llegó al poder en 2001 con expectativas de paz para el país, pero, después de dieciocho años de gobierno en los que no supo poner fin al conflicto y de un exilio autoimpuesto, fue condenado este martes a la pena de muerte en ausencia por apoyar al poderoso grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23).

«La dictadura debe terminar y hay que restablecer la democracia, así como la buena gobernanza económica y social», afirmó Kabila el pasado mayo en un discurso a la nación emitido desde una localización desconocida.

Advertisement

El exmandatario, que es senador vitalicio, no se dirigía directamente al pueblo congoleño desde que abandonó el poder en 2019 y lo hizo en mayo un día después de que el Senado (Cámara alta del Parlamento) aceptara la solicitud de la Fiscalía militar para levantar su inmunidad.

Así, el Tribunal Militar Superior pudo procesarlo por cargos de traición, participación en un movimiento insurreccional, crímenes contra la paz y la seguridad de la humanidad, homicidio intencional, violación y tortura.

Dos meses después del inicio el pasado 25 de julio del proceso, en el que Kabila, de 54 años, ha sido juzgado «in absentia», el tribunal lo describió este martes como «líder» de la coalición Alianza Río Congo (AFC, por sus siglas francesas), considerada el brazo político del M23, al condenarlo a la pena capital.

Advertisement
Una pancarta dañada por el fuego de Joseph Kabila, en 2019. Foto Bloomberg

Joven presidente

Nacido el 4 de junio de 1971 en Hewa Bora (este), Kabila heredó el poder tras la muerte de su padre, el ex presidente Laurent-Désiré Kabila (1997-2001), que fue asesinado por un guardia presidencial en enero de 2001 y lideró la rebelión contra el dictador Mobutu Sese Seko. A la edad de 29 años, de la noche a mañana, se convirtió en el jefe de Estado más joven del planeta.

Oficialmente hijo de Laurent-Désiré Kabila y Sifa Mahanya, corre el rumor de que su madre realmente fue una ruandesa, algo no bien visto en la RDC, invadida dos veces por ese país vecino.

Advertisement

Para esquivar al espionaje de Mobutu, su padre le envió a la edad de cinco años a Tanzania, donde creció y acabó hablando inglés mejor que francés (lengua oficial de la RDC); y suajili mejor que lingala, idioma del oeste congoleño, donde está la capital, Kinsasa, y mucha gente lo ve como un extranjero.

Instalado su progenitor en el poder, el joven Kabila recibió entrenamiento militar en China y fue nombrado jefe del Ejército antes de heredar la Presidencia.

Esperanzas de paz incumplidas

Advertisement

Kabila recibió en 2001 un país sumido en la guerra civil (1998-2002), la segunda consecutiva después de la apodada Guerra Mundial Africana (1996-1997), que enfrentó en suelo congoleño a países vecinos.

Miembros de la guardia presidencial del Congo caminan bajo una intensa lluvia delante del presidente Joseph Kabila, en 2011. Foto ReutersMiembros de la guardia presidencial del Congo caminan bajo una intensa lluvia delante del presidente Joseph Kabila, en 2011. Foto Reuters

Al principio de su mandato, generó grandes expectativas entre los congoleños gracias al Acuerdo de paz de Pretoria (2002) firmado por diversos grupos armados, miembros de la oposición, de la sociedad civil y el Gobierno.

Pero esas esperanzas se desvanecieron pronto después de que las facciones armadas que rechazaron el acuerdo se fragmentaran en decenas de milicias en el este del país.

El acuerdo de paz incluía la creación de un gran Ejército nacional que integrase a las milicias y ejércitos rebeldes, algo que nunca llegó a suceder.

Advertisement

Tras cinco años en el poder, Kabila ganó dos elecciones democráticas: las primeras, en 2006 bajo supervisión de la ONU; y las segundas, en 2011.

Joseph Kabila jura como presidente tras el asesinato de su padre en 2001, con 29 años.Joseph Kabila jura como presidente tras el asesinato de su padre en 2001, con 29 años.

El 23 de diciembre de 2018, unos comicios históricos pusieron fin al Gobierno de Kabila, que dejó el poder en enero de 2019, tras dos años de irregularidad política después de agotar oficialmente su mandato en 2016, pero argumentar que el país no estaba preparado para organizar unas elecciones.

Finalmente, Kabila acató la Constitución y no concurrió a un tercer mandato, una decisión forzada por protestas opositoras y por la Iglesia católica.

En esas elecciones, consiguió una controvertida victoria el actual presidente congoleño, Félix Tshisekedi.

Advertisement

Ausencia y retorno

El expresidente estuvo fuera de la RDC desde finales de 2023, principalmente en Sudáfrica, donde cursó estudios en Relaciones Internacionales en la Universidad de Johannesburgo.

Pero el pasado abril, anunció que regresaría a la RDC para ayudar a encontrar una solución a la crisis en el este, donde el M23 combate con ayuda de Ruanda -según la ONU y varios países- contra el Ejército congoleño.

Advertisement

Kabila viajó en mayo a Goma, capital de la provincia nororiental de Kivu del Norte, bajo control desde este enero de los rebeldes, que en redes sociales le dieron la bienvenida «a las zonas liberadas».

El Gobierno congoleño lo ha acusado repetidamente de mantener vínculos con el brazo político del M23, unas alegaciones validadas este martes por la Justicia.

Congo,Información General,África

Advertisement
Continue Reading

INTERNACIONAL

Cómo es el “Project Rock N’ Roll Stars”, la movida solidaria que está impulsando Oasis en los fans más jóvenes

Published

on


La campaña de Oasis ofrece a los fans piezas inéditas y exclusivas como parte de su regreso solidario (Crédito: Kevin Cummins vía Sony Music)

Oasis, la icónica banda británica responsable de éxitos como “Wonderwall” y “Don’t Look Back in Anger”, ha sorprendido a sus seguidores no solo con su regreso a los escenarios, sino también a través de una iniciativa solidaria inédita: Project Rock N’ Roll Stars. Este proyecto busca financiar la educación musical en las escuelas estatales del Reino Unido, enfrentando uno de los desafíos más apremiantes del sistema educativo británico.

El 2025 ha marcado el regreso esperado de Oasis a los escenarios con la gira “Oasis Live’25”. Miles de fanáticos presenciaron de nuevo a los hermanos Liam y Noel Gallagher juntos, un hecho que parecía casi imposible hasta hace poco. Sin embargo, este retorno no se limitó al ámbito musical. La banda amplió su alcance con el lanzamiento de una línea oficial de indumentaria en colaboración con Adidas y, más importante aún, con el inicio de Project Rock N’ Roll Stars.

Advertisement

La noticia se difundió hoy a través de las redes sociales oficiales del grupo, donde se detalló el objetivo de reunir fondos para dotar de instrumentos a las escuelas públicas de Reino Unido, involucrando activamente a los seguidores. “Colecciona las letras originales de Oasis escritas a mano y devuelve la música a las escuelas estatales del Reino Unido”, invitó la agrupación en su comunicado oficial.

Project Rock N’ Roll Stars
Project Rock N’ Roll Stars es la nueva iniciativa solidaria de Oasis en apoyo a la educación musical (Crédito: REUTERS/Mario Anzuoni)

El corazón de Project Rock N’ Roll Stars consiste en una colección exclusiva de impresiones en tamaño A4 con las letras manuscritas de las canciones más emblemáticas de Oasis. Entre ellas destacan “Wonderwall”, “Don’t Look Back in Anger”, “Stand By Me”, “Champagne Supernova” y “Rock’N’ Roll Star”. La colección, desarrollada en conjunto con Circa, presenta además un póster de 50×50 cm, donde se retrata un momento único: Liam y Noel Gallagher tomados de la mano al salir al escenario de Wembley durante un show reciente en Londres.

Estas piezas se ofrecerán en una edición limitada hasta el 25 de noviembre, permitiendo a los fanáticos adquirir desde una sola impresión por 150 libras hasta el set completo por 1.000 libras. Los fondos recaudados con cada venta serán destinados íntegramente a escuelas públicas para la compra de instrumentos y el fomento de la enseñanza musical entre los alumnos más jóvenes del Reino Unido.

Los hermanos Gallagher promueven la
Los hermanos Gallagher promueven la compra de instrumentos musicales para jóvenes del Reino Unido (Crédito: Zak Hussein/Europa Press)

La motivación detrás de Project Rock N’ Roll Stars es clara: la drástica reducción de la provisión de música en las escuelas estatales británicas debido a los continuos recortes presupuestarios. En muchas instituciones, las aulas permanecen en silencio por la falta de materiales y apoyo para los programas artísticos. En respuesta, el proyecto se compromete a distribuir directamente los instrumentos a las instituciones seleccionadas y promover la formación integral de las futuras generaciones.

Desde la página oficial explicaron: “Project Rock’N’ Roll Stars responde al declive de la provisión de música en las escuelas estatales del Reino Unido. Con presupuestos recortados y aulas en silencio, cada impresión vendida reunirá fondos para llevar instrumentos directamente a las escuelas y asegurar que la próxima generación tenga las herramientas para tocar, crear y soñar en grande”.

Advertisement

La banda invita a la comunidad educativa y al público general a postular instituciones educativas a través de un enlace habilitado para recibir instrumentos musicales, ampliando así el alcance e impacto del proyecto.

Los seguidores de Oasis pueden
Los seguidores de Oasis pueden adquirir impresiones limitadas y apoyar a nuevas generaciones de músicos (Crédito: REUTERS/Mario Anzuoni)

En el marco de su gira “Oasis Live’25″, la banda ya realizó sus presentaciones en el Reino Unido y Norteamérica. Ahora, será el turno de Asia, luego Oceanía, y por último, América del Sur.

  • 21 de octubre de 2025 – Goyang (Corea del Sur): Estadio de Goyang.
  • 25 de octubre de 2025 – Tokio (Japón): Tokyo Dome.
  • 31 de octubre de 2025 – Melbourne (Australia): Marvel Stadium, junto a Ball Park Music.
  • 7 de noviembre de 2025 – Sídney (Australia): Accor Stadium.
  • 15 de noviembre de 2025 – Buenos Aires (Argentina): Estadio Más Monumental.
  • 19 de noviembre de 2025 – Santiago (Chile): Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos.
  • 22 de noviembre de 2025 – São Paulo (Brasil): Estadio Morumbi.



Arts / Culture / Entertainment,North America,PASADENA

Continue Reading

Tendencias