INTERNACIONAL
Burma earthquake death toll rises to 3,085, humanitarian crisis deepens

More than 3,000 people have now died from the 7.7 magnitude earthquake that struck Burma last week, which destroyed thousands of buildings and sent the war-torn country into a deeper humanitarian crisis.
Burma’s military-led government announced that the death toll from Friday’s earthquake rose to 3,085, while 4,715 people were injured and another 341 are missing.
«With infrastructure compromised and patient numbers surging, access to health care has become nearly impossible in many of the worst-hit areas,» according to the U.N. «Thousands of people are in urgent need of trauma care, surgical interventions and treatment for disease outbreaks.»
The World Health Organization assessed so far that four hospitals and one health center had been completely destroyed, while another 32 hospitals and 18 health centers had been partially damaged.
VIDEO: CHAOS IN BANGKOK AS APARTMENT BUILDING COLLAPSES, SENDING PEOPLE RUNNING
A man cleans debris from damaged buildings in the aftermath of Friday’s earthquake in Naypyitaw, Burma, on Thursday, April 3. (AP)
The agency is now preparing $1 million of relief supplies, including body bags, and is warning of a rising risk of diseases such as cholera spreading in affected areas, according to Reuters.
«Cholera remains a particular concern for all of us,» Elena Vuolo, the deputy head of WHO’s Burma office, told the news agency.
«I’ve heard that in the next day or two there are rains [expected],» added Titon Mitra, the Burma representative of the United Nations Development Program.
«If that hits, we’ve got people, lots of people now, in temporary shelters, makeshift camps out on the streets, and that’s going to be a real problem,» he reportedly added.
With many left homeless by the earthquake, and many others staying away from their homes over fears ongoing aftershocks will bring them down, workers in Burma’s capital of Naypyitaw labored in the 104-degree heat to set up big tents in open fields to provide some shelter.
VIDEO: WATER CASCADES DOWN SIDE OF BUILDING IN BANGKOK FOLLOWING EARTHQUAKE

In this photo released by Xinhua News Agency, rescuers conduct searches for survivors at the collapsed Sky Villa residence in Mandalay, Burma, on Tuesday, April 1. (Cai Yang/Xinhua via AP)
More than 1,550 international rescuers were operating alongside locals on Thursday, according to a statement from the military. Rescue supplies and equipment have been sent by 17 countries.
Myanmar’s military seized power in 2021 from the democratically elected government of Aung San Suu Kyi, sparking what has turned into a civil war.
The quake worsened an already dire humanitarian crisis, with more than 3 million people displaced from their homes and nearly 20 million in need even before it hit, according to the U.N.
In Bangkok, Thailand, where the quake brought down a skyscraper under construction, the search for survivors and bodies continued as Gov. Chadchart Sittipunt said a possible sound of life was detected in the rubble. By mid-afternoon there on Thursday, more than 144 hours after the earthquake, nobody had been found.

Patients lie on beds inside the compound of Sagaing Hospital in Sagaing, Burma. (Reuters/Stringer/TPX Images of the Day)
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Twenty-two people were killed and 35 injured in the city, mostly by the collapse of the unfinished building.
The Associated Press contributed to this report.
INTERNACIONAL
El regreso del jabalí: cómo la pausa por la pandemia del coronavirus multiplicó la cantidad de ejemplares

El jabalí es una especie introducida en la Argentina que se considera plaga porque destruye cultivos, desplaza animales nativos y daña los suelos.
Sus poblaciones aprovecharon la suspensión de controles durante la pandemia por el coronavirus para aumentar su territorio en el Parque Nacional El Palmar, en la provincia de Entre Ríos. Cuando el Parque cerró en 2020, el programa de control del jabalí, que había resultado ser exitoso, se detuvo por completo.
Los animales tuvieron la oportunidad de expandirse por toda el área protegida.
Científicos del Conicet, la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de Tierra del Fuego comprobaron cómo la población de jabalíes aumentó y el daño a las palmeras yatay se multiplicó en tiempo récord.

Publicaron los resultados de su estudio en la revista Biological Invasions. Allí detallaron que el avance de los animales fuera notorio. La presencia de rastros de jabalí pasó del 15 % al 58 % en apenas un año.
El aumento fue tan fuerte que alertó sobre lo difícil que resulta volver a controlar a una especie invasora tras solo un año de pausa.
El trabajo fue realizado por Andrés de Miguel, Gabriela Nicosia, Augusto Fumagalli, Romina de Diego, Lucía Rodríguez-Planes y Ricardo Gürtler.

El jabalí se encuentra en la lista 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
En muchas provincias argentinas, el jabalí es una especie invasora capaz de causar estragos. Revuelve el suelo, consume plántulas y compite con animales nativos.
Para evitarlo, como informó Infobae, las autoridades de la Administración de Parques Nacionales habían implementado un programa de control a largo plazo para mantener a raya la población de jabalíes y proteger las palmeras yatay, el símbolo del lugar.
En 2020 el Gobierno nacional estableció un confinamiento masivo por la pandemia para reducir la movilidad de las personas y prevenir la transmisión del virus, como lo hicieron también otros países.

Esa medida obligó a frenar toda actividad de campo en El Palmar. Sin la supervisión, los jabalíes ganaron espacio y generaron más daño en las palmeras y a la cobertura vegetal.
Tras la liberación del confinamiento, los investigadores evaluaron los efectos de la interrupción del control de la plaga.
El equipo también analizó factores que podrían influir, como la sequía. Por eso, monitorearon el parque en distintas estaciones, buscaron rastros de jabalí y palmeras dañadas para comparar los cambios en el tiempo.

Durante cinco años, el equipo recorrió El Palmar y tomó muestras en parcelas fijas para detectar la actividad de los jabalíes.
La frecuencia de parcelas con rastros de jabalí aumentó cuatro veces un año después de la interrupción del programa de control, mientras el suelo removido subió seis veces.
Estos datos, registrados tras el confinamiento, muestran lo rápido que el daño de la especie invasora puede regresar.
El suelo y las palmeras fueron los que más sufrieron. Los investigadores detectaron que la superficie promedio de suelo removido por los jabalíes con sus hocicos creció exponencialmente tras abril de 2019, justo cuando se suspendieron los controles habituales.

El estudio también encontró que en invierno, época en la que hay menos comida, los jabalíes arrasaban más el suelo. Donde el animal deja rastros, suele estar el daño.
La sequía agravó la situación, ya que la falta de lluvias concentró la búsqueda de alimento en algunos sectores. Aunque los científicos advirtieron que si el clima cambia, el daño tal vez no sea igual.
El daño ocurrido mientras no hubo vigilancia muestra que la interrupción del control trae consecuencias difíciles de revertir.
“Cuando se retomó la vigilancia, no fue sencillo volver al equilibrio anterior. Sin embargo, desde el retorno del programa de control en el Parque Nacional desde el 2021 se logró nuevamente controlar la abundancia de los jabalíes”, resaltó el científico.
“Nuestro estudio confirma la capacidad del jabalí de explotar rápidamente discontinuidades en las acciones de manejo”, dijo a Infobae el doctor Gurtler, a cargo del Laboratorio de Eco‑Epidemiología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

El equipo sugiere que las tareas de control no deben interrumpirse, ni siquiera por períodos cortos. Una pausa puede devolver el parque a los niveles de daño observados hace décadas.
“Si se considera que en provincias como Río Negro, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires aumentó el interés en controlar a los jabalíes para reducir las pérdidas que generan, los resultados de nuestro estudio sirven para considerar qué pasa cuando se deja de hacer lo que sí funcionaba”, expresó Gurtler.
Los científicos reconocieron que tienen la dificultad para comparar con áreas sin jabalí y que deberían recopilar aún más datos.

Pero consideraron que es fundamental mejorar la inversión en el monitoreo y el control de las especies invasoras.
La lección que dejan los datos del estudio publicado en Biological Invasions es clara: solo el manejo constante controla a las especies invasoras y cuida el funcionamiento de ecosistemas únicos como el de El Palmar.

La introducción del jabalí en Argentina comenzó a principios del siglo XX, cuando los primeros ejemplares se llevaron al coto de caza San Huberto (actual Reserva Provincial Parque Luro) en la provincia de La Pampa.
Entre 1917 y 1922, algunos ejemplares se trasladaron a la estancia Collun-Có, en Neuquén. Se produjeron escapes accidentales que posibilitaron la dispersión de los animales hacia los parques nacionales Lanín y Nahuel Huapi.
“Las poblaciones de jabalíes habrían aumentado en todo el país durante los últimos años, aunque faltarían monitoreos precisos. Sabemos que tienen una alta tasa de dispersión considerando los nuevos registros que aparecen en diferentes localidades del país cada año”, resaltó al ser consultado por Infobae el doctor Sebastián Ballari, biólogo e investigador del Conicet en el Parque Nacional Nahuel Huapi.
“Son animales con una tasa de reproducción alta que se adaptan a todo tipo de ambientes. Como aún no existen planes de manejo a nivel nacional o provincial para su control, las poblaciones de jabalíes siguen creciendo de manera sostenida año tras año”, comentó.
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INTERNACIONAL
Art Basel Miami Beach: entretenimiento, innovación y futuro al servicio del arte

Al igual que en Art Basel Miami Beach 2019, este año existe también una obra en boca de todos y no. No es una banana… Sino un conjunto de simpáticos robots de cuatro patas que circulan en distintas direcciones dentro de una especie de corral cuadrangular a la vista del público. Lo curioso es que estas criaturas portan cabezas humanas con nombre y apellido. Una de ellas es la de Elon Musk, otra la de Mark Zuckerberg. Tampoco Jeff Bezos queda fuera del grupo. Lo mismo sucede con los artistas ícono como Andy Warhol, Pablo Picasso y el mismo Beeple, creador de esta obra titulada Animales regulares – no estamos preparados para el futuro.
Dentro de cada uno de estos robots se encuentra una pequeña cámara que toma imágenes de los alrededores. Las mismas son luego procesadas por inteligencia artificial que las reinterpreta acorde el estilo de cada personaje, para instantáneamente pasar a ser expulsadas en forma de fotografías por los traseros robóticos de las criaturas quienes imitan la posición de un perro al defecar. Todo esto sucede al mismo tiempo que decenas de personas se amontonan entusiasmadas teléfono en mano preparadas para registrarlo todo. La obra entretiene, al mismo tiempo que logra plantear una analogía entre estas máquinas ávidas de capturar y elaborar la realidad a través de una inteligencia exógena y el mismo público que las replica cámara en mano. Pero el circo de lo real es divertido hasta que deja de serlo.
El sector Zero 10, estrenado en este Art Basel Miami Beach 2025, donde se encuentra esta obra satírica, está dedicado a artistas que exploran la intersección entre arte, tecnología y cultura. Allí también se destacan dos obras lumínicas inmersivas del artista americano James Turrell. En su trabajo Turrell usa la luz a la vez como medio y sujeto. Estos portales lumínicos envuelven al espectador de un color radiante, y se vuelven un respiro en este tipo de ferias tan eclécticas y bulliciosas.
Por otro lado, y aprovechando el reciente récord en subasta de la obra de Frida Kahlo, el surrealismo estuvo presente de la mano de galerías como Wendi Norris que dedica un Kabinett a Leonora Carrington con un conjunto de obras sobre papel. En tanto, Rowald Weistein ofrece obras de la misma Frida con un autorretrato por valor de 15 millones junto a obras de Leonora Carrington, Kay Sage, Marx Ernst y la argentina Leonor Fini, entre otros. También la galería David Gorvy Dayan se suma a la movida surrealista, con otra obra de Fini, a la que celebró recientemente con una muestra (La mort de l’amour) en su sede londinense a dúo con Aleksandra Waliszewska, una artista polaca contemporánea que comparte con Fini un afecto indisimulable por los gatos. Pero el plato fuerte de esta galería es el retrato de Muhammad Ali pintado por Andy Warhol, que el primer día de apertura se vendió por ¡USD 18 millones! También se pueden admirar varios Basquiat en la galeria Van de Weghe.

Otro de los highlights de este Art Basel Miami Beach 2025 son las obras del argentino Lucio Fontana de su serie Concetto Spaziale, Attesa/e en el stand de Tornabuoni. Esta es una serie emblemática que Fontana realiza en Milán entre 1958 y 1968. Son lienzos tajados por el artista una o múltiples veces. Cada uno de estos tajos son realizados por Fontana con un gesto único y certero usando una cuchilla afilada. Por detrás, en el reverso del lienzo, Fontana respalda cada uno de ellos con una fuerte gasa negra que genera esa profundidad tan característica de su obra. A su vez, los fondos monocromáticos de colores radiantes y saturados amplifican la oscuridad del corte, que representa la búsqueda de lo infinito.
En palabras del artista: “Mis tajos son sobre todo una expresión filosófica, un acto de fe en el infinito, una afirmación de espiritualidad”. Estas perforaciones buscan crear una nueva dimensión, conectar con la inmensidad del cosmos. Son un acto de creatividad que Fontana consideró constructivo y no destructivo, que alumbra una “paradójica presencia de la ausencia”. La obra de mayor valor que la galería europea exhibe es “Concetto Spaziale, Attese” de cuatro tajos y fondo rojo. Es del año 1968 y está valorada en USD 4,5 millones.
Otra galería que siempre sorprende con sus propuestas es sin dudas la newyorkina Michael Rosenfeld. Este año, entre tantas obras, trajo dibujos de dos maravillosas artistas americanas, Lee Bontecou y Nancy Grossman. Ambas escultoras utilizan la técnica del ensamblaje para llevar a cabo sus visiones del mundo y cuestionar la violencia de la interacción humana.
“Gunhead”, una cabeza de bronce de 1991 de la que nace una especie de probóscide armamentista, es el sujeto de los dibujos de Grossman y también se exhibe dentro del stand. Otros dibujos de Bontecou también pueden verse en el booth de la galería Marc Selwyn. Rosenfeld exhibe además una pintura de Bob Thompson distinguible por sus siluetas y su paleta asertiva y contrastada. Thompson, un artista profundamente influenciado por el jazz, reversiona la obra de grandes maestros de la pintura clásica en clave propia, como hace el jazz con la historia de la música. En el caso de “Untitled (Oh Lowd!)” de 1962, el artista parecería servirse de la composición iconográfica de la Santa Ana triple, simplificando e insertando su simbolismo propio.

Si hablamos de joyitas no hay que perderse un pequeño Willem de Kooning sobre papel, de 1967, en la galería Locks; un Gertrude Abercrombie titulado “Doors” (Puertas) en la galería Karma y un pequeño Sasha Gordon en Matthew Brown: un joven artista que, con una pericia casi quirúrgica del detalle, construye escenas de gran sarcasmo y suspenso.
En cuanto al mercado latinoamericano se destacan las obras del mexicano Felipe Baeza en la galería Kurimanzuto, la pintura impactante de la brasileña Adriana Varejão en la portada del stand de la galería argentina Isla Flotante y la obra de Manuel Brandazza en el stand de la galería argentina Pasto, que fue vendida al Museo Jorge Perez.
Art Basel Miami Beach es una feria que siempre nos impone el reflejo de una época sostenida por el alto impacto y la expresión de un sistema poderoso, el del arte, que luego de los records alcanzados en las últimas subastas de Nueva York se está reponiendo.
Lo que sí queda claro es que las ferias siempre dividen aguas: por un lado, el esnobismo del mercado mantenido por el afán de pertenencia y especulación, y por otro, el genuino motor creativo de las prácticas artísticas y los artistas que siguen pergeñando nuevas formas y nuevos imaginarios para ver el presente y también el futuro.
Patricia Pacino es licenciada en arte y directora de la galería Maman Fine Art, con sedes en Buenos Aires y Miami.
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Suben las consultas médicas en chatbots: entre diagnósticos fallidos y riesgos de privacidad

Después de ver los resultados en el portal web de pacientes, sintió mucho miedo como para esperar a hablar con su médico. Así que, con dudas, pegó el informe completo en ChatGPT. El chatbot le dijo que los resultados podían indicar varias afecciones, pero que “lo más probable” era que se tratara de un tumor hipofisario o de una enfermedad poco común relacionada con los tumores hipofisarios.
Las conjeturas del chatbot no estaban descartadas –el médico de Kerr estuvo de acuerdo en pedir una resonancia magnética para comprobarlo–, pero eran erróneas. No se detectó ningún tumor.
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Otro paciente, Elliot Royce de 63 años, tuvo una experiencia diferente después de subir cinco años de su historial médico a ChatGPT, incluida la documentación de una cardiopatía compleja y un infarto anterior.
Empezó a sentirse más incómodo al hacer ejercicio, y una prueba indicó que tenía una arteria parcialmente obstruida. Su médico creía que bastaría con una estrecha vigilancia. En base a lo que aconsejó ChatGPT, Royce decidió someterse a un procedimiento diagnóstico más invasivo, que reveló una obstrucción del 85 por ciento, un problema grave que se trató con un stent.
En todo el mundo, millones de personas utilizan chatbots para tratar de entender mejor su salud. Y algunos, como Kerr y Royce, van más allá de las simples preguntas médicas. Ellos y más de una decena de personas que hablaron con The New York Times entregaron resultados de laboratorio, imágenes médicas, notas del médico, informes quirúrgicos y otros documentos a los chatbots.
La inexactitud de la información es una de las principales preocupaciones. Algunos estudios han revelado que las personas sin formación médica obtienen diagnósticos correctos de los chatbots en menos de la mitad de las ocasiones y la carga de datos confidenciales añade riesgos para la privacidad a cambio de respuestas que pueden parecer más personalizadas. Expertos advierten que los chatbots no siempre personalizan el análisis y pueden exponer información sensible. (Foto: ilustrativa/Pexels)
Danielle Bitterman, profesora adjunta de la Facultad de Medicina de Harvard y responsable clínica de ciencia de datos e inteligencia artificial en Mass General Brigham, afirma que no es seguro asumir que los chatbots personalizan el análisis que realizan de los resultados de pruebas médicas. Sus investigaciones han revelado que los chatbots pueden inclinarse a ofrecer respuestas de aplicación más general, incluso cuando se les da contexto sobre pacientes específicos. “Que se proporcione toda esa información no significa que la utilicen de la misma forma en que lo haría un médico”, explicó.
Y una vez que las personas cargan este tipo de datos, tienen un control limitado sobre cómo se utilizan.
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HIPAA, la ley federal de los Estados Unidos en materia de privacidad de la salud, no se aplica a las empresas que están detrás de los populares chatbots. Según Bradley Malin, profesor de Informática Biomédica en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, “básicamente se renuncia a cualquier derecho que se tenga con respecto a la privacidad médica”, y solo quedan las protecciones que una empresa determinada decida ofrecer.
OpenAI, creador de ChatGPT, afirma que cuenta con amplias medidas de protección de la información privada de sus usuarios.
Un representante señaló que los usuarios pueden optar por que no se utilicen sus chats para entrenar futuros modelos y afirmó que la empresa puso a prueba sus sistemas contra ataques simulados. También dijo que comparte un mínimo de datos con proveedores de servicios de terceros. (El Times demandó a OpenAI por infracción de los derechos de autor del contenido de noticias. OpenAI negó las acusaciones).
Aun así, los expertos en privacidad de datos afirman que subir información médica a cualquier chatbot trae riesgos porque varían las políticas de los chatbots y porque es muy difícil eliminar todas las vulnerabilidades.
Uno de los problemas es que muchas personas no optan por no entregar sus datos para el entrenamiento de chatbots. Esto crea la posibilidad de que, si una persona sube datos médicos y otra persona pregunta a un futuro modelo sobre esa persona, un chatbot “podría filtrar accidentalmente información muy sensible”, explicó Karni Chagal-Feferkorn, profesora adjunta de la Facultad Bellini de Inteligencia Artificial, Ciberseguridad e Informática de la Universidad del Sur de Florida.
OpenAI afirma que se está ocupando de “minimizar” esta posibilidad, y el representante de la compañía aseguró que ChatGPT estaba entrenado para no aprender ni revelar ese tipo de información. Pero los expertos en privacidad de datos siguen considerando esa posibilidad.
“Sin duda, sus medidas reducen el riesgo, pero no son infalibles y probablemente no puedan serlo”, dijo Chagal-Feferkorn. “No hay que tener miedo a la tecnología, pero hay que ser muy conscientes de los riesgos”, añadió.
Algunos pacientes dijeron que habían tachado sus nombres y eliminado los metadatos antes de compartir sus historiales con los chatbots, pero puede que eso no sea suficiente. Según Rainu Kaushal, director del Departamento de Ciencias de la Salud de la Población del Centro Médico Weill Cornell y del Hospital Presbiteriano de Nueva York, a veces es posible relacionar información suficientemente detallada con personas concretas, aunque no se incluyan sus nombres.
Las consecuencias de la filtración de información sanitaria pueden ser graves. Por ejemplo, aunque para la mayoría de los empresarios es ilegal discriminar a las personas con discapacidad, no es poco común que ocurra. Pero la mayoría de las personas que hablaron con el Times dijeron que no estaban preocupadas.
“Mi celular me sigue adonde vaya”, comentó Robert Gebhardt, de 88 años, que pide a ChatGPT que evalúe la urgencia de sus síntomas y la idoneidad de sus medicamentos, dados los 15 años de historiales médicos que cargó en el sitio web. “Cualquiera que quiera saber algo de mí puede averiguarlo, incluidos mis datos médicos. Es un hecho de la vida, y ya lo acepté”. Desde diagnósticos orientativos hasta posibles filtraciones, el uso de chatbots en salud genera dudas y expectativas. (Foto: Freepik)
Stephanie Landa, de 53 años, ha introducido los resultados de sus pruebas en ChatGPT desde que el año pasado le diagnosticaron un cáncer de apéndice metastásico. Valora que ChatGPT le ofrezca un panorama inmediato de sus resultados, sobre todo cuando son devastadores, como cuando mostraron que el cáncer se había extendido por todo el abdomen. Si procesa las malas noticias antes de la visita al médico, puede aprovechar mejor el tiempo de la consulta.
Durante un tiempo, redactó minuciosamente los datos identificativos. Pero luego decidió que, dado el pronóstico de su cáncer agresivo, ya no le importaba.
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En cuanto a Kerr, un endocrinólogo no pudo ayudarla tras descartar el tumor, relató, y su médico de cabecera no ha podido resolver el misterio.
Así que recurrió una vez más a ChatGPT en busca de nuevas sugerencias diagnósticas y consejos dietéticos, algunos de los cuales le han resultado útiles. “Sé que es información delicada, pero también siento que no obtengo respuestas de ningún otro lado” declaró.
A pesar de los riesgos para la privacidad y las preocupaciones por la inexactitud, la gente introduce resultados de análisis de sangre, notas médicas e informes quirúrgicos en ChatGPT y chatbots similares.
*Ricardo Santos es periodista del New York Times
The New York Times, Inteligencia artificial, chat
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