INTERNACIONAL
El agujero de ozono y 40 años de esfuerzos globales: qué muestran los datos más recientes sobre su avance

Cuarenta años después de que la comunidad internacional identificara y abordara el problema del agujero en la capa de ozono sobre la Antártida, nuevos informes confirman avances en su recuperación.
La capa de ozono se encuentra entre 14,5 y 30 kilómetros de altitud y actúa como un filtro crucial frente a la radiación ultravioleta del Sol, que puede causar daños en la salud humana y en los ecosistemas. Ahora, la Organización Meteorológica Mundial señaló en su informe más reciente que el proceso de restauración de la capa de ozono continúa según lo esperado por la comunidad científica.
Informes previos y trabajos científicos de la década de 1980 relacionaron el aumento en la degradación del ozono con los compuestos conocidos como clorofluorocarbonos. Estos productos químicos, sintetizados y difundidos de manera industrial, afectaron de modo significativo el equilibrio químico en la estratósfera. A raíz de estos descubrimientos, la comunidad internacional adoptó el Protocolo de Montreal en 1987, que impulsó la eliminación progresiva de sustancias que agotan el ozono.
Según Scientific American, el Protocolo de Montreal logró una adhesión mundial, varias enmiendas relevantes y la erradicación casi total de los compuestos responsables de romper las moléculas de ozono. Durwood Zaelke, experto en políticas ambientales de la Universidad de California en Santa Bárbara y presidente del Instituto de Gobernanza y Desarrollo Sostenible, remarcó la importancia de este acuerdo. Zaelke subrayó que el protocolo marcó un antes y un después en las acciones internacionales de protección ambiental.
La sustitución de los clorofluorocarbonos por hidrofluorocarbonos, que no afectan la capa de ozono, constituye un avance significativo, si bien estos últimos también plantean desafíos climáticos.
La Organización Meteorológica Mundial prevé que la capa de ozono recupere los niveles de 1980 en distintas regiones del planeta en distintos momentos del siglo XXI. Se estima que los trópicos y latitudes medias alcanzarán ese nivel en 2040, el Ártico en 2045 y la Antártida en torno a 2066.
Zaelke explicó que el proceso de curación del ozono estratosférico demanda varias décadas, debido a la persistencia de los compuestos químicos en la atmósfera y a la dinámica compleja de la estratosfera.

El informe difundido por la Organización Meteorológica Mundial en 2024 respalda estas proyecciones. De acuerdo con A. R. Ravishankara (Akkihebbal Ramaiah – Ravi), reconocido químico atmosférico de la Universidad Estatal de Colorado, los niveles de ozono medidos en 2024 superaron el promedio registrado entre 2003 y 2022 en la mayor parte del planeta. Solo algunas zonas ecuatoriales y una pequeña franja costera en la Antártida experimentaron valores inferiores a ese promedio.
Sobre la Antártida, el cambio más notable radicó en una disminución significativa del agotamiento de ozono. El agujero se desarrolló de manera lenta y desapareció con mayor rapidez en comparación con los años 2020 a 2023. Este patrón constituye un buen indicio en la tendencia de recuperación global de la capa.
Expertos como Ravishankara advierten que estos indicadores deben analizarse en series temporales prolongadas, ya que un solo año no determina una tendencia definitiva. Apuntan que el comportamiento del ozono responde a factores naturales, como el fenómeno climático de El Niño, la variabilidad en la radiación solar y los movimientos a gran escala de la atmósfera, así como a los efectos del cambio climático.

La capa de ozono se origina mayormente en las latitudes cercanas al ecuador, donde la radiación solar es más intensa, para después desplazarse hacia los polos, donde las condiciones permiten una menor producción natural de ozono. La circulación atmosférica controla gran parte del proceso de distribución. Este movimiento resulta clave para la estabilidad global del ozono y para su vulnerabilidad ante cambios climáticos.
El monitoreo continuo desde satélites y estaciones terrestres permite evaluar el estado y la evolución de la capa de ozono. Ravishankara destaca que controlar no solo el valor total, sino también la distribución vertical del ozono, resulta esencial porque la presencia de este gas en la troposfera actúa como contaminante peligroso para la salud humana, aunque continúe teniendo la función de bloqueo de radiación.
La etapa actual se caracteriza por una vigilancia rigurosa para comprobar que los resultados del Protocolo de Montreal se mantienen. El experto afirma que la rendición de cuentas internacional fortalece la eficacia de los acuerdos ambientales y confirma que el proceso avanza salvo que se introduzcan nuevas alteraciones imprevistas.

A pesar del progreso, persisten preocupaciones sobre el futuro cumplimiento global, especialmente frente a cambios políticos y posibles alteraciones en los compromisos internacionales.
Zaelke subraya que, aunque la gobernanza global de la capa de ozono demostró solidez, la estabilidad depende del compromiso sostenido de todos los países, al tiempo que prevé que la estructura multinacional consolidada será suficiente para asegurar la continuación de los progresos logrados.
El estado actual del agujero de ozono sobre la Antártida refleja un éxito en la gobernanza ambiental internacional y el impacto positivo de políticas públicas coordinadas. Los datos actuales sugieren que, si se mantiene el cumplimiento de las regulaciones, la capa de ozono alcanzará su recuperación completa en las próximas décadas. El monitoreo científico, la cooperación internacional y la eliminación de sustancias dañinas provenientes de la industria han resultado determinantes en el proceso de restauración de esta barrera natural vital para la vida en la Tierra.
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INTERNACIONAL
Los líderes de seguridad europeos negociarán el plan de Donald Trump con Ucrania y EEUU en Ginebra: “Un trabajo en progreso”

Representantes de alto nivel de Estados Unidos, Ucrania y asesores de seguridad nacional de Francia, Reino Unido y Alemania se dan cita este domingo en Ginebra para analizar el plan presentado por Washington para un posible desenlace del conflicto en el territorio ucraniano.
El enviado especial estadounidense Steve Witkoff y el secretario de Estado Marco Rubio viajaron para participar de estos contactos, que se enfocan en pulir un documento que establece condiciones para un cese de hostilidades entre Kiev y Moscú. El secretario del Ejército de Tierra de Estados Unidos, Dan Driscoll, y su equipo ya están en la ciudad suiza para reunirse con la delegación ucraniana.
En el centro del debate está un plan de 28 puntos que condiciona el avance de Ucrania a concesiones territoriales, a la aceptación de restricciones sobre el tamaño de su ejército y al abandono definitivo de su objetivo de ingresar en la OTAN.
El presidente estadounidense Donald Trump estableció para su homólogo ucraniano, Volodimir Zelensky, una fecha límite —el próximo jueves— para brindar una respuesta definitiva al marco propuesto, advertencia que se reflejó en las discusiones bilaterales previas a la cita.
Según un funcionario estadounidense en diálogo con Reuters, señaló: “Esperamos pulir los últimos detalles… para redactar un acuerdo que les beneficie (a Ucrania)”. “No se acordará nada hasta que los dos presidentes se reúnan”, confirmó.

La reunión cuenta, además, con la presencia de los principales asesores de seguridad del grupo E3 (Francia, Alemania y Reino Unido), de la Unión Europea e Italia, ampliando el abanico internacional de interlocutores.
Keith Kellogg, enviado especial de Donald Trump a Ucrania, afirmó en declaraciones a Fox News que el plan presentado actualmente es “un trabajo en progreso”. En ese sentido, los aliados europeos de Ucrania remarcaron que el acuerdo “es una base que requerirá trabajo adicional”.
Diplomáticos alemanes indicaron que a Washington y Kiev se les envió un borrador de plan alternativo europeo basado en la propuesta actual, aunque los líderes europeos remarcan que la hoja de ruta de Estados Unidos “necesita trabajo adicional” antes de la fecha límite, pues consideran prioritario asegurar mayores garantías para el gobierno de Zelensky.
Por su parte, el mandatario ruso Vladimir Putin calificó la iniciativa como un punto de partida aceptable, aunque desde el Kremlin se prevé que Moscú objete aspectos concretos, especialmente la exigencia de retirada de territorios ocupados por sus tropas.
Desde Washington, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó que el documento está aún sujeto a negociación y cuenta con el respaldo de Trump. Leavitt sostuvo: “Es un buen plan tanto para Rusia como para Ucrania, y creemos que debería ser aceptable para ambas partes”.
En vísperas de las conversaciones, Zelensky planteó el dilema al que se enfrenta Ucrania: correr el riesgo de perder su dignidad y libertad, o el apoyo clave de la Casa Blanca, si se avanza en los términos actuales del documento negociado.

El plan estadounidense contempla que Ucrania reduzca el tamaño de sus fuerzas armadas a 600.000 efectivos y que la cobertura aérea se limite al apoyo de aviones de combate europeos desplegados en Polonia. Además, la OTAN se comprometería a no emplazar tropas en suelo ucraniano bajo estos términos.
El acuerdo contempla que Kiev acepte reducir su número de tropas a 600.000 efectivos, que la OTAN no despliegue fuerzas en territorio ucraniano y que los aviones europeos de apoyo operativo permanezcan en Polonia.
Un revés para Zelensky, el acuerdo también plantea como condición central que su gobierno convoque a elecciones en un plazo de 100 días. Además, en el ámbito económico, el documento estipula que la reconstrucción de Ucrania se sufrague mediante 100.000 millones de dólares obtenidos de activos rusos congelados en el extranjero, bajo administración estadounidense.
Tras reunirse con representantes del Pentágono el jueves pasado, el mandatario ucraniano subrayó que cualquier negociación debe conducir a “una paz digna” para Ucrania, lo que implica salvaguardar la independencia, la soberanía y la dignidad del país. Según la oficina presidencial, Zelensky prevé discutir personalmente los pormenores del plan con Trump en los próximos días.
(Con información de Reuters)
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La cumbre mundial del clima termina sin acuerdo sobre la reducción del uso de combustibles fósiles

La propuesta de Lula
«COP de la verdad»
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Nayib Bukele ahora se adueña del fútbol: mientras su hermano asume en la federación local, él sueña con el Mundial 2030

El fútbol es un poderoso imán para gobernantes como Nayib Bukele. El presidente de El Salvador tomará el control de la Federación Salvadoreña de Fútbol (Fesfut) a través de su hermano, Yamil.
No es un hecho aislado. Con una gran popularidad basada en una cuestionada política de “mano dura” que acabó con el crimen organizado y la violencia, el mandatario ya tiene un absoluto control de los tres poderes del Estado. Ahora, puso la mira en el deporte más popular del mundo.
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El objetivo es simple: tener injerencia total sobre un fenómeno social y cultural que une a seis millones de salvadoreños. Quien controla el fútbol domina gran parte del humor ciudadano. El propósito es llevar al débil seleccionado local al Mundial de 2030 que se jugará en varios países, entre ellos la Argentina.
Para el próximo torneo, de 2026, llegó tarde. El Salvador quedó eliminado en la instancia final de las eliminatorias de la Concacaf.
“El principal objetivo es utilizar el fútbol para alimentar la narrativa de que Bukele está cambiando por completo El Salvador, aun y cuando eso está muy lejos de ser cierto”, dijo a TN el salvadoreño Víctor Aguilar, analista para América Latina de la ONG internacional Crisis Group.
Yamil Bukele asume en la Federación Salvadoreña de Fútbol
Yamil Bukele, de 47 años y medio hermano del presidente, asumirá como titular de la Federación Salvadoreña de Fútbol cuando concluya la misión de la FIFA que intervino la entidad en 2022.
Entonces, el presidente de la Fesfut, Reynaldo Vásquez, fue sentenciado en Nueva York a un año y medio de prisión como parte del “Fifagate”, el escándalo de sobornos y corrupción que sacudió a la FIFA y en especial a América Latina.
El presidente salvadoreño, Nayib Bukele (Foto: EFE)
Yamil Bukele es el único candidato inscripto para las elecciones internas de la federación previstas para el 12 de diciembre. Los distintos delegados de las ligas locales solo tendrán la opción de inclinarse por el hermano del presidente.
“Esperamos que nos vaya muy bien, por el bien del fútbol y de nosotros mismos”, dijo el actual presidente “ad honorem” del Instituto Nacional de los Deportes al lanzar su candidatura.
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Según Aguilar, “Nayib Bukele ha mostrado interés en tener influencia en la Federación Salvadoreña de Fútbol desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, en junio de 2015, cuando recién había sido elegido alcalde de San Salvador, en una publicación en Twitter que después eliminó, dijo: ´Por ahí tengo un familiar que se ofrece para arreglar la FESFUT´”.
En octubre de 2021, ya siendo presidente, tras una derrota de la Selección Nacional ante México en las eliminatorias para el Mundial de 2022, fue incluso más claro y señaló: “Yo creo que es hora de intervenir. Nos sancionan un par de años y luego volvemos jugando de verdad“.
La selección salvadoreña jugó solos los Mundiales de 1970 y 1982. En España 82 sufrió una estrepitosa goleada en contra por 10 a 1 ante Yugoslavia y cayó ante la Argentina de Diego Maradona 2 a 0.
Ahora, el gran sueño es volver a llevar al seleccionado a un Mundial que se niega desde hace 44 años.
“Al presidente Bukele le encanta afirmar que todas sus medidas son ´hitos´ en la historia del país. No dudo de que le encantaría que la selección regrese a un Mundial para poder afirmar que también logró cambiar ese pasado lleno de fracasos y decepciones», afirmó Aguilar.
Por qué el fútbol seduce tanto a los poderes de turno
El fútbol ha sido utilizado por la política (y en especial por distintas dictaduras, como la Argentina) desde siempre. El caso más actual es el de Arabia Saudita, que invirtió cifras multimillonarias para contratar figuras internacionales en su desconocida liga local y aplacar las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos.
El reino saudita ya se agendó la sede del Mundial de 2034 y extendió sus inversiones al tenis, el golf y hasta la Fórmula 1. Hoy Arabia Saudita es sinónimo de fútbol y deporte. Muy pocos hablan de abusos.
Pero Bukele no tiene los petrodólares sauditas. Tiene, eso sí, algo clave a su favor: en pocos años logró pacificar a un violento El Salvador. ¿Cómo hizo? Encarceló a decenas de miles de supuestos pandilleros en una ofensiva total contra el crimen organizado. Los salvadoreños prefieren mirar hacia otro lado cuando se habla de las denuncias por violaciones a los derechos humanos que se acumulan en la puerta de la Casa de Gobierno. El presidente fue reelecto el año pasado con casi el 85% de los votos. Su popularidad es enorme.
Sus detractores lo acusan de controlar los tres poderes del Estado, de encarcelar a miles de inocentes y silenciar a la oposición y la prensa. Tras una serie de maniobras, hasta logró imponer la posibilidad de reelección indefinida prohibida por la Constitución. Ahora, quiere echar a rodar la pelota.
Diego Murzi, investigador del CONICET y de la Escuela IDAES-UNSAM, dijo a TN que “el fútbol es el deporte más popular y convocante a nivel global en un momento en que el deporte se ha convertido en un hecho cultural y social central de la vida contemporánea”.
“Con lo cual tener injerencia en el fútbol implica tener decisión sobre asuntos que convocan e interesan a la población”, afirmó.

Aficionados de El Salvador animan un partido de las las eliminatorias de la Concacaf (Foto de archivo: EFE/Rodrigo Sura)
Para Murzi, especializado en sociología del deporte, “el fútbol se ha convertido en un juego geopolítico. Queda de manifiesto con (Donald) Trump interesándose por el Mundial o apareciendo en el Mundial de Clubes, cuando no forma parte de ninguna manera de su biografía”.
“Lo que refleja eso es lo importante del fútbol. Si pensamos en el proyecto de Bukele, que aspira a exceder los límites nacionales y proyectarse como figura relevante a nivel global, es lógico que intente tener bajo su control el fútbol de su país”, afirmó.
Según el analista, “gran cantidad de gente, sobre todo en Latinoamérica, piensa a la geopolítica basándose en el fútbol. Por eso cree que Argentina es un país relevante en el concierto global, o que India y China no lo son. Creo que para un proyecto político totalitario, o de largo alcance como el de Bukele, es importante movilizar esa dimensión”, dijo.
Bukele no ha inventado nada. Muchos gobernantes han intentado acercarse al deporte en los últimos años como “vehículo de promoción nacionalista o a los deportistas como personificación exitosa de ciertos valores intrínsecos que la actividad deportiva competitiva moviliza y que son afines a la ideología liberal o ´de derecha´ (éxito personal, meritocracia, individualismo, mercantilización, sacrificio, autosuficiencia)”, concluyó Murzi.
Habrá que ver ahora si el presidente salvadoreño logra tapar con el fútbol -y su enorme popularidad interna- los crecientes cuestionamientos internacionales a su política de “mano dura”.
El Salvador, Nayib Bukele, Sumario
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