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El caso Lewinsky, el escándalo sexual que jaqueó la presidencia de Clinton en EE.UU. y tuvo en vilo al mundo

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Primero, fue Paula Jones

El caso Mónica Lewinsky no comenzó con Mónica Lewinsky sino con otra chica llamada Paula Jones, y lo hizo en el estado de Arkansas y no en Washington. El apuntado fue siempre el mismo, William “Bill” Clinton, primero gobernador de Arkansas y luego presidente de los Estados Unidos. Bill no podía controlar siempre sus manos ni su lengua cuando una señorita lo atraía. Entonces, solía descender a la vulgaridad. Su posición política prominente lo protegía, pero la sangre acumulada en sus fondillos descorría (literal) el velo que cubría la concupiscencia.

En mayo de 1994, cuando Bill era gobernador de Arkansas, estado racista si los hay, Paula Jones, exempleada estatal, presentó una demanda. Alegó que el 8 de mayo de 1991, mientras colaboraba en una conferencia en el Hotel Excelsior de Little Rock, la capital del estado, Danny Ferguson, un policía que pertenecía al equipo de seguridad del gobernador, le dijo que Clinton la quería ver en la suite de su hotel.

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Paula entendió que era una ocasión para avanzar en su carrera. Fue. Cuando la vio, Clinton, cuenta Paula, hizo movimientos inesperados, agresivos, que terminaron cuando se bajó los pantalones. Paula dijo que Clinton le pidió que le besara el pene erecto. “No soy ese tipo de chica”, le respondió. El gobernador se la vio venir y replicó: “Sos una chica inteligente; no digas nada”.

Los abogados de Clinton argumentaron contra la demanda de Paula un dislate de grandes dimensiones, pero que en los Estados Unidos fue tomado como válido: el gobernador ya había accedido a la presidencia del país y no podía cumplir sus funciones de gobierno si le daba bolilla a denuncias de este tipo. ¡Que no lo embromen! Clinton pidió inmunidad y el caso lo resolvió la Corte Suprema. En 1997, permitió que la tareas de recolección de pruebas continuaran.

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Con ese visto bueno, la jueza Susan Weber Wright dictaminó que los abogados de Jones, para ayudar a probar su denuncia de acoso sexual, podían indagar sobre cualquier relación sexual que Clinton pudiera haber tenido con subordinados, ya fuera como gobernador de Arkansas o como presidente del país. El 5 de diciembre de 1997, los abogados de Jones presentaron una lista de mujeres como testigos que incluía a Mónica Lewinsky.

Mónica Lewinsky

Mónica llegó a Washington en julio de 1995 para trabajar como becaria en la Casa Blanca. Tenía 21 años, recién recibida del Lewis and Clark College, de Portland. En sus primeros meses en el cargo, Lewinsky conoció al presidente, pero no surgieron oportunidades de contacto personal cercano. En noviembre de 1995, Lewinsky fue asignada al Ala Oeste, es decir donde está el despacho del presidente, el Despacho Oval. Pronto se encontró a solas con Clinton. Él le preguntó si la podía besar y ella le dijo que sí. Ese fue el primero de 10 encuentros sexuales a lo largo de 16 meses.

Bill Clinton y Monica Lewinsky. (Fotos: AFP).

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Para abril de 1996, el presidente y la becaria ya se habían visto ocho veces. Fue entonces cuando reasignaron a Mónica a un puesto en el Departamento de Defensa, tal vez conscientes del peligro que representaban esos encuentros. En mayo de ese año, Clinton le dijo a Mónica que ya no quería seguir con la relación, pero siguieron viéndose a principios de 1997.

Por lo común se veían durante las mañanas de los fines de semana en el Despacho Oval o lugares cercanos como un estudio o un pasillo o un baño, cuando pocas personas, salvo la secretaria personal de Clinton, Betty Currie, se encontraban en el lugar. Aunque muchos encuentros privados no implicaban actividad sexual, cuando la había, generalmente se trataba de sexo oral al presidente y en tocamientos de los pechos y los genitales de la joven. En tres ocasiones, Lewinsky le practicó sexo oral mientras el presidente hablaba por teléfono. Lewinsky le dijo a Clinton que le gustaría tener relaciones sexuales, pero él se resistió. También interrumpió las sesiones de sexo oral antes de la eyaculación salvo sus dos últimos encuentros.

El silencio de Mónica

Cuando Clinton le volvió a decir a Lewinsky en mayo de 1997 que su relación sexual había terminado, ella redobló los esfuerzos iniciados el año anterior para conseguir la ayuda del presidente para encontrar empleo. Lewinsky recibió una oferta de trabajo del embajador ante la ONU, Bill Richardson, varios meses después, pero la rechazó. Prefirió las empresas privadas, recomendada por personajes influyentes cercanos al presidente.

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Menos de dos semanas después de que el nombre de Lewinsky apareciera en la lista de testigos de Paula Jones, Clinton instruyó a Mónica sobre lo que tenía que decir: sus visitas al Despacho Oval eran para entregar documentos. Punto. La secretaria de Clinton, Betty Currie, fue hasta la casa de Lewinsky para llevarse los regalos que el presidente le había dado a la becaria. Currie los trasladó hasta su casa y los escondió debajo de su cama.

La foto que tenía Lewinsky como becaria de la Casa Blanca. (Reuters / Departamento de Defensa)

La foto que tenía Lewinsky como becaria de la Casa Blanca. (Reuters / Departamento de Defensa)

A principios de enero de 1998, Lewinsky firmó una declaración para presentar en la demanda de Paula Jones, donde decía que su relación con el presidente no había sido nunca sexual. Al día siguiente, consiguió trabajo en la firma Revlon.

¿Quién mencionó por primera vez a Mónica como una de las “chicas de Clinton”?

Fue Linda Tripp, que había trabajado en la Casa Blanca con el presidente George Bush padre y se mantuvo en su puesto cuando Clinton asumió la presidencia en 1993. A Tripp, no le gustaba Clinton y mucho menos su cercanía con las empleadas. En 1996, ya pensaba en denunciarlo pero no lo hizo. Un año después, contó en un artículo de Newsweek que una voluntaria de la Casa Blanca, Kathleen Willey, le contó a su vez que Bill la había besado y acariciado en su despacho privado.

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Tripp tenía más para contar. Se enteró que su entonces amiga, Mónica Lewinsky, mantenía una aventura con el presidente. Tripp le contó al periodista de Newsweek, Michael Isikoff, que mejor que la historia de Kathleen Willey era la de Mónica. Hasta comenzó a grabar en secreto sus conversaciones con Lewinsky en noviembre de 1997.

El momento en el que el escándalo sale en la tapa de revistas y diarios noteamericanos. (Foto: Archivo)

El momento en el que el escándalo sale en la tapa de revistas y diarios noteamericanos. (Foto: Archivo)

En esas charlas grabadas, Tripp se enteró de que su amiga tenía en su armario un vestido azul que aún conservaba una mancha de semen de un encuentro sexual con el presidente ocurrido nueve meses antes. Tripp llamó a Isikoff y le contó. Hasta le sugirió que una prueba de ADN demostraría que era el semen del presidente. El periodista le dijo que no estaba en sus posibilidades conseguir una muestra del ADN de Clinton para hacer la comparación. Pero Tripp seguía obsesionada y buscó la forma dse convencer a su amiga Mónica de que no llevara el vestido azul a la tintorería.

El estallido del caso Lewinsky

A principios de enero de 1998, Linda Tripp se entrevistó con Kenneth Starr de la Oficina del Fiscal Independiente (OIC) y le contó todo el asunto Lewinsky-Clinton y dio las grabaciones privadas que había mantenido con Mónica. Entonces, todo estalló. Fue un escándalo y la fiscal General de los Estados Unidos, Janet Reno, autorizó investigar el caso Lewinsky.

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El 16 de enero, Linda Tripp, en combinación con la fiscalía, fue a almorzar con Mónica al patio de comidas del centro comercial Pentagon City Mall. Allí la becaria fue arrestada por agentes del FBI que la llevaron hasta la habitación 1012 del Hotel Ritz-Carlton. La interrogaron durante 11 horas y la presionaron para que usara un micrófono y grabara sus conversaciones con el presidente Clinton. Le dijeron que si no lo hacía arriesgaba hasta 27 años de prisión por perjurio y obstrucción a la justicia. Lewinsky se negó.

Bill Clinton y Mónica Lewinski durante un acto del partido demócrata en 1996. (Foto: captura de video WTN/AFP)

Bill Clinton y Mónica Lewinski durante un acto del partido demócrata en 1996. (Foto: captura de video WTN/AFP)

Clinton estaba al tanto de lo que ocurría. El 17 de enero, en el Despacho Oval, le confesó a su secretaria Betty Currie de su relación con Lewinsky. Le dijo sin avergonzarse: «Nunca estuvimos realmente solos. Se podía ver y oír todo». Y agregó: «Mónica me insinuó, y yo nunca la toqué, ¿verdad?».

El problema se agravó cuando la relación Lewinsky-Clinton fue difundida por la prensa hacia fines de enero de 1998. Bill dijo públicamente: “No tuve relaciones sexuales con esa mujer, la señorita Lewinsky».

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A mediados de ese año el presidente se enteró de que su mancha de semen seguía presente en el vestido azul que Mónica lució en el Despacho Oval en febrero de 1997, y de que Lewinsky había firmado un acuerdo de inmunidad con los fiscales. Mientras, se reunieron pruebas: se tomó declaración a los agentes del Servicio Secreto y a amigos de Mónica, se examinaron correos electrónicos y registros telefónicos de la Casa Blanca, y se escucharon horas de conversaciones grabadas entre la empleada Tripp y Lewinsky.

Clinton y una relación “inapropiada”

En medio de la crisis por los ataques terroristas del 7 de agosto de 1998 en las embajadas estadounidenses en Sudán y Tanzania, que causaron decenas de muertos, el día 17 el presidente se enfrentó a un gran jurado federal (instancia judicial que determina si hay motivo para avanzar a un juicio). Se debatió si había cometido perjurio (mentir bajo juramento) en el caso Lewinsky y obstrucción de justicia en caso de Paula Jones.

Bill Clinton y Mónica Lewinsky. (Foto: Archivo)

Bill Clinton y Mónica Lewinsky. (Foto: Archivo)

Clinton hizo algo extraño: declaró que no había mentido sobre su relación con Jones pero agregó que consideraba que el sexo oral no constituía “relaciones sexuales”. Y negó haberle tocado los pechos y los genitales en varias ocasiones a Mónica Lewinsky. A la noche, Clinton habló por televisión a todo el país y causó mucho desconcierto. No se refirió a las represalias por los ataques terroristas (represalias que se producirían el 20 de agosto) sino que afirmó: “Tuve una relación inapropiada con la señorita Lewinsky”. Luego se dedicó a criticar al fiscal Kenneth Starr por meterse en su vida privada.

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En los días posteriores a su testimonio ante el gran jurado, aumentaron los pedidos de destitución. El jefe de la mayoría republicana de la Cámara de Representantes, Tom De Lay, aseguró que la destitución del presidente sería: “Lo más importante que haga en mi carrera política”. El presidente de la Cámara, Newt Gingrich, concluyó que sacar a Clinton de la presidencia era lo más justo.

36 cajas de pruebas

El 9 de septiembre, el fiscal Starr cargó en dos camionetas casi 36 cajas de pruebas sobre el escándalo Lewinsky y las llevó la Cámara de Representantes. Había un resumen de 453 páginas donde se describían once acusaciones contra el presidente. Los enemigos de Clinton disfrutaban, especialmente de los detalles explícitos (e innecesarios) del informe, desde que el presidente recibió llamadas oficiales mientras recibía sexo oral hasta un relato de cómo introdujo su cigarro en la vagina de Lewinsky.

Recomendar o no un juicio político recaía en el Comité Judicial de la Cámara de Representantes. El día 5 de octubre su presidente, Henry Hyde, luego de una votación de 21 a 16, autorizó una investigación completa para el “impeachment” o juicio político.

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Mónica Lewinsky abraza al expresidente norteamericano y su entonces amante, Bill Clinton. (Foto: Dirck Halstead)

Mónica Lewinsky abraza al expresidente norteamericano y su entonces amante, Bill Clinton. (Foto: Dirck Halstead)

El público en general, según se ha afirmado, interviene en política por medio del voto según el grosor de su bolsillo o la circunferencia de su abdomen. Pues las elecciones de medio término del 3 de noviembre trajeron buenas noticias para el presidente. La economía marchaba muy bien y el “affaire” Lewinsky no influyó en los votantes.

Clinton y Paula Jones finalmente acordaron resolver la demanda por acoso sexual que había causado todos los sufrimientos del presidente. Un problema menos. Quedaba Mónica.

La Cámara de Representantes aprobó el juicio político al presidente

Lo hizo con cargos que incluían perjurio y abuso de poder. Las encuestas realizadas a mediados de diciembre de 1998 indicaban que el público estadounidense apoyaba a Clinton, con un 60% en contra del juicio político.

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“¡Escuchen! ¡Escuchen! ¡Escuchen!”, gritó el sargento de armas del Senado el 7 de enero de 1999. “Se ordena a todas las personas guardar silencio, bajo pena de prisión, mientras la Cámara de Representantes exhibe ante el Senado los artículos del juicio político contra William Jefferson Clinton, presidente de los Estados Unidos”.

El juicio comenzó el 14 de enero. Los alegatos iniciales se prolongaban hasta el día siguiente. Todo fue muy aburrido porque los senadores se empeñaban en explicar cuestiones de derecho procesal. Todo se desenvolvía en cámara lenta frente a la presidencia del juez de la Corte Suprema Robert Rhenquist.

ESCÁNDALO. La humillación de Mónica y el silencio de Hillary.

ESCÁNDALO. La humillación de Mónica y el silencio de Hillary.

Charles Ruff, en silla de ruedas, comenzó a hablar en defensa de Clinton. Ya era el 19 de enero, pocas horas antes de que el propio Clinton pronunciara su discurso sobre el Estado de la Unión. Ruff criticó a la acusación por manipular los hechos para favorecer su caso. Concluyó sugiriendo que los senadores tenían la libertad de “considerar su conducta personal desagradable”, pero que deberían preguntarse si “por primera vez en nuestra historia, las acciones de un presidente han puesto en tal riesgo el gobierno que solo hay una solución”. La tarea de concluir los argumentos iniciales del equipo del presidente recayó en Daryl Bumpers, exsenador del estado natal de Clinton, Arkansas. Bumpers resumió: «Cuando escuchás a alguien decir: ‘Esto no se trata de sexo’, se trata de sexo». Seguía la línea de la defensa, es decir, las cuestiones sexuales no se arreglan con un juicio político.

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Mónica Lewinsky había recibido la orden de concurrir a la Cámara de Representantes. Fue a regañadientes. Se alojo en el Hotel Mayflower y habló con tres congresistas. Tras recibir garantías de que sus respuestas estaban amparadas por su acuerdo de inmunidad, Lewinsky respondió a las preguntas de los representantes. Estas abarcaban desde por qué conservaba su vestido manchado hasta qué creía que debería sucederle a Clinton (“Creo que debería ser censurado, pero no destituido”).

La decisión

El 27 de enero, el Senado se reunió para votar sobre una moción del senador demócrata Harry Byrd, de Virginia Occidental, para desestimar el juicio político contra el presidente. La moción fue rechazada. Casi inmediatamente después, se realizó una segunda votación sobre la moción para permitir que los fiscales presentaran a sus testigos, la cual fue aprobada.

Durante los primeros tres días de febrero, los fiscales tomaron declaración a Lewinsky y otros dos testigos. La declaración de Mónica se realizó en la suite de un hotel ante una multitud de más de 40 abogados y asesores del Congreso. Describió sus sentimientos actuales hacia el presidente como “ambiguos” y al resto de las preguntas respondió con un seco “sí” o “no”. El caso pasó a decisión del Senado, donde se resolvería el destino del presidente.

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Los alegatos comenzaron dos días después y los senadores se reunieron luego a puertas cerradas para considerar sus votos. Cada senador dispuso de quince minutos para hacer una declaración. La mayor atención se centró en un puñado de senadores cuyos votos no estaban claros. El republicano John McCain anunció que concluía que el presidente “subvirtió deliberadamente el estado de derecho” y que votaría culpable. El único demócrata cuyo voto estaba en duda, Russ Feingold, calificó el caso de “cerrado”, pero dijo: “Si debemos equivocarnos, optemos por evitar divisiones, optemos por respetar la voluntad popular”. Feingold votaría a favor de la absolución.

El viernes 12 de febrero de 1999, el presidente de la Corte Suprema, Rehnquist, declaró: «La pregunta es sobre el primer artículo del juicio político. Senadores, ¿qué opinan? ¿Es el acusado, William Jefferson Clinton, culpable o inocente?». Resultó ser inocente: 55 senadores, incluidos diez republicanos, votaron a favor de la absolución por perjurio. La votación sobre el segundo cargo, es decir el de obstrucción de justicia, fue empate, 50 a 50, pero aún muy lejos de los dos tercios necesarios para la condena.

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Luego de estas votaciones, Clinton leyó una declaración durante dos horas. Expresó su esperanza de que «todos los estadounidenses nos dediquemos de nuevo a la labor de servir a nuestra nación y construir juntos nuestro futuro».

Bill Clinton, Monica Lewinsky

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El antecedente de la rebeldía de Colapinto: el recuerdo del polémico triunfo de Lole Reutemann en Brasil en 1981

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Carlos Reutemann y el famoso cartel. Lole primero dijo que no lo vio, pero luego explicó por qué desobedeció la orden de dejar pasar a Alan Jones (Archivo CORSA)

Hay momentos en los que un deportista puede llegar a decir basta. Romper los límites. Ir más allá a pesar de las consecuencias. El 29 de marzo de 1981, Carlos Alberto Reutemann protagonizó un quiebre en su carrera, que fue desobedecer la orden del equipo Williams para que le cediera la victoria en el Gran Premio de Brasil de Fórmula 1 a su compañero de equipo, Alan Jones. Fue algo similar a lo ocurrido este domingo con Franco Colapinto quien ignoró la orden de mantener posiciones con el otro piloto de Alpine, Pierre Gasly.

Aunque a diferencia del pilarense de 22 años que está comenzado su camino en la Máxima, en aquel entonces Lole dijo “no” porque supo que aquella era una de sus últimas chances de ser campeón en la F1. También fue consciente de que su decisión declaró la guerra interna en la escudería inglesa y que eso iba a ser clave en la búsqueda del título en el resto de la temporada…

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Cerca de cumplir 39 años (nació el 12/04/1942) y en su décimo ejercicio en la Máxima, para ese campeonato Reutemann dio el ciento diez por ciento. En la previa se preparó como nunca e hizo un fuerte entrenamiento físico. Se lo veía estilizado y en excelente forma. “Hice un esfuerzo excepcional en ese aspecto, con un régimen muy estricto, como un boxeador”, contó años después, en sus épocas de senador por Santa Fe. Esto sumado a su gran profesionalismo que lo llevó a involucrarse como pocos pilotos en la preparación del auto. Por algo fue uno de los mejores de su época a la hora de poner a punto un coche.

Aunque la historia de aquel fin de semana en el extinto Autódromo de Jacarepaguá, en Río de Janeiro (fue demolido y se reemplazó por instalaciones para los Juegos Olímpicos de 2016), empezó a escribirse mucho tiempo antes. En 1979, sir Frank Williams dijo que quería en su equipo a uno de los tres mejores corredores de la categoría y no dudó en buscar a Reutemann, que tuvo una frustrante temporada en Lotus. El santafesino vio en el coche de Williams, el FW 07, un auto para ser campeón mundial. De hecho Jones lo logró en 1980.

Luego de esa carrera, se
Luego de esa carrera, se quebró la relación entre Jones y Reutemann (Archivo CORSA)

Sin embargo, al llegar al equipo de Grove, Carlos supo que el piloto número 1 era Jones, quien había estado en la escudería británica desde 1978. Entonces hubo una cláusula en el contrato que indicaba que, si en una carrera Reutemann estaba adelante y Jones detrás, a una diferencia menor a siete segundos, debía dejarlo pasar al australiano.

En la primera fecha de 1981, Reutemann venía ganando en el callejero de Long Beach, en la costa oeste de los Estados Unidos. Aunque por la cláusula de los “siete segundos”, se fue afuera en una chicana y fue superado por Jones. Fue elocuente lo ocurrido, Lole no era de cometer esas fallas que eran propias de un novato. Pero esa fue la última vez que cedió…

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Dos semanas más tarde, ya en Brasil, estuvo delante de su compañero en las dos clasificaciones del viernes y sábado por más de medio segundo (1m35s390/1m36s337 y 1m36s000/1m36s690). El domingo amaneció con una fuerte lluvia y el ganador de la pole positions (mejor lugar de largada), el local Nelson Piquet, la pifió con la elección de neumáticos y apostó a que iba a dejar de precipitar y que la pista se secaría. Nada de eso ocurrió y cuando arrancó la competencia la lluvia fue más fuerte, patinó con su Brabham y Lole lo superó.

Reutemann quedó puntero y se alejó adelante. Luego de que Jones dio cuenta de Riccardo Patrese (Arrows) y llegó a estar a cuatro segundos de Carlos, pero nunca estuvo pegado al santafesino, cuyo ritmo en la punta fue demoledor en una pista muy complicada por la constante caída de agua.

Reutemann liderando bajo la lluvia
Reutemann liderando bajo la lluvia delante de Jones. Ese día Lole fue aplastante en Jacarepaguá (Prensa Williams)

El australiano solo estuvo cerca de Lole cuando éste se complicó con Keke Rosberg (Fittipaldi), que era rezagado. Una vez que le sacó una vuelta al finlandés, se alejó otra vez. “Se hizo muy largo, porque Rosberg no dejaba lugar, no sé si no me veía, y no quería arriesgarme a un toque peligroso entre los dos”, contó Reutemann.

Cuando faltaban nueve vueltas para el final apareció la tan temida orden de Williams. Charles Crichton Stuart era un ex piloto inglés que luego fue vendedor de autos y logró el acuerdo del equipo inglés con Saudia Airlines, que fue el puntapié para tener el patrocinio de la familia de Osama Bin Laden. Tomó el cartel sin saber que iba a convertirse en uno de los más recordados en la historia de la F1: “Jones-Reut”. Se lo mostraron durante cinco giros, pero Lole hizo caso omiso. La diferencia con Jones era de cuatro segundos.

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Se cumplió con el tiempo máximo estipulado para la carrera y a las dos horas le bajaron la bandera de cuadros a Carlos, que terminó 4,4 segundos por delante de Jones. “Un poco me confundí al final porque creí que faltaba una vuelta más. Seguí como si aún faltara una vuelta más por si acaso”, reconoció Lole. Fue al podio donde solo lo acompañó el tercero, Patrese, ya que Jones se enojó y no fue a descorchar el champán…

El triunfo de Carlos Alberto Reutemann en el Gran Premio de Brasil de Fórmula 1 de 1981

Sobre el famoso cartel, Reutemann dijo que “nunca vi ningún cartel. Nunca pude verlo e incluso no lo vi a Alan Jones detrás mío porque la nube de spray no deja ver nada. Ni siquiera sabía que su auto (el de Jones) me seguía. Desde el momento que largué, no vi tampoco a Piquet que estaba a mi lado, doblé adelante y seguí así hasta el final”.

“La carrera fue muy difícil porque llovía todo el tiempo y había que concentrarse en el auto para no cometer el más mínimo error. Las condiciones de pista eran muy complicadas y tenía que hacer todo lo posible para mantener el auto en pista”, agregó. Y reveló que tras la carrera “Jones vino a saludarme, me dio la mano y eso fue todo…

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Sin profundizar en el tema y a los pocos minutos de terminada la carrera Lole supo que la guerra estaba declarada. Pero no solo con Jones, sino también con Williams, que rápido se alineó con el australiano.

Se puso la orden para que Carlos lo dejara pasar a Alan porque eso era lo establecido en un caso como éste, y porque ambos pilotos estaban comprometidos con lo que firmaron”, esgrimió Sir Frank.

“Una vez que aparece la orden, en la siguiente vuelta el piloto debe dejar el paso”, aclaró.

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“¿Y si Reutemann no lo vio?”, le preguntaron. Según la cobertura del recordado Germán Sopeña para la revista CORSA, “Williams respondió con un gesto escéptico…”

Carlos Alberto Reutemann explica por qué desobedeció en Brasil 1981

Jones no se quedó atrás. Ante la primera requisitoria reparó en querer declarar: “Más vale que hable dentro de un rato, cuando piense lo que voy a decir…” Se tomó un tiempo, aunque disparó con munición gruesa. “Creo que Carlos tomó una decisión de muy corto alcance con tal de ganar la carrera. Yo esperaba la decisión del equipo y por eso no ataqué en ningún momento su posición. Ahora sé que, de esta carrera en adelante, Reutemann es para mí lo mismo que correr contra Nelson Piquet, Gilles Villeneuve o Jacques Laffite. Es un enemigo más”, sentenció.

Carlos entendió que tuvo el derecho de apropiarse de ese triunfo en Brasil. Desde la largada se erigió como el ganador. Resultó una victoria implacable que se ubicó entre las mejores de un total de 12 que logró en la Máxima. Fue su cuarto éxito en el vecino país y el tercero por puntos. Ya había vencido con un Brabham en 1972 (no válida por el campeonato), y con Ferrari en 1977 (Interlagos) y 1978 (Jacarepaguá).

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En ese momento Lole igualó en la punta del campeonato a Jones y en la siguiente fecha, en Buenos Aires, protagonizó un episodio donde primero fue gracioso, pero no hizo más que echarle leña al fuego. El público argentino bancó a su ídolo en el Autódromo y algunos llevaron carteles, pero con los nombres invertidos “Reut-Jones”. Hasta hubo quienes los vendieron… Jones recogió el guante y le mostró a la hinchada albiceleste el cartel con el orden original “Jones-Reut” y con un Frank Williams a carcajadas. El abucheo no tardó en llegar y fue Reutemann el que entró en escena y le mostró a su gente el “Reut-Jones” y las tribunas se vinieron abajo. Mucha risa y efervescencia, aunque la anécdota costó caro…

Los hinchas con el cartel
Los hinchas con el cartel invertido, la respuesta de Jones y la aparición de Lole para que estallen las tribunas. Fue en el Autódromo de Buenos Aires en la previa al GP de 1981, dos semanas después de Brasil (Archivo CORSA)

En la Argentina, Reutemann fue segundo detrás de Piquet y quedó en soledad a la cima de la tabla donde estuvo hasta la última fecha. Durante el año volvió a ganar y en Bélgica logró su última victoria en la Máxima. Pero luego su equipo no lo acompañó en la lucha por la corona y fue una de las razones por las se le escapó el cetro por apenas un punto ante el mismo brasileño. En la competencia que definió el campeonato, Jones venció, su escuadra lo festejó como si el australiano hubiese sido campeón a pesar de que su otro piloto perdió el título.

A fin de año, Reutemann hizo un repaso de la temporada en un programa en ATC (hoy TV Pública) y sobre la competencia en Brasil indicó: “Fue lo que sentí en el momento, no hubo forma de levantar el pie del acelerador y si levantaba, dejaba el auto parado en cualquier curva, me venía caminando a los boxes, agarraba el bolso y me iba. Esa fue la primera reacción que tuve arriba del coche. La segunda, es que yo nunca tuve marcada la diferencia, porque si me la hubiesen marcado, hubiese hecho más de 7 segundos”.

Aquel Williams FW 07C se guardó en el museo en Grove, tal cual como corrió en las primeras carreras de 1981 ya que luego el alerón delantero fue reemplazado por dos alas externas. También hay una gigantografía del auto de Lole en acción. Si bien el equipo inglés fue vendido a un grupo inversor en 2020, su historia permanece en ese lugar. En 2016 se vendió el chasis 17 con el que Lole corrió en Holanda, Italia, Canadá y Estados Unidos. Esos monopostos suelen ser comprados por multimillonarios de bajo perfil. Pero el auto que ganó en Brasil y que aún conserva hasta el mismo tipo de llantas, se guardó como un trofeo de guerra.

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El auto de la victoria
El auto de la victoria se guardó en el museo de Williams en su base de Grove, en Inglaterra. En la foto es el segundo de la izquierda y aparece en la gigantografía (Prensa Williams)

Hoy no debe sorprender lo de piloto número uno y dos. Esta historia viene desde el inicio mismo de la categoría hace 75 años. El tema es cuándo y cómo se debe aplicar una orden de equipo. ¿Era necesario en una segunda fecha y luego del mérito que hizo Reutemann en ese fin de semana? Otro caso más resonante fue el de Ferrari hacia Rubens Barrichello en Austria 2002, cuando el brasileño dominó la carrera, recibió el mandato de dejar pasar a Michael Schumacher (era cómodo líder del torneo), pero levantó antes de cruzar la meta y fue un papelón ¿Alguien dudó que el Kaiser iba a volver a ser campeón ese año?

El espíritu deportivo a veces está por encima de la rúbrica de un contrato. Ese fin de semana Reutemann fue superior en pista a Jones. Sintió que ese triunfo era suyo y fue consciente de que era una declaración de guerra contra su compañero de equipo y el propio Williams. Aunque el hambre de victoria pudo más y Lole supo que en 1981 jugó su última carta para ser campeón mundial. Hace 44 años dijo basta y dejó en claro que la gloria no tiene precio.

El equipo Williams de 1981
El equipo Williams de 1981 a pleno. El team inglés era uno de los más fuertes de la época. La imagen es de la segunda parte de la temporada. Nótese la trompa diferente en los autos (Archivo CORSA)

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Trump celebrates White House demolition as new ballroom rises: ‘Music to my ears’

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NEWYou can now listen to Fox News articles!

President Donald Trump’s privately funded $200 million White House ballroom is the latest «bold, necessary addition» to the executive residence, officials said, describing the East Wing construction as a continuation of presidential upgrades dating back more than a century.

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Photos of the East Wing façade being demolished went viral Monday, prompting criticism online and a swift rebuttal from the White House, which wrote that «unhinged leftists and their Fake News allies are clutching their pearls over President Donald J. Trump’s visionary addition of a grand, privately funded ballroom … a bold, necessary addition that echoes the storied history of improvements and additions from commanders-in-chief to keep the executive residence a beacon of American excellence.»

White House press secretary Karoline Leavitt echoed the president’s message Tuesday on «Jesse Watters Primetime,» saying, «I believe there’s a lot of fake outrage right now.

HILLARY CLINTON FIRES UP VOTERS AGAINST TRUMP’S WHITE HOUSE BALLROOM CONSTRUCTION: ‘NOT HIS HOUSE»

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«Nearly every single president who’s lived in this beautiful White House behind me has made modernizations and renovations of their own,» Leavitt added. «In fact, presidents for decades — in modern times — have joked about how they wished they had a larger event space here at the White House, something that could hold hundreds more people than the current East Room and State Dining Room. 

«President Obama even complained that, during his tenure, he had to hold a state dinner on the South Lawn and rent a very expensive tent.»

Work continues on the demolition of a part of the East Wing of the White House Tuesday before construction of a new ballroom. (AP Photo/Jacquelyn Martin)

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In an article shared Tuesday, the administration listed more than a dozen examples of leaders «renovating, expanding and modernizing» the property to «meet the needs of the present day,» from Theodore Roosevelt’s West Wing in 1902 to Barack Obama’s Kitchen Garden in 2009.

Trump first confirmed the ballroom project Monday on Truth Social, writing, «I am pleased to announce that ground has been broken … to build the new, big, beautiful White House Ballroom. Completely separate from the White House itself, the East Wing is being fully modernized … and will be more beautiful than ever when it is complete!»

«For more than 150 years, every President has dreamt about having a Ballroom … I am honored to be the first President to finally get this much-needed project underway — with zero cost to the American Taxpayer!» he continued, crediting «many generous Patriots, Great American Companies, and yours truly» for funding the build. «This Ballroom will be happily used for Generations to come!»

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The White House’s Rapid Response 47 account also shared a detailed thread on X Tuesday showing how past presidents «have been renovating, expanding, and modernizing the White House to meet the needs of the current day.»

TRUMP BREAKS GROUND ON MASSIVE WHITE HOUSE BALLROOM PROJECT WITH PRIVATE FUNDING FROM ‘PATRIOTS’

Photo of White House in 1913 at presidential wedding

This photo provided by the U.S. Library of Congress shows a crowd outside the White House on the wedding day of Jessie Woodrow Wilson, daughter of President Wilson, who married Francis Bowes Sayre in a White House ceremony in Washington Nov. 25, 1913. (U.S. Library of Congress via AP)

Trump elaborated Tuesday, calling the federal government «this big for nothing.» 

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«We’re building a world-class ballroom,» he said. «You probably hear the beautiful sound of construction to the back here. That’s music to my ears. People don’t like it. I love it. When I hear that sound, it reminds me of money. In this case, a lack of money, because I’m paying for it.»

Trump also noted that the East Room, currently the largest indoor event space, is little more than «a cocktail area» that holds about 88 people.

During a Diwali event at the White House Tuesday night, Trump again referenced the project and his decision not to accept a salary, quipping that «they probably owe me a lot of money» for everything he’s put into the building.

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Rose Garden club luncheon where President Trump addresses GOP lawmakers

President Donald Trump speaks during a lunch with Republican senators in the Rose Garden of the White House Tuesday. (AP Photo/Manuel Balce Ceneta)

«If I get money from our country, I’ll do something nice with it. Like give it to charity or give it to the White House,» he said. «We restore the White House, and we’re doing a great job. The ballroom is under construction. They’ve been trying to get it for 150 years.»

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The ballroom project is the latest in Trump’s improvements to the property, which include an overhaul of the Rose Garden and the Palm Room.

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The White House did not immediately respond to Fox News Digital’s request for comment.

Fox News Digital’s Greg Wehner contributed to this report.

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INTERNACIONAL

A pedido de Donald Trump, Gran Bretaña despliega tropas en Israel para supervisar el alto el fuego con Hamas en Gaza

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Tropas británicas se han desplegado en Israel para unirse a una fuerza multinacional que supervisará el frágil alto el fuego en Gaza, a petición de Estados Unidos. El secretario de Defensa, John Healey, declaró este lunes ante una audiencia en Londres que las fuerzas británicas podrían desempeñar “un papel fundamental, aportando su experiencia y habilidades especializadas para asegurar una paz duradera” en Gaza.

Un comandante de alto rango y un pequeño número de militares ya están estacionados en la zona como parte de un equipo liderado por Estados Unidos, que brindará asistencia logística y de seguridad en la región.

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El oficial de dos estrellas será adjunto a un comandante estadounidense, que operará desde un centro de coordinación cívico-militar en Israel, el cual ya cuenta con tropas estadounidenses.

El grupo británico es diferente a las fuerzas militares de paz de Turquía, Azerbaiyán, Egipto e Indonesia, que se desplegarán en la Franja de Gaza para garantizar la paz y aún no han llegado.

El alto oficial británico está examinando la contribución que el Reino Unido podría aportar al equipo. Un portavoz del Ministerio de Defensa declaró: «Un pequeño número de oficiales de planificación del Reino Unido se han integrado en el Centro de Coordinación Civil-Militar (CMCC), dirigido por Estados Unidos, incluyendo un comandante adjunto de dos estrellas, para garantizar que el Reino Unido permanezca integrado en los esfuerzos de planificación liderados por Estados Unidos para la estabilidad de Gaza tras el conflicto».

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También se espera que la fuerza contribuya al flujo de ayuda humanitaria, que ha sido lento debido a las demoras de Israel en permitir la entrada de convoyes de alimentos a Gaza.

El secretario de Defensa, Healey, reveló el despliegue, apenas una semana después de que Yvette Cooper, secretaria de Asuntos Exteriores, declarara que no había planes para enviar tropas británicas a la fuerza multinacional.

Ya están los militares británicos en Israel

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El secretario de Defensa británico dijo que el alto el fuego del presidente Donald Trump representaba una oportunidad para una paz duradera.

Soldados estadounidenses, acompañados por oficiales israelíes, caminan en el kibutz Kfar Aza, cerca de la frontera con Gaza, en el sur de Israel. Foto EFE

En un evento en Londres, declaró a líderes empresariales: «Contamos con experiencia y habilidades especializadas que hemos ofrecido para contribuir. Podemos contribuir a la supervisión del alto el fuego».

Healey explicó que el despliegue del Reino Unido se produjo tras una solicitud de Estados Unidos. «En respuesta a la solicitud estadounidense, también hemos asignado a un oficial de dos estrellas de primer nivel a un comando civil-militar, como subcomandante. Por lo tanto, Gran Bretaña desempeñará un papel de apoyo, aportando su experiencia y habilidades especializadas siempre que sea posible. No esperamos liderar… Haremos nuestra parte«.

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Estados Unidos negoció un alto el fuego en Gaza que se ha tambaleado en los últimos días tras un estallido de violencia mortal y las dudas sobre cómo avanzar con el plan para consolidar una paz duradera.

Los detalles de la fuerza multinacional aún se están ultimando, aunque se espera que incluya tropas de Egipto, Qatar, Turquía, Azerbaiyán y Emiratos Árabes Unidos, así como organizaciones no gubernamentales y personal del sector privado.

Planificadores militares y especialistas

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La mayoría de las tropas estadounidenses enviadas a Israel son planificadores militares y especialistas en logística, seguridad y otras áreas de apoyo.

Un funcionario estadounidense declaró previamente que el equipo ayudaría a supervisar la implementación del acuerdo de alto el fuego y la transición a un gobierno civil en Gaza. El funcionario añadió que la fuerza se coordinaría con las Fuerzas de Defensa de Israel, lo que plantea dudas sobre su grado de independencia.

Un miembro de la defensa civil busca cuerpos atrapados bajo los escombros de los edificios destruidos, en ciudad de Gaza. Foto ReutersUn miembro de la defensa civil busca cuerpos atrapados bajo los escombros de los edificios destruidos, en ciudad de Gaza. Foto Reuters

No se espera que la fuerza entre en Gaza. Se entiende que es independiente de una fuerza internacional de estabilización planificada, que, como parte del plan de paz de Trump, entrenará y brindará apoyo a las fuerzas policiales palestinas verificadas en Gaza.

Sin tropas sobre el terreno, es probable que el equipo dependa de una combinación de drones, aviones de vigilancia, satélites y otros sensores para vigilar cualquier infracción. La fuerza multinacional no estará allí para intervenir ni mantener la paz.

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¿Ya han comenzado el trabajo?

No está claro si la fuerza ya ha comenzado su trabajo de monitoreo del alto el fuego. La tregua entre Israel y Hamás entró en vigor el 10 de octubre.

Pero el domingo el ejército israelí llevó a cabo ataques mortales en Gaza por aparentes violaciones de la tregua por parte del grupo armado palestino. Lanzó 250 bombas. Hamas negó haber violado el alto el fuego. El vicepresidente norteamericano J.D. Vance admitió que hay “grupos rebeldes” que se oponen al alto el fuego, que llevaron adelante los ataques contra Israel y no Hamás.

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Ataques similares tuvieron lugar el lunes en la ciudad de Gaza y Khan Yunis, donde Israel afirmó que militantes habían cruzado la línea amarilla de alto el fuego y representó una «amenaza inmediata» para sus tropas.

El ejército israelí afirmó estar utilizando barreras de hormigón y postes pintados para delimitar con mayor claridad la línea a la que se han retirado las tropas. Añadió que se han producido varios casos de violencia.

Israel es difícil de controlar

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Pero los mediadores estadounidenses aseguran que es difícil controlar a Israel. Por eso Trump envió al vicepresidente Vance a Israel para hacer cumplir el alto al fuego duradero.

El martes, el emir de Qatar, mediador clave en el alto el fuego, denunció a Israel en un discurso. El jeque Tamim bin Hamad Al Thani afirmó que su nación seguiría actuando como mediador en el alto el fuego, al tiempo que criticaba a Israel por las «continuas violaciones» en Gaza, así como por la expansión de los asentamientos en Cisjordania.

Médicos en Gaza afirman que se han devuelto cadáveres de palestinos desde Israel con evidencia de tortura. Los prisioneros palestinos intercambiados han denunciado brutales torturas en las cárceles israelíes.

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