INTERNACIONAL
El enemigo público número uno de Francia y Canadá cuyo nombre fue sinónimo de asesinatos, fugas y violencia

Jacques Mesrine
Era el 2 de noviembre de 1979 y la Porte de Clignancourt hervía de tráfico. El Renault Estafette policial, de color blanco, aguardaba detenido en la esquina, como si su conductor esperara una señal. Adentro, en silencio, un comando de la Brigade de Recherche et d’Intervention sostenía los fusiles con las culatas apoyadas en las rodillas. Faltaban segundos. Y en esos segundos se condensaban casi dos décadas de persecuciones, fugas, atracos, asesinatos y titulares que habían convertido a Jacques Mesrine en el enemigo público número uno de Francia y también de Canadá.
Mesrine robó y mató en dos continentes, se había fugado de cárceles consideradas inexpugnables, desafiado a jueces en sus propios despachos y burlado la vigilancia en pleno tribunal. Lo habían buscado en París, Montreal, Quebec, Caracas y en cada camino intermedio. Su nombre ya era sinónimo de fuga, audacia y violencia. Pero también era un espejo incómodo para un país que, al condenarlo, parecía al mismo tiempo fascinado por él. Aquella mañana de noviembre, mientras su BMW 528i gris se acercaba al cruce, Mesrine no lo sabía, pero la Francia que lo había convertido en leyenda estaba a punto de eliminarlo.
Jacques Mesrine nació el 28 de diciembre de 1936 en Clichy-la-Garenne, un suburbio industrial al noroeste de París. Su padre, Albert, trabajaba como empleado en una fábrica, hombre de carácter reservado; su madre, Fernande Boulogne, era costurera, más severa que cariñosa, preocupada por la respetabilidad de la familia. Jacques creció en una casa donde la autoridad era clara y la infancia tenía límites marcados por la austeridad de una clase media que aspiraba al orden más que a la aventura.
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En 1956, con 19 años, ingresó en el ejército francés y fue enviado como paracaidista a Argelia en plena guerra colonial. Ese conflicto fue brutal… para los argelinos. Era una lucha de emboscadas, allanamientos, interrogatorios y represión. Mesrine, como otros jóvenes soldados, fue testigo y partícipe de ejecuciones sumarias y torturas. Argelia le enseñó a mirar la vida y la muerte con un desapego que no lo abandonaría jamás.
Regresó a Francia en 1959. El país, que vivía el clima político tenso de la Quinta República de De Gaulle, no recibía a los veteranos con honores. Sus empleos fueron inestables: vendedor, camarero, decorador de interiores. Se aburría. Caminó despacio hacia el bajo mundo, como quien no quiere la cosa. En los cafés de Pigalle y Montmartre, conoció a viejos camaradas de armas que también buscaban algo más rentable y divertido que la vida como empleados.
Conoció a ladrones, falsificadores y contrabandistas y comenzó con robos menores
Sus objetivos fueron coches de lujo y joyerías pequeñas. Jean-Lucien Raid, conocido ladrón de bancos, le dio una mano. Vio en él algunas condiciones que no eran comunes en el hampa, cierta ética si cabe la palabra: cumplía lo pactado, repartía el botín sin trampas, se ponía al frente cuando las cosas no salían bien, no explotaba mujeres, no traficaba droga. Jacques Mesrine.
La policía lo conoció como un ladrón de golpes rápidos, sin sangre en la mayoría de los casos, planificados y con ejecución impecable. Iniciaban los años 60 cuando lo detuvieron por primera vez. De la cárcel salió con más conocimientos y más contactos.
En esa época, la mafia corsa mandaba en París y Marsella. Controlaban el juego, la prostitución, los asaltos y una parte importante de la ruta de heroína que salía de Marsella rumbo a Norteamérica, la célebre “French Connection”. Los clanes corsos operaban con jerarquías rígidas y con un sentido de la “familia” que mezclaba lealtades, dinero y silencios comprados.
Mesrine, ladrón reconocido
Comenzó a frecuentar este nuevo ambiente. Sin embargo, no era un hombre que encajara: no aceptaba recibir órdenes. Podía colaborar, pero no someterse. No participó en ninguna operación de drogas (no era un moralista; creía que llamaba más la atención de la Policía que el robo de bancos). Y veía la explotación de mujeres como un negocio que generaba enemigos por todos lados. En fin, fue un colaborador ocasional de los corsos. No se integró. Era un lobo independiente.
Este desencuentro con los corsos, más que cerrarle puertas, lo empujó a mirar hacia afuera: Canadá, Venezuela y otros destinos donde podía moverse sin estar atado a nadie.
En 1965, Jacques había concluido su primer matrimonio con Lydia de Souza. Conoció entonces a Jeanne Schneider. Ella trabajaba en un club nocturno de Pigalle, donde alternaba con clientes. Él quedó atraído por su astucia y su capacidad de sostenerle la mirada sin vacilar. Tres años después la pareja decidió dejar Francia. La Policía lo tenía en la mira y podía terminar mal.
Canadá ofrecía un cambio de escenario: anonimato
En Montreal, Jeanne y Jacques se presentaron como un matrimonio en busca de trabajo y fueron contratados por el industrial Georges Deslauriers, un empresario de éxito, con una discapacidad física que lo mantenía en su mansión de Mont‑Saint‑Hilaire. Mesrine hizo de chofer y ocasional ayudante, Jeanne de ama de llaves. En esos roles, duraron unos meses. La ruptura llegó por un incidente menor: una discusión entre Mesrine y el jardinero de la propiedad escaló hasta el punto de tensar la relación con Deslauriers.

Mesrine armado.
Pocas semanas después, el 12 de enero de 1969, Mesrine y Schneider secuestraron a Deslauriers, trasladándolo a un lugar apartado y exigiendo un rescate de 200.000 dólares. El cautiverio no duró mucho: el empresario logró escapar. Eran mejores ladrones que secuestradores. La prensa de Montreal los apodó los “Bonnie y Clyde franceses”. Ellos cruzaron la frontera hacia los Estados Unidos. En el camino, se alojaron en un motel. La propietaria, Evelyne Lebouthillier, apareció muerta en circunstancias que la Policía vinculó con la pareja.
El 30 de junio de 1969, Mesrine y Schneider fueron arrestados en el estado de Arkansas gracias a los informes proporcionados por la Policía de Quebec. Los extraditaron a Canadá. En enero de 1971, fueron absueltos por falta de pruebas en el caso Lebouthillier, pero con el secuestro de Deslauriers no les fue tan bien: Jacques recibió 10 años de prisión y Jeanne 5. Ella fue enviada a una cárcel de Montreal y Mesrine a Saint‑Vincent‑de‑Paul, en Laval, Quebec. Jeanne fue liberada a mediados de los años 70. El resto de su vida transcurrió con discreción.
Jean‑Paul Mercier y una fuga histórica
Jean‑Paul Mercier era un asaltante de bancos canadiense que se relacionó en prisión con Mesrine. La conexión Mesrine‑Mercier sería determinante, y no solo para su estancia en prisión: estaba a punto de convertirse en una sociedad que daría forma a una de las fugas más comentadas de la historia criminal canadiense. Jean‑Paul conocía la prisión de memoria y sabía que las rutinas podían ser aprovechadas. Ambos fueron asignados a trabajos en la carpintería del penal. ¡Tenían a disposición materiales, herramientas y vigilancia muy relajada!
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Allí, mientras cortaban madera y reparaban mobiliario, comenzaron a planificar. Con ayuda de otros cuatro internos de confianza, empezaron a ocultar limas y cuchillas que podían transformarse en armas. El 21 de agosto de 1972, durante el cambio de guardia al mediodía, en un momento en que la vigilancia era mínima, Mesrine y Mercier, junto con sus cómplices, controlaron a varios custodios de la carpintería, los desarmaron y tomaron sus pistolas. Avanzaron hacia el patio. La sorpresa limitó la cantidad de disparos de guardias desprevenidos. Llegaron a la puerta principal. Los guardias externos fueron neutralizados, les sacaron las llaves y salieron. Los esperaba un automóvil.
Apenas diez días después, con los ojos de Canadá puestos sobre sus movimientos, Mesrine y Mercier regresaron a la misma prisión para rescatar a sus compañeros. Dispararon contra los muros y los puestos de vigilancia. Dos guardias resultaron heridos y Mercier recibió impactos en la pierna y el brazo. La operación fracasó para ellos y huyeron.
Tras la fuga del 21 de agosto de 1972 y el ataque fallido al penal del 3 de septiembre, Mesrine y Mercier siguieron juntos un tiempo, alternando escondites en zonas rurales de Quebec y golpes rápidos a bancos y comercios.
Los asesinatos de Mesrine
El Servicio de Policía de Montreal y la Sûreté du Québec se empeñaron en capturarlos. El 10 de septiembre de 1972, los prófugos fueron hasta una zona boscosa cerca de Saint‑Louis‑de‑Blandford, para practicar tiro al blanco. En un automóvil, llevaban armas. El ruido de las detonaciones alertó a guardabosques locales que se acercaron a investigar. Los guardabosques eran Médéric Côté, de 62 años, y Ernest Saint‑Pierre, de 50 años. Mesrine mató a tiros a Côté y Mercier le disparó y mató a Saint‑Pierre.
En diciembre de 1972, atraparon a Mercier en Montreal (moriría cumpliendo su condena). Mesrine continuó prófugo. En ese contexto, aparece Jocelyne Deraiche, una joven canadiense vinculada a círculos mafiosos. A mediados de 1973, cuando la presión era extrema, la pareja cruzó hacia Estados Unidos con documentos falsos y apoyo de contrabandistas. Luego entraron en Caracas, Venezuela, donde secuestraron y robaron bancos. Cuando tuvieron el dinero suficiente, regresaron a Francia.
París era para Mesrine terreno conocido
En lugar de instalarse con bajo perfil buscó cultivar su imagen pública de criminal con códigos, lo que reiteró en numerosas entrevistas. La publicación de su libro L’Instinct de Mort reforzó ese personaje.
Sylvia Jeanjacquot, de unos 20 años, trabajaba en clubes nocturnos. Mesrine la sedujo con promesas de una vida aventurera, aunque implicaba estar junto a un hombre que vivía rozando la muerte o la cárcel. Desde entonces, Sylvia pasó a ser su pareja inseparable. Mesrine y Sylvia Jeanjacquot, su última compañera.
La Brigade de Recherche et d’Intervention (BRI) era la unidad más temida por los delincuentes de París. Su jefe, el comisario Robert Broussard, era conocido en todos los cafés y antros de Pigalle. En septiembre de 1973, la BRI ubicó su escondite, un departamento alquilado con nombre falso en la avenida de la Salpêtrière. Rodearon el edificio y el propio Broussard golpeó la puerta. Mesrine pidió ver su credencial, provocándolo. Abrió. Tenía un cigarro en la boca y levantó una botella de champagne. Broussard dijo más tarde: “Fue una rendición teatral”. Sobre la mesa del living, además del champagne y unas copas, había una pistola 9 milímetros.
20 años de prisión
La causa por robos, portación de arma y agresión a policías, se demoró meses. La Cour d’assises de Paris, con la presidencia del juez Charles Petit, lo condenó a 20 años de prisión. Durante el juicio, mantuvo su actitud provocadora: en un momento, extrajo una llave y la arrojó hacia los periodistas diciendo que era la llave que un guardia corrupto usaba para abrir sus esposas, insinuando que el sistema judicial y penitenciario estaba podrido desde adentro.
Con la sentencia firme, fue trasladado al penal de La Santé, en el distrito 14 de París, la prisión más emblemática de Francia, conocida por su régimen estricto, sus celdas de aislamiento y su arquitectura concebida para impedir fugas. Mesrine entró allí con la etiqueta de preso peligroso y con la vigilancia puesta sobre cada uno de sus movimientos. Muy fanfarrón, Mesrine decía: “Ninguna prisión es inviolable, depende de quién esté adentro”. Esperó.
En 1978, compartía pabellón con François Besse, otro fugitivo legendario, especialista en fugas y robos. Los dos pasaron semanas estudiando las rutinas carcelarias. La clave estuvo en los parloirs, las salas de visita entre presos y abogados. Mesrine tenía entonces como abogado a Georges Kiejman, que desconocía el plan de fuga, pero que Jacques llamaba a cada rato para poder analizar accesos y tiempos de vigilancia. Con la complicidad de los corsos desde afuera y guardias sobornados, lograron introducir armas y cuerdas.
La nueva fuga
El 8 de mayo de 1978, Mesrine y Besse, mientras iban hacia el parloir, dominaron a un guardia, inmovilizaron a otro custodio, se vistieron con la ropa de ellos. Fueron hasta un sector de mantenimiento y subieron a los techos. Con cuerdas, descendieron por la fachada exterior, donde los esperaba un vehículo. Todo fue a plena luz del día y rápido.
Los dos prófugos nunca permanecieron más de dos noches en un mismo lugar, cambiaban coches robados o alquilados con documentación falsa y mantenían el contacto con una red de apoyo proveniente tanto de los corsos como de viejos cómplices.
Semanas después de la fuga, robaron el Crédit Lyonnais de la Rue de la Convention. Luego asaltaron el Casino de Deauville. En estos golpes, la prensa desempeñó un papel clave: los diarios publicaban titulares con su nombre y Mesrine alimentaba su imagen de bandido público número uno. Concedió entrevistas, en especial a Libération y Paris Match, en las que denunciaba un sistema carcelario brutal.
Un golpe riesgoso
El juez Charles Petit, de la Cour d’assises de Paris, que lo había condenado a 20 años de prisión, fue el siguiente blanco de Mesrine. Ahora, prófugo y con prensa, decidió vengarse. Quería secuestrarlo. No buscaba dinero sino un golpe simbólico contra la justicia francesa.
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La operación comenzó a gestarse a fines de 1978. François Besse, su socio en fugas y robos, rechazó el plan: no veía ningún beneficio práctico y entendía que el riesgo era enorme. Mesrine entonces recurrió a dos hombres de confianza: Jean‑Luc Coupé y Christian Kopf, viejos conocidos que no tenían la pericia de Besse. Los tres realizaron seguimientos de la rutina del juez.
La noche elegida, Mesrine y sus cómplices esperaron cerca de la residencia de Petit. El juez no apareció: había modificado su agenda por precaución. Jacques decidió entonces entrar en la propiedad. Tomó a la familia del juez como rehén, aunque por breve tiempo. El plan ya estaba comprometido: el objetivo no estaba en el lugar y la Policía estaba atenta. Cuando se iban, se encontraron con patrullas policiales. Se tirotearon. Jean‑Luc Coupé y Christian Kopf fueron arrestados. Mesrine escapó. El intento de secuestro del juez fue un fracaso. Dijeron luego que la orden de atrapar a Mesrine como sea vino del presidente Valéry Giscard d´Estaing.
Las 15:15 del 2 de noviembre de 1979
Mesrine manejaba un BMW 528i y se detuvo detrás de un camión con plataforma cubierta de lona, esperando que el semáforo se pusiera en verde. Se había colocado el cinturón de seguridad. De golpe se levantó la lona del camión. Lo último que Mesrine vio fue a cuatro agentes abriendo fuego desde el camión. El auto acribillado de Mesrine.
De las aproximadamente treinta balas disparadas con tres carabinas Ruger y una metralleta Uzi, dieciocho dieron en el «Enemigo Público n.º 1». Utilizaron balas explosivas semiblindadas, que causan heridas irreparables en el cuerpo al fragmentarse al impactar. Un policía que llegó a pie remató con un tiro en la sien. Esto ocurrió en la Puerta de Clignancourt, en el distrito XVIII de París, no lejos de la Calle de Belliard, donde vivía Mesrine.
La mayoría de los policías que participaron en esta emboscada admitió posteriormente que tenían órdenes de matar a Mesrine. Solo el jefe de policía, Robert Broussard, a cargo de toda la operación, dio la versión oficial: «Recibió una advertencia, pero intentó tirar las granadas que tenía en el píso del coche y los hombres le dispararon; punto».
Los policías también dispararon contra la acompañante de Mesrine, Sylvia Jeanjacquot. Sylvia recibió siete balazos en la cabeza pero sobrevivió. Perdió un ojo y fue operada varias veces.
La Policía permitió fotografiar y filmar el cadáver de Jacques Mesrine en el asiento del automóvil. La leyenda había terminado.
criminales históricos, secuestros, asesinatos
INTERNACIONAL
EEUU instó al régimen de Irán a mantener “conversaciones directas” tras el restablecimiento de las sanciones de la ONU

Las sanciones de la ONU contra el régimen de Irán volvieron a entrar en vigor este sábado por la noche, después de la expiración del mecanismo que Reino Unido, Francia y Alemania activaron a finales de agosto para reprochar a Teherán el incumplimiento de sus compromisos relacionados con su programa nuclear. El Consejo de Seguridad de la ONU dio luz verde, mientras que intentos de Rusia y China para aplazar la fecha límite fracasaron el viernes. Por lo tanto, las sanciones, que abarcan desde un embargo de armas hasta rigurosas medidas económicas, se restablecieron automáticamente el sábado a las 20:00 horas de Nueva York (domingo a las 00:00 GMT), diez años después de haber sido levantadas. En este contexto, Estados Unidos envió un mensaje directo a la República Islámica.
Washington instó al régimen iraní a buscar “conversaciones directas” para reducir las tensiones y avanzar hacia una solución negociada. Sostuvo, además, que el restablecimiento de las sanciones busca presionar a Teherán para retomar los compromisos nucleares y cooperar plenamente con la comunidad internacional.
“La diplomacia sigue siendo una opción: un acuerdo sigue siendo la mejor salida para el pueblo iraní y el mundo. Para que eso ocurra, Irán debe aceptar conversaciones directas, realizadas de buena fe, sin demoras ni confusiones”, escribió el secretario de Estado Marco Rubio en un comunicado e instó a los demás países a “implementar de inmediato” las sanciones contra Teherán.
Las sanciones incluyen un embargo de armas, restricciones financieras y limitaciones comerciales que impactan de forma significativa en la economía iraní.

Francia, Reino Unido y Alemania advirtieron a Irán este domingo sobre cualquier tipo de acción que pueda aumentar la tensión después del restablecimiento de las sanciones de la ONU. En un comunicado conjunto, los ministros de Asuntos Exteriores de estos tres países, reconocidos como el E3, señalaron: “La reimposición de las sanciones de la ONU no representa el fin de la diplomacia. Pedimos a Irán que se abstenga de cualquier acción que pueda escalar la situación y que regrese al cumplimiento de sus obligaciones vinculantes de salvaguardia”.
Por su parte, este sábado más temprano, el presidente de Irán, Masud Pezeshkian, calificó como “irrazonables” las demandas de Estados Unidos sobre el programa nuclear iraní y afirmó que su país prefiere la restauración de las sanciones de la ONU antes que aceptar exigencias “irracionales”.
“Con los europeos logramos acuerdos, pero la perspectiva de Estados Unidos es diferente. Por eso, no hemos alcanzado entendimiento respecto al mecanismo de restablecimiento rápido de sanciones, ya que su solicitud resulta inaceptable”, declaró Pezeshkian a la televisión estatal iraní desde Nueva York, previo a su regreso a Teherán tras participar en la Asamblea General de la ONU.
El mandatario dijo que Estados Unidos exigió a Irán entregar más de cuatrocientos kilos de uranio enriquecido al 60 % —una pureza cercana al 90 % necesario para uso militar— a cambio de una prórroga de tres meses antes de restablecer las sanciones impuestas por las Naciones Unidas contra el país, sanciones establecidas antes del acuerdo nuclear de 2015. Pezeshkian enfatizó que esta petición es “inaceptable” y advirtió: “Si tuviéramos que elegir entre aceptar sus demandas y el reinicio rápido de sanciones, optamos por el reinicio rápido”. Además, agregó que Estados Unidos podría plantear nuevas condiciones y reanudar las sanciones en pocos meses, incluso si Irán cediera a la exigencia actual.
Estas declaraciones sucedieron tras el rechazo, el viernes, por parte del Consejo de Seguridad de la ONU de un proyecto de resolución presentado por Rusia y China para prorrogar seis meses la restauración de sanciones internacionales contra Teherán.
Francia, Alemania y Reino Unido —conocidos como E3— activaron el 28 de agosto el mecanismo de restablecimiento automático de las sanciones internacionales contra Irán, que entrarán en vigor esta medianoche. El E3 impulsó esta medida tras considerar que Teherán incumplió los compromisos del acuerdo de 2015, el cual limitaba las actividades nucleares iraníes a cambio del levantamiento de sanciones.

Irán responsabiliza a Estados Unidos de la situación actual por su retiro del pacto en 2018 y acusa a los europeos de no cumplir con sus obligaciones. Las potencias europeas ofrecieron postergar la activación del mecanismo que restablece las sanciones si Irán reanudaba la cooperación con el OIEA —la agencia nuclear de la ONU—, informaba sobre el paradero de los cuatrocientos kilos de uranio enriquecido al 60 % y retomaba las negociaciones con Washington. La cooperación con el OIEA fue suspendida tras la guerra de doce días con Israel en junio.
Teherán ha insistido en que el uranio altamente enriquecido se encuentra bajo los escombros de tres instalaciones atacadas por Estados Unidos e Israel durante el conflicto en junio. El Consejo de Seguridad de la ONU ya había rechazado el 19 de septiembre un proyecto de resolución para el levantamiento permanente de las sanciones previas al pacto de 2015.
Con la entrada en vigor de las sanciones, Irán afirma que adoptará represalias, incluyendo la suspensión del acuerdo de cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) firmado el 9 de septiembre. El régimen se muestra firme: prefiere enfrentar las consecuencias antes que ceder el control de su programa nuclear, en un escenario internacional cada vez más tenso.
Diplomacy / Foreign Policy,Middle East,JERUSALEM
INTERNACIONAL
FBI’s Patel clarifies role of hundreds of agents on Jan 6, says Wray lied to Congress

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EXCLUSIVE: The FBI responded on Saturday to a report that 274 plainclothes agents were at the U.S. Capitol riot on Jan. 6, 2021, clarifying the role of bureau personnel while still blasting former Director Christopher Wray.
While the agents were on hand, they were sent in after the riot had begun to try to control the unruly crowd, officials told Fox News Digital. That is not the proper role of FBI agents, and Wray was not forthcoming about what happened when he testified numerous times on Capitol Hill, Director Kash Patel said.
«Agents were sent into a crowd control mission after the riot was declared by Metro Police – something that goes against FBI standards,» Patel told Fox News Digital. «This was the failure of a corrupt leadership that lied to Congress and to the American people about what really happened.»
He added, «Thanks to agents coming forward, we are now uncovering the truth. We are fully committed to transparency, and justice and accountability continues with this FBI.»
There’s no indication any FBI agents were involved in any events related to Trump’s speech on the morning of Jan. 6 at the Ellipse, an FBI official told Fox News Digital, adding that Wray should have disclosed that agents were there when he was asked by congressional leaders.
FBI’S KASH PATEL VOWS ‘DEFINITIVE ANSWER’ ON TOP JAN 6 QUESTION IS ‘COMING’
The FBI responded on Saturday after President Donald Trump said that former FBI Director Christopher Wray «has some major explaining to do» following a report that said 274 plainclothes agents were at the riot on Jan. 6, 2021. (Tayfun Coskun/Anadolu Agency via Getty Images)
President Donald Trump, citing a report that the agents were in the crowd which did not make clear their mission, said earlier that Wray, «has some major explaining to do.»
«It was just revealed that the FBI had secretly placed, against all Rules, Regulations, Protocols, and Standards, 274 FBI Agents into the Crowd just prior to, and during, the January 6th Hoax,» Trump wrote in a Truth Social post on Saturday afternoon following a report from The Blaze, revealing the number of agents that were there.
Trump added, «This is different from what Director Christopher Wray stated, over and over again! That’s right, as it now turns out, FBI Agents were at, and in, the January 6th Protest, probably acting as Agitators and Insurrectionists, but certainly not as ‘Law Enforcement Officials.’»
The president said he wanted to know each officer’s identity and what they were doing at the U.S. Capitol.
«Many Great American Patriots were made to pay a very big price only for the love of their Country,» he said, referring to Trump supporters who faced charges for their involvement on Jan. 6.
Trump pardoned or commuted the sentences of every person charged for involvement on Jan. 6 after he took office this year.
DOJ INSPECTOR GENERAL DOES NOT DENY FBI INFORMANTS WERE AMONG JAN. 6 CROWD

Then-FBI Director Christopher Wray told the House Judiciary Committee on Nov. 15, 2023, «If you are asking if the violence at the Capitol was part of some operation orchestrated by FBI sources or agents, the answer is no.» (Drew Angerer/Getty Images)
He concluded, «I owe this investigation of ‘Dirty Cops and Crooked Politicians’ to them! Christopher Wray, the then Director of the FBI, has some major explaining to do. That’s two in a row, Comey and Wray, who got caught LYING, with our Great Country at stake. WE CAN NEVER LET THIS HAPPEN TO AMERICA AGAIN!»
Citing a senior congressional source, the Blaze report said that the number of agents wasn’t «necessarily a surprise» because the FBI often «embeds countersurveillance personnel at large events.»
Wray told a House Committee on Nov. 15, 2023, «If you are asking if the violence at the Capitol was part of some operation orchestrated by FBI sources or agents, the answer is no,» but he wouldn’t disclose if any agents or sources were embedded within the crowd.

FBI Director Kash Patel said in a statement that agents were sent to the Capitol on Jan. 6 for crowd control after it was declared a riot against agency policy. (Brandon Bell/Getty Images)
The 274 agents also includes those who were responding to the pipe bombs placed near the Democratic National Committee and Republican National Committee headquarters the night before Jan. 6, according to Politico.
Trump nominated Wray as FBI director in 2017 after he fired former FBI director James Comey, who was just indicted by a grand jury this week for allegedly making false statements to Congress.
FBI AGENTS ACROSS THE COUNTRY ARE TOLD TO RESIGN, RETIRE OR BE FIRED
A report released last December by Justice Department Inspector General Michael E. Horowitz said: «We found no evidence in the materials we reviewed or the testimony we received showing or suggesting that the FBI had undercover employees in the various protest crowds, or at the Capitol, on January 6,» although he acknowledged there were 26 paid informants, but only three of them were assigned by the FBI to be there.
The report also said that FBI personnel were sent to the Capitol at the request of overwhelmed Capitol Police to help with crowd control.
Horowitz said that none of the informants were allowed to incite the crowd, break the law or enter the U.S. Capitol.

Rioters and U.S. Capitol police battle over a barricade at the U.S. Capitol on Jan. 6, 2021. (Victor J. Blue/Bloomberg via Getty Images)
In its reporting, Blaze noted that there may have been confusion regarding «plainclothes» and «undercover,» meaning both the inspector general and the FBI could be telling the truth.
Many of the agents weren’t happy to have been sent to the Capitol to do crowd control, another official told Fox News Digital. It was a chaotic scene with no pre-planning that contradicted the agency’s original plan to not get involved in the event. The official said that agents are not trained to do crowd control.
The first agents arrived at the Capitol around 2:30 p.m. — there’s no evidence there were any there before a riot was declared — and agents continued to arrive after that, the official added.

Trump supporters clash with police and security forces at the U.S. Capitol in Washington D.C., on Jan. 6, 2021. (Joseph Prezioso/AFP via Getty Images)
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Wray had testified before Congress prior to the inspector general’s report being released in December, but Patel called out Wray for deflecting and giving a «D.C. answer» when pressed by lawmakers.
«Why it took a ton of time and questioning in Congress for the director to get that point is what I’m trying to eliminate from the FBI,» Patel said. «If Congress asks you a question under oath, whether or not there were sources in [or] around Jan. 6th at the Capitol, you as the director of the FBI need to know that and not deflect and give a D.C. answer. You have to be prepared for that.»
Fox News’ Brooke Singman contributed to this report.
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INTERNACIONAL
En un acto por el aniversario de la muerte de Nasrallah, el jefe de Hezbollah dijo que el grupo terrorista no depondrá las armas

El líder del grupo terrorista libanés Hezbollah, Naim Qassem, reafirmó este sábado que no depondrán las armas, durante un acto multitudinario para conmemorar el primer aniversario de la muerte de su predecesor, Hassan Nasrallah, que se produce en medio de una iniciativa estatal para desarmar al movimiento.
“He estado siguiendo tu camino desde tu ausencia, seremos los portadores de la verdad (…) No dejaremos el frente de guerra y no abandonaremos las armas”, sentenció Qassem en un discurso emitido en grandes pantallas frente a miles de seguidores congregados a las afuera de Beirut.
“Continuaremos, seremos resilientes y estaremos listos para el martirio”, defendió el actual secretario general de Hezbollah.
Las conmemoraciones por Nasrallah, que lideró la formación durante más de tres décadas hasta su muerte hace este sábado un año, coinciden con una iniciativa del Gobierno libanés para desarmar a Hezbollah, como parte de sus esfuerzos para que solo haya armamento en manos de las fuerzas de seguridad estatales.
Este mes, el Ejército presentó un plan con este objetivo por encargo del Consejo de Ministros, que la institución castrense tiene previsto implementar en fases en función de sus capacidades.
Qassem criticó que los intentos de dejarles sin armamento buscan en verdad “desarmar al Líbano” y llamó al Gobierno a centrarse en defender la “soberanía” del país, poniendo fin a la presencia de las tropas israelíes que aún ocupan cinco puntos de su territorio.
En medio de los esfuerzos para desarmar a Hezbollah, realizados entre fuertes presiones estadounidenses, el líder del movimiento insistió en que se enfrentarán a cualquier programa que sirva a los intereses de Israel “incluso si está disfrazado como un proyecto nacional”.
Sin embargo, destacó la necesidad de mantener la “unidad interna” en el Líbano y de trabajar hacia lograr un país “fuerte”, al considerar que su formación es “la base de esa fuerza”.
“El enemigo esperaba que cayéramos, pero volvimos a tomar la iniciativa, elegimos a un nuevo secretario general y sustituimos con nuevos líderes”, zanjó Qassem.
Por su parte, el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional iraní (CSSN), Ali Larijani, llegó este sábado al Líbano para participar en las conmemoraciones por el primer aniversario del asesinato del líder histórico del grupo chií Hezbollah, Hasán Narala.
Larijani aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Beirut acompañado por una “delegación oficial de alto nivel” para tomar parte en las ceremonias que se celebrarán esta tarde en los suburbios capitalinos, informó la Embajada iraní en el Líbano en su cuenta de X.
Este sábado tendrán lugar los actos centrales para conmemorar el primer aniversario del fallecimiento de Nasrala, que encabezó a Hezbollah durante más de 30 años y que murió en un bombardeo israelí contra una sede subterránea a las afueras de Beirut el 27 de septiembre de 2024.
El evento principal tendrá lugar en el santuario donde está enterrado el ex secretario general de Hezbollah e incluirá un discurso por parte de su sucesor, Naim Qassem, mientras que a la hora exacta de su muerte -18.21 hora local (15.21 GMT)- se han convocado vigilias por todo el país.
Hezbollah arrancó esta semana una serie de conmemoraciones por Nasrala y otros líderes asesinados el pasado año durante la guerra con Israel, actos que continuarán hasta mediados de octubre.
La fecha coincide con intentos del Gobierno libanés para desarmar al movimiento político y armado chií, que se niega a acatar la decisión mientras continúen los ataques israelíes contra el Líbano y la presencia de su Ejército en cinco áreas del territorio del país.
(Con información de EFE)
Anniversaries,Middle East,Civil Unrest,BEIRUT
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