INTERNACIONAL
El enemigo público número uno de Francia y Canadá cuyo nombre fue sinónimo de asesinatos, fugas y violencia

Jacques Mesrine
Era el 2 de noviembre de 1979 y la Porte de Clignancourt hervía de tráfico. El Renault Estafette policial, de color blanco, aguardaba detenido en la esquina, como si su conductor esperara una señal. Adentro, en silencio, un comando de la Brigade de Recherche et d’Intervention sostenía los fusiles con las culatas apoyadas en las rodillas. Faltaban segundos. Y en esos segundos se condensaban casi dos décadas de persecuciones, fugas, atracos, asesinatos y titulares que habían convertido a Jacques Mesrine en el enemigo público número uno de Francia y también de Canadá.
Mesrine robó y mató en dos continentes, se había fugado de cárceles consideradas inexpugnables, desafiado a jueces en sus propios despachos y burlado la vigilancia en pleno tribunal. Lo habían buscado en París, Montreal, Quebec, Caracas y en cada camino intermedio. Su nombre ya era sinónimo de fuga, audacia y violencia. Pero también era un espejo incómodo para un país que, al condenarlo, parecía al mismo tiempo fascinado por él. Aquella mañana de noviembre, mientras su BMW 528i gris se acercaba al cruce, Mesrine no lo sabía, pero la Francia que lo había convertido en leyenda estaba a punto de eliminarlo.
Jacques Mesrine nació el 28 de diciembre de 1936 en Clichy-la-Garenne, un suburbio industrial al noroeste de París. Su padre, Albert, trabajaba como empleado en una fábrica, hombre de carácter reservado; su madre, Fernande Boulogne, era costurera, más severa que cariñosa, preocupada por la respetabilidad de la familia. Jacques creció en una casa donde la autoridad era clara y la infancia tenía límites marcados por la austeridad de una clase media que aspiraba al orden más que a la aventura.
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En 1956, con 19 años, ingresó en el ejército francés y fue enviado como paracaidista a Argelia en plena guerra colonial. Ese conflicto fue brutal… para los argelinos. Era una lucha de emboscadas, allanamientos, interrogatorios y represión. Mesrine, como otros jóvenes soldados, fue testigo y partícipe de ejecuciones sumarias y torturas. Argelia le enseñó a mirar la vida y la muerte con un desapego que no lo abandonaría jamás.
Regresó a Francia en 1959. El país, que vivía el clima político tenso de la Quinta República de De Gaulle, no recibía a los veteranos con honores. Sus empleos fueron inestables: vendedor, camarero, decorador de interiores. Se aburría. Caminó despacio hacia el bajo mundo, como quien no quiere la cosa. En los cafés de Pigalle y Montmartre, conoció a viejos camaradas de armas que también buscaban algo más rentable y divertido que la vida como empleados.
Conoció a ladrones, falsificadores y contrabandistas y comenzó con robos menores
Sus objetivos fueron coches de lujo y joyerías pequeñas. Jean-Lucien Raid, conocido ladrón de bancos, le dio una mano. Vio en él algunas condiciones que no eran comunes en el hampa, cierta ética si cabe la palabra: cumplía lo pactado, repartía el botín sin trampas, se ponía al frente cuando las cosas no salían bien, no explotaba mujeres, no traficaba droga. Jacques Mesrine.
La policía lo conoció como un ladrón de golpes rápidos, sin sangre en la mayoría de los casos, planificados y con ejecución impecable. Iniciaban los años 60 cuando lo detuvieron por primera vez. De la cárcel salió con más conocimientos y más contactos.
En esa época, la mafia corsa mandaba en París y Marsella. Controlaban el juego, la prostitución, los asaltos y una parte importante de la ruta de heroína que salía de Marsella rumbo a Norteamérica, la célebre “French Connection”. Los clanes corsos operaban con jerarquías rígidas y con un sentido de la “familia” que mezclaba lealtades, dinero y silencios comprados.
Mesrine, ladrón reconocido
Comenzó a frecuentar este nuevo ambiente. Sin embargo, no era un hombre que encajara: no aceptaba recibir órdenes. Podía colaborar, pero no someterse. No participó en ninguna operación de drogas (no era un moralista; creía que llamaba más la atención de la Policía que el robo de bancos). Y veía la explotación de mujeres como un negocio que generaba enemigos por todos lados. En fin, fue un colaborador ocasional de los corsos. No se integró. Era un lobo independiente.
Este desencuentro con los corsos, más que cerrarle puertas, lo empujó a mirar hacia afuera: Canadá, Venezuela y otros destinos donde podía moverse sin estar atado a nadie.
En 1965, Jacques había concluido su primer matrimonio con Lydia de Souza. Conoció entonces a Jeanne Schneider. Ella trabajaba en un club nocturno de Pigalle, donde alternaba con clientes. Él quedó atraído por su astucia y su capacidad de sostenerle la mirada sin vacilar. Tres años después la pareja decidió dejar Francia. La Policía lo tenía en la mira y podía terminar mal.
Canadá ofrecía un cambio de escenario: anonimato
En Montreal, Jeanne y Jacques se presentaron como un matrimonio en busca de trabajo y fueron contratados por el industrial Georges Deslauriers, un empresario de éxito, con una discapacidad física que lo mantenía en su mansión de Mont‑Saint‑Hilaire. Mesrine hizo de chofer y ocasional ayudante, Jeanne de ama de llaves. En esos roles, duraron unos meses. La ruptura llegó por un incidente menor: una discusión entre Mesrine y el jardinero de la propiedad escaló hasta el punto de tensar la relación con Deslauriers.

Mesrine armado.
Pocas semanas después, el 12 de enero de 1969, Mesrine y Schneider secuestraron a Deslauriers, trasladándolo a un lugar apartado y exigiendo un rescate de 200.000 dólares. El cautiverio no duró mucho: el empresario logró escapar. Eran mejores ladrones que secuestradores. La prensa de Montreal los apodó los “Bonnie y Clyde franceses”. Ellos cruzaron la frontera hacia los Estados Unidos. En el camino, se alojaron en un motel. La propietaria, Evelyne Lebouthillier, apareció muerta en circunstancias que la Policía vinculó con la pareja.
El 30 de junio de 1969, Mesrine y Schneider fueron arrestados en el estado de Arkansas gracias a los informes proporcionados por la Policía de Quebec. Los extraditaron a Canadá. En enero de 1971, fueron absueltos por falta de pruebas en el caso Lebouthillier, pero con el secuestro de Deslauriers no les fue tan bien: Jacques recibió 10 años de prisión y Jeanne 5. Ella fue enviada a una cárcel de Montreal y Mesrine a Saint‑Vincent‑de‑Paul, en Laval, Quebec. Jeanne fue liberada a mediados de los años 70. El resto de su vida transcurrió con discreción.
Jean‑Paul Mercier y una fuga histórica
Jean‑Paul Mercier era un asaltante de bancos canadiense que se relacionó en prisión con Mesrine. La conexión Mesrine‑Mercier sería determinante, y no solo para su estancia en prisión: estaba a punto de convertirse en una sociedad que daría forma a una de las fugas más comentadas de la historia criminal canadiense. Jean‑Paul conocía la prisión de memoria y sabía que las rutinas podían ser aprovechadas. Ambos fueron asignados a trabajos en la carpintería del penal. ¡Tenían a disposición materiales, herramientas y vigilancia muy relajada!
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Allí, mientras cortaban madera y reparaban mobiliario, comenzaron a planificar. Con ayuda de otros cuatro internos de confianza, empezaron a ocultar limas y cuchillas que podían transformarse en armas. El 21 de agosto de 1972, durante el cambio de guardia al mediodía, en un momento en que la vigilancia era mínima, Mesrine y Mercier, junto con sus cómplices, controlaron a varios custodios de la carpintería, los desarmaron y tomaron sus pistolas. Avanzaron hacia el patio. La sorpresa limitó la cantidad de disparos de guardias desprevenidos. Llegaron a la puerta principal. Los guardias externos fueron neutralizados, les sacaron las llaves y salieron. Los esperaba un automóvil.
Apenas diez días después, con los ojos de Canadá puestos sobre sus movimientos, Mesrine y Mercier regresaron a la misma prisión para rescatar a sus compañeros. Dispararon contra los muros y los puestos de vigilancia. Dos guardias resultaron heridos y Mercier recibió impactos en la pierna y el brazo. La operación fracasó para ellos y huyeron.
Tras la fuga del 21 de agosto de 1972 y el ataque fallido al penal del 3 de septiembre, Mesrine y Mercier siguieron juntos un tiempo, alternando escondites en zonas rurales de Quebec y golpes rápidos a bancos y comercios.
Los asesinatos de Mesrine
El Servicio de Policía de Montreal y la Sûreté du Québec se empeñaron en capturarlos. El 10 de septiembre de 1972, los prófugos fueron hasta una zona boscosa cerca de Saint‑Louis‑de‑Blandford, para practicar tiro al blanco. En un automóvil, llevaban armas. El ruido de las detonaciones alertó a guardabosques locales que se acercaron a investigar. Los guardabosques eran Médéric Côté, de 62 años, y Ernest Saint‑Pierre, de 50 años. Mesrine mató a tiros a Côté y Mercier le disparó y mató a Saint‑Pierre.
En diciembre de 1972, atraparon a Mercier en Montreal (moriría cumpliendo su condena). Mesrine continuó prófugo. En ese contexto, aparece Jocelyne Deraiche, una joven canadiense vinculada a círculos mafiosos. A mediados de 1973, cuando la presión era extrema, la pareja cruzó hacia Estados Unidos con documentos falsos y apoyo de contrabandistas. Luego entraron en Caracas, Venezuela, donde secuestraron y robaron bancos. Cuando tuvieron el dinero suficiente, regresaron a Francia.
París era para Mesrine terreno conocido
En lugar de instalarse con bajo perfil buscó cultivar su imagen pública de criminal con códigos, lo que reiteró en numerosas entrevistas. La publicación de su libro L’Instinct de Mort reforzó ese personaje.
Sylvia Jeanjacquot, de unos 20 años, trabajaba en clubes nocturnos. Mesrine la sedujo con promesas de una vida aventurera, aunque implicaba estar junto a un hombre que vivía rozando la muerte o la cárcel. Desde entonces, Sylvia pasó a ser su pareja inseparable. Mesrine y Sylvia Jeanjacquot, su última compañera.
La Brigade de Recherche et d’Intervention (BRI) era la unidad más temida por los delincuentes de París. Su jefe, el comisario Robert Broussard, era conocido en todos los cafés y antros de Pigalle. En septiembre de 1973, la BRI ubicó su escondite, un departamento alquilado con nombre falso en la avenida de la Salpêtrière. Rodearon el edificio y el propio Broussard golpeó la puerta. Mesrine pidió ver su credencial, provocándolo. Abrió. Tenía un cigarro en la boca y levantó una botella de champagne. Broussard dijo más tarde: “Fue una rendición teatral”. Sobre la mesa del living, además del champagne y unas copas, había una pistola 9 milímetros.
20 años de prisión
La causa por robos, portación de arma y agresión a policías, se demoró meses. La Cour d’assises de Paris, con la presidencia del juez Charles Petit, lo condenó a 20 años de prisión. Durante el juicio, mantuvo su actitud provocadora: en un momento, extrajo una llave y la arrojó hacia los periodistas diciendo que era la llave que un guardia corrupto usaba para abrir sus esposas, insinuando que el sistema judicial y penitenciario estaba podrido desde adentro.
Con la sentencia firme, fue trasladado al penal de La Santé, en el distrito 14 de París, la prisión más emblemática de Francia, conocida por su régimen estricto, sus celdas de aislamiento y su arquitectura concebida para impedir fugas. Mesrine entró allí con la etiqueta de preso peligroso y con la vigilancia puesta sobre cada uno de sus movimientos. Muy fanfarrón, Mesrine decía: “Ninguna prisión es inviolable, depende de quién esté adentro”. Esperó.
En 1978, compartía pabellón con François Besse, otro fugitivo legendario, especialista en fugas y robos. Los dos pasaron semanas estudiando las rutinas carcelarias. La clave estuvo en los parloirs, las salas de visita entre presos y abogados. Mesrine tenía entonces como abogado a Georges Kiejman, que desconocía el plan de fuga, pero que Jacques llamaba a cada rato para poder analizar accesos y tiempos de vigilancia. Con la complicidad de los corsos desde afuera y guardias sobornados, lograron introducir armas y cuerdas.
La nueva fuga
El 8 de mayo de 1978, Mesrine y Besse, mientras iban hacia el parloir, dominaron a un guardia, inmovilizaron a otro custodio, se vistieron con la ropa de ellos. Fueron hasta un sector de mantenimiento y subieron a los techos. Con cuerdas, descendieron por la fachada exterior, donde los esperaba un vehículo. Todo fue a plena luz del día y rápido.
Los dos prófugos nunca permanecieron más de dos noches en un mismo lugar, cambiaban coches robados o alquilados con documentación falsa y mantenían el contacto con una red de apoyo proveniente tanto de los corsos como de viejos cómplices.
Semanas después de la fuga, robaron el Crédit Lyonnais de la Rue de la Convention. Luego asaltaron el Casino de Deauville. En estos golpes, la prensa desempeñó un papel clave: los diarios publicaban titulares con su nombre y Mesrine alimentaba su imagen de bandido público número uno. Concedió entrevistas, en especial a Libération y Paris Match, en las que denunciaba un sistema carcelario brutal.
Un golpe riesgoso
El juez Charles Petit, de la Cour d’assises de Paris, que lo había condenado a 20 años de prisión, fue el siguiente blanco de Mesrine. Ahora, prófugo y con prensa, decidió vengarse. Quería secuestrarlo. No buscaba dinero sino un golpe simbólico contra la justicia francesa.
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La operación comenzó a gestarse a fines de 1978. François Besse, su socio en fugas y robos, rechazó el plan: no veía ningún beneficio práctico y entendía que el riesgo era enorme. Mesrine entonces recurrió a dos hombres de confianza: Jean‑Luc Coupé y Christian Kopf, viejos conocidos que no tenían la pericia de Besse. Los tres realizaron seguimientos de la rutina del juez.
La noche elegida, Mesrine y sus cómplices esperaron cerca de la residencia de Petit. El juez no apareció: había modificado su agenda por precaución. Jacques decidió entonces entrar en la propiedad. Tomó a la familia del juez como rehén, aunque por breve tiempo. El plan ya estaba comprometido: el objetivo no estaba en el lugar y la Policía estaba atenta. Cuando se iban, se encontraron con patrullas policiales. Se tirotearon. Jean‑Luc Coupé y Christian Kopf fueron arrestados. Mesrine escapó. El intento de secuestro del juez fue un fracaso. Dijeron luego que la orden de atrapar a Mesrine como sea vino del presidente Valéry Giscard d´Estaing.
Las 15:15 del 2 de noviembre de 1979
Mesrine manejaba un BMW 528i y se detuvo detrás de un camión con plataforma cubierta de lona, esperando que el semáforo se pusiera en verde. Se había colocado el cinturón de seguridad. De golpe se levantó la lona del camión. Lo último que Mesrine vio fue a cuatro agentes abriendo fuego desde el camión. El auto acribillado de Mesrine.
De las aproximadamente treinta balas disparadas con tres carabinas Ruger y una metralleta Uzi, dieciocho dieron en el «Enemigo Público n.º 1». Utilizaron balas explosivas semiblindadas, que causan heridas irreparables en el cuerpo al fragmentarse al impactar. Un policía que llegó a pie remató con un tiro en la sien. Esto ocurrió en la Puerta de Clignancourt, en el distrito XVIII de París, no lejos de la Calle de Belliard, donde vivía Mesrine.
La mayoría de los policías que participaron en esta emboscada admitió posteriormente que tenían órdenes de matar a Mesrine. Solo el jefe de policía, Robert Broussard, a cargo de toda la operación, dio la versión oficial: «Recibió una advertencia, pero intentó tirar las granadas que tenía en el píso del coche y los hombres le dispararon; punto».
Los policías también dispararon contra la acompañante de Mesrine, Sylvia Jeanjacquot. Sylvia recibió siete balazos en la cabeza pero sobrevivió. Perdió un ojo y fue operada varias veces.
La Policía permitió fotografiar y filmar el cadáver de Jacques Mesrine en el asiento del automóvil. La leyenda había terminado.
criminales históricos, secuestros, asesinatos
INTERNACIONAL
El nuevo presidente de Bolivia: Rodrigo Paz, el trotamundos del «capitalismo para todos»

Heredero de una influyente dinastía política de Bolivia, Rodrigo Paz rehúye el membrete ideológico. Cuando cierra sus mítines, reparte lemas para todos: desde el conservador «dios, familia, patria» hasta el guevarista «hasta la victoria siempre». Es el candidato que promete cambiar el sistema y a la vez no afectar a nadie.
Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), tuvo que empezar varias veces de cero porque su familia se veía obligada a viajar de un lado a otro, a menudo perseguida por dictaduras militares.
Hijo de la española Carmen Pereira y del expresidente boliviano Jaime Paz Zamora (1989-1993), el aun senador opositor nació en Santiago de Compostela en 1967 y vivió su niñez en varios países debido a que sus padres fueron perseguidos durante los gobiernos militares.
El político es economista y tiene estudios en relaciones internacionales, además de una amplia experiencia en el sector público al haber sido diputado, concejal, alcalde de la ciudad sureña de Tarija entre 2015 y 2020 y actualmente es senador por la fuerza opositora Comunidad Ciudadana (CC), del expresidente Carlos Mesa (2003-2005).
Para llegar a la Alcaldía de Tarija, Paz derrotó en las elecciones municipales de 2015 al gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS), entonces liderado por el expresidente Evo Morales (2006-2019).
En 2019, fue parte de la llamada Coordinadora de la Defensa de la Democracia que exigió que haya una segunda vuelta electoral, en medio de las denuncias de un fraude a favor del entonces mandatario Morales y en desmedro de Carlos Mesa en los fallidos comicios generales de ese año, posteriormente anulados.
El éxito de Paz en la primera vuelta fue atribuido por expertos a la conexión que logró con las clases populares en las áreas rurales y zonas periurbanas, espacios donde en las elecciones pasadas triunfó el MAS, que en los comicios de agosto apenas logró el 3% requerido para no perder la sigla.
Ese respaldo fue trabajado por el opositor desde su llegada al Senado, pues en sus redes sociales se puede constatar que desde 2021 recorrió numerosos municipios bolivianos, 220 según asegura él mismo, llegando incluso a participar activamente en fiestas patronales populares y desfiles folclóricos junto a distintos sindicatos.
Otros atribuyen ese apoyo a su compañero de fórmula en el Partido Demócrata Cristiano (PDC), el excapitán de policía Edman Lara, quien se hizo popular en las redes sociales por sus revelaciones de supuestos casos de corrupción en la institución policial, hasta que en 2024 fue dado de baja.
La faceta de trotamundos la retomó durante su campaña electoral. El economista de 58 años señala que recorrió cientos de municipios de Bolivia en cinco años. «No soy un candidato de hace seis meses«, asegura.
Compite para administrar este país en crisis de 11,3 millones de habitantes contra el expresidente de derecha Jorge Quiroga, tras 20 años de gobiernos socialistas iniciados por Evo Morales.
«Mi voto de confianza es por Rodrigo Paz (…). Es una renovación», dice Walter López, abogado de 27 años, a la puerta de un local de campaña del Partido Demócrata Cristiano-afiliado a la centroderecha-, que cobija su candidatura.
Pero Paz no es nuevo en política. Fue diputado, alcalde y ahora es senador por Tarija, un departamento rico en gas y petróleo, del que su familia es oriunda.
En su linaje también aparece su tío, el guerrillero Néstor Paz, que murió de inanición luego de un combate, y su tío abuelo Víctor Paz Estenssoro, cuatro veces presidente y artífice del voto universal y la reforma agraria.
El parecido con su padre, las cejas pobladas y su intenso pelo negro, funciona como un catalizador nostálgico para los viejos izquierdistas. En algunos de sus videos en redes sociales, donde es muy activo, también ha hecho aparecer al patriarca de 86 años.
Pero él propone un «capitalismo para todos». «No tengo por qué definirme, sino ofrecer al país una alternativa», replicó en una entrevista con CNN cuando le pedían definiciones ideológicas.
Paz llegó al balotaje de manera inesperada, ganador de la primera vuelta. Las encuestas lo situaban entre el tercer y quinto puesto una semana antes de esa elección. En su programa «capitalismo para todos», Paz promete fuertes recortes del gasto público, formalización de la economía y cambios de la Constitución para abrir el país a las inversiones privadas. «Yo espero entrar a gobernar, tomar las decisiones adecuadas. Y no a la reelección, que venga otro», dijo a la AFP.
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Hong Kong cargo plane skids off runway, killing two

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Two airport security officers in Hong Kong were killed early Monday after a cargo jet arriving from Dubai veered off the runway during landing and slammed into a patrol vehicle, authorities said.
Both the car and the Boeing 747 – in what was Hong Kong’s worst airport disaster in decades – plunged into the sea though all four crew members on board managed to escape unharmed.
A Boeing 747-400 cargo aircraft is seen after it skidded off the runway into the sea on Oct. 20, 2025. (Daniel Ceng/Anadolu)

Rescue workers at the wreckage of an AirACT cargo aircraft operated for Emirates Airline near the runway at Hong Kong International Airport in Hong Kong, China, on Monday, Oct. 20, 2025. (Leung Man Hei/Bloomberg)

The wreckage of an AirACT cargo aircraft operated for Emirates Airline near the runway at Hong Kong International Airport in Hong Kong, China, on Monday, Oct. 20, 2025. (Leung Man Hei/Bloomberg)
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Letitia James up against ‘by the book’ prosecutor ‘who means business,’ former Kentucky AG Cameron says

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Former Republican Kentucky Attorney General Daniel Cameron applauded the prosecutor handling Democratic New York Attorney General Letitia James’ indictment on charges of bank fraud and making false statements to a financial institution, celebrating that she is prosecuting the case «by the book» in a state that hasn’t voted for a Republican presidential candidate in two decades.
«Lindsey Halligan means business,» Cameron, who serves as CEO of nonprofit the 1792 Exchange, told Fox News Digital in a Tuesday Zoom interview. «And she has been tasked with the responsibility of ensuring that no one is above the law in the Eastern District of Virginia. And she certainly is heeding that call and commitment and that responsibility, which I applaud.»
A grand jury in Virginia indicted James Oct. 9, months after Federal Housing Finance Director Bill Pulte wrote in a criminal referral to the Department of Justice in April that James allegedly falsified mortgage records to obtain more favorable loans.
Interim U.S. Attorney for the Eastern District of Virginia Lindsey Halligan is the top federal prosecutor overseeing the case, following her nomination to the role by President Donald Trump in September. Halligan previously served as special assistant to the president and White House senior associate staff secretary in the early months of the administration before moving to her new role.
LEGAL EXPERT CALLS OUT ‘IRONIC’ TWIST AS NY AG WHO PROSECUTED TRUMP FACES FEDERAL BANK FRAUD CHARGES
Former Republican Kentucky Attorney General Daniel Cameron applauded the prosecutor handling Democratic New York Attorney General Letitia James’ indictment on charges of bank fraud and making false statements to a financial institution. (Jonathan Ernst/Reuters)
Halligan also landed on the political map while serving as one of Trump’s attorneys after the FBI raided Mar-a-Lago in 2022 in search of classified documents retained at the Trump residence.
The Trump-nominated federal prosecutor, who also was appointed to the job on an interm basis, has since secured separate indictments against James and former FBI Director James Comey, both of whom are longtime political foes of Trump’s.
Cameron applauded that Halligan was handling the cases «by the book,» pointing to how grand juries comprised of Virginia locals determined there was enough evidence to charge the pair in both cases.
MAMDANI ASSAILS TRUMP FOR ‘POLITICAL RETRIBUTION’ AGAINST LETITIA JAMES IN SWEEPING DEFENSE OF EMBATTLED AG
«Whether it’s this case or the Comey case, she has been taking them to the grand jury,» he said. «And I remind people that the grand jury process is a deliberative process. It appears within the community that sit on that grand jury to ultimately make a decision about whether there’s probable cause to move forward with an indictment. And that has happened in both of these instances.»

Lindsey Halligan, then-special assistant to the president, speaks with a reporter outside the White House, Aug. 20, 2025, in Washington. (Jacquelyn Martin/The Associated Press )
Cameron, who also is running for the Senate in Kentucky in the 2026 cycle, noted that Virginia is by no means a conservative-leaning state, with many of its residents working as employees in Washington, D.C. Virginia previously voted for a Republican presidential candidate 20 years ago in the 2004 race, and is in the midst of a high-stakes gubernatorial election.
«Virginia is not a hotbed for conservatism,» he said. «This is a jury or grand jury of peers that ultimately makes this indictment. And when you look at the facts that are alleged, it seems pretty cut and dry in the context of General James and what was misrepresented on the loan documents and whether it was a primary residence versus a rental property.»

New York Attorney General Letitia James was indicted Oct. 9, 2025, by a grand jury in Virginia. (Michael M. Santiago/Getty Images)
«I applaud Lindsey Halligan for taking this by the book and, you know putting forth the case before the grand jury that ultimately gave them the information to make a judgment about indictment,» he continued.
Cameron is the CEO of the 1792 Exchange, which is a nonprofit focused on providing information to businesses, other nonprofits and philanthropy groups to shield against «woke» corporations.
It also educates «Congress and stakeholder organizations about the dangers of ESG (environmental, social, and governance) policies, and to help steer public companies in the United States back to neutral on ideological issues so they can best serve their shareholders and customers with excellence and integrity,» according to the group’s website.
SOCIAL MEDIA ERUPTS AS RESURFACED AG JAMES POSTS COME BACK TO HAUNT HER: ‘NO ONE IS ABOVE THE LAW’
Cameron served as the Republican attorney general of Kentucky from 2020 to 2024, providing him unique insight on the James case as a top state prosecutor himself.
James came under investigation over a Norfolk, Virginia, home she purchased in 2020, which she identified on mortgage documents and a Fannie Mae, Freddie Mac form as a property that would serve as her primary residence. Federal officials claim that the home was listed as such to secure more favorable loans, while pointing to state law that requires the New York attorney general to reside in the Empire State.
Prosecutors of the case said James’ «ill-gotten gains» from the mortgage documents sit at «approximately $18,933 over the life of the loan.»

President Donald Trump looks on during a meeting at the 80th session of the UN’s General Assembly (UNGA) at the United Nations headquarters on September 23, 2025, in New York City. (Chip Somodevilla/Getty Images)
James has denied wrongdoing, claiming that any errors were not intended to deceive a lender, but were mistakes. She, as well as Democrat allies, have instead claimed the indictment is an example of Trump «weaponizing» the Justice Department against political foes.
«I will not bow. I will not break. I will not bend,» James said earlier in October during a campaign stop for socialist New York City mayoral candidate Zohran Mamdani. «You come for me, you’ve got to come through all of us. Every single one of us. We’re all in this together.»
LETITIA JAMES’ OWN WORDS COME BACK TO HAUNT HER AFTER FEDERAL BANK FRAUD CHARGES FILED
«I know what it feels like to be attacked for just doing your job,» James said, while reprimanding those who «weaponize justice for political gain.»
Cameron noted that James’ office has prosecuted similar cases at the state level, which he said exposes the «hypocrisy» of claims the case is political weaponization at the hands of the Trump administration. James’ office previously has prosecuted cases involving mortgage fraud entwined with money laundering, deed theft cases, and mortgage fraud schemes, a review of previous press releases from James’ office show.

President Trump named lawyer Lindsey Halligan as interim U.S. Attorney Eastern District of Virginia in September. (Marco Bello/AFP via Getty Images)
«This is not weaponization,» he said. «This is about no one being above the law. And again, whether it’s the Department of Justice or the individual U.S. attorneys across this country, there’s a responsibility to follow the law wherever it may lead. And I appreciate the work that’s been done on that front.»
James, herself, also personally railed against «powerful people» who «cheat to get better loans» in 2024, when reacting to the civil fraud verdict against Trump that year.
«When powerful people cheat to get better loans, it comes at the expense of hardworking people. Everyday Americans cannot lie to a bank to get a mortgage, and if they did, our government would throw the book at them. There simply cannot be different rules for different people,» James wrote in a February 2024 post on X when she was attacking Trump on social media.
NEW YORK AG LETITIA JAMES’ INDICTMENT SPARKS SHARP PARTISAN DIVIDE
James campaigned on aggressively pursing legal action against Trump during her successful 2018 run to serve as New York attorney general, and brought forth dozens of cases against his first administration, including more than 70 legal and regulatory actions in 2020 alone that specifically combated the administration’s environmental laws, according to James’ office in 2021.
«I will never be afraid to challenge this illegitimate president,» James said in a video after her primary win in 2018.
«We here in New York — and I, in particular — we are not scared of you,» she added of Trump after her statewide win that same year, the New York Times reported. «And as the next attorney general of his home state, I will be shining a bright light into every dark corner of his real estate dealings, and every dealing, demanding truthfulness at every turn.»
James did bring forth the 2022 civil fraud case against Trump and the Trump Organization, accusing them of lying to lenders by inflating the values of Trump properties. James won the case, but the appeals court threw out a massive $500 million judgment against Trump in August. Trump slammed the case as lawfare, alongside a bevy of other criminal and civil cases he faced ahead of the 2024 election.

New York Attorney General Letitia James speaks during a press conference on the Department of Government Efficiency (DOGE) at Manhattan Federal Courthouse on February 14, 2025 in New York City. (Michael M. Santiago)
James faces up to 60 years, 30 years per count, if found guilty, as well as a $1 million fine on each count, and forfeiture, according to the Department of Justice’s press release on the indictment, which noted actual federal sentences are typically less severe than the maximum penalties.
Trump held a press conference with FBI Director Kash Patel and other federal law enforcement officials at the Oval Office Wednesday, when United States Deputy Attorney General Todd Blanche slammed any claims the Department of Justice has become «weaponized,» while rattling off the bevy of cases Trump faced in the lead-up to the general election in November 2024.
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«When people talk about this department weaponizing, it’s embarrassing because there’s no in which you can look at what we’re doing restoring justice, doing the right thing and every single case and say that that’s weaponization, and yet remain eerily silent about what happened for the past three years,» Blanche said.
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