INTERNACIONAL
El increíble récord del médico William Bean: midió el envejecimiento de la uña de su pulgar izquierdo durante 35 años

Durante más de tres décadas, el médico estadounidense William Bennett Bean llevó adelante un experimento personal poco común: registró el crecimiento de la uña de su dedo pulgar izquierdo.
El objetivo era documentar si la velocidad cambiaba con la edad. Con sus datos y análisis, llegó a publicar seis trabajos sobre su dedo. El último se publicó en la revista JAMA Internal Medicine.
Vivió entre 1909 y 1989. Hoy fue galardonado de manera póstuma con uno de los Ig Nobel, los 10 premios que anualmente reconocen “logros que primero hacen reír y luego pensar”.

Fue durante la 35° entrega de los premios con la presencia de mil personas en la Universidad de Boston, Estados Unidos. El hijo de Bean fue a recibir el reconocimiento.
Los premios son organizados por la revista Annals of Improbable Research (AIR), y “celebran lo inusual, rinden homenaje a la imaginación y fomentan el interés por la ciencia”.
Bean había nacido en Manila, Filipinas, y era hijo del médico Robert Bennett Bean. Realizó sus estudios universitarios y de medicina en la Universidad de Virginia y completó su residencia en el Johns Hopkins Hospital, en los Estados Unidos.

Su carrera médica estuvo marcada por la excelencia académica y el interés en la historia de la medicina. Bean publicó más de 600 artículos científicos sobre temas que incluyeron enfermedades respiratorias, hepáticas y cardíacas, nutrición, climatología y condiciones sociales como la vivienda precaria.
Fue editor de quince revistas médicas y desempeñó cargos de profesor y líder en universidades como la de Iowa y la Universidad de Texas. También cofundó la Sociedad Estadounidense Osler, dedicada a la historia de la medicina.
Es también recordado por describir el síndrome de Bean, una enfermedad congénita rara que causa malformaciones venosas en la piel y en órganos internos.

Cada año los premios Ig Nobel se otorgan generalmente a científicos, médicos, inventores, innovadores, entre otros. Son diez categorías.
En 2025 el galardón de la categoría “Literatura” fue para William Bennett Bean “por registrar y analizar de manera persistente, durante 35 años, la velocidad de crecimiento de una de sus uñas”, según el fundamento al que accedió Infobae.
El objetivo principal de su experimento era averiguar si la velocidad de crecimiento ungueal cambiaba a medida que las personas envejecen.
Para desarrollar su experimento, Bean ideó un método sencillo. A inicios de cada mes, marcaba con una ranura transversal la base de su uña, justo donde comienza la cutícula.
La distancia entre la marca y el extremo libre de la uña (1,45 centímetros) era siempre la misma. El procedimiento se repetía con disciplina, una y otra vez.

El punto clave era determinar el tiempo exacto que ese surco tardaba en recorrer todo el trayecto desde la base hasta la punta, lo que permitía calcular la velocidad de crecimiento diaria de la uña.
El médico sostuvo su registro durante más de 37 años, sin interrupción voluntaria. Nunca cortaba la uña antes de que la marca completara el trayecto y anotaba cada ciclo de crecimiento en tablas personales, junto a detalles sobre su salud general.
Así, acumuló uno de los seguimientos más largos y rigurosos de la literatura médica sobre procesos corporales cotidianos.

Sus datos reflejaron un descenso claro en la velocidad de crecimiento de la uña con la edad. Al empezar la observación, a los 32 años, la uña de su pulgar crecía, en promedio, 0,123 milímetros por día. Cuando el médico cumplió 67 años, esa tasa había bajado a 0,095 milímetros diarios.
La tendencia se mantuvo: de 1973 a 1977, el tiempo promedio que insumía la marca en completar el trayecto pasó de 146 a 153 días. Mostró un enlentecimiento gradual y sostenido. Además del cambio con la edad, Bean detectó que otros factores también alteraban la velocidad de crecimiento.
El aumento de la temperatura y la mayor presencia de sangre en la zona tenían un efecto acelerador. Por otro lado, inmovilizar el dedo o la disminución de la circulación sanguínea provocaban una desaceleración.

Bean señaló, además, que durante un episodio agudo de paperas el crecimiento de su uña se detuvo totalmente, algo que documentó con fechas precisas antes, durante y después del episodio de enfermedad.
Otra observación fue que las uñas en la infancia y juventud crecen más rápido que en la adultez. A lo largo del estudio, Bean evitó extrapolar sus resultados a otras personas o recomendar generalizaciones basadas en un solo caso.
También reconoció que su registro tenía limitaciones, ya que dependía de su constancia y se limitaba a un único individuo.
“Sin dudas, el médico Bean hizo observaciones interesantes. Sus trabajos publicados a partir del registro del crecimiento de su propia uña presentan conclusiones a las que llega en base a su experiencia. Pero son observaciones que valen la pena considerar en la práctica clínica”, opinó al ser consultada por Infobae la médica Viviana Leiro, presidenta de la Sociedad Argentina de Dermatología y jefa de la Unidad de Dermatología del Hospital Muñiz de Buenos Aires.

Durante una ceremonia con 1.000 participantes, los premios Ig Nobel fueron entregados hoy por laureados del Nobel como Esther Duflo, Eric Maskin, Svante Pääbo, Abhijit Bannerji y Robert Merton.
Además del médico Bean, los ganadores de las otras categorías fueron:
- Premio Ig Nobel de Psicología: Los investigadores Marcin Zajenkowski (Polonia) y Gilles Gignac (Australia, Canadá) ganaron por “estudiar lo que sucede cuando se les dice a los narcisistas, o a cualquier persona, que son inteligentes”.
- Premio Ig Nobel de Nutrición: Daniele Dendi, Gabriel H. Segniagbeto, Roger Meek y Luca Luiselli (Nigeria, Togo, Italia, Francia), fueron distinguidos por analizar en “qué medida una especie de lagarto elige comer ciertos tipos de pizza”.
- Premio Ig Nobel de Pediatría: Los estadounidenses Julie Mennella y Gary Beauchamp fueron reconocidos por “investigar lo que experimenta un bebé lactante cuando la madre consume ajo”.

- Premio Ig Nobel de Biología: Un equipo de Japón formado por Tomoki Kojima, Kazato Oishi, y Katsutoshi Kino, entre otros, resultó galardonado por experimentar “si vacas pintadas con rayas como las de una cebra logran evitar las picaduras de moscas”.
- Premio Ig Nobel de Química: Los científicos Rotem Naftalovich, Daniel Naftalovich y Frank Greenway (Estados Unidos e Israel) fueron premiados por probar si comer teflón puede aumentar el volumen de comida y la saciedad sin aumentar las calorías.
- Premio Ig Nobel de la Paz: El equipo integrado por Fritz Renner, Inge Kersbergen, Matt Field y Jessica Werthmann (Países Bajos, Reino Unido, Alemania) demostró que tomar alcohol a veces mejora la habilidad para hablar un idioma extranjero.

- Premio Ig Nobel de Diseño de Ingeniería: Vikash Kumar y Sarthak Mittal (India) recibieron el galardón por analizar, desde la ingeniería, cómo los zapatos malolientes afectan la experiencia de usar un estante para guardarlos.
- Premio Ig Nobel de Física: Giacomo Bartolucci, Daniel Maria Busiello, Matteo Ciarchi, Alberto Corticelli, Ivan Di Terlizzi, Fabrizio Olmeda, Davide Revignas y Vincenzo Maria Schimmenti (Italia, España, Alemania, Austria) descubrieron propiedades de la física de la salsa para pasta, al centrarse en las transiciones de fase que pueden causar grumos y estropear la comida.
- Premio Ig Nobel de Aviación: Francisco Sánchez, Mariana Melcón, Carmi Korine y Berry Pinshow (Colombia, Israel, Argentina) fueron premiados por estudiar “si ingerir alcohol puede afectar la capacidad de los murciélagos para volar y también para ecolocalizar”.
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Tabernero y verdugo por herencia familiar: la historia de Albert Pierrepoint, el hombre que colgó a los nazis

Un oficio tan necesario como ingrato
Era de un barrio obrero de Clayton, Lancashire, donde el trabajo duro y la rutina marcaban el pulso de la vida. Apenas tuvo uso de razón, Albert Pierrepoint se enteró que su familia guardaba un secreto singular: la horca. Su padre, Henry, había sido verdugo oficial. También su tío, Thomas.
En la casa, el tema se trataba a media voz, con esa mezcla de vergüenza y orgullo que acompaña a los oficios oscuros. Para Albert, la figura del padre era la de un hombre severo, respetado por algunos y odiado por otros, que desaparecía de casa durante unos días y volvía con el silencio de quien carga un oficio que no se cuenta.
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El pequeño Albert creció con la idea de que la ejecución de un preso condenado a muerte no era un acto extraordinario, sino un trabajo. Un oficio tan necesario como ingrato. Mientras otros chicos soñaban con ser futbolistas o soldados, él escuchaba historias de medidas de soga, de la obligación de ser rápido y preciso.
Años más tarde, escribiría que desde los once años ya sabía lo que quería ser: el verdugo de Inglaterra. No por morbo ni sadismo, sino porque creía que era el oficio que le daba continuidad a su sangre. En su lógica, la horca era un deber familiar, casi una herencia. En la mesa familiar, entre cucharadas de sopa y pan duro, Albert aprendió que la muerte también podía ser un empleo.
Pierrepoint con sus instrumentos de trabajo.
En 1932, Albert Pierrepoint se presentó ante las autoridades del Home Office para ser verdugo. No había oposición: el apellido abría la puerta. Era la tercera generación de Pierrepoints para la horca.
El oficio no se aprendía en libros
Había que pasar por un curso práctico en la prisión de Pentonville: cálculos de caída, uso de la soga, manejo del condenado. Todo debía ser exacto. Un error podía significar un espectáculo sangriento, algo inadmisible para el sistema británico, que buscaba mostrar la horca como un acto casi quirúrgico.
Albert demostró destreza. Tenía la obsesión de la precisión: medía la altura, el peso, calculaba la longitud de la cuerda para que la muerte llegara en segundos, sin mutilaciones ni escenas grotescas. Su lema era claro: “Rápido, limpio, sin espectáculo”.
Al mismo tiempo, llevaba una vida normal. De día trabajaba como empleado, más tarde abriría un pub en Lancashire, donde charlaba con vecinos y clientes, servía cerveza y era visto como un hombre cordial. Nadie, salvo los más cercanos, sabía que de tanto en tanto desaparecía un par de días para cumplir con un encargo que no admitía preguntas.
Así comenzó su doble vida
Tabernero afable de lunes a viernes, y, de vez en cuando, ejecutor del Estado británico. Un hombre que podía conversar sobre fútbol en la barra del pub y, horas después, calcular con calma la caída de un condenado.
Albert Pierrepoint no se veía a sí mismo como un verdugo sanguinario, sino como un profesional de la precisión. La técnica era todo: se trataba de calcular la caída justa para romper el cuello de un solo tirón. Muy corta, el condenado se asfixiaba lentamente; demasiado larga, y la cabeza podía separarse del cuerpo. Pierrepoint no toleraba fallos. Medía peso, altura, complexión, y con esas variables determinaba la longitud exacta de la soga. Llevaba un cuaderno meticuloso donde anotaba cada caso, como un contador de la muerte. Pierrepoint en su taberna.
Era rápido. Abría la trampilla en cuestión de segundos desde que entraba al patíbulo. Se jactaba de poder completar una ejecución en siete segundos: desde que tocaba el brazo del condenado hasta que el cuerpo colgaba sin vida. El secreto, decía, era no prolongar nada. Ni palabras, ni gestos. Solo el acto técnico.
Su estilo lo convirtió en el verdugo de referencia del Reino Unido. Cuando había una ejecución complicada o un caso de alto perfil, llamaban a Pierrepoint. En la posguerra, llegaría a sumar más de 400 ejecuciones en su haber. Mientras tanto, seguía siendo el dueño simpático del pub, el vecino que escuchaba historias y servía tragos.
Pierrepoint, el arma silenciosa del Estado británico
Con la guerra, Pierrepoint pasó de ejecutar criminales comunes a convertirse en arma silenciosa del Estado. Entre 1940 y 1945 fue llamado una y otra vez, había espías alemanes capturados en suelo británico, acusados de infiltración o sabotaje. Cada uno terminaba en la horca con Pierrepoint.
En 1945, lo enviaron a Alemania, a la prisión de Hamelin, donde estaban recluidos decenas de criminales de guerra nazis. Fue allí donde su método se puso a prueba al máximo. En cuestión de semanas, ajustició a más de 200 personas: oficiales de las SS, guardias de campos de concentración, médicos que habían experimentado con prisioneros. Pierrepoint, tras su retiro.
La rutina era macabra: uno tras otro, en fila, cada condenado subía las escaleras, recibía la cuerda al cuello, y en segundos quedaba colgando. Pierrepoint se movía con la misma frialdad que en su pub al servir una cerveza.
Entre los más célebres ajusticiados estuvieron Josef Kramer, el “carnicero de Belsen”, e Irma Grese, la guardiana de Ravensbrück y Auschwitz, apodada “la bella bestia”. Para el verdugo inglés, no había diferencias: hombre o mujer, soldado o criminal civil, todos recibían el mismo trato técnico.
En esos días, Pierrepoint dejó de ser un ejecutor británico más y se convirtió en una figura internacional. Los periódicos hablaban del “hombre que colgó a los nazis”. Pero él nunca buscó gloria. Lo veía como un trabajo.
Un caso que conmocionó a la opinión pública británica
En 1950, Albert Pierrepoint recibió una orden como tantas otras: ejecutar a un joven galés de 25 años llamado Timothy Evans, acusado de haber asesinado a su esposa y a su hijita en Londres. El caso había conmocionado a la opinión pública. Evans era un hombre con pocas luces, de carácter débil, fácil de manipular. Había confesado el crimen bajo presión policial y después se desdijo, acusando a su vecino, un tal John Christie. La justicia no le creyó. El jurado lo encontró culpable y la sentencia fue la horca. El 9 de marzo de 1950, en la prisión de Pentonville, Pierrepoint cumplió la orden. Pero tres años después, el caso estalló de nuevo. John Christie, el vecino al que Evans había señalado, fue descubierto como asesino serial. Había estrangulado a varias mujeres en la misma casa de Notting Hill. El horror confirmaba lo que Evans había dicho: el verdadero culpable no era él.
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El escándalo fue mayúsculo. En Gran Bretaña se discutía si la pena de muerte era infalible. El caso Evans demostraba lo contrario: un inocente colgado por error judicial. Y en el centro, sin quererlo, estaba Pierrepoint: el hombre que hizo cumplir una sentencia que nunca debió cumplirse. Ese episodio empezó a cambiar la percepción pública del verdugo. Ya no era solo el hombre rápido y eficaz que había colgado a nazis y criminales. Ahora era también el símbolo de un sistema capaz de matar a un inocente.
La horca para un amigo
Los clientes del pub de Albert le tenían aprecio. Entre los más habituales parroquianos estaba James Henry “Tish” Corbitt, un hombre de carácter bohemio, que pasaba noches enteras en el bar cantando canciones populares. Se hicieron amigos: compartían tragos, chistes y confidencias.
En aquél mismo año de 1950, la amistad se quebró. Corbitt mató a su amante en un ataque de celos, después de una borrachera. Fue arrestado, juzgado y condenado a muerte. Y el verdugo asignado no era otro que Pierrepoint. El 28 de noviembre de 1950, en la prisión de Strangeways (Manchester), se produjo el encuentro imposible. Pierrepoint entró en la celda del condenado. Corbitt lo miró y dijo: “Hello, Alf”. Así lo llamaba en el pub, con confianza. Y Pierrepoint respondió: “Hello, Tish”. Saludo de amigos. El verdugo ajustó la soga al cuello de su amigo y abrió la trampilla. En segundos, Corbitt estaba muerto.
Para Pierrepoint, esa ejecución fue distinta a todas. En sus memorias escribió que ese día comprendió que la pena capital no tenía sentido. Para él, su amigo había matado en un arrebato, en una noche de borrachera, sin premeditación, sin plan. Consideraba que no era un monstruo, ni un criminal de carrera. Era un hombre común que había perdido el control. Y él mismo, Albert, había tenido que colgarlo. En 1974, Albert Pierrepoint rompió el silencio con un libro: “Executioner: Pierrepoint”.
Ese episodio le dejó claro que la horca no disuadía nada, no corregía nada. Solo sumaba más dolor. Era la rutina convertida en tragedia personal. El verdugo se había convertido, sin quererlo, en testigo de la inutilidad de su propio oficio.
En 1956, Albert Pierrepoint dejó su oficio
No fue un gesto dramático, ni un acto de rebeldía: fue una renuncia silenciosa, cargada de desgaste. Llevaba sobre los hombros el peso de un oficio que exigía frialdad, pero dejaba cicatrices invisibles.
El motivo inmediato de su salida fue más prosaico: una pelea con el Estado británico por los honorarios. El gobierno lo trataba como a un empleado menor, cuando él se consideraba un profesional especializado. Le pagaban mal, tarde, y sin reconocimiento. Pierrepoint se cansó.
Pero detrás de ese pretexto administrativo estaba la verdad: el verdugo ya no creía en la horca. Los casos de Timothy Evans y de Tish Corbitt lo habían marcado para siempre.
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En 1965, el Reino Unido abolió la pena capital para delitos comunes. Para entonces, Pierrepoint era visto como el último gran verdugo inglés, el hombre que había cerrado una era. Dejó el oficio y volvió a su pub en Lancashire. Para los parroquianos, seguía siendo “Alf”, el tabernero amable. Pocos sabían que esas mismas manos habían accionado la trampilla cientos de veces.
En 1974, Albert Pierrepoint rompió el silencio con un libro: “Executioner: Pierrepoint”. Lo escribió sin adornos: la pena de muerte no servía. No disuadía, no corregía, no impedía que los crímenes se repitieran. Después del libro volvió a su rutina. Se retiró del pub, se mudó a un hogar de ancianos en Southport. Vivió discretamente, con pocas entrevistas y sin protagonismos. Murió en 1992, a los 87 años.
criminales históricos
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‘Brazen’ Louvre thieves made targeted heist, treasures could be melted down: expert

NEWYou can now listen to Fox News articles!
The gang of thieves who robbed the Louvre Museum on Sunday and made off with some of France’s most famous crown jewels might end up melting their loot down, an ex-FBI art crime expert said.
Tim Carpenter also suggested the team of robbers behind the «shocking» operation were focused on treasures of immense cultural and historical value.
«This was a targeted heist,» Carpenter told Fox News Digital.
«They knew precisely what they were going for, and they understood the value and the cultural significance of these pieces,» he continued. «They also understood that this was extraordinarily important to the people of France.»
MUSEUM’S ANCIENT BRACELET THEFT JOINS LIST OF OTHER PRICELESS ARTIFACTS STOLEN AND DESTROYED WORLDWIDE
Forensic police officers arrive at the Louvre Museum after reports of a robbery, in Paris, France, October 19, 2025. (Gonzalo Fuentes/Reuters)
Also «shocking,» Carpenter noted, «is that it was a daytime robbery while the museum was open.»
The Louvre was forced to close its doors following the daring morning theft, which happened in under seven minutes and left police racing to recover the jewels.
The raid, at around 9:30 a.m. local time, targeted the museum’s Apollo Gallery, home to historic treasures linked to Napoleon and Empress Eugénie.
The crew reportedly stole a crown believed to have belonged to Empress Eugénie, Le Parisien reported.
According to The Associated Press, eight objects were taken, including a sapphire diadem, necklace and single earring from a matching set linked to 19th-century French queens Marie-Amélie and Hortense.
An emerald necklace and earrings from the matching set of Empress Marie-Louise were also reportedly snatched alongside a reliquary brooch, Empress Eugénie’s diadem and her large corsage-bow brooch.
«They could be melted down or pieced out,» Carpenter explained. «They’ll punch stones out of the crowns, and they’ll cut the stones, and they’ll market them individually.»
EGYPTIAN OFFICIALS SCRAMBLE TO RECOVER ANCIENT PAINTING STOLEN FROM ‘CURSED’ TOMB AMID RECENT THEFTS

Thieves executed a daytime heist at the Louvre Museum, stealing French crown jewels. (Thibault Camus/AP)
According to French daily Le Parisien, the thieves, two of whom were disguised as construction workers, entered the museum after parking next to it. They extended a lift to a first-floor window and smashed it open with an angle grinder.
The time «is when the museum is kind of its most chaotic. People are getting settled,» added Carpenter.
«They breached through a window and made this really brazen. These guys are fast and moving quickly with a purpose, and they breach, and they get in there really quickly,» he added.
After the heist, Interior Minister Laurent Nuñez spoke to radio station France Inter and said the thieves «entered from the outside using a basket lift» and «a disc cutter» to slice through glass panes containing precious jewels.
«The investigation has begun, and a detailed list of the stolen items is being compiled,» the ministry also said in a statement. «Beyond their market value, these items have inestimable heritage and historical value.»
THOUSANDS OF PROTESTORS PROMPT WORLD-FAMOUS LANDMARK TO CLOSE ITS DOORS ON TOURISTS

The Louvre is the world’s largest and likely most crowded museum. (iStock)
«Because it’s a historic building, there are just natural vulnerabilities that occur, and these guys just found one of those and found a way to exploit it,» Carpenter said.
«That is definitely a risk,» he continued. «When you look at a building like the Louvre… there always has to be a balance.»
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«I think the local authorities there have a very strong chance of doing a really effective criminal investigation, identifying these perpetrators and hopefully recovering these pieces before they’re lost to us,» concluded Carpenter.
Fox News Digital reached out to the Louvre Museum for comment.
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El soporte del gobierno de México a dictaduras de crimen organizado no puede continuar impune

El gobierno de México ha pasado de la narrativa ideológica a la humanitaria para tratar de justificar el sostenido soporte, encubrimiento y defensa de las organizaciones delictivas que bajo mando de La Habana someten con terrorismo de Estado a los pueblos de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Desde operar su política exterior, el rescate de prófugos con cobertura diplomática, hasta la contratación de personal esclavo y entregas de petróleo, el apoyo y complicidad del gobierno de México a la dictadura de Cuba y sus satélites son violaciones al derecho interno e internacional que no pueden continuar impunes.
Andrés Manuel López Obrador, AMLO, convirtió a México en un gobierno “paradictatorial”, esto es un “gobierno elegido en democracia que sirve a las dictaduras de crimen organizado, las sostiene, busca legitimarlas e incumple obligaciones internacionales, traicionando y perjudicando sus intereses nacionales”.
La presidencia de Sheinbaum es solo la continuación de este sometimiento porque los gobiernos paradictatoriales se originan cuando el socialismo del siglo XXI -sigla política de la dictadura cubana y su expansión- promueve, financia y hace llegar al poder a los que una vez al mando ponen el país al servicio de sus comandantes.
El iter criminis de México bajo los gobiernos de AMLO y Sheinbaum para sostener al crimen organizado en las Américas es notorio y notable. Apoyo incondicional y sostenido a la dictadura de Cuba con contratación de médicos esclavos, compra de piedras, envío de petróleo y discursos humanitarios para cubrir el sostenimiento de un grupo criminal que mata de hambre y tortura a su pueblo desde hace más de 66 años. No se trata de apoyo, es servidumbre, vergüenza para un país como México que tuvo una política exterior proclamando respeto a la no intervención y a los derechos humanos.

En 2025, el Centro Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad ha documentado “55 envíos de crudo y derivados entre mayo y agosto a la dictadura de Cuba” y los “cargamentos han sido valorados en tres mil millones de dólares” pese a la escasez de gasolina en el propio México. Este monto ¿cómo se registra en el manejo estatal mexicano? Cuanto menos se trata de malversación de recursos públicos, de desfalco o de una cadena de falsificaciones que disfrazan el sostenimiento del crimen organizado con la denominada “Gasolina Bienestar” y que la democracia de México tiene la necesidad y la obligación de aclarar.
En México, al año 2024, se reportaban 678 médicos cubanos contratados para el sector público y el Director del Instituto Mexicano de Seguridad Social después de reunirse con el dictador cubano Díaz-Canel realizó la contratación de 1.200 médicos esclavos más. La esclavitud consiste en el pago al régimen cubano por el trabajo de personas cuyas familias permanecen como rehenes, como ha reportado el informe de las Naciones Unidas y los precedentes en Brasil, Bolivia, Venezuela, Ecuador y decenas de países más.
El apoyo a la dictadura de Cuba es soporte al grupo de crimen organizado más antiguo de las Américas, al primer narcoestado de la región, al punto más importante de violación a los derechos humanos por medio de terrorismo de Estado y al centro de conspiración y desestabilización que agrede sostenidamente a las democracias. Lo demuestra el servilismo mexicano en el sostenimiento del grupo delictivo que somete al pueblo de Venezuela cuando AMLO recibió con honores presidenciales a Nicolás Maduro e ignoró la orden internacional con 25 millones de dólares -que hoy son 50 millones- por su captura. Lo ratifica la decisión de apoyar la usurpación de la soberanía popular falsificando el resultado de las elecciones de 2024 y el actual sostenimiento al cartel de los soles.
El gobierno mexicano se ha convertido en el operador títere de la dictadura de Cuba extrayendo de Bolivia a Evo Morales en 2019 cuando renunció por fraude y crímenes infraganti, librándolo de ser procesado, con igual protección a los miembros de su grupo criminal en su embajada en La Paz. Repitió la maniobra en Ecuador protegiendo al condenado Jorge Glas, promoviendo el incidente diplomático que llevó al gobierno ecuatoriano a retirar al prófugo de la embajada mexicana. Intentó cobijar al golpista Pedro Castillo de Perú y da a su esposa Lilia Paredes “10.000 dólares mensuales, guardaespaldas y choferes particulares” como lo reportó Infobae en 2 Mayo 2024.
La abierta participación en la “migración forzada” contra Estados Unidos y el “narcotráfico de cocaína y fentanilo” no es un dato menor, cuando alegando cuestiones de soberanía se puso el territorio mexicano como plataforma de agresión contra el socio del tratado de libre comercio que le ha dado crecimiento y desarrollo legal. El gobierno de México ha permitido y tolera hasta ahora la existencia de narcoestados en estados de su país a los que ha fortalecido con la elección de jueces.
Este apretado resumen prueba que el gobierno mexicano viola la Convención de las Naciones Unidas contra la delincuencia organizada trasnacional o Convención de Palermo, el tratado de libre Comercio con EEUU y Canadá, la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José, la Carta de la OEA, la Carta Democrática Interamericana, y más.
*El autor de este artículo es abogado, politólogo y Director del Interamerican Institute for Democracy.
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