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Hay una decisión estratégica de Trump de ir contra las universidades

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-¿Cómo era el Estados Unidos al que llegó cuando fue a estudiar y cómo es el de hoy en el que vive y da clases?

Yo llegué en 1991 a Harvard a hacer mi doctorado, y era el Estados Unidos de Bush padre. Luego ganó Clinton. Era el Estados Unidos del fin de la Guerra Fría, triunfante donde se había acabado la historia, y la democracia y el capitalismo habían triunfado. Había caído la Unión Soviética. Dos años antes de que yo empezara las clases, se había caído el Muro de Berlín. Era un Estados Unidos muy seguro de sí mismo, que creía que no tenía ningún competidor internacional y que hablaba de un mundo donde iba a haber un nuevo orden liberal, donde iban a cambiar las normas. Yo era estudiante de doctorado, llegué con 23 años y me acuerdo de que me resultaban superaburridas las relaciones internacionales, que era básicamente cómo veía Estados Unidos al mundo, como que todo ya estaba resuelto.

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Sí, con Europa, ese era el momento de la conformación de la Unión Europea. Estados Unidos no se sentía desafiado por la Unión Europea y por supuesto mucho menos por los países comunistas que estaban en crisis. En 1989 fue Tiananmen (la rebelión y posterior represión en la mítica plaza de Beijing). En Estados Unidos había una gran apertura como política pública en participar a la gente de todos esos países. Nosotros, la América Latina dejamos de importar completamente porque se había acabado la Guerra Fría. Había un esfuerzo de traer a líderes de países pos comunistas en el proceso de democratización inminente que iba avanzando por el mundo.

Nada que ver. En este momento se ve a Estados Unidos tratando de entender lo que ve como el fin de su dominación mundial, el fin de su hegemonía con desafiantes, el principal, China en este momento y es como una especie de renovación de la Guerra Fría, pero con un mundo que se reorganiza y que no le pregunta a Estados Unidos qué es lo que hay que hacer.

-Usted dice que las guerras y la Guerra Fría generan nacionalismo. ¿Usted ve un fin de la dominación hegemónica?

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Hay algo de eso, de cómo puede ser que Estados Unidos haya dejado de ser la hegemonía, de cómo puede ser la decadencia del imperio americano. Eso se ve. Creo que la reacción, a diferencia de la posguerra, pareciera acelerar el proceso. En la posguerra hubo un momento de mucho nacionalismo y encierro, pero también de mucha inversión en la infraestructura, en la tecnología. Se inició una alianza entre las las universidades y el gobierno norteamericano que cambió dramáticamente a las universidades, cuya tarea primaria pasó a ser la investigación para que Estados Unidos se transformara en un foco de innovación. Se definían áreas prioritarias para que no las ganaran los soviéticos. Y ese fue un momento muy álgido para Latinoamérica, para nosotros porque el fue el gran momento de los estudios latinoamericanos.

-¿Hay una guerra de Donald Trump contra las universidades?

Es una guerra contra las universidades, pero un desinterés también. Demolieron el National Cancer Institute ¿Y cómo te ayuda en tu avance geopolítico a acabar con la investigación del cáncer? Cerraron o o casi deglutieron no sólo en las universidades, sino todas las instancias de investigación y ciencia en el gobierno directamente (la NASA y los Institutos de Oceanografía y Meteorología, por ejemplo). Es lo opuesto a lo ocurrido en la posguerra. La estrategia es «si Uds. no hacen lo que yo digo (y es lo que acaba de decir la ministra de Educación) nosotros los vamos a atacar». Entonces hay una concepción estratégica.

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-¿Y el votante, o sea, lo que conocemos como “la calle”, se interesa por lo está haciendo Trump con las universidades?

Me parece que él pensó que las universidades eran un objetivo fácil. Hay uno de esos programas cómicos de la noche que salían a defender a Harvard diciendo “claro, la mayor parte de los norteamericanos no tienen ninguna relación con Harvard, excepto que les hayan mandado una carta diciendo que no los admitieron.” Son poco simpáticas las universidades de élite, fíjate que no está atacando a las universidades públicas, está atacando a todas, pero lo que hace fuerte y lo que llega a la prensa son las universidades de élite. Y las universidades de élite no son muy populares, porque primero son muy exclusivas, caras.

-Usted diría que “la gente les tiene bronca”.

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La realidad que no ven es que afecta la investigación. Por ejemplo, Harvard tiene todo un sistema hospitalario que atiende gente y la gente no lo asocia con Harvard. Ciertas drogas o ciertos métodos o el GPS, el teléfono, todo esto sale de investigación de las universidades, pero la gente no hace esa conexión.

-Hay versiones de que hay una venganza personal de Trump contra Harvard porque habrían rechazado la entrada como estudiante de su hijo Barron entre otros enojos. ¿Qué opina?

Lo mismo dicen de Columbia. Pero Barron vive en las Trump Tower y va a la NYU. Y no me parece que por como la madre (Melania) lo cuida, hubiera podido ir a una universidad fuera de Nueva York porque él quiere vivir en su casa. De hecho, NYU tiene que haber hecho una excepción para dejarlo vivir en su casa. Me imagino por los riesgos que lleva a ser hijo del Presidente, no es que puede andar por cualquier lado. Pobre chico. Hay mucho de telenovelas de que Trump le sacó millones a Columbia porque era la plata que Columbia no le quiso pagar por un terreno que él le quiso vender a la universidad. La opción de atacar a Harvard y a Columbia, para mí es estratégica. Las dos universidades, hagas lo que hagas, siempre están en la tapa de los diarios, incluso cuando no se las menciona. Cuando es genérico el artículo incluso siempre usan la foto de Columbia.

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-Se compara el macartismo en los años 50, o las persecuciones tras los atentados a las Torres Gemelas de 2001 ¿qué semejanzas y diferencias encuentra?

Yo no estudio el macartismo ni lo viví, pero afectó, por lo que entiendo a las universidades de forma importante. Hubo mucha persecución a los científicos, el miedo que se escapara la bomba atómica. Sí me acuerdo del 9/11, y ahí hubo un proceso pesado para la gente de origen árabe, sobre todo viajar en avión, profesores que se fueron porque no podían ir en avión. No fue tan grave en las universidades, excepto tal vez el caso con los estudiantes de origen árabe.

-¿Fue igual lo que pasa en el gobierno primer gobierno de Trump?

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En el primer gobierno de Trump ya hubo esta cosa de que los chinos estaban espiando. No fue muy masivo. Pero recordemos que en su primera administración (Trump) no controlaba el Congreso. Llegó un poco como Milei acá, inesperadamente. Todo el primer período fue con gente que entraba y salía, y él no tenía un equipo, como ahora, formado que coincidiera en sus ideas y representara una coalición tan grande como lo es ahora, que controla el Congreso. Durante su primer mandato nombró muchos jueces, no solo en la Corte Suprema. Ayer salió criticar que por qué le habían aconsejado jueces que después no fallan en su favor. Me parece un cambio muy dramático en esta sensación de «el poder soy yo». Lo que es nuevo para las universidades y para todas las organizaciones de la sociedad civil que también se ven afectadas en esta batalla cultural o geopolítica es esto de que el Presidente esté ignorando los contrapesos o aceptándolos a regañadientes (el freno institucional). Es mucho el poder del Presidente.

-¿Esto es wokismo al revés?

Sí, el término wokismo es raro, pero como dijo alguien acá, wok es una cosa, una sartén china para cocinar. Hay universidades de derecha, no es que no haya, hay universidades cristianas. Hubo todo un movimiento para salirse del sistema educativo que esa gente está en la coalición de Trump, de la escuela en tu casa. Madres que se quedaban en la casa y les enseñaban a los niños y que rechazaban el sistema educativo. Hay todo un movimiento de ideas de derecha. Pero me parece que la idea es ser un movimiento que se marginaba del sistema y ahora lo que ellos quieren es tomar el sistema porque sienten que lo perdieron.

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-¿La democracia está en peligro en los Estados Unidos?

Sí. La democracia está siendo tensionada. El presidente, si bien por el sistema político democrático él fue electo, tiene actitudes autoritarias como la de ignorar las cortes, el Congreso, o pretender que el Congreso haga exacto lo que él dice, pero sobre todo la relación con las cortes judiciales, que son estratégicas. Hay mucha gente con miedo, como que el debido proceso, que es algo que caracteriza al estado de derecho, no necesariamente se está aplicando. Hay gente a las que se las deporta sin que haya cometido delito.

-¿Hay autocríticas sobre los excesos en el discurso progresista, al autoritarismo woke?

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Hay todo un movimiento ahora de mucha discusión, de varias dimensiones. Una es la dimensión burocrática, un proceso de burocratización de lo que se llamaba diversity, equity and inclusion (diversidad, equidad, inclusión),

Hubo un gran crecimiento de las burocracias universitarias a cargo de promover esto. Más allá de que tenía tal vez algún carácter, o sea, eso hubo eso hay una cosa de mucha crítica de que en vez de hacer cosas sustantivas, después otras que entonces, por ejemplo, esas burocracias generaban reglas que había que cumplir. Por ejemplo, aplicabas a un trabajo y había estos Diversity statements, tenías que escribir una carta explicando cómo eras diverso o te afectaba la diversidad y te das cuenta de que eso generaba malestar y era una regla que encima venía impuesta por la burocracia universitaria.

-Trump apuntó contra las marchas universitarias, los campamentos, las banderas pro palestinas, y ciertas agresiones a estudiantes (judíos)…

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No, hay financiamiento de muchos lugares en las universidades y es abierto Nosotros tenemos en Columbia un centro de estudios sobre Israel que tiene obviamente financiamiento pro-Israel. Tenemos otro, Edward Said, una gran figura de la historia Palestina. Otro de China. Hay de Brasil. Podes decir que muchos de los que se movilizaban eran palestinos. Después se sumó mucha gente, en parte la masividad, al menos en el caso de Columbia, tuvo que ver con que mandaron a la policía y entonces todos estos chicos, en su mayoría eran chicas, en todas las protestas….cuando sus amigos estaban presos, se transformó en una causa universitaria. Pero allá hay mucho menos tolerancia por la protesta en la calle que acá.

-Pero no sólo Trump dice que a las universidades las domina el Partido Comunista Chino y las acusa de antisemita.

No. Para nada. Para mí eso no es verdad. Hay distintas voces en las universidades. Yo conozco tres, que son Harvard, Yale y Columbia, porque son donde estudié y trabajé. Siempre hubo distintas voces. Los estudiantes no tienen la misma posición. Se discute, se debate y hay como una caricaturización de lo que sucede. Esa es mi perspectiva.

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María Victoria Murillo, académica argentina. Hoy es la directora del Instituto de Estudios Latinoamericanos y profesora del Departamento de Ciencias Políticas y de la Escuela de Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad de Columbia.

Una académica argentina que es testigo de la transformación social y educativa de EE.UU.

Como una de los argentinos que tras hacer su carrera de grado en la Universidad de Buenos Aires viajó a estudiar a los Estados Unidos y navegó todas las instancias del sistema de las universidades más prestigiosos de ese país, María Victoria Murillo, “Vicky Murillo” para sus amigos, es testigo de la profunda transformación de ese país entre el fin de la Guerra Fría y el surgimiento de la nueva derecha que encarna Donald Trump. También de su guerra contra los principales centros de estudio hoy.

Tras pasar por Harvard, Yale y Columbia, vive hoy en Nueva York con su marido y su hija. Allí encara sus investigaciones, pero no deja de vincularse en lo personal y académico con su país. Es investigadora correspondiente en el CONICET (ad honorem) con sede en la Universidad de San Martín y profesora visitante en otras instituciones.

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¿Qué semejanzas y diferencias encuentra entre Trump y Milei, entre lo que ocurre e Estados Unidos y Argentina?

Me parece que Milei copia mucho a Trump. El gran parecido es que ambos vienen del mundo de la televisión. Son personajes de televisión. Uno vende que es multimillonario y el otro vende que es economista, lo cual en un país como Argentina es un asset (por un activo). Es una cosa muy valiosa dados los problemas eternos de la economía. Para la Argentina es importante y sobre todo por la ayuda financiera (de EE.UU. ante el FMI), que fue super importante.

Tal vez porque Milei está en su primer término, llegó más como Trump en 2016 por casualidad, por enojo. No tiene esa coalición, ese programa tan formado que hay detrás de Trump hoy. O sea, está más parecido Trump 1 que a Trump 2.

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-¿Y la a la democracia en Argentina cómo la ve?

Mira, lo he dicho varias veces, que la razón por que (la democracia en Argentina) es floreciente no es por sus instituciones, sino porque la gente se moviliza. Es ahí donde yo prestaría atención a si veo un cambio. No es que las instituciones sean tan fuertes, porque muchas veces las cambiamos, las doblamos, las ignoramos. Yo he escrito sobre la debilidad institucional. Eso no es nuevo. Lo que es nuevo es que la gente le ha puesto más límites a Milei que los políticos. Con lo de la universidad, con lo de los LGBT, como que cuando él se pasa, ahí siempre la gente sale a la calle. Y me parece que eso le va a poner por ahora más límites.

-Pero las elecciones en CABA ganó el candidato de Milei por la economía…

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No digo que no lo apoyen. Yo creo que, por ejemplo, en la gente que fue a la marcha universitaria debe haber montones de votantes de él. Pero justamente él dice, «Ah, bueno, esto mis votantes no lo quieren.» No son sus diputados ni sus senadores ni los senadores de la oposición los que lo hacen tirarse atrás. Fue la gente en la calle. El sistema en Estados Unidos es más dependiente de las instituciones. Los frenos son las instituciones. Te acepto que las formas (de Milei) son espantosas. Yo di una charla antes de venir donde decía a unos estudiantes, Trump es polite es re amable comparado con Milei. Milei no se puede creer las cosas que dice. Pero acá había problemas institucionales antes de Milei.

Itinerario

Maria Victoria Murillo es profesora titular de Ciencia Política y de la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales y directora del Instituto de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Columbia, EE.UU. Es graduada de Ciencia Política de la UBA, y recibió su maestría y doctorado de la Universidad de Harvard. Tiene postgrados en la Russell Sage Foundation y fue becaria de la Fundación Fulbright. Trabaja sobre economía política, comportamiento electoral, debilidad institucional, y políticas públicas en América Latina. Publicó, entre otros La Ley y la Trampa (Siglo XXI Editores 2021) coautoreado con D.Brinks y S. Levitsky; Labor Unions, Partisan Coalitions, and Market Reforms in Latin America (Cambridge University Press 2001); Political Competition, Partisanship, and Policymaking in Latin America (Cambridge University Press 2009); Non-Policy Politics. Poor Voters, Richer Voters and the Diversification of Electoral Strategies (Cambridge University Press 2019) con Ernesto Calvo). Co-editó varias publicaciones, entre ellas, Discutir Alfonsín (Siglo XXI) con M. Pecheny y R. Gargarella.

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Al toque

Un/a líder: Michelle Bachelet

Una sociedad: la argentina.

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Un recuerdo: El nacimiento de mi hija.

Un placer: Hacer cerámica.

Un sueño: Viajar sin rumbo por America Latina

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Una pelicula: Good night and good luck.

Una serie: El Zorro y Seinfeld

Un libro: El hombre que amaba a los perros de (Leonardo) Padura

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Un desafío: Contribuir desde la academia a la consolidación de democracias que respondan a las necesidades de sus ciudadanos.

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INTERNACIONAL

Trump White House celebrates latest chapter of wins at 200-day mark

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NEWYou can now listen to Fox News articles!

President Donald Trump notched his 200th day back in office Thursday, with the administration celebrating a lengthy list of wins across its latest chapter of actions and policies unfolding at a breakneck pace. 

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«In just 200 days, President Trump has turned America into the hottest country in the world,» White House spokeswoman Taylor Rogers told Fox News Digital. «Under Joe Biden’s failed leadership, families and businesses were struggling, and America was dead — but President Trump has quickly restored American greatness. The historic trade deals and peace deals he secured on behalf of the American people made President Trump’s second 100 days just as successful as the first.» 

Trump hit his 100th day of his second administration in April, which included operating at warp speed as Trump signed dozens of executive orders, leveled harsh tariffs on foreign nations to bring parity to the U.S.’ trade deficit, negotiated with foreign nations to work to end wars, unveiled the Department of Government Effeciency to investigate the federal government for potential mismanagement and fraud, locked down the U.S. border with Mexico and continued an overhaul of the federal government so it falls in line with the admin’s «America First» policies. 

The first 100 days of a new administration commonly has been viewed as a symbolic benchmark to measure a president’s early successes. A White House official told Fox Digital that Trump’s measure of success was not only seen in the first 100 days, but also in the timeframe between the 100th day and Aug. 7 — the 200th day. 

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The White House touted that the administration across the board has seen big wins involving immigration, the economy and trade, education, foreign policy, bilateral meetings, strides in the AI race, unleashing energy initiatives and releasing bombshell details on the Russia hoax from the Obama era in the past 100 days. 

TRUMP HAS NOW BEEN IN OFFICE FOR SIX MONTHS, FOR THE SECOND TIME. HERE ARE THE HIGHLIGHTS

President Donald Trump smiles as he meets with President Nayib Bukele of El Salvador in the Oval Office of the White House on April 14, 2025, in Washington. (Win McNamee/Getty Images)

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The president secured a massive win ahead of the Fourth of July when Republican lawmakers in Washington passed the One Big Beautiful Bill Act, which Trump touted as securing big tax cuts that will make the U.S. economy similar to a «rocket ship» as Americans begin feeling its effects.

House and Senate Republicans delivered the legislation to Trump’s desk in July after a hard-fought battle that included a handful of Republicans joining Democrats in their condemnation of the bill, mostly over its increase to the debt limit. 

The bill includes key provisions to permanently establish individual and business tax breaks included in Trump’s 2017 Tax Cuts and Jobs Act, and incorporates new tax deductions to cut duties on tips and overtime pay. It also rescinds certain Biden-era green energy tax credits, allocates approximately $350 billion for defense and Trump’s mass deportation efforts and institutes Medicaid reforms. 

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«We have officially made the Trump tax cuts permanent,» Trump said during the July signing ceremony. «That’s the largest tax cut in the history of our country. . . .  After this kicks in, our country is going to be a rocket ship economically. We’ve delivered no tax on tips, no tax on overtime, and no tax on Social Security for our great seniors. It makes the child tax credit permanent for 40 million American families. The Golden Age of America is upon us.»

On the economic front in the last 100 days: the U.S. economy grew at a 3.0% pace in the second quarter, which shattered forecasters’ predictions; Trump secured trade deals with nations such as South Korea, Japan, Indonesia, the Philippines and the European Union. While businesses such as drugmaker AstraZeneca, carmaker Rolls-Royce, and various tech companies pledging millions in investments in the U.S. 

Trump celebrated ahead of his inauguration that the «golden age» of America would unfold under his leadership — which has been a common theme across his past 200 days. At the forefront of Trump’s «golden age» plan of action has not only involved leveling tariffs on foreign nations, but also unleashing artificial intelligence and energy initiatives. 

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«From this day forward, it’ll be a policy of the United States to do whatever it takes to lead the world in artificial intelligence,» Trump said in July, when he signed a trio of executive orders aimed at boosting the country’s artificial intelligence capabilities. 

DETAILS OF TRUMP’S HIGHLY ANTICIPATED AI PLAN REVEALED BY WHITE HOUSE AHEAD OF MAJOR SPEECH

The Trump administration rolled ut its AI Action Plan in July after Trump ordered the federal government in January to develop a plan of action for artificial intelligence in order to «solidify our position as the global leader in AI and secure a brighter future for all Americans.» The AI Action Plan includes a three-pillar approach focused on American workers, free speech and protecting U.S.-built technologies. 

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Trump holds up AI executive order

The Trump administration rolled ut its AI Action Plan in July after Trump ordered the federal government in January to develop a plan of action for artificial intelligence in order to «solidify our position as the global leader in AI and secure a brighter future for all Americans.»  (Chip Somodevilla/Getty Images)

The Trump administration has notched massive wins in the artificial intelligence race in recent days, which pits the U.S. against China to develop the most high-tech artificial intelligence systems. Oracle and OpenAI, for exampled, announced in July that the companies will further develop the Stargate project, which is an effort to launch large data centers in the U.S. The two companies’ most recent announcement promises an additional 4.5 gigawatts of Stargate data center capacity, a move expected to create more than 100,000 jobs across operations, construction and indirect roles such as manufacturing and local services.

While the U.S. General Services Administration announced on Wednesday that OpenAI’s ChatGPT Enterprise is now available to all federal agencies to incorporate into their workflow at $1 per agency, the GSA told Fox Digital. The deal with OpenAI, the tech company behind ChatGPT, is part of GSA’s OneGov Strategy that aims to modernize «how the federal government purchases goods and services» under the Trump administration. 

TRUMP RIDES MAJOR WAVE OF MOMENTUM GOING INTO JULY FOURTH AFTER IRAN, BBB, SUPREME COURT AND LAWSUIT VICTORIES

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Chris Wright, Donald Trump, Doug Burgum

Chris Wright, Donald Trump, Doug Burgum (Reuters)

While the AI race hits new levels, Trump has also cut red tape surrounding the energy sector — which is vital to the growth of AI and the tech sector. Energy companies in the past 100 days have pledged billions to upgrade nuclear plants and modernize gas pipelines, while the administration celebrated the July opening of the newest coal plant in Wyoming in decades, as well as Trump signing a multidecade agreement to increase natural gas exports to Europe. 

On the domestic political front, the Trump administration has also championed uncovering and releasing further details surrounding the Russian collusion hoax that plagued Trump’s 2016 presidential win and first presidency. 

Director of National Intelligence Tulsi Gabbard released bombshell unclassified documents in July that reportedly show «overwhelming evidence» that then-President Barack Obama and his national security team allegedly laid the groundwork for what would be the yearslong Trump–Russia collusion probe after Trump’s election win against former Secretary of State Hillary Clinton in 2016. 

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FOX NEWS POLL: THE FIRST 100 DAYS OF PRESIDENT TRUMP’S SECOND TERM

«The implications of this are frankly nothing short of historic,» Gabbard told Fox News’ Maria Bartiromo in July. 

«Over 100 documents that we released on Friday really detail and provide evidence of how this treasonous conspiracy was directed by President Obama just weeks before he was due to leave office after President Trump had already gotten elected,» she continued. «This is not a Democrat or Republican issue. This is an issue that is so serious it should concern every single American, because it has to do with the integrity of our democratic republic.» 

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Attorney General Pam Bondi directed the DOJ to act on the criminal referral Gabbard sent in July over the matter. Amid the DNI’s bombshell revelations, FBI Director Kash Patel reported late in July that the FBI had recovered a trove of sensitive documents related to the origins of the Trump–Russia probe buried in multiple «burn bags» left in the bureau. Burn bags are used to destroy documents designated as classified or higher, Fox Digital previously reported. 

Trump and Bondi

U.S. Attorney General Pam Bondi speaks alongside President Donald Trump on recent Supreme Court rulings in the briefing room at the White House on June 27, 2025, in Washington, DC. The Supreme Court ruled 6-3 that individual judges cannot grant nationwide injunctions to block executive orders, including the injunction on President Trump’s effort to eliminate birthright citizenship in the U.S. The justices did not rule on Trump’s order to end birthright citizenship but stopped his order from taking effect for 30 days. (Photo by Joe Raedle/Getty Images)  (Getty Images)

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Trump is expected to continue the breakneck pace of presidential actions and policies as his administration continues ironing out trade deals, negotiating with Russia to end the war continuing to rage in Ukraine, as well as a ceasefire between Hamas and Israel, and prepares for another high-stake overseas trip to the UK in September, when the royal family is expected to roll out the red carpet for Trump’s unprecedented second state visit to the country.  

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Fox News Digital’s Brooke Singman, Ashley Oliver and Diana Stancy contributed to this report. 

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World leader refuses to ‘humiliate’ himself with Trump trade negotiations

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As President Donald Trump’s global tariffs go into effect, Brazil’s President Luiz Inácio Lula da Silva remains staunchly opposed to making deals with the U.S. The South American leader has been an outspoken critic of U.S. tariffs, which he sees as a bullying tactic.

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«The day my intuition says Trump is ready to talk, I won’t hesitate to call him,» Lula told Reuters. «But today my intuition says he doesn’t want to talk. And I won’t humiliate myself.» 

More than 60 countries and the European Union were hit with new tariffs just after midnight on Thursday. While the baseline rate is 10%, select nations, like Brazil, face additional penalties that push the total tariff up to 50%.

In the past, Lula slammed Trump’s tariffs as «unacceptable blackmail.»

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TRUMP’S GLOBAL RESET OF TRADE RELATIONSHIPS WILL REMAIN IN THE SPOTLIGHT THIS WEEK

Brazil’s President Luiz Inacio Lula da Silva speaks during an interview with Reuters at the Alvorada Palace, in Brasilia, Brazil, AuG. 6, 2025.  (REUTERS/Adriano Machado)

On July 31, one day after announcing an additional 40% tariff on Brazil, Trump said that Lula «can talk to me anytime he wants.» The Brazilian president seemed to respond in a post on X without mentioning Trump by name. He said that his country has «always been open to dialogue.»

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«The ones who determine Brazil’s direction are the Brazilians and their institutions. At this moment, we are working to protect our economy, businesses, and workers, and to respond to the tariff measures of the U.S. government,» Lula wrote.

Lula, Bolsonaro, Trump

Brazil’s President Luiz Inacio Lula da Silva and President Donald Trump feud over tariffs and Brazil’s treatment of Bolsonaro. (Adriano Machado/Evelyn Hockstein/rEUTERS)

TRUMP CALLS FOR IMMEDIATE END TO ‘UNJUST’ TRIAL OF FORMER BRAZILIAN PRESIDENT JAIR BOLSONARO

The dispute between Trump and Lula goes deeper than trade deals. The White House has been open about its opposition to Brazil’s treatment of its former President Jair Bolsonaro.

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This was emphasized in an executive order that Trump signed last month in which he decried «the Government of Brazil’s politically motivated persecution, intimidation, harassment, censorship, and prosecution» of Bolsonaro.

Lula told Reuters that Brazil’s Supreme Court «does not care what Trump says, and it should not.» He also reportedly said that Bolsonaro was a «traitor to the homeland» who should face another trial for provoking Trump’s intervention.

«But this now is not a small intervention. It’s the president of the United States thinking he can dictate rules for a sovereign country like Brazil. It’s unacceptable,» Lula said.

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Protest in Brazil against Trump, Bolsonaro

Demonstrators, wearing masks depicting President Donald Trump and former Brazil’s President Jair Bolsonaro, gesture in handcuffs during a protest against Trump’s tariffs on Brazilian products, in front of the U.S. Embassy in Brasilia, Brazil, Aug. 1, 2025.  (REUTERS/Mateus Bonomi)

BRAZIL’S EX-PRESIDENT AND MAJOR TRUMP ALLY BOLSONARO PLACED ON HOUSE ARREST

Bolsonaro, who was defeated by Lula in 2022, was recently placed under house arrest amid ongoing legal proceedings over his alleged attempt to overturn the country’s presidential election results.

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Brazil’s president is seemingly unafraid of entering negotiations with Trump. Though he said that there were no pending reciprocal tariffs, Lula told Reuters he was planning to call the leaders of BRICS member states to discuss a possible joint response to the U.S.

Additionally, according to Reuters, Lula said Brazil was looking at joining a collective complaint with other countries at the World Trade Organization.

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«Si no asaltás el camión, no comés»: la lucha por conseguir harina se tiñe de sangre en Gaza

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Son las dos de la tarde. Bajo el calor abrasador de Gaza, miles de personas caminan kilómetros en dirección a la frontera de Zikim, en el extremo noroeste de la Franja, para intentar llevarse una bolsa de harina de uno de los camiones que entran cada día por allí. Algunos vuelven cubiertos de sangre, otros muertos y, los afortunados, cargados de paquetes del preciado «oro blanco».

Hombres en su mayoría, pero también mujeres, chicos y ancianos, acuden a Zikim a diario para conseguir harina «empapada de sangre», por los tanques y los francotiradores israelíes que disparan contra la multitud desde un punto a tres kilómetros del paso fronterizo, donde civiles y bandas organizadas paran a los camiones en un enclave al borde de la hambruna. El lunes, la agencia EFE presenció la entrada de un convoy.

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Según datos de la ONU, entre el 20 de julio y el 3 de agosto, el 90% de la harina, paquetes de alimentos y comida para cocinas comunitarias fueron descargados de los camiones por civiles hambrientos o saqueados por bandas armadas a lo largo de las rutas de los convoyes. Rutas como la de Zikim, que además es la única que provee al norte de Gaza, donde vive más de la mitad de su población.

Muchas de las personas que llegan a Zikim vienen de Ciudad de Gaza -a una distancia de entre 3 y 7 kilómetros-, pero también hay gazatíes que han recorrido 30 kilómetros desde Jan Yunis, algunos en coche pero la mayoría a pie ante los disparados precios de la nafta -35 euros el litro-. Todo ello para conseguir harina, que ahora cuesta unos 60 euros el kilo.

Como ocurre a diario desde finales de julio -cuando Israel abrió este cruce a los camiones-, los habitantes de Gaza se desplazan primero hacia el norte por la carretera Al Rashid, un camino de arena rodeado de montañas de escombros, hasta unos tres kilómetros de la frontera con Israel, el punto más lejano al que pueden llegar por los disparos israelíes.

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Los trabajadores de salud se quedan a unos dos kilómetros y medio de ese punto, en el Hospital Protésico Hamad, ya que tienen instrucciones de evitar la zona militar. Es la gente la que transporta hasta allí -a hombros, en carros o en en las carretas donde antes había comida- a los muertos y a los heridos: el lunes 4 de agosto, 23 personas perdieron la vida.

Miles de personas acuden se agolpan cerca del cruce de Zikim, en el norte de la Franja de Gaza, para buscar bolsas de harina entregadas por organizaciones de ayuda. Foto: EFE

Entre el 27 de mayo y 31 de julio, la ONU reportó 514 personas muertas en Gaza tratando de buscar comida de camiones.

«Somos muertos vivientes»

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En el camino hacia Zikim, varios camiones avanzan vacíos en dirección contraria. Su carga ya ha sido asaltada y decenas de palestinos viajan a bordo, algunos heridos, otros sentados sobre las ansiadas bolsas de harina esperando a que el vehículo se detenga para bajar. Más adelante, en un cruce de caminos, empieza la zona de alcance del fuego israelí.

Allí, dos mujeres, de unos 30 años, con sus cargamentos de harina y la ropa manchada del polvo blanco, relatan que han conseguido abrirse paso entre la multitud y subir a un camión. Una de ellas, Amal Mhamdi Nahal, explica a EFE que es viuda y tiene a seis personas a su cargo.

«Si no arriesgas tu vida, nadie dará de comer a tus hijos», dice, y añade: «Traemos a casa comida empapada en sangre. Morimos mil veces por los derechos más básicos. No vemos ninguna esperanza. Israel nos ha convertido en muertos vivientes».

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Más al norte, después de que pasen otros cinco camiones que solo llevan palestinos, un niño de unos 9 años junto a tres heridos, que esperan que los lleven a un lugar seguro, se lamenta: «No pude conseguir harina, la gente me pisó y no podía moverme».

Cada día, cientos de palestinos rodean los camiones con ayuda humanitaria que logran entrar a Gaza para conseguir comida. Foto: APCada día, cientos de palestinos rodean los camiones con ayuda humanitaria que logran entrar a Gaza para conseguir comida. Foto: AP

Unos cientos de metros más allá, se empiezan a oír disparos y los palestinos comienzan a correr. Muchos se echan a tierra, otros se esconden tras los terraplenes de arena o detrás de un vehículo calcinado, pero algunos siguen adelante sin detenerse.

Detrás de un montículo, cinco mujeres se refugian temblando de miedo, porque la única manera de tener alguna posibilidad de conseguir harina es arriesgando la vida.

«Los camiones llegan vacíos a la zona segura a cuatro kilómetros de aquí, así que venimos con la esperanza de conseguir una bolsa, o que alguien que vuelva nos de un kilo, o que a alguien se le caiga el suyo y podamos recoger lo que se derrama en la arena. No nos importa comerla mezclada con arena, es mejor que morir de hambre», se lamenta una de ellas.

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Bandas que saquean camiones y roban a civiles

Desde allí, los habitantes de la Franja se adentran hasta la altura del complejo hotelero Bianco, ahora destruido y situado a tres kilómetros de la frontera. Los camiones cargados de comida están cerca. La artillería de los tanques comienza a retumbar, mientras silban las balas de los francotiradores, según presenció EFE.


Tras unos primeros disparos, los tanques se retiran unos metros y los gazatíes se abalanzan sobre los camiones del Programa Mundial de Alimentos de la ONU. Los dos vehículos que encabezaban el convoy huyen y, en cuanto salen de la zona, las fuerzas israelíes reanudan el fuego cerca de los camiones.

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Entre los civiles actúan bandas organizadas. Sus miembros portan cuchillos y alguna que otra arma de fuego. Cada grupo está compuesto por unos diez hombres, de los que la mitad sube al camión y custodia lo que reclama como suyo, antes de descargar una cantidad de paquetes que luego venderán a precios desorbitados en el mercado.


«Si no asaltas el camión, no comes», dice a EFE un hombre con ocho hijos a su cargo, que ayuda a sacar a dos muertos. «Que Israel se proteja está bien, no hay problema, pero que mate a la gente, eso no», opina.

Habitantes de Gaza corren para buscar alimentos lanzados desde paracaídas, este jueves en Ciudad de Gaza. Foto: AP Habitantes de Gaza corren para buscar alimentos lanzados desde paracaídas, este jueves en Ciudad de Gaza. Foto: AP

Mientras los camiones de ayuda intentan avanzar, rodeados de civiles desesperados, se producen algunos atropellos. Las bandas amenazan de muerte a la gente si no entrega la comida.

En las zonas más próximas a los tanques israelíes, que llegan a situarse a unos 20 o 30 metros de los civiles, se ven cadáveres en el suelo y heridos pidiendo ayuda, así como algunas personas que siguen intentando coger sacos de harina.

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De allí sale Mohamed, que explica que se acercó tanto porque «si no vas hacia la muerte y hacia los tanques, no puedes traer nada».

Tres kilómetros con los heridos a hombros

Soldados israelíes custodian cargamentos de ayuda humanitaria en el paso fronterizo de Kerem Shalom, en el sur de la Franja. Foto: EFE  Soldados israelíes custodian cargamentos de ayuda humanitaria en el paso fronterizo de Kerem Shalom, en el sur de la Franja. Foto: EFE

De retorno a Ciudad de Gaza, una marea de habitantes afortunados vuelve con paquetes en la espalda, en bicicletas, motocicletas sin combustible, carros y sillas de ruedas, algunos arrastrando carretas de madera o llevándolos a la espalda, pero muchos regresan con las manos vacías. Otros retrasan su vuelta para acarrear entre dos y tres kilómetros a los heridos y a los muertos hasta el hospital más cercano.


Cuatro jóvenes cargan un hombre sobre sus hombros, gritando: «¡Necesitamos una ambulancia! Nuestro amigo ha recibido un disparo en el estómago de una bala israelí».

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En el camino de vuelta, ya lejos de Zikim, unos hombres enmascarados de la Unidad Sahm, afiliada a la policía de Hamás, encargada de detener a los saqueadores, confiscan la harina a los que llevaban más de un saco y se la entregan a mujeres y ancianos.

Otros han conseguido menos. Como Alaa, que comparte una bolsa con dos hombres más. Les tocan 16 kilos a cada uno. Entre la muchedumbre ha perdido los zapatos. «Esto es un tormento, estoy muriendo para dar de comer a mis hijos», asegura resignado.

Mahmud Diab Zaza, de 39 años y padre de tres hijos, se queja de que «para conseguir un saco o medio saco de harina hay que morir mil veces, caminar cuatro kilómetros y arriesgar la vida en medio de los tanques y los francotiradores». Y concluye: «O regresas cargado como un cadáver, o vuelves cargando una bolsa de harina».

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