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La bomba que hizo arrepentir a Einstein, borró del mapa a Hiroshima y le puso fin a la Segunda Guerra

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“¡Dios, mío! ¿Qué hemos hecho?”

Era el lunes 6 de agosto de 1945, poco después de las 8.15 de la mañana. Los cielos japoneses abrían cada tanto algunos claros, hasta despejarse por completo y transformarse en una luminosa mañana de verano. Paul Tibbets junior, coronel de 30 años, piloto del bombardero B-29 Supperfortress, cuatrimotor de la Fuerza Aérea de EE.UU., había bautizado Enola Gay, el nombre de su madre, a esa “fortaleza gigante” con imponente aspecto de pájaro de acero plateado, que él conducía.

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Al parecer, desde la cabina de mando se habría interpelado con esa pregunta ni bien pudo vislumbrar desde una altitud de 9.945 metros en qué se había transformado Hiroshima, la ciudad finalmente designada como “el objetivo”. Sus siluetas más urbanas apenas asomaban, envueltas en un hongo gigantesco, de una luminosidad cegadora, una bola de fuego que no dejaba de expandirse hacia arriba y los costados, y que llegaría a una inusitada altura de 12 kilómetros.

Abajo, en el epicentro del estallido, la temperatura oscilaba bruscamente de los 6 mil grados al millón de grados centígrados, ambos registros correspondientes a distintas zonas de la superficie solar, según estimaciones científicas de entonces. Sesenta mil edificios se habían derrumbado en un pestañeo, como si fuesen de cartón: un infierno, seguido de un huracán de llamas alucinantes, con vientos de 1.600 kilómetros por hora y una inmediata oscuridad. Hiroshima se ahogaba, en medio de calamidades nunca vistas entre los humanos.

“¡Es lo más grande la historia!”.

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Harry Truman, entonces presidente de EE.UU., quien había dado la orden del primer ataque atómico de la Humanidad, lo celebraba a su modo al recibir la confirmación del desastre, quizá llevado por el impacto emocional de aquellos días de máxima tensión. Entre 70 mil y 80 mil personas habían muerto al instante, muchas evaporadas por la fisión nuclear recién estrenada. Sólo quedaba de ellas la sombra de sus siluetas sobre veredas, calles y casas. El 90% de la ciudad se había, literalmente, desintegrado. Según mandatos inexorables de la guerra, se imponían soluciones urgentes. Que Japón se rindiera y que la contienda terminara.

Franklin Delano Roosevelt, el gran arquitecto de la escalada de su país a la cima del mundo, muerto apenas cuatro meses antes, el 12 de abril, había supervisado, y autorizado, cada eslabón del Proyecto Manhattan, que terminaría con el nacimiento de la primera bomba atómica, conocida como “Little Boy” (Pequeño chico o Muchachito) y su plan alternativo “Fat Man” (Hombre Gordo). Una crónica dolencia cardíaca le había impedido ver los resultados del proyecto en el que había puesto todo su celo: imposible saber cómo hubiese procesado aquel estampido que tuvo lugar un día que el mundo jamás olvidaría y del cual se están cumpliendo 80 años. A Truman, su vicepresidente y sucesor en la Casa Blanca, le tocaría bajar el pulgar de la letal ejecución masiva que haría estallar a una ciudad de 340 mil habitantes, hasta entonces un pujante enclave del imperio japonés, con dos cuarteles generales de armamentos, logística bélica y tropas, además de un fuerte sesgo industrial y un gran puerto marítimo cercano a la zona urbana.

Una iglesia destruida por la bomba atómica lanzada por EE.UU. sobre la ciudad japonesa de Hiroshima el 6 de agosto de 1845. Foto: AP

“Preferiría ser recordado como un jugador de equipo de football de mi escuela que como el copiloto de este avión”.

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El capitán Robert Lewis, copiloto de la misión, quien había comprobado desde las alturas que en Hiroshima sólo quedaban en pie unos pocos edificios, manifestaría un arrepentimiento por su participación en el lanzamiento de “Little Boy”. Se cuenta que habría registrado en la bitácora del vuelo, a modo de constancia histórica, la frase que le escuchó al piloto Tibbets, aunque algunas versiones le adjudicarían las palabras a él mismo y no al responsable de haber abierto la escotilla para lanzar del Enola Gay la bomba que cambiaría para siempre el curso de la historia. Esta última especulación es factible: difícil que Tibbets haya hecho alguna apelación a Dios al ver el hongo atómico: viviría hasta los 92 años y regaría sus cuentas bancarias dando conferencias muy bien pagas en las cuales aseguraba que “lo volvería a hacer las veces que fuera necesario”, sin señales de arrepentimiento.

Veinte días antes, el presidente Truman, ex vicepresidente, ex senador y ex combatiente de la Primera Guerra, estaba en el día inaugural de la Conferencia aliada de Potsdam cuando fue informado por un telegrama de sólo tres palabras sobre una prueba realizada en el pequeño emprendimiento urbano de Alamogordo, a 766 kilómetros de Los Alamos, Nuevo México, desértica región de Estados Unidos: Baby well born (El niño nació bien). Se refería al primer ensayo de la bomba atómica, test bautizado como Trinity, llevado a cabo el 16 de julio de 1945. No había quedado en pie un solo árbol en 1,5 km a la redonda.

El experimento de Alamogordo había sido secreto, las consecuencias no pudieron serlo: la explosión había alarmado a lugareños de un tranquilo vecindario, a 250 km del lugar, cuyos pocos habitantes se sorprendieron al ver cómo se quebraban los cristales de sus casas y “el sol salía y volvía a ponerse”. El caso dio origen a una de las fake news pioneras de la historia y poco difundidas, ya que para calmar la ansiedad del pequeño poblado se cree que hubo alguna forma de acuerdo con la prensa local para que explicara como causa del inesperado fenómeno algo que nunca había ocurrido, el estallido de un polvorín.

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El Proyecto Manhattan, que había generado el test Trinity, llevaba más de dos años de silenciosa y secreta tarea, con gran número de científicos, militares y trabajadores auxiliares afines a la de estratégica tarea. Lo comandaba Robert Oppenheimer, un físico estadounidense de origen judío, hijo de una adinerada familia que había simpatizado con los republicanos en la Guerra Civil Española. Como tutor mayor, aunque circunstancial, colaboró Albert Einstein, el físico más reputado del mundo, antes y ahora, a 70 años de su muerte. Primero había alentado al presidente Roosevelt para que acelerara las investigaciones con el fin de lograr la fisión nuclear, y aplicar la misma a la construcción de un arma atómica, visto que la Alemania nazi estaba cerca de lograr la suya. En ese punto, Einstein estaba en los cierto.

Las ruinas de Hiroshima, tras la bomba atómica lanzada el 6 de agosto de 1945. Foto: AP Las ruinas de Hiroshima, tras la bomba atómica lanzada el 6 de agosto de 1945. Foto: AP

Ya desde 1939, la nación en armas que impulsaba Hitler, trabajaba en el Proyecto Uranio para investigar la construcción de reactores nucleares, la separación de isótopos y la preparación de explosivos atómicos. En uno de los párrafos de la misiva que le haría llegar Einstein, Roosevelt leería: “En los últimos cuatro meses se ha hecho probable que podría ser posible el iniciar una reacción nuclear en cadena en una gran masa de uranio, por medio de la cual se generarían enormes cantidades de potencia y grandes cantidades de nuevos elementos parecidos al uranio … Este nuevo fenómeno podría ser llevado a la producción de bombas … una sola bomba de este tipo, llevada por un barco y explotada en un puerto, podría muy bien destruir el puerto por completo, conjuntamente con el territorio que lo rodea…”

Trascendería que cuando Einstein supo, con certeza científica, que las consecuencias que generaría esa hipotética explosión nuclear serían monstruosas, mandaría otra carta al presidente Roosevelt, advirtiéndole que no debería lanzar la bomba. En la entretela de los anecdotarios de la guerra circularía un rumor inquietante acerca de que esa carta, sin abrir, se encontraría en el escritorio de Roosevelt poco después de su muerte.

Lo que sí se sabe, y no a modo de trascendido, es que el genio de la física, con Hiroshima y Nagasaki fulminadas, diría en un discurso en Nueva York, del 6 de diciembre de 1945: “Nosotros ayudamos a construir la nueva arma para impedir que los enemigos de la humanidad lo hicieran antes … Dejamos esta mortífera arma en manos de norteamericanos e ingleses como representantes de toda la humanidad, defensores de la paz y de la libertad. Mas hasta el presente no hemos advertido ninguna garantía de paz ni observado el cumplimiento de las libertades que se prometieron a los pueblos…Se ha ganado la guerra, pero no la paz.”

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A las 7 de la mañana de aquel 6 de agosto, la alarma antiaérea se oyó con claridad en Hiroshima ante la detección de una flotilla de B-29 en los cielos de la ciudad. Fue una alerta fallida. Una hora y cuarto después un B 29 plateado, majestuoso y en solitario, surcaba los cielos de la ciudad, pero nadie le prestaría atención. Segundos fatales. De pronto, el Sol y el cielo se vinieron encima de la gente que iba a sus trabajos y de chicos que marchaban a sus escuelas. Las calles perderían su contorno: eran una funesta sucesión de escombros, cuerpos carbonizados, ensangrentados y con espantosas mutilaciones.

El joven fotógrafo Yoshito Matsushige intuyó desde su casa en las afueras que la historia lo llamaba. Tomó su cámara y salió a caminar por aquel infierno de fuegos nucleares. Logró tomar al momento las únicas fotografías del sufrimiento de la población civil, que a 80 años siguen estremeciendo y en Hiroshima son murales de la evocación. Más aún: las imágenes que logró captar del caos fueron una pesquisa de valía para detectar sobrevivientes y reconstruir los momentos finales de otros.

En un documental para la televisión francesa, que se puede ver en YouTube junto a tantos en estos días, el cineasta Bertrand Collard recogería relatos escalofriantes de los entonces sobrevivientes: “Había gente despellejada, con la carne al rojo vivo y otras con sus intestinos en la mano o los ojos colgando”, lo que permite aproximarse a la dimensión de lo que fue aquella barbarie atómica. En el puente Miyuki, en el centro de Hiroshima, algunas narraciones aseguran que hubo quienes se tiraban al río para atenuar el insoportable ardor de los átomos en sus píeles percudidas, pero con su destino ya jugado: sus cuerpos no tenían la fuerza suficiente para nadar y morían ahogados. Otros, en los alrededores, daban unos pocos pasos y se desplomaban por la radioactividad que se esparcía sin freno.

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Una imagen del 8 de agosto de 1945, en la ciudad japonesa de Hiroshima. Foto: APUna imagen del 8 de agosto de 1945, en la ciudad japonesa de Hiroshima. Foto: AP

A la hora siguiente de atravesar ese infierno, quienes habían logrado escapar a la muerte inmediata, sufrirían una lluvia negra, espesa y ácida, que caía sobre la ciudad descuartizada. Algunos la confundían con agua sucia y con tal de apagar la sequedad de sus bocas y atemperar la sensación de una sed insoportable, la bebían y caían fulminados. No era agua sucia, sino una lluvia radioactiva, una más de las consecuencias devastadoras de “Little Boy”. Muchos expertos adjudicarían las pestes y males endémicos por generaciones a los efectos de esa lluvia negra de altísimo poder letal, que caería sobre la ciudad durante varios días.

No fue sólo eso. La primera bomba atómica seguiría causando por décadas y décadas un daño catastrófico en la población: malformaciones, males hereditarios, leucemias y otros cánceres, alteraciones genéticas, todo tipo de lesiones y enfermedades de rango mortal, y epidemias incurables que el uranio había desatado rabiosamente en el universo civil de lo que había sido uno de los centros urbanos más importantes de Japón.

“Little Boy”, una simbiosis de avance científico y planificación militar que se transformaría en una sofisticada maquinaria de destrucción masiva, había sido producto del trabajo de 130 mil personas durante más de dos años y de una inversión de estimada en cerca de 30 mil millones de dólares de los tiempos actuales. Tenía la misma forma que una bomba habitual, pintada de verde oliva, y medía 3 metros de longitud, 0.71 de diámetro, con un peso de 4.400 kilos. A diferencia de la bomba que se había experimentado en el desierto de Alamogordo, que era de plutonio, la destinada a Hiroshima era de uranio y tenía una potencia estimada en 20 kilotones de TNT.

Los altos mandos y el poder político de Washington, los padres de la criatura, perplejos y hasta se diría incrédulos, dividirían las aguas de inmediato. Surgía la polémica y el debate. ¿Era necesaria el uso del poder atómico para terminar la guerra? El “Imperio del Sol naciente”, es cierto, resistía su rendición y mantenía en alto la alcurnia guerrera de su pueblo con sangre imperial y adoración celestial a la figura del emperador, quien encarnaba a Dios en la Tierra, según su cultura y creencias, expresadas en el Código Bushido, el alma de Japón, el mandato sagrado del samurái, un catálogo de virtudes por los que se debía ofrendar la propia vida si fuese necesario.

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Todo un pueblo se negaba a una “rendición incondicional” exigida por EE.UU. Truman tenía a un imperio nocaut de pie. Igualmente lanzó el bombazo del final: el 9 de agosto, en Nagasaki, detonaría “Fat Man” (Hombre Gordo), en base al plutonio y con un poder destructivo aún mayor que la explosiva arma de Hiroshima (de uranio), sólo que la orografía montañosa de Nagasaki impediría un daño superior. Aun así, unas 50 mil personas morirían en un soplido fatal. Otro hongo atómico sembraría la muerte civil en masa. Algunos estiman que sumadas ambas bombas se habrían matado a unas 600 mil personas, tal vez más, con el correr del tiempo.

Hirohito cedería su dignidad imperial y el 15 de agosto anunciaría en un mensaje radial a la nación japonesa que había llegado la hora de “soportar lo insoportable”. La rendición marcaría el fin de la Segunda Guerra Mundial. El 2 de septiembre de 1945, a bordo del acorazado “Missouri” en la bahía de Tokio, se firmarían las actas de capitulación. Truman miró mejor el mapa. Notó que el gigante chino, asediado por tropas insurgentes y campesinos rebeldes al mando de Mao Tse Tung, el Gran Timonel, estaba a punto de caer en manos comunistas, y que el tutelaje en la región de su otrora aliado Stalin impondría la ley del látigo donde lo juzgara conveniente.

Washington necesitaba al destrozado Japón como un vencido a reconstruir y asociarse para enfrentar el mundo venidero de la Guerra Fría. Estados Unidos entendió que debía respetar las estructuras imperiales del alma japonesa y la figura del emperador como mandatario político, aunque no en la condición divina que le habían atribuido sus ancestros. Había llegado la hora de curar lo incurable: “Little Boy” y “Fat Man” habían borrado dos ciudades y sus gentes de la faz de la Tierra. Japón ya estaba de rodillas cuando esas fauces atómicas descuartizaron su integridad como nación. A 80 años, la pregunta no pierde sentido y el debate permanece: ¿era necesaria un arma que llegara a la devastación para imponer la ley final de los vencedores?

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El jefe del Ejército de Israel habló sobre una posible ofensiva total contra Hamas: “Estamos lidiando con asuntos de vida o muerte”

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El Jefe del Estado Mayor de las FDI, Teniente General Eyal Zamir, habla durante una evaluación de seguridad el 7 de agosto de 2025. (Fuerzas de Defensa de Israel)

El jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Eyal Zamir, aseguró este jueves que la bautizada como operación Carros de Gedeón, la fase de la ofensiva israelí en Gaza que comenzó a mediados de mayo con el objetivo de ampliar el control militar del enclave palestino, está llegando a su fin tras lograr sus objetivos.

Las declaraciones de Zamir llegan en medio de una creciente tensión entre la cúpula militar y el primer ministro Benjamin Netanyahu por los planes del mandatario para tomar el control total de la Franja de Gaza, una propuesta que el Ejército rechaza categóricamente.

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“Hemos cumplido e incluso superado los objetivos de la operación, y continuamos actuando para garantizar la seguridad a largo plazo de las comunidades del sur”, declaró Zamir durante una evaluación de seguridad matutina con la alta dirigencia militar, según comunicó el Ejército israelí.

El alto oficial militar añadió que las fuerzas armadas tienen “la capacidad de crear una nueva realidad de seguridad junto a la frontera, mientras mantenemos la presión sobre el enemigo. No volveremos a limitar nuestras respuestas. Eliminaremos las amenazas en su fase inicial”.

El ministro de Defensa, Israel
El ministro de Defensa, Israel Katz; el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas israelíes, Eyal Zamir. (Europa Press)

En un mensaje que parece dirigido directamente al gobierno, Zamir también defendió el derecho del Ejército a expresar su opinión profesional, incluso cuando esta difiera de las posiciones políticas. “Una cultura de desacuerdo es una parte inseparable de la historia del pueblo de Israel; es un componente vital de la cultura organizacional de las FDI, tanto interna como externamente”, declaró.

“Seguiremos expresando nuestras posiciones sin miedo, de manera sustancial, independiente y profesional”, agregó el jefe militar, en comentarios que fueron publicados horas antes de una reunión del gabinete de seguridad prevista para esta tarde, donde se discutirán los planes de ocupación de Gaza.

Fuentes en la Oficina del Primer Ministro han sugerido que si Zamir se opone al plan de ocupar Gaza, puede renunciar, según múltiples reportes que indican repetidos choques entre el jefe militar y el gabinete en días recientes.

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Los manifestantes llevan guantes durante
Los manifestantes llevan guantes durante una protesta para exigir la liberación inmediata de los rehenes retenidos en Gaza desde el ataque del 7 de octubre de 2023 contra Israel por parte de Hamás y el fin de la guerra, en Tel Aviv. (REUTERS/Ammar Awad)

Las fuerzas armadas israelíes son reacias a operar en lugares donde se encuentran retenidos los rehenes por temor a que los grupo terroristas palestinos en Gaza los ejecuten ante el avance de las tropas, como ya ocurrió a finales de agosto de 2024 con seis cautivos, cuyos cadáveres fueron hallados el 1 de septiembre.

Según la cadena pública israelí Kan, la cúpula militar cree además que ocupar toda Gaza provocará un aumento considerable de las bajas israelíes.

“No estamos lidiando con teoría; estamos lidiando con asuntos de vida o muerte, con la defensa del estado, y lo hacemos mientras miramos directamente a los ojos de nuestros soldados y los ciudadanos del país”, enfatizó Zamir durante la evaluación matutina. “Continuaremos actuando con responsabilidad, integridad y determinación, con solo el bien del estado y su seguridad ante nuestros ojos”.

El líder opositor israelí Yair
El líder opositor israelí Yair Lapid se reúne con el líder de la mayoría del Senado estadounidense, Chuck Schumer, el martes 9 de abril de 2024, en el Capitolio, Washington. (AP Foto/Jacquelyn Martin, Archivo)

La resistencia a los planes de Netanyahu no se limita al ámbito militar. El líder de la oposición israelí, Yair Lapid, advirtió este miércoles al primer ministro que la ocupación total de la Franja de Gaza “es una pésima idea”.

Tras reunirse con Netanyahu en Jerusalén, Lapid afirmó que le dijo: “Ocupar Gaza es una pésima idea. La mayoría de la gente no te apoya; al pueblo de Israel no le interesa esta guerra. Pagaremos un alto precio por ello”.

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Lapid propuso una alternativa: “En lugar de una ocupación y una anexión de Gaza innecesarias, necesitamos atraer a Egipto a Gaza, para que haya otro gobierno que la gestione en vez de nosotros, y después centrarnos en lo importante, que es eliminar a Hamas”.

A pesar de la oposición militar y política, Netanyahu tiene previsto reunir este jueves por la tarde a su gabinete de seguridad para aprobar sus planes para tomar el control de toda la Franja.

El martes, tras una reunión de tres horas entre Netanyahu y Zamir, la oficina del primer ministro declaró que “las FDI están preparadas para implementar cualquier decisión tomada por el gabinete político y de seguridad”.

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Zamir reafirmó el compromiso del Ejército con sus objetivos fundamentales: “Tenemos la intención de derrotar y colapsar a Hamas. Continuaremos actuando con nuestros rehenes en mente, y haremos todo para traerlos a casa”.



Middle East,Civil Unrest,TEL AVIV

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4 key Senate seats Republicans aim to flip in 2026 midterms to expand their majority

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Republican Sen. Tim Scott’s goal in next year’s midterm elections is not only to defend the GOP’s 53-47 margin in the Senate, but to expand the majority.

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Scott, the conservative senator from South Carolina, told Fox News Digital soon after taking over late last year as chair of the National Republican Senatorial Committee (NRSC) that he aimed to increase the GOP’s control in the chamber to at least 55 seats.

And he’s standing by his goal.

«The bottom line is, I believe that we can defend our current seats while adding at least two more seats to our numbers,» the NRSC chair told Fox News Digital earlier this year.

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THIS REPUBLICAN JUST JUMPED INTO BATTLEGROUND GEORGIA’S HIGH-PROFILE SENATE RACE 

Sen. Tim Scott spoke to a South Carolina GOP delegation breakfast on Wednesday (pictured speaking on the RNC stage). (Getty Images)

Senate Republicans enjoyed a favorable map in the 2024 cycle as they flipped four seats from blue to red to win back the majority.

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But the party in power—clearly the Republicans right now—traditionally faces political headwinds in the midterm elections. Nevertheless, a current read of the 2026 map indicates the GOP may be able to go on offense in some key states.

In battleground Georgia, which President Donald Trump narrowly carried in last year’s White House race, Republicans view first-term Sen. Jon Ossoff as the most vulnerable Democrat incumbent up for re-election next year.

TRUMP-BACKED RNC CHAIR JUMPS INTO THE NATION’S ‘MARQUEE’ SENATE RACE

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They’re also targeting battleground Michigan, where Democratic Sen. Gary Peters is retiring at the end of next year, and swing state New Hampshire, where longtime Democratic Sen. Jeanne Shaheen decided against seeking a fourth six-year term in the Senate.

Also on the NRSC’s target list is blue-leaning Minnesota, where Democratic Sen. Tina Smith isn’t running for re-election.

At the top of their list is Ossoff, who narrowly won election to the Senate in a January 2021 runoff contest.

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Democratic Sen. Jon Ossoff of Georgia was first elected in 2021. He is running for re-election in the 2026 midterms.

Republicans view Sen. Jon Ossoff as the most vulnerable Democrat running for re-election in the 2026 midterm elections. (AP)

But Ossoff is off to a very hot fundraising start, and a GOP primary in Georgia between Reps. Mike Collins and Buddy Carter, and former college and professional football coach Derek Dooley, is starting to turn combustible.

DNC CHAIR TELLS FOX NEWS DIGITAL DEMOCRATS HAVE HIT ‘ROCK BOTTOM’ – HERE’S HIS PLAN TO REBOUND

Republicans are also confident they can flip Michigan, another battleground Trump narrowly carried last November.

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Former Rep. Mike Rogers, the 2024 GOP Senate nominee who lost last year’s race by a razor-thin margin, has at this point cleared the Republican primary field, thanks in great part to Trump’s endorsement.

Mike Rogers is backed by President Donald Trump as he runs for the Senate in Michigan

Former Rep. Mike Rogers, a Republican Senate candidate in Michigan for a second straight election cycle, is interviewed by Fox New Digital in Grand Rapids, Michigan on April 2, 2024. (Paul Steinhauser – Fox News )

Democrats, meanwhile, have a very competitive primary on their hands. The primary race includes three well-known Democrats: Rep. Haley Stevens, state Sen. Mallory McMorrow and former gubernatorial candidate Abdul El-Sayed, who enjoys the backing of progressive champion Sen. Bernie Sanders of Vermont.

With Shaheen, who made history as the first woman in the nation’s history to win election as a governor and a senator, out of the running in New Hampshire, the GOP is hoping to win a Senate election in the Granite State for the first time in 16 years.

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Democratic Sen. Jeanne Shaheen of New Hampshire isn't seeking reelection in 2026

Democratic Sen. Jeanne Shaheen of New Hampshire, seen at a policy event in Concord, N.H. on Oct. 22, 2024, isn’t seeking a fourth term in the Senate when she’s up for re-election in 2026. (AP Photo/Steven Senne)

They’re encouraged by the gains Trump made in New Hampshire in last year’s election, as he improved on his showing from four years earlier and came close to carrying the state.

But four-term Rep. Chris Pappas’ announcement in early April that he would run to succeed Shaheen has cleared the Democratic primary field, as of now, of any potential rivals for the party’s Senate nomination.

Meanwhile, a Republican primary in the state—where the GOP hasn’t won a Senate race in 15 years—is heating up between former Sen. Scott Brown and state Sen. Dan Innis, with the possibility of more candidates entering the race.

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In Minnesota, the leading candidates in the Democratic primary to succeed Smith are Lt. Gov. Peggy Flanagan and Rep. Angie Craig.

Former professional basketball player Royce White, who won the 2024 Senate nomination in Minnesota, and former Navy SEAL Adam Schwarze are currently running in the GOP primary. But another Republican Senate hopeful may soon enter the field.

While Republicans will work to defy political history in next year’s midterms, they point to the Democratic Party’s current brand issues.

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«Democrats have historically low approval ratings because candidates like Jon Ossoff and Chris Pappas keep prioritizing radical policies like men in women’s sports, protecting sanctuary cities for criminal illegal aliens, and raising taxes on working families,» NRSC communications director Joanna Rodriguez argued in a statement to Fox News.

And Rodriguez touted that «Republicans are delivering on policies that keep Americans safe and let families and workers keep more of their hard-earned paychecks. Voters will reward us for it in 2026.» 

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Netanyahu’s security cabinet to meet on Gaza war, as some in Israel call to resettle enclave

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Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu is set to convene his high-level security cabinet on Thursday to discuss expanding the war against Hamas, including the potential full military occupation of the Gaza Strip.

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The prospect comes against the backdrop of the 20th anniversary of Israel’s full disengagement from the enclave, as calls for resettlement — once confined to the political fringes — have entered the mainstream, including within the government, particularly in the wake of Hamas’s Oct. 7 massacre.

Rebuilding Jewish communities in Gaza would be «a historic correction to a national injustice,» Yitzhak Wasserlauf, Israel’s minister for the Development of the Periphery, the Negev and the Galilee, told Fox News Digital.

FOX NEWS GETS INSIDE LOOK AT GAZA HUMANITARIAN SITUATION AS ISRAEL WEIGHS NEXT STEPS

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Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu stands on a platform overlooking the Gaza Strip during his first visit to Kibbutz Nir Oz since the Oct. 7, 2023 attack by Hamas terrorists where a significant number of this community were killed or captured, near the Israel-Gaza border in southern Israel, on Thursday, July 3, 2025. (AP Photo/Leo Correa)

«Expelling Jews from their homes in their own country was a strategic and moral mistake that led to the rise of an Islamist terrorist regime called Hamas,» he said. «That mistake enabled Hamas to fire relentless rockets and ultimately carry out the October 7 massacre — which included murder, rape, abuse, looting, and, of course, the kidnapping of soldiers and civilians.»

Wasserlauf invoked the bloc of 17 Israeli communities, collectively known as Gush Katif, which was established in Gaza after the 1967 Six-Day War. In August 2005, as part of Israel’s unilateral disengagement, the government forcibly removed approximately 8,600 Jewish residents from the area.

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He said reapplying Israeli sovereignty «would send a clear message: whoever strikes us loses the ground beneath his feet. Only in this way can true deterrence be achieved,» Wasserlauf continued. «We need to create facts on the ground. There must be no agreements with terrorists. Settlement in Gaza must, at the very least, be the price that reminds everyone terrorism does not pay.»

From 1948 to 1967, the Gaza Strip was under Egyptian occupation. After Israel captured the territory in the 1967 Six-Day War, it remained under full Israeli control until 1994, when administrative responsibility was transferred to the Palestinian Authority under the Oslo Accords — paving the way for Yasser Arafat’s return from exile in Tunis.

Hamas terrorits

Hamas terrorists emerge from the shadows as they surround Red Cross vehicles. (TPS-IL)

In 2005, Israel evacuated all military personnel and civilian communities from Gaza. Shortly thereafter, Hamas won the Palestinian legislative elections and staged a violent coup to overthrow the Palestinian Authority and seize control of the Strip.

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A year after Israel unilaterally disengaged from Gaza, evacuating all military personnel and civilian communities, Hamas won the Palestinian legislative elections and, shortly thereafter, staged a violent coup to overthrow the Palestinian Authority and seize control of the Strip.

Wasserlauf argued that critics of the disengagement had long warned that any concession of land would only embolden terrorists. These warnings, he said, were ignored, but ultimately proven correct by the events that followed.

He acknowledged that renewed settlement in Gaza would likely trigger political backlash both domestically and abroad. «The countries that support us will stand with us, and those that consistently oppose us will remain against us … I remind you that there were countries that urged us not to strike Iran, despite its race toward nuclear weapons and its explicit goal of destroying Israel.»

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BROTHER OF ISRAELI HOSTAGE URGES UN TO ACT AFTER VIDEO SHOWS HAMAS STARVING AND TORTURING CAPTIVES

The Israeli settlement of Pa'at Sadeh is seen Dec. 26, 2004 in the southern Gaza Strip.

The Israeli settlement of Pa’at Sadeh is seen Dec. 26, 2004 in the southern Gaza Strip.

Brig. Gen. (Res.) Amir Avivi told Fox News Digital that Israel’s core national security doctrine of deterrence is being tested by jihadist groups like Hamas, which operate according to a radically different set of rules.

Avivi, founder and chairman of the Israel Defense and Security Forum, said that Israel’s approach to Gaza may ultimately hinge on U.S. support, especially from President Donald Trump. «If the U.S. president advocates for massive relocation and taking control of Gaza to implement his own vision, it would suggest some kind of basic understanding between the two sides,» Avivi said.

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He estimated that the Israel Defense Forces (IDF) currently controls about 75% of Gaza, with past decisions largely driven by military considerations. However, he said that the remaining 25% of the territory involves broader strategic decisions, shaped by how Israel and the United States view the future of the area, including Jewish settlement.

Maj. Gen. (Res.) Yaakov Amidror, a former national security adviser, told Fox News Digital that resettling Gaza should not be part of Israel’s agenda.

LTG Eyal Zamir

Chief of the General Staff LTG Eyal Zamir conducted a field tour in the Rafah area of the Gaza Strip. Zamir spoke with soldiers and was presented with defensive preparations and operational plans. (IDF)

«We have one mission now, and that is to dismantle Hamas,» he said. «We’ll talk about the day after, the day after. To bring back any level of normalcy to Gaza, we need to find partners — and I don’t know who those partners would be if we settle in Gaza.»

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SHE FED 100K GAZAN FAMILIES FOR FREE – NOW TERRORISTS AND LOCAL MERCHANTS WANT HER DEAD

Amidror, a distinguished fellow with the Jewish Institute for National Security of America, said that Israel must in the long-term remain solely responsible for security in Gaza, citing past failures when control was transferred to the Palestinians after the Oslo Accords. He argued that reestablishing settlements could complicate that mission, asserting that security should remain solely in the hands of the IDF.

Religious Zionism lawmaker Simcha Rothman told Fox News Digital that «If we are trying to achieve peace, any agreement or situation in which Jews cannot live in their ancient homeland is not just,» but acknowledged it is not one of Israel’s official war objectives. «While resettling Gaza is the right thing to do, it is not part of the current effort.»

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Maj. Gen. (ret.) Amos Yadlin, former head of IDF Military Intelligence, reiterated that resettling Gaza is not part of the Israeli government’s declared war objectives.

«If Israel needs to reoccupy Gaza militarily, it should be to destroy Hamas and bring back the hostages — not to annex Gaza as part of Israel. There are 2 million Palestinians in Gaza, maybe more,» Yadlin, who is currently president of MIND Israel, told Fox News Digital.

memorial at Nova music festival

Memorials at the site of the Oct. 7 Hamas terror attack on the Supernova music festival near Kibbutz Re’im, Israel, on Monday, May 27, 2024. (Kobi Wolf/Bloomberg via Getty Images)

«Israel does not want to rule over them or provide for all their needs. It would cost billions and alter the demographic balance. This idea is being pushed by right-wing elements in the government, and even the prime minister and his party do not support it,» he said.

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Daniella Weiss, general director of the Nachala Settlement Movement, told Fox News Digital that the aftermath of Hamas’s October 7 attack signals the start of a new era. «I think we should go much further than what existed in 2005. Back then, we were 10,000 people in Gaza. Our movement, Nachala, has proposed a plan for 1.2 million Jews in Gaza,» Weiss said.

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Israelis march from Sderot toward the northern border of Gaza, calling for the re-establishment of settlements in the territory, on July 30, 2025 in Israel.

Israelis march from Sderot toward the northern border of Gaza, calling for the re-establishment of settlements in the territory, on July 30, 2025 in Israel. (Mostafa Alkharouf/Anadolu via Getty Images)

She said her organization is already taking tangible steps to begin the process, «We’ve organized six groups of young families—more than 1,000 families—who are willing to move to Gaza now,» she said.

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While Weiss expressed regret that the Israeli government has not included Jewish resettlement in its official war objectives, she insisted that in Israel’s democracy, public pressure can influence government policy.

«The basic truth is that the Gaza area is part of the western Negev,» she said. «Historically, it was part of the area of the tribe of Yehuda. To turn your back on that is wrong.»

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