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La historia del pastor que engañó a toda una comunidad: decía que podía resucitar muertos y vivía del fraude

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Dan Johnson se hacía llamar El Papa, aunque vivía lejos del Vaticano. Era obispo de una iglesia evangélica y había sido elegido legislador en Kentucky, su estado.

Había sido un héroe post 11 de septiembre de 2001, capellán de varios presidentes en la Casa Blanca y hasta había resucitado, al menos, a un hombre, entre otros milagros. Un hombre excepcional, con poderes. O al menos eso decía él.

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Leé también: La curiosa historia del joven que 28 años después sigue cobrando por decir solo cinco palabras en “Titanic”

Pero el 13 de diciembre de 2017, abrió su Facebook y escribió un mensaje que terminaba con la frase: El cielo es mi casa. Nadie sabía, en ese momento, que serían sus últimas palabras; un epitafio apenas prematuro y virtual.

Luego subió a su auto y manejó hasta las afueras de la ciudad. Se detuvo en el puente de Mount Washington, un lugar apartado, poco transitado. Abrió la guantera, sacó su arma, y con un cd de gospel de fondo, se pegó un tiro en la sien. Lo encontraron muerto dentro del auto unas pocas horas después.

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La investigación que dejó al descubierto las mentiras de Dan Johnson

Todo había cambiado para él, dos días antes. Un grupo de periodistas independientes con financiación de los medios públicos del estado de Kentucky subieron los primeros capítulos de un podcast titulado La larga estafa del Papa: estaba dedicado a Johnson. Una investigación exhaustiva que buceaba en el pasado de Johnson y que develaba varias de sus imposturas y mentiras. Además, recordaba un caso que los medios y sus seguidores habían decidido olvidar: la acusación por abuso sexual a una adolescente de unos años antes. La investigación, además de los podcasts, estaba acompañada por un artículo de más de diez mil palabras que reconstruía la vida, obra y fraudes del pastor devenido legislador.

Se convirtió en pastor de su propia iglesia evangelista. La llamó Heart of Fire. Como organización religiosa, la iglesia le permitió estar exento de pagar impuestos. (Foto: Wikipedia)

Danny Ray Johnson nació el 18 de octubre de 1960 en Louisiana. Según contaba, un accidente lo dejó ciego en su infancia. Pero a los siete años, mediante un milagro, recuperó la vista de un momento a otro. Esto lo volcó a la vida religiosa. A los 23 ya tenía un hijo, estaba divorciado y había tenido algunos problemas con la ley y la policía. De pronto, después de un par de años en el que se le perdió el rastro, se convirtió en pastor de su propia iglesia evangelista. La llamó Heart of Fire. Como organización religiosa, la iglesia le permitió estar exento de pagar impuestos. Así que la capilla se convirtió en la sede de los más variados negocios que se beneficiaban de las exenciones impositivas.

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Procuró que se acercaran la mayor cantidad de seguidores. Para ello, Johnson, que ya se había autodenominado Papa, atrajo a una enorme legión de motoqueros que se convirtieron en sus primeros fieles. Luego adoptó una estrategia inteligente. Flexibilizó las costumbres asociadas a lo religioso y marcaba las diferencias con el rígido y solemne rito católico.

En su iglesia se podía fumar, tomar alcohol (también los menores de edad) y hasta incentivaba el topless: las fieles que concurrían a las ceremonias con los pechos al aire estaban, según su prédica, más cerca de Dios. Desde el púlpito el Papa instaba al racismo, la islamofobia y dedicaba sermones completos a apoyar a Donald Trump (lo cual ponía en riesgo su negocio porque las exenciones impositivas se mantienen siempre y cuando los pastores no se involucren en opiniones políticas o partidarias).

En el templo funcionaba una especie de bar y también una casa de tatuajes en la que los fieles podían tatuarse lo que quisieran no solo imágenes religiosas o citas de la Biblia (de hecho casi nadie hacía eso: la mayoría de los tatuajes versaban sobre motivos seculares, mucho más terrenales y hasta impíos).

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Unos años después, otro incendio consumió su iglesia: en el seguro desconfiaron del Papa de Heart of Fire. Él alegó que el KKK lo tenía como objetivo. (Foto: Wikipedia)

Unos años después, otro incendio consumió su iglesia: en el seguro desconfiaron del Papa de Heart of Fire. Él alegó que el KKK lo tenía como objetivo. (Foto: Wikipedia)

En 1985, Johnson estuvo detenido unos días por la denuncia de su compañía de seguros. Sospecharon que él mandó a incendiar su Cadillac para poder cobrar la plata del seguro y saldar viejas deudas. El fraude no pudo ser probado y la causa fue cerrada.

Unos años después, otro incendio. Las llamas cubrieron su iglesia. El incendio intencional tipificado como delito tiene un nombre en inglés: arson. El seguro una vez más desconfió del Papa de Heart of Fire. Él alegó que el KKK lo tenía como objetivo y que sus hombres encapuchados y blandiendo antorchas habían sido los causantes del siniestro. Lo cierto es que la iglesia estaba en quiebra y con la plata del seguro pudo reconstruirse y salir adelante.

Varias veces las autoridades municipales multaron y clausuraron el lugar por vender bebidas alcohólicas sin autorización. Cuando fue citado por el juez, Johnson opuso una defensa muy enfática. Dijo que se trataba de una intromisión inadmisible porque el alcohol -no importaba que fuera destilado, bebidas blancas de buena calidad- era parte del rito de la comunión. El juez no fue convencido por los argumentos litúrgicos y le impuso una multa de varios cientos de dólares.

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En 2016, Dan Johnson se presentó a elecciones como candidato a la legislatura de Kentucky aprovechando la fama que había ganado como pastor poco convencional. La política, los políticos y sus discursos ya habían cambiado. Logró ingresar con holgura pese a sus posteos en las redes sociales abiertamente racistas. Un ejemplo: comparó al matrimonio de Michelle y Barack Obama con una pareja de monos.

Danny Ray Johnson nació el 18 de octubre de 1960 en Louisiana. Según contaba, un accidente lo dejó ciego en su infancia. Pero a los siete años, mediante un milagro, recuperó la vista. (Foto: Wikipedia)

Danny Ray Johnson nació el 18 de octubre de 1960 en Louisiana. Según contaba, un accidente lo dejó ciego en su infancia. Pero a los siete años, mediante un milagro, recuperó la vista. (Foto: Wikipedia)

En ese par de años de juventud en los que no se sabe dónde estuvo, tiempo después dijo que los había pasado predicando en Sudamérica. Allí habría hecho algunas curas milagrosas, casi una devolución de favores a lo que había sucedido con sus ojos en la infancia. Sostenía que le había devuelto la audición a una mujer venezolana y que había revivido a un colombiano que llevaba varias horas muerto. La prueba que blandía para demostrar estos milagros era una carta de otro religioso que misionó esos años con él. El hombre, al ser contactado por los periodistas que encararon la investigación, dijo que él nunca lo había visto hacer nada de eso.

En la página web de su iglesia, él se presentaba como una especie de Zelig o Forrest Gump de la vida real. Sostenía que había intervenido, con una menor o mayor influencia, en varios de los sucesos más importantes de la vida norteamericana de los últimos años.

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Afirmó haber sido capellán en la Casa Blanca durante las presidencias de ambos Bush, padre e hijo, y de Bill Clinton. La desmentida de la sede gubernamental fue contundente. Según los registros oficiales, nunca había ingresado a la Casa Blanca ni había ocupado cargo alguno en el staff gubernamental.

También, Johnson se atribuía el haber sido el primer pacificador en los conflictos callejeros, en la pueblada, que se originó en Los Ángeles tras la sentencia por el caso Rodney King. Los riots habían incendiado la ciudad provocando muertos y destrozos. Johnson dijo que salió a las calles convulsionadas y con su prédica logró que retornara la calma y el orden.

En su relato se reservó otro papel preponderante en los días siguientes al 11 de septiembre de 2001. Dijo que ese día estaba alojado en un hotel de Nueva York y que desde allí observó cómo el avión impactó en la segunda torre. A partir de ese momento, se acercó al Ground Zero y se dedicó durante dos semanas, casi sin descanso, a asistir espiritual y materialmente a las víctimas. Se atribuía ser el que organizó la morgue improvisada en el lugar. Decía que eso había generado un daño en su psiquis.

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En 2017, después de las denuncias en su contra, subió a su auto y manejó hasta las afueras de la ciudad. Se detuvo en el puente de Mount Washington y ahí se pegó un tiro en la sien. (Foto: Wikipedia)

En 2017, después de las denuncias en su contra, subió a su auto y manejó hasta las afueras de la ciudad. Se detuvo en el puente de Mount Washington y ahí se pegó un tiro en la sien. (Foto: Wikipedia)

No hay ningún registro de que Johnson haya estado en Nueva York en septiembre de 2001. No hay fotos, filmaciones ni testimonios que avalen su relato. Lo que se pudo determinar es que desde el hotel en el que dijo estar, las torres no se veían.

A su foja de inexactitudes se pueden agregar varios títulos universitarios como Doctor en Divinidad, que nunca existieron o que de existir nunca fueron cursados por él.

De las mentiras a las denuncias por abuso

Más allá de estas mentiras, de este pasado acomodado para construir una imagen heroica, lo más grave que señalaron los investigadores periodísticos ocurrió la noche de Año Nuevo de 2012. Maranda Richmond era una chica de 17 años que estaba junto a otras personas en la casa en la que Johnson festejaba. Maranda y otras chicas de su edad se fueron a acostar antes que los mayores. Dormían en unos sillones en el piso de abajo de donde sucedía la fiesta. Maranda se despertó sobresaltada en medio de la noche. El pastor Johnson, con un fuerte aliento a alcohol, estaba sobre ella. Le masajeaba los pechos, le desprendió el corpiño y los besó ya sin la molestia de la tela en el medio. Luego metió la mano dentro de su bombacha, la acarició repetidamente hasta que la penetró con sus dedos. La chica estaba paralizada bajo el peso del cuerpo del hombre y de sus propios temores.

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Un tiempo después, Maranda realizó la denuncia, pero no avanzó en la justicia. Para la campaña proselitista de 2016, algunos opositores volvieron a sacar el tema, pero al electorado no pareció importarle demasiado, tampoco a los periodistas que se hicieron poco eco del tema.

Poco más de un año después, cuando se difundió la investigación periodística y sin ninguna banca en juego, la denuncia obtuvo más difusión. Se viralizó a través de las redes sociales. El día después de la aparición del podcast y de la investigación periodística, Johnson eligió defenderse desde su púlpito. Habló de persecución política, de fake news y otros lugares comunes. Dijo que las alegaciones eran totalmente falsas y se comparó con otros casos de políticos que habían recibido denuncias en medios de campañas electorales. Atribuyó todo al desmesurado efecto del Me Too. Dijo que ahora caían los hombres justos por mujeres mentirosas. Quiso mostrar que era una jugada sucia y habitual de sus rivales, los del partido Demócrata.

Tras el hallazgo del cadáver de Dan Johnson, la esposa hizo responsables del suicidio a los periodistas que encabezaron la investigación. (Foto: Wikipedia)

Tras el hallazgo del cadáver de Dan Johnson, la esposa hizo responsables del suicidio a los periodistas que encabezaron la investigación. (Foto: Wikipedia)

Al día siguiente, por la tarde, escribió el mensaje en Facebook en el que agradecía a su familia y en el que sostenía que desde el ataque a las Torres Gemelas y sus dos semanas allí sufría estrés postraumático: “… una enfermedad que se llevará mi vida. Ha tomado mi vida, pero el cielo es mi casa”.

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Tras el hallazgo del cadáver de Dan Johnson, la esposa hizo responsables del suicidio a los periodistas que encabezaron la investigación. Ella intentó reemplazar a su marido en la banca como legisladora. Pero fracasó en su intento de ser elegida.

Kentucky, Pastor

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Sólo los separó la muerte: la madre de Borges, sobreprotectora e inspiradora

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Borges vivió con su madre casi toda su vida, hasta los noventa y nueve años de ella y setenta y seis de él. Salvo su breve y fallido matrimonio con Elsa Astete, gestionado por la propia Leonor, Borges sólo se separó de ella cuando ella murió, es decir, nunca por propia voluntad. Como dijo con acierto el coleccionista y biógrafo Alejandro Vaccaro, Borges tenía un matrimonio con su madre. Sobreprotectora y quizás involuntariamente castradora, Leonor Rita Acevedo Suárez estuvo omnipresente en la vida de su hijo y está omniausente en sus textos, salvo una sola referencia directa, en su texto quizás más hermoso.

Leonor Acevedo vivió casi cien años en los que el mundo y la Argentina se transformaron por completo, y ella, joven lectora de la elite criolla, le transmitió a su hijo las memorias de la Buenos Aires del siglo XIX (tierra mítica del escritor), la inquietud por lo sagrado y el respeto por el peso de los ancestros. Pero, además, fue la mujer que le organizó la vida cotidiana y fue la manager de su carrera profesional. No sólo le hacía los nudos de las corbatas y le organizaba la vida doméstica: también se hizo traductora a los cincuenta años para ayudarlo a él y, cuando se produjo la Revolución Libertadora, hizo lobby para que su hijo tuviera en sus últimos dieciocho años de vida activa un puesto cómodo que le garantizara prestigio y un ingreso sólido: el de Director de la Biblioteca Nacional. También le buscó sin éxito otra mujer que lo cuidara a su muerte y controló sus amoríos platónicos, sobre todo el que tuvo con la peligrosa Estela Canto; le dio algunas ideas (dudosas) para sus cuentos y le pidió que dejara de escribir sobre guarangos, un tema que le recordaba las correrías de su marido por los bajos fondos y la bohemia.

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Borges y Leonor Acevedo, su
Borges y Leonor Acevedo, su madre

El libro Memorias de Leonor Acevedo de Borges, puntillosamente editado por Martín Hadis en base a transcripciones de conversaciones que una anciana Leonor tuvo con Alicia Jurado y a muchas de sus cartas, es un testimonio riquísimo de esta testigo de un largo siglo porteño, una mujer sagaz y leída de su clase, que enviudó bastante joven y crio a dos de los grandes artistas del siglo XX argentino, Jorge Luis y su hermana Norah, pintora. Es un libro que en fragmentos arma un fresco histórico de Buenos Aires, y en el que se escucha, vivo y honesto, el material que Borges usó para la creación de su mitología de la ciudad: desde los “coches de plaza” cruciales en el cuento El Sur hasta las memorias de las batallas de Cepeda y de Pavón recreadas en el poema sobre su abuelo Isodoro, el padre de Leonor. También, la anciana madre desidealiza hechos y personas que Borges idealiza en su literatura: de Macedonio Fernández dice que “estaba más loco que una cabra”, y al mes de prisión domiciliaria que padeció en 1948, por manifestarse en contra de Perón, que su hijo convertirá en un acto heroico, lo cuenta casi como una comedia.

El padre de Borges tiene una fama algo mejor que la que tiene su madre: murió cuando Borges era relativamente joven, a los treinta y ocho años, le legó la vocación literaria y la miopía degenerativa, y su muerte inspiró a Borges grandes cuentos de duelo (Tlön Uqbar Orbis Tertius, Funes el memorioso) y, a la vez que lo obligó a trabajar para vivir, lo liberó emocionalmente para lanzarse, justo en el año de su muerte, al raid creativo que lo llevaría a escribir en poco más de diez años Ficciones y El Aleph, los dos libros con los que tocó la gloria.

Borges estaba obsesionado con los hombres, se sabe. Sus cuentos, salvo excepciones deliciosas como El duelo (una historia ¿de amor secreto? entre dos pintoras porteñas, alguna quizás inspirada en Norah) y La viuda Ching, pirata (poética heroína de la retirada) son una matrioshka de duelos de hombres contra hombres.

La palabra “madre” aparece 81 veces en la edición de 1974 de la Obras completas de Borges. La enorme mayoría de ellas son para referirse a las madreselvas o para usos metafóricos (“la historia, madre de la verdad” o “Madre del Libro”). Entre las pocas madres levemente significativas de sus cuentos, están las madres de los gauchos Tadeo Isidoro Cruz e Irineo Funes, de las que se quiere acentuar que son madres solteras de compañeros ocasionales o fruto de relaciones clandestinas con inmigrantes europeos; Borges, inquieto siempre por los muchachos rudos del pasado y del presente, hace a los gauchos de las guerras civiles y a los cuchilleros de las orillas hombres sin padre y sin partido. Muy al pasar, Borges se permite algunas madres significativas: la madre violada de Emma Zunz y la madre reina de Asterión. De entre los cuentos de su primera madurez, sólo en El impostor inverosímil Tom Castro hay una madre con algún matiz de complejidad y protagonismo: Lady Tichborne, que intenta recuperar a un hijo que perdió en un naufragio. “Una madre nunca se equivoca”, escribe Borges en 1933 sobre una madre que a todas luces se equivoca.

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En algunos de los cuentos dictados en su vejez, como El indigno o Juan Muraña, Borges se permite darles protagonismo a sus madres. La de El indigno”protege con una astucia a su hijo cobarde y traidor de la amenaza velada de un muchachote, y también desaprueba, como Leonor, el trato de su hijo con la “morralla” (“multitud de gente de escaso valer”, según el diccionario).

Leonor Acevedo se hizo traductora
Leonor Acevedo se hizo traductora para acompañar a su hijo.

Inspirado por José Hernández, autor del Martín Fierro, Borges entendió el poder mitológico de que los protagonistas de sus cuentos criollos fueran hombres de a pie, y parte de su operación fue traducir el Martín Fierro a la ciudad, llevar a los gauchos al arrabal, el territorio mítico y fronterizo en el que Buenos Aires “se desgarraba en suburbios”. Los modelos para esas figuras los recibió en giras por bares y cafés de la Buenos Aires de los años veinte, acompañando a su padre. Una de esas figuras, a la que Borges designó su precursor en el arte de “mirar alrededor”, de hacer poesía urbana con lo cercano, fue Evaristo Carriego, que en el poema Vulgar sinfonía, dedicado a Leonor, había pronosticado el destino literario del niño Jorge Luis:

Y que tu hijo, el niño aquél

de tu orgullo, que ya empieza

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a sentir en la cabeza

breves ansias de laurel,

vaya, siguiendo la fiel

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ala de la ensoñación,

de una nueva anunciación

a continuar la vendimia

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que dará la uva eximia

del vino de la Canción.

La fascinación de su hijo por los hombres violentos no le caía demasiado bien a Leonor. Cuenta el propio Borges que su madre le sugirió una de las líneas finales de su cuento La intrusa: “A trabajar, hermano. Después nos ayudarán los caranchos. Hoy la maté”. Aunque la anécdota suele repetirse como una señal de cuán influyente era Leonor en la obra de su hijo, no hay que creerle mucho a Borges: también puede pensarse que es un final bastante obvio e innecesario, y que quizás su hijo sólo lo incluyó por cariño. Lo cierto es que, después de esa sugerencia, vino la ironía: “Georgie, a partir de ahora te pido que no escribas más sobre estos guarangos”. Leonor tenía más de noventa años para entonces, y Borges, que no le hizo caso, casi setenta.

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Uno de los pocos textos en los que la madre aparece referida directamente es El amenazado. Festín para psicoanalistas, el poema hace una lista de los talismanes que podrían proteger al poeta de aquello que lo amenaza, que es el amor: “¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la Biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?«

¿Pero quién puede juzgar el lazo misterioso que une a una madre y a un hijo? Lo que sí podemos asegurar es que, sin Leonor, fuente de su mitología porteña y agente de su destino literario, Borges no habría sido Borges.

Borges y una Leonor Acevedo
Borges y una Leonor Acevedo ya muy mayor.

Suena inverosímil que George le haya dicho “Feliz día, mamá” a esa mujer con la que compartió casi toda su vida. Pero, en cambio, decidió dedicarle sus Obras Completas, su libro inmortal, todo un gesto de agradecimiento para el que encontró, como solía hacerlo, palabras tocadas por su talento divino y que habrán llegado sin duda al corazón de Leonor, finísima lectora. Esa dedicatoria es, tal vez, el texto hermoso que mencionábamos al principio:

Desde entonces me has dado tantas cosas y son tantos los años y los recuerdos. Padre, Norah, los abuelos, tu memoria y en ella la memoria de los mayores—los patios, los esclavos, el aguatero, la carga de los húsares del Perú y el oprobio de Rosas—, tu prisión valerosa, cuando tantos hombres callábamos, las mañanas del Paso del Molino, de Ginebra y de Austin, las compartidas claridades y sombras, tu fresca ancianidad, tu amor a Dickens y a Eça de Queiroz, Madre, vos misma.

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Aquí estamos hablando de los dos, et tout le reste est littérature, como escribió, con excelente literatura, Verlaine.

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‘First to fight’: Marine VP JD Vance marks Corps’ 250th as Hegseth says unity, not ‘diversity,’ is strength

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NEWYou can now listen to Fox News articles!

Vice President JD Vance joined Marines and sailors at Camp Pendleton in California on Saturday for the 250th anniversary of the U.S. Marine Corps, telling the crowd that the Corps remains ready to fight and ready to win.

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The anniversary event included an amphibious assault demonstration on Red Beach, speeches from military leaders and cabinet officials, and a reminder from Vance that he is the first Marine to serve as vice president.

Helicopters roared overhead and amphibious vehicles surged through the surf as Marines charged the beach to open the ceremony. Second Lady Usha Vance accompanied her husband to watch the display while families shaded their eyes and Ospreys thundered overhead.

This year’s ceremony marked a quarter millennium since the Continental Congress first authorized the Marine Corps in 1775.

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NEWSOM CLASHES WITH WHITE HOUSE OVER MARINE CORPS ANNIVERSARY CELEBRATION HIGHWAY CLOSURE

Vice President JD Vance speaks during the Marine Corps’ 250th anniversary celebration at Camp Pendleton, Calif., Saturday. (AP Photo/Gregory Bull)

General Eric Smith, Commandant of the Marine Corps, told the crowd that what they were seeing was the sound and look of freedom. He described the Corps as America’s «911 force» and warned that Marines must be ready for whatever comes next.

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«The next fight is coming,» he said. «Marines will be ready. Ready to fight. Ready to win.»

The next fight is coming. Marines will be ready. Ready to fight. Ready to win.

— General Eric Smith, Commandant of the United States Marine Corps

«When it matters most, it’s not technology or equipment that wins the day, but the dependability, decisiveness and character of the Marine or sailor who wields it,» Smith said. He ended by thanking families and offering a blessing for their sacrifices.

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VP VANCE’S CAMP ACCUSES CALIFORNIA GOV. GAVIN NEWSOM OF DISSEMINATING ‘FAKE NEWS’ AHEAD OF MARINES CELEBRATION

Pete Hegseth speaks at Marine Corps 250th anniversary event

Secretary of War Pete Hegseth delivers remarks during the Marine Corps’ 250th anniversary celebration at Camp Pendleton, Calif., Saturday. (Oliver Contreras/AFP via Getty Images)

Secretary of War Pete Hegseth then delivered one of the day’s most fiery addresses. A combat veteran himself, he told the Marines that the Corps stood strong when others wavered. 

«I’m not supposed to say this, really not. But I think you guys might be my favorite,» Hegseth said.

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He tied the Corps to the administration’s broader theme of America First, peace through strength, and common sense at every turn. Hegseth reminded the crowd that while many different faces fill the ranks, unity of mission is the true strength of the Corps. 

«The truth is, your diversity is not your strength. Never has been. Your strength is in your unity of purpose. It’s in your shared mission. It’s in your oath to the Constitution. It’s the bond that turns individuals into single-minded fighting units. You see, you are set apart. You’re not civilians. You’re devil dogs, leathernecks, United States Marines,» the Secretary said, drawing cheers.

The crowd erupted when Vance took the stage. 

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«God bless you, Marines,» he began, smiling as chants of «Oorah!» echoed back. He quickly reminded them that he’s the first Marine to hold the office of vice president. «From one Marine to another, thank you for your service,» he said.

«I’ve also got to give a special shout out to the incredible display that we saw earlier today. It made my heart sing,» Vance said. «As your vice president, and it was a testament to the core strength and unbeatable power. It reminded me why I am so proud to have worn the uniform, to be one among your ranks, and to be the very first vice president to have been a United States Marine.»

Vance used his speech to honor heroes, remember the fallen and reflect on his own service. He mentioned Medal of Honor recipient Sgt. Dakota Meyer who served in Afghanistan, Navy corpsman Charles Cram who helped raise the flag at Iwo Jima, and Navy aviator Elmer Royce Williams who survived the longest dogfight in American history.

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TRUMP DECLARES ‘REAWAKENING’ OF ‘WARRIOR SPIRIT,’ UNWAVERING SUPPORT FOR MILITARY: ‘I HAVE YOUR BACKS’

JD Vance raises fist at Marine Corps anniversary event.

Vice President JD Vance raises his fist as helicopters fly over Marines during the Corps’ 250th anniversary celebration at Camp Pendleton, Calif., Saturday. (Mario Tama/Getty Images)

The vice president mixed solemnity with humor that fellow Marines recognized immediately. He joked about the «E-4 Mafia» and shared a story about a gunnery sergeant who once saved him from signing a 22% interest used car loan by steering him to Navy Federal Credit Union.

«That gunny’s leadership didn’t just save me money,» Vance said. «It taught me that Marines look out for each other.»

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Vance’s remarks included a particular story from boot camp. Recruits queued for Catholic or Protestant church services and Vance, referring to himself in the third person as, «recruit,» called himself an atheist. 

«Get in the Catholic line,» the drill instructor snapped. That punchline, Vance joked, «wouldn’t work in the Biden administration.»

Vance also took aim at Democrats in Congress over the government shutdown, promising that the administration would fight to ensure enlisted Marines are paid. 

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«We will do everything possible to make sure enlisted Marines get paid,» he said. «Political battles in Washington should not come at the expense of troops and their families.»

JD Vance and wife Usha at Marine Corps anniversary

Vice President JD Vance speaks with his wife Usha Vance before attending the Marine Corps’ 250th anniversary celebration at Camp Pendleton, Calif., Saturday. (Oliver Contreras/AFP via Getty Images)

He tied the 250th anniversary back to the Corps’ beginnings at Tun Tavern in Philadelphia in 1775. He named battles that define Marine history: from Belleau Wood and Iwo Jima to the Chosin Reservoir, Khe Sanh, Ramadi, Fallujah and Helmand, and told the audience that every generation of the Corps shares the same common purpose.

«Every single person here bleeds Marine Corps green,» Vance said. «It is our common purpose that carries us forward.»

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Every single person here bleeds Marine Corps green.

— Vice President JD Vance

Vance reminded East Coast Marines swatting sand fleas at Parris Island that their bond is the same as those climbing the hills of California. He spoke of his pride in wearing the Corps’ uniform and closed with words that Marines have heard before but welcomed on their birthday.

«Keep kicking a–. Keep taking names. Semper Fidelis, Marines. Happy 250th birthday. God bless you,» he said.

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The ceremony ended with the roar of the crowd as the day carried reminders of sacrifice, grit and unity.

The Department of War, Navy, and Vance’s office did not immediately respond to Fox News Digital’s request for comment. The Marine Corps offered no further comment to Fox News Digital at this time.

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Los últimos días de Francisco Franco, el dictador que marcó a fuego la historia de España

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El 7 de noviembre de 1975, después de varias semanas de agobiante deterioro físico e insoportable dolor, el equipo médico que trataba a Francisco Franco finalmente decidió que dejara la sala de primeros auxilios del Palacio de El Pardo, donde se lo trataba hasta ese momento. Y en una ambulancia militar lo llevaron a la Ciudad Sanitaria La Paz. “Qué duro es morir”, alcanzó a murmurar Franco, en uno de los escasos momentos en que pudo recuperar la conciencia y el habla.

No hubo mucho para hacer, el final era inexorable. El parte médico oficial indicó que Francisco Franco, el “Caudillo” de España, el “Generalísimo” y cuántos títulos pudieran agregarse “ha muerto a las 5.25 de la madrugada del 20 de noviembre de 1975. La causa fue un shock endémico provocado por una aguda peritonitis bacteriana, disfunción renal, bronconeumonía, paro cardíaco, úlcera de estómago, tromboflebitis y enfermedad de Parkinson”.

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Cinco horas más tarde, Carlos Arias Navarro, a cargo del Gobierno, leyó por televisión el “testamento político al pueblo español” que el dictador había redactado, diciendo de sí mismo que era “un hijo fiel de la Iglesia” y que había querido “vivir como católico”.

Allí Franco escribió: “Pido perdón a todos, como de todo corazón perdono a cuantos se declararon mis enemigos sin que yo los tuviera como a tales. Creo y deseo no haber tenido otros que aquellos que lo fueron de España”. Pero advertía: “No olvidéis que los enemigos de España y de la civilización están alerta”.

Francisco Franco, en una imagen sin fecha. Foto: AP

Aquellas palabras de piedad fueron las únicas que, al menos públicamente, se le conocieron. A lo largo de su vida, que abarcó desde sus primeras incursiones como comandante en el Africa hasta una Guerra Civil que provocó un millón de muertos (1936-1939) y una dictadura que ejerció por casi cuatro décadas, no se le conoció ningún gesto de compasión. Ni siquiera con ex compañeros de ruta ni, mucho menos, con los enemigos. La compasión no figuraba en su léxico.

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Entre 300 mil y 500 mil personas desfilaron en los días siguientes junto a la capilla ardiente, en el Palacio de Oriente, en Madrid. El 23 de noviembre sus restos fueron trasladados al Valle de los Caídos y solamente un jefe de Estado conocido, el tirano chileno Augusto Pinochet, acudió al funeral.

Hoy, transcurrido medio siglo, la figura, el liderazgo y el declive de Francisco Franco es un tema de historiadores antes de que analistas de la actualidad. España es “otro mundo”, plenamente incorporado a la comunidad europea y apenas guarda vestigios de “franquismo”. Ni siquiera el reverdecer de una derecha extrema como Vox apela a los nostálgicos del Caudillo.

Henry Kissinger había previsto que “España esperaba que acabara una vida para reincorporarse a la historia de Europea”.

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El Valle de los Caídos, donde fue enterrado Francisco Franco tras su muertes. Foto: APEl Valle de los Caídos, donde fue enterrado Francisco Franco tras su muertes. Foto: AP

El golpe fallido de 1981

Y el último de los ramalazos franquistas fue el intento de golpe en 1981, el famoso Tejerazo, aplastado luego de una decisiva intervención del rey Juan Carlos quien, junto a figuras de todo el arco político español (desde Adolfo Suárez hasta el socialismo de Felipe González y el eurocomunismo de Carrillo) fueron fundamentales para establecer una democracia sólida. En los años 80, España tuvo un gobierno socialista por primera vez desde el 36, ingresó en la OTAN y en la CEE (hoy Unión Europea”).

Pero según escribe el historiador británico Ian Kershaw, en su reciente obra «Personalidad y Poder», “No obstante Franco había dejado en la historia de España una señal indeleble. Mientras el país experimentaba su transición desde la dictadura a la democracia, las heridas derivadas de la época de Franco eran demasiado profundas para arriesgarse a que se abriesen de nuevo. La democracia todavía era frágil. La policía, el poder judicial y la Guardia Civil seguían sin reformar. Persistían los temores de la izquierda a una nueva dictadura. El pragmatismo y la búsqueda de cierta forma de consenso tuvieron prioridad sobre los ajustes de cuentas con el pasado. Recién a principios de este siglo comenzó la recuperación de la memoria histórica y se empezaron a derribar estatuas de Franco”.

Aquel sepulcro de Franco en la basílica del Valle de los Caídos –un controvertido monumento, levantado por miles de prisioneros republicanos en los años 40- fue un sitio de peregrinación anual para franquistas y falangistas hasta que se prohibió en 2007. Los restos de Franco fueron exhumados allí en 2019 y trasladados a un mausoleo familiar.

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“Franco ejemplifica el caso de un individuo con reconocidas cualidades como comandante militar, pero sin experiencia como líder político, que saca provecho de las circunstancias históricas que le permitieron primero tomar el poder y luego seguir adelante para hacer su propia historia”, describió Kershaw.

El teniente coronel Antonio Tejero cuando irrumpió, pistola en mano, en el Congreso de los Diputados de España, en febrero de 1981. Foto: EFEEl teniente coronel Antonio Tejero cuando irrumpió, pistola en mano, en el Congreso de los Diputados de España, en febrero de 1981. Foto: EFE

Entre las múltiples biografías sobre Franco –desde sus panegiristas hasta sus detractores- sin dudas que una de las más notables y completas es obra de otro historiador británico, Paul Preston.

La última reedición abarca 1.700 páginas y es un detallado paso a paso de aquella vida que comenzó en 1892 en El Ferrol, una pequeña ciudad de Galicia, y que lo convertiría en el general más joven de Europa y, por una suma de ¿casualidades?, en el jefe de la sublevación contra el gobierno republicano en julio de 1936. Aquello derivó en la Guerra Civil que, también (y por la participación de las potencias), pudo interpretarse como un ensayo de la Segunda Guerra Mundial… una guerra a la que Franco –acaso por intuición- trató de mantenerse al margen o intervenir poco, más allá de su declarada alianza con Hitler y Mussolini.

Para Preston “Franco será recordado ante todo por su implacable dirección del esfuerzo de guerra entre 1936 y 1939, por la determinación con que buscó la aniquilación sistemático de sus enemigos de izquierda y posteriormente, por su férrea voluntad de supervivencia. Sus rasgos distintivos fueron una astucia instintiva y la sangre fría imperturbable y desabrida con que manipuló las rivalidades entre las fuerzas del régimen y derrotó los desafíos desde quienes desde Serrano Suñer hasta don Juan, serán superiores a él en inteligencia e integridad. Los logros de Franco no fueron los de un gran benefactor nacional sino los de un hábil manipulador del poder que siempre atendió a sus propios intereses”. Salvador de Madariaga explicó: “El más alto interés de Franco es Franco. El más alto interés de De Gaulle es Francia”.

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La decisión de sublevarse contra la República no fue de Franco, pero se sumó enseguida al mando de las tropas en Marruecos. Y una vez en territorio español, avanzó rápidamente mientras los otros jefes nacionalistas eran derrotados por los republicanos. A Franco se le abrió el camino al poder: dos de los principales jefes, Joaquín Fanjul y Manuel Goded, fueron fusilados por el gobierno. Y el general Mola, el único rival que le quedaba en el ejército, no progresaba frente a los republicanos.

Entre los jefes civiles de la derecha también Calvo Sotelo y José Primo de Rivera también habían muerto. Y Franco tenía otra carta: el nexo con los alemanes, para recibir los suministros bélicos. El 21 de septiembre en una reunión de generales destacados se decidió que Franco fuera el comandante supremo (generalísimo) de las fuerzas nacionalistas. Luego logró una importante victoria propagandística al frenar el asedio a la fortaleza del Alcázar de Toledo. Y al día siguiente, Mola y los otros generales aceptaron que Franco sería “jefe de gobierno mientras durase la guerra y asumiría todos los poderes del nuevo estado. El 1 de octubre, ante una multitud, le entregaron “los poderes absolutos del estado”.

El entonces príncipe Juan Carlos de Borbón (futuro rey) y el General Francisco Franco, en un desfile militar en junio de 1971 en Madrid. Foto: AFP El entonces príncipe Juan Carlos de Borbón (futuro rey) y el General Francisco Franco, en un desfile militar en junio de 1971 en Madrid. Foto: AFP

Desde allí empezaron a llamarlo “caudillo”. “Esta adulación complacía al ya desmesurado ego de Franco -escribe Kershaw- que se complementaba con los responsables eclesiásticos que lo consideraban jefe de una cruzada en defensa de España y la fe católica y en contra del ateísmo y la barbarie de la República. Esto encajaba con su creencia de que tenía una imperiosa misión patriótica encargada por Dios. Sentía que había sido escogido por la divina providencia como salvador del país”.

El 1° de abril de 1939, luego de la caída de los últimos bastiones republicanos, Franco anunció el final de la Guerra Civil.

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Los vínculos de Franco con el nazismo

Para España, serían décadas de oscurantismo, persecución, pobreza y aislamiento internacional. Con la Guerra Fría, Estados Unidos y Occidente comenzaron a “disculpar” los anteriores vínculos de Franco con el nazismo y a considerarlo en el campo aliado ante la “amenaza soviética”. Un cambio generacional lógico desde comienzos de los 60, con la llegada a puestos oficiales de jóvenes tecnócratas que no habían atravesado la Guerra Civil, insinuó la posibilidad de cambios políticos que nunca se concretaron. Franco fue inflexible.

Kershaw sintetiza ese proceso: “A medida que las décadas fueron pasando, el propio ímpetu de Franco para gobernar se desvaneció mientras se aferraba tenazmente al poder. Su interés en el trabajo duro cotidiano del gobierno disminuía mientras dedicada más tiempo a disfrutar de sus aficiones: cazar, pesar en alta mar o, en los últimos años acuciado por una salud precaria, ver televisión y hacer quinielas de fútbol. En cualquier caso la dictadura seguía funcionando entre otras razones porque satisfacía los intereses de la clase dominante española mientras que la conformidad de la mayoría de la población se sustentaba en un mejor nivel de vida por el tardío crecimiento económico. Por otro lado, Franco conservaba la bien recompensada lealtad de los militares y el aparato de seguridad”. Y agrega: “No obstante estaba cada vez más claro que las fuerzas modernizadoras estaban superando al desfasado autoritarismo del sistema. Como lo reconocían las elites, estaban dispuestas a establecer un nuevo tipo de relaciones con el estado una vez muriese Franco, si bien procuraron asegurarse de que la democracia pluralista bajo la restaurada monarquía seguiría satisfaciendo sus intereses”.

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A la muerte de Franco en 1975 España empezaba lentamente a alcanzar el progreso económico de otras partes de Europa. De todos modos, el visible crecimiento de los últimos años se debió poco o nada a sus iniciativas: más bien reflejaban ciertas tendencias internacionales.

Familiares de Francisco Franco llevan el féretro, tras la exhumación y el traslado del cuerpo desde el Valle de los Caídos, en San Lorenzo de El Escorial, en octubre de 2019. Foto: REUTERS  Familiares de Francisco Franco llevan el féretro, tras la exhumación y el traslado del cuerpo desde el Valle de los Caídos, en San Lorenzo de El Escorial, en octubre de 2019. Foto: REUTERS

Franco cumplió 80 años el 4 de diciembre de 1972. Recuerda Paul Preston: “La grabación de su mensaje de fin de año tuvo que ser interrumpida varias veces para que descansara. Cuando se emitió, Franco apareció con aspecto decrépito y notablemente más envejecido que un año antes. Con una voz que se quebraba y frecuentemente se desvanecía hasta resultar inaudible, aseguró que continuaría indefinidamente en el poder: ‘Aquí me tendréis, con la misma firmeza de años atrás, el tiempo que Dios quiera pueda seguir sirviendo los destinos de la patria’. Semejante declaración tenía pocos visos de realidad dados los síntomas de Parkinson que ya no podían ocultarse”.

El yerno, personaje clave en el tramo final

Visto a la luz de la historia, medio siglo después, lo que siguió resulta hasta sorprendente. Más allá de las cuestiones de gobierno –incluyendo el asesinato de su sucesor Carrero Blanco por la ETA, la represión posterior, la ejecución de anarquistas catalanes por garrote vil en 1974- sorprende el pésimo tratamiento médico en medio de su deterioro.

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Era clave el rol de su yerno, el marqués de Villaverde enfrentando a los médicos. Villaverde hizo echar a Vicente Gil García como médico personal, cargo en el que llevaba desde 1937. Carmen Polo, la mujer de Franco, consoló al despedido: “Vicente, médicos hay muchos y yernos hay uno solo”. El nuevo jefe de los servicios, el doctor Vicente Pozuelo, se preocupó por levantarle la moral al dictador: le ponía grabaciones de las marchas militares de la Legión Española. “La primera vez que escuchó Soy valiente y leal legionario, los ojos de Franco brillaron y comenzó a sonreir”, recordó. Pero no solo era Parkinson. Las enfermedades se acumulaban.

Su último acto político fue ratificar las sentencias de muerte a fines de agosto: dos dictadas en Burgos, una tercera en Barcelona y ocho más en Madrid a miembros de las FRAP. Hubo una ola mundial de protestas, retiro de embajadores y pedidos de clemencia del papa Paulo VI. Franco desatendió todo. El 1 de octubre, Franco apareció ante una multitud en el palacio de Oriente. Así describió Preston

“Era el 39° aniversario de la subida a la jefatura del Estado. Franco apareció ante una enorme multitud concentrada ante el Palacio de Oriente. Los autobuses habían llevado a Madrid a representantes del Movimiento de toda España (…) En su última aparición pública, el Caudillo, disminuido y encorvado, tenía evidentes dificultades para respirar mientras emitía con voz apagada los paranoicos tópicos de siempre. El problema de España se debía, dijo ‘a una conspiración masónica-izquierdista de la clase política´. Se despidió de la multitud llorando y con ambos brazos alzados. La exposición a los cortantes vientos otoñales de Madrid provocó una sucesión de crisis en la salud de Franco y esto desencadenó la escalada de crisis médicas que desembocó en su muerte 51 días después”.

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Vendrían la transición, el florecimiento cultural, la expansión económica. Pero en aquellos días finales de Franco todavía era apropiada la canción de Joan Manuel Serrat –uno de los exiliados del franquismo- sobre los versos de Machado de cuatro décadas antes:

Ya hay un español que quiere

Entre una España que muere

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y otra España que bosteza.

ha de helarte el corazón.”

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