INTERNACIONAL
Liberal Supreme Court justices grill religious institution in landmark school choice case

The Supreme Court on Wednesday heard oral arguments in a case involving the nation’s first religious charter schools, and whether it is eligible for state funding despite its religious teachings.
At issue in the case is a virtual Catholic charter school in Oklahoma, St. Isidore of Seville Catholic Virtual School, and whether the school is eligible to receive public funding because of its religious teachings. Lawyers representing the school have argued that it is operating like a private actor working under a contract with the state, and asked the high court on Wednesday to overturn an earlier decision by the Oklahoma Supreme Court.
During Wednesday’s arguments, lawyers for St. Isidore argued that just because they receive state funding does not mean they are a state actor. They also noted recent Supreme Court precedent, which they said has been in their favor.
This Court has «‘repeatedly’ held that ‘a State violates the Free Exercise Clause when it excludes religious observers from otherwise available public benefits,» James Campbell, attorney for St. Isidore, told the court.
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A view of the U.S. Supreme Court Building. (Photo by Anna Moneymaker/Getty Images) (Photo by Anna Moneymaker/Getty Images)
Justices used oral arguments to press Campbell on how they would treat individuals with different religious backgrounds.
«What would you do with a charter school that doesn’t want to teach evolution, or it doesn’t want to teach history, including the history of slavery, or it doesn’t want to include having children of another faith. In them, as this one does?» Justice Sonia Sotomayor asked Campbell.
«This one does not say it won’t exclude children of other faiths. But it said, if you want to attend this school, you have to attend mass. You have to accept the teachings of the church with respect to certain principles. So is that something you look at?»
In response, Campbell notes that the school does not require students to affirm its religious beliefs, noting that St. Isidore «allows exceptions for anyone that doesn’t want to attend mass,» and says «point blank» in its handbook that there is no requirement that a student affirm the beliefs of the school.»
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Associate Justice Sonia Sotomayor during the formal group photograph at the Supreme Court in Washington, DC, US, on Friday, Oct. 7, 2022. (Eric Lee/Bloomberg via Getty Images)
The Oklahoma Statewide Virtual Charter School Board approved St. Isidore’s contract request in June 2023, making them eligible to receive public funds.
But its ability to receive state funds was later blocked by the Oklahoma Supreme Court, which ruled that the public funding for the school was in violation of the Establishment Clause of the First Amendment.
Oklahoma Attorney General, Gentner Drummond, has argued that the school would be a state actor if it received state funding. «Charter schools no doubt offer important educational innovations, but they bear all the classic indicia of public schools,» Drummond argued in an earlier Supreme Court filing.
If its «charter-school law violates the Free Exercise Clause, then this is one of the most far-reaching free exercise violations in the Nation’s history,» he argued.

Supreme Court Justice Ketanji Brown Jackson. (Tom Williams/CQ-Roll Call, Inc via Getty Images)
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The court’s decision here could have wide-ranging ramifications far beyond Oklahoma. More than 40 U.S. states currently authorize charter schools, and the ruling in the case could have ripple effects across the country.
The charter school states outright on its site that it «fully embraces» the teachings of the Catholic Church, «fully incorporates» them «into every aspect» of the curriculum— and that it intends to participate «in the evangelizing mission of the church.»
This is a breaking news story. Check back soon for updates. Fox News’s Anders Hagstrom contributed to this report.
Supreme Court,Donald Trump,Politics,US Faith & Values,US Education
INTERNACIONAL
A punto de cumplir 80 años y con Jair Bolsonaro bajo arresto domiciliario, Lula ya piensa en su reelección

Sin herederos a la vista y con casi 80 años sobre sus espaldas, Lula ya piensa en su reelección en las presidenciales del año próximo en Brasil. No falta mucho, aunque en política es una eternidad.
De ganar las elecciones previstas para el 4 de octubre de 2026, el actual presidente brasileño asumiría su cuarto gobierno con 81 años, y dejaría el poder a los 85.
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El caudillo y fundador del Partido de los Trabajadores (PT) es consciente de eso. Pero también sabe que es el único capaz de aglutinar el voto “antibolsonarista” en un país virtualmente dividido en dos, y mucho más tras el arresto domiciliario de su archirrival y expresidente, Jair Bolsonaro, en una causa por golpismo.
“Para ser candidato tengo que ser muy honesto conmigo: necesito estar 100% de salud. Postularme y que pase lo que pasó con (Joe) Biden, jamás. Cuando hablo que tengo 80 y energía de 30, pueden creerme. Si yo fuera candidato, voy a ser candidato para ganar”, afirmó.
El fantasma Biden está muy cercano en el tiempo. El expresidente demócrata, entonces de 81 años, debió renunciar a su candidatura en plena campaña contra el actual mandatario, Donald Trump, ante sus visibles lagunas mentales y evidente deterioro físico. Pero esa situación aparece como algo muy alejado a la realidad de Lula.
¿Puede ser reelecto Lula en Brasil?
A Lula le falta un año y cinco meses para completar su tercer ciclo de gobierno. Fue presidente durante dos mandatos consecutivos, entre 2003 y 2011. Nada le impide disputar la reelección.
Hoy, la política brasileña está atravesada por una enorme grieta ideológica. Por un lado Lula y su alianza de izquierda, con socios de centro y conservadores, como su vicepresidente, Gerardo Alckmin. A diferencia de lo que sucede en la Argentina, Lula tiene una estrecha relación con su vice.
En el otro lado de la enorme fisura política, está Bolsonaro y su fiel ejército de seguidores, conformados por el ala más dura de la ultraderecha brasileña, sectores de derecha tradicional y quienes rechazan a Lula.
El expresidente quiere volver al Palacio del Planalto, pero tiene un serio problema por delante: no solo se encuentra bajo arresto domiciliario, sino que además, está inhabilitado hasta 2030. Y corre el riesgo de ser condenado hasta 40 años, por golpismo.
Su alineamiento con Trump, que lleva adelante una inédita presión contra el gobierno de Lula para dejar sin efecto las causas judiciales en su contra, no le está dando resultado.
Luiz Inacio Lula da Silva y su vice, Geraldo Alckmin (Foto: REUTERS/Pilar Olivares)
¿Cuáles son las alternativas reales de poder a Lula en la izquierda brasileña?
Lula no tiene herederos políticos de peso electoral en quien recostar su legado dentro de su propio partido. Tampoco el arrastre suficiente como para impulsar una candidatura, como hizo en 2011 con Dilma Rousseff.
Algunos de los dirigentes con más peso dentro del PT, como Camilo Santana, ministro de Educación y exgobernador de Ceará, no resistirían un balotaje. Tampoco su ministro de Hacienda, Fernando Haddad, derrotado por Bolsonaro en las elecciones de 2018.
Sin Lula, el cuadro más potable del oficialismo para disputar la presidencia en 2026 sería el propio Alckmin. Su vice, considerado un tecnócrata de derecha, ya fue candidato presidencial. De hecho, perdió contra el propio Lula en 2006.
Pero su eventual candidatura representaría un palpable giro hacia el centro de la alianza oficialista, más allá de que desde el PT le reconocen su enorme fidelidad.
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Por eso Lula piensa en postularse.
“El argumento más sólido (que tiene el presidente para buscar la reelección) es la ventaja en las encuestas”, le dijo a TN el analista brasileño Fernando Guarnieri, de la Universidad de San Pablo.
El último sondeo del Instituto de Investigaciones Sociales, Políticas y Económicas (Ipesbe, por sus siglas en portugués), al que accedió TN, muestra que en junio la aprobación del gobierno se ubicó en un 45% contra un 51% que desaprueba la gestión. Se trata del mayor índice de respaldo del año.
Un sondeo de Paraná Pesquisas revela que Lula le ganaría en primera vuelta a todos los candidatos que eventualmente reemplazarían a Bolsonaro, con una ventaja de tres a 1puntos sobre su esposa Michelle y sus hijos Eduardo y Flavio, así como frente el actual gobernador de San Pablo Tarcisio Gomes Da Freitas.
Sin embargo, la encuesta afirma que Lula perdería en un balotaje con Tarcisio y el mismo Jair Bolsonaro, hoy impedido de postularse.
“Otro argumento es que el PT no tiene otro liderazgo de peso reconocido por las tendencias y que el partido debe tener una candidatura propia -, afirmó Guarnieri-. Además, la popularidad de Lula no está lo bastante alta para ungir a una nueva Dilma. A no ser por su salud, no parece haber razón para que él no concurra a un nuevo mandato”.
En la vereda de enfrente, el panorama “es difícil de prever”. “La derecha tiene algunos liderazgos de peso en los Estados. Si fuera Tarcisio, por ejemplo, tendrá el apoyo del centrao (esa amalgama de partidos de centro que suele dar gobernabilidad a todos los gobiernos desde el Congreso). Pero lo que importa es el apoyo de Bolsonaro. Para el expresidente sería mejor alguien más próximo, como alguno de sus hijos. El juego para él es más complicado”, concluyó Guarnieri.
Lula Da Silva, Brasil, Jair Bolsonaro
INTERNACIONAL
A una semana de las elecciones en Bolivia: uno por uno, los ocho candidatos a la presidencia

Ocho candidatos disputarán la Presidencia de Bolivia el próximo domingo en las elecciones generales. Aunque en la papeleta electoral hay nueve nombres, solo ocho están en carrera tras la declinación de la postulante Eva Copa, cuando el material para la votación ya estaba impreso.
Los aspirantes son todos hombres y están entre los 36 y los 70 años. Hay cuatro que postulan a presidente por primera vez, cuatro que ocupan cargos públicos electivos, dos que vienen de una familia de políticos, un ex presidente y dos que se presentan como la renovación de la izquierda que gobierna el país desde hace 20 años. Uno de estos ocho hombres será el próximo presidente de Bolivia.

Uno de los empresarios más exitosos del país. Fue dueño de una cementera que vendió por alrededor de 300 millones de dólares, es propietario de la franquicia de Burger King en Bolivia, dueño del emblemático hotel Los Tajibos en Santa Cruz de la Sierra y entre sus últimos proyectos destacan los dos rascacielos más imponentes y modernos del país.
Aunque en la vida le fue mejor como hombre de negocios que como político, no es un novato en esas lides. Fue ministro de Planificación en la década de los 90, miembro de la Asamblea Constituyente en 2009, tres veces candidato a la Presidencia y dos a Vicepresidencia, aunque la última vez su fórmula -con Jeanine Añez como candidata a presidenta- renunció antes de la votación. En su cuarto intento por llegar a la silla presidencial, se muestra por primera vez como uno de los favoritos en las encuestas de intención de voto.

Fue presidente de Bolivia por un año (2001-2002), tras la renuncia del general Hugo Banzer, de quien fue Vicepresidente y el más joven en ocupar ese cargo, con 37 años. Fue candidato a la Presidencia en 2005, 2014 y 2020, pero en la última renunció días antes de las elecciones por su bajo desempeño en las encuestas. Es una de las voces activas de la región contra los gobiernos autoritarios de América Latina y miembro de algunas organizaciones internacionales, pero no se le conocen públicamente actividades profesionales.
El ex presidente fue uno de los actores clave en las negociaciones políticas que viabilizaron la asunción de Jeanine Añez al poder tras la renuncia de Evo Morales. Durante el gobierno interino fue nombrado “delegado internacional” para denunciar presuntas violaciones de derechos humanos cometidas por el gobierno derrocado de Morales. También es uno de los favoritos en los sondeos.

Con 70 años, es el mayor de los candidatos a la Presidencia. Reyes Villa es un militar y político boliviano con larga trayectoria. Fue alcalde de Cochabamba (centro) entre 1993 y 2000 y luego prefecto de ese departamento entre 2006 y 2008. Fue dos veces candidato a la Presidencia, en 2002 y 2009, y desde hace cuatro años ejerce otra vez el cargo de alcalde de Cochabamba.
Como opositor al Gobierno de Morales, enfrentó más de una docena de juicios en Bolivia por corrupción y malversación de fondos, y se refugió por varios años en Estados Unidos, de donde regresó durante el Gobierno de transición de Añez. En 2023, la Justicia anuló cuatro sentencias y ocho procesos en su contra, mientras crecían las críticas por haber “dividido” a la bancada de la oposición con legisladores que le respondían y favorecido de esa manera a la administración de Luis Arce.

El actual presidente del Senado tiene 36 años y es uno de los candidatos más jóvenes de la elección. Es politólogo y su liderazgo se forjó en los sindicatos cocaleros del Chapare, en el centro del país. Durante años fue considerado el sucesor político de Evo Morales, de hecho el candidato confesó haber esperado hasta el último momento para anunciar su postulación porque quería tener el respaldo de su mentor, con quien finalmente rompió por falta de acuerdos.
Aunque Rodríguez es el candidato de izquierda más aventajado en las encuestas, mostró una caída sostenida en los sondeos y enfrenta la campaña del evismo a favor del voto nulo. Andrónico, como todos le llaman en Bolivia, se presenta como la renovación de la izquierda, lo que aumenta el desafío de convencer a un electorado descontento con el manejo económico del país en los últimos años.

El ex ministro de Gobierno (Interior) de Luis Arce es el candidato del oficialista Movimiento Al Socialismo. Su sorpresiva postulación se dio luego de la renuncia del presidente Arce a la reelección y en medio de la disputa interna del partido, que quedó finalmente bajo el control legal de los aliados del primer mandatario.
Del Castillo tiene 36 años y fue una figura controversial por haber sido uno de los enemigos visibles de Morales.
Nació en Santa Cruz de la Sierra, es abogado, doctorante en Derecho Constitucional y antes de ser ministro ocupó el cargo de Oficial Mayor del Senado, en la legislatura previa a la crisis poselectoral de 2019. Sus críticos le cuestionan la forma en que fueron detenidos opositores como la expresidenta Áñez y el ex líder cívico Luis Fernando Camacho, además de haber fracasado en el operativo para detener al narcotraficante uruguayo Sebastián Marset.

Es hijo del ex presidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) y actual senador. Nació en 1967 en España y pasó su juventud en el exilio junto a su familia, debido a los sucesivos golpes militares en Bolivia. En 2002 ingresó a la política como diputado por la ciudad sureña de Tarija y tras más de una década en la función pública, como legislador y concejal, en 2015 ganó la Alcaldía de Tarija y en 2020 fue electo senador bajo la alianza que postuló al ex presidente Carlos Mesa.
Es uno de los postulantes que más ha subido en la intención de voto según las encuestas pero está lejos de disputar la segunda vuelta, aunque podría lograr algunas diputaciones. Muchos atribuyen su subida a su candidato a vicepresidente, un capitán de la Policía que goza de popularidad en el occidente del país.

Es alcalde de Santa Cruz e hijo de Max Fernández, un empresario y popular líder político en la década de los 90. El candidato ha tenido una carrera política activa desde joven, fue concejal y tres veces alcalde de Santa Cruz, además de candidato a varios cargos públicos incluido el de presidente.
Su actual gestión como alcalde es objeto de polémica por denuncias de corrupción y promesas incumplidas. Su campaña se muestra improvisada, porque a una semana de las elecciones aún no ha definido su candidato a vicepresidente y es de conocimiento público que ha tenido reuniones con el entorno de Evo Morales. Las encuestas lo muestran como uno de los candidatos con menor porcentaje de apoyo, lo que lo podría llevar a perder incluso la sigla política.

Desconocido hasta la inscripción de las candidaturas, Aracena postula por uno de los partidos tradicionales del país, Acción Democrática Nacionalista, del extinto dictador Hugo Banzer. Es un ingeniero civil nacido en Oruro que radica en Santa Cruz, y el peor puntuado en los sondeos de intención de voto.
En el debate de candidatos organizado por el Tribunal Supremo Electoral se presentó como el candidato “emergente” de la votación y causó controversia al proponer la creación de un Ministerio de la Familia y la Religión.
Para ver los planes de gobierno de cada candidato, puedes hacer clic en este enlace.
gente
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