INTERNACIONAL
Luchaban con tiburones esperando el rescate: el infierno en el mar de los náufragos del USS Indianápolis

El barco se hundió en doce minutos. 315 hombres quedaron dentro, terminaron en las profundidades del océano con él. Los 890 restantes trataban de mantenerse con vida en medio del mar oscuro. Algunos nadaron durante horas, habían empezado a hacerlo para alejarse de la succión de la nave y luego siguieron y siguieron sin saber por qué ni hacia dónde. Los náufragos tenían confianza. Estaban bien preparados y conocían que la marina norteamericana había desarrollado un sistema muy eficaz de rescate. Se suponía que demorarían un par de horas, no mucho más. Sin embargo, los hombres del USS Indianapolis debieron esperar cinco días hasta que llegara la ayuda. Durante esos días debieron enfrentar tiburones, el sol, el hambre, la sed, la contaminación producida por el agua, las alucinaciones, las peleas entre ellos. Un infierno de agua salada al que pocos sobrevivieron.
Recién empezaba el 30 de julio de 1945 y la Segunda Guerra Mundial estaba terminando.
Habían pasado diez minutos de la medianoche. El USS Indianapolis, un crucero de guerra imponente atravesaba el Mar de Filipinas. Venía de una misión riesgosa y ultra secreta, el frenesí y la tensión del viaje de ida había quedado atrás. La tripulación estaba relajada, el ritmo de navegación, sereno. Volvían a casa.
El cambio de guardia se produjo sin mayores novedades. Algunos se acomodaban en sus puestos de trabajo, otros se disponían a dormir.
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Hasta que el barco cimbreó. Una detonación, un sismo súbito. Gritos, humo, explosiones, corridas. Los que descansaban intentaban vestirse. Enseguida, otra explosión. Más fuerte que la anterior. La nave se convirtió en una coctelera fuera de control. No había que ser un experto para darse cuenta de que los daños eran severos. Sin embargo, los oficiales a cargo confiaron, en esos instantes iniciales, en poder minimizar la situación. Unos meses antes habían logrado sobrevivir a un ataque kamikaze.
Esta vez era diferente. Indianápolis se prepara para partir de Tinian tras entregar componentes de la bomba atómica, alrededor del 26 de julio de 1945. Fotografía del Mayor Harley G. Toomey, Jr., USAF (retirado), donada en 1971. (Comando de Historia y Patrimonio Naval)
El comandante ordenó sellar varias escotillas. Detrás quedaron decenas de marineros condenados a la muerte, la única manera de mantener la esperanza de salvar a los demás. No alcanzó, la situación era grave, demasiados daños. Había fuego por todas partes.
No hubo tiempo ni manera de sacar todos los botes salvavidas, unos pocos fueron lanzados al agua. Lo mismo con los chalecos inflables, los que pudieron tomaron uno. Los otros se lanzaron al agua escapando del desastre o tratando de apagar las llamas que los habían alcanzado.
El USS Indianapolis era un crucero pesado, enorme, de casi 190 metros de largo. Fue botado en 1931 y había recorrido la mayoría de los mares del mundo. Se convirtió en el buque presidencial. A bordo de él, Franklin Roosevelt había llegado a Buenos Aires a fines de 1936. Casi como confirmando su buena estrella, el barco se salvó por unas pocas horas del ataque a Pearl Harbor. Luego participó activamente en la Segunda Guerra. En esos años su zona de combate fue el Pacífico.
El 31 de marzo de 1945, en un ataque kamikaze, un avión japonés se estrelló contra la cubierta del barco. El saldo: un incendio, 9 tripulantes muertos y un gran agujero. Regresó a California para ser reparado. Allí estuvo un tiempo hasta que le avisaron al comandante que preparara a sus hombres para zarpar.
Mientras se alistaban, la tripulación del USS Indianapolis vio llegar a varios altos oficiales y a soldados fuertemente armados. Introdujeron en una bodega especial un cargamento misterioso. Los testigos dijeron que parecían dos heladeras de playa pero blindadas. Cuando Charles Butler McVay III, el comandante, pidió explicaciones e información a sus superiores. Sólo le transmitieron una serie de normas inviolables: el viaje debía realizarse a toda velocidad, nadie podía acercarse al cargamento, en caso de desastre o naufragio la carga tenía prioridad sobre los hombres, y en la puerta de la bodega debía haber siempre dos hombres armados como custodia.
El destino era la isla de Tinian. La misión era súper secreta. Y pareciera que le fue asignada porque era el barco de mayor porte que estaba más cerca de Álamo Gordo.
El Indianapolis había sido bien reparado. Llegó en tiempo récord a Tinian con su carga misteriosa. Poco tiempo después se sabría que el USS Indianapolis transportó el material fisionable de las bombas atómicas que poco después serían arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Uranio y otros componentes que viajaban sin que los marinos conocieran su capacidad letal.
Cumplido el objetivo sin sobresaltos, el barco tenía unos días para llegar a su nuevo destino, ya con un ritmo sosegado. Debía arribar al Golfo de Leyte, en Filipinas, para, junto a otros miembros de la flota aliada, mantenerse alerta por un posible ataque a tierras japonesas o para ser bloquear la isla.
Desde la comandancia les informaron que eran aguas seguras, que desde hacía varias jornadas no había actividad japonesa en la zona. El apuro del viaje inicial había quedado atrás. Navegaban a velocidad crucero sin la compañía de los acorazados a pesar del pedido realizado por McVay.
Todo cambió la madrugada del 30 de julio de 1945. El submarino japonés I-58 bajo el mando de Mochitsura Hashimoto divisó el Indianapolis. Hashimoto ordenó un ataque con seis torpedos lanzados en racimo. El impacto de dos de ellos fue suficiente para el colapso del barco. En pocos minutos estaba en el fondo del mar junto a más de trescientos de sus hombres. Y casi 900 quedaron dispersos en el Mar de Filipinas.
Apenas amaneció, con las primeras luces, los sobrevivientes trataron de agruparse y de hacer un recuento de cuántos eran. Enseguida se dieron cuenta de que era una tarea imposible. A pesar de eso todavía mantenían intactas las esperanzas de un pronto rescate. La sed y el hambre aún no habían aparecido con su ferocidad. La salida del sol fue recibida como una bendición. Un poco de calor luego de horas en el agua helada. Eso duró sólo un rato. Los rayos empezaron a quemarlos. Era como si su cabeza estuviera en medio de un espejo que hacía rebotar los rayos contra sus ojos. Algunos llegaron a cubrírselos con paños. Quienes no lo hicieron sufrieron daños irreparables en su vista. Funeral de uno de los cuatro tripulantes fallecidos tras el rescate, en el cementerio de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos (USAF) en Peleliu. Oficiado por C.D. Denham, Jefe de la Marina de los Estados Unidos. 6 de agosto de 1945. Los restos de los cuatro tripulantes fallecidos tras el rescate fueron repatriados a Estados Unidos. El sargento segundo Ralph Peterson es el único enterrado en un cementerio nacional: el Cementerio Nacional de Fort Snelling, Minnesota, Sección C-24, Sitio 13541. (Archivos Nacionales de EEUU)
El agua estaba negra. El derrame de combustible hizo vomitar a varios aunque quienes estaban cubiertos por la sustancia negra y aceitosa al menos estaban más protegidos de los rayos solares. Cuando oscureció, que el sol desapareciera produjo alivio. Pero también eso duró muy poco. Otra vez el frío. Y así se estableció un ciclo donde los hombres en el agua siempre deseaban que fuera otro momento del día distinto del que transcurría.
Lo peor ocurrió durante la segunda mañana. Atraídos por el movimiento humano, por ese inesperado cargamento alimenticio, los tiburones comenzaron a rondar a los cientos de hombres. Los náufragos se juntaron, formaron cuadros como los de los ejércitos de la antigüedad para protegerse y para hacerles creer a las fieras que no eran presas fáciles. Una vana ilusión. Los atacaban tiburones tigres y tiburones punta blanca. Algunos probaban con aullidos y pataleos para alejarlos. Esos gestos podrían interpretarse de diferente modo: podrían ser una técnica de defensa o una desembozada muestra del natural terror.
“La idea era que cuando el tiburón se acercara los hombres empezaran a chillar y chapotear con todas sus fuerzas y a veces el tiburón se iba, pero otras veces no. Se quedaba mirándote fijamente, a los ojos. Con esos ojos negros, sin vida, como si fueran los de una muñeca. Se lanza a por ti y ni siquiera parece estar vivo hasta que te muerde y esos ojos negros giran hasta ponerse blancos y entonces ya sólo se escucha un grito espantoso, el agua se vuelve de color rojo y a pesar del pataleo y el griterío esas bestias vuelven y te van despedazando. Luego me enteré de que esa primera noche perdimos cien hombres”, dice Quint, el personaje interpretado por Robert Shaw en Tiburón en su célebre monólogo. Una noche los tres protagonistas masculinos de la película de Spielberg (aunque el personaje principal sea el escualo) hablan en la embarcación. Pelean por quién tiene la herida más grande (gana la discusión Richard Dreyfuss cuando se abre la camisa y muestra el pecho mencionando a una mujer: “Me rompió el corazón”, sentencia). Las risas se acaban cuando le preguntan a Quint por su tatuaje y cuenta la historia del USS Indianapolis.
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Es imposible saber cuántos de esos marinos fueron víctimas de los tiburones. Cómo tampoco conocemos cuántos sobrevivían cuando ellos aparecieron. Ni siquiera podemos conocer el número de los que llegaron con vida al agua tras los dos torpedos japoneses.
Woody James, uno de los sobrevivientes, contó hace pocos años: “Todo estaba tranquilo hasta que escuchabas un grito, un aullido: otro tiburón había atacado”.
Los hombres veían las aletas acercarse y nada podían hacer. A veces pasando por debajo del agua, los escualos los chocaban y seguían rumbo a un cuerpo que despedía sangre. Esa mañana el agua también cambió de color. Se había teñido de rojo.
Otro fragmento del monólogo de Quint: “El jueves por la mañana me tropecé con un amigo mío, un tal Robinson de Cleveland, jugador de béisbol, bastante bueno. Creí que dormía. Me acerqué para despertarlo. Se balanceaba de un lado a otro. De pronto, volcó. Vi que había sido devorado de cintura para abajo”.
Después fue el tiempo de la sed, el hambre y la desesperación. Hombres que pese a la advertencia tomaban el agua salada del mar. Las alucinaciones hacían que algunos creyeran que el de al lado, el compañero que lo sostenía, era un japonés. Los ataques entre los náufragos se reprodujeron. Muchos habían perdido la razón. El sargento John Olijar, de la Armada de los Estados Unidos (centro), se encuentra con sus compañeros (de izq. a der.) Huie H. Phillips, de la Armada de los Estados Unidos (2.º sargento), y Glenn L. Milbrodt, de la Armada de los Estados Unidos (2.º sargento), en el Hospital de la Base Naval n.º 20 de Peleliu, el 5 de agosto de 1945. Olijar fue enterrado en el Cementerio Nacional de Riverside, California, el 15 de diciembre de 1985, Sección 20, Sitio 3977. (Archivos Nacionales)
El 2 de agosto en un vuelo de rutina, Chuck Gwinn, a bordo de un hidroavión, avistó algo raro en el agua. Luego de unos minutos se dio cuenta de que eran hombres. Lo primero que pensó fue que se trataba de japoneses. Era lo que a esa altura el curso de la guerra hacía sospechar. Cuando se acercó vio que eran compatriotas suyos. Dio aviso y luego de pensarlo mucho amerizó. Asistió a los que pudo. En las horas siguientes llegaron varias embarcaciones para recoger a los que quedaban. Del agua sólo salieron con vida 317 de los 1196 tripulantes que zarparon. Dos de ellos murieron a las pocas horas.
La noticia pasó casi desapercibida en la prensa norteamericana. No era momento para malas noticias. El dominio definitivo sobre Japón se llevaba la mayoría de los titulares. Sin embargo pocos meses después, el comandante McVay fue llevado ante una corte marcial. Lo acusaron de no dar la voz de abandono del barco y de no ultimar los cuidados para no ser hundidos; específicamente se le endilgó no navegar en zig zag.
La armada norteamericana sufrió más de 300 naufragios durante la Segunda Guerra Mundial sin embargo el único comandante juzgado fue el del USS Indianapolis. Fue encontrado culpable por no navegar en zig zag pese a que uno de los testigos fue el mismísimo Hashimoto, comandante del submarino enemigo que lo hundió, quien declaró que ni de esa manera el barco se hubiera salvado. Las preguntas que planteó McVay y no fueron respondidas en la Corte: por qué sus superiores le negaron la escolta de otros dos barcos, por qué nadie se percató de la ausencia de nave, por qué el rescate demoró cinco días. McVay fue degradado aunque en una apelación posterior el fallo fue revocado.
En 2017, una misión financiada por Paul Allen, uno de los fundadores de Microsoft, pudo dar con el paradero del USS Indianapolis. A casi seis mil metros de profundidad fue encontrado cerca de la costa de Filipinas.
McVay sobrevivió al hundimiento de su barco y a la muerte de 900 hombres; pero no pudo resistir la muerte de una sola mujer, la suya. Luego de que un cáncer se llevara a su esposa, el comandante se pegó un tiro en la cabeza en el jardín de su casa. Fue en 1968. Tenía 70 años y un largo historial depresivo detrás. No dejó ninguna carta explicando su decisión. Lo encontraron tirado en el césped. En su mano derecha el arma que disparó; en la izquierda, apretado por su puño cerrado, un soldadito de juguete.
A ochenta años del hundimiento, de los 315 que lograron sobrevivir, sólo queda uno: Harold John Bray. Tiene 98 años. Dos años atrás le informaron que del I-58, el submarino japonés que les disparó, también sólo quedaba con vida uno solo: Kunshiro Kiyozumi, el más joven de los tripulantes. Harold Bray es el único sobreviviente del naufragio que sigue con vida. (Foto: Facebook / Harold Bray).
Bray le envió una carta a su viejo enemigo: “26 de mayo de 2023. Estimado Sr. Kiyomizu: Me llamo Harold Bray y soy el último sobreviviente del USS Indianapolis. Me contaron que usted es el último del submarino I-58. Quisiera extenderle mi mano de amistad y decirle que no hay ningún enojo ni con usted ni con su país. Los dos peleamos por nuestro país y ahora la guerra ha terminado. Este es un tiempo para sanar. No hay ganadores en una guerra. De ambos bandos se pierden muchos compañeros, familiares, amigos. Quiero agradecerle porque su comandante Hashimoto declaró en favor del mío, del Comandante McVay, diciendo que la corte marcial era injusta. Trabajemos juntos para hacer un mundo mejor. Un afectuoso saludo”.

La tripulación del barco posa en la cubierta del pozo durante la Segunda Guerra Mundial. La fotografía fue tomada antes de su última revisión, completada en julio de 1945. (Archivos Nacionales de EEUU)
A los pocos días llegó la respuesta de Kiyomizu: “Estimado Sr. Harold Bray. Muchas gracias por su amable carta. Me sorprendió saber que usted era el último sobreviviente del Indianapolis. Me reconfortó verlo vital y saludable. Tengo 96 años. Tenía 16 ese 30 de julio del 45. A pesar de que la guerra es un hecho infausto me alegra que ahora vivamos de una manera pacífica. Trabajemos por un mundo mejor. Recordemos a nuestros camaradas caídos. Le mando un gran abrazo”.
Pasaron 80 años. Sólo quedan vivos estos dos viejos guerreros que se acercan a su centenario y que ahora estrechan su mano.
naufragio, Segunda Guerra Mundial, bomba atomica
INTERNACIONAL
Ecuador busca que alias ‘Pipo’ sea extraditado directamente a EE.UU.

El ministro del Interior confirmó que Ecuador busca que alias “Pipo”, señalado como el líder y principal financista de la organización criminal Los Lobos, sea extraditado directamente a Estados Unidos. El funcionario aseguró que ya realiza las gestiones diplomáticas y judiciales necesarias para que el proceso avance en esa dirección, tras la captura del delincuente en España y la reactivación de los casos que tenía en Ecuador, archivados tras una falsa acta de defunción. “Estoy haciendo las gestiones pertinentes para que sea enviado directamente a los Estados Unidos”, dijo en una extensa entrevista en la que repasó el impacto de esta detención y los próximos pasos en la lucha contra el crimen organizado.
Alias “Pipo”, cuya identidad civil no fue mencionada en la entrevista, es considerado por las autoridades como el único cabecilla real de Los Lobos, una estructura que opera bajo un mando vertical en contraste con otros grupos criminales. El ministro sostuvo que el detenido “tiene la responsabilidad de más de 400 muertes” en Ecuador, además de su presunto rol en masacres carcelarias, ataques con coches bomba y operaciones de narcotráfico. Tras su captura en España, insistió, el objetivo del Gobierno es impedir que el proceso se prolongue y obtener su traslado inmediato a un país donde pueda enfrentar cargos graves por crimen organizado y terrorismo, figuras bajo las cuales Estados Unidos reconoció a Los Lobos.
El funcionario explicó que la detención del cabecilla se produjo en una operación coordinada con cuerpos policiales internacionales, y que Ecuador actuó en menos de 48 horas para solicitar la difusión roja de Interpol. El trámite permitió que el proceso no avanzara únicamente con fines de deportación, sino con bases para extradición. “Lo logramos en 24 horas”, afirmó, destacando que ese procedimiento suele tomar más tiempo. También reveló que, al abrirse nuevamente los procesos judiciales en Ecuador —cerrados cuando se declaró oficialmente muerto a Pipo—, abogados particulares intentan mantener la validez de esa acta de defunción pese a que el detenido se encuentra vivo en una prisión española. Calificó ese intento como una “payasada” y advirtió que espera que ningún juez ecuatoriano “se preste a eso”.

Para el Gobierno, la extradición directa a Estados Unidos forma parte de una estrategia más amplia para golpear a los altos mandos del crimen organizado. En el caso de alias “Topo”, integrante de Los Choneros, el ministro aseguró que su traslado al país norteamericano está “en camino”, dado que ya purga una sentencia de 16 años en Ecuador pero también es requerido por narcotráfico en cortes estadounidenses. Insistió en que la cooperación bilateral se mantiene “intacta”, a pesar de debates recientes en Ecuador sobre la instalación de oficinas de Homeland Security. Afirmó que ambos países sostienen “el compromiso de continuar” con operaciones conjuntas, especialmente en incautaciones marítimas y en investigaciones sobre economías criminales.
La detención de cabecillas, sostuvo, desató reacciones violentas entre organizaciones que intentan reacomodar sus territorios. Según el ministro, el 85% de las muertes violentas registradas este año son resultado de disputas entre estructuras delictivas presionadas por las intervenciones del Estado. “No vamos a pactar con los criminales. Estamos en una guerra declarada”, dijo, al justificar que el debilitamiento de Los Choneros abrió un espacio de confrontación que Los Lobos buscaron aprovechar, hasta que fueron golpeados por la captura de figuras como alias “Pipo”.

El ministro insistió en que Ecuador ha afectado “más de USD 9.000 millones” a la economía criminal mediante operativos contra la minería ilegal, incautaciones de droga y destrucción inmediata de sustancias decomisadas. Aseguró que la práctica de almacenar cocaína en bodegas —32 en todo el país durante gobiernos anteriores— facilitaba robos, incendios provocados y sustitución de cargamentos. En contraste, dijo que hoy la destrucción se realiza casi de manera inmediata, con pruebas de campo bajo supervisión fiscal. También confirmó que Ecuador será sede de reuniones con autoridades estadounidenses que buscan que el país lidere, a nivel regional, estrategias contra el tráfico de fentanilo.
El ministro adelantó que el “próximo año” se espera que los efectos de estas capturas se reflejen con mayor claridad en la seguridad ciudadana. Señaló como pieza clave la nueva cárcel de 15.120 plazas anunciada por el Gobierno, que replicará el modelo de máxima seguridad del centro El Encuentro. Según dijo, la ausencia de privilegios, el aislamiento operativo y la inhibición total de señales telefónicas ya generan un cambio en el comportamiento criminal. “Le puedo asegurar que los 320 presos que tengo ahí no la están pasando bien… Hoy sí están cumpliendo sus penas como debe ser”, aseguró.
South America / Central America,QUITO
INTERNACIONAL
Reporter’s Notebook: Tennessee special election eyed as Trump referendum ahead of midterms

NEWYou can now listen to Fox News articles!
We’ll know Wednesday morning if a special election in Tennessee is truly a referendum on country music, pedal taverns and bachelorettes.
Or, we can divine a deeper political meaning from the results of the special election in Tennessee’s 7th Congressional District.
Democrat Aftyn Behn is trying to tip the scales in favor of her party in a district which President Donald Trump carried by about 20 points and former Rep. Mark Green, R-Tenn., won by a similar percentage last fall.
Behn faces GOPer Matt Van Epps. It’s a Republican district. But political observers are watching the race to gauge potential weakness by Trump, a softness in the Trump coalition, issues with the Republican brand or early indications of a possible blue wave in the 2026 midterms.
TENNESSEE DEMOCRATIC CANDIDATE DODGES QUESTIONS ON PAST SUPPORT FOR DEFUNDING POLICE IN CONTENTIOUS INTERVIEW
Republican nominee Matt Van Epps, left, and Democratic nominee Aftyn Behn are facing off in a Dec. 2, 2025, special election for a vacant GOP-held U.S. House seat in Tennessee’s 7th Congressional District. (AP Photo; AP Photo )
It was Behn who proclaimed that she abhorred Nashville several years ago. «I hate the bachelorettes, I hate the pedal taverns, I hate country music. I hate all the things that make Nashville apparently an ‘it city,’» complained Behn.
About all Behn left out in her animus toward Music City was dissing The Grand Ole Opry, hot chicken and Goo Goo Clusters. But if voters go goo goo over Behn Tuesday, Republicans face a cluster of another sort. A Behn victory may signal major problems for Republicans and President Trump heading into the midterms.
Behn is characterized as the «AOC of Tennessee,» a reference to progressive Rep. Alexandria Ocasio-Cortez, D-N.Y. Republicans have been sure to boomerang that against Behn, suggesting she’s not in tune with the district, leans too far to the left, and is closer to the liberal values of New York or Los Angeles than Nashville. Republicans believe Behn is just a bad fit for Nashville. Kind of like having Bad Bunny perform at the Ryman Auditorium.
«It shouldn’t even be close, but it is,» mused Rep. Tim Burchett, R-Tenn., on Fox.
So Republicans are pouring in money to protect the seat. Democrats are pouring in money to steal the seat. If Democrats pull off the upset, the party should uproot the goalposts at FirstBank Stadium in downtown Nashville and dump it in the Cumberland River. Kind of what Vanderbilt fans did last year when the Commodores upset No. 1-ranked Alabama.
FIRST ELECTION TEST FOR TRUMP’S TERM SURPRISINGLY CLOSE IN FL, GOP LOOKS TO INCREASE RAZOR-THIN HOUSE MAJORITY

Rep. Alexandria Ocasio-Cortez listens to the testimony of witnesses during a House hearing with sanctuary city mayors on Capitol Hill in Washington, March 5, 2025. (AP Images)
Let’s explore what a Behn win might mean for Republicans. It could indicate that voters are tiring of Trump. Or that the GOP brand is toxic. Or perhaps it’s the continuation of a trend which Democrats enjoyed this fall: near blowout wins by New Jersey Gov.-elect Mikie Sherrill and Virginia Gov.-elect Abigail Spanberger.
But there’s a downside for Democrats. Yes. They may flip the seat. But a win may also show that the party is tilting more to the left. It would be hard to argue with success if Behn prevails, regardless of her progressive streak. But this may give other liberals ideas that they can win in other red or purple districts. That may work against Democrats — especially since every Republican, except President Trump, has highlighted the left-wing politics of New York Mayor-elect Zohran Mamdani.
Democrats probably need to run more centrist candidates in purple areas to regain control of the House. A Behn victory could open the floodgates for a host of progressive candidates in competitive House districts nationwide. Behn’s message — or that of Ocasio-Cortez or Mamdani — won’t work in most places where Democrats need to be successful to seize control of the House.
But what if Republicans hold the seat and Van Epps wins?
It probably depends by how much.
TRUMP IGNORES ELECTIONS AS DEMOCRATS STUMBLE ON THE WAY TO LIKELY VICTORIES

Democrats scored victories across the country in November 2025, with centrist and leftist candidates taking crucial positions. (Michael Nagle/Bloomberg via Getty Images; Adam Gray/Bloomberg via Getty Images; Alex Wong/Getty Images)
Yes, there were five special elections in 2017 — the first year Trump was originally in office — which Democrats made competitive. All were closer than they should have been. But Democrats didn’t win any of them. Still, astute political observers suggested there was unpopularity with the president and the GOP agenda. Democrats won 40 seats and gained control of the House in the 2017 midterms.
So, even if Van Epps wins, examine the margin. And if Behn wins, see if Republicans downplay it because it was a special election and the customary electorate just doesn’t turn out for special elections. Especially one wedged between Thanksgiving and Christmas.
If Republicans hold the seat, the GOP will argue this was a repudiation of a leftist like Behn and someone who was out of step. They will also suggest that it’s a GOP seat and Republicans should win anyway. That’s what happened earlier this year when there was consternation before two Florida special elections. But Florida Republican Reps. Randy Fine and Jimmy Patronis both won in March.
Here’s another factor which bears watching: the message the press corps and political observers glean from the election results. After all, special elections are always special. It’s natural for analysts and journalists to search for particular meanings or signposts in these contests. Such was the case with the off-year elections in New Jersey, Virginia and New York City. Sometimes these observations are spot-on. Other times, they mean nothing. If anything, there is a tendency to over-illuminate the outcomes of these contests. They are moments in time. Kind of like listening to a few bars of a song. Maybe it tells you a lot about the song. Maybe not.
SETTING THE STAGE: WHAT THE 2025 ELECTIONS SIGNAL FOR NEXT YEAR’S MIDTERM SHOWDOWNS

President Donald Trump speaks to reporters after speaking to troops via video from his Mar-a-Lago estate on Thanksgiving, Nov. 27, 2025, in Palm Beach, Florida. (Alex Brandon/AP Photo)
House Republicans could well freak out if Behn is victorious. There’s lots of grumbling among Republicans. Some are frustrated by how their leadership handled the government shutdown. And others could follow Green and Rep. Marjorie Taylor Greene, R-Ga., and hit the exits early.
This is a fragile time for House Republicans. That’s one reason why a flip of this seat could mean a little bit more.
Still, it’s rare to flip seats in House special elections. Former Rep. Don Cazayoux, D-La., won a special election in a red district in Louisiana in 2008 after former Rep. Richard Baker, R-La., resigned. But current Sen. Bill Cassidy, R-La., then won that seat in the general election and served in the House before moving to the Senate.
Former Rep. Mayra Flores, R-Texas, flipped the seat held by former Rep. Filemon Vela, D-Texas, in 2022. But she lost re-election that fall.
Former Rep. Mike Garcia, R-Calif., won a special election in 2020 after former Rep. Katie Hill, D-Calif., resigned just months into office. Garcia held the seat until Rep. George Whitesides, D-Calif., defeated him a year ago.
Former Rep. Charles Djou, R-Hawaii, won a special election in Hawaii in 2010 against two Democrats – former Rep. Colleen Hanabusa, D-Hawaii, and Rep. Ed Case, D-Hawaii. But Democrats got the seat back in 2012.
Former Rep. Mary Peltola, D-Alaska, won a special election in 2022 to flip Alaska’s at-large district from red to blue following the death of late Rep. Don Young, R-Alaska. Young held the seat for nearly 50 years. But Rep. Nick Begich III, R-Alaska, defeated Peltola last year.
In short, even if someone flips a seat, it’s rare that they have the seat for long. Often, only through the next regular election.
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So a word of caution as you evaluate the election results on Tuesday night. If Republicans hold the seat, that may be expected. If Democrats flip the seat, some will proclaim it’s the second coming of the Music City Miracle.
But frankly, it’s probably not.
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INTERNACIONAL
Guerra en Ucrania: Zelenski y Macron buscan un plan de paz en un contexto de corrupción y tensiones

Décima visita y muy debilitado
Problemas de corrupción
Los negocios sucios de la guerra
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Por los niños secuestrados
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Zelenski a Irlanda
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