INTERNACIONAL
Marco Scotini: “La censura cultural se ha convertido en un problema serio”

“El Archivo de la Desobediencia (Disobedience Archive) busca escribir una gramática de la acción directa, de la desobediencia, de la resistencia, de la protesta, de las vías de escape y de las alternativas», dice Marco Scotini, curador italiano que pasó por Buenos Aires para presentar su display de videoinstalaciones que entrecruza arte con resistencia social en PROA21.
Tras un paso por la Bienal de Venecia, el proyecto itinerante aterrizó en el espacio de arte experimental de La Boca bajo el título “Archivo de la Desobediencia (la calle)”, donde se reúnen 36 obras en formato audiovisual de artistas y colectivos internacionales.
Dividido en tres etapas, con 12 piezas renovadas periódicamente, el Disobedience se expresa a través de cuatro núcleos temáticos: Desobediencia de género, Comunidades insurgentes, Ecologías radicales y Activismo de la diáspora.

Distribuidas en el espacio entre vallas de seguridad, el capítulo argentino La calle presenta piezas realizadas entre 1999 y 2023 que combinan activismo social y experimentación narrativa. Desde registros de luchas armadas hasta críticas al capitalismo y búsquedas identitarias, las obras indagan en cómo las sociedades enfrentan opresiones sistemáticas.
Un ejemplo destacado de esta perspectiva se encuentra en la obra de Seba Calfuqueo, Nunca serás un Weye. You will never be a Weye” (2015), que cuestiona el racismo cultural hacia los pueblos indígenas en América Latina. En esta misma línea, la sección de Desobediencia de género reúne piezas como Tactical Frivolity + Rhythms of Resistance (2007) de Marcelo Expósito y Nuria Vila, que explora la alianza entre movimientos LGBTQ+ y críticas al capitalismo global.
Por otro lado, el eje Ecologías radicales propone reflexionar sobre la devastación ambiental y busca forjar lazos de solidaridad entre comunidades humanas y no humanas, como The Path is Never the Same (2022), del artista Oliver Ressler, quien examina los efectos del cambio climático y la resistencia frente a la extracción de recursos.

En la sección de Comunidades insurgentes se analiza el impacto de las guerras, las colonizaciones y las luchas por la libertad, como en el filme El barro de la revolución (2019), de Paloma Polo, que documenta procesos revolucionarios en Asia. El cuarto núcleo, Activismo en la diáspora, indaga en las experiencias migratorias y el sentido de la ciudadanía bajo el neoliberalismo. Esta preocupación queda manifiesta en Empire of the Law (2019), de Daniela Ortiz, que denuncia la violencia estructural del imperialismo jurídico.
Durante su paso por Buenos Aires, Marco Scotini dialogó con Infobae Cultura sobre la génesis del proyecto, la curaduría de la edición argentina, el fenómeno del artwashing, el rol de los museos y el aumento de la censura, entre otros temas.
— ¿Cómo surgió el proyecto del Archivo de la Desobediencia?
— La primera presentación de Disobedience Archive se realizó en enero de 2005 en Berlín, en el Kreuzberg Bethanien. Surgió de muchas implicaciones de naturaleza estética, cultural y política. Había sido invitado a curar un festival y se transformó precisamente en una exposición de otro tipo. Pero surgía también, y sobre todo, como respuesta, por un lado, al movimiento antiglobalización y, por otro, a lo que había ocurrido en Italia en julio de 2001 con la represión del G8 en Génova. Este era un aspecto importante para mí, en un momento muy significativo de nuestra historia cultural, porque venía después de la Documenta X de Catherine David en 1997.
Además, en aquellos años comenzaron las primeras exposiciones de arte político, pero eran realmente pocas. Y luego ciertamente estábamos influenciados por la primera ola del zapatismo como forma cultural (1994) y después por la Contracumbre de Seattle (1999). Ese era un aspecto. En 2004 se publicó el número de ArtForum, que se titulaba “The Political Season”, donde se anunciaba lo que sería la nueva temporada y se mencionaban a Disobedience Archive, Collective Creativity, The Intervention is Democracy, y Ex-Argentina, por ejemplo. Este, al menos, es un núcleo principal de esas primeras manifestaciones que hoy son una tendencia, pero en aquel entonces eran verdaderamente raras. Eran muchas cosas que estaban sucediendo.

— ¿De qué se trata el “Disobedience Archive (la calle)”?
— Cada vez que el Disobedience se presenta hay un cambio de estructura. Por ejemplo, en la Bienal de Estambul estaba ambientada en una escuela real, pero habíamos jugado con el display expositivo también sobre la idea de la escuela. Volvió a cambiar en el Parlamento en Umea, en Suecia, y luego en el parque en Estambul en 2014 y en la Bienal de Venecia, todo con un dispositivo para cine. Pensando en Argentina, en lo que era mi memoria de Argentina al inicio de la Desobediencia, recuerdo que estaba la cuestión de los piquetes, de los encarcelados, de un uso totalmente diferente del espacio, de la calle. Y que por ejemplo, no era lo mismo que en Europa, donde a la calle la definimos como espacio público y sabemos que no es un espacio público y que ya ni siquiera se permite a los niños jugar, por lo tanto tampoco se permite, la posibilidad de acceder. Pero justamente pensando en Argentina y pensando también en tantas manifestaciones, también a nivel mundial, me parecía importante llamar “la calle” a este capítulo.
— Con respecto a las cuatro secciones, ¿por qué las elegís por sobre otras?
— Porque son secciones en las que he estado trabajando y tal vez también porque son algunos de los temas más importantes actualmente. Por ejemplo, para la Bienal de Venecia solo había dos secciones: Desobediencia de Género y Activismo de la Diáspora, que también están presentes aquí. Sin embargo, aquí también están Ecología Radical y Comunidades Insurgentes. Las secciones nacen también de los materiales que me encuentro investigando. Desde el inicio, Disobedience Archive ha recopilado casi 200 materiales en formato de video y fílmico. No obstante, cambia cada vez, porque, por ejemplo, cuando ocurrieron los levantamientos en el norte de África, como en Egipto, hice mucha investigación sobre los materiales que podía encontrar. Últimamente he hallado bastante material sobre ecología y sobre las personas, como situaciones que la gente reclama. Lo interesante aquí es que estas secciones se superponen unas con otras. No obstante, aunque son secciones rígidas, creo que pueden orientar al espectador.

— ¿Creen que estos temas están conectados en diversas partes del mundo o es solo una cuestión regional?
— Digamos que cuando Disobedience surgió, estaba centrada principalmente en el mundo Occidental. Por ejemplo, hubo una apertura al Este de Europa, pero seguía siendo predominantemente Occidental. Después, por ejemplo, pasé tres años en Asia, y personas en lugares como Singapur ya me hablaban del proyecto Disobedience y me mostraban sus materiales. Naturalmente, con el tiempo, esto se enriqueció a una escala global. Por ello, la geografía o la geopolítica de Disobedience abarca desde Islandia hasta Sudáfrica, el sudeste asiático, China, Europa, los Estados Unidos, Sudamérica, e incluye también África. Lo más interesante es cómo en estos últimos veinte o treinta años, entre finales de los años 90 o la época posterior a la Guerra Fría y ahora, una idea y una modalidad de hacer política ha cambiado en todo el mundo. Esta idea de desobediencia, no solo civil, sino social, ya no está limitada al mundo Occidental; realmente se puede encontrar en todo el planeta. Esto es algo sumamente importante, ya que, al final, Disobedience Archive busca escribir una gramática de la acción directa, de la desobediencia, de la resistencia, de la protesta, de las vías de escape y de las alternativas. Hemos descubierto que ya no pertenece únicamente al legado Occidental. El tema es interpretado en muchas partes del mundo, evolucionando dentro de algunas secciones.
— Desde los inicios del Desobedience a la actualidad se ha producido la expansión de las múltiples redes sociales, me interesaría saber ¿cómo irrumpen en la dinámica de la comunicación y cómo afectó al proyecto?
— Naturalmente, está en la base del archivo. Al inicio, cuando Disobedience surgió, existía este fenómeno del movimiento No-Global, estrechamente conectado con la creación del Indymedia (Centro de Medios Independientes), que comenzó en Seattle y luego se extendió por todo el mundo. Indymedia usaba pequeñas cámaras y el internet. Esto ya era significativo. Más adelante, durante las revoluciones del norte de África, por ejemplo, mis amigos—especialmente un grupo llamado Music in the Activists—eran cineastas activistas que utilizaban sus celulares para registrar la realidad. Ellos descubrieron esta idea de contar una historia en tiempo real porque podían filmar y, de inmediato, publicar lo que estaba sucediendo. Creo que en Disobedience la subjetividad tiene un papel central: es subjetividad política, pero también mediatizada. En consecuencia, hoy somos subjetividades mediatizadas. Lo que sucede a través de Disobedience es que decostruimos esta mediatización, utilizando los medios para contar otra historia. Sabemos que los medios nos expropian nuestra experiencia, pero debemos usarlos para producir la historia y su visualización.

— Si hablamos de arte y política me resulta imposible no traer el fenómeno del artwashing a la mesa, ¿cuál es tu mirada?
— Claro, este es un fenómeno que se observa como contemporáneo y que viene realizándose desde hace un tiempo y que es, en mi opinión, muy importante. Es reciente, en el sentido de que, en aquella época —hablo de principios de los años 2000— aceptar una exposición de arte político no era fácil, mientras que ahora se ha transformado en una forma terrible para poder, de alguna forma, descargar de responsabilidades a las instituciones, a los museos, de toda una serie de problemas también internos a nivel administrativo, por lo que hay este doble nivel en el que los contenidos quisieran ser democráticos para mantener estructuras que, digamos, no son democráticas.
— Comentas que es un fenómeno contemporáneo, ¿con eso querés decir, también, que es un fenómeno neoliberal?
— Sí, El artwashing es un fenómeno muy típico de los desarrollos del neoliberalismo, que surge inevitablemente de contradicciones muy marcadas. Y lo que para nosotros claramente era una forma de emancipación, y aún lo sigue siendo, a través de la cual, inevitablemente, también esa forma se ve comprometida. Pero, creo, es muy fácil distinguir procesos de networking de procesos reales de producción cultural de los otros.

— ¿Es un proceso que se produce dentro de la estructura clásica del arte contemporáneo? Digo, ¿usted cree que forma parte de un espíritu de la época que se da en las galerías, en los museos, en los centros culturales, como algo general?
— En mi opinión es uno de los mecanismos del neoliberalismo, en el sentido de que el neoliberalismo debía ser afirmativo para luego, de alguna manera, lograr sus propios resultados, ¿no? De alguna manera, para lograr el efecto contrario. Hoy, las formas que conocimos recientemente del neoliberalismo están nuevamente en crisis porque hay un retorno, al menos en Europa, de una censura muy fuerte. Por lo que el proceso se vuelve, por un lado, más problemático pero también más fácil de reconocer. Por ejemplo, el caso de la última Documenta (Ndr: acusaciones de antisemitismo por un mural que devino en la censura de la obra, la renuncia de su directora y luedo de los cuatro miembros de la comisión, entre otras consecuencias) y la próxima edición, que es un problema muy serio a nivel cultural, donde claramente se trata de hacer arte político, pero al final se entiende que no es posible hacerlo. El neoliberalismo necesita ser afirmativo para lograr resultados propios, pero no funciona.
— Embanderarse en discuros de “libertad” pero que buscan una especie de control.
— Sí. La libertad era esto de ser libres. Pero era una libertad aparente, en una condición afirmativa. Al mismo tiempo, era claramente lo opuesto a lo que se proponía desde instituciones que utilizaban justamente muestras políticas. Hay una fuerte vuelta a la censura y lo que está sucediendo es que el “artwashing” es más problemático porque estas muestras no se concretan o en un punto aparece la censuran por temas políticos o religiosos.
Por ejemplo, ern los últimos diez años, Turquía sufre un fenómeno muy condicionante y en este momento está realmente comprometida con formas que retornan a los antiguos modos culturales, la represión o la censura. Por lo tanto, la situación se vuelve mucho más complicada. Pero tomaba el caso de Documenta XV, porque estos fueron grandísimos problemas en Alemania y lo que sucedió con Palestina y frente al Documenta XVI, por lo cual ellos han apuntado a una mujer negra para dirigir (Ndr: Naomi Beckwith). Sí, pero esta mujer negra, que podría ser reconocida como forma emancipativa representa al “establishment” del Guggenheim de Nueva York, por lo que, es como decir, no sólo del capitalismo estadounidense, sino también del capitalismo judío estadounidense.

— ¿Hay algún tema que esté creciendo, pero que aún no es parte del Archive y que debería abordarse en el futuro?
— Es una muy buena pregunta. Por el momento, no. Es decir, la situación general en el mundo está cambiando, y pienso que la censura se está convirtiendo en un problema grave, como la represión. Ya no son como solían ser hace unos años. En el pasado, la censura no era tan declarada. Era evidente en ciertas áreas, pero no en todo el mundo. Actualmente, la censura cultural se ha convertido en un problema serio. Sin embargo, pienso que hay pocos temas que no están incluidos en Disobedience, pero quizás podría incluirse esta relación entre procesos censores—censura y las instituciones culturales. Desde hace unos años, el museo en sí mismo ha ganado importancia cultural. No obstante, lo ha hecho más por negación que por afirmación. Si pensamos, por ejemplo, en las huelgas en Estados Unidos como Strike MoMA, y en muchas otras iniciativas que han utilizado el museo como un medio para hablar de la descolonización, los problemas de género o de ecología, como en el caso de Extinction Rebellion (Rebelión contra la Extinción), que se manifiestan incluso contra obras de arte dentro del museo. Esto, para mí, es un fenómeno nuevo. Se trata de un ataque directo a la cultura, y tal vez a toda la idea de desobediencia. Mientras que antes considerábamos la desobediencia como una lucha integral dentro de la cultura, me interesa mucho esta dimensión, ya que cuestiona los presupuestos iniciales: ¿Qué es la cultura hoy en día? Ahora parece que debemos resistirnos a la cultura misma, en lugar de trabajar solo dentro de ella.
— ¿Te pasó de haber sufrido censura?
— Yo abrí una muestra en Berlín en octubre pasado y me censuraron dos obras. Increíble, ni siquiera en China me había pasado. Y entonces hay una nueva, cómo decir, cultura que respecto a hace unos años, que saca a relucir la cara violenta del neoliberalismo. Digo, finalmente, porque el “artwashing” es un fenómeno típico de la cultura fake del neoliberalismo y ahora me parece que esto se vuelve más claro porque el capitalismo se está volviendo más violento.
*“Archivo de la Desobediencia (la calle)” de Marco Scotini, en PROA21, Av. Pedro de Mendoza 2073, CABA. De jueves a domingos de 12 a 19h. Entrada gratuita
INTERNACIONAL
Top GOP senator steps up efforts to protect Republican majority in 2026 midterms

NEWYou can now listen to Fox News articles!
FIRST ON FOX: Sen. Tom Cotton of Arkansas, the number three Republican in Senate leadership, is turning up the volume on his effort to protect and strengthen the GOP’s majority in the chamber in next year’s elections.
A non-profit public advocacy group aligned with the senator on Tuesday launched an ad highlighting GOP Rep. Ashley Hinson of Iowa, who’s running in the 2026 race to succeed retiring Republican Sen. Joni Ernst.
The ad is the latest effort by Cotton, the Army veteran who served in combat in the Iraq and Afghanistan wars before becoming a rising GOP star, to support Republicans in key Senate races in next year’s midterm elections when the party will be defending its 53-47 majority in the chamber.
«Iowa has a fighter in Washington. Her name is Ashley Hinson,» says the narrator in the spot by America One Policies, which was first shared with Fox News Digital.
HINSON LAUNCHES SENATE BID IN RACE TO SUCCEED IOWA’S ERNST
Hinson, a former local TV anchor, has been endorsed by President Donald Trump, Senate Majority Leader John Thune and by the National Republican Senatorial Committee (NRSC) as she runs to keep Iowa’s open Senate seat in the party’s hands.
The narrator highlights that Hinson «is tough on crime, and she’s tough on China. Ashley fought to stop China from buying our farmland, and she voted for President Trump’s tax cuts.»
TRUMP NOT ON BALLOT BUT FRONT-AND-CENTER IN 2025 ELECTIONS
«Ashley Hinson is putting more money in your pocket. Tell her to keep fighting for Iowa,» the narrator adds.
The Cotton-aligned group tells Fox News that it will spend six-figures to run the ad on broadcast TV and digital in the Des Moines market.
Sen. Tom Cotton (R-AR) arrives for a news conference on Capitol Hill on May 1, 2024 in Washington, DC. (Andrew Harnik/Getty Images)
It’s the second spot this cycle by America One Policies following an ad that targets Sen. Jon Ossoff of Georgia, whom Republicans consider the most vulnerable Democratic senator running for re-election in 2026.
And earlier this month, Cotton’s leadership PAC went up with an ad that takes aim at North Carolina’s former Democratic Gov. Roy Cooper, who’s running against former Republican National Committee chair Michael Whately in the race to succeed retiring GOP Sen. Thom Tillis.
An America One Polices spokesperson told Fox News that «Senator Cotton plans to fight for his colleagues in the US Senate, to ensure that we grow our majority in the senate, to fundraise and advertise for our candidates and to make sure that the American people know the records of their Democrat opponents. American One Policies will be assisting our candidates across the United States throughout this election cycle.»
TRUMP NOT ON BALLOT BUT FRONT-AND-CENTER IN 2025 ELECTIONS
Cotton, who didn’t face a Democratic Party opponent as he cruised to re-election in 2020 and who isn’t expected to face a difficult re-election next year in red state Arkansas, has crisscrossed the country in recent election cycles to campaign on behalf of fellow Republicans.
«As Tom Cotton has done since the first day he was elected to office, he will continue to help support Republicans around the country who are running for office at any level, to win,» a source in the senator’s political orbit told Fox News Digital.

Sen. Tom Cotton of Arkansas was interviewed by Fox News Digital at the Republican National Convention in Milwaukee, Wisconsin on July 20, 2024. (Paul Steinhauser – Fox News)
The 48-year-old Cotton took a hard look at running for the 2024 Republican presidential nomination as he made numerous trips to Iowa and New Hampshire, the two states that have long kicked off the GOP’s presidential primary calendar.
But days before the 2022 midterms, Cotton announced he wouldn’t run for the White House in 2024.
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And last year, Cotton was considered to be on now-President Donald Trump’s larger list of potential running mates.
Cotton’s support for Hinson in Iowa may spark speculation about a potential future run by the senator for the White House.
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INTERNACIONAL
La Yihad Islámica rechazó el plan de paz para Gaza impulsado por Trump y respaldado por Netanyahu

La Yihad Islámica palestina rechazó el plan de paz para Gaza presentado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y respaldado por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
La organización, que mantiene a parte de los rehenes israelíes en la Franja, calificó la iniciativa como “una receta para continuar la agresión contra el pueblo palestino” y advirtió que representa exclusivamente los intereses estadounidenses e israelíes.
En un mensaje difundido por su canal de Telegram, el líder de la Yihad Islámica, Ziyad al Nakhalah, afirmó: “Lo anunciado en la conferencia de prensa entre Trump y Netanyahu es un acuerdo estadounidense-israelí, una expresión de la postura completa de Israel y una fórmula para la agresión continua contra el pueblo palestino”.
Al Nakhalah sostuvo que el plan es un intento por “imponer a través de Estados Unidos lo que no se ha podido lograr mediante la guerra”, advirtiendo además que se trata de “una fórmula para una explosión regional”.
Esta postura marca el primer rechazo formal de una de las facciones islamistas de la Franja de Gaza ante la propuesta estadounidense. Mientras tanto, Hamas comunicó que sigue revisando el plan y que aún no ha adoptado una decisión definitiva. Egipto y Qatar, tradicionalmente mediadores en el conflicto, confirmaron haber entregado la propuesta estadounidense a los líderes de Hamas para su estudio.
Fuentes de seguridad egipcias citadas por el canal Al Qahera News señalaron en las últimas horas: “Egipto y Qatar entregaron a Hamas la propuesta estadounidense de un alto el fuego en Gaza, y el movimiento confirmó que está estudiando el plan de manera positiva y objetiva”. Por su parte, medios árabes reportaron que altos funcionarios qataríes y egipcios, incluido el primer ministro de Qatar, Mohamed bin Abdulrahman, y el jefe de la inteligencia egipcia, Hasán Rashad, informaron sobre los detalles del plan a la dirigencia de Hamas, incluyendo la exigencia del desarme y la exclusión de la organización de cualquier papel futuro en la administración de Gaza.
El plan de paz de 20 puntos impulsado por Washington prevé un alto el fuego inmediato, la retirada gradual de las fuerzas israelíes de la Franja, la liberación de todos los rehenes a cambio de la excarcelación de cientos de prisioneros palestinos y la entrada de ayuda humanitaria gestionada por Naciones Unidas.
Además, establece que Hamas debe ser desarmado y quedar excluido de la autoridad administrativa adoptada para la etapa de transición. La propuesta contempla la formación de un gobierno técnico con palestinos independientes y expertos internacionales, bajo la supervisión de una denominada Junta de la Paz presidida por Trump, donde participaría también el ex primer ministro británico Tony Blair.
El texto no aporta detalles ni compromisos claros sobre la creación de un Estado palestino, limitándose a abrir la posibilidad de negociaciones a futuro si se cumplen las condiciones de desmilitarización y reformas institucionales. La falta de referencia concreta a la autodeterminación es uno de los puntos señalados por los grupos palestinos como motivo de su rechazo.
La respuesta de la Yihad Islámica se suma en un contexto donde Hamas retiene a parte de los 48 rehenes que aún permanecen en Gaza y mantiene contactos antiguos tanto con Egipto como con Qatar, las dos principales potencias regionales implicadas en la mediación. Mientras la organización islamista evalúa la propuesta, el liderazgo israelí sostiene que si no hay aceptación, la vía militar continuará. Netanyahu advirtió que cuenta con el respaldo de Trump para “acabar el trabajo” en Gaza en caso de que no haya acuerdo.
Por otro lado, varios Estados de la región, entre ellos Arabia Saudí y Turquía, han manifestado su disposición a respaldar la hoja de ruta planteada desde Washington. No obstante, la oposición de la Yihad Islámica y las dudas expresadas por facciones armadas muestran la complejidad de alcanzar una solución política consensuada.
La propuesta estadounidense surge tras meses de intensos combates, ataques y bombardeos en Gaza y se inscribe en una estrategia para garantizar un relevo gubernamental que excluya a Hamas de la administración de la Franja. De acuerdo a los mediadores regionales, cualquier avance hacia una tregua y reconstrucción dependerá de la aceptación o rechazo por parte de los actores palestinos armados y de las garantías sobre el cumplimiento de los requisitos impuestos por el acuerdo.
(Con información de EFE)
INTERNACIONAL
Netanyahu negó haber aceptado un Estado palestino en el plan de paz para Gaza impulsado por Trump

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, negó haber aceptado la creación de un Estado palestino tras su reunión con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la que se presentó el nuevo plan de paz para Gaza.
En un video publicado en su cuenta de X, Netanyahu respondió a la pregunta sobre si en el reciente encuentro en Washington se acordó tal posibilidad: “Rotundamente, no”. El dirigente israelí afirmó: “Ni siquiera está escrito en el acuerdo”.
El plan estadounidense, anunciado por Trump el lunes durante una comparecencia conjunta con Netanyahu en la Casa Blanca, prevé la instauración de un Gobierno de transición en Gaza sin la presencia de Hamas, la desmilitarización total del enclave y una administración tutelada por Washington.
Durante la presentación del documento—que se compone de 20 puntos—Trump subrayó que su propuesta busca sentar las bases para una reconstrucción política de la Franja y facilitar la liberación de los rehenes aún retenidos por facciones armadas.
Uno de los puntos centrales, el número 19 del plan, contempla la opción de un proceso futuro hacia la autodeterminación y la eventual creación de un Estado palestino. Según el texto: “A medida que avanza la reconstrucción de Gaza y se lleva a cabo fielmente el programa de reformas de la Autoridad Palestina, es posible que finalmente se den las condiciones para un camino creíble hacia la autodeterminación y la creación de un Estado palestino, lo que reconocemos como la aspiración del pueblo palestino”. No obstante, la administración israelí rechaza que la iniciativa suponga un compromiso inmediato o explícito para aceptar la solución de dos Estados.
En su balance sobre la reunión en Washington—la cuarta de Netanyahu con Trump en lo que va de año—el dirigente israelí reiteró que Israel mantiene la posición de asumir el control de la seguridad en Gaza y de establecer perímetros defensivos efectivos.
“Israel asumirá la responsabilidad de la seguridad de la franja, incluyendo un perímetro de seguridad”, declaró. Reiteró que ni Hamas ni la Autoridad Nacional Palestina (ANP) participarán en el gobierno civil de Gaza tras el cese de la guerra, una postura que deja fuera de la administración futura a las principales facciones palestinas.
El documento de la Casa Blanca, sin embargo, abre la puerta a una posible reincorporación de la Autoridad Palestina al gobierno del enclave una vez completadas las reformas necesarias. El punto 9 recoge que la ANP “podrá recuperar el control de Gaza de manera segura y efectiva” una vez que cumpla con el paquete de cambios exigido por los mediadores estadounidenses e israelíes. Netanyahu expresó sus dudas sobre la verdadera disposición de la entidad palestina a realizar los cambios establecidos en el plan. “Probablemente no le sorprenda saber que una abrumadora mayoría del público israelí no cree que la Autoridad Palestina realmente cambie”, afirmó durante su intervención pública.
Las facciones palestinas han reaccionado con rechazo a la propuesta de Estados Unidos e Israel. La Yihad Islámica calificó el plan de “receta para continuar la agresión contra el pueblo palestino” y lo consideró una maniobra para imponer por vías diplomáticas lo que Israel no ha conseguido mediante la guerra.
Ziyad al Nakhalah, líder del grupo, afirmó: “Lo anunciado en la conferencia de prensa entre Trump y Netanyahu es un acuerdo estadounidense-israelí, una expresión de la postura completa de Israel y una fórmula para la agresión continua contra el pueblo palestino”.
Este rechazo se suma al ambiente de máxima tensión, en un contexto en el que grupos islamistas en Gaza mantienen a decenas de rehenes israelíes y aún no han comunicado si aceptarán la propuesta. Desde Hamas, el principal grupo armado del enclave, confirmaron que todavía analizan la propuesta según la información disponible hasta el momento.
Netanyahu sostuvo en su último mensaje que, si Hamas rechaza la oferta, cuenta con el aval de Trump para continuar con su ofensiva militar en la Franja de Gaza. El primer ministro israelí declaró: “Si Hamás no lo acepta, tengo la luz verde de Trump para acabar el trabajo en Gaza”.
La presentación del plan de paz se produce después de meses de intensos enfrentamientos en Gaza y en un escenario regional donde las tensiones políticas y militares permanecen elevadas, con múltiples actores internacionales implicados y sin perspectivas inmediatas de un consenso político que permita una solución final al conflicto.
(Con información de EFE)
Diplomacy / Foreign Policy,North America,WASHINGTON
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