INTERNACIONAL
Marco Scotini: “La censura cultural se ha convertido en un problema serio”

“El Archivo de la Desobediencia (Disobedience Archive) busca escribir una gramática de la acción directa, de la desobediencia, de la resistencia, de la protesta, de las vías de escape y de las alternativas», dice Marco Scotini, curador italiano que pasó por Buenos Aires para presentar su display de videoinstalaciones que entrecruza arte con resistencia social en PROA21.
Tras un paso por la Bienal de Venecia, el proyecto itinerante aterrizó en el espacio de arte experimental de La Boca bajo el título “Archivo de la Desobediencia (la calle)”, donde se reúnen 36 obras en formato audiovisual de artistas y colectivos internacionales.
Dividido en tres etapas, con 12 piezas renovadas periódicamente, el Disobedience se expresa a través de cuatro núcleos temáticos: Desobediencia de género, Comunidades insurgentes, Ecologías radicales y Activismo de la diáspora.

Distribuidas en el espacio entre vallas de seguridad, el capítulo argentino La calle presenta piezas realizadas entre 1999 y 2023 que combinan activismo social y experimentación narrativa. Desde registros de luchas armadas hasta críticas al capitalismo y búsquedas identitarias, las obras indagan en cómo las sociedades enfrentan opresiones sistemáticas.
Un ejemplo destacado de esta perspectiva se encuentra en la obra de Seba Calfuqueo, Nunca serás un Weye. You will never be a Weye” (2015), que cuestiona el racismo cultural hacia los pueblos indígenas en América Latina. En esta misma línea, la sección de Desobediencia de género reúne piezas como Tactical Frivolity + Rhythms of Resistance (2007) de Marcelo Expósito y Nuria Vila, que explora la alianza entre movimientos LGBTQ+ y críticas al capitalismo global.
Por otro lado, el eje Ecologías radicales propone reflexionar sobre la devastación ambiental y busca forjar lazos de solidaridad entre comunidades humanas y no humanas, como The Path is Never the Same (2022), del artista Oliver Ressler, quien examina los efectos del cambio climático y la resistencia frente a la extracción de recursos.

En la sección de Comunidades insurgentes se analiza el impacto de las guerras, las colonizaciones y las luchas por la libertad, como en el filme El barro de la revolución (2019), de Paloma Polo, que documenta procesos revolucionarios en Asia. El cuarto núcleo, Activismo en la diáspora, indaga en las experiencias migratorias y el sentido de la ciudadanía bajo el neoliberalismo. Esta preocupación queda manifiesta en Empire of the Law (2019), de Daniela Ortiz, que denuncia la violencia estructural del imperialismo jurídico.
Durante su paso por Buenos Aires, Marco Scotini dialogó con Infobae Cultura sobre la génesis del proyecto, la curaduría de la edición argentina, el fenómeno del artwashing, el rol de los museos y el aumento de la censura, entre otros temas.
— ¿Cómo surgió el proyecto del Archivo de la Desobediencia?
— La primera presentación de Disobedience Archive se realizó en enero de 2005 en Berlín, en el Kreuzberg Bethanien. Surgió de muchas implicaciones de naturaleza estética, cultural y política. Había sido invitado a curar un festival y se transformó precisamente en una exposición de otro tipo. Pero surgía también, y sobre todo, como respuesta, por un lado, al movimiento antiglobalización y, por otro, a lo que había ocurrido en Italia en julio de 2001 con la represión del G8 en Génova. Este era un aspecto importante para mí, en un momento muy significativo de nuestra historia cultural, porque venía después de la Documenta X de Catherine David en 1997.
Además, en aquellos años comenzaron las primeras exposiciones de arte político, pero eran realmente pocas. Y luego ciertamente estábamos influenciados por la primera ola del zapatismo como forma cultural (1994) y después por la Contracumbre de Seattle (1999). Ese era un aspecto. En 2004 se publicó el número de ArtForum, que se titulaba “The Political Season”, donde se anunciaba lo que sería la nueva temporada y se mencionaban a Disobedience Archive, Collective Creativity, The Intervention is Democracy, y Ex-Argentina, por ejemplo. Este, al menos, es un núcleo principal de esas primeras manifestaciones que hoy son una tendencia, pero en aquel entonces eran verdaderamente raras. Eran muchas cosas que estaban sucediendo.

— ¿De qué se trata el “Disobedience Archive (la calle)”?
— Cada vez que el Disobedience se presenta hay un cambio de estructura. Por ejemplo, en la Bienal de Estambul estaba ambientada en una escuela real, pero habíamos jugado con el display expositivo también sobre la idea de la escuela. Volvió a cambiar en el Parlamento en Umea, en Suecia, y luego en el parque en Estambul en 2014 y en la Bienal de Venecia, todo con un dispositivo para cine. Pensando en Argentina, en lo que era mi memoria de Argentina al inicio de la Desobediencia, recuerdo que estaba la cuestión de los piquetes, de los encarcelados, de un uso totalmente diferente del espacio, de la calle. Y que por ejemplo, no era lo mismo que en Europa, donde a la calle la definimos como espacio público y sabemos que no es un espacio público y que ya ni siquiera se permite a los niños jugar, por lo tanto tampoco se permite, la posibilidad de acceder. Pero justamente pensando en Argentina y pensando también en tantas manifestaciones, también a nivel mundial, me parecía importante llamar “la calle” a este capítulo.
— Con respecto a las cuatro secciones, ¿por qué las elegís por sobre otras?
— Porque son secciones en las que he estado trabajando y tal vez también porque son algunos de los temas más importantes actualmente. Por ejemplo, para la Bienal de Venecia solo había dos secciones: Desobediencia de Género y Activismo de la Diáspora, que también están presentes aquí. Sin embargo, aquí también están Ecología Radical y Comunidades Insurgentes. Las secciones nacen también de los materiales que me encuentro investigando. Desde el inicio, Disobedience Archive ha recopilado casi 200 materiales en formato de video y fílmico. No obstante, cambia cada vez, porque, por ejemplo, cuando ocurrieron los levantamientos en el norte de África, como en Egipto, hice mucha investigación sobre los materiales que podía encontrar. Últimamente he hallado bastante material sobre ecología y sobre las personas, como situaciones que la gente reclama. Lo interesante aquí es que estas secciones se superponen unas con otras. No obstante, aunque son secciones rígidas, creo que pueden orientar al espectador.

— ¿Creen que estos temas están conectados en diversas partes del mundo o es solo una cuestión regional?
— Digamos que cuando Disobedience surgió, estaba centrada principalmente en el mundo Occidental. Por ejemplo, hubo una apertura al Este de Europa, pero seguía siendo predominantemente Occidental. Después, por ejemplo, pasé tres años en Asia, y personas en lugares como Singapur ya me hablaban del proyecto Disobedience y me mostraban sus materiales. Naturalmente, con el tiempo, esto se enriqueció a una escala global. Por ello, la geografía o la geopolítica de Disobedience abarca desde Islandia hasta Sudáfrica, el sudeste asiático, China, Europa, los Estados Unidos, Sudamérica, e incluye también África. Lo más interesante es cómo en estos últimos veinte o treinta años, entre finales de los años 90 o la época posterior a la Guerra Fría y ahora, una idea y una modalidad de hacer política ha cambiado en todo el mundo. Esta idea de desobediencia, no solo civil, sino social, ya no está limitada al mundo Occidental; realmente se puede encontrar en todo el planeta. Esto es algo sumamente importante, ya que, al final, Disobedience Archive busca escribir una gramática de la acción directa, de la desobediencia, de la resistencia, de la protesta, de las vías de escape y de las alternativas. Hemos descubierto que ya no pertenece únicamente al legado Occidental. El tema es interpretado en muchas partes del mundo, evolucionando dentro de algunas secciones.
— Desde los inicios del Desobedience a la actualidad se ha producido la expansión de las múltiples redes sociales, me interesaría saber ¿cómo irrumpen en la dinámica de la comunicación y cómo afectó al proyecto?
— Naturalmente, está en la base del archivo. Al inicio, cuando Disobedience surgió, existía este fenómeno del movimiento No-Global, estrechamente conectado con la creación del Indymedia (Centro de Medios Independientes), que comenzó en Seattle y luego se extendió por todo el mundo. Indymedia usaba pequeñas cámaras y el internet. Esto ya era significativo. Más adelante, durante las revoluciones del norte de África, por ejemplo, mis amigos—especialmente un grupo llamado Music in the Activists—eran cineastas activistas que utilizaban sus celulares para registrar la realidad. Ellos descubrieron esta idea de contar una historia en tiempo real porque podían filmar y, de inmediato, publicar lo que estaba sucediendo. Creo que en Disobedience la subjetividad tiene un papel central: es subjetividad política, pero también mediatizada. En consecuencia, hoy somos subjetividades mediatizadas. Lo que sucede a través de Disobedience es que decostruimos esta mediatización, utilizando los medios para contar otra historia. Sabemos que los medios nos expropian nuestra experiencia, pero debemos usarlos para producir la historia y su visualización.

— Si hablamos de arte y política me resulta imposible no traer el fenómeno del artwashing a la mesa, ¿cuál es tu mirada?
— Claro, este es un fenómeno que se observa como contemporáneo y que viene realizándose desde hace un tiempo y que es, en mi opinión, muy importante. Es reciente, en el sentido de que, en aquella época —hablo de principios de los años 2000— aceptar una exposición de arte político no era fácil, mientras que ahora se ha transformado en una forma terrible para poder, de alguna forma, descargar de responsabilidades a las instituciones, a los museos, de toda una serie de problemas también internos a nivel administrativo, por lo que hay este doble nivel en el que los contenidos quisieran ser democráticos para mantener estructuras que, digamos, no son democráticas.
— Comentas que es un fenómeno contemporáneo, ¿con eso querés decir, también, que es un fenómeno neoliberal?
— Sí, El artwashing es un fenómeno muy típico de los desarrollos del neoliberalismo, que surge inevitablemente de contradicciones muy marcadas. Y lo que para nosotros claramente era una forma de emancipación, y aún lo sigue siendo, a través de la cual, inevitablemente, también esa forma se ve comprometida. Pero, creo, es muy fácil distinguir procesos de networking de procesos reales de producción cultural de los otros.

— ¿Es un proceso que se produce dentro de la estructura clásica del arte contemporáneo? Digo, ¿usted cree que forma parte de un espíritu de la época que se da en las galerías, en los museos, en los centros culturales, como algo general?
— En mi opinión es uno de los mecanismos del neoliberalismo, en el sentido de que el neoliberalismo debía ser afirmativo para luego, de alguna manera, lograr sus propios resultados, ¿no? De alguna manera, para lograr el efecto contrario. Hoy, las formas que conocimos recientemente del neoliberalismo están nuevamente en crisis porque hay un retorno, al menos en Europa, de una censura muy fuerte. Por lo que el proceso se vuelve, por un lado, más problemático pero también más fácil de reconocer. Por ejemplo, el caso de la última Documenta (Ndr: acusaciones de antisemitismo por un mural que devino en la censura de la obra, la renuncia de su directora y luedo de los cuatro miembros de la comisión, entre otras consecuencias) y la próxima edición, que es un problema muy serio a nivel cultural, donde claramente se trata de hacer arte político, pero al final se entiende que no es posible hacerlo. El neoliberalismo necesita ser afirmativo para lograr resultados propios, pero no funciona.
— Embanderarse en discuros de “libertad” pero que buscan una especie de control.
— Sí. La libertad era esto de ser libres. Pero era una libertad aparente, en una condición afirmativa. Al mismo tiempo, era claramente lo opuesto a lo que se proponía desde instituciones que utilizaban justamente muestras políticas. Hay una fuerte vuelta a la censura y lo que está sucediendo es que el “artwashing” es más problemático porque estas muestras no se concretan o en un punto aparece la censuran por temas políticos o religiosos.
Por ejemplo, ern los últimos diez años, Turquía sufre un fenómeno muy condicionante y en este momento está realmente comprometida con formas que retornan a los antiguos modos culturales, la represión o la censura. Por lo tanto, la situación se vuelve mucho más complicada. Pero tomaba el caso de Documenta XV, porque estos fueron grandísimos problemas en Alemania y lo que sucedió con Palestina y frente al Documenta XVI, por lo cual ellos han apuntado a una mujer negra para dirigir (Ndr: Naomi Beckwith). Sí, pero esta mujer negra, que podría ser reconocida como forma emancipativa representa al “establishment” del Guggenheim de Nueva York, por lo que, es como decir, no sólo del capitalismo estadounidense, sino también del capitalismo judío estadounidense.

— ¿Hay algún tema que esté creciendo, pero que aún no es parte del Archive y que debería abordarse en el futuro?
— Es una muy buena pregunta. Por el momento, no. Es decir, la situación general en el mundo está cambiando, y pienso que la censura se está convirtiendo en un problema grave, como la represión. Ya no son como solían ser hace unos años. En el pasado, la censura no era tan declarada. Era evidente en ciertas áreas, pero no en todo el mundo. Actualmente, la censura cultural se ha convertido en un problema serio. Sin embargo, pienso que hay pocos temas que no están incluidos en Disobedience, pero quizás podría incluirse esta relación entre procesos censores—censura y las instituciones culturales. Desde hace unos años, el museo en sí mismo ha ganado importancia cultural. No obstante, lo ha hecho más por negación que por afirmación. Si pensamos, por ejemplo, en las huelgas en Estados Unidos como Strike MoMA, y en muchas otras iniciativas que han utilizado el museo como un medio para hablar de la descolonización, los problemas de género o de ecología, como en el caso de Extinction Rebellion (Rebelión contra la Extinción), que se manifiestan incluso contra obras de arte dentro del museo. Esto, para mí, es un fenómeno nuevo. Se trata de un ataque directo a la cultura, y tal vez a toda la idea de desobediencia. Mientras que antes considerábamos la desobediencia como una lucha integral dentro de la cultura, me interesa mucho esta dimensión, ya que cuestiona los presupuestos iniciales: ¿Qué es la cultura hoy en día? Ahora parece que debemos resistirnos a la cultura misma, en lugar de trabajar solo dentro de ella.
— ¿Te pasó de haber sufrido censura?
— Yo abrí una muestra en Berlín en octubre pasado y me censuraron dos obras. Increíble, ni siquiera en China me había pasado. Y entonces hay una nueva, cómo decir, cultura que respecto a hace unos años, que saca a relucir la cara violenta del neoliberalismo. Digo, finalmente, porque el “artwashing” es un fenómeno típico de la cultura fake del neoliberalismo y ahora me parece que esto se vuelve más claro porque el capitalismo se está volviendo más violento.
*“Archivo de la Desobediencia (la calle)” de Marco Scotini, en PROA21, Av. Pedro de Mendoza 2073, CABA. De jueves a domingos de 12 a 19h. Entrada gratuita
INTERNACIONAL
Tensión en Colombia: un tribunal dejó sin efecto la condena contra Álvaro Uribe por soborno y fraude procesal

El Tribunal Superior de Bogotá dejó sin efecto este martes la condena que pesaba contra el expresidente colombiano Álvaro Uribe. Lo absolvió de los delitos de soborno a testigos y fraude procesal por los que había sido condenado en primera instancia a 12 años de arresto domiciliario.
“He dicho la verdad a mis compatriotas a lo largo de esta extensa vida pública”, dijo Uribe a la prensa desde su natal Antioquia, en el noroeste del país. Fue una breve declaración en la que agradeció a Dios, a su familia y a los abogados. Además, aseguró que continuará trabajando por Colombia.
Leé también: Trump suspendió su cumbre con Putin y presiona a Zelenski para que le ceda una región de Ucrania a Rusia Álvaro Uribe, en una rueda de prensa posterior a conocerse la decisión que lo absolvió de una condena de 12 años de cárcel domiciliaria. (Foto: REUTERS/Juan David Duque).
La argumentación del tribunal a favor de Álvaro Uribe
Uribe, quien gobernó Colombia entre 2002 y 2010, defendió su inocencia en el primer juicio contra un expresidente en el país. Además de esto, tildó la condena de “persecución política”, asegurando que la jueza fue sesgada en su contra. Sus abogados apelaron cuestionando la validez de las pruebas.
“La motivación de la sentencia presenta deficiencias estructurales… uso de premisas vagas y sesgos retóricos y omisión de análisis integral”, indicó el tribunal en la audiencia virtual. La absolución del expresidente tuvo dos de los tres votos posibles. Una de las magistradas salvó su voto al considerar que la condena debía ser ratificada.
El nuevo fallo será elevado por las partes en un recurso adicional a la Corte Suprema de Justicia, que tendrá la última palabra, según dijo Iván Cepeda, senador de izquierda, a la prensa. Cepeda es considerado como una de las víctimas en el caso y no descartó acudir también al sistema interamericano de derechos humanos.
“La justicia ha prevalecido”: el comentario de Marco Rubio
El proceso penal contra Uribe, un político conservador de 73 años, generó un pulso político entre seguidores y detractores cuando el país está en plena campaña preelectoral para los comicios legislativos y presidenciales de 2026. Uribe se lanzaría de nuevo para ser senador si sus temas judiciales se lo permiten, según indicó su partido, el Centro Democrático.
El abogado penalista Fabio Humar indicó a The Associated Press que Uribe podrá aspirar al Senado mientras esté en libertad y la Corte Suprema define un eventual recurso adicional. Humar consideró que, aunque el recurso en la Corte suele demorarse años, la decisión sobre Uribe será mucho más rápida dada la importancia del caso en el país.
Paloma Valencia, senadora uribista, celebró el fallo e indicó que se sentía aliviada. “Siempre hemos confiado en su inocencia, siempre defendiendo su legado y su buen nombre”, indicó en X. La decisión también fue celebrada por el expresidente conservador Iván Duque, quien estuvo en el Poder entre 2018-2022).
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, consideró en X que la “justicia ha prevalecido” tras la absolución de Uribe. Para Rubio, el proceso fue parte de una “caza de brujas”.
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La reacción de Gustavo Petro
El presidente colombiano, Gustavo Petro, convocó a una concentración el viernes en la Plaza de Bolívar de Bogotá. La movilización tiene el objetivo de iniciar una recolección de firmas con el fin de convocar una Asamblea Nacional Constituyente, tras la absolución del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010). La publicación de Gustavo Petro en la que convoca a una movilización. (Foto: X/@PetroGustavo).
El proceso contra el expresidente Uribe comenzó en 2012, cuando presentó una denuncia por difamación contra el senador de izquierda Iván Cepeda.
Uribe aseguró que buscaba en cárceles testigos como Juan Guillermo Monsalve para que lo vincularan con el paramilitarismo. Sin embargo, la Corte Suprema desestimó la denuncia contra Cepeda y, en un giro inesperado, abrió una causa contra Uribe. Sospechaba que era él quien intentaba cambiar la versión de testigos.
Uribe fue detenido en su domicilio brevemente por orden de la Corte en 2020 en medio de la investigación, pero salió libre tras renunciar a su curul en el Senado, lo que hizo que su proceso pasara a la fiscalía. Los fiscales pidieron varias veces que el proceso fuera cerrado, sin lograr convencer a jueces, hasta que decidieron llevar al expresidente al juicio por el que fue condenado a 12 años de prisión domiciliaria en primera instancia.
Colombia, Álvaro Uribe, Gustavo Petro
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GOP senator predicts Trump’s next move in Venezuela amid Hezbollah’s influence: ‘Long past due’

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Hezbollah’s growing foothold in Latin America has found its epicenter in Venezuela, where U.S. lawmakers and former counterterror officials say the Maduro regime has turned the country into a safe haven for one of the world’s most dangerous terrorist groups, giving it access to drug trafficking routes, forged documents and a gateway to the Western Hemisphere.
At a Senate Caucus on International Counternarcotics Control hearing this week, both Republican and Democratic senators warned that Hezbollah’s integration into Latin America’s criminal underworld — once concentrated in Colombia and the tri-border region — has now taken root under Venezuela’s protection.
Witnesses described an illicit web of narcotics, money laundering and passport-for-terrorist schemes that have flourished with state sponsorship, turning Venezuela into what one expert called the «most important facilitator for Hezbollah in Latin America.»
«Venezuela is a willing safe haven for what remains the most lethal, dangerous foreign terrorist organization to the United States,» said Marshall Billingslea, a former senior Treasury official.
US BOLSTERS MILITARY PRESENCE IN CARIBBEAN NEAR VENEZUELA AMID TRUMP’S EFFORTS TO HALT DRUG TRAFFICKING
Hezbollah’s growing foothold in Latin America has found its epicenter in Venezuela, where U.S. lawmakers and former counterterror officials say the Maduro regime has turned the country into a safe haven for one of the world’s most dangerous terrorist groups. (AFP via Getty Images)
Sen. Sheldon Whitehouse, D-R.I., and Sen. John Cornyn, R-Texas, both warned that Hezbollah’s 50-year presence in Latin America now poses a hemispheric threat requiring coordinated U.S. action.
Ambassador Nathan Sales, the former counterterrorism coordinator at the State Department, urged more Latin American nations — especially Brazil and Mexico — to designate Hezbollah in its entirety as a terrorist organization.
The bipartisan tone, rare in today’s Congress, underscored what lawmakers called a clear and present danger — a sanctioned regime in America’s backyard providing cover to a global terror group.
«Venezuela has become a key enabler of Hezbollah’s malign activity in our region,» Sales testified.
«This is not just about the Middle East anymore,» Cornyn added. «It’s about a terrorist organization embedding itself in the Western Hemisphere under the protection of a hostile regime.»
Sen. Bernie Moreno, R-Ohio, went a step further, predicting that the United States will move to end Nicolás Maduro’s rule altogether.

Sen. Bernie Moreno, R-Ohio, went a step further, predicting that the United States will move to end Nicolás Maduro’s rule altogether. (Kayla Bartkowski/Getty Images)
«I think we’re going to free Venezuela,» Moreno said. «That will be one of President Trump’s many, many legacies. It’s long past due, and I think his days are numbered.» Moreno added that he «would be surprised if [Maduro is] still in Venezuela by the end of this year,» signaling growing confidence that Washington could soon pursue regime change in Caracas after seven strikes on alleged narco-traffickers on the seas.
SENATORS LOOK TO BLOCK TRUMP FROM ENGAGING IN ‘HOSTILITIES’ IN VENEZUELA
Billingslea and Cornyn pointed to evidence that Venezuelan officials issued passports to Hezbollah operatives, including accusations that former Vice President Tareck El Aissami helped militants travel freely across the region.
According to Billingslea, more than 10,000 passports were issued to individuals from Syria, Lebanon and Iran under the former Venezuelan vice president, some with known Hezbollah or Hamas ties.
The system, witnesses said, allowed operatives to disguise identities, launder funds and even move into the U.S. with false papers.
Sales detailed how Hezbollah’s operations have become embedded in the regional drug trade, including the trafficking of so-called «black cocaine» compressed into charcoal-like briquettes to avoid detection.
«Hezbollah traffics narcotics through criminal networks active in the tri-border area. … It’s particularly involved in the sale of black cocaine,» Sales said.

«I think we’re going to free Venezuela,» Moreno said. «That will be one of President Trump’s many, many legacies. It’s long past due, and I think his days are numbered.» (Carlos Becerra/Getty Images)
He and others warned that as sanctions squeeze Iran and Hezbollah’s financial channels in the Middle East, the group is relying more heavily on Latin American drug profits to sustain itself.
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Matthew Levitt of the Washington Institute said Venezuela has effectively joined what he called the «axis of evasion,» a global sanctions-defying network linking Russia, China, Iran and North Korea.
«Venezuela plays an important part in this illicit network as it reaches the Western Hemisphere,» Levitt said, describing its role in gold smuggling, oil-for-cash deals and financial cover for Iran and Hezbollah.
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El antecedente de la rebeldía de Colapinto: el recuerdo del polémico triunfo de Lole Reutemann en Brasil en 1981

Hay momentos en los que un deportista puede llegar a decir basta. Romper los límites. Ir más allá a pesar de las consecuencias. El 29 de marzo de 1981, Carlos Alberto Reutemann protagonizó un quiebre en su carrera, que fue desobedecer la orden del equipo Williams para que le cediera la victoria en el Gran Premio de Brasil de Fórmula 1 a su compañero de equipo, Alan Jones. Fue algo similar a lo ocurrido este domingo con Franco Colapinto quien ignoró la orden de mantener posiciones con el otro piloto de Alpine, Pierre Gasly.
Aunque a diferencia del pilarense de 22 años que está comenzado su camino en la Máxima, en aquel entonces Lole dijo “no” porque supo que aquella era una de sus últimas chances de ser campeón en la F1. También fue consciente de que su decisión declaró la guerra interna en la escudería inglesa y que eso iba a ser clave en la búsqueda del título en el resto de la temporada…
Cerca de cumplir 39 años (nació el 12/04/1942) y en su décimo ejercicio en la Máxima, para ese campeonato Reutemann dio el ciento diez por ciento. En la previa se preparó como nunca e hizo un fuerte entrenamiento físico. Se lo veía estilizado y en excelente forma. “Hice un esfuerzo excepcional en ese aspecto, con un régimen muy estricto, como un boxeador”, contó años después, en sus épocas de senador por Santa Fe. Esto sumado a su gran profesionalismo que lo llevó a involucrarse como pocos pilotos en la preparación del auto. Por algo fue uno de los mejores de su época a la hora de poner a punto un coche.
Aunque la historia de aquel fin de semana en el extinto Autódromo de Jacarepaguá, en Río de Janeiro (fue demolido y se reemplazó por instalaciones para los Juegos Olímpicos de 2016), empezó a escribirse mucho tiempo antes. En 1979, sir Frank Williams dijo que quería en su equipo a uno de los tres mejores corredores de la categoría y no dudó en buscar a Reutemann, que tuvo una frustrante temporada en Lotus. El santafesino vio en el coche de Williams, el FW 07, un auto para ser campeón mundial. De hecho Jones lo logró en 1980.

Sin embargo, al llegar al equipo de Grove, Carlos supo que el piloto número 1 era Jones, quien había estado en la escudería británica desde 1978. Entonces hubo una cláusula en el contrato que indicaba que, si en una carrera Reutemann estaba adelante y Jones detrás, a una diferencia menor a siete segundos, debía dejarlo pasar al australiano.
En la primera fecha de 1981, Reutemann venía ganando en el callejero de Long Beach, en la costa oeste de los Estados Unidos. Aunque por la cláusula de los “siete segundos”, se fue afuera en una chicana y fue superado por Jones. Fue elocuente lo ocurrido, Lole no era de cometer esas fallas que eran propias de un novato. Pero esa fue la última vez que cedió…
Dos semanas más tarde, ya en Brasil, estuvo delante de su compañero en las dos clasificaciones del viernes y sábado por más de medio segundo (1m35s390/1m36s337 y 1m36s000/1m36s690). El domingo amaneció con una fuerte lluvia y el ganador de la pole positions (mejor lugar de largada), el local Nelson Piquet, la pifió con la elección de neumáticos y apostó a que iba a dejar de precipitar y que la pista se secaría. Nada de eso ocurrió y cuando arrancó la competencia la lluvia fue más fuerte, patinó con su Brabham y Lole lo superó.
Reutemann quedó puntero y se alejó adelante. Luego de que Jones dio cuenta de Riccardo Patrese (Arrows) y llegó a estar a cuatro segundos de Carlos, pero nunca estuvo pegado al santafesino, cuyo ritmo en la punta fue demoledor en una pista muy complicada por la constante caída de agua.

El australiano solo estuvo cerca de Lole cuando éste se complicó con Keke Rosberg (Fittipaldi), que era rezagado. Una vez que le sacó una vuelta al finlandés, se alejó otra vez. “Se hizo muy largo, porque Rosberg no dejaba lugar, no sé si no me veía, y no quería arriesgarme a un toque peligroso entre los dos”, contó Reutemann.
Cuando faltaban nueve vueltas para el final apareció la tan temida orden de Williams. Charles Crichton Stuart era un ex piloto inglés que luego fue vendedor de autos y logró el acuerdo del equipo inglés con Saudia Airlines, que fue el puntapié para tener el patrocinio de la familia de Osama Bin Laden. Tomó el cartel sin saber que iba a convertirse en uno de los más recordados en la historia de la F1: “Jones-Reut”. Se lo mostraron durante cinco giros, pero Lole hizo caso omiso. La diferencia con Jones era de cuatro segundos.
Se cumplió con el tiempo máximo estipulado para la carrera y a las dos horas le bajaron la bandera de cuadros a Carlos, que terminó 4,4 segundos por delante de Jones. “Un poco me confundí al final porque creí que faltaba una vuelta más. Seguí como si aún faltara una vuelta más por si acaso”, reconoció Lole. Fue al podio donde solo lo acompañó el tercero, Patrese, ya que Jones se enojó y no fue a descorchar el champán…
Sobre el famoso cartel, Reutemann dijo que “nunca vi ningún cartel. Nunca pude verlo e incluso no lo vi a Alan Jones detrás mío porque la nube de spray no deja ver nada. Ni siquiera sabía que su auto (el de Jones) me seguía. Desde el momento que largué, no vi tampoco a Piquet que estaba a mi lado, doblé adelante y seguí así hasta el final”.
“La carrera fue muy difícil porque llovía todo el tiempo y había que concentrarse en el auto para no cometer el más mínimo error. Las condiciones de pista eran muy complicadas y tenía que hacer todo lo posible para mantener el auto en pista”, agregó. Y reveló que tras la carrera “Jones vino a saludarme, me dio la mano y eso fue todo…”
Sin profundizar en el tema y a los pocos minutos de terminada la carrera Lole supo que la guerra estaba declarada. Pero no solo con Jones, sino también con Williams, que rápido se alineó con el australiano.
“Se puso la orden para que Carlos lo dejara pasar a Alan porque eso era lo establecido en un caso como éste, y porque ambos pilotos estaban comprometidos con lo que firmaron”, esgrimió Sir Frank.
“Una vez que aparece la orden, en la siguiente vuelta el piloto debe dejar el paso”, aclaró.
“¿Y si Reutemann no lo vio?”, le preguntaron. Según la cobertura del recordado Germán Sopeña para la revista CORSA, “Williams respondió con un gesto escéptico…”
Jones no se quedó atrás. Ante la primera requisitoria reparó en querer declarar: “Más vale que hable dentro de un rato, cuando piense lo que voy a decir…” Se tomó un tiempo, aunque disparó con munición gruesa. “Creo que Carlos tomó una decisión de muy corto alcance con tal de ganar la carrera. Yo esperaba la decisión del equipo y por eso no ataqué en ningún momento su posición. Ahora sé que, de esta carrera en adelante, Reutemann es para mí lo mismo que correr contra Nelson Piquet, Gilles Villeneuve o Jacques Laffite. Es un enemigo más”, sentenció.
Carlos entendió que tuvo el derecho de apropiarse de ese triunfo en Brasil. Desde la largada se erigió como el ganador. Resultó una victoria implacable que se ubicó entre las mejores de un total de 12 que logró en la Máxima. Fue su cuarto éxito en el vecino país y el tercero por puntos. Ya había vencido con un Brabham en 1972 (no válida por el campeonato), y con Ferrari en 1977 (Interlagos) y 1978 (Jacarepaguá).
En ese momento Lole igualó en la punta del campeonato a Jones y en la siguiente fecha, en Buenos Aires, protagonizó un episodio donde primero fue gracioso, pero no hizo más que echarle leña al fuego. El público argentino bancó a su ídolo en el Autódromo y algunos llevaron carteles, pero con los nombres invertidos “Reut-Jones”. Hasta hubo quienes los vendieron… Jones recogió el guante y le mostró a la hinchada albiceleste el cartel con el orden original “Jones-Reut” y con un Frank Williams a carcajadas. El abucheo no tardó en llegar y fue Reutemann el que entró en escena y le mostró a su gente el “Reut-Jones” y las tribunas se vinieron abajo. Mucha risa y efervescencia, aunque la anécdota costó caro…

En la Argentina, Reutemann fue segundo detrás de Piquet y quedó en soledad a la cima de la tabla donde estuvo hasta la última fecha. Durante el año volvió a ganar y en Bélgica logró su última victoria en la Máxima. Pero luego su equipo no lo acompañó en la lucha por la corona y fue una de las razones por las se le escapó el cetro por apenas un punto ante el mismo brasileño. En la competencia que definió el campeonato, Jones venció, su escuadra lo festejó como si el australiano hubiese sido campeón a pesar de que su otro piloto perdió el título.
A fin de año, Reutemann hizo un repaso de la temporada en un programa en ATC (hoy TV Pública) y sobre la competencia en Brasil indicó: “Fue lo que sentí en el momento, no hubo forma de levantar el pie del acelerador y si levantaba, dejaba el auto parado en cualquier curva, me venía caminando a los boxes, agarraba el bolso y me iba. Esa fue la primera reacción que tuve arriba del coche. La segunda, es que yo nunca tuve marcada la diferencia, porque si me la hubiesen marcado, hubiese hecho más de 7 segundos”.
Aquel Williams FW 07C se guardó en el museo en Grove, tal cual como corrió en las primeras carreras de 1981 ya que luego el alerón delantero fue reemplazado por dos alas externas. También hay una gigantografía del auto de Lole en acción. Si bien el equipo inglés fue vendido a un grupo inversor en 2020, su historia permanece en ese lugar. En 2016 se vendió el chasis 17 con el que Lole corrió en Holanda, Italia, Canadá y Estados Unidos. Esos monopostos suelen ser comprados por multimillonarios de bajo perfil. Pero el auto que ganó en Brasil y que aún conserva hasta el mismo tipo de llantas, se guardó como un trofeo de guerra.

Hoy no debe sorprender lo de piloto número uno y dos. Esta historia viene desde el inicio mismo de la categoría hace 75 años. El tema es cuándo y cómo se debe aplicar una orden de equipo. ¿Era necesario en una segunda fecha y luego del mérito que hizo Reutemann en ese fin de semana? Otro caso más resonante fue el de Ferrari hacia Rubens Barrichello en Austria 2002, cuando el brasileño dominó la carrera, recibió el mandato de dejar pasar a Michael Schumacher (era cómodo líder del torneo), pero levantó antes de cruzar la meta y fue un papelón ¿Alguien dudó que el Kaiser iba a volver a ser campeón ese año?
El espíritu deportivo a veces está por encima de la rúbrica de un contrato. Ese fin de semana Reutemann fue superior en pista a Jones. Sintió que ese triunfo era suyo y fue consciente de que era una declaración de guerra contra su compañero de equipo y el propio Williams. Aunque el hambre de victoria pudo más y Lole supo que en 1981 jugó su última carta para ser campeón mundial. Hace 44 años dijo basta y dejó en claro que la gloria no tiene precio.

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