INTERNACIONAL
Miedo, resistencia y solidaridad: una atípica fiesta de graduación en la Universidad de Harvard, bajo los misiles de Donald Trump

Con sus togas y birretes negros, miles de estudiantes de Harvard habían llegado al día tan ansiado, pero esta vez el sentimiento no era de felicidad por haber terminado sus estudios sino que reinaba un espíritu de resistencia y una inmensa incertidumbre.
Es que mientras sucedía la masiva ceremonia de graduación este jueves en el campus de Cambridge, a pocos kilómetros de allí una jueza federal estadounidense definía sobre la capacidad de la universidad de enrolar estudiantes internacionales que había sido quitada por el gobierno de Donald Trump. Buena parte de los alumnos podrían perder sus visas por una fuerte ofensiva oficial para minar la capacidad financiera y la influencia global de su “alma mater”.
Alumnos y profesores llevaban stickers en su vestimenta que decían: «Sin nuestros estudiantes internacionales, Harvard no es Harvard». Otros portaban flores blancas en solidaridad con los extranjeros.
Finalmente, los estudiantes recibieron una buena noticia. La jueza Allison D. Burroughs dijo a los abogados del Gobierno y de Harvard que considera «necesaria» la orden judicial para detener la acción del gobierno. «Quiero mantener el statu quo», dijo Burroughs, que dictaminó mantener el bloqueo de la semana pasada, que congeló la revocación y preservó el estatus de los estudiantes extranjeros. Permanecerá en vigor hasta que se acuerde una medida cautelar más amplia, señaló.
Antes, el gobierno había dado a la universidad un nuevo plazo de 30 días para que entregue registros detallados de actividades de sus estudiantes extranjeros. «La negativa de Harvard a cumplir con la supervisión del SEVP (el programa de sponsoreo de visas de estudiantes internacionales) fue la evidencia más reciente de que desprecia al pueblo estadounidense y da por sentado los beneficios de los contribuyentes estadounidenses», dijo la secretaria Kristi Noem en la carta.
«Seguimos rechazando el patrón repetido de Harvard de poner en peligro a sus estudiantes y propagar el odio estadounidense: debe cambiar sus formas para recibir generosos beneficios del pueblo estadounidense», agregó y pidió que respetaran el nuevo plazo de 30 días para entregar información.
El gobierno de Trump busca que Harvard cumpla con todas las demandas oficiales, fundamentalmente la entrega de registros de las actividades de sus alumnos extranjeros, más la completa eliminación de políticas de diversidad, género e inclusión (DEI) y manifestaciones consideradas antisemitas en el campus. También denuncia injerencia internacional a través de alumnos con supuestos vínculos con el PC chino, que afecta la seguridad de Estados Unidos.
Además de la batalla en el juzgado, Trump intensificó sus esfuerzos contra los estudiantes extranjeros cuando ordenó a las embajadas de EE.UU. en todo el mundo que suspendieran las entrevistas para otorgar visas de estudio.
Además, el miércoles por la noche, el secretario de Estado, Marco Rubio, ordenó «revocar agresivamente» las visas de estudiantes chinos, incluidos los que pertenezcan al Partido Comunista de ese país.
Los graduados hicieron fila para recibir sus diplomas cuando el futuro de la universidad estaba bajo ataque. Muchos estudiantes llevaron flores blancas a las ceremonias de graduación para señalar su solidaridad con los estudiantes extranjeros, que representan aproximadamente una cuarta parte de todos los alumnos.
Y, a diferencia del año pasado, cuando las autoridades enfrentaron abucheos por su manejo de las protestas propalestinas, el presidente Alan Garber fue recibido con una ovación de pie después de emerger como un líder de la resistencia contra la Casa Blanca. Cuando Garber dio la bienvenida a «estudiantes de todo el mundo, como debe ser», recibió la ovación más extendida.
El gobierno de Trump acusa a Harvard de políticas woke, de violar la prohibición de la Corte Suprema sobre la acción afirmativa y permitir comportamientos antisemitas.
La universidad, en cambio argumenta que la institución está siendo atacada deliberadamente por el presidente del país, que expone claramente su intención en sus declaraciones públicas y en las redes sociales y que esta ofensiva es política y que viola la Primera Enmienda constitucional sobre la libertad de expresión.
La restricción de visas a estudiantes extranjeros es solo un paso en esa ofensiva. Trump congeló más de 3.000 millones de dólares en fondos federales para la universidad, ordenó a las agencias gubernamentales que cancelaran contratos por otros 100 millones y ya ha dicho que le gustaría revocar el estatus de exención de impuestos de Harvard.
INTERNACIONAL
A una semana de las elecciones en Bolivia: uno por uno, los ocho candidatos a la presidencia

Ocho candidatos disputarán la Presidencia de Bolivia el próximo domingo en las elecciones generales. Aunque en la papeleta electoral hay nueve nombres, solo ocho están en carrera tras la declinación de la postulante Eva Copa, cuando el material para la votación ya estaba impreso.
Los aspirantes son todos hombres y están entre los 36 y los 70 años. Hay cuatro que postulan a presidente por primera vez, cuatro que ocupan cargos públicos electivos, dos que vienen de una familia de políticos, un ex presidente y dos que se presentan como la renovación de la izquierda que gobierna el país desde hace 20 años. Uno de estos ocho hombres será el próximo presidente de Bolivia.

Uno de los empresarios más exitosos del país. Fue dueño de una cementera que vendió por alrededor de 300 millones de dólares, es propietario de la franquicia de Burger King en Bolivia, dueño del emblemático hotel Los Tajibos en Santa Cruz de la Sierra y entre sus últimos proyectos destacan los dos rascacielos más imponentes y modernos del país.
Aunque en la vida le fue mejor como hombre de negocios que como político, no es un novato en esas lides. Fue ministro de Planificación en la década de los 90, miembro de la Asamblea Constituyente en 2009, tres veces candidato a la Presidencia y dos a Vicepresidencia, aunque la última vez su fórmula -con Jeanine Añez como candidata a presidenta- renunció antes de la votación. En su cuarto intento por llegar a la silla presidencial, se muestra por primera vez como uno de los favoritos en las encuestas de intención de voto.

Fue presidente de Bolivia por un año (2001-2002), tras la renuncia del general Hugo Banzer, de quien fue Vicepresidente y el más joven en ocupar ese cargo, con 37 años. Fue candidato a la Presidencia en 2005, 2014 y 2020, pero en la última renunció días antes de las elecciones por su bajo desempeño en las encuestas. Es una de las voces activas de la región contra los gobiernos autoritarios de América Latina y miembro de algunas organizaciones internacionales, pero no se le conocen públicamente actividades profesionales.
El ex presidente fue uno de los actores clave en las negociaciones políticas que viabilizaron la asunción de Jeanine Añez al poder tras la renuncia de Evo Morales. Durante el gobierno interino fue nombrado “delegado internacional” para denunciar presuntas violaciones de derechos humanos cometidas por el gobierno derrocado de Morales. También es uno de los favoritos en los sondeos.

Con 70 años, es el mayor de los candidatos a la Presidencia. Reyes Villa es un militar y político boliviano con larga trayectoria. Fue alcalde de Cochabamba (centro) entre 1993 y 2000 y luego prefecto de ese departamento entre 2006 y 2008. Fue dos veces candidato a la Presidencia, en 2002 y 2009, y desde hace cuatro años ejerce otra vez el cargo de alcalde de Cochabamba.
Como opositor al Gobierno de Morales, enfrentó más de una docena de juicios en Bolivia por corrupción y malversación de fondos, y se refugió por varios años en Estados Unidos, de donde regresó durante el Gobierno de transición de Añez. En 2023, la Justicia anuló cuatro sentencias y ocho procesos en su contra, mientras crecían las críticas por haber “dividido” a la bancada de la oposición con legisladores que le respondían y favorecido de esa manera a la administración de Luis Arce.

El actual presidente del Senado tiene 36 años y es uno de los candidatos más jóvenes de la elección. Es politólogo y su liderazgo se forjó en los sindicatos cocaleros del Chapare, en el centro del país. Durante años fue considerado el sucesor político de Evo Morales, de hecho el candidato confesó haber esperado hasta el último momento para anunciar su postulación porque quería tener el respaldo de su mentor, con quien finalmente rompió por falta de acuerdos.
Aunque Rodríguez es el candidato de izquierda más aventajado en las encuestas, mostró una caída sostenida en los sondeos y enfrenta la campaña del evismo a favor del voto nulo. Andrónico, como todos le llaman en Bolivia, se presenta como la renovación de la izquierda, lo que aumenta el desafío de convencer a un electorado descontento con el manejo económico del país en los últimos años.

El ex ministro de Gobierno (Interior) de Luis Arce es el candidato del oficialista Movimiento Al Socialismo. Su sorpresiva postulación se dio luego de la renuncia del presidente Arce a la reelección y en medio de la disputa interna del partido, que quedó finalmente bajo el control legal de los aliados del primer mandatario.
Del Castillo tiene 36 años y fue una figura controversial por haber sido uno de los enemigos visibles de Morales.
Nació en Santa Cruz de la Sierra, es abogado, doctorante en Derecho Constitucional y antes de ser ministro ocupó el cargo de Oficial Mayor del Senado, en la legislatura previa a la crisis poselectoral de 2019. Sus críticos le cuestionan la forma en que fueron detenidos opositores como la expresidenta Áñez y el ex líder cívico Luis Fernando Camacho, además de haber fracasado en el operativo para detener al narcotraficante uruguayo Sebastián Marset.

Es hijo del ex presidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) y actual senador. Nació en 1967 en España y pasó su juventud en el exilio junto a su familia, debido a los sucesivos golpes militares en Bolivia. En 2002 ingresó a la política como diputado por la ciudad sureña de Tarija y tras más de una década en la función pública, como legislador y concejal, en 2015 ganó la Alcaldía de Tarija y en 2020 fue electo senador bajo la alianza que postuló al ex presidente Carlos Mesa.
Es uno de los postulantes que más ha subido en la intención de voto según las encuestas pero está lejos de disputar la segunda vuelta, aunque podría lograr algunas diputaciones. Muchos atribuyen su subida a su candidato a vicepresidente, un capitán de la Policía que goza de popularidad en el occidente del país.

Es alcalde de Santa Cruz e hijo de Max Fernández, un empresario y popular líder político en la década de los 90. El candidato ha tenido una carrera política activa desde joven, fue concejal y tres veces alcalde de Santa Cruz, además de candidato a varios cargos públicos incluido el de presidente.
Su actual gestión como alcalde es objeto de polémica por denuncias de corrupción y promesas incumplidas. Su campaña se muestra improvisada, porque a una semana de las elecciones aún no ha definido su candidato a vicepresidente y es de conocimiento público que ha tenido reuniones con el entorno de Evo Morales. Las encuestas lo muestran como uno de los candidatos con menor porcentaje de apoyo, lo que lo podría llevar a perder incluso la sigla política.

Desconocido hasta la inscripción de las candidaturas, Aracena postula por uno de los partidos tradicionales del país, Acción Democrática Nacionalista, del extinto dictador Hugo Banzer. Es un ingeniero civil nacido en Oruro que radica en Santa Cruz, y el peor puntuado en los sondeos de intención de voto.
En el debate de candidatos organizado por el Tribunal Supremo Electoral se presentó como el candidato “emergente” de la votación y causó controversia al proponer la creación de un Ministerio de la Familia y la Religión.
Para ver los planes de gobierno de cada candidato, puedes hacer clic en este enlace.
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INTERNACIONAL
Quiénes son los líderes europeos que firmaron una carta pidiendo mantener la presión sobre Rusia antes de la cumbre Trump-Putin

Por ahora, posiciones irreconciliables
Donald Trump,Vladimir Putin,Rusia,Ucrania,Guerra Rusia-Ucrania,Últimas Noticias
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Líderes europeos reafirmaron su apoyo a Ucrania y llamaron a mantener la presión sobre Rusia antes de cumbre entre Trump y Putin

Los principales líderes europeos reafirmaron este domingo su apoyo a Ucrania y llamaron a mantener la presión sobre Rusia para alcanzar la paz, días antes de la reunión prevista entre los presidentes Vladimir Putin y Donald Trump el próximo 15 de agosto en Alaska.
La cumbre, anunciada por Trump el viernes, forma parte de sus esfuerzos por buscar una salida al conflicto iniciado con la invasión rusa en febrero de 2022. El encuentro se celebrará sin la presencia del presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, quien ha reclamado participar en las negociaciones.
Trump adelantó que el eventual acuerdo “incluirá algún intercambio de territorios para el beneficio de ambos”, en referencia a Ucrania y Rusia, sin dar más detalles. Zelensky rechazó esa posibilidad: “No pueden tomarse decisiones en nuestra contra, no pueden tomarse decisiones sin Ucrania. Sería una decisión contra la paz. No conseguirán nada. Los ucranianos no entregarán su tierra al ocupante”, afirmó el sábado en redes sociales.
En conversaciones separadas con Zelensky, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, expresaron su respaldo a Kiev. Macron señaló en X que “el futuro de Ucrania no puede decidirse sin los ucranianos”, mientras que Sánchez abogó por “una paz justa y duradera que respete la independencia y la soberanía” del país.

Además, los mandatarios europeos firmaron una declaración conjunta en la que sostienen que “solo un enfoque que combina una diplomacia activa, el apoyo a Ucrania y la presión sobre la Federación Rusa” podrá poner fin a la guerra. “Aplaudimos el trabajo del presidente Trump por detener la masacre en Ucrania” y “estamos listos para apoyar ese trabajo en el plano diplomático, además de mantener nuestro sustancial apoyo militar y financiero a Ucrania”, añade el texto.
Entre los firmantes figuran Macron, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni; el canciller alemán, Friedrich Merz; el primer ministro polaco, Donald Tusk; el primer ministro británico, Keir Starmer; el presidente finlandés, Alexander Stubb, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
En paralelo, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, conversó el sábado por teléfono con Putin y expresó la disposición de Brasil a contribuir a una solución pacífica. Según la presidencia brasileña, el mandatario ruso agradeció el interés.
Las tres rondas de conversaciones celebradas este año entre Rusia y Ucrania no produjeron avances. Moscú exige la cesión de cuatro regiones parcialmente ocupadas —Donetsk, Lugansk, Zaporizhzhia y Kherson—, además de Crimea, anexionada en 2014, y que Kiev renuncie a suministros de armas occidentales y a su ingreso en la OTAN. Ucrania considera estas condiciones inaceptables y exige la retirada total de las tropas rusas y garantías de seguridad que incluyan más armamento y presencia militar europea.

Sobre el terreno, los combates continúan. En la región de Donetsk, bombardeos rusos mataron el sábado a cuatro personas y dejaron una veintena de heridos; en Kherson, otras dos personas murieron.
La reunión de Alaska será la primera entre presidentes en ejercicio de Estados Unidos y Rusia desde la celebrada en Ginebra en junio de 2021 entre Putin y el ex presidente Joe Biden. Trump y Putin no se encuentran cara a cara desde la cumbre del G20 en Japón en 2019, aunque han mantenido contactos telefónicos desde enero.
Los líderes europeos subrayaron que “el camino a la paz en Ucrania no puede decidirse sin Ucrania” y reiteraron su compromiso con garantías de seguridad “creíbles y robustas” para Kiev. Además, calificaron la invasión rusa como una “flagrante violación” de la Carta de la ONU, el Tratado de Helsinki de 1975, el Memorándum de Budapest de 1994 y otros compromisos internacionales suscritos por Moscú.
“Seguiremos trabajando con el presidente Trump y los Estados Unidos y con el presidente Zelensky y el pueblo ucraniano por una paz en Ucrania que proteja nuestros intereses vitales de seguridad”, concluye la declaración.
(Con información de EFE y AFP)
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