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Pakistán dice tener “inteligencia creíble” sobre un próximo ataque de la India: ¿que desató esta nueva crisis?

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La India y Pakistán, potencias antagonistas desde su independencia del Imperio británico, atraviesan uno de los momentos de máxima tensión bilateral desde 2019, después de que 26 civiles fueran asesinados en una zona turística de la Cachemira india en un ataque terrorista, del que Nueva Delhi responsabiliza a Islamabad. Ahora, el gobierno de Islamabad asegura que Nueva Delhi prepara una ataque para los próximos días.

Decenas de ciudadanos de Pakistán que viven en India se dirigieron el miércoles al principal cruce terrestre entre los dos países tras la decisión de la India de ordenar a casi todos los paquistaníes que abandonen el país luego del ataque de la semana pasada en la parte de Cachemira controlada por India.

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Decenas de ciudadanos de Pakistán que viven en India debieron abandonar el país. Foto: AP

Un ataque a turistas en la Cachemira controlada por India y las medidas de Nueva Delhi en represalia contra Pakistán —que niega cualquier conexión con la masacre— han llevado las tensiones entre los rivales con armas nucleares a su punto más alto desde 2019, cuando estuvieron al borde de la guerra luego de un atentado suicida en Cachemira.

«Inteligencia creíble»

Pakistán dijo el miércoles que tenía “inteligencia creíble” de que India tiene intención de llevar a cabo una acción militar contra el país en las “próximas 24-36 horas con el pretexto de acusaciones infundadas y fabricadas de participación en el incidente de Pahalgam”.

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Las autoridades indias no realizaron comentarios de inmediato. Sí indicaron que el primer ministro, Narendra Modi, ha “dado completa libertad operativa a las fuerzas armadas para decidir el modo, los objetivos y el momento de la respuesta de India a la masacre de Pahalgam”.

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, en llamadas telefónicas separadas con India y Pakistán, enfatizó la necesidad de “evitar una confrontación que podría resultar en consecuencias trágicas”.

El Departamento de Estado de Estados Unidos pidió también una desescalada y dijo que el secretario de Estado, Marco Rubio, hablará pronto con los ministros de Exteriores de ambas naciones.

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El plazo para que los ciudadanos paquistaníes salieran del país —con excepciones para aquellos con visas médicas— venció el domingo, pero muchas familias aún estaban tratando de llegar al lado indio de la frontera en la ciudad de Attari, en el estado de Punjab del Norte, para cruzar a Pakistán.

Algunos llegaban por su cuenta y otros eran deportados por la policía.

“Hemos asentado a nuestras familias aquí. Pedimos al gobierno que no desarraigue a nuestras familias”, manifestó Sara Khan, una paquistaní que tuvo que regresar a su país sin su esposo, Aurangzeb Khan, quien tiene pasaporte indio.

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Sara Khan, una paquistaní que tuvo que regresar a su país sin su esposo. Foto: APSara Khan, una paquistaní que tuvo que regresar a su país sin su esposo. Foto: AP

Esperando en el lado indio del cruce fronterizo, Khan llevaba a su hijo de 14 días en brazos. Dijo que las autoridades no le dieron tiempo para recuperarse de una cesárea y que su visa era válida hasta julio de 2026.

“Ellos (las autoridades) me dijeron que soy ilegal y que debo irme”, apuntó Khan, que vive desde 2017 en la Cachemira controlada por India. “No nos dieron tiempo. Ni siquiera pude cambiarme los zapatos”.

El atentado en la disputada Cachemira

Aunque la relación diplomática y geopolítica entre la India y Pakistán es tensa y compleja desde la partición del subcontinente indio en 1947, el brutal ataque del pasado 22 de abril en el que murieron 26 personas -25 indios y un nepalí- y varias resultaron heridas, ha exacerbado las hostilidades.

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Las tensiones entre las naciones rivales ha aumentado luego de que hombres armados mataran a 26 personas, la mayoría turistas indios, cerca de la ciudad turística cachemira de Pahalgam.

El asalto desencadenó medidas diplomáticas de represalia entre India y Pakistán, como la cancelación de visas y la retirada de diplomáticos. Nueva Delhi suspendió también un tratado crucial de reparto de agua con Islamabad y ordenó cerrar su frontera con el país. En respuesta, Pakistán ha cerrado su espacio aéreo a las aerolíneas indias.

A medida que crecen las tensiones, también lo hacen los disparos transfronterizos entre soldados indios y paquistaníes a lo largo de la Línea de Control, la frontera de facto que separa el territorio de Cachemira entre los dos rivales.

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India ha calificado la masacre de “ataque terrorista” y acusó a Pakistán de respaldarla. Islamabad ha negado cualquier conexión con el ataque, que fue reivindicado por un grupo insurgentes desconocido hasta ahora que se hace llamar Resistencia de Cachemira.

Al menos tres de los sobrevivientes a la masacre dijeron a The Associated Press que los atacantes seleccionaron a hombres hindúes y les dispararon a quemarropa. Entre los fallecidos había un ciudadano nepalí y un guía local de paseos en poni musulmán.

Aishanya Dwivedi, cuyo esposo fue murió en el atentado, contó que uno de los atacantes se acercó a la pareja y lo retó a recitar la declaración de fe islámica. Su esposo respondió que era hindú y el pistolero le disparó “a quemarropa en la cabeza”, dijo.

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“Estaba en mi regazo. Yo estaba empapada en su sangre”, afirmó Dwivedi a la AP por teléfono desde su casa en la ciudad india de Kanpur.

Tanto India como Pakistán reclaman la totalidad del territorio de Cachemira. Nueva Delhi considera toda la militancia en la zona que controla como terrorismo respaldado por Pakistán. Islamabad lo niega y muchos musulmanes cachemires consideran a los insurgentes como parte de una lucha por la libertad.

Por otra parte, el primer ministro indio, Narendra Modi, presidió el miércoles la segunda reunión del comité de seguridad de su gobierno desde el ataque.

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India,Pakistán

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La NASA desarrolló un metal que resiste el calor extremo

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Una aleación desarrollada por NASA permite fabricar componentes complejos capaces de operar donde los metales convencionales fallan ante el calor y la presión extremos (REUTERS/Joe Skipper/File Photo)

La NASA logró un avance relevante en la ingeniería de materiales con el desarrollo de la aleación metálica GRX-810, capaz de soportar altas temperaturas y apta para impresión 3D. Este avance, realizado en el Glenn Research Center de la agencia en Cleveland, Ohio, transforma la producción de componentes tanto para la industria aeroespacial como para la aviación comercial.

El GRX-810 superó una limitación histórica de la impresión 3D en metales: la ausencia de aleaciones asequibles que resistan las condiciones extremas de motores espaciales y aeronáuticos. Antes, solo los metales más costosos permitían la fabricación aditiva de piezas expuestas a altas temperaturas, restringiendo su uso a aplicaciones de alto presupuesto. La nueva formulación, que combina níquel, cobalto y cromo, resolvió ese obstáculo.

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El proceso de fabricación de GRX-810 incorpora una innovación clave: cada partícula metálica en polvo cuenta con un recubrimiento cerámico de óxido. Esta técnica, conocida como aleación reforzada por dispersión de óxidos (ODS), mejora la resistencia térmica y el rendimiento del material.

Antes, producir polvos ODS resultaba costoso y complejo, pero la NASA desarrolló un método avanzado basado en mezcla acústica resonante. Mediante vibraciones rápidas aplicadas a un recipiente con polvo metálico y nanopartículas de óxido, cada partícula recibe un recubrimiento uniforme.

Así, el material conserva sus propiedades incluso tras ser reciclado y reutilizado para impresión 3D. Este procedimiento permite reutilizar el material sin perder las cualidades que lo distinguen.

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La aplicación de óxidos nanométricos
La aplicación de óxidos nanométricos mediante vibración acústica ha posibilitado elevar la resistencia térmica de las partículas metálicas impresas en 3D (NASA)

Las ventajas sobre las aleaciones convencionales son notables: GRX-810 resiste hasta un año de uso continuo a 1.093°C bajo cargas que fracturarían cualquier otro metal asequible en solo horas. Además, la impresión 3D con esta aleación permite la creación de formas mucho más complejas, lo que amplía el horizonte de diseño y eficiencia en fabricación de componentes.

La producción industrial de GRX-810 está a cargo de Elementum 3D, una empresa con sede en Erie, Colorado, que posee una licencia coexclusiva para la aleación y el proceso patentados por NASA. Elementum 3D suministra el material en volúmenes que van desde pequeños lotes hasta más de una tonelada, y mantiene una colaboración activa con la agencia bajo un acuerdo Space Act para perfeccionar el producto.

Jeremy Iten, director técnico de la compañía, explicó: “Un material sometido a estrés o a una carga pesada a alta temperatura puede empezar a deformarse y estirarse casi como si fuera caramelo”. Iten agregó: “Las pruebas iniciales realizadas en la producción a gran escala de nuestra aleación GRX-810 mostraron una vida útil que duplica la del material producido en pequeños lotes, y esos ya eran excelentes”.

La impresión 3D con GRX-810,
La impresión 3D con GRX-810, desarrollada y producida por Elementum 3D, permite obtener piezas metálicas complejas capaces de funcionar durante un año bajo condiciones extremas que desgastarían cualquier otra aleación disponible en horas (Elementum 3D Inc.)

El potencial de GRX-810 abarca más industrias. Empresas del sector, incluyendo la aviación, exploran aplicaciones adicionales para esta aleación. Un caso concreto es el de Vectoflow, cliente de Elementum 3D, que está probando sensores de flujo fabricados con GRX-810.

Estos dispositivos, esenciales para medir la velocidad de los gases en turbinas y optimizar el rendimiento de los motores, suelen fallar en minutos debido a altas temperaturas. El uso de GRX-810 podría mejorar la eficiencia del combustible en aviones, reducir las emisiones y disminuir la frecuencia de reemplazo de componentes.

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La colaboración entre NASA y empresas privadas como Elementum 3D se integra en una estrategia de transferencia tecnológica que genera beneficios tanto para la agencia como para la economía espacial estadounidense. A través de acuerdos específicos, NASA impulsa materiales avanzados que potencian sus misiones y a la vez impactan sectores industriales clave.

Gracias a iniciativas como GRX-810, la NASA consolida su liderazgo tecnológico al aportar soluciones que pueden transformar la exploración y generar cambios en la industria y la vida cotidiana.



North America,CAPE CANAVERAL

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Trump-aligned legal group probes Biden-era organ transplant program over ethical concerns

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NEWYou can now listen to Fox News articles!

FIRST ON FOX — A Trump-aligned legal group founded by White House aide Stephen Miller filed Freedom of Information Act requests Thursday targeting a Biden organ transplant program that critics warn could be open to abuse.

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The requests from America First Legal went to the Department of Health and Human Services, the Centers for Medicare & Medicaid Services, and the Health Resources and Services Administration. At issue is the Increasing Organ Transplant Access Model, a six-year mandatory program finalized in December 2024 and set to take effect in July 2025, which aims to expand access to kidney transplants but has drawn criticism from Trump officials who warn it may be vulnerable to outside influence.

The model builds on earlier payment experiments, testing whether financial rewards and penalties can improve care and expand access for Medicare and Medicaid patients.

Trump officials and allies, including America First Legal, argue the system risks distortion by outside interests — a charge that prompted AFL’s FOIA requests as part of a broader investigation.

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TRUMP’S EXECUTIVE ORDER ON VOTING BLOCKED BY FEDERAL JUDGES AMID FLURRY OF LEGAL SETBACKS

Health and Human Services Secretary Robert F. Kennedy Jr., speaks during a news conference at the Health and Human Services Department on Apr. 22, 2025 in Washington, D.C. (Andrew Harnik/Getty Images)

They cited in part recent findings from an HRSA-led probe published earlier this year. That investigation suggested third-party groups or for-profit organizations «may have unduly influenced the IOTA Model»— though their exact role or the extent they may have done so is unclear.

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HHS Secretary Robert F. Kennedy Jr. also cited concerns from the study, which the department said in a statement «revealed clear negligence and disturbing practices» by a large organ procurement organization in the U.S., prompting him to launch a new reform initiative.

In previewing the FOIA requests to Fox News Digital, AFL cited related concerns about patient safety, ethical misconduct, and discrimination in organ allocation, among other things.

The requests ask HHS, CMS and HRSA for a long list of information regarding the program and related correspondence — including emails, letters and memos between agency personnel and third-party representatives about the development or implementation of the IOTA Model. They also seek meeting records, agendas and summaries of discussions involving agency staff and outside officials.

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The payment model will affect more than 100 U.S. transplant hospitals over six years, imposing mandatory financial incentives and penalties tied to a final performance score.

FEDERAL JUDGE BLOCKS TRUMP’S BIRTHRIGHT CITIZENSHIP BAN FOR ALL INFANTS, TESTING LOWER COURT POWERS

Donald Trump pointing at the White House

President Donald Trump gestures in the State Dining Room of the White House, Friday, Aug. 8, 2025, in Washington. (AP Photo/Mark Schiefelbein)

IOTA was touted as a way to help increase access to organ donors and transplants in the U.S. and help address the long waiting list of patients awaiting a transplant, which as of last fall stood at roughly 90,000 people.

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Participating hospitals are evaluated for their performance in three key areas, according to CMS’s final rule, which took force in July, including the volume of kidney transplants, their matching efficiency, and post-transplant outcomes of their patients. But the role outside groups have played, including during the process of drafting the final rule, has prompted criticism and calls for additional scrutiny from Trump allies, including AFL. 

The U.S. Department of Health and Human Services building

The U.S. Department of Health and Human Services building is pictured in Washington on Monday, July 13, 2020.  (Caroline Brehman/CQ-Roll Call, Inc./Getty Images)

«Self-interested third parties should play no role in shaping America’s organ transplant policy,» AFL counsel Laura Stell told Fox News Digital in a statement previewing the FOIA requests and broader investigation.

«Where monetary incentives and penalties come into play, there must be utmost certainty that CMS developed the program without influence from entities with improper motives.»

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America First Legal, though not officially part of the Trump administration, was founded by longtime Trump adviser Stephen Miller after Trump’s first presidential term. 

Miller stepped down from AFL before rejoining the White House in 2025 as Trump’s deputy chief of staff. 

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El director que creyó que era un genio y estafó a Netflix: su serie era una mentira y podría ir 50 años preso

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Podría ser otra de esas historias de fracasos de Hollywood, de presupuestos despilfarrados, de sueños desmesurados que terminan en un desastre colosal. Pero esta historia es mucho más que eso. Todo salió tan mal que el director puede terminar condenado a 50 años de prisión.

Aquí hay de todo: megalomanía, excesos, un fraude millonario, locura. Y un gigante involucrado (y estafado): Netflix.

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Carl Rinsch es un director de cine norteamericano. Se dio a conocer con piezas publicitarias y algún corto que llamaron la atención de Hollywood. Lo ayudaba una personalidad desbordante, arrollador; era un gran vendedor de sus ideas. Lo apoyaba Ridley Scott, para quien trabajaba.

Dicen que contaba sus proyectos con una convicción contagiosa. Sin haber debutado como director de largometrajes estuvo a punto de que le confiaran la precuela de Aliens y la remake de Fuga en el Siglo XXIII (Logan´s Run), una mítica ciencia ficción de mediados de los setenta. Al final el proyecto que salió fue una adaptación fantasy y grandilocuente de 47 Ronins, la leyenda sobre heroicos samurais protagonizada por Keanu Reeves. Durante el rodaje el presupuesto se fue estirando. Rinsch gastó 175 millones de dólares que el estudio nunca recuperó. La película fracasó en taquilla y fue rechazada por la crítica. Parecía que a Rinsch le iba a resultar muy difícil rescatar su carrera incipiente, parecía que estaba condenado a filmar publicidades por el resto de sus días.

Pero pocas cosas lo detenían a este hombre.

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Junto a su entonces esposa Gabriela Roses Betancor, modelo y diseñadora de moda uruguaya, Carl Rinsch desarrolló un proyecto para una serie de ciencia ficción llamada White Horse. Narraba la historia de unos robots con forma humana llamados Orgánicos Inteligentes diseñados para brindar ayuda humanitaria. Pero de a poco la población empieza a temerles, a desconfiar de ellos y los ataca. Allí comienza un combate descarnado.

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Puso parte de su dinero y consiguió productores que financien la filmación de seis cortos de entre 4 y 10 minutos para poder vender la serie. El plan original era un producto de 13 capítulos de dos horas cada uno. 13 películas que contarían una gran historia. El rodaje de ese material ya fue problemático. Para abaratar costos filmó en Europa y en África, esquivando a los sindicatos de Hollywood. Pero su estilo perfeccionista y sus manías se devoraron pronto el presupuesto. Su inversor escapó espantado y apareció Keanu Reeves -con el que mantenía buena relación desde 47 Ronins– para aportar como productor asociado los dólares necesarios para finalizar los cortos que servirían para vender el proyecto.

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Carl Rinsch era uno de los directores más prometedores y terminó en la ruina. (Foto: AP)

En 2018 las plataformas buscaban contenido alocadamente. Estallaba el boom del streaming y todavía no habían encontrado un equilibrio. Todas las series parecían funcionar y nadie quería perderse el próximo gran impacto. HBO, Amazon y Netflix pelearon por White Horse. Eso aumentó la cotización del director y el presupuesto de la producción. Fue como una subasta alocada, fuera de control, en la que todos pierden perspectiva y suben la oferta. Parecía que sería de Amazon por más de 10 millones de dólares pero terminó ganando (en este caso es sólo una forma de decir, un eufemismo) Netflix. La oferta monetaria para los cradores fue más generosa pero agregó algo más, que tendría vital trascendencia en esta historia. Le otorgó al director el corte final, una verdadera rareza en el mundo de las plataformas. Esa cláusula, la de otorgarle a Rinsch el poder de decisión final puede ser una de las más costosas de esta nueva era del streaming.

La producción era muy ambiciosa. Para esa altura ya había cambiado de nombre. La serie se llamaría Conquest. Netflix imaginaba que tenía entre manos una nueva gran saga, que podría explotar con muchas temporadas, precuelas, secuelas, spin offs y merchandising. Parecía un gran negocio.

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Las banderas rojas que no vieron

En el fragor de la pelea por quedarse con la serie, en la obnubilación por triunfar en la subasta, Netflix no prestó atención a algunas alertas. Las disputas de Rinsch con los inversores iniciales (obtuvieron varios millones de dólares con sus reclamos posteriores), la forma de manejarse de Rinsch en el set (maltratos, arbitrariedades y poco apego al presupuesto) y a que -algo fundamental- los guiones todavía no estaban terminados. Destinaron un presupuesto de casi 65 millones de dólares.

Carl Rinsch, en 2019 en Uruguay, en pleno rodaje de la serie Conquest. (Foto: gentileza El País de Uruguay)

Carl Rinsch, en 2019 en Uruguay, en pleno rodaje de la serie Conquest. (Foto: gentileza El País de Uruguay)

La preproducción y el rodaje estuvieron gobernados por los problemas de Rinsch. Gritos, insultos, elementos arrojados, cámaras derribadas. Nadie lo veía dormir; parecía estar despierto las 24 horas del día. Sus allegados luego lo acusaron de abusar de drogas prescriptas para el déficit de atención (él después reveló que está dentro del espectro autista y que tiene TDHA) y de otras drogas no recetadas. La esposa, otros familiares, miembros relevantes de la producción y amigos hicieron una intervención solicitándole (conminándolo a) que entrara a rehabilitación. Pero Rinsch sólo aceptó tener una especie de ayudante terapéutico que duró nada más que un par de semanas a su lado; muy rápido logró deshacerse de él.

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Definir la conducta de Rinsch como errática sería generoso, un calificativo tenue. Le enviaba mails a los directivos de Netflix afirmando que él conocía el mecanismo secreto de la transmisión del Covid que surgía desde el centro de la tierra o que presumía de poder de predecir cuándo y dónde caería un rayo o el momento exacto en el que un volcán entraría en erupción.

Lo que entró en erupción fue la producción de Conquest.

La pandemia detuvo el rodaje un tiempo. Cuando reanudaron, el director le pidió a Netflix otros 11 millones de dólares para terminar la serie. Les dijo que sin esa inyección de dinero el proyecto naufragaría. Netflix, una vez más, aceptó y liberó esa suma (a ese momento llevaba invertidos 55 millones de dólares).

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Apenas recibió la plata, Rinsch sacó casi todo de la cuenta de la producción, dejó 500.000 dólares. Los restantes 10 millones y medio los transfirió a su cuenta personal. Compró bonos y acciones pero sus inversiones fueron un enorme fracaso. En unas pocas semanas se esfumaron casi 6 millones de dólares.

Los directivos de la serie intentaron averiguar en qué estado se encontraba la serie; si algo del proyecto podría salvarse. Se encontraron con el mutismo del director y con que nadie del equipo sabía bien dónde estaban parados. Tardaron unas semanas más en darse cuenta de que Conquest era una quimera irredimible. Al ver que ya llevaban más de 55 millones de dólares gastados y que ni siquiera había un capítulo finalizado, la empresa decidió dar por concluido el proyecto. Salvarlo parecía imposible y demasiado costoso. Prefirieron dejar de perder dinero y en especial dejar de lidiar con Rinsch y sus excentricidades.

Le anunciaron vía mail todo se cancelaba y que él podía revenderlo si quisiera. Pero con una enorme salvedad: el nuevo comprador-productor debía pagar a Netflix cada dólar que había puesto.

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Rinsch respondió con mails furiosos. Pero el destino de la serie estaba dictado.

En el medio de esa disputa también se terminó su matrimonio. Su esposa uruguaya lo acusó de maltratos, de hacer agujeros en las paredes con sus puñetazos cuando le agarraban ataques de furia y de destrozar buena parte del mobiliario del lugar en el que se alojaban.

Él sostuvo que ella se había complotado con miembros del equipo técnico para asesinarlo.

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Mientras su gran proyecto y su matrimonio se derrumbaban, Rinsch tomó los cuatro millones de dólares que quedaban de lo que le había enviado Netflix y los invirtió en criptomonedas. Si con las acciones le había ido pésimo, con las cripto ocurrió todo lo contrario. Tuvo un éxito furibundo. Cuando cobró, esos 4 millones se habían transformado en 27 millones de dólares. Salió a gastar eufórico. En pocas semanas se compró 5 Rolls Royce, una Ferrari, relojes de 400.000 dólares y ropa y muebles de diseñadores exclusivos. Tal vez el gasto más estrafalario haya sido el de unos colchones suecos hechos a mano por los que pagó 650.000 dólares. Se calcula que gastó casi 10 millones de dólares en total.

Las demandas comenzaron a llegarle de manera aluvional. La ex esposa y Netflix fueron por él. El juicio de divorcio demostró los gastos y el ocultamiento de dinero. Netflix ganó un juicio por daños por casi 12 millones de dólares (y la devolución de todo el material filmado hasta el momento). Rinsch se declaró insolvente y aún no pagó. Se da una paradoja: los honorarios de los abogados que lo defienden de los reclamos de Netflix los pagó con el dinero que le entregó Netflix.

El director veía la situación de manera diferente. O al menos sus (costosos) abogados. Su lugar era, según su propia perspectiva, el de víctima. Demandó a Netflix por el final anticipado del contrato, la acusó de incumplimiento y exigió 14 millones de dólares de resarcimiento.

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El director podría recibir una pena de más de 50 años. (Foto: gentileza El País de Uruguay)

El director podría recibir una pena de más de 50 años. (Foto: gentileza El País de Uruguay)

Ante el reclamo de Netflix intentó justificarse asegurando que las compras de todos esos bienes carísimos eran parte de la producción de la serie. El argumento fue jurídicamente insostenible. Entonces dio un vuelco de 180 grados y dijo que esa plata le pertenecía y se la habían dado a título personal. Ningún documento respaldó esa afirmación.

El FBI se involucró y lo acusó de cometer varios delitos como fraude electrónico, lavado de dinero y participar de actividades ilegales. La pena en total, sumando las respectivas condenas, podría superar los 50 años.

En estos últimos años cada vez que los periodistas quisieron hablar con el director, él se negó. Sostenía que el artículo en cuestión seguramente sería impreciso y no haría justicia con los hechos ni con su persona, que lo más probable lo harían quedar como alguien fuera de sus cabales y él, afirma, está completamente en sus cabales.

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Sin embargo, esto varió cuando se debió defender en los estrados penales. Sus abogados alegaron que en los momentos en que dispuso de la plata estaba bajo un estado de psicosis que le impedía pensar y actuar con claridad. Lo atribuyeron a su adicción a las drogas, al consumo desmesurado de medicación prescripta, al stress por encabezar un proyecto de esa magnitud y al malestar y desequilibrio psiquiátrico que produjo la pandemia en él.

Sus argumentos, dicen los expertos, tienen escasa posibilidad de imponerse.

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El juez fijó el juicio para principios de diciembre. En estos días Carl Rinsch debía presentarse en una audiencia preliminar. Dijo que era imposible porque está absolutamente quebrado y no podía afrontar el viaje desde Los Ángeles hasta Nueva York. El juez ordenó a la oficina de Marshalls de Estados Unidos que se encargara del traslado y así lograr que el acusado acuda a la audiencia y comparezca ante el juzgado.

Acaso nunca veamos las escenas que se filmaron de Conquest. Es muy probable, de todas maneras, que algunas vez Netflix produzca una serie que narre las alternativas del proyecto y su fracaso estruendoso.

Tienen entre manos una historia muy atractiva protagonizada por un gran personaje.

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