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Panorama internacional: Oriente Medio, el difícil camino hacia el punto de partida

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El lunes, durante el anuncio del nuevo plan de paz para Oriente Medio, era sencillo adivinar en la trastienda de ese ambicioso proyecto la larga mano de las opulentas potencias árabes asociadas a nivel político, económico y personal con el presidente norteamericano. El acuerdo propone un complejo camino por el medio.

Le brinda una victoria al líder israelí, Benjamín Netanyahu, pero no a su gobierno. Un triunfo por puntos. Se desarmaría la banda terrorista como pretende este polémico mandatario y las potencias árabes y liberan a la totalidad de los rehenes israelíes secuestrados en la masacre de hace dos años. Pero se fulmina la limpieza étnica que alentaban los socios integristas del Ejecutivo israelí, lo que se traduce en que no habrá anexión del territorio de Gaza y menos aún del de Cisjordania. Lo que suceda será con y para los habitantes del enclave.

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El plan propone, además, una noción borrosa pero existente de un eventual Estado Palestino que Netanyahu niega, pero está ahí confirmando una cuestión dinámica de esta crisis en el sentido de que el futuro de ese pueblo y su altura institucional no deja de colarse en cualquier modelo hacia adelante. Es el poder de la historia. Y es lo que demandan los significativos socios árabes de EE.UU. que aspiran a calmar la región para impulsar inversiones que involucran también al grupo Trump y a Israel. Pero, claro, en todo este armado que parecería auspicioso, está el líder israelí y está Hamas…

La intervención de ese puñado de potencias regionales, con las cuales Trump dialogó en la ONU antes de encontrarse con Netanyahu, debe ser observada en dos dimensiones. Es posible medir su influencia concreta sobre el lado occidental en el extraordinario episodio en la Casa Blanca con el premier israelí obligado a un diálogo monitoreado por Trump para disculparse con Qatar por haber ordenado el bombardeo de la capital del emirato para intentar eliminar a dirigentes de Hamas. Una acción de la cual el líder israelí ha venido vanagloriándose de modo desafiante hasta que el pragmatismo del lunes lo obligó a un humillante retroceso.

Es claro quién había reclamado este gesto para pasar página. Trump se ocupó de exhibirlo de un modo hasta grotesco con decenas de fotos de Netanyahu sentado contrito hablando con su par qatarí. Esa acción, más las concesiones que incluye el pacto, lo convirtió en “un Chamberlain negociando con Hitler”, según el brutal reproche de su ministro de Finanzas, el ultranacionalista, Bezalel Smotrich, quien le había impuesto una diversidad de líneas rojas a cualquier acuerdo. El temor de ese sector extremo por el destino de las conversaciones del líder israelí con Trump y la posible pérdida de sus ambiciones colonialistas, alcanzó niveles tales que envió una delegación para intentar mantener bajo control al premier.

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De modo que para esmerilar el impacto de la nueva propuesta de paz, Netanyahu sin consultas previas a todos los participantes, modificó parte de lo que el enviado especial de la Casa Blanca, Steven Wiltkoff y el propio yerno del magnate, Jared Kushner, –detalle de pie de página, todos empresarios inmobiliarios y de la construcción como el propio mandatario norteamericano– habían acordado con aquellos aliados. No se sabe hasta qué punto lo supo o lo permitió el imprevisible Trump. Esos cambios revelados por el portal Axios dispararon la furia de estos socios cruciales y se llenó el ambiente otra vez de una intensa nube de desconfianza.

Del lado de Hamas, un grupo minoritario, reaccionario y alucinado, incrustado en el universo palestino, las cosas son aún más complejas. El plan propone que el mandato arrebatado a la fuerza a la conducción palestina por esta banda en Gaza sea reemplazado por un “comité palestino tecnocrático y apolítico”, ése es el nombre oficial con ese dato de nacionalidad. Funcionaría supervisado por una “Junta de Paz” presidida simbólicamente por Trump y con coordinación directa del ex premier británico Tony Blair, a modo de virrey .

Palestinos desplazados que huyen de la ciudad de Gaza ayudan a una mujer en silla de ruedas mientras se dirigen al sur, siguiendo una orden de evacuación israelí, en medio de una operación militar israelí. Foto Reuters

Los «dos» Hamas

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Los miembros del grupo terrorista que se comprometan a una “coexistencia pacífica y a desarmar sus armas” recibirían amnistía. Otros combatientes que deseen abandonar Gaza recibirían un salvoconducto para el exilio. La banda, que está muy reducida, hace tiempo ya que acepta que no participará en ninguna futura conducción del enclave. Pero hay un problema respecto de esta organización: carece de una jefatura clara, está muy dañada tras dos años de guerra y también se ha esfumado en gran medida el padrinazgo iraní. Esos déficit explican el amontonamiento desordenado de definiciones contradictorias a la prensa de fuentes internas que tanto rechazaban unos como aceptaban otros negociar el acuerdo dándole una primera luz verde.

Qatar junto a Turquía y Egipto están intermediando para salvar el pacto con el argumento consistente de que una decisión en contrario por parte de la organización articularía con la estrategia de los ultranacionalistas del Ejecutivo israelí. A ellos responsabilizan de la destrucción territorial, la masacre de la población y la intención de dividirse el control del enclave con EE.UU, sin sus habitantes, para integrarlo al mapa israelí. Ese destino promovió que el Ejecutivo palestino de Ramallah saliera rápidamente a sostener el acuerdo hasta con elogios a Trump, gesto además justificado porque en ese papel se incluye a esa Autoridad en el futuro organizativo de la región, al margen de que Netanyahu, por las cuestiones domésticas señaladas más arriba, niegue semejante condición.

Pero el Hamas que negocia en Qatar no es el mismo Hamas que retiene cuotas de poder en Gaza. Si aquellos están dispuestos a avanzar y plantean definir puntos que ciertamente deben ser aclarados, como el calendario de la salida de las tropas israelíes y garantías de que Israel no reanudará la guerra como sucedió intempestivamente en marzo pasado, del otro lado no hay señales positivas. El Hamas de Gaza multiplica las objeciones, no necesariamente le debe obediencia a los que negocian en su nombre y, lo que es peor, son eso los que retienen a los cautivos tomados en el sangriento asalto del 7 de octubre. Este diseño vuelve a un punto de partida diferente al que alentaba la propuesta, con el destino del conflicto en manos de visiones extremas en ambas veredas.

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Flotilla a Gaza: Israel intercepta barcos con ayuda y surge el debate sobre su legalidad

Este plan que arrancó de modo esperanzador copia la propuesta franco-saudita de julio pasado con sus principales basamentos extraídos de la iniciativa para cerrar el conflicto que Joe Biden, aún presidente, promovió en mayo de 2024. La iniciativa impulsaba un alto el fuego gradual que desencadenara el fin de la guerra, con el efecto de romper el aislamiento internacional de Israel y avanzar en la cuestión nacional palestina desamparando ideológicamente a Irán. Política pura.

Fue, también, el umbral del pacto de principios de este año que tomó la recién llegada administración de Trump y permitió la liberación de una treintena de cautivos, pero zozobró cuando Israel debía cumplir la segunda etapa que era, justamente, finalizar una guerra que tiene muchos más propósitos que los que se declaran y admiten.

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El ex premier Yitzhak Rabin, una de las mentes más lúcidas y con visión de futuro de Israel, sostenía que los palestinos “no fueron en el pasado ni en el presente una amenaza existencial para Israel”. Este ex general, que llegó a comandar las FF.AA. afirmaba que “solo hay una solución radical para santificar la vida humana. No blindaje, ni tanques, ni aviones, ni fortificaciones de hormigón. La única solución radical es la paz y esa solución sólo puede ser política. El verdadero punto de partida.

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US deploys Ford carrier strike group to combat narco-terror in Western Hemisphere

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NEWYou can now listen to Fox News articles!

The Trump administration has ordered the deployment of the Gerald R. Ford Carrier Strike Group in the Western Hemisphere as the U.S. continues to target suspected drug smuggling vessels in the Caribbean.  

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«In support of the President’s directive to dismantle Transnational Criminal Organizations (TCOs) and counter narco-terrorism in defense of the Homeland, the Secretary of War has directed the Gerald R. Ford Carrier Strike Group and embarked carrier air wing to the U.S. Southern Command (USSOUTHCOM) area of responsibility (AOR),» chief Pentagon Spokesman Sean Parnell said in a statement Friday.  

«The enhanced U.S. force presence in the USSOUTHCOM AOR will bolster U.S. capacity to detect, monitor, and disrupt illicit actors and activities that compromise the safety and prosperity of the United States homeland and our security in the Western Hemisphere,» he added. «These forces will enhance and augment existing capabilities to disrupt narcotics trafficking and degrade and dismantle TCOs.»

The Trump administration has ordered a number of strikes in the Caribbean aimed at dismatling and disrupting drug cartels in the region. 

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Most recently, War Secretary Pete Hegseth announced on Thursday that a strike on a vessel allegedly operated by members of Tren de Aragua (TdA), a Designated Terrorist Organization (DTO), killed six alleged narco-terrorists.

This story is breaking. Please check back for updates.  



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La neurociencia revela cómo se forman y modifican los hábitos

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La repetición y la estabilidad del entorno son claves para consolidar hábitos, según la investigación. (Imagen Ilustrativa Infobae)

La neurociencia ha demostrado que los hábitos, esos comportamientos automáticos que moldean la rutina diaria y repercuten en la salud mental, surgen de la interacción entre dos sistemas cerebrales: uno responsable de responder a estímulos y otro orientado por metas y creencias.

Esta perspectiva, presentada mediante un estudio publicado en enero de 2025 por investigadores del Trinity College Dublin, está transformando la comprensión sobre la formación y modificación de los hábitos, con efectos directos en la vida cotidiana y en el tratamiento de trastornos compulsivos.

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Eike Buabang y su equipo destacan el denominado marco de doble sistema. Este concepto, respaldado por la neurociencia cognitiva, sostiene que los hábitos resultan del equilibrio entre un sistema de control dirigido por objetivos —basado en la evaluación consciente de acciones y resultados— y un sistema estímulo-respuesta, que automatiza conductas frente a señales familiares.

Cuando el sistema estímulo-respuesta domina, las personas tienden a repetir acciones sin analizar su relación con metas actuales, lo que puede derivar en errores, impulsividad o conductas compulsivas. Como señalan Buabang y sus colegas: “Los hábitos pueden entenderse como un balance entre un sistema impulsado por estímulos, basado en asociaciones estímulo-respuesta, y un sistema dirigido por objetivos, basado en expectativas acción-resultado y metas valoradas”.

Romper hábitos arraigados requiere debilitar
Romper hábitos arraigados requiere debilitar asociaciones estímulo-respuesta y crear alternativas.(Imagen Ilustrativa Infobae)

La formación de hábitos responde a varios mecanismos clave. Destaca la repetición, ya que cada vez que una conducta se repite en un contexto similar, las conexiones neuronales entre estímulo y respuesta se refuerzan, facilitando su automatización. No obstante, el estudio muestra que la evidencia es dispar sobre cuántas repeticiones se requieren: algunos trabajos sitúan el rango entre 18 y 254 días, según el tipo de hábito y características de la persona.

El refuerzo —la obtención de consecuencias positivas tras la acción— fortalece los hábitos, gracias en parte a la dopamina en regiones cerebrales como el putamen posterior. Además, cuando se desactivan los procesos dirigidos por objetivos, por presión de tiempo, estrés o distracción, el sistema estímulo-respuesta asume el control. La estabilidad del contexto favorece la consolidación de los hábitos, ya que la repetición en entornos previsibles disminuye la necesidad de supervisión consciente y permite que las acciones se encadenen de modo automático.

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Existen diferencias individuales y neurobiológicas que influyen en la facilidad para formar o interrumpir hábitos. La estructura y actividad de circuitos como el putamen y la corteza prefrontal dorsolateral varían entre personas, lo que explica por qué algunos adquieren hábitos con rapidez mientras que otros precisan más tiempo o repeticiones. Además, la intensidad de las señales contextuales, la frecuencia de repetición y la motivación —tanto intrínseca como extrínseca— modulan este proceso. Según la investigación: “La duración necesaria para formar un hábito varía considerablemente entre individuos”, lo que resalta la importancia de personalizar las estrategias de intervención.

Romper hábitos arraigados requiere debilitar las asociaciones estímulo-respuesta, evitar los estímulos desencadenantes, potenciar la inhibición dirigida por objetivos y, en muchos casos, crear hábitos alternativos que compitan con los anteriores. La extinción de un hábito no elimina las conexiones previas, sino que genera una nueva asociación entre el contexto y la ausencia de respuesta, lo que explica la propensión a recaer frente a los estímulos originales.

Estrategias como la evitación de contextos problemáticos, el entrenamiento en inhibición y la formación de intenciones de implementación (“si ocurre X, haré Y”) presentan eficacia tanto en entornos experimentales como en la vida cotidiana. Estas técnicas operan en terapias conductuales y farmacológicas, y pueden potenciarse mediante intervenciones como la estimulación cerebral no invasiva, que refuerza el control ejecutivo.

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El estudio del Trinity College
El estudio del Trinity College Dublin destaca el papel de dos sistemas cerebrales en la creación de rutinas. (The Hospital for Sick Children SickKids)

Las aplicaciones clínicas de estos avances resultan especialmente relevantes en trastornos compulsivos, como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), las adicciones y los trastornos alimentarios. En estos casos, se identifica un déficit en el control dirigido por objetivos, lo que favorece la aparición de hábitos patológicos. Como advierte la investigación: “El trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno por consumo de sustancias y los trastornos alimentarios están vinculados a déficits en el control dirigido por objetivos, posiblemente explicados por una dimensión transdiagnóstica de compulsividad”.

Las terapias más eficaces combinan la exposición a los estímulos desencadenantes, la prevención de la respuesta habitual y el refuerzo de conductas alternativas, lo que permite abordar tanto mecanismos automáticos como procesos conscientes.

A pesar de estos avances, la investigación actual enfrenta desafíos metodológicos y conceptuales. Persisten dificultades para replicar hallazgos clave en humanos y continúa el debate sobre la suficiencia del modelo de doble sistema. Buabang y sus colegas proponen modelos más complejos, integrando la interacción dinámica entre hábitos de pensamiento, creencias automáticas y conductas. La transferencia de hábitos entre contextos y la resistencia al cambio figuran como áreas de estudio aún en desarrollo.

Hacia el futuro, la investigación subraya la importancia de profundizar en los mecanismos subyacentes a la formación y alteración de hábitos, así como adaptar las intervenciones a las distintas características individuales y contextuales. Solo mediante una comprensión más precisa de estos procesos será posible diseñar estrategias realmente eficaces para promover cambios conductuales duraderos y mejorar el abordaje de trastornos relacionados con la compulsividad.

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New York Attorney General Letitia James enters plea in federal mortgage fraud case

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New York Attorney General Letitia James was arraigned at a federal court in Norfolk, Virginia, Friday, where she pleaded not guilty to two felony charges of bank fraud and making false statements to a financial institution.

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The charges against James stem from her 2020 purchase of a home in Norfolk, Virginia. Prosecutors allege that James misled a bank about the nature of the residence in order to obtain more favorable loan conditions.

The indictment states that James misrepresented the financial institution in claiming it would be her secondary residence, and instead rented it out to a family. 

According to the indictment, the lower interest rate would allow James to save nearly $19,000 over the course of the 30-year loan.

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LETITIA JAMES TO BE ARRAIGNED IN VIRGINIA ON FEDERAL BANK FRAUD CHARGES TIED TO 2020 HOME PURCHASE

NY AG Letitia James and President Donald Trump (Getty Images)

James entered the not guilty plea herself to U.S. District Judge Jamar K. Walker. 

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She is being represented in the case by defense attorney Abbe Lowell, and by Andrew Bosse, a former assistant U.S. attorney based in Norfolk who formerly headed up the office’s criminal division. 

James’ arraignment is the latest in a string of prosecutions brought against the president’s perceived political foes, despite objections from career prosecutors — some of whom have since been fired or resigned.

James, a Democrat, has long-drawn Trump’s ire after she campaigned for attorney general in 2016 largely on vows to investigate Trump’s actions and businesses.

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She also successfully secured a $450 million civil fraud case against him last year, though an appeals court later tossed the financial penalty portion of the case. 

«This is nothing more than a continuation of the president’s desperate weaponization of our justice system,» James said in a statement after she was indicted. 

DOJ SEEKS REMOVAL OF COMEY’S DEFENSE LAWYER, CITING CONFLICT OF INTEREST

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Trump talks in the Oval Office

Trump denies B1 bombers flew toward Venezuela amid cartel threats. (AP Photo/Alex Brandon)

«These charges are baseless, and the president’s own public statements make clear that his only goal is political retribution at any cost,» she added.

Her indictment, like the indictment of former FBI Director James Comey, was presented to a grand jury by former White House aide Lindsey Halligan, whom President Donald Trump installed as the acting U.S. attorney for the Eastern District of Virginia last month. 

Trump, in September, said he would install Halligan as the top prosecutor for the Eastern District of Virginia, replacing interim attorney Erik Siebert, who resigned under pressure to indict both Comey and James.

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«No one is above the law. The charges as alleged in this case represent intentional, criminal acts and tremendous breaches of the public’s trust,» Halligan said in a statement. «The facts and the law in this case are clear, and we will continue following them to ensure that justice is served.»

After the arraignment, it is likely that she will file a motion to dismiss her case for vindictive and selective prosecution, following similar steps taken by Comey’s legal team in Alexandria earlier this week. 

She will also file a motion to dismiss her case based on what her lawyers will argue was the unlawful appointment of Halligan in securing her indictment. 

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Lowell, her attorney, has described the case against her as «improper political retribution,» and vowed they would «fight these charges in every process allowed in the law.»

The Justice Department did not immediately respond to Fox News’s request for comment on the case, or whether Halligan or Keller would be joined by any other federal prosecutors in the Eastern District of Virginia.  

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Speaking to reporters outside the court on Friday, James said the Justice Department is being used as a tool of «revenge,» and a «vehicle of retribution.»

«But my faith is strong,» she told the group that had massed outside the courthouse in Norfolk, Virginia, hours earlier. «I have a belief in the justice system.»

«Never cow down or break or bend. So there is no fear today,» she said. «I will not be deterred.»

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Judge Walker set a trial date for Jan. 26, 2026, and ordered parties to appear back in court for motions hearings in early December.

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