INTERNACIONAL
Quiénes son los posibles candidatos a Papa tras la muerte de Francisco: los europeos, los “tapados” y los moderados

La muerte de Papa Francisco en la madrugada de este 21 de abril marcó el fin de un pontificado caracterizado por su enfoque progresista y sus esfuerzos por acercar la Iglesia Católica a la modernidad. Con una salud cada vez más frágil en los últimos años, las preguntas sobre su sucesión llevan tiempo debatiéndose y ahora el mundo espera con ansiedad quién ocupará su lugar en la Santa Sede. La elección de su sucesor recaerá en el Cónclave Papal, compuesto por los cardenales menores de 80 años, quienes se reunirán en la Capilla Sixtina para decidir el futuro de la Iglesia.
La incógnita no es solo quién será el próximo Papa, sino qué dirección tomará la Iglesia. Los posibles sucesores varían considerablemente en su enfoque teológico, político y pastoral, lo que hace que el proceso sea aún más intrigante. “La gran pregunta que tienen que resolver los cardenales ahora es si quieren un Papa europeo o no”, explica a infobae Inés San Martín, vicepresidenta de Comunicación de las Obras Misionales Pontificias, ex co-editora de CruxNow.com y periodista con años de cobertura papal. “Esta pregunta también puede leerse como, ¿quieren continuidad con el papado de Francisco o no?”, analiza.

La especialista en el Vaticano ve muy difícil la elección de un latinoamericano y ninguna chance para los norteamericanos. De los no europeos, se inclina por los africanos. En ese grupo reducido incluye al congoleño Fridolin Ambongo Besungu y al nigeriano Peter Ebere Okpaleke.
Edward Pentin, conocido vaticanista, periodista de National Catholic Register y corresponsal de EWTN News, publicó tiempo atrás un libro autorizado sobre el tema, titulado: “El próximo Papa: los principales cardenales candidatos”. La investigación proporcionó la primera lista documentada sobre la posible sucesión aún cuando la salud de Francisco todavía no suponía urgencia. De ese listado, hay varios nombres que siguen vigentes y otros que se sumaron.

Con 70 años, el Cardenal Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano, es uno de los favoritos para suceder al Papa. El italiano, con una larga trayectoria en el ámbito diplomático, Parolin es considerado un moderado. A pesar de su cercanía al poder, demostró ser un hombre de consenso, buscando soluciones diplomáticas en lugar de imponer ideologías. Su perfil lo posiciona como una figura estable y respetada, con capacidad para unir a los sectores más diversos de la Iglesia. Sin embargo, explica Inés San Martín a Infobae, la historia le juega en contra: “Parolin sería una continuidad de Francico, sí, pero tradicionalmente el secretario de Estado no es elegido”.

El cardenal húngaro Peter Erdö es conocido por sus posturas conservadoras, especialmente en lo relacionado con el matrimonio y los derechos de las personas LGBTQ+. Con 72 años, ha sido una voz importante en la Iglesia Católica europea como presidente sel Consejo de Conferencias Episcopales de Europa. Su visión tradicional de la moral católica podría atraer a los sectores más conservadores de la Iglesia, pero también podría generar tensiones con quienes siguen el camino más inclusivo de Francisco, asegura Pentin.

Francisco. Diez años del papa latinoamericano
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“Erdö habla poco con los medios, por lo que no tiene una campaña armada por él, lo que podría dificultar su elección. Fue un candidato muy fuerte hace 5 años y ahora esta un poco desaparecido. Entonces era presidente de la Conferencia Episcopal Europea pero ya no lo es, y su influencia en los sínodos disminuyó”, detalló San Martín.

El filipino Luis Antonio Tagle es otro de los grandes nombres en la lista de sucesores. A sus 67 años, es el primer cardenal de Filipinas y, de ser elegido, se convertiría en el primer Papa asiático. Tagle es conocido por sus posturas progresistas y su enfoque pastoral inclusivo. En el pasado, ha criticado la actitud de la Iglesia hacia las personas divorciadas y las comunidades LGBTQ+, y abogó por una mayor acogida. Pentin advierte que su perfil podría representar una continuación de las políticas de Francisco, buscando abrir la Iglesia a los desafíos contemporáneos.
Para San Martín es una opción muy interesante, pero tiene la “desventaja” de que es un poco joven. “De ser elegido tendría un pontificio largo de unos 15 años”, advierte. Resalta como otra posible desventaja que “es muy bueno dando homilia y es un hombre muy pastoral, pero sus hermanos cardenales pueden cuestionar qué tan bueno es como administrador”.

El italiano Matteo Zuppi, considerado un cercano aliado de Francisco, también es un fuerte candidato. A sus 69 años, Zuppi ha mostrado un enfoque ecuménico y ha sido muy activo en la diplomacia internacional, incluso participando en misiones de paz. Es un defensor del diálogo con las comunidades LGBTQ+ y de una Iglesia más abierta y menos dogmática. La cercanía con el Papa saliente podría facilitar su elección, pero también podría generar resistencia entre los sectores más conservadores.
San Martín reslata que el perfil tan bajo de Zuppi podría ser un obstáculo para su elección: “Le costaría mucho conseguir la mayoria de los votos y hay muchos conservadores que no lo votarían”.

El congoleño de 65 años es el presidente del Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar. El capuchino conservador, anuló la doctrina de la Fiducia suplicante, la cual permitía a los sacerdotes bendecir a parejas no casadas o del mismo sexo en el continente africano. “Es cierto que es conservador, pero es un conservador africano, que no es lo mismo”, advierte San Martín en la conversación con Infobae.

El nigeriano de 62 años es otra de las opciones africanas. “Podría ser el tapado”, alerta San Martín. La vaticanista explica que es más de centro que Ambongo Besungu, y tiene un bagaje interesante a nivel pastoral. Nombrado por Benedicto XVI recien pudo ocupar su puesto gracias a la determinación de Francisco que luchó pro él cuando su propio país le ponía trabas a su nominaciíon.
“Es una continuidad de Francisco pero es más conservador de lo que la gente piensa”, explica San Martín.

Charles Maung Bo, el arzobispo de Yangón (Myanmar) de 76 años, expresó su condena contra la violencia que ha provocado la junta militar del país, especialmente contra las aldeas y las iglesias católicas. Myanmar, un país mayoritariamente budista, ha sido escenario de ataques por parte del régimen militar, que también afectaron a la aldea de Monhla, su lugar natal, asaltada por las fuerzas militares en 2022.
Nacido en esa pequeña comunidad, Bo se ordenó sacerdote en 1976. A lo largo de su carrera, sirvió en diversas parroquias del centro y noreste del país. En 2003, fue nombrado arzobispo de Yangón, cargo que desempeña actualmente. Además, presidió la Conferencia Episcopal de Myanmar entre 2000 y 2006. En 2015, el papa Francisco lo designó cardenal, y poco después, asumió la presidencia de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia, donde estuvo al frente durante seis años.
“La clave será determinar cuál es la prioridad de los cardenales para el próximo papa: que sea pastoral, liberal o conservador, o un excelente administrador para continuar la transformación de Francisco”, insiste San Martín.

El cardenal italiano Pierbattista Pizzaballa de 60 años, es el patriarca latino de Jerusalén y se posicione como “papable”. “Si bien nació en Italia, es un hombre que hace mucho tiempo tiene su corazón y su ministerio en lo que sería una Iglesia mucho más misionera”, explica San Martín, loq ue lo ubica a mitad de camino entre los europeos y los no europeos.
Con una carrera marcada por la diplomacia y el cuidado de las minorías cristianas en el Oriente Medio, Pizzaballa no solo ha enfrentado desafíos religiosos y políticos, sino que también ha demostrado una habilidad excepcional para navegar las aguas turbulentas de los conflictos regionales. Con un perfil que se aleja de las divisiones internas del Vaticano, Pizzaballa representa una opción interesante para muchos observadores del Vaticano, quienes lo ven como una figura que podría traer estabilidad y equilibrio al papado en un momento crucial.
El Colegio Cardenalicio, encargado de elegir al Papa, incluye a 8 cardenales argentinos, de los cuales 4 tendrán derecho a voto en el próximo cónclave.
Ángel Sixto Rossi, miembro de la Compañía de Jesús, es conocido por su trabajo social y su cercanía con las personas más vulnerables. Fundador de Manos Abiertas, ha sido un firme defensor de la justicia social. Nombrado arzobispo de Córdoba en 2021 por Francisco, Rossi se ha destacado por su enfoque pastoral cercano a las periferias.
Por otro lado, Mario Aurelio Poli ha sido una figura polémica en la administración del Arzobispado de Buenos Aires. Sin embargo, su trabajo en el diálogo interreligioso y su promoción de la pastoral en las periferias continúan siendo su legado principal.
Vicente Bokalic Iglic, quien fue nombrado cardenal en diciembre de 2024, es conocido por su trabajo pastoral en el norte de Argentina, donde se dedicó a acompañar a las comunidades más vulnerables. Su nombramiento, aunque reciente, lo posiciona como un actor clave en el futuro de la Iglesia argentina.
Finalmente, Víctor Manuel Fernández, conocido como “Tucho”, es uno de los cardenales más cercanos a Francisco. Su nombramiento como prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe en 2023 le otorga un papel crucial en la Curia Vaticana, aunque sus posiciones progresistas, como la aprobación de la bendición de parejas del mismo sexo, han generado controversias dentro de la Iglesia.
Ninguno de los cuatro aparece como favorito aunque todos están en carrera. No parace ser el tiempo de otro latinoamericano, por esos sus chances disminuyen.

La elección de un nuevo Papa es un proceso solemne y profundamente significativo para la Iglesia Católica, se lleva a cabo en un evento conocido como el cónclave, una reunión cerrada de cardenales convocada para elegir al sucesor de San Pedro. Durante este cónclave, los cardenales electores —es decir, aquellos con menos de 80 años— se reúnen en la Capilla Sixtina del Vaticano para votar de manera secreta hasta que un candidato obtenga la mayoría necesaria.
Según las reglas vigentes hasta enero de 2025, hay un total de 138 cardenales electores, de un total de 252 cardenales en la Iglesia. Este sistema está diseñado para asegurar que el electorado esté compuesto por miembros del Colegio de Cardenales con experiencia y cercanía a los asuntos de la Iglesia. Solo aquellos menores de 80 años pueden votar en la elección, lo que limita el número de candidatos y, al mismo tiempo, busca mantener el vigor y la capacidad de discernimiento del proceso.
El cónclave se desarrolla en varias rondas de votación diarias. Generalmente, se realizan hasta cuatro rondas de votación al día hasta que un candidato recibe el apoyo mayoritario necesario para ser elegido Papa. Para que un cardenal sea elegido, debe obtener al menos dos tercios de los votos. Este proceso puede durar entre 15 y 20 días, dependiendo de la rapidez con que los cardenales lleguen a un consenso.
El cónclave, además de ser una reunión política de gran peso, es también un evento de gran significado religioso. En su ritual, se encuentran aislados del mundo exterior para garantizar que sus decisiones no se vean influenciadas por factores externos. Durante el cónclave, también recitan oraciones y celebran misas, buscando la guía divina en la elección del nuevo Papa.
Este procedimiento, que ha permanecido en gran medida inalterado durante siglos, garantiza que el proceso de sucesión sea llevado a cabo con el máximo nivel de seriedad y respeto por la tradición de la Iglesia Católica. Tras la elección, aparece la emocionante fumata blanca, este humo blanco que emerge de la chimenea de la Capilla Sixtina es la señal inequívoca de que el cónclave ha llegado a una decisión. Y finalmente, el “Habemus Papam”, donde el nuevo Papa es presentado a los fieles en la Plaza de San Pedro, marcando el final del cónclave y el comienzo de un nuevo papado.
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Michelle Obama escribió un documento histórico y lo disfrazó de libro decorativo

El nuevo libro de Michelle Obama, The Look, es muchas cosas.
Es uno de los libros más vendidos en Amazon. Es un álbum de fotos lleno de moda en papel cuché. Es la historia de las expectativas que se depositaron en la primera mujer negra en ejercer el cargo de primera dama. Y es la tercera entrega de una trilogía de libros de Obama enfocados en la realización personal, que incluyensus memorias, su libro de consejos sobre cómo superar la adversidad y, esta vez, una meditación sobre el poder de la ropa.
Leé también: Aunque fue varias veces tapa de Vogue, Michelle Obama explicó por qué no habló de moda cuando era Primera Dama
Pero, sobre todo, es un documento histórico que capta un momento clave en la evolución del papel de primera dama, cuando la ropa se convirtió en una parte aún mayor de la comunicación. Un momento en el que, en otras palabras, la vestimenta se convirtió en una parte oficial del trabajo. Eso más importante de lo que pueda parecer. The look, el libro de Michelle Obama. (Foto: @michelleobama)
Al fin y al cabo, Obama fue la primera primera dama que tuvo en la nómina una estilista -o “ayuda de cámara”, como llamaban a Meredith Koop- en el Ala Este, empleada para ayudar a definir la estrategia visual de la primera dama en cada ocasión, ya fuera jugar hula-hula en público hasta asistir a los grandes momentos de boato.
Una nueva visión del estilismo en la Casa Blana
Antes de que los Obama llegaran a la Casa Blanca, primeras damas como Jacqueline Kennedy, Nancy Reagan y Hillary Clinton habían trabajado con algún diseñador en sus atuendos para los bailes inaugurales o las cenas de Estado, pero la relación era más de gracia y favor que un asunto estructural. Se trataba más de pompa y decoro que de diplomacia, y las primeras damas solían elegir a un diseñador (Oleg Cassini, James Galanos, Oscar de la Renta) para quedarse con él.
Sin embargo, después de Obama, Melania Trump y Jill Biden contrataron cada una a un estilista -Hervé Pierre para Trump y Bailey Moon para Biden- una figura que actuaba como enlace entre las marcas de moda y el ala este. Trabajaron con muchos diseñadores para casi todas las ocasiones, a menudo con un conjunto específico de prioridades políticas en mente. Se había creado un nuevo patrón, y se convirtió en la norma.

Wintour con Michelle Obama a quien le dio cuatro tapas de Vogue cuando era primera dama. (Foto: AFP PHOTO/Stan HONDA).
Por qué ocurrió eso es, en gran parte, el subtexto de The Look, publicado por Crown la semana pasada, y por eso el libro es importante. Pone al descubierto, de una forma sin precedentes (y fácil de leer), cómo un guardarropa se convirtió en vehículo sutil de poder político.
En cierto modo, era inevitable.
Como la primera mujer negra en ser primera dama, Obama sabía que todos sus movimientos iban a ser analizados, incluido su atuendo. Tenía que representar a todos los bandos de un país díscolo, y debía hacerlo como la primera primera dama de la era de las redes sociales. La capacidad del mundo para ver y seguir cada una de sus apariciones era mucho mayor que nunca, y la capacidad del mundo para comentarlas también era mayor. Su imagen -las fotos que circulaban por Instagram, Twitter y Facebook- importaba como nunca antes y, por tanto, importaban las decisiones que tomaba al crearla. En lo tocante a la ropa, lo que estaba en juego había cambiado.
El estilo Michel Obama: una declaración política
Como admite Obama en el libro, se ha especulado sobre el propósito detrás de muchas de sus elecciones sartoriales como primera dama en varios libros, como Everyday Icon, de Kate Betts, y Michelle Obama: First Lady of Fashion and Style de Susan Swimmer (por no mencionar los numerosos artículos de críticos como yo). Pero esta es la primera vez que aborda abiertamente el tema de su estilo y da crédito al equipo –Koop, la estilista; los peluqueros Yene Damtew, Njeri Radway y Johnny Wright; el maquillador Carl Ray– que la ayudó a hacerlo realidad.
Así, escribe, la decisión de elegir a Jason Wu, entonces un joven diseñador neoyorquino de origen taiwanés relativamente desconocido, para que diseñara su vestido del baile de inauguración tenía que ver con demostrar “que iba a defender a personas y voces y talentos que con demasiada frecuencia se pasaban por alto”. Barak y Michele Obama en el baile de inauguración de la Pesidencia en 2009 (Doug Mills/The New York Times)
Personas y voces, continuó, que “representaban el talento diverso del diseño de moda estadounidense que yo quería mostrar al mundo”.
De ahí los aproximadamente 100 atuendos diferentes de la época de Obama como primera dama que se conmemoran en The Look, eso sin contar lo que llevó durante las campañas o después de que los Obama abandonaran la Casa Blanca. Es mucha ropa para que la lleve o compre una sola mujer en solo ocho años.
Para una Primera Dama, vestirse es un trabajo
Sobre todo cuando entre los criterios para elegir cada look también se incluía la proyección diplomática, como cuando Obama recurría a un diseñador cuya trayectoria tendía un puente entre Estados Unidos y uno de sus aliados para una cena o visita de Estado, tanto mejor para, como ella escribe, “mostrar respeto”. (Véase, por ejemplo, el vestido de Tom Ford, diseñador estadounidense que trabaja en Londres, que se puso en la visita de Estado al Reino Unido; o el vestido de Versace que lució en la cena de Estado de Italia). Michelle Obama lució un vestido de Atelier Versace color oro rosado en la cena de Estado en honor al primer ministro italiano, Matteo Renzi, en octubre de 2016 (Al Drago/The New York Times)
Sobre todo cuando también había que tener en cuenta cuestiones prácticas: no solo las costumbres de los distintos países, sino el hecho de que la ropa no debía restringir sus movimientos, tenía que permitirle abrazar a alguien si lo deseaba y tenía que ser invulnerable al maquillaje que pudiera manchar durante el contacto.

Obama describe la complejidad del vestuario de una Primera Dama (Landon Nordeman/The New York Times)
Aunque Obama escribe sobre todo ello en The Look, así como sobre las críticas a menudo racistas que recibió por llevar vestidos sin mangas, un tema que evita es el del dinero. Señala que intentó introducir “marcas asequibles pero a la moda en mi armario”, como J. Crew, pero es innegable que adquirir tantos trajes supone un gasto enorme, una carga que recae en la primera familia, no el Estado. Una de las formas de gestionar este costo es que un diseñador “regale” al país un traje para un acto público importante, lo que significa que, aunque la primera dama pueda ponerse un vestido una o dos veces, este pasa al archivo nacional o a una biblioteca presidencial y no a su armario.
Aun así, eso no cambia lo que se desprende de The Look. Lo mucho que Obama adaptó su propio estilo al que creía que el país necesitaba se hizo evidente una vez que abandonó la Casa Blanca, con sus subsiguientes giras de libros y experimentos de moda relacionados. ¡Un esmoquin canadiense! ¡Botas Balenciaga hasta el muslo! ¡Un Chanel recién salido de la pasarela! Michelle por Bottega Veneta para el show de Jennifer Hudson, en diciembre de 2024 (Foto: AFP)
Y eso subraya aún más el objetivo de este libro: para cualquier primera dama, elegir las (muchas) prendas que definirán su titularidad no es algo que ocurra por casualidad. Ni debería serlo: es trabajo.
(*) Vanessa Friedman ha sido la directora de moda y la crítica jefe de moda del Times desde 2014.
The New York Times, Michelle Obama
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ESPN star in the hot seat as Senate campaign rumors swirl: ‘Trump-hating RINO’

NEWYou can now listen to Fox News articles!
Legendary college football broadcaster Paul Finebaum is taking heat for allegedly being a «Trump-hating» weak Republican amid widespread rumors that he is planning a run for the U.S. Senate in Alabama.
The 70-year-old ESPN host, best known as the foremost authority on SEC football, has not yet announced an official run. However, he has revealed he is intrigued by the idea of such a run and admitted in an interview with OutKick to «thinking about it constantly.»
For some Republican insiders in Alabama, this has been sufficient to start raising alarms about why they believe Finebaum would be a poor choice for a Senate candidate.
Dale Jackson, a prominent Alabama radio politics talk show host, told Fox News Digital that though «Finebaum is a radio legend and a fixture in the South … nobody knows what he believes.»
TOMMY TUBERVILLE PRAISES PAUL FINEBAUM AS ANALYST CONSIDERS SENATE RUN AFTER CHARLIE KIRK ASSASSINATION
Paul Finebaum, radio and ESPN television personality, gets ready to speak on television near activities outside the Superdome before the College Football Playoff National Championship game in New Orleans on Monday, January 13, 2020. (Ken Ruinard / staff via Imagn Content Services, LLC)
«The guy is a legend,» Jackson continued. «[But] I’ve been doing radio and talk radio for almost 20 years in Alabama, and I couldn’t tell you what Paul Finebaum knows or believes about anything political.»
«The minute he starts talking about what he believes. It’s going to be picked apart, and I don’t know if he’s necessarily ready for what that means,» said Jackson.
Finebaum’s record on political stances is mixed. In 2016, he stated, «this country is not oppressing Black people,» but then later apologized on ESPN, saying his «eyes are wider open,» according to RealClearPolitics.
In 2017, he remarked that President Donald Trump «does behave like a child,» per FanBuzz.
In 2020, Finebaum went on the record praising a video in which Nick Saban encouraged COVID-19 social distancing and masking, according to 247Sports. He also spoke favorably of Saban’s decision to lead an athletes’ social justice march in which many players wore Black Lives Matter shirts, according to local outlet Bham Now.
Finebaum told the outlet that «Nick Saban leading that march was one of his finer moments»
«The video was very powerful. There was a lot of blowback. I had Alabama fans call in and say they’ll never support the team again. We all hear the same arguments about Black Lives Matter,» Finebaum went on. «I say that because he did it without making a political statement. He didn’t overdo it, he did it quietly. He was supporting his players, and to me that’s the most important thing. It’s what a coach is supposed to do, and I think that, to me, speaks very well of him. In a state like Alabama, it’s not the same as if he was doing it in Michigan, but he didn’t let it affect him.»
Yet, Finebaum told OutKick that he voted for Trump in 2024 and that it was Charlie Kirk’s murder that is motivating him to seriously consider running for the Senate.
«It’s hard to describe, not being involved in politics, how that affected me and affected tens of millions of people all over this country. And it was an awakening,» Finebaum said of Kirk’s assassination.
ESPN STAR PAUL FINEBAUM RECALLS LEANING ON TIM TEBOW FOLLOWING CHARLIE KIRK’S ASSASSINATION

Sen. Tommy Tuberville, R-Ala., arrives for a Senate Republican Caucus luncheon at the U.S. Capitol in Washington, D.C., on April 2, 2025. (Nathan Posner/Anadolu via Getty Images)
Finebaum also said in the interview that if Trump told him, «Paul, you’re my guy,» he would find it «impossible to tell him no.»
«There’s no way I could. I would tell him yes,» he said.
If he enters the race, Finebaum would be running to replace another football star, Sen. Tommy Tuberville, best known for leading Auburn University in an undefeated season crowned by an SEC championship in 2004. Tuberville, who has been an outspoken conservative voice in the Senate since his election in 2021, is seeking the Alabama governorship in 2026.
Others already declared in the Alabama Senate race include state Attorney General Steve Marshall and Alabama Republican Rep. Barry Moore.
Jackson said that while Tuberville had a prior record of political stances, he sees Finebaum as an «unknown entity.»
«Finebaum is basically just like I’m famous. I’m a big-time radio guy, people like me. Why can’t I be senator? And it’s just kind of an odd thing,» said Jackson.
When contacted for comment, Finebaum told Fox News Digital, «I will circle back when I have something substantive to say.»
For his part, Tuberville has spoken highly of Finebaum.
«Paul is smart. He loves the country,» Tuberville said on the «War Room» podcast. «Again, been a friend of mine for a long time. I have not talked with him about it. I did an interview with him, 30 minutes, about two months ago, face to face. It went well.»
«I tell you, he’s got 100% name ID in Alabama. He’d have a lot of big people behind him. He would be a force in the race if he decided to get into it. … Paul is a good guy, a good friend.»
Some voices, meanwhile, have been much more critical of the possibility of a Finebaum campaign. A national Republican strategist who works on U.S. Senate races told Fox News Digital, «You can’t hate President Trump and Republican voters and win a Republican primary.»
ESPN STAR PAUL FINEBAUM SAYS NETWORK AXED POTENTIAL TRUMP INTERVIEW IN 2019

Paul Finebaum and Tim Tebow take a selfie on the set of SEC Nation before the game between the Mississippi State Bulldogs and the Arkansas Razorbacks on Oct. 8, 2022 at Wade Davis Stadium in Starkville, Mississippi. (Michael Wade/Icon Sportswire via Getty Images)
«Paul Finebaum trashed President Trump, promoted tyrannical masking during COVID and proclaimed his support for Black Lives Matter,» said the strategist, adding, «Finebaum’s experience as a sports analyst doesn’t translate into analyzing his own political prospects apparently. This Trump-hating RINO [Republican-in-name-only] has virtually zero chance of winning an Alabama GOP primary.»
Former state Rep. Ed Henry, who served as then-candidate Donald Trump’s 2016 campaign co-chair for Alabama, told Fox News Digital that when he heard Finebaum was considering a Senate run, «I chuckled, because I thought, ‘Oh great, we have another person in this race who caves every time pressure is put on him.’»
«I think he’s a great guy; he’s said some good things. But when the pressure is on, he breaks, he caves, he buckles, and that’s not what we need,» Henry added.
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The former representative said that what Alabama needs is «somebody who has been through fire, who has been tested, who has found to be true to their word.»
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Cómo las algas ayudaron a que la vida marina sobreviviera a la mayor extinción de la Tierra

Hace aproximadamente 252 millones de años, la Tierra fue escenario de la extinción masiva del Pérmico-Triásico, el mayor evento de desaparición de especies en la historia del planeta. Alrededor del 81% de las especies marinas sucumbió, sumiendo los océanos en un estado de crisis que duró cientos de miles de años. No obstante, investigaciones recientes señalan que un grupo de algas microscópicas desempeñó un papel decisivo al sostener parte de la vida marina en medio de ese contexto extremo, especialmente en las frías aguas del actual Ártico noruego.
El archipiélago de Svalbard, en el norte de Noruega, ha ofrecido a la ciencia claves inesperadas. Un equipo encabezado por S. Z. Buchwald y publicado en AGU Advances analizó 32 muestras de roca correspondientes a sedimentos formados antes y después de la extinción del Pérmico. El objetivo: identificar rastros de vida y reconstruir la dinámica de los ecosistemas que afrontaron el mayor colapso biológico conocido.
El análisis reveló un notable incremento en la concentración de dos biomarcadores lipídicos —C33-n-alkilciclohexano (C33-n-ACH) y fitanil tolueno— tras la extinción. Estos compuestos, vestigios moleculares de organismos marinos antiguos, funcionan como indicadores de la abundancia y tipo de vida presente en los mares de aquella época.
En las capas posteriores a la extinción, los niveles de C33-n-ACH eran hasta 10 veces más altos que en las muestras previas, una diferencia que, de acuerdo con la American Geophysical Union, no puede atribuirse a la degradación natural, sino que refleja un auténtico auge biológico. Por su parte, el fitanil tolueno prácticamente no existía antes de la crisis global, pero se multiplicó tras ella, aunque su presencia se detectó solo en Svalbard.
Estos resultados sugieren que distintos tipos de fitoplancton adaptado lograron sobrevivir y prosperar en ambientes extremos, favorecidos por condiciones específicas de temperatura y composición del agua.
Para profundizar en la singularidad de Svalbard, el estudio también incluyó muestras de regiones situadas en latitudes tropicales durante el Pérmico, como el norte de Italia, el sur de China y Turquía. Todas estas regiones integraban entonces el entorno del antiguo océano Tetis, que albergaba una biodiversidad marina extraordinaria antes de la crisis.
Sin embargo, en estos entornos cálidos, la abundancia de C33-n-ACH fue significativamente menor y el fitanil tolueno estuvo totalmente ausente. Solo en Italia apareció, en pequeña cantidad, el primer biomarcador tras la extinción, lo que representa la primera evidencia de su presencia en la región tropical del Tetis más allá de China. Pese a ello, la diferencia entre los polos y los trópicos se mantuvo: las algas resilientes se concentraban sobre todo en las latitudes medias y altas, donde encontraron refugio frente al colapso generalizado.

Según la American Geophysical Union, estos hallazgos refuerzan la idea de que los océanos de regiones frías ofrecieron condiciones menos severas durante la extinción masiva, lo que permitió que formas de vida especialmente resistentes —como las microalgas estudiadas— se convirtieran en pilares para la supervivencia.
El auge de estos biomarcadores en Svalbard indica que ciertas algas microscópicas supieron adaptarse rápidamente a las nuevas y adversas condiciones ambientales, algo que fue esencial para la reactivación de las cadenas alimentarias en los mares devastados.
El estudio sugiere que estos productores primarios fueron capaces de formar floraciones que sirvieron de alimento para los pocos animales marinos que lograron resistir la crisis, lo que favoreció la lenta, pero decisiva, recuperación de los ecosistemas.
La investigación subraya además que estos microorganismos tienden a concentrarse en aguas frías y ricas en nutrientes, ambientes que durante el Pérmico final resultaron menos afectados por la anoxia —la falta de oxígeno— y el envenenamiento por gases volcánicos, factores letales en los trópicos. Es en este contexto donde el fitoplancton resistente desempeñó un rol de auténtico salvavidas para la biodiversidad marina incipiente.
El caso de las microalgas de Svalbard ofrece una lección valiosa sobre la capacidad adaptativa de la vida frente a crisis ambientales extremas. El análisis de biomarcadores en rocas antiguas no solo demuestra la función de estos organismos en la recuperación tras la “Gran Mortandad”, sino que también evidencia cómo los ecosistemas más flexibles pueden convertirse en refugios clave cuando la mayoría de las especies sucumbe.
Este tipo de investigaciones resulta fundamental en la actualidad, cuando el planeta enfrenta retos ambientales sin precedentes. Comprender la historia ecológica profunda brinda claves para anticipar los eventuales efectos del cambio climático y para identificar aquellos factores —como la diversidad de fitoplancton y su capacidad de adaptación— que podrían determinar el futuro de la vida marina.
Así, en medio del mayor episodio de destrucción biológica, el frío Ártico se transformó en un inesperado santuario. Allí, las algas microscópicas, invisibles pero esenciales, se convirtieron en el motor de la recuperación de la vida, demostrando que, frente a la adversidad, la resiliencia biológica encuentra caminos insospechados para florecer.
Environment,Europe,LONGYEARBYEN
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