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Un libro en dos mil palabras: “El proceso”, de Kafka, una acusación sin causa y un descenso sin fin

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Un hombre es arrestado y arrastrado por un juicio interminable, sin reglas claras ni posibilidades de defensa. Publicado en 1925, es un clásico universal. Aquí te lo contamos

Algunos libros no se leen, se habitan. Nos envuelven con una atmósfera, una lógica propia que altera nuestras coordenadas más elementales. Tal es el caso de El proceso, novela inacabada de Franz Kafka publicada póstumamente en 1925, que narra el lento e inexorable hundimiento de Josef K., un empleado de banco que es arrestado una mañana sin saber por qué. Desde entonces, el protagonista intenta sin éxito comprender y defenderse ante un tribunal que nunca ve, en un proceso cuyo sentido y lógica escapan a toda razón. Esta es la historia que te vamos a contar-CON SPOILERS– en unas 2.000 palabras.

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El proceso

Por Franz Kafka

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En la primera edición de El proceso, en 1925, Max Brod -el amigo de Kafka que publicó su obra pese a los pedidos en contrario del autor- comentaba que el manuscrito no llevaba título. Sin embargo, contaba que Kafka -que había muerto un año antes- siempre se refirió al texto con esa denominación. Por regla general, Kafka se decidía por un título definitivo una vez concluida la obra. El proceso, entonces, podría haber sido sólo un título provisional.

Kafka, nacido en Praga en 1883, creó una obra única y perturbadora, donde la culpa y el absurdo son fuerzas que gobiernan al individuo. El proceso se ha interpretado como una alegoría, una crítica al poder burocrático o un retrato de la ansiedad existencial. Pero, más allá de las interpretaciones, lo que queda es una narración que nos atrapa desde la primera línea. La historia no tiene redención, sino una deriva: el proceso comienza, y de ahí en adelante, todo es descenso.

Vamos al texto:

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“Alguien tenía que haber calumniado a Josef K., pues fue detenido una mañana sin haber hecho nada malo“. Así comienza la historia. Es su cumpleaños número treinta, vive en una pensión, trabaja como procurador en un banco. Pero ese día, en vez del desayuno que le lleva la cocinera Anna, entran dos hombres desconocidos. Uno se llama Franz. Visten de negro. No son policías ni muestran credenciales. Solo le dicen que está detenido, aunque puede seguir con su rutina. K. no entiende nada. Pregunta por la acusación. La respuesta es siempre la misma: “No estamos autorizados a decírselo”.

El escritor Franz Kafka
El escritor Franz Kafka

Franz y su compañero Willem lo escoltan, no lo agreden. Lo llevan ante un inspector que se presenta en una habitación de la pensión convertida en improvisado despacho. El inspector repite que todo está en marcha: “El proceso se acaba de iniciar y usted conocerá todo en el momento oportuno”. Pero no hay explicación, ni delito, ni instancia clara. K. se siente ofendido y ridículo. No es encerrado ni conducido ante un juez. Simplemente le dicen que el proceso ha comenzado y que será convocado. Esa es la nueva condición de su existencia.

Esa misma noche, K. se disculpa ante su casera, Frau Grubach, y luego va a la habitación de la señorita Bürstner, una vecina. Le cuenta lo sucedido, la escena del arresto, la presencia de los extraños. Bürstner, incrédula, escucha con interés. K., excitado, recrea el episodio, la imita, se agita, mueve los muebles como si interpretara una obra. Termina besándola. A la mañana siguiente, un tal Capitán Lanz, amigo de la casera, lo reprende por haber importunado a la señorita. K. lo ignora. El proceso ya ha entrado en su cuerpo.

Lo más inquietante: no lo trasladan ni lo encierran. El arresto no implica reclusión. K. puede continuar con su vida, ir al trabajo, hablar con su casera. –”Entonces estar detenido no es tan malo”, dice K. Pero todo está teñido de una nueva inquietud. El proceso ha comenzado y su sombra lo acompañará siempre.

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Una semana después, recibe una citación. Debe presentarse un domingo en un lugar impreciso. Encuentra finalmente la sala: un desván miserable, atestado de personas. El juez instructor le llama la atención por su retraso. K. responde con un largo alegato donde denuncia el carácter arbitrario del tribunal: “Fui detenido hace diez días, me río de lo que motivó mi detención, pero eso no es algo para tratarlo aquí. Me asaltaron por la mañana temprano, cuando aún estaba en la cama. Es muy posible ––no se puede excluir por lo que ha dicho el juez instructor–– que tuvieran la orden de detener a un pintor, tan inocente como yo, pero me eligieron a mí”.

Sus palabras son firmes, cada vez más enfáticas: “No hay ninguna duda de que detrás de las manifestaciones de este tribunal, en mi caso, pues, detrás de la detención y del interrogatorio de hoy, se encuentra una gran organización. Una organización que, no sólo da empleo a vigilantes corruptos, a necios supervisores y a jueces de instrucción, sino a una judicatura de rango supremo con su numeroso séquito de ordenanzas, escribientes, gendarmes y otros ayudantes

El público, formado por gente de aspecto miserable, parece aprobar. Pero K. no obtiene respuestas. «Hoy se ha privado a sí mismo de la ventaja que supone el interrogatorio para todo detenido“, le reprocha el juez. K. abandona la sala frustrado: ”¡Pordioseros! Os regalo todos los interrogatorios“.

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"El proceso", de Franz Kafka
«El proceso», de Franz Kafka

En la segunda visita, el tribunal ya no lo espera. Las salas están vacías. Recorre pasillos, encuentra a la esposa del ujier, quien coquetea con él. La escena es ambigua. Aparece un estudiante, la alza y se la lleva. La mujer lo mira y le dice: “No, ¿en qué piensa usted? Eso sería mi perdición”. El poder judicial también tiene sus jerarquías internas, sus transacciones. K. apenas las roza.

K. empieza a perder el control de su vida. Visita cada semana el tribunal, que se esconde en los pisos superiores de edificios ajenos, mal ventilados y llenos de funcionarios indiferentes.

Aunque el proceso domina la vida de K., también lo afectan sus relaciones personales. Una figura clave es la señorita Bürstner, la vecina a quien K. confiesa su arresto. Tras el primer encuentro, ella lo evita.

Más adelante, cuando K. acude con su tío Karl al abogado Huld, conoce a Leni, la enfermera del abogado, que está enfermo del corazón. Ella se presenta como una figura abierta, sensual, casi provocadora. Lo conduce a un cuarto, se entrega de inmediato. «––Venga ––dijo ella, y lo atrajo a sí. Le besó la frente y sus manos“.

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Pero incluso ese gesto tiene algo ambiguo. Leni parece disfrutar su influencia sobre los acusados. Josef K. lo percibe: “––Para ella ––pensó K.–– no soy más que otro cliente del abogado”. En sus visitas posteriores, Leni se muestra cada vez más involucrada, lo cela, le da consejos, se infiltra en su proceso. Pero K. duda. No sabe si confiar en ella o si es parte del engranaje judicial. La intimidad también se vuelve sospecha.

El abogado recibe a K. en la cama.

Karl se preocupa por el prestigio del apellido, por la reputación. Pronto se desencanta de la pasividad de K. «––No te das cuenta de lo que está en juego ––le dice––. Te comportas como si fuera un juego de oficina». La tensión entre ambos se incrementa. Karl lo abandona, decepcionado, sin ayudar más. K. se queda solo, otra vez.

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Pero K. desconfía de Huld. Cree que el abogado solo prolonga el proceso. La escena más inquietante ocurre cuando conoce al comerciante Block, otro cliente de Huld, que ha estado procesado durante cinco años. Block se ha convertido en una sombra, un siervo. Se arrastra, obedece, vive con miedo. Cuando K. lo visita, lo encuentra arrodillado, siendo humillado por el abogado. «––Este hombre ––dijo Huld– ya no es un cliente. Es mío“. K. ve en Block su posible futuro. Decide cortar con Huld.

La rutina del proceso

El tribunal no emite dictámenes ni convoca nuevas audiencias. Pero el proceso sigue. K. no sabe cómo. Alguien escribe su expediente. Hay funcionarios que lo visitan, escribientes en habitaciones ocultas.

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Uno de los momentos más simbólicos ocurre en el banco donde trabaja. Al escuchar ruidos en un depósito, K. descubre a Franz y Willem, los dos empleados que lo detuvieron al inicio, siendo azotados por un guardián. Ellos le suplican: «––¡Ayúdenos, señor K., somos sus guardianes!“. El castigo, le explican, es por su queja formal contra ellos. Pero la escena se repite: al día siguiente, los vuelve a encontrar en la misma posición, como si el castigo no tuviera fin.

Esta repetición instala la idea de que la sanción no es una consecuencia, sino una estructura. Nadie sale. No hay redención ni aprendizaje. Solo ciclos. Kafka lo presenta sin subrayarlo, pero con brutal claridad.

Buscando otra vía, K. visita al pintor Titorelli, un artista oficial del tribunal. Vive en un altillo rodeado de niñas que lo espían. K. le pregunta si puede ayudarlo a obtener la absolución.

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El pintor le explica las tres formas de resolución posibles: la absolución verdadera (inexistente), la aparente (que lo mantiene bajo vigilancia) y la dilación indefinida. Esta última es la única accesible. Se le mantiene en libertad, pero el proceso sigue. “El proceso no se detiene, pero el acusado queda casi tan a salvo de una condena como si estuviera libre”, le explica Tirorelli. La culpa nunca desaparece.

Otro momento revelador ocurre cuando K. explora el desván donde se alojan las oficinas judiciales. Allí encuentra escribientes apilados, dormitorios improvisados, archivadores oscuros, sofocantes. Uno de ellos le explica que su expediente “debe ir bien” porque tiene poco volumen. K. pregunta por su contenido. Le responden: “––Los instructores lo leen, y si no entienden algo, añaden una nota”. No hay defensa ni acusación, solo texto acumulado, escrito sin sentido.

K. sube y baja escaleras, abre puertas, entra en salas de espera repletas. A veces le preguntan si es acusado o funcionario. Otras, lo confunden. La burocracia lo diluye todo: culpabilidad, jerarquías, hechos. Incluso el lenguaje se desvanece.

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Hacia el final, K. se encuentra en la catedral con un sacerdote. Cree que está allí para acompañar a un cliente del banco. Pero el sacerdote lo llama: “––¡Josef K.!“. Le revela que es el capellán de la prisión: “––Tú eres Josef K ––dijo el sacerdote […] ––Estás acusado”.

K. intenta justificarse: “––Pero yo no soy culpable ––dijo K––. Es un error. ¿Cómo puede ser un hombre culpable, así, sin más?“. El sacerdote responde: ”––Eso es cierto ––dijo el sacerdote––, pero así suelen hablar los culpables“.

Entonces le cuenta una parábola: un hombre llega ante una puerta que da acceso a la Ley. Un guardián le impide entrar. El hombre espera años. Pregunta si podrá pasar. El guardián dice: «––Es posible, pero no ahora“. El hombre envejece, insiste, ofrece todo lo que tiene. Antes de morir, pregunta por qué nadie más ha pedido entrar. El guardián responde: “––Ningún otro podía haber recibido permiso para entrar por esta puerta, pues esta entrada estaba reservada sólo para ti. Yo me voy ahora y cierro la puerta”.

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K. pregunta si el guardián lo engañó. El sacerdote dice: «––No debes aceptar todo como verdad. Debes aceptarlo como necesario». La necesidad reemplaza a la verdad. El orden ya no se basa en justicia, sino en cumplimiento.

La noche antes de cumplir 31 años, dos hombres vestidos de negro llegan a buscarlo. K. los esperaba. “Se levantó en seguida y contempló a los hombres con curiosidad. ––¿Les han enviado para recogerme? ––preguntó”. Lo conducen sin violencia, pero con firmeza. Caminan por las calles hasta llegar a las afueras.

Allí, uno de ellos saca un cuchillo. K. comprende lo que va a ocurrir. No se resiste. Piensa: «¿Dónde estaba el juez al que nunca había llegado?“.

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El verdugo se lo pasa al otro, quien lo sostiene. El cuchillo cae. Kafka cierra así la novela: «––¡Como un perro! ––dijo, fue como si la vergüenza debiera sobrevivirle“.

Kafka nunca terminó esta novela. Pero eso es parte de su fuerza. El proceso no tiene resolución ni moraleja, porque el mundo que describe tampoco las tiene. Josef K. no es culpable de nada, pero eso no lo salva. Como escribió el propio Kafka: “La sentencia no se pronuncia de una vez, el procedimiento se va convirtiendo lentamente en sentencia”. Y una vez iniciado, es imposible escapar del proceso.

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Tensión Estados Unidos-Colombia: Donald Trump ahora dice que Gustavo Petro es un «matón» y un «mal tipo» que fabrica «muchas drogas»

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este miércoles que su homólogo colombiano, Gustavo Petro, es un «matón y un mal tipo» y lo acusó de fabricar «muchas drogas», días después de imputarle ser un «líder del narcotráfico».

«Es un matón y un mal tipo. Es un tipo que fabrica muchas drogas», declaró Trump a los reporteros en el Despacho Oval. «Ha hecho mucho daño a su país. Les está yendo muy mal».

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El mandatario estadounidense se refirió al colombiano días después de anunciar el fin de la ayuda financiera a Colombia por su inacción en la lucha contra el narcotráfico y señalar a Petro como un «líder del narcotráfico».

«Tienen fábricas de cocaína. Cultivan todo tipo de porquerías y las drogas malas que entran en Estados Unidos generalmente pasan por México, y más le vale tener cuidado y tomar medidas muy serias contra él y su país», añadió Trump.

El magnate republicano aseguró que lo que Petro le «ha hecho a su país es una trampa mortal».

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Estas declaraciones y el anuncio del fin de las ayudas se producen en medio de la escalada de las tensiones entre Bogotá y Washington por la guerra que EE.UU. ha declarado contra el narcotráfico.

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Dos muertos tras el ataque de EE.UU. contra otro supuesto barco con drogas.

La presencia de navíos y aeronaves militares estadounidenses en aguas del mar caribe han provocado el rechazo de gobiernos como el colombiano y el venezolana, elevando aún más las tensiones con Trump.

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Este miércoles, el Pentágono anunció un nuevo ataque contra una supuesta narcolancha, esta vez en aguas del Pacífico frente a Colombia.

El lunes, Colombia llamó a consultas a su embajador en Washington y denunció una amenaza de invasión por parte de Estados Unidos luego del anuncio de Donald Trump de que retirará la ayuda financiera a Bogotá por «fomentar» la producción de drogas.

El ministro del Interior de Colombia, Armando Benedetti, denunció una «amenaza» de «invasión» de Trump, quien pareció sugerir algún tipo de intervención de Washington contra la producción de droga en el país sudamericano.

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Trump detuvo el domingo el apoyo económico a Bogotá por supuestamente «fomentar» el narcotráfico y afirmó que debería «cerrar» los narcocultivos de «inmediato, o Estados Unidos se los cerrará».

La relación entre ambos países, que históricamente fueron aliados, entró en su peor momento con la llegada de Trump a la Casa Blanca mientras en Colombia gobierna el primer presidente izquierdista de su historia. Esa mala tensión creció en el último mes.

El primer episodio ocurrió a fines de septiembre en Nueva York, cuando el presidente Gustavo Petro -que había viajado a Estados Unidos para asistir a la Asamblea General de Naciones Unidas- participó de una manifestación por Gaza que se llevó a cabo en esa ciudad en la que instó a los soldados norteamericanos a desobedecer al líder de la Casa Blanca.

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Como consecuencia de esa participación, Washington decidió revocarle el visado de ingreso al país, acusándolo de «actos temerarios e incendiarios» durante la protesta.

Las tensiones se agudizaron por el despliegue militar de Estados Unidos en aguas del Caribe. Petro ha denunciado que los ataques letales contra embarcaciones acusadas de transportar drogas son desproporcionados y constituyen un “asesinato”.

Con una publicación en redes sociales, el presidente estadounidense tildó a su par colombiano de “capo de las drogas” que tiene «bajos índices de aprobación y es muy impopular». Y le advirtió además que “más le vale” frenar operaciones del narcotráfico «o Estados Unidos las cerrará por él, y no lo hará de manera amable».

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Petro, quien puede ser tan expresivo en redes sociales como su homólogo estadounidense, rechazó las acusaciones de Trump y defendió su trabajo para combatir el narcotráfico en Colombia, el mayor exportador mundial de cocaína.

“Tratar de impulsar la paz de Colombia no es ser narcotraficante”, escribió Petro. Insinuó que Trump estaba siendo engañado por sus asesores y dijo que Trump estaba siendo “grosero e ignorante con Colombia”.

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Expert warns critical hours slipping away as kidnappers likely to move US missionary in Niger

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NEWYou can now listen to Fox News articles!

A security expert told Fox News Digital the first 48 hours are critical in the search for an American Christian missionary kidnapped in the West African nation of Niger, who may have already been moved between Islamic State-controlled areas where an ISIS offshoot operates.

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Bryan Stern, founder of the crisis response group Grey Bull Rescue, said in an exclusive interview with Fox News Digital that in most organized kidnappings, those who seize a hostage are rarely the same people who hold them.

«What happens in most of these cases is whoever took the hostage isn’t who’s holding on to the hostage,» Stern said. «The people who hold hostages generally are a lot smarter, a lot more capable, less disposable… so getting to them as soon as possible does matter in a very demonstrable way.»

Stern said every passing hour reduces the chance of recovery. In many cases, hostages are quickly traded or sold between groups with differing motives — from ransom to propaganda — making it difficult to know what the captors want.

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AMERICAN MISSIONARY KIDNAPPED IN NIGER BY SUSPECTED ISLAMIST MILITANTS, SOURCES SAY

This picture taken on Sept. 7, 2023, shows Niger’s presidential palace in Niamey. The building has remained under the control of the military junta since President Mohamed Bazoum was ousted in a 2023 coup. (AFP via Getty Images)

«It’s easy to understand who took somebody, but once people start getting traded around like cards and stuff, it’s hard to then understand what the current holding party wants,» he said.

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The groups often operate with their own chain of command and pecking order, each with different goals and levels of influence.

«All those different things play into how you’re gonna get somebody back, and the most dangerous thing to do is send ninjas in and shoot everybody,» Stern said. «That’s the most highest-risk thing that we do because there’s no margin for error.»

I WAS KIDNAPPED BY BOKO HARAM, AND SURVIVED. NO THANKS TO THE WEST’S SILENCE

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Niger junta leader Gen. Abdourahamane Tchiani salutes during ceremony in Niamey.

Niger’s junta leader Gen. Abdourahamane Tchiani salutes during an official ceremony in Niamey, Niger, on Aug. 26, 2023. Tchiani seized power in a July 2023 coup that ousted President Mohamed Bazoum and has ruled the West African nation since. (AFP via Getty Images)

U.S. officials confirmed they are aware of the kidnapping, which took place in Niamey, about 100 yards from Niger’s presidential palace. The missionary, a pilot for the evangelical group Serving in Mission, was reportedly taken north toward an area controlled by an ISIS offshoot.

A State Department spokesperson said embassy officials are working closely with local authorities and that the Trump administration views the safe return of the U.S. citizen as a top priority. The U.S. Embassy has also restricted staff movements to armored vehicles and prohibited visits to restaurants and open-air markets.

Stern described the region as «31 flavors,» meaning there is everything from Russian proxies to criminal gangs and Islamic fundamentalists running around.

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CRUZ CLASHES WITH NIGERIA OVER HIS CLAIMS 50,000 CHRISTIANS KILLED SINCE 2009 IN RELIGIOUS VIOLENCE

Crowded street market in Niamey, Niger.

A general view of a crowded street market in Niamey, Niger, on May 17, 2023. The capital city has faced rising instability since the 2023 military coup that toppled President Mohamed Bazoum. (Michele Cattani / AFP via Getty Images)

While it’s easy to assume Islamist militants were behind the abduction, Stern cautioned, «until you know…it becomes speculation.»

«At some point, somebody will ask for something, you hope,» he said. «It’s very scary when they don’t ask for anything… the worst case scenario is a hostage taken by someone who doesn’t want anything. Then there’s no play to be made other than find them and kill them, and hopefully you survive that process.»

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For now, the focus is on finding proof of life and establishing communication.

U.S. special operations units are likely monitoring surveillance and communications from the region, but Stern cautioned that a rescue attempt would be «the most dangerous thing special operations does.»

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Officials have not said whether any group has claimed responsibility or issued any demands.

Fox News Digital’s Michael Dorgan and Paul Tilsley contributed to this report.

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Merkley nearly breaks Booker’s filibuster record, wins his praise for fighting ‘Trump’s authoritarian tactics’

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Democrats pulled out all the stops on Wednesday to delay the vote on a short-term spending bill to reopen the government — the 12th time the Senate has considered the measure since the government entered a shutdown on Oct. 1.

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Sen. Jeff Merkley, D-Ore., embarked on a nearly 24-hour speech at 6:23 p.m. on Tuesday, concluding his remarks at 5:00 p.m. the next day. Merkley, 68, warned viewers of the authoritarianism he said had become a facet of the Trump administration.

«Be aware and worried about the possibility of the use of an emergency in order to expand authoritarian power. That’s the position we’re in now in the United States of America. Authoritarianism with a rubber-stamp Congress, a court that’s delivering more and more power to the executive and an executive who has a well-planned strategy,» Merkley said in his remarks.

JOHNSON WARNS US ‘BARRELING TOWARD ONE OF THE LONGEST SHUTDOWNS’ IN HISTORY

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Sen. Jeff Merkley, D-Ore., speaks to reporters following a weekly Senate Democratic policy luncheon at the U.S. Capitol in Washington, Feb. 19, 2025. (Andrew Harnik/Getty Images)

«Republicans have shut down the government to continue the strategy of slashing Americans’ healthcare,» he said.

His speech comes as lawmakers remain gridlocked over federal funding for 2026. Whereas Republicans in the House of Representatives have passed a short-term funding bill to keep the government open through Nov. 21, Democrats in the Senate have voted a dozen times to defeat the package.

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The Senate once again failed to advance the package on Wednesday. It failed in a 54-46 vote. 

Democrats, led by Senate Majority Leader Chuck Schumer, D-N.Y., and House Minority Leader Hakeem Jeffries, D-N.Y., have demanded an extension of COVID-era supplemental funding for Obamacare healthcare subsidies that are set to sunset in 2025. 

SCREAMING MATCH ERUPTS BETWEEN HAKEEM JEFFRIES, MIKE LAWLER AS GOVERNMENT SHUTDOWN CHAOS CONTINUES

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chuck schumer and hakeem jeffries give a news conference

Senate Minority Leader Chuck Schumer, D-N.Y., and House Minority Leader Hakeem Jeffries, D-N.Y., right, update reporters following their face-to-face meeting with President Donald Trump and Republican leaders on the government funding crisis, at the Capitol in Washington, Sept. 29, 2025. (J. Scott Applewhite/AP Photo)

Republicans need the support of seven Democrats to overcome the 60-vote threshold to overcome a filibuster. The GOP holds 53 seats in the chamber. 

Merkley, who came close to breaking Sen. Cory Booker’s 25-hour and 4-minute record that was set earlier this year, put the shutdown blame on Republicans throughout his discourse.

Booker praised Merkley’s stalling efforts online.

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«Listening to Senator Jeff Merkley for over 22 hours, it is clear that we need to stand up for our democracy. We must continue to call out and counter Trump’s authoritarian tactics. Thank you, Jeff!» Booker said in a post on X. 

BOOKER CONCLUDES RECORD 25-HOUR SPEECH AGAINST TRUMP, MUSK, MARKING THE LONGEST EVER ON THE SENATE FLOOR

On the issue of authoritarianism, which comprised the bulk of Merkley’s remarks, Merkley decried what he saw as the Trump administration’s attempts to push the limits on executive power — like its deployment of the National Guard to urban areas.

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«If you remove a clear standard as to whether there is a rebellion and just say a president can deploy the military on a whim in places he doesn’t like against peaceful protesters to distract Americans or to exercise a suppression of dissent, then you have flung the doors open to tyranny. To a strongman state,» Merkley said. 

National Guard members near Memphis Bass Pro Shop

National Guard members began patrolling Memphis in October as part of a federal task force established by President Donald Trump to combat what the administration says is violent crime in the city.  (Brett Carlsen/Getty Images)

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President Donald Trump has deployed the National Guard to Washington, D.C., Los Angeles, Chicago, Memphis, and Portland, Oregon, citing a need to protect law enforcement and government operations in those cities.

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