POLITICA
A 55 años del asesinato de Aramburu: el día que Montoneros se dio a conocer y los misterios que aún persisten

Era el cuarto comunicado en pocas horas. El más escueto de todos. El más contundente.
Perón vuelve. Aramburu fue ejecutado a las siete de la mañana. Que Dios, Nuestro Señor, se apiade de su alma. ¡Perón o Muerte! ¡Viva la Patria! Montoneros.
Era su entrada en sociedad. La de Montoneros.
La respuesta fue inmediata. Onganía, el entonces presidente de facto, habló en cadena nacional. No dijo que odiaba a Aramburu, ni que temía que lo derrocara. Ese temor se había disipado hacía unas horas. Lo que dijo no sorprendió a nadie. Pareció, casi, un homenaje velado a Aramburu. Instaló la pena de muerte. Como 14 años antes había hecho el flamante fusilado.
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La pena de muerte, dijo, se aplicaría para casos de secuestros con homicidios o lesiones graves, ataques a unidades militares o policiales y uso de uniformes o insignias para cometer estos delitos. La ley tenía carácter retroactivo. Estaba hecha a la medida de los Montoneros.
Era el 1 de junio de 1970. Significó el punto de partida de la sangrienta década del 70. La manifestación explícita de una violencia que llegaba para instalarse de manera definitiva, que en los siguientes años escalaría de manera brutal, demencial, y finalizaría en los años más trágicos de nuestra historia con el terrorismo de estado haciendo estragos en la sociedad.
La última aparición pública de Pedro Eugenio Aramburu había sido un apenas disimulado acto de campaña. Había ido al cine. Al terminar la película, cuando se prendieron las luces de la sala, el público vio al general de pie aplaudiendo con fervor. La película contaba la historia de una dictadura militar, de sus asesinatos, de su impunidad, de sus censuras. Era Z de Costa-Gravas. Al general Aramburu, expresidente de facto, le gustaban las películas que denunciaban a las dictaduras (europeas). Desde que pretendía volver al poder.
La siguiente vez que apareció en los diarios fue a raíz de su secuestro y muerte.
El secuestro
Dos, Fernando Abal Medina y el Gordo Emilio Maza, entraron al departamento de la calle Montevideo al 1000. Los hizo pasar la esposa de Aramburu. Estaban vestidos como oficiales del ejército. Otro había quedado escondido en el palier, dispuesto a entrar en acción en por si surgía alguna complicación. Los demás esperaban apostados en la calle. Disfrazados. Uno de cura, otro de policía, la única mujer, Norma Arrostito, con excesivo maquillaje y peluca. No era carnaval ni una convención cosplay, ni el rezago de una fiesta de disfraces elegidos por alguien perezoso con los arquetipos más obvios de su tiempo: sacerdotes, policías, militares.
En esa casa de Barrio Norte estaban habituados a ese tipo de visitas. Políticos y militares acudían con regularidad. La esposa los hizo pasar, ofreció café (ninguno de los visitantes tocó la taza para no dejar las huellas dactilares) y bajó a hacer unas compras. La excusa de la visita quedó planteada apenas ingresó Aramburu, impecablemente vestido, al living: le ofrecían custodia. Luego de unos minutos de charla irrelevante, Abal Medina sacó el arma que llevaba bajo su pilotín militar. “Mi general, usted viene con nosotros”, le dijeron. Aramburu no se resistió.
Los que estaban en la calle respiraron aliviados cuando vieron salir a los cuatro. Uno de ellos, Maza, llevaba al secuestrado con un brazo por encima del hombro. El grupo cruzó la calle Montevideo con tranquilidad. Metieron a Aramburu dentro de un auto. Y arrancaron.
Se reagruparon detrás de la Facultad de Derecho, cambiaron de auto y emprendieron camino hacia Timote, la localidad en la que la familia Ramus tenía una quinta, La Celma. El lugar alejado que los jóvenes habían elegido como sede del secuestro. El viaje fue largo, ocho horas, el doble de lo que se tardaba habitualmente. Querían evitar retenes policiales y eligieron rutas alternativas y caminos de tierra. Aramburu permaneció en silencio, sin hacer preguntas, sentado en la parte de atrás de una camioneta y con los ojos tapados. En algún momento escucharon que la radio difundía un rumor que corría por la ciudad: Aramburu había desaparecido de su hogar, los trascendidos hablaban de un posible secuestro.

El relato de los hechos se publicó cuatro años después en el último número de La Causa Peronista. En letras catástrofes sobre un llamativo fondo naranja la tapa vendía: Cómo murió Aramburu. Los Montoneros ya eran conocidos por todos. Los nombres de varios de sus integrantes también. Del grupo original, de los que habían participado en la Operación Pindapoy -así llamaron a ese hecho fundacional para ellos-, quedaban pocos. La agrupación había pasado a la clandestinidad a pesar del gobierno democrático, un gobierno por el que ellos habían hecho campaña y habían aspirado a integrar. El relato es impresionante (en todas sus acepciones). Es un testimonio directo de los participantes en el secuestro y ejecución de Aramburu, Norma Arrostito y Mario Firmenich. Cuentan paso a paso la operación, los detalles que nunca habían salido a la luz. Es su versión de los hechos, de sus causas y sus consecuencias. Fue el acto iniciático de la agrupación y debía tener su versión oficial, canónica. Lo bautizaron Operativo Pindapoy. Cuatro años después, en la versión épica que transmiten, ya lo llaman Aramburazo.
Timote y el juicio revolucionario
Mientras los Montoneros llegaban a Timote, la mujer de Aramburu comenzó a sospechar que algo raro había pasado. El marido había dejado plantado a alguien que debía reunirse con él, se había ido sin decir dónde ni cuando regresaba, algo inusual en él, sin afeitarse y no había usado su propio auto. El portero del edificio le contó que se había retirado con tres hombres. Ella volvió a preguntar si estaba seguro porque a su casa sólo habían ingresado dos. El encargado ratificó lo dicho y le contó con detalles cómo el general se había sentado en la parte de atrás del automóvil flanqueado por dos de los jóvenes vestidos con uniforme militar.
Al departamento fueron llegando amigos militares e influyentes. Consideraron todas las opciones posibles. Onganía, tambaleante y enfrentado a Aramburu, era el principal sospechoso. Decidieron dar a conocer la desaparición. La noticia sorprendió a sus viejos camaradas y los altos mandos del gobierno que, casualmente, por ser el Día del Ejército, se encontraban todos juntos en una celebración. El gobierno debió reconocer que Aramburu había sido secuestrado, informaron que habían dispuesto de todos los recursos para dilucidar el hecho pero debió reconocer que todavía no tenían idea quiénes podían ser los responsables. La desorientación inicial de los investigadores se explicitó en sus primeras líneas de pesquisa. Al leer el comunicado N°1 detuvieron e interrogaron a un grupo folclórico que se llamaba Montoneros y a la hija del Gral. Valle (porque los Montoneros se bautizaron como Comando Gral. Valle). Una investigación literal. O quizá haya sido borgeana: el nombre es arquetipo de la cosa.
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Apenas llegaron a la casa, los Montoneros sentaron a Aramburu en una cama y le informaron: “General, usted está detenido por una organización revolucionario peronista que lo va a someter a un juicio revolucionario”. “Bueno”, contestó el detenido. Aramburu se debe haber sorprendido, hasta ese momento debía creer que estaba siendo prenda de la interna militar que él había trenzado, encendido. Lo único que no le terminaba de cerrar era la juventud de sus captores y su evidente falta de experiencia.
Aramburu estaba tranquilo. “Si estaba nervioso, se controlaba”, dice el texto pergeñado por Firmenich y Arrostito. Le sacaron fotos, sin corbata ni saco. No salieron. Se rompió el rollo.
Le hacían tres cargos. Los fusilamientos del 56, el golpe militar que él preparaba y el robo del cadáver de Evita. En las respuestas, al principio, abundaron los “no sé” y los “no me acuerdo”. Después, las afirmaciones, las excusas y las desmentidas, según el caso. “Y bueno, nosotros hicimos una revolución, y cualquier revolución fusila a los contrarrevolucionarios”, dijo finalmente sobre el fusilamiento de Valle.
Sobre el destino del cadáver de Eva se negó a hablar. Adujo razones de honor. Les aseguró que había recibido cristiana sepultura. Dio su palabra de honor de hacer aparecer el cadáver en el momento oportuno. Sus captores insistieron en que revelara el lugar dónde estaba. Pidió que apagaran el grabador. En Roma, bajo la custodia del Vaticano. Y se excusó de seguir hablando. Su honor se lo impedía. O mintió o de verdad no sabía el sitio exacto porque después se supo que Eva estaba en un cementerio de Milán bajo un nombre ficticio. A la noche pidió papel y lápiz. Escribió “con letra temblorosa”.
Mientras tanto los Montoneros habían dado a conocer los comunicados iniciales informando del secuestro y dándose a conocer, haciendo su definitiva entrada en la vida pública argentina. Sorprendió que en el primero no exigieran rescate ni pusieran condiciones. Eso permitió -en una actitud típicamente argentina- que muchos se hicieran pasar por ellos y exigieran altas sumas de dinero y la liberación de diferentes grupos de detenidos para intentar sacar provecho de la falta de información fidedigna. El segundo comunicado, entonces, fue aclaratorio, una muestra de autenticidad. Negaron pedir algo a cambio del expresidente y para que supieran que era verdad que ellos eran los que lo retenían inventariaron las pertenencias que llevaba encima: lapiceras, trabas de corbatas y otras menudencias.
En esos primeros comunicados -y en la mayoría de los movimientos de esos días- estos jóvenes que promediaban los 23 años ya mostraban la manera en que se conducirían después y develaban, acaso de manera inconsciente, su background (grupos católicos, nacionalistas, formación en liceos militares). Había lenguaje castrense, alocuciones a Dios, la sentencia Perón o Muerte cerrando cada mensaje. Unos modos marciales (y mesiánicos) que los acompañarían hasta el final. También el uso -al igual que los gobiernos totalitarios- de eufemismos: expropiaciones por robos, ajusticiamiento por asesinatos y así.
La ejecución
A la mañana siguiente le anunciaron que el tribunal iba a deliberar. El tribunal, naturalmente, eran sus mismos captores. Lo ataron a la cama. Aramburu no hablo más. Horas después, Abal Medina le comunicó la sentencia. “General, el Tribunal lo ha sentenciado a la pena de muerte. Va a ser ejecutado en media hora”. Lo desamarraron de la cama y le ataron las manos en la espalda. Pidió que le ataran los zapatos. “Lo hicimos”, dice el escrito de La Causa Peronista. Algún montonero se arrodilló frente a él y le ató los zapatos. Una singular figura. No le concedieron afeitarse ni la presencia de un confesor. Preguntó por el futuro de su familia. Le dijeron que se despreocupara.
Lo llevaron al sótano. “Ah, me van a matar en el sótano”.
Un pañuelo en la boca. La espalda contra la pared. Fernando Abal Medina frente a Aramburu. “General, vamos a proceder”.
“Proceda”, fue su última palabra.
Abal Medina le pegó tres balazos. Lo tapó con una manta.
“Ninguno se atrevió a destaparlo mientras cavábamos el pozo en que íbamos a enterrarlo”.
La irrupción de los Montoneros en la vida pública: las preguntas sin respuesta
Los Montoneros salieron a la luz con este asesinato. Aramburu muerto se convirtió en un símbolo de lo que no había sido en vida. Nadie sabe, en realidad, cómo murió Aramburu, ni por qué. Solo queda una persona con vida que lo puede decir, Mario Firmenich.

Contradiciendo la máxima de El Eternauta que tan en boga estuvo en el último tiempo: Firmenich es la más cabal prueba de que no siempre es cierto eso de que “nadie se salva solo”. Es el único miembro fundador y jefe máximo de la organización a partir de 1971 que no sucumbió ante la represión de las fuerzas militares ni siquiera en el Proceso (tampoco en la Contraofensiva: él no se dio a sí mismo la orden de regresar a combatir al país). Ramus, Abal Medina y Sabino Navarro murieron en enfrentamientos en los meses siguientes a la muerte de Aramburu.
Con los años, Firmenich no ha demostrado arrepentimiento por el crimen, ni por haber elegido (casi forzado) la vía violenta. Apenas obtuvo el indulto de Menem en una entrevista con Bernardo Neustadt dijo: “A Aramburu lo juzgó el pueblo. No fuimos nosotros. Nosotros solo ejecutamos esa decisión”.
Lo contado es la versión que los ejecutores quisieron dar. En 1974, ya enfrentados con Perón y a punto de entrar en la clandestinidad, un momento coyuntural crítico. Sin embargo, el relato es el que fijó la actitud de Aramburu frente a la muerte. Digna y serena. Lo mató una organización revolucionaria. Y ella narró su muerte. En la acusación y en la prosecución de los hechos están las causas. La principal, la venganza. Fusilamiento contra fusilamiento. Ocultamiento de cadáver contra ocultamiento de cadáver. Esa venganza que, como sostiene Beatriz Sarlo, “hubiera quedado perfecta si la policía no hubiera descubierto el cadáver de Aramburu y, en consecuencia, si la posesión del cadáver daba a los Montoneros un arma de negociación para recuperar el de Eva Perón”.
Montoneros relata los hechos cuatro años después. Es su acto fundante. Y la publicada en La Causa Peronista su versión canónica. El relato sorprende por lo que dice y por todo aquello que deja entrever. Aunque es solo eso: un relato. De una muerte real. ¿Cuánto hay de veraz en él? En ese relato de unos jóvenes que se arrogaron la representación popular y asesinaron a un militar golpista, que por esos tiempos se disfrazaba de democrático.
Onganía, que aspiraba a una presidencia sin plazos, casi eterna, cayó a los 15 días que se conociera el comunicado de la ejecución (con el tiempo se dijo que su gobierno tuvo algo que ver con el secuestro pero no pudo ser probado más allá de la evidente lentitud de la investigación durante las primeras horas). El cadáver de Aramburu fue encontrado casi 50 días después del secuestro. Los Montoneros habían tratado de copar el pueblo cordobés de La Calera -por el cual habían desarrollado una obsesión: habían robado el banco el año anterior-, la operación salió mal y tuvieron bajas y delaciones. Hallaron el cuerpo de Aramburu enterrado bajo el sótano de la casa.

A fines de 1974, unos meses después de la publicación del relato oficial de la agrupación en La Causa Peronista, un comando montonero liderado por Paco Urondo robó los restos de Aramburu del cementerio de Recoleta.
El episodio sigue generando atracción. Y no solo en el campo de la historiografía académica que se dedica a indagar en los años setenta. En los últimos años fue tratado en novelas (Timote de José Pablo Feinmann), investigaciones periodísticas (Aramburu de María O’Donnell), ensayos (La Pasión y la Excepción de Beatriz Sarlo) y hasta películas (Secuestro y Muerte de Rafael Filipelli con guión de Beatriz Sarlo, Mariano LLinás y David Oubiña), entre muchas otras creaciones.
Los hechos de Timote -y sus misterios- todavía le hablan a la sociedad argentina.
Montoneros, Años 70, Mario Firmenich
POLITICA
Fuerza Patria llega al cierre sin un acto unificado en PBA, pero confía en repetir la elección de septiembre

“Es la campaña más normal del mundo”, lanzó días atrás un integrante del gobierno de Axel Kicillof en tono irónico. Hacía referencia de cómo se desarrolló tanto en septiembre como en octubre la dinámica electoral del peronismo. En una campaña a modo “hágala usted mismo”, el peronismo transitó la elección provincial del mes pasado y la fórmula se repitió para los comicios nacionales. Por ello, a seis días del acto eleccionario en Fuerza Patria no hay mayores precisiones de dónde será el búnker ni cómo será el cierre de campaña que lleva a Jorge Taiana como primer candidato a diputado nacional. Kicillof estará el jueves por la tarde en el municipio de Quilmes para participar de la asunción de las nuevas autoridades de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), que se realizará en la sede de la Universidad de Quilmes (UNQUI).
Pese a ello, el peronismo se muestra expectante ante lo que serán los resultados del próximo domingo, al menos en la provincia de Buenos Aires. El antecedente de la elección de septiembre ofrece una base desde la cual se paran los principales dirigentes. Este lunes, el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, advirtió en las habituales conferencias de prensa que realiza desde la Gobernación provincial que “seguramente”, en la provincia de Buenos Aires La Libertad Avanza “va a perder” y que la victoria será para Fuerza Patria.
Por estas horas, el peronismo libra una batalla ante la justicia electoral para que el Gobierno se abstenga de publicar datos consolidados a nivel nacional en la difusión de los resultados del próximo domingo y lo haga exclusivamente por distrito, argumentando que cualquier otra modalidad carece de sustento legal y puede inducir a error a la ciudadanía.
Como adelantó Infobae, este lunes se formalizó el pedido de los apoderados de Fuerza Patria, provincia de Buenos Aires, Eduardo López Wesselhoefft, Patricia García Blanco, Eduardo Cergnul y Agustina Vila. Los mismos plantearon que el recuento provisorio de votos realizado por la Dirección Nacional Electoral (DINE) —que presentó una consolidación nacional de los votos— es improcedente, ya que la elección es nacional de distrito y no de distrito único.
Sucede que mientras La Libertad Avanza compite en los 24 distritos bajo una única marca, el peronismo lo hace en 13 provincias con el sello Fuerza Patria y en 11 con denominaciones locales. Esta disparidad, según los apoderados, podría distorsionar la interpretación de los resultados si se presentan cifras nacionales consolidadas, favoreciendo un relato que no reflejaría la realidad electoral de cada distrito. “Ya no es una suma equivalente con el resto de nuestra fuerza política. Por ejemplo, nuestra fuerza política que tiene en Buenos Aires y en otras provincias el sello de Fuerza Patria; en algunas otras provincias tiene un nombre distinto, pero forma parte de nuestra fuerza política, entonces va a ser muy difícil comparar”, planteó el funcionario de Kicillof.
“Creo que lo hacen con la expectativa, de que si bien saben que van a perder en un montón de provincias: en la provincia de Buenos Aires, seguramente, quieren llegar a algún tipo de resultado un poco más decoroso con la sumatoria a nivel nacional, pero sobre todo medio tramposo”, advirtió Bianco y puntualizó: “Me parece que es una expresión de desesperación política”, la forma con la que el Gobierno definió cómo se darán a conocer los resultados del escrutinio provisorio para el próximo domingo.
Bianco estuvo escoltado de la ministra de Ambiente, Daniela Vilar y de Desarrollo de la Comunidad, Andrés “Cuervo” Larroque.
Mientras, Taiana sigue con su campaña. El sábado estuvo en el municipio de Lobos y en Navarro. Esta semana estará en recorridas junto a Kicillof e intendentes. Está previsto que, si el clima acompaña, el miércoles recorra el conurbano y participará junto a la intendenta de Moreno, Mariel Fernández, de un banderazo que se hará en ese distrito.
En sus recorridas del último fin de semana por el interior bonaerense intentó bajar el triunfalismo. “Esta semana la tarea más importante es trabajar para ganar las elecciones. Es el último tramo y nada está garantizado. No hay que comerse el postre antes de almorzar», pidió.
Si bien por estas horas se definirá la locación, todo indica que el búnker de Fuerza Patria, en la provincia de Buenos Aires, será en la ciudad de La Plata, tal como ocurrió en los comicios del 7 de septiembre pasado. En la ocasión de las elecciones bonaerenses, la locación elegida había sido el Hotel Grand Brizzo. Desde allí, el gobernador dio el discurso triunfal ante la militancia que celebró la victoria del peronismo por casi 14 puntos de diferencia sobre La Libertad Avanza.
Aunque hay expectativa y el cálculo de que el peronismo podría repetir una victoria, Fuerza Patria trabaja sobre distintos escenarios sobre qué diferencia podría darse un posible triunfo. Sostener la diferencia de septiembre, dicen en el comando de campaña peronista, sería un escenario por demás favorable. Como dio cuenta Infobae, en el peronismo recuerdan que a diferencia de las elecciones de septiembre, para el próximo domingo no habrá electores migrantes, ya que no están en condiciones de elegir autoridades nacionales.
POLITICA
El Gobierno justificó las declaraciones de Donald Trump sobre la “muerte” argentina y volvió a hablar de la herencia kirchnerista

Con señalamientos hacia la gravedad de la herencia dejada por el kirchnerismo, los embates preelectorales y las reformas pendientes, en las filas libertarias enmarcaron hoy las declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre la situación argentina, en las que sostuvo que la Argentina “está muriendo”.
Pese a su tenor fuera de todo protocolo y diplomacia, las definiciones del presidente estadounidense fueron justificadas y contextualizadas puertas adentro de la Casa Rosada. El primero en hacerlo fue el portavoz Manuel Adorni, y sobre esa misma línea, aunque fuera de micrófono, lo hicieron otras voces de Balcarce 50 consultadas por .
Las definiciones de Trump se irradiaron el domingo por la noche, cuando a punto de subir al avión presidencial, el republicano justificó la ayuda financiera a la Argentina al sostener que el país “está luchando por su vida. ¿Entienden lo que eso significa? No tienen dinero, no tienen nada, están luchando muy duro para sobrevivir».
Apenas horas después de que hablara Trump, el Banco Central (BCRA), a cargo de Santiago Bausili, anunció la firma de un acuerdo de estabilización cambiaria con el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, por un monto de hasta US$20.000 millones. El programa esta destinado a reforzar la posición de reservas internacionales del país, a una semana de las elecciones.
“Lo que dijo es razonable”, dijo este lunes el portavoz Adorni en una entrevista con el streaming libertario La Casa. Luego, el vocero y legislador porteño electo agregó: “Hay que entender el contexto en el que lo dijo. Es cierto que no tenemos plata, no es ninguna novedad”.
“Coincidimos en la caracterización, por eso ganó Milei”, dijo en esa misma línea una importante voz libertaria de Balcarce 50 al ser consultada por el tema, en referencia al triunfo del libertario sobre el peronismo en las elecciones presidenciales de 2023. “Se hizo mucho, pero recién estamos llegando a los dos años de gestión, todavía falta más”, completó la descripción del cuadro.
En esa línea estuvieron quienes se refirieron a la herencia que recibieron por parte del kirchnerismo al asumir en diciembre de ese año. “Siempre aludimos a que nos dejaron al borde del abismo. El propio presidente hizo alusión a eso muchas veces. Ese fue el punto de partida que nos dejaron, de extrema vulnerabilidad”, dijeron en la Casa Rosada, donde defendieron lo que se hizo hasta ahora.
“Se ordenó la macro, se bajó la inflación, pero hay que seguir avanzando. Lo decimos siempre. Falta”, agregaron. “Se hizo muchísimo, pero falta aún más. Por eso planteamos que estas elecciones son claves para no volver al pasado y que no se pierda todo el esfuerzo que hizo”, describieron.
En línea con que pese a lo hecho, el panorama sigue siendo complejo por la gravedad de lo que se recibió y a la que Milei aludió en “numerosas ocasiones”, en la Casa Rosada también apuntaron a los “intentos desestabilizadores” por parte de un sector de la oposición en la previa a las elecciones, que creen que complican el panorama interno en el que llegó a la ayuda estadounidense.
Por eso, agregaron, consideran clave sumar actores parlamentarios en las elecciones de este domingo para avanzar con el plan que se impuso Milei y que para la segunda parte de su mandato incluye poder avanzar con las denominadas reformas de segunda generación.
De esta manera, en las filas libertarias insistieron en despegarse de que hubiera una mirada negativa del presidente estadounidense sobre lo que está haciendo el libertario. En ese sentido ubicaban incluso la frase que también dejó Trump antes de subir al Air Force One: “Me agrada el presidente de Argentina. Creo que está tratando de hacer lo mejor que puede”.
“La Argentina tiene 2% mensual de inflación, riesgo país en torno a los 1000 puntos, se está en un período electoral en el que te tiran con todo a matar o morir”, fue otra de las frases que dejó Adorni sobre los dichos de Trump. Y agregó: “Eso explicárselo a un norteamericano, a un periodista de allá que vive con0%, 0,2% de inflación, que no sabe lo que es el riesgo país. En la definición de ellos, claramente la Argentina no es un país al que le vaya bien”.
Para rematar, Adorni completó: “Lo que dijo Trump es razonable en el contexto en el que lo dijo, a quien se lo dijo. Si hay algo que Trump demostró es un apoyo incondicional bajo cualquier circunstancia”.
En línea con que creen que desde el Gobierno estadounidense se valora lo que se viene haciendo, desde Balcarce 50 apuntaron a que una señal de esa confianza es la colaboración que se está recibiendo desde hace semanas por parte de la administración Trump, en especial a través de los anuncios del secretario del Tesoro, Scott Bessent.
En las filas libertarias también estuvieron quienes en las declaraciones de Trump, a todo lo previo, sumaron una justificación interna en medio de los cuestionamientos que el republicano recibe por la ayuda argentina, envuelta en críticas demócratas.
anunció,Cecilia Devanna,Conforme a
POLITICA
Tras las elecciones, el Gobierno prepara cambios en el Gabinete para encarar la segunda etapa de gestión

Para el Gobierno, las elecciones del próximo domingo no solo servirán para medir el nivel de apoyo que tiene La Libertad Avanza en cada provincia, sino que también abrirán la posibilidad de hacer cambios en el Gabinete.
Javier Milei adelantó la semana pasada que el equipo de ministros, tal como se conoce ahora, tendrá modificaciones. La situación se dará por las bajas de Patricia Bullrich, Luis Petri y Manuel Adorni, que dejarán sus puestos para estar en el Congreso y la Legislatura porteña, respectivamente.
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Santiago Caputo, asesor presidencial, podría “tener un rol central” en el nuevo esquema de trabajo, según dijo Milei. Si esto ocurre, el líder de la agrupación Las Fuerzas del Cielo pasaría a tener firma dentro de la gestión, con un rol más institucional.
Sin embargo, este medio pudo confirmar que Caputo no estaría interesado en asumir un nuevo cargo, a menos que el propio Milei se lo pida.
“Estamos en un impasse hasta las elecciones. El lunes o el martes de la semana próxima puede haber cambios”, expresó una fuente oficial de Gobierno.
En ese sentido, Caputo no sería el único nombre que se baraja para asumir una nueva función.
La posible presencia del PRO
En el Ejecutivo tampoco dejan de lado las declaraciones del sábado del jefe de Estado, que no descartó el ingreso de algunas figuras del PRO a la gestión libertaria. Si bien aseguró que no fue un pedido de Mauricio Macri, indicó la importancia de sumar “a personas superexperimentadas”.
Algunos nombres en evaluación son Javier Iguacel, exministro de Energía; y Guillermo Dietrich, extitular de Transporte entre 2015 y 2019. Ambos tuvieron alguna reunión con el oficialismo desde que asumió Milei.
El primero sería visto con buenos ojos por un sector del Gobierno, y hasta considerado en un primer momento por personas de confianza del Presidente. A Dietrich, por otro lado, creen que no le gustaría estar “en una gestión como la de La Libertad Avanza, donde no hay obra pública”.
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Por último, hay incertidumbre sobre el canciller Gerardo Werthein.
En este último tiempo, el funcionario se habría sentido incómodo con las acusaciones que Las Fuerzas del Cielo hicieron contra él tras el encuentro entre Milei y Donald Trump, en la Casa Blanca.
“No estaría del todo bien después de lo que pasó. Pero por ahora no hay nada confirmado”, dijeron en Casa Rosada.
La tensión entre el canciller y los dirigentes que responden a la agrupación libertaria se expuso tras una publicación de Daniel Parisini, el Gordo Dan.
A través de un posteo de X, el influencer libertario lo culpó por las declaraciones del líder republicano, que condicionó la ayuda económica para la Argentina al triunfo de LLA en las elecciones del domingo.
Mientras el Gobierno define cómo se reordenará su Gabinete, los libertarios remarcan que la elección del domingo “será exitosa, pase lo que pase”. Su postura radica en la idea de que lograrán el tercio necesario para bloquear reformas opositoras, aunque no obtengan el mejor resultado en todas las provincias.
Gobierno, Gabinete, Elecciones, La Libertad Avanza
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