POLITICA
Cómo será la futura CGT, marcada por la implosión de los dialoguistas, el final de “los Gordos” y un triunvirato con caras nuevas

Héctor Daer anunció que no seguirá en la conducción de la CGT en su próxima renovación de autoridades, en noviembre próximo, y aceleró la carrera por el armado de la futura estructura de la central obrera. ¿Quiénes formarán parte de la cúpula cegetista que viene? ¿Seguirá el esquema de triunvirato o habrá un titular único? Falta demasiado para el congreso que elegirá al nuevo secretariado y, además, las definiciones comenzarán a perfilarse en medio de un cuadro de divisiones internas, atomización extrema y ausencia de liderazgos fuertes que torna todo más imprevisible.
La incertidumbre sobre cómo se integrará la nueva CGT, de todas formas, queda superada por varias incógnitas de difícil respuesta: ¿podrá poner en marcha una estrategia -hoy ausente- que le permita recuperar el protagonismo perdido, participar del debate de los grandes temas nacionales sin discursos para la tribuna y tener una relación constructiva con Javier Milei o con el gobierno que lo suceda?
Hace rato que esta CGT se convirtió en un grupo de presión sin capacidad de presión. Está afectada por la pérdida de representatividad debido a la reducción del número de trabajadores formales y, por ende, de afiliados a los sindicatos. Pero también sufre, como tantas otras instituciones del país, de una profunda crisis dirigencial que se acentúa por una falta de renovación que no sólo se vincula con lo generacional, sino también con una mirada anclada en el pasado para un país y un mundo distintos.
Frente a un gobierno no peronista como el de Javier Milei, esta CGT se dedicó más a intentar bloquear sus reformas que a contraponer propuestas que permitan, por ejemplo, generar empleo genuino y revertir el alto número de trabajadores no registrados. Sin ideas ni un programa propios, al poder sindical le sigue costando animarse a sentarse en una mesa de discusión con funcionarios y empresarios. Es cierto que no lo ayuda tener muchísima menos fuerza que aquel gremialismo de los años 70, por ejemplo, al que ningún gobierno, político ni empresario se animaba a desairar.
La CGT estuvo controlada hasta ahora por el sector de “los Gordos” (Héctor Daer y Armando Cavalieri, de Comercio) y los “independientes” (Andrés Rodríguez, de UPCN; Gerardo Martínez, de la UOCRA, y José Luis Lingeri, de Obras Sanitarias), dialoguistas a ultranza, que compartieron la máxima conducción con el moyanismo (Pablo Moyano, de Camioneros, integró el triunvirato hasta su renuncia, en noviembre pasado) y el barrionuevismo (Carlos Acuña, de estaciones de servicio).
En los primeros meses de gobierno libertario se produjo la primera fisura de “los Gordos” cuando Cavalieri se reunió con la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, y dio su aval al nuevo sistema indemnizatorio basado en el Fondo de Cese Laboral de la UOCRA mientras, en forma simultánea, el resto de la CGT salía a la calle para impugnar el DNU 70 que contemplaba la reforma laboral.
Hoy, no sólo ya no existen “los Gordos” como sector sino que también se partió la fracción “independiente”: ambas corrientes formaban parte del ala dialoguista de la CGT, pero la decisión de realizar el último paro general hizo implosionar el bloque moderado. De un lado quedó Gerardo Martínez, el dirigente con mejor llegada al Gobierno y a los empresarios, partidario de seguir apostando a negociar con los libertarios y no apurar una huelga, y, del otro, Daer y Andrés Rodríguez, el líder de los estatales, reconvertidos en combativos en rechazo de las paritarias con tope y las reformas más drásticas en el Estado, quienes mantienen aliados como Jorge Sola (seguro), Sergio Romero (UDA), Rodolfo Daer (alimentación) y Julio Piumato (judiciales), entre otros.
Hugo Moyano se asoció con los dialoguistas tras quitarle el respaldo a su hijo Pablo: decidió sumarse a mesa chica cegetista y eligió a Octavio Argüello, un dirigente de su confianza, para el triunvirato. Se sumó al paro general con poco entusiasmo, a pocos días de hacer cerrado la paritaria de Camioneros en sintonía con la pauta oficial, con aumentos del 1,2% en marzo, 1% en abril y 1% en mayo. Su sector sindical, que llegó a tener una veintena de gremios en su etapa de esplendor, ya se había reducido por el estilo díscolo de Pablo Moyano, pero, sin él, dejó a muchos dirigentes a la deriva.
La retirada del hijo de Moyano, además, desarmó el Frente Sindical para el Modelo Nacional (Fresimona), fracción combativa que agrupaba a moyanistas que le respondían con kirchneristas como Mario Manrique (SMATA), quien renunció a la CGT un mes antes que el dirigente de Camioneros. Muchos de los moyanistas que se quedaron “huérfanos” por el alejamiento de Pablo Moyano de la vida sindical activa comenzaron a reagruparse hace un mes: por ahora se los conoce como el “Grupo Garay” (por la calle donde tienen sus encuentros) y no se consideran representados en un 100% por Hugo Moyano. Allí están Juan Pablo Brey (aeronavegantes), Graciela Aleñá (viales), Pablo Flores (AFIP), Juan José Moreyra (ceramistas) y Marcelo Pariente (motoqueros), entre otros.
El otro gran sector sindical es el conducido por Luis Barrionuevo (gastronómicos), que hace 15 años fundó la CGT Azul y Blanca junto con unos 30 sindicatos, de los que actualmente mantiene un tercio. Crítico del estilo personalista de Héctor Daer, hasta el punto de reclamar que se anticipe el congreso cegetista para desplazar al líder de Sanidad, tampoco estaba de acuerdo con apurar otro paro general contra el Gobierno y hoy se ubica mucho más cerca del dialoguista Gerardo Martínez.
Un bloque homogéneo políticamente en la CGT es el kirchnerista, donde militan desde el radical Sergio Palazzo (bancarios) hasta Abel Furlán (UOM) y Ricardo Pignanelli (SMATA), pero no tiene peso interno en la estructura cegetista. Hoy, se identifican con la versión dura de Daer, que no tiene problemas en asociarse con los piqueteros, las dos CTA y los organismos de derechos humanos.
De esta compleja y disímil trama surgirá la nueva CGT en noviembre próximo. Dicen que Daer ya estaba madurando la idea de no presentarse para otro mandato en la conducción cegetista, pero que apuró el anuncio cuando leyó en los diarios que se había endurecido ante el Gobierno porque aspiraba a ser elegido único titular de la CGT. “Esa es una operación de Barrionuevo”, se quejaron en su entorno, donde aseguraron que el titular de Sanidad quiere tener un cargo en el secretariado cegetista.
¿Puede anticiparse cómo será la CGT que nacerá dentro de 7 meses? En principio, nadie tiene en claro si seguirá el triunvirato como esquema de conducción o habrá un solo secretario general. Hay algo comprobado: el triunvirato nunca funcionó para manejar la central obrera porque nadie ha tenido la acción de oro para tomar las decisiones y siempre predominaron las diferencias, las intrigas y los individualismos. Sin embargo, sigue sin existir un dirigente con pasta de líder cuyo nombre reúna el consenso de todos. Tampoco hay un sindicato con el suficiente poder interno como para imponer su candidato a los demás. Mucho menos, un Lorenzo Miguel del siglo XXI, como aquel legendario líder metalúrgico que durante décadas ponía y sacaba ministros, legisladores y jefes de la CGT.
En materia de nombres, Daer y Andrés Rodríguez serían los principales promotores del ascenso al primer plano de la CGT de Jorge Sola, líder del Sindicato del Seguro y actual secretario de Prensa cegetista. Tiene un perfil moderado y un discurso en favor del diálogo y de la búsqueda de consensos. En 2022 fue uno de los impulsores de la Conferencia Desarrollo, Producción y Trabajo, que tuvo lugar en Parque Norte con la participación de empresarios, dirigentes gremiales, economistas y expertos laborales, presentado como una suerte de Coloquio de IDEA con el sello de la CGT.
Barrionuevo ya no tendrá a Carlos Acuña como principal figura en la CGT (tiene algunos problemas de salud) y sus allegados creen que el nuevo elegido del jefe gastronómico será Daniel Vila, titular de la Unión de Trabajadores de Carga y Descarga, o incluso su hijo Gustavo, quienes acaban de ganarle a Moyano una dura batalla por el encuadramiento sindical de los empleados de Mercado Libre. Otros, en cambio, imaginan que terminará apoyando a Gerardo Martínez como único jefe de la CGT. Cerca de Barrionuevo afirmaron a Infobae que su gran candidato es el mismo de Daer: Jorge Sola.
Hay otro eventual postulante a dirigir la CGT desde un triunvirato: Cristian Jerónimo, titular del Sindicato de los Empleados de la Industria del Vidrio, quien estuvo mucho tiempo codo a codo con Pablo Moyano hasta que tomó distancia de él y pasó a estar apadrinado por Gerardo Martínez, quien lo sumó a su tarea en la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Hay quienes dan por hecho que tendría el apoyo de Hugo Moyano, del líder de la UOCRA y hasta de Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), un dialoguista de pura cepa que encabeza un sector conocido como SEMUN (Sindicatos en Marcha por la Unidad Nacional) con Guillermo Moser (Luz y Fuerza) y Guillermo Mangone (Gas).
¿Se viene un triunvirato de la CGT integrado por Sola, Vila y Jerónimo? Representaría la irrupción de una nueva generación de dirigentes en la cúpula de la CGT, pero, aun así, no hay certezas. De manera incipiente, incluso, algunos gremialistas opinan que en la nueva conducción tiene que haber una mujer. Y la rama sindical femenina ya empezó a presionar por un lugar decisivo en la futura CGT.
Falta demasiado para el congreso que debe decidir quiénes la conducirán hasta 2029. Demasiado tiempo y demasiada “rosca” política. En 7 meses puede pasar de todo. Hasta que la CGT sorprenda.
POLITICA
El fin de una época, en medio de la tempestad

El cierre de alianzas electorales para octubre operó como una tomografía milimétrica del estado de situación del sistema político argentino, profundamente atomizado desde 2023, cuando Javier Milei y su proyecto libertario rompieron el tablero que se había consolidado en las décadas previas.
Hubo múltiples historias mínimas que retrataron como pinceladas sueltas el estado de desconcierto y dispersión. El senador Francisco Paoltroni, después de romperse la garganta para criticar al Gobierno, terminó aliado a LLA en Formosa. Algo similar ocurrió con el exgobernador de Salta Juan Manuel Urtubey, quien tras años de militar contra el kirchnerismo confluirá con Fuerza Patria para tratar de volver al Congreso.
Otra reconciliación histórica fue la de Lilita Carrió con Graciela Ocaña, quien se postulará en la Ciudad tras más de una década de distanciamiento. Los libertarios Gabriel Bornoroni y Romina Diez se encaminan a encabezar listas en Córdoba y Santa Fe respectivamente, aunque sus actuales bancas vencen en 2027. Vicios de la nueva casta.
Luis Juez fue exculpado de sus últimos votos a favor de jubilados y discapacitados y logró cerrar con LLA en Córdoba. Pero en la misma provincia al radical Rodrigo de Loredo no le resultó tan fácil, pese a haber sido igual de cooperativo con el Gobierno, y hoy depende de que lo rescate Karina Milei.
Es que los libertarios son ambivalentes con los radicales: le estrecharon la mano al chaqueño Leandro Zdero en un acuerdo electoral, pero se la rechazaron al correntino Gustavo Valdés, quien había sido su mentor y había apoyado a la Casa Rosada en igual modo. También son oscilantes con el macrismo: en la ciudad los enfrentaron en mayo, pero se aliaron para octubre. Mejor no repasar lo que se dijeron meses atrás en plena campaña.
Los cinco gobernadores de Provincias Unidas habían dicho que no tendrían candidatos en AMBA, pero aparecieron Facundo Manes y Martín Lousteau en la Ciudad como sus referentes. Los mandatarios dejaron trascender que no le habilitaron el sello partidario, en lo que pareció un chispazo de arranque. Los operadores del espacio, vía Emiliano Yacobitti, también buscaron meterse en el armado bonaerense de Somos y lo hicieron implosionar, lo que terminó con la salida de Emilio Monzó y Margarita Stolbizer.
Mientras tanto, los gobernadores de Salta, Gustavo Sáenz, y de San Luis, Claudio Poggi, tomaron la extraña decisión de no proponer listas propias, cuando se supone que los caciques del interior siempre buscan contar en el Congreso con un instrumento de negociación con la Casa Rosada.
Osvaldo Jaldo, en Tucumán, se olvidó de elogiar al Gobierno y volvió a confluir con su viejo mentor, Juan Manzur, para aportar a las filas de Fuerza Patria. Algo similar ocurrió en San Juan entre los enemigos Sergio Uñac y José Luis Gioja. En cambio Natalia De la Sota se desentendió de los herederos de su padre y partió el peronismo cordobés de Martín Llaryora y Juan Schiaretti.
Este rápido repaso de la última semana se caracteriza por la ausencia de cualquier tipo de congruencia política; no hay definiciones ideológicas ni grandes armados. Por el contrario, es una obscena exhibición de tacticismo extremo, producto de la descomposición del sistema.
La mirada más global del cierre de alianzas refrenda un concepto central: terminó de desaparecer el ordenamiento de partidos que emergió como respuesta a la crisis de 2001-2002, es la ruptura definitiva de ese sistema y el inicio de una transición hacia una etapa diferente que empezará a germinar después de octubre, en función de los resultados.
En ese contexto, LLA quedó como la única fuerza organizada a nivel nacional; favores que presta el ejercicio del poder. En su primera definición como oficialismo, mostró dos características. La primera, un etnocentrismo intenso; una determinación profunda por imponer su marca, su color, sus candidatos. No quedó claro si las camperas violetas que le enfundaron a sus flamantes socios de Pro en la foto de La Matanza fue un gesto para reforzar la pertenencia compartida o simple maldad.
Mauricio Macri intuyó un espíritu de humillación y el miércoles eludió la foto con Karina Milei para sellar el pacto. Molesto por la difusión de que habría un abrazo en público, el expresidente puso en duda su visita a Olivos, que debió atrasarse varias horas. Finalmente fue a la quinta presidencial a la noche. Una escena de rendición, a la que buscó darle el mero carácter de lo protocolar. Milei lo dejó solo con su hermana para que el mensaje quedara bien claro.
En los libertarios aparece todo el tiempo una necesidad por reafirmarse como un partido consolidado, al menos desde la estrategia y desde lo territorial. No hay ningún indicio aún de que haya vocación por crear ámbitos de discusión o decisión colectivos. No sólo porque sería replicar la organización de la casta, sino fundamentalmente porque esa sigue siendo una atribución fraternal.
La segunda particularidad del armado es que LLA demuestra pragmatismo para hacer acuerdos puntuales, pero evidencia que no se siente cómodo con esquemas aliancistas. El mapa final marca que competirá por su cuenta en 8 provincias, y en algún tipo de frente en las otras 16 (9 con Pro, 2 con la UCR y 5 con fuerzas provinciales, aunque en varias hay mixturas).
Sin embargo, en la mayoría de los distritos en los que compite con socios lo hace después de un proceso de absorción más que como una integración. Milei construyó una fuerza unipersonal distintiva y no comulga con la idea de una ampliación orgánica de su espacio. A lo sumo, hace concesiones puntuales guiado por la conveniencia en cada distrito.
En definitiva, la fuerza emergente y dominante del sistema político, adoptó un modelo híbrido de construcción, que le permite conjugar pureza con pragmatismo en dosis variables. Es un esquema más moderno, flexible y ágil; también puede ser más volátil e incierto.
Por eso del lado de Pro desconfían de la promesa de hacer un pacto de gobernabilidad a nivel nacional que se corresponda en la Ciudad. El partido amarillo quedó irremediablemente partido. Es difícil mirar hacia adelante sin pensar en que la creación de Macri inició su fase de desagregación definitiva, anticipada por la partida de sus dos candidatos presidenciales de 2023, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich (quien paradójicamente volverá a ser acompañada por sus antiguos socios).
¿Cómo conviven la campera violeta de Cristian Ritondo con la resistencia de María Eugenia Vidal? ¿Y el acuerdo con los libertarios de Rogelio Frigerio en Entre Ríos con el flamante vínculo de Ignacio Torres con radicales y peronistas? Parece haberse abierto una grieta que interpela el sentido más profundo y la identidad de Pro.
Mucho peor le va al radicalismo, atomizado en mil partes, con gobernadores aliados al Gobierno (Zdero, Alfredo Cornejo), otros mandatarios en un frente alternativo (Maximiliano Pullaro, Carlos Sadir), y esquirlas dispersas en múltiples frentes en todas las provincias. La vieja UCR es un ser invertebrado, aún con vida, pero desarticulado.
Y la Coalición Cívica enfrenta su hora más difícil, ya que podría quedarse con sólo dos diputados. La desaparición de Juntos por el Cambio dejó al descubierto los beneficios que le reportaba esa alianza al partido de Carrió.
Sólo ganan espacio las fuerzas locales, que gobiernan 6 provincias, y que poblaron la grilla de opciones electorales multicolor. Expresión nítida de la dispersión y el desorden del nuevo ecosistema político.
Como para las fuerzas no peronistas el karma de los armados electorales es la cuestión de las alianzas, para el peronismo el destino se define por la unidad, una rémora de las épocas gloriosas en las que la confluencia de todas las corrientes internas se transformaba en garantía de éxito.
En líneas generales, Fuerza Patria, la nueva transfiguración del PJ, competirá unificada en 18 provincias, y tendrá escisiones en las otras 6. El balance no es tan negativo. El problema es que unificado no significa lo mismo que unido. No sólo porque no hubo una estrategia coordinada, sino esencialmente porque el acuerdo por las listas en muchos casos es apenas un gesto interesado para disimular las diferencias intestinas.
A este peronismo todavía desconcertado por ahora le bastan sus recursos para confluir en sus críticas a Milei y alcanzar un armado de listas digno, no para mucho más. Todavía le falta un recorrido largo para empezar a construir una alternativa potente hacia el futuro. Tomó el atajo de resolver la inmediata ecuación electoral y se salteó el difícil proceso de actualizar su propuesta doctrinaria. Está anclado en 2023 y no puede apelar más que a quedarse con los votos desencantados por el ajuste.
No hay caso más nítido de la persistencia de las disputas que el de la provincia de Buenos Aires, donde el abismo entre el ala de Máximo Kirchner y el de Axel Kicillof sólo se ha ensanchado, aun cuando el gobernador se corrió del cierre de listas nacionales. Los relatos sobre las tensiones que hay en la campaña son una crónica viva del desencuentro. A eso se suma ahora la amenaza de ruptura de Juan Grabois, que actúa como un obturador para una eventual candidatura de Sergio Massa.
En el campamento peronista hay mucha incertidumbre sobre la escala electoral del 7 de septiembre. Hay un temor perceptible a que el experimento del desdoblamiento concluya mal y eso termine de hundir las chances para octubre. Curiosamente, en el bunker libertario también reina el pesimismo respecto de la disputa bonaerense. Quizás es el preludio de una elección sin ganadores absolutos.
Este diagnóstico empezó a revelarse en la primera reunión del equipo de campaña con el que Milei buscó suturar las heridas entre su hermana y Santiago Caputo tras el cierre de listas. Frente a un primer balance positivo, el asesor hizo retumbar una frase contundente: “Yo tengo otros números”. Mostró allí que LLA está abajo en la tercera sección (conurbano sur) por 17 puntos, y en la octava (La Plata) por 2 puntos; que están complicadas la cuarta (Junín) y la segunda (San Nicolás); que pelean con chances la séptima (centro) y la primera (conurbano norte), y que hasta ahora sólo ganarían con claridad la quinta (Mar del Plata) y la sexta (Bahía Blanca).
Milei ensaya un discurso que debutó en el Derecha Fest: “Para nosotros la elección en la Provincia va a ser un piso; para ellos, un techo”. Sus estrategas ya preparan la interpretación de la noche electoral, que se basa en contraponer al posible triunfo peronista en cantidad de votos la idea de que lo importante es haber ganado más secciones electorales, lo que podría derivar –no necesariamente-en un mayor caudal de bancas en la Legislatura. “Conceptualmente, creemos que vamos hacia un empate”, sintetizan.
Es cierto que un desempeño opaco del oficialismo en septiembre no diluye las posibilidades de un triunfo luminoso en octubre. El problema es el mes y medio que separa una y otra elección y la interpretación que hagan los mercados de ese primer resultado. Los inversores están tan escaldados con la Argentina que no alcanza con explicarles que un triunfo limitado del peronismo en la provincia no sería un gran resultado para la fuerza que hegemonizó las urnas bonaerenses. Les basta una sonrisa de Cristina Kirchner para alarmarse.
Ese espíritu temeroso volvió a flotar esta semana después de la catastrófica sesión que padeció el oficialismo en Diputados. Fue otra exhibición de cuan desgastado está el mecanismo de articulación política del Gobierno. Hubo un tibio intento por desactivar el quórum a través de una promesa a los gobernadores de tratar su proyecto de ATN la semana próxima y fracasó de un modo sonoro.
En la sesión los libertarios habían acordado con algunos aliados levantarse tras los primeros proyectos, y cuando lo hicieron se quedaron solos. “Ya no nos responden, cada uno está mirando su situación electoral y no se van a jugar por una gestión que no les ofrece nada”, comenta un diputado libertario. En ese bloque sacaron una cuenta que ayuda a entender mejor el cuadro: de los 158 legisladores que votaron a favor de las universidades, a 84 se les vence el mandato en diciembre. Son células autónomas pendientes de su futuro.
Wednesday,Aug.6,2025Hernan Zenteno –
El miércoles no sólo se aprobaron todos los proyectos previstos, sino también le rechazaron cinco decretos a Milei, algo que no estaba en los planes originalmente y que se logró por la simple inercia de la sesión. “Fue un desastre otra vez. La oposición dialogó con fluidez con nuestros viejos socios pese a sus diferencias y nosotros la vimos pasar”, se quejó un diputado de LLA.
En el bloque oficialista hubo críticas a la conducción de Bornoroni porque ni siquiera sabían quién tenía que hablar para cada tema. Las gestiones de Guillermo Francos fueron infructuosas. Las de Martín Menem, también. Santiago Caputo operó a reglamento en la cámara de su enemigo. Entre los diputados violetas se resignan a que hasta diciembre va a ser un calvario.
Pero el dato que más preocupó en la Casa Rosada no fue la seguidilla de reveses, sino los números que alcanzaron algunos proyectos. El del hospital Garrahan se aprobó con 159 votos, muy cerca de los dos tercios con los que se puede voltear un veto. Las alarmas se encendieron al punto de que Milei decidió convocar fuera de agenda a una reunión de gabinete para el jueves a la tarde, una rareza.
Allí hubo preocupación por el efecto en los mercados (cayeron las acciones argentinas bruscamente) y también porque perciben que hay sectores sociales que empiezan a dudar de la rigidez fiscal frente a temas sensibles como el de la discapacidad o el de la salud. Al mismo tiempo se bajó un mensaje tranquilizador basado en el análisis que se hizo de trabajos cuantitativos y cualitativos que encargaron.
Según esos estudios, de todos los proyectos tratados en el Congreso el único que escala en la consideración social es el de los jubilados, y el apoyo mayoritario al plan económico del Gobierno se mantiene. “Estamos en una cinchada muy difícil. Si en este momento cedemos y soltamos la cincha, nos llevan puesto”, graficó una figura importante del gabinete que participó de esas conversaciones.
La semana cerró con el mensaje de Milei por cadena nacional, una idea que se empezó a evaluar tras la reunión de gabinete. Una manera de levantar la voz y reafirmar su inconmovible convicción fiscal. Pero nadie duda de su determinación. El interrogante que sobrevuela entre los que deciden de verdad gira en torno de cuál es la musculatura real del Gobierno para avanzar con su agenda. Para responder esa pregunta, el cierre de alianzas no arrojó demasiadas certezas.
Jorge Liotti,Conforme a
POLITICA
Cristina Kirchner aún no depositó la plata que tiene que devolver por la causa Vialidad: la medida que evalúa la Corte

A menos de una semana del vencimiento del plazo fijado por la Justicia, ninguno de los condenados en la causa Vialidad devolvió fondos para completar los 530 millones de dólares que, según el fallo, deben restituir al Estado.
Entre ellos figura la expresidenta Cristina Kirchner, quien aún no realizó ningún depósito en la cuenta especial habilitada en el Banco Nación. Tampoco lo hicieron Lázaro Báez ni José López, los otros principales condenados.
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La fecha límite para cumplir con la devolución es el próximo 13 de agosto. Si ese día los fondos no aparecen, la Justicia avanzará con una nueva etapa del proceso: la subasta pública de los bienes decomisados.
Sin embargo, una acordada reciente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación abrió otra posibilidad: que parte de esos inmuebles pasen a ser utilizados por el máximo tribunal de Justicia o por el Consejo de la Magistratura de la Nación.
Vialidad: Cristina Kirchner aún no devolvió fondos y sus inmuebles podrían pasar a la Corte Suprema
“Esta Corte puede afectar o asignar por razones de un mejor servicio de justicia, para su propio uso o el del Consejo de la Magistratura, aquellos inmuebles que hubieran sido decomisados”, indica el texto aprobado por los ministros del máximo tribunal.
Si bien la premisa, según fuentes judiciales es vender los inmuebles para recuperar los millones de dólares, existe la posibilidad de que parte de los inmubles se puedan destinar a juzgados o se conviertan en archivos. Se trataría de un destino institucional.
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En el caso de Cristina Kirchner —condenada a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por administración fraudulenta— los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola identificaron al menos dos propiedades en la Ciudad de Buenos Aires que podrían ser objeto de decomiso. A ellas se sumarían los departamentos del complejo Madero Center y otras 24 propiedades ubicadas en el sur del país.
Allí habrá toda una discusión jurídica porque esos inmubles -cedidos a Máximo y Florencia Kirchner- están embargados en la causa Hotesur – Los Sauces. Pero los fiscales insisten en que se deben subastar en la causa que primero llego a sentencia, es decir, Vialidad. Incluso están trabajando en un segundo listado de inmuebles que contempla los departamentos de Madero Center y la propia unidad ubicada en San José 1111.
Cómo podría usar la Justicia los inmuebles de Cristina Kirchner y otros condenados
Los inmuebles forman parte del conjunto de bienes que podrían ser subastados si no se concreta el reintegro del dinero antes del 13 de agosto. Pero ahora también está sobre la mesa la posibilidad de que algunos de ellos sean destinados a oficinas judiciales o a programas públicos.
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La acordada de la Corte contempla que, si no se avanza con la venta inmediata de los bienes secuestrados, puedan firmarse convenios con provincias, municipios o entidades de bien público para darles un uso prioritario en áreas sociales. Entre los destinos posibles se mencionan programas educativos, de salud, asistencia a víctimas, reinserción social o contención de personas en situación de emergencia o vulnerabilidad.
En el fallo de diciembre de 2022, el Tribunal Oral Federal Nº2 concluyó que durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner se direccionaron de manera fraudulenta contratos de obra pública en favor del empresario Lázaro Báez. La maniobra habría provocado un perjuicio millonario al Estado, que ahora busca ser reparado.
cristina kirchner, Vialidad, Corte Suprema, Lázaro Baez
POLITICA
Desde el peronismo buscan derogar en Diputados el aumento de aportes a los clubes del fútbol

Tras la escalada entre el Gobierno nacional y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), desde el peronismo presentaron en el Congreso un proyecto de ley que busca derogar los últimos decretos que endurecieron los aportes de los clubes al sistema de seguridad social. La iniciativa reactiva la discusión sobre el régimen especial de aportes patronales y personales que históricamente distinguió al fútbol profesional frente al régimen general.
La propuesta de ley, presentada en la Cámara de Diputados por el diputado Carlos Cisneros, propone derogar el Decreto 939/2024 —que había revocado el régimen especial vigente hasta ese momento— y la reciente Disposición 16/2025 de la Subsecretaría de Seguridad Social, que elevó de forma significativa las alícuotas de aportes para los clubes. Asimismo, ratifica parcialmente el régimen dispuesto por el Decreto 510/2023, pero suspende el artículo 8 de ese decreto por dos años, con el objetivo de ofrecer alivio financiero a los clubes y volver a un esquema más equilibrado.
Un régimen a debate: de los privilegios al déficit
La historia del sistema especial para el fútbol argentino se remonta a la crisis de 2001. Por entonces, el Decreto 1212/2003 estableció un régimen simplificado de aportes y contribuciones para el personal y los jugadores de fútbol profesional, vinculando las contribuciones a ingresos específicos de los clubes como la venta de entradas, transferencias de jugadores y derechos televisivos. El objetivo era ofrecer seguridad jurídica, facilitar la fiscalización estatal y resguardar a los trabajadores ante la debilidad financiera de las instituciones.
Distintos ajustes y reformas posteriores, incluidas las modificaciones introducidas en 2019 y 2023, fueron elevando paulatinamente las alícuotas para reducir un déficit estructural que, según el Gobierno, terminó siendo cubierto por el sistema previsional general. El conflicto escaló en agosto de 2025, cuando la Subsecretaría de Seguridad Social dictó un aumento de casi once puntos porcentuales en la contribución de los clubes, elevando la tasa al 18,62% sobre el monto bruto recaudado.
La explicación oficial remite a un desbalance financiero crónico. El Ministerio de Capital Humano informó que, pese a los ingresos generados por los clubes —solo en 2024, el fútbol argentino facturó 324 millones de dólares en ventas de jugadores—, el régimen especial apenas cubría el 57% de las obligaciones previsionales. En el primer año de gestión del actual Gobierno, esa cobertura llegó a reducirse al 33%, con un déficit cercano a los 20 mil millones de pesos anualizados. El Gobierno justificó el aumento como respuesta a la insuficiencia de fondos para el Sistema Integrado Previsional Argentino y otras coberturas sociales, y atribuyó el problema tanto a los beneficios del régimen especial como a maniobras de los clubes para dilatar o eludir obligaciones.
La reacción de la AFA: resistencia y advertencia
La AFA rechazó duramente la decisión oficial y denunció que no fueron tenidas en cuenta sus alternativas propuestas, entre ellas, un esquema gradual y consensuado para equilibrar la recaudación sin paralizar la actividad. La entidad que preside Claudio Tapia sostuvo que trabajó “incansablemente junto a los clubes y autoridades gubernamentales” para encontrar soluciones razonables, pero que el Poder Ejecutivo decidió avanzar de manera unilateral. En un comunicado oficial, la AFA remarcó el papel social de los clubes y advirtió que las medidas adoptadas ponen en riesgo el desarrollo de los programas formativos, la infraestructura y el trabajo comunitario que alcanzan a miles de jóvenes y niños a lo largo del país.
El conflicto se trasladó a la justicia y el Juzgado Contencioso Administrativo Federal N° 6 dispuso suspender, de manera provisional, la aplicación del nuevo régimen hasta tanto se resuelva de fondo la controversia. Sin embargo, la judicialización profundizó la incertidumbre y dejó expuesta una grieta entre el Gobierno y el principal articulador del fútbol nacional.
El nuevo proyecto, entre la búsqueda de equilibrio y el debate de fondo
En ese contexto, el proyecto de ley presentado en Diputados propone derogar los incrementos impulsados por el Gobierno, volver a la estructura fijada en 2023 y suspender temporalmente la aplicación de los puntos más controversiales, como el artículo 8 del Decreto 510/2023. Según sus fundamentos, la iniciativa busca preservar la sustentabilidad de los clubes y evitar su asfixia financiera, sin dejar de atender las demandas del sistema de seguridad social.
La discusión de fondo enfrenta a dos visiones opuestas: por un lado, el Gobierno quiere “eliminar privilegios”, cerrar déficits y equiparar la carga de aportes de los clubes al resto de los empleadores; por el otro, la AFA y los clubes reivindican su especificidad institucional y social, y reclaman un trato diferencial que reconozca el rol del deporte en la comunidad.
El debate recién comienza y la iniciativa presentada suma presión al Congreso y obliga a un debate profundo sobre el vínculo entre fútbol, política social y responsabilidad fiscal.
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