POLITICA
Ejes de la nueva ley migratoria: aranceles en salud y educación y expulsiones “exprés”

“Nuestra Nación ha sido generosa con los inmigrantes, pero otra cosa distinta es ser tomado de tontos por nuestros vecinos o ser un centro de beneficiarios pagado por el bolsillo de los argentinos”, afirmó el presidente Javier Milei, durante su discurso de apertura de sesiones ordinarias ante el Congreso, el 1° de marzo pasado. Un discurso en el que también prometió “endurecer severamente las condiciones de deportación para los extranjeros que delinquen. Es lo que hace cualquier país que se hace valer”.
Para cumplir con la promesa presidencial de modificar la legislación y endurecer las condiciones de ingreso al país (en especial, los que hubiesen cometido delitos en su país de origen), el Gobierno anunció el envío al Congreso de un decreto que propone endurecer los requisitos para el ingreso al país de ciudadanos extranjeros, con énfasis en quienes tuvieran una condena judicial.
La norma, cocinada en la secretaría de Legal y Técnica que encabeza María Ibarzábal, también incluye arancelar las prestaciones de salud y educación universitaria para extranjeros sin residencia permanente. Y sobre todo facilita la expulsión exprés de extranjeros que falseen información sobre sus intenciones a su ingreso al país, tanto como quienes cometan delitos dentro de las fronteras argentinas, “sin afectar el derecho de defensa”, según aclararon en Balcarce 50.
“En algún momento el rumbo se desvió y desde hace tiempo tenemos una normativa que invita al caos y al abuso de vivos que lejos están de venir de forma honrada a construir un futuro de prosperidad. Hoy entra casi cualquiera, sin mediar muchas preguntas, y las condiciones de deportación son demasiado flexibles”, afirmó el portavoz Manuel Adorni en la conferencia de prensa en la que se presentó el proyecto. Una presentación en la que también estuvo la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, sentada a pocos pasos del atril del portavoz y voceros presidencial.
Fuentes oficiales a cargo del proyecto afirmaron que se trata de “una respuesta efectiva a un régimen jurídico antiguo y muy laxo en materia migratoria”. Pusieron como contexto inevitable las deportaciones masivas ordenadas por Donald Trump, más de un millón de personas consideradas ilegales en Estados Unidos, de los cuales 130.000 eran latinoamericanos.
Puntualizan que aquí unos 228.000 inmigrantes ilegales ingresados en los últimos veinte años seguirían viviendo en el país. Y que de los cerca de 4000 extranjeros detenidos por distintas causas en la ciudad de Buenos Aires, 2300 están de manera ilegal en el país.
El decreto pone también la mira en los 82.000 estudiantes extranjeros que hoy cursan materias en las universidades estatales, estudiantes que generan gastos que el Gobierno no está dispuesto a avalar, al igual que las consultas y tratamientos de salud gratuitos de extranjeros en hospitales de distintas zonas de frontera.
En una interpretación estricta del artículo 20 de la Constitución, que establece que los extranjeros “gozan de todos los derechos civiles y obtienen la ciudadanía luego de dos años de residencia continua en el país”, la norma establece que si el recién llegado se va del país durante esos dos años, se le cancela el derecho a obtener la ciudadanía, que equivale a obtener pasaporte y votar en las elecciones. La única excepción a ese artículo es que el extranjero haga “una inversión relevante en el país”, con control de la UIF y parámetros que estarán especificados en el DNU, que de ser firmado hoy ingresará a la Comisión Bicameral de Seguimiento de los decretos del Poder Ejecutivo.
Siempre según fuentes oficiales con conocimiento del DNU, a todo quien ingrese al país se le exigirá una declaración jurada en la que deberá especificar el propósito de su visita, además de un seguro de salud. Se podrá expulsar del país a quienes falseen esa declaración o presenten documentación falsa.
En otro punto trascendente, se impedirá el ingreso al país a todo aquel extranjero con condena en su país, aunque no esté firme, y aunque sea por delitos excarcelables. “Se supone que si hay una condena es porque los jueces encontraron razones suficientes”, explicaron las fuentes. Se agrega, además, la prohibición de ingreso al país a aquellos procesados por delitos, con más de tres años de pedido de pena por parte de la fiscalía, aún sin condena. “Cualquier inmigrante con una condena menor a cinco años puede hoy seguir viviendo en la Argentina, para peligro de todos los demás”, dijo el portavoz presidencial, como modo de justificar el cambio en las leyes migratorias.
En relación a la salud y la educación para extranjeros, se intentará limitar la llegada de “tours de salud”, micros con turistas que vienen a atenderse en Buenos Aires o provincias del norte, de manera gratuita. Se les aplicará aquí el concepto de “flagrancia”, al igual que aquellos que ingresen al país “por pasos no habilitados” para atenderse en hospitales locales, una rutina muy común en las provincias del norte como Salta y Jujuy.
En relación a la educación universitaria, y según explicó Adorni en otro tramo de la conferencia, se “invitará” a las casas de estudio a cobrar un arancel a los extranjeros sin residencia ni ciudadanía.
POLITICA
Con un duro mensaje, la Iglesia volvió a cuestionar al Gobierno: «El mercado no garantiza la inclusión social»

Después de la peregrinación de San Cayetano, que incluyó una marcha de gremios y movimientos sociales desde Liniers a Plaza de Mayo, la Iglesia volvió a tomar distancia del Gobierno de Javier Milei y advirtió sobre los efectos de su política económica: “El trabajo sin derechos no es bendición, es explotación”.
“Insistentemente, hemos conversado sobre la necesidad de una economía con rostro humano. La política no debe someterse a la economía, ni esta a la tecnocracia. El mercado, por sí solo, no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social”, planteó en el mensaje final por la Semana Social, elaborado por la Conferencia Episcopal Argentina y la Pastoral Social.
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Bajo esa premisa, el texto afirmó que “es imperioso que política y economía dialoguen al servicio de la vida”. “Esto implica promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la creatividad para generar nuevos puestos de trabajo”, dado que “el trabajo digno es el principal organizador de la vida social”.
“La falta de trabajo hiere profundamente la dignidad de las personas y puede conducir al desaliento, al aislamiento y a la pérdida de sentido”, aseguró y advirtió que “el trabajo sin derechos no es bendición, es explotación”.
Un nuevo mensaje de la Iglesia a Milei
Los obispos cuestionaron también la “cultura del descarte y la globalización de la indiferencia” y reafirmaron la “opción preferencial por los más pobres” como una exigencia ética y evangélica. Según el texto, “la inequidad y la falta de un desarrollo humano integral no construye la paz”.
Además, plantearon que la Argentina atraviesa “profundas polarizaciones” y llamaron a “organizar la esperanza” mediante un diálogo que priorice el bien común por sobre “los intereses sectoriales”.
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Tras asegurar que la Iglesia Católica no puede ser indiferente “ante la realidad de muchos hermanos en situación de pobreza y exclusión”, los obispos convocaron a involucrarse en la solución.
“Que la sabiduría del diálogo, la misericordia que acoge y la alegría de la esperanza nos impulsen a involucrarnos y organizarnos como sociedad para tejer vínculos que hagan posible una Patria con verdadera Amistad Social y orientada al bien común”, finalizaron.
Iglesia católica, san cayetano, Conferencia Episcopal Argentina
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Polémica en el Senado: un mail de RR.HH. presionó por jubilaciones anticipadas y luego pidieron “descartarlo”

El jueves pasado, empleados del Senado recibieron un correo de la Dirección de Recursos Humanos que generó sorpresa e indignación. En el marco del programa de retiro voluntario impulsado por la vicepresidenta y titular de la Cámara alta, Victoria Villarruel, el texto señalaba: “En caso de no adherir al mismo, no podemos garantizarle la permanencia en su puesto actual”.
La propuesta, similar a la aplicada por Gabriela Michetti en 2016, está dirigida a personal permanente o temporario al que le falten hasta cinco años para alcanzar la edad jubilatoria —65 años para hombres y 60 para mujeres— y que cuente con los años de aportes necesarios. El incentivo incluye el pago de una remuneración bruta mensual habitual más un 10% adicional, actualizable por paritarias.
El viernes, y ante el malestar interno, llegó otro correo: “Debido a una posible mala expresión del correo anteriormente enviado, (…) solicitamos descartar el correo anterior”. La aclaración buscó suavizar el mensaje, indicando que la “movilidad en los cargos” hacía referencia a los cambios habituales de la estructura del Senado, y no a sanciones para quienes no adhirieran al plan.
En paralelo, Villarruel volvió a firmar un decreto con recategorizaciones, pero sin publicar el anexo con los nombres y legajos. Desde su entorno alegaron “confidencialidad”, aunque en la web oficial existen antecedentes de resoluciones similares con datos completos. Esta práctica alimenta críticas sobre la falta de transparencia en la Cámara alta.
Fuentes legislativas estiman que, desde el inicio de su gestión, la vicepresidente ya redujo la planta en un 13% y busca alcanzar el 25%. El plan depende de que el Ministerio de Economía habilite los fondos para financiar el retiro voluntario. Mientras tanto, continúan las designaciones y reorganizaciones internas, muchas de ellas para cumplir compromisos asumidos en campaña.
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El autoblindaje de Milei, puesto a prueba

Tiene razón Javier Milei. Emitir dinero no crea riqueza. Aunque varios se hayan hecho ricos gracias a la emisión monetaria. Tampoco emitir leyes y decretos es condición suficiente para cambiar la realidad. Y eso vale tanto para oficialistas como opositores. A la Argentina y a los argentinos les sobra experiencia en acumular normas que no se cumplen o se violan. Hasta las mejores.
Así, la decisión del Gobierno de comunicar una serie de medidas y proyectos para blindar el superávit fiscal, “piedra angular” del plan económico, es más una construcción narrativa de prevención, con varios destinatarios, antes que un seguro eficiente para su proyecto económico. Un nuevo gesto decisionista del Presidente, cuya efectividad va a depender de varios factores y circunstancias. En los próximos días varios se pondrán en juego.
Eso explica que hayan sido anunciadas por cadena nacional (la séptima desde que asumió Milei) en la noche del viernes por el Presidente, rodeado de las cabezas de su equipo económico y del titular del Banco Central. Los grandes tomadores de decisiones económicas, en primer lugar, los legisladores nacionales, luego, y, finalmente, la opinión pública fueron los tres destinatarios del anuncio del autoblindaje oficialista. Un acción multipropósito,
Después de varias semanas agitadas en el frente financiero, cambiario y bursátil, así como adversas en el Congreso, y a menos de 24 horas de haber cerrado con cierto éxito las alianzas para competir en las elecciones legislativas nacionales de octubre, el Gobierno buscó demostrar que retomaba la iniciativa. En las tres dimensiones había estado sometido a un testeo exigente en el que había mostrado fisuras y errores y recibido algunos aplazos dolorosos.
El mensaje, al igual que la forma en lo que se lo representó, fue una contraofensiva para tratar de disipar sombras que alteraban a los mercados, para neutralizar y descalificar a una lábil y efímera, pero creciente, confluencia opositora (peligrosa a los ojos y los fines del Gobierno), y para aglutinar el agitado frente interno. Antes de que fuera tarde.
La reafirmación de la reconocida determinación presidencial para sostener los ejes de su proyecto económico en lo fiscal y monetario apuntó a ese primer destinatario, que se conoce como “los mercados”. Se lo reconoció con elogios un considerable número de economistas y consultores, entre los cuales no faltaron varios que en otras ocasiones han sido críticos de medidas oficiales. No es poco. Más cuando el rating de la cadena nacional llegó a 28 puntos de rating en la televisión. Pero la primera gran respuesta la darán hoy las operaciones financieras.
Para los legisladores díscolos el mensaje tuvo el propósito de transferirles el costo político que estaba pagando el Gobierno por la decisión de vetar proyectos sensibles para la opinión pública (como el aumento a los jubilados o e las prestaciones para las personas con discapacidad).
Los destinatarios fueron los que se enrolan en el universo moderado, a los que se acusó de desestabilizadores, funcionales al kirchnerismo.
En ese descalificante sustantivo colectivo concentran ahora los libertarios el concepto de casta, que tan exitoso les fue en el ascenso al poder y que a lo largos de estos primeros 19 meses ha ido desdibujándose a partir de algunas sociedades e incorporaciones hechas y medidas tomadas. También, a raíz de algunos sonoros y no resueltos escándalos, entre los que sobresalen el caso $Libra o el del avión negro del polémico proveedor del Estado Leonardo Scaturicce.
El argumento tiene por objetivo romper coincidencias circunstanciales en el ámbito legislativo y mucho más: estructurar el andamiaje narrativo para construir una campaña electoral hiperpolarizada, reducida a la antinomia kirchnerismo-antikirchnerismo (antes que mileísmo-antimileísmo). Es lógico. El fanatismo (o voto duro) no suma más del 30% o 35%. El rechazo es más fuerte y es más fácil unir por la negativa, antes que ser víctima de esta.
Sin embargo, no será tan fácil que las meras palabras tengan suficiente poder disuasivo, aún cuando puedan tener impacto en la opinión pública y penetren en los votantes blandos. Al menos, durante el período crítico que va desde ahora hasta el 10 de diciembre, cuando se renovará la composición del Congreso.
Entre los impulsores y votantes de las iniciativas que rechaza el Gobierno y ha decidido vetar se cuentan legisladores cuyos mandatos vencerán este año y que no tienen posibilidades de renovarlos, con el agravante de que algunos hoy sienten más desafección hacia el oficialismo que hace unos días, tras los cierres de alianzas impuestos por la armadora libertaria Karina Milei.
También están los que responden a gobernadores que fueron amigables durante más de un año y medio y que ahora dicen padecer la falta de gratitud del Gobierno, lo que los afecta en su gestión y en sus perspectivas político-electorales.
Se suman a ellos los que por convicción y contrato electoral no tienen ningún incentivo para acompañar ciertas políticas oficiales (aún cuando apoyen muchas otras) y menos si afectan a sectores vulnerables y tienen repercusión social. Entre ellos está el bloque de la Coalición Cívica, parte del radicalismo y el heterogéneo espacio federal, donde diputados como Margarita Stolbizer y Nicolás Massot han argumentado con números que no se trata de superávit fiscal sí o no, sino de la asignación de prioridades del gasto.
En ese terreno le enrostran al Gobierno la decisión de que no haya presupuesto para este año y que se hubiera prorrogado por segundo período consecutivo el elaborado en 2022 por Alberto Fernández y Sergio Massa, que contó con el voto de los entonces únicos dos diputados de La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei y Victoria Villarruel.
De todas maneras, en la opinión pública el mensaje presidencial y la discusión abierta no parecen ir más allá del universo de las minorías intensas. Hasta acá en ese segmento se ha venido imponiendo el Gobierno.
Sin embargo, como la pretensión oficialista es obtener en octubre el favor de un 45% del electorado, según han instalado los responsables de la campaña electoral libertaria, alcanzar esa cota requiere sumar a casi 15 puntos de votantes blandos.
Muchos de ellos rechazan formas presidenciales, algunas de sus políticas públicas o los efectos de otras y no les resulta incentivo suficiente la baja de la inflación o el “pilar” del superávit fiscal para votar candidatos ultravioletas. Muchas veces, ultraviolentos (discursivamente).
Por eso, a la reciente demonización kirchnerista (casi una originalidad en el discurso mileísta) y la instalación de que es una batalla decisiva para terminar con el kirchnerismo y con los que le son funcionales se han incorporado otras novedades en la narrativa oficialista.
Entre ellas resalta (y se explica) la reciente promesa de morigerar el lenguaje presidencial, al menos en lo que a insultos verbales se refiere. Aunque no abandonar la simbología o las metáforas estigmatizantes hacia los enemigos. El Presidente reposteó tras su cadena nacional mensajes en los que, por ejemplo, adversarios y críticos estaban representados con la imagen de una manada de mandriles. Al menos, en las palabras no se ha contradicho.
A esa promesa sumará ahora el envío de las normas destinadas a sostener el blindaje fiscal anunciado. Al margen de las decisiones administrativas que no tendrían reparos legales, el proyecto de ley para impedir que el Congreso vote iniciativas que puedan reinstalar el déficit fiscal abrirá nuevas discusiones y no tiene garantizada su sanción.
En primer lugar, porque, como se dijo, sobran desincentivados para complacer al Gobierno. Además, repondrá la discusión sobre el Presupuesto, en lo que el Gobierno está en mora. Y para ser consecuente, también, debería enviar al Parlamento el cálculo de gastos y recursos para el año que viene el 15 de septiembre, como máximo. Justo en la recta final de la campaña electoral. En la Casa Rosada dicen que lo hará. Habrá que ver si muestra esa carta.
Pero antes el escenario político develará dos grandes incógnitas. La más inmediata es si el panperonismo tendrá una sola lista de candidatos a diputados nacionales en la decisiva provincia de Buenos Aires, y, si logra armar esa oferta única (no de unidad), quién la encabezará.
En el Gobierno rezan para que Máximo Kirchner termine siendo el designado. Su proyecto hiperpolarizador no podría recibir mejor regalo. Por ahora, todas las noticias que surgen de ese espacio alimentan ese sueño libertario. A todo o nada.
“Hay una fuerte intención de su espacio para que vaya Máximo y Axel [Kicillof] no lo va vetar. Aunque preferiría que no fuera porque su candidatura va a arruinar los últimos días de la campaña provincial. De lo único que se va a hablar es de él”, se lamentan en el entorno del gobernador, en una nueva demostración de que si algo no hay en Fuerza Patria es unidad ni afecto societario.
La mención a la elección bonaerense el 7 de septiembre es un dato crucial. Aunque las cada vez menos predictivas encuestas le adjudican al perokirchnerismo buenas chances de salir airoso, el “factor Máximo” así como otras dos variables abren un enorme signo de interrogación.
La definición de esos comicios, que tendría fuerte impacto en la campaña nacional y en la marcha del Gobierno, al menos, hasta que se devele la incógnita de octubre, estará condicionada por la participación. También, por la normalidad con la que se desarrolle la jornada electoral provincial, la primera que no dependerá de la logística nacional.
En ese terreno juega un papel relevante la organización y ahí es motivo de preocupación la reasignación de los lugares de votación de un alto porcentaje de electores, que podría agravar la fuerte tendencia abstencionista, que viene registrándose este año en los comicios provinciales.
De allí los inesperados cuestionamientos del oficialismo bonaerense al juez federal con competencia electoral Alejo Ramos Padilla, a quien en el ámbito político-judicial se le adjudica afinidad con el kirchnerismo, a lo que han dado verosimilitud algunas de sus decisiones judiciales.
“Con el cambio en los padrones se hizo una complicada ingeniería electoral mandando gente a votar a barrios a los que muchos no irían porque son sinónimo de inseguridad o porque ni saben cómo llegar”, dice un importante asesor del gobierno provincial, que pone en la mira al juzgado de la decana de los jueces electorales, María Servini, donde se habría ideado la reorganización.
“Todo esto tiende a que la gente no vaya a votar. Y si la gente no va a votar le va a ir mejor al mileísmo, aunque ellos digan que el aparto peronista se beneficia. Todos sabemos que las minorías intensas se imponen cuando la gente se desmotiva y no va a votar. Con muchos más norteamericanos votando, Trump no ganaba. Entonces está clarito lo que está pasando”, agregan desde La Plata.
En el oficialismo nacional, piensan todo lo contrario y desconfían, con los mismos argumentos, de lo hecho por Ramos Padilla. Guerra de versiones (¿y excusas?).
Pocas veces como en esta ocasión, durante un año electoral, la atención estará puesta en más canchas que las de la campaña nacional y los indicadores económicos. La inusitada hiperactividad del Congreso, la desdoblada elección bonaerense y los mercados tendrán un rol protagónico. El blindaje que anunció el Gobierno será puesto a prueba en todos estos escenarios.
Claudio Jacquelin,Conforme a
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