POLITICA
El día que se rompió la Argentina: la historia nunca antes contada del Rodrigazo

El nombre podía haber sido el de un galán de esas telenovelas que en los años 70 monopolizaban las tardes de la TV, esas que solo estaban dirigidas al público femenino. Era resonante y hasta un poco inverosímil, perfecto para un personaje de Alberto Migré. Celestino Rodrigo. Sin embargo, terminó siendo el de un villano: el autor de uno de los ajustes más brutales de la historia contemporánea, tanto que al poco tiempo ese paquete de medidas fue bautizado con su nombre: El Rodrigazo. Y así quedaría inmortalizado.
Celestino Rodrigo fue nombrado Ministro de Economía el 2 de junio de 1975. Era el tercero en pocos meses que tenía Isabel Perón (después de la renuncia de José Bel Glebard había estado a cargo de la cartera Gómez Morales).
Leé también: Qué fue el “Rodrigazo” al que hizo referencia Javier Milei
Al día siguiente del nombramiento, la foto salió en todos los diarios, y motivó una larga nota en la revista Gente. En los vagones de madera de la Línea A, desde la estación Acoyte en Caballito hasta Plaza de Mayo. El futuro Ministro de Economía viajaba hacia su jura en subte. Que la escena quedara registrada no debe haber sido una casualidad. Debe haberse tratado del primer acto de comunicación de la nueva gestión económica. La imagen de alguien cercano al pueblo, pese al gesto severo y el traje, el aviso de un tiempo austero. De todas maneras, al terminar la jornada, Celestino Rodrigo no bajó al subsuelo del Ministerio de Economía para recorrer los pasillos que lo depositaban en el andén del subte para regresar a su casa. A partir de ese momento, ya sin fotógrafos, utilizó chófer y auto oficial. Unas pocas horas después ya no pudo volver a utilizar transporte público ni a caminar tranquilo por la calle.
Celestino Rodrigo tenía 60 años, era ingeniero industrial y llegaba como hombre de López Rega, que antes la había designado Secretario de Seguridad Social, aunque él haya reconocido que no sabía nada del tema. También fue puesto a cargo del proyecto de negocios con Libia, aprovechando que Gadafi se había fortalecido con el alza del precio del petróleo.
Ese primer día en funciones no anunció ninguna medida concreta. Se limitó a señalar a sus enemigos: el terrorismo y los especuladores. Clamó para que los ciudadanos se volcaran al ahorro. Y dejó una definición sobre sí mismo que pensó sería un escudo suficiente para lo que vendría. “Soy peronista de la primera hora”, dijo.
En su mensaje inaugural avisó lo que se venía, aunque nadie quiso escucharlo: “Las medidas que vamos a implementar serán necesariamente severas. Y durante un corto tiempo provocarán desconcierto y reacciones. Pero el mal tiene remedio”. Como todo político, Rodrigo mentía y decía la verdad al mismo tiempo. Las medias fueron severísimas, su efecto se prolongó durante mucho tiempo y en vez de curar el mal, empeoró la situación de manera drástica, casi irreversible.
En su segunda jornada de trabajo mientras terminaban de definir el paquete de medidas y la manera de comunicarlo, algunos de los funcionarios recién llegados al equipo económico no podían creer la magnitud de lo que se venía, al principio creyeron que se trataba de un error, que habían entendido mal. En un descanso, Rodrigo se cruzó en uno de los pasillos a un periodista acreditado. Sin darle mayores precisiones, vaticinó: “Mañana me matan o mañana empezamos a hacer las cosas bien”.
Spoiler: no sucedieron ninguna de las dos cosas.
Medio siglo atrás, el 4 de junio de 1975, en una concurrida conferencia de prensa (se había corrido el rumor en las últimas horas que lo que se venía era algo nunca visto), Celestino Rodrigo anunció su plan:
- El dólar aumentaba de 10 a 26, se desdoblaba -además del oficial había un financiero y uno turístico: a 45, ese era el más alto-
- Las tarifas aumentaban hasta un 80%
- La nafta subía más del 175%
- Pese a algunas promesas iniciales más generosas, el Gobierno clavó las paritarias en un máximo del 45%.
Fue un shock. Nadie imaginaba la magnitud de las medidas.
Para que la gente, los empresarios y el mercado se acostumbraran al nuevo panorama, se decretó feriado cambiario por 5 días: los bancos recién abrirían el 9 de junio.
Hubo quejas, zozobra, remarcaciones galopantes y desabastecimiento.
Lorenzo Miguel se apresuró a conseguir unas paritarias generosas de 145%, pero el gobierno no las homologó. Así sucedió con cada uno de los gremios fuertes. Eso desencadenó algo inédito, algo que muchos creyeron que nunca verían: el primer paro general de la CGT contra un gobierno peronista. Ante la falta de respuestas, y con los diarios rebosantes de solicitadas enojadas firmadas por los más diversos sindicalistas, un par de semanas después, hubo un segundo paro de 48 horas.
En los primeros días, primó la desesperación. El sueldo había pasado en cuestión de horas a valer la mitad. El poder adquisitivo se había licuado. Con el tiempo hubo varios trabajadores que obtuvieron un beneficio impensado. Las cuotas del crédito con el que estaban pagando su propiedad se habían casi evaporado. Tanto era así que son muchos los que recuerdan que la última docena de cuotas las hicieron en un solo pago, en parte por la vergüenza de abonar tan poco y en parte porque el transporte hasta llegar a la oficina en la que habían pagado cada mes era (bastante) más caro que la cuota.
Un recuerdo familiar: mi hermano estaba en segundo grado. El día posterior a los anuncios de Rodrigo, en el patio del colegio, en medio del partido de fútbol que se jugaba en cada recreo, un compañero lo detuvo y le preguntó si en su (nuestra) familia ahorraban en dólares. Mi hermano no supo qué responder, todavía convencido de que los únicos activos posibles eran las figuritas de los jugadores de Racing y la colección de muñequitos Jack. El compañero ante la duda de Diego le dijo: “Si no tienen dólares van a ser pobres muy pronto”. Apenas llegó a casa, mi hermano le preguntó a mi papá si teníamos dólares. Mi papá no dudó en mentirle y tranquilizarlo: “Por supuesto”, respondió y siguieron abriendo paquetes de figuritas juntos.
Gelbard, López Morales, Rodrigo: cómo se llegó al Rodrigazo
¿Cómo se había llegado hasta ahí? El plan de José Ber Gelbard -ministro de Economía de tres presidentes consecutivos distintos- del Pacto Social y de Inflación Cero había fracasado. Los precios y los salarios congelados, problemas productivos, déficit fiscal creciente, recesión, caída de reservas y emisión monetaria eran los ingredientes del cóctel explosivo. A eso había que sumarle la crisis del petróleo de 1973, la muerte de Perón, la inestabilidad y la incapacidad de Isabel Perón, la presencia ominosa de López Rega y la violencia desatada (los Montoneros en la clandestinidad, el ERP atacando, la Triple A cazando gente) en el país. A Gelbard lo siguió López Morales que quiso reflotar el plan trienal que aplicó -sin demasiado suceso- en los 50. Después desembarcó Celestino Rodrigo.
El Rodrigazo, más allá de sus historias particulares y de la coyuntura, marcó un cambio de paradigma. Los efectos fueron duraderos. Muy duraderos. Por un lado la inflación llegó para quedarse. A partir de 1975 la inflación anual de Argentina hasta 1992 fue, al menos, superior al 100% (muchos años superó esa cifra con creces); la única excepción fue 1986, no por el título de Diego en México, sino por los efectos fugaces del Plan Austral. Por el otro, El Rodrigazo es el momento en que comienza la incertidumbre, la falta de confianza, la idea del dólar como único refugio posible; a partir del Rodrigazo los argentinos se convencieron, entendieron, que las reglas de juego pueden cambiar en cualquier momento. En un artículo publicado hace unas semanas en el diario La Nación, Alejandro Poli Gonzalvo sostiene que el Rodrigazo marcó el fin del contrato social argentino, aunque pese al brutal cambio de condiciones nadie osó violar los contratos, todavía “la noción de que los contratos estaban para cumplirse y había que apechugar” se mantenía incólume.
“El Rodrigazo no fue un ajuste más sino el momento bisagra entre dos tipos de país”, afirman Nestor Restivo y Raúl Dellatorre en su libro El Rodrigazo. El lado oscuro del ajuste que cambió la Argentina.
En esos días entre titulares que hablaban de aumentos, deudas, movilizaciones, paros, paritarias frustradas y demás nadie hablaba todavía de Rodrigazo. El término, se supone, lo acuñó el diputado tucumano Juan Carlos Cárdenas del partido Vanguardia Federal que en medio de un discurso enérgico calificó el paquete de medidas del ministro de economía como “Rodrigazo”.
El 30 de junio en medio de insistentes pedidos de interpelación del Congreso, Celestino Rodrigo habló al país por última vez. Trató de justificar las medidas que había tomado 26 días antes:”El plan no es solo un intento de salvar la emergencia: es la única salida posible para una instancia dramática de riesgo creciente. Dramática, debido a la ausencia de reservas, a la especulación desenfrenada, a las pautas de consumo sin límite, a una inflación acelerada y desordenada y a un déficit fiscal astronómico…”
Rodrigo debió renunciar a los 49 días, aunque todas las fuentes coinciden en que su suerte estuvo sellada varios días antes; había vaciado su despacho y se había despedido de su gente pero oficialmente seguía a cargo porque al gobierno le costaba encontrar a su sucesor. López Rega, en simultáneo, escapó del país. Mientras tanto el gobierno homologaba paritarias muy superiores a las autorizadas por el Ministerio. En medio del descontrol asumió Pedro José Bonanni que también había sido ministro de Perón en el 55. Bonanni en una de sus alocuciones iniciales fijó 11 objetivos de su gestión. Pero se apresuró a aclarar que no tenía idea cómo lograrlos en ese contexto, así que convocó a quienes le podían dar una mano o aportar ideas. Bonanni solo duró 20 días al frente del Ministerio.
Durante la Dictadura, Rodrigo estuvo preso durante cuatro años, de 1977 a 1981. Fue acusado de incumplimiento de deberes de funcionario público y de malversación de fondos en la causa de la Cruzada de la Solidaridad Justicialista.
Celestino Rodrigo murió a finales de 1987. Tenía 72 años. Cada tanto daba entrevistas y trataba de defender las medidas de shock y sus 49 días al frente del Ministerio de Economía. Intentaba convencer a la población de que su actuación no había sido equivocada. Nunca lo logró.
crisis, Inflación, Peronismo
POLITICA
Diego Valenzuela: “El apoyo de EEUU es una inversión para que Argentina sostenga este cambio positivo”

Durante el primer día del 61º Coloquio de IDEA, hubo pocas caras reconocidas de la política nacional. Una de ellas fue la del intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, que forma parte de La Libertad Avanza (LLA) y estuvo siguiendo los primeros paneles del evento.
En diálogo con Infobae, el jefe comunal planteó que después de la elección de medio término es importante que el Gobierno busque acuerdos con los gobernadores para poder reconstruir una fuerza legislativa de dos tercios y avanzar con una serie de reformas.
En un día donde la clave de la agenda política fue el apoyo financiero de Estados Unidos a la gestión de Milei, aseguró que el mensaje del gobierno de Donald Trump fue «una señal de apoyo a una macroeconomía que se ordena para pasar lo mejor posible esta etapa de año electoral“
-¿Cómo ve los planteos del empresariado en el inicio del Coloquio de IDEA, donde el eje es cómo competir, producir e innovar en el país?
-Vengo siempre a IDEA. Vine como periodista económico mucho tiempo y ahora vengo como intendente. Me parece que es uno de los foros principales del empresariado nacional, donde se ven las agendas, donde se plantean los objetivos a futuro. Me encantan los planteos que están haciendo los empresarios, que es el de competir e innovar. Lo escuché con mucha atención a Mariano Bosch (presidente del Coloquio y CEO de Adecoagro) hablar de la locura por la productividad. Que Argentina tiene equipo para competir, equipo y recurso de toda índole. Más allá de las coyunturas político partidarias, esto está en línea con lo que estamos planteando desde La Libertad Avanza (LLA), que es una Argentina más abierta al mundo, capitalista, que crea empleo, que busca exportar, que ve al mundo como la cancha grande. Estar acá es enriquecerse. Me llama la atención que no haya tantos políticos o personas de la gestión pública. Acá es donde hay que estar. Porque acá, con las pymes y con el agro, se genera valor.
-Vendrán algunos gobernadores. Pero no hay demasiadas caras de la política nacional.
-Me parece que va en contra del sentido común. El equipo, para usar la metáfora que utilizó el Pupi Zanetti durante un panel, es el privado y el sector público trabajando juntos. Y, además, el sector público dando previsibilidad para que el privado pueda lucirse, porque el empleo y el desarrollo económico lo genera el privado, no el Estado. En mi opinión, el Estado es un dador de servicios y lo tiene que hacer bien. Un municipio, las calles, las luces, levantar la basura. Pero todos juntos bajando impuestos, generando previsibilidad y mejores condiciones para el empleo.
-Le traduzco el concepto de equipo del que habló Zanetti al plano político. ¿Es necesario un mayor esquema de gobernabilidad en este momento para la gestión del gobierno nacional?
-El gobierno nacional tiene el liderazgo del voto, el que le dio el voto al Presidente en el balotaje. Ahora hay una elección de medio término legislativa. Vamos a ver cuál es el veredicto de la gente. Claramente, siempre que se puedan buscar acuerdos en base a un rumbo, es bienvenido. Y esos acuerdos tienen que ser primero con el sector privado, para que haya más inversión, y segundo con los actores de la gestión pública. Ahí los gobernadores y los intendentes son centrales.
– ¿Por qué?
-Los gobernadores son centrales porque son los que tienen una fuerza legislativa para poder hacer las reformas que necesita el país para crecer y generar empleo. Empezando por la impositiva y la laboral. Después de la elección se va a venir un liderazgo claro del Presidente y un marco de acuerdo para hacer reformas que permitan seguir bajando la inflación y consolidar el crecimiento.
-¿Esos acuerdos se buscan en los gobernadores que son parte de Provincias Unidas? ¿Hay posibilidad de buscar acuerdos con gobernadores del PJ?
-Más allá de donde esté cada uno en esta elección, yo creo que los acuerdos son de ideas y una vez pasada la elección del 26 de octubre, estoy seguro de que con muchos gobernadores que no están en alianza con LLA puede haber una base de acuerdo muy amplia. De hecho, ya hay un trabajo en equipo en muchas políticas públicas con esos gobernadores. Ojalá eso tenga un correlato legislativo en reformas que sean buenas para que la economía se termine de fortalecer. Me gustó lo que pasó la otra vez cuando el gobernador de Salta fue con Facundo Saravia a hacer un reclamo original a la Plaza de Mayo, y bajó el jefe de Gabinete y Santiago Caputo. Me parece que ese es el tono positivo que puede tener el gobierno nacional, que es buscar tender puentes con aquellos que crean que el Estado tiene que contar con un equilibrio en sus cuentas para no seguir generando inflación y también generar condiciones para que el privado empuje para adelante la economía.
-¿Considera que, después de la elección de medio término, el Gobierno debe bajar el nivel de confrontación?
-A veces se entiende como confrontación aquello que es una defensa firme de ideas. A veces, por el tono, parece que uno confrontara, pero lo que está defendiendo es un valor, una idea. Y eso atañe especialmente al Presidente, que con su estilo disruptivo también provoca discusiones que han sido sanas para ordenar la economía. Pero eso no implica que no pueda haber una cultura de diálogo, donde se puedan encontrar acuerdos en base a no romper la macroeconomía, para tener las reformas que necesitamos para crecer. Argentina no crea empresas, no crea empleo, salvo público y en negro, hace décadas. Hay que romper esa trampa del estancamiento. Y obviamente lo tiene que hacer con liderazgo el Presidente, pero también buscando acuerdos con aquellos que puedan compartir muchos de estos aspectos.
-El Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, reveló que el apoyo financiero a la Argentina llegaría a los 40 mil millones de dólares. Es un respaldo muy contundente del gobierno de Donald Trump. ¿Cuál es la primera evaluación que hace al respecto?
-Lo primero es que Estados Unidos, con el liderazgo del presidente Trump, apoya a los argentinos, como representación de un momento electoral y político que lo tiene a Milei en la centralidad. Y obviamente hay una adhesión a un rumbo, a principios y a valores, a cosas que se quieren hacer con la economía, que tiene que ver con la libertad, con abrirse al mundo, con una Argentina que recibe inversión. Es muy valioso lo que ha pasado geopolíticamente. Argentina hoy es un aliado clave en Sudamérica para Estados Unidos, pero también en términos de un trabajo con el comercio y la inversión. No es algo nuevo que Estados Unidos tiene una pisada importante en la inversión extranjera en Argentina, en un mundo que tiene a Asia y China con un gran protagonismo. Me parece que es una señal de apoyo a una macroeconomía que se ordena para pasar lo mejor posible esta etapa de año electoral, y es una inversión a futuro también para que Argentina sostenga este cambio positivo en lo económico.
-¿Le sorprendió el condicionamiento que puso Trump respecto a su apoyo financiero en el caso de que Milei pierda la elección de medio término?
-Yo no voy a ser un intérprete de las palabras del presidente Trump. Imagino que lo que quiso decir es que van a acompañar a la Argentina y este rumbo de la Argentina. No me imagino a Trump apoyando a este país en un contexto de populismo, de kirchnerismo. Me parece que así hay que interpretar las palabras, más allá de la elección de medio término. Creo que la definición concreta del secretario del Tesoro norteamericano es que va en serio el apoyo a la Argentina, a este rumbo del país, que está ordenando la economía para que haya más crecimiento y más trabajo.
-¿Qué mensaje decodificó el Gobierno de la dura derrota que tuvo en la provincia de Buenos Aires? ¿Qué cree que les dijo el electorado?
-Hoy el Pupi Zanetti dijo que, a veces, para ganar hay que perder. Y hay que sacar conclusiones de eso para mejorar. Es una elección de otra naturaleza. No fue una elección nacional la de septiembre, si bien tuvo condimentos de nacionalización. Hubo una presencia en la agenda electoral muy fuerte por parte de los intendentes y hubo muy baja participación. Yo creo que estas condiciones van a cambiar para el 26 de octubre. Creo que vamos a estar mejor en la provincia de Buenos Aires. Espero que eso permita romper el bloqueo que hace un grupo de destituyentes en el congreso nacional. Mayoritariamente kirchnerista pero con aliados. Tener un tercio que sostenga fuertemente este rumbo y después, con una capacidad de diálogo, lograr tener números legislativos que permitan pasar las reformas. Creo que la elección de la provincia fue útil para aprender de este proceso, para entender lo que es el peso de la provincia de Buenos Aires y el peso de los intendentes. Pero también hay que decir que, venir de donde viene la LLA, en alianza con el PRO, 35 o 37 puntos en la primera sección electoral, es mucho más de lo que históricamente tuvo LLA o un sector de centro derecha en la provincia. Esto alimenta la ilusión que la provincia vaya a ser un elemento clave del cambio que se viene en el 2027.
– ¿Qué resultado visualiza para el 26 de octubre a nivel nacional?
-No soy encuestador ni suelo hacer pronósticos. Creo que la provincia va a contribuir en un muy buen resultado nacional, que va a permitir tener una base legislativa fuerte para consolidar el plan económico y hacer las reformas que necesita el país. Primero para poder tranquilizar la macro, que se desajusta producto de lo electoral y del ataque destituyente del kirchnerismo en el Congreso. Estados Unidos muestra claramente el respaldo. Una vez que pase el 26 de octubre esos miedos se van a callar y vamos a poder volver a consolidar un proceso virtuoso económico para los argentinos, que es lo que queremos. Seguir bajando la inflación y pasar de la estabilidad al crecimiento y el empleo. Eso es lo que viene los próximos dos años de mandato del gobierno.
POLITICA
Los cambios a los que apuesta el Gobierno para recortar la diferencia en la provincia de Buenos Aires

La preocupación por los resultados de las elecciones legislativas del 26 de octubre parece ir en aumento luego de que el presidente Donald Trump condicionara su asistencia económica a la performance libertaria. En La Libertad Avanza (LLA) saben que deben sumar votos en las 23 provincias y la capital, y siguen con especial atención el desenlace en Buenos Aires, donde se ven obligados a revertir los magros resultados provinciales para ocupar la mayor cantidad de bancas en el Congreso Nacional.
La derrota del 7 de septiembre dejó heridos y algunos aprendizajes. En el campamento bonaerense se jactan de haber tomado nota y detectan varios puntos que deben atender para achicar los casi 14 puntos que ubicó a Fuerza Patria como el espacio ganador en el territorio que gobierna Axel Kicillof.
Detrás de la figura del diputado del PRO Diego Santilli, en traje de cabeza de lista a raíz de la renuncia de José Luis Espert, los integrantes de la alianza violeta se juegan a potenciar la marca, instalar al legislador en cada rincón del conurbano bonaerense y polarizar con el candidato de Fuerza Patria, el exministro Jorge Taiana.
Importantes fuentes partidarias revelaron a Infobae que la primera acción necesaria para aventajar al peronismo es incrementar la participación electoral del territorio que, en octubre, giró en torno al 60,98% y convencer a parte de los 5,6 millones de bonaerenses que no se presentaron a votar. “Es clave buscar a la gente que no fue a votar e incentivarla para que esta vez lo haga”, sostuvo un hombre del armado.
La caracterización sintetiza las diferencias internas entre los actores que componen la mesa chica que rodea al presidente Javier Milei, aunque con matices. En el entorno del asesor presidencial, Santiago Caputo, creen que los que castigaron al espacio con su inasistencia fueron los votantes propios, de entre 30 y 35 años, que optaron por no acompañar la propuesta libertaria en un gesto de disconformidad con las listas.
De cara a este sector es que se rediseñó la campaña bajo el objetivo de “recuperar la épica del 2023”, e incluyó actividades para reconquistar a los propios, como el espectáculo musical que brindó el mandatario en el Movistar Arena durante la presentación de su nuevo libro. “Lo votan a Milei porque es distinto al resto. Por eso suma mostrarlo fresco y auténtico”, justificaron al respecto por los pasillos de Balcarce 50.
En cambio, cerca de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, atribuyen la derrota provincial a errores en la formulación del mensaje y al “esfuerzo” que implicó el ajuste en un sector de la sociedad. Por lo que demandaron reajustar la comunicación y centraron la tarea en la figura del mandatario que, en sus recorridas por el interior de la provincia, intentó recuperar el cara a cara con los vecinos.
“Tenemos que lograr terminar de conectar el esfuerzo de la gente con el objetivo del Gobierno en los días que quedan”, definieron desde el equipo de campaña que diseña estratégicamente cada aparición del mandatario y de los candidatos en cada rincón del territorio.
Asimismo, en las filas violetas descartan el despliegue del aparato partidario de los intendentes peronistas para la elección de octubre, y vaticinan una competencia pareja, aunque piden ocupar cada espacio vacante. “Tenemos que aprovechar que el aparato del PJ no se va a mover como ocurrió el 7 de septiembre. No hay que dormirse”, se muestran confiados al tiempo que proponen inundar de afiches y mesas de militancia las calles bonaerenses.
La impronta amarilla y el debate con Taiana
Desde el partido que lidera, al menos en lo formal, el expresidente Mauricio Macri siguen sus propias recetas en lo que consideran que es el camino al éxito y accionan el “operativo seducción” del votante de Juntos por el Cambio que no acompañó en la provincial.
A diferencia de lo que ocurrió en la campaña de septiembre, el PRO propone que sus referentes, en especial, Diego Santilli, tomen las riendas y adopten el papel protagónico en los ocho días que quedan de intensa actividad proselitista antes del inicio de la veda. “A diferencia de Espert que lo odiaban hasta los propios, El Colo es querible. Es el mejor candidato de toda la lista y el único que puede interpelar a nuestras Mabeles”, explica un importante referente amarillo.
Esta tarde, más de 500 dirigentes del espacio se congregaron en el Teatro Bar ubicado en la ciudad de La Plata para invitar a los intendentes y concejales propios a “dejar todo en la cancha” en las últimas semanas.
Ante el desafío de reducir la diferencia con el peronismo y con más espacio que hace un mes, los socios minoritarios de la alianza apuestan a que Santilli monopolice los medios de comunicación, encabece actos y recorridas en diferentes puntos y fortalezca su imagen.
Para eso, el legislador apuesta a confrontar contra su competidor directo, al ex diplomático Jorge Taiana, con quien insiste en debatir. “Ellos tienen miedo a mostrar a Taiana. Cuando creía que la candidata iba a ser Karen Reichard la desafió a discutir. Ahora que el colo lo convoca pone peros…”, criticó un referente del PRO ante este medio.
En la pelea por el redireccionamiento del discurso, el PRO logró imponer la estrategia de utilizar el humor y la argumentación “didáctica” para explicar que el legislador acusado de haber recibido financiamiento de “Fred” Machado, empresario investigado por sus vínculos con el narcotráfico, permanecerá en la boleta violeta por decisión de la Cámara Nacional Electoral (CNE) pese a no integrar la nómina. “Para votar al colorado, marcas al pelado”, piden Santilli y Karen Reichardt en un spot que aspira a convencer al sector reticente a votarlo a Espert.
Cada metro avanzado en la convivencia con los libertarios esperanza al partido aliado que asegura que los números de la elección bonaerense del peronismo son “su techo” y que detecta “debilidad” en las opciones de centro. “Las expectativas del medio no arrancan. Esos votos deberían ser para nosotros. Vamos a recortar”, prometen a once días de los comicios.
POLITICA
Llaryora y Pullaro defendieron la propuesta de Provincias Unidas: “No queremos otro fracaso de la Argentina”

A poco más de una semana para las elecciones legislativas nacionales, los gobernadores Martín Llaryora (Córdoba) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe), referentes de Provincias Unidas, plantearon que este espacio aparece como una alternativa basada en la producción y el federalismo, en contraposición a los modelos libertarios y kirchenristas. “No queremos otro fracaso de la Argentina”, afirmaron.
Llaryora remarcó que la falta de políticas orientadas al empleo y la producción dejó a la Argentina sin un rumbo claro, por lo que cuestionó la falta de diálogo entre el Ejecutivo nacional y las provincias. A su vez, mencionó las dificultades que día a día se enfrentan los argentinos.
“Todos los días hay un desempleado más en esta Argentina. Por eso nosotros somos un movimiento productivista. Nosotros estamos todo el día pensando cómo generar trabajo. Sostener la macroeconomía es central, pero tenés que tener una micro. Y esa micro necesita tener un diálogo con los sectores productivos, un diálogo distinto. Argentina no puede fracasar otra vez más”, expresó el gobernador de Córdoba, en diálogo con el programa “A dos Voces”, al aire de TN.
“Nosotros nos presentamos a la elección, y le pedimos a cada uno de los argentinos que nos acompañen, porque en el Congreso tenemos que dejar estos enfrentamientos bipolares. No nos llevan a ningún lado”, continuó.
Desde la perspectiva de Pullaro, la construcción de un modelo federal y productivo surge como respuesta a la desatención histórica del interior del país. “Nosotros nos constituimos desde el interior. Nos llamamos un grito federal porque sentíamos que al interior no se lo estaba mirando y que nosotros sí podemos mostrar cómo hay modelos que pueden ser exitosos, que pueden tener equilibrio fiscal, pero que pueden tener desarrollo, que pueden tener obra pública”, explicó el mandatario de Santa Fe.
Sobre la polarización planteada por el oficialismo con el kirchnerismo, Llaryora advirtió: “Estamos quedando en el medio de una pelea que nos lleva al fracaso” y retomó: “No queremos otro fracaso de la Argentina”. En esa línea, planteó que, desde la perspectiva de Provincias Unidas, “el Estado tiene que ser parte de ese acompañamiento, generando las condiciones necesarias”.
Pullaro aseguró que la defensa de la identidad productiva del interior y la necesidad de representación en el Congreso son dos puntos destacados para Provincias Unidas.
“Nosotros no vamos a votar lo que Milei quiera. Nosotros votamos para nuestras provincias. Fuimos las primeras provincias que se plantaron, mucho antes que el kirchnerismo”, aseguró el gobernador de Santa Fe.
“Nosotros representamos a gente que se levanta temprano, que termina tarde, que se esfuerza, que invierte, que no está pensando en criptomonedas, que no está pensando en paraísos fiscales. Nosotros somos eso y eso es lo que le ofrecemos a la República Argentina”, continuó.
“Lo que nosotros necesitamos es que prime el sentido común. Argentina va de banquina en banquina. Nosotros podemos ser un país normal, desarrollarnos, crecer. Tenemos que mirar más al interior del interior. Yo por eso le pido a cada uno de los que nos están mirando en Argentina, que nos dé la fortaleza de votar la lista de Provincias Unidas para entrar al Congreso Nacional y empezar a sumar una mirada del interior productivo”, manifestó Llaryora a su turno.
Finalmente, el gobernador de Córdoba enfatizó la necesidad de una nueva mayoría parlamentaria que garantice la estabilidad. “Vos no hacés un modelo productivo que genere empleo y que traiga la inversión con DNU. Es con leyes que empiezan a venir las inversiones. Y eso solamente lo vamos a lograr con más presencia de Provincias Unidas en el Congreso”, concluyó.
Estas declaraciones de Llaryora y Pullaro llegan luego del cierre de campaña de Provincias Unidas en la Ciudad de Buenos Aires (CABA). El espacio está conformado por seis gobernadores que buscan romper con la polarización para el próximo 26 de octubre.
Este acto se desarrolló en el Estadio Obras Sanitarias. Los encargados de abrirlo fueron los candidatos a diputados Lousteau y Graciela Ocaña, que en territorio porteño compiten bajo el sello Ciudadanos Unidos, y Florencio Randazzo, que lidera la lista en la provincia de Buenos Aires.
En la segunda parte del acto, Carlos Sadir (Jujuy), Ignacio “Nacho” Torres (Chubut), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba) y Gustavo Valdés (Corrientes) subieron al escenario para responder preguntas del moderador designado, Facundo Cháves, periodista de Infobae.
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