POLITICA
El PJ asume la necesidad de cambios y le baja línea a la dirigencia para evitar una fractura

Cristina Kirchner pide la unidad desde su departamento en San José 1111. Axel Kicillof pide la unidad desde la gobernación, en La Plata. Sergio Massa pide la unidad desde sus oficinas en Avenida Libertador 850. Los gobernadores piden la unidad desde sus provincias. Las cabezas de Fuerza Patria reclaman unidad y hacen esfuerzos en ese sentido. Aunque adentro todo este roto. Aunque se miren con desconfianza. Porque, en definitiva, ninguno está listo para romper completamente la coalición y hacer rancho aparte. Nadie tiene la suficiente fuerza, ni la decisión tomada para hacerlo.
En todas las terminales del peronismo asumen, en mayor o en menor medida, que el 2026 será un año donde habrá dos ejes de conflicto: la discusión de poder que tiene en el centro de la escena el liderazgo de CFK y la reconstrucción del programa político y económico de la fuerza política. Posicionamientos, propuestas y reconfiguración de la alianza de cara a las elecciones ejecutivas. La necesidad de un lavado de cara y de ideas es determinante para construir futuro.
Luego de un año plagado de internas dañinas e interminables, y con la figura de Kicillof en ascenso -lento, pero progresivo -, empieza a tomar mayor volumen la idea de que el ciclo de CFK está agotado y que el año próximo habrá múltiples fricciones para determinar el reacomodamiento de los liderazgos peronistas. Hay cada vez más consenso sobre que su conducción se limita a La Cámpora y a un sector de dirigentes que aún le responden, pero donde no hay ninguno que exprese una opción electoral de futuro. El poder después del poder.
“La etapa de Cristina está agotada y ella la sigue estirando. El año que viene es el momento para discutir su lugar y el lugar de los que quieren ser”, graficó una influyente voz del peronismo bonaerense, que reconoce la potencia de la figura histórica de CFK, pero advierte que, frente a la imposibilidad de competir y el desgaste lógico del paso del tiempo, su trono está en juego. Quiera ella o no.

Esa será una de las discusiones de fondo. Pero para llegar a esa instancia, el peronismo necesita no terminar en una batalla campal dialéctica, con discusiones estériles y acusaciones malintencionadas. Y, sobre todo, necesita seguir mostrándose, más allá de las grietas internas, como la principal oposición al proyecto que lidera Javier Milei. Solidez, capacidad de bloqueo y propuestas alternativas, que es parte de las autocríticas del último tiempo. Por eso la unidad, en todos los ámbitos institucionales y políticos del peronismo, es la prioridad.
La sede de Matheu 130 es uno de los puntos de encuentro para achicar las heridas y mantener la unidad de las distintas vertientes. El martes, durante una reunión del consejo nacional del PJ, uno de los temas centrales fue la necesidad de contener los dos bloques legislativos, para no perder el lugar de primera minoría y para evitar que las fugas debiliten el esquema político a nivel nacional.
“Hay que armar un programa, hay que trabajar en unidad y hay que hacer unas PASO para resolver las diferencias”. Palabras más, palabras menos, ese fue el mensaje que brindó el chaqueño Jorge “Coqui” Capitanich en la sede nacional del partido, en una reunión que sirvió de catarsis luego de la dura derrota electoral del 26 de octubre y el resurgimiento de la interna bonaerense.
Evitar que se desmoronen los bloques legislativos es el primer paso para empezar a discutir, en el 2026, la reconfiguración del armado político. En el Senado se decidió que el bloque de los gobernadores y el del kirchnerismo se unan bajo un mismo nombre. Un pequeño gesto que busca frenar la andanada de versiones sobre el quiebre de la bancada peronista. Que cada paso tenga el color de la unidad.

La aspiración de máxima es que el gobernador Gerardo Zamora, que asume como senador en diciembre, y el bloque que contiene a los legisladores Andrada, Salino, Moisés y Rejal, terminen dentro del bloque justicialista, como se llamará a partir de ahora a la unificación. De mínima, aspiran a que ambos sectores queden enlazados en un interbloque y jueguen en una sintonía parecida a la que marcan José Mayans, Juliana Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti, el tridente que gestionan el ahora bloque unificado del peronismo.
En la Cámara baja la situación es más complicada. Hay dos bajas confirmadas. El tucumano Javier Noguera y el puntano Jorge “Gato” Fernández no serán parte del bloque. Pero la gran incógnita pasa por el futuro de los cuatro legisladores catamarqueños que responden al gobernador Raúl Jalil, quien sigue analizando la posibilidad de dejar el bloque de Fuerza Patria.
El presidente del bloque de diputados, Germán Martínez, es el que está a cargo del operativo de contención. Mantiene diálogo con todos los gobernadores de la coalición y con los diputados que les responden. “Es un tipo valorado y respetado por otras bancadas políticas. Conoce todos los temas. Y eso hay que ponerlo en valor”, aseguró un diputado del interior que responde a un gobernador del PJ. La continuidad de Martinez al frente del bloque es otro de los temas presentes en las conversaciones peronistas. “Primero la unidad, después vemos”, fue la sentencia que salió del entorno de CFK.
El legislador rosarino es valorado también por haber podido lograr una convivencia armónica, más allá de distintos cortocircuitos, dentro del bloque peronista, que tiene un sinfín de intereses cruzados, perfiles ideológicos y formas de entender la negociación y la construcción política. En definitiva, Mayans en el Senado y el PJ, y Martínez en Diputados, y con presencia en el partido también, han asumido el rol de evitar que las fisuras generadas, mayoritariamente, por diferencias con las posturas de Cristina y Máximo Kirchner, se agranden y terminen en una ruptura. Una tarea compleja.

La semana que viene Mayans definirá si convoca a la sede partidaria a los gobernadores de la coalición, con el objetivo de discutir una postura unificada frente al tratamiento del Presupuesto 2026 y las reformas de fondo que impulsa el gobierno libertario. Es consciente de la necesidad de mantener activo el PJ para hilar voluntades. Pero sabe también que tiene que dar un paso más: tender puentes con Kicillof para que haya delegados del Gobernador en las próximas reuniones en Matheu 130. Gobierna la provincia más poblada del país y no tiene representantes en la mesa principal del partido.
Entre los gobernadores de Fuerza Patria la relación es amena. Se hablan unos con otros y tratan de funcionar como bloque político. Mantienen reuniones frecuentes que no suelen conocerse públicamente. Los distingue la relación que tienen con la Casa Rosada y la distancia que los separa de la ex presidenta de la Nación. Más allá del alejamiento de Kicillof, CFK ya no tiene la influencia que tenía sobre el bloque de gobernadores. Pero, aún así, todos le atienden el teléfono.
Gerardo Zamora y Sergio Ziliotto han logrado una relación distante, pero buena con el gobierno nacional. Axel Kicillof, Gildo Insfrán, Ricardo Quintela y Gustavo Melella, no tienen diálogo con el Gobierno, donde los acusan de golpistas y de poner trabas a la gestión en forma sistemática.
Milei trabaja explícitamente en la división de esos gobernadores, en lo que es una estrategia común de cualquier político de fuste. El Presidente ya no es más el outsider que arribó al poder en forma impensada y despojado de todo vicio de la política tradicional. Trata de debilitar a su oponente intentando una división entre convocados y discriminados para el ingreso a Balcarce 50.
Massa es uno de los dirigentes que baja con más potencia la necesidad de la unidad. Les pidió a los suyos contribuir en la sanción del Presupuesto, la ley fiscal impositiva y el endeudamiento enviado por el gobierno de Kicillof a la Legislatura bonaerense. Entiende que el peronismo tiene que cerrar el año lo más alejado posible de las escaramuzas de la interna y cambiar la hoja del calendario para barajar y dar de nuevo. “Hay que cerrar el año en paz”, repite en sus oficinas.

“Al final del día, el peronismo va a encontrar una forma de ordenarse. Es un sistema de poder y un partido que busca el poder para sostener los cambios”, le suele decir a los interlocutores políticos que lo visitan todas las semanas. En La Plata valoran su apoyo sin restricciones de este tiempo. “Sergio está ayudando, está jugando bien”, sostienen.
No sucede lo mismo con La Cámpora. En el kicillofismo desconfían del acompañamiento de los legisladores cristinistas para aprobar el endeudamiento. “No sacaron ese dictamen. Corren el arco todo el tiempo. Después pretenden responsabilizar a la oposición o al gobierno provincial por no negociar”, indicaron en el entorno de Kicillof.
En la agrupación ultra K la postura es radicalmente diferente. Prometen acompañar las tres leyes principales que pidió el Gobernador. “Siempre dicen lo mismo. La única traba es conseguir los 2/3 de los votos para aprobarlo. Algunos cansan con las acusaciones”, dijeron cerca de Máximo Kirchner. Es compleja la construcción de la unidad en el peronismo bonaerense. Pero si logran acordar y aprobar las tres leyes la semana que viene, la rosca interna tendrá algunos días de calma.
Cristina Kirchner ha dado algunos gestos de unidad elocuentes. El más significativo de los últimos días fue su encuentro con el riojano Ricardo Quintela, que el año pasado desafió su liderazgo y la llevó a una interna – fallida – en el PJ Nacional. La foto en el departamento donde cumple la prisión domiciliaria es una señal del camino que cree que hay que seguir.
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POLITICA
En línea con EE.UU., la Argentina rechazó el documento final de la cumbre del G20 de Sudáfrica

La Argentina volvió a alinearse con Estados Unidos y decidió no acompañar el documento final que circuló durante la Cumbre de Líderes del G20 (grupo de países desarrollados y emergentes) en Johannesburgo. La postura del Gobierno marcó un fuerte contraste con el resto de los países y dejó en claro el malestar por la forma en que se resolvió la declaración.
Según explicaron desde Cancillería, la decisión argentina respondió “al quiebre de las reglas de consenso que rigen el funcionamiento del G20, así como a diferencias sustantivas en las consideraciones geopolíticas contenidas en el texto″.
Para el país, preservar el consenso es clave para la legitimidad de las decisiones que se toman en el foro.
Después de varios días de negociaciones, la delegación argentina lamentó que se haya dado por aprobada una declaración “sin el consenso de todos los miembros del foro, incluida la Argentina entre otros».
“Esta decisión omite una norma central del G20″, remarcaron, y recordaron que el mandato principal del grupo es la coordinación global de políticas para la estabilidad financiera y el crecimiento económico, “siempre sobre la base del consenso”.
El conflicto en Medio Oriente, otro punto de quiebre
En el comunicado oficial, la Argentina también se diferenció del enfoque que el documento final adoptó sobre el conflicto en Medio Oriente. El Gobierno consideró que el texto tiene una mirada parcial y que «omite el contexto regional y las causas estructurales» del conflicto, elementos que considera indispensables para avanzar hacia un “proceso de paz genuino, sostenible y equilibrado”.
EE.UU. decidió rechazar el comunicado final del G20
En otra muestra de alineamiento, Javier Milei ya había decidido acompañar a Trump en la decisión de no asistir a la cumbre en Johannesburgo y en su lugar envió al nuevo canciller Pablo Quirno.
Días atrás, Donald Trump anticipó el rechazo de EE.UU.. “Las prioridades de Sudáfrica en el G20 son contrarias a la postura política de Estados Unidos, y no podemos apoyar el consenso sobre ningún documento negociado bajo su Presidencia”, esgrime una carta con sello a la que tuvo acceso TN, enviada por la embajada norteamericana en Pretoria al Departamento de Relaciones Internacionales de Sudáfrica.
Trump ya había anunciado que él no participaría, como tampoco lo haría ningún representante de su gobierno.
La posición de la Casa Blanca responde al marcado rechazo a los organismos multilaterales desde el regreso de Trump y a las fuertes acusaciones contra el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, por el supuesto “genocidio blanco” que el propio magnate le achacó durante una visita en el Salón Oval en mayo de este año.
Qué es el G20
Fundado en 1999, el G20 es un foro integrado por 19 países -Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Francia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Japón, Corea del Sur, México, Rusia, Arabia Saudí, Sudáfrica, Turquía, Reino Unido y Estados Unidos-, además de dos organismos regionales: la Unión Europea y la Unión Africana. Representan el 85% del PBI mundial y aproximadamente dos tercios de la población del planeta.
Javier Milei, G20, Cancillería
POLITICA
Causa Cuadernos: el financista Ernesto Clarens reveló que recaudaba USD 300 mil por semana por orden de Néstor Kirchner

La confesión de Ernesto Clarens durante el juicio de los Cuadernos arrojó luz sobre el funcionamiento interno de una de las tramas de recaudación ilegal más complejas de la historia reciente argentina. En la tercera audiencia del juicio oral, se leyeron los fragmentos más significativos de su declaración como imputado colaborador, en la que describió con precisión su papel en el circuito de sobornos vinculados a la obra pública durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Kirchner. “Yo me ocupaba por cambiar los pesos por dólares”, se escuchó en la audiencia, en referencia a su rol central en la conversión y traslado de fondos.
Cristina Kirchner está procesada como supuesta jefa de asociación ilícita y cohecho y es juzgada junto a De Vido, Baratta y otros 83 acusados.
La exposición de Clarens, un hombre cercano a Lázaro Báez, se realizó en una audiencia virtual en la que la expresidenta no estuvo presente durante las cuatro horas que duró la sesión. El relato comenzó con un episodio de mediados de 2005, cuando Carlos Wagner, entonces presidente de la Cámara de la Construcción, lo convocó a una reunión en la sede de la Cámara Argentina de Empresas Viales (conocida como la “Camarita”). Allí, según Clarens, Wagner le informó que el Gobierno nacional había decidido obtener fondos de la obra pública mediante una operatoria que requería su intervención para recibir pagos de constructoras en concepto de aportes o retornos, y que debía asegurarse de que esos fondos llegaran al secretario de Obras Públicas, José López, o a quien él indicara.
Clarens explicó que fue elegido para esa función porque era conocido como el financista de Báez. Tras recibir la instrucción de Wagner, verificó la operatoria con López y Báez, quienes le facilitaron el contacto de Daniel Muñoz, secretario privado de Néstor Kirchner. Muñoz le indicaba los lugares de encuentro para la entrega de dinero, que variaban según el monto a transferir.
El mecanismo, según la confesión, se desarrollaba de la siguiente manera: representantes de las empresas constructoras —en muchos casos los propios titulares, gerentes financieros o contadores— acudían a la oficina de Clarens, primero en Maipú 311 y luego en Manuela Sáenz 323, ambas en la ciudad de Buenos Aires. En ocasiones, era el propio Clarens quien se desplazaba a las sedes de las empresas. Entre los enviados habituales mencionó a Collazo por HELPORT, Santiago Altieri por IECSA, Eduardo Kennel por CHEDIACK, Losi en persona, Tito Biaggini por CARTELLONE, Copola por ESUCO, Aznar por DECAVIAL y Gerbi por COARCO. Clarens subrayó que, en la mayoría de los casos, los titulares de las firmas participaban directamente en la entrega.

Algunas empresas, como CPC de Cristóbal López y Electroingeniería, tenían una relación directa con el poder y no entregaban la recaudación a Clarens. El sistema, instaurado por orden de Néstor Kirchner, consistía en que los representantes de la Camarita dejaban sumas en pesos junto con una anotación detallando el monto cobrado y el concepto. El valor de cada entrega rondaba los USD 300.000 y se realizaba semanalmente. Con el tiempo, los montos disminuyeron porque las empresas tenían dificultades para reunir el dinero, ya que la Dirección Nacional de Vialidad demoraba los pagos de los certificados de obra. El porcentaje habitual de la recaudación era el 10% de lo cobrado, aunque en ocasiones se entregaban sumas menores por los retrasos en los pagos oficiales.
Clarens detalló que su función principal era cambiar los pesos recibidos por dólares en el mercado informal, obteniendo una comisión que constituía su ganancia en negro. Para ello, recurría a un corredor llamado Vallarino, operando en “cuevas” financieras y, en ocasiones, a través de la mesa de dinero del Banco Finansur, que actuaba como intermediario con casas de cambio.
En una etapa posterior, Daniel Muñoz le solicitó que procurara euros en billetes de quinientos, por su menor volumen físico. Las entregas de dinero a Muñoz se realizaban en el Hotel Panamericano, donde el secretario tenía una habitación, o en el edificio de Juncal y Uruguay, residencia del matrimonio Kirchner, especialmente cuando se trataba de sumas importantes. Clarens precisó que nunca accedió al departamento, sino que Muñoz lo recibía en el hall de la planta baja.
La Camarita entregaba mensualmente a Clarens un listado con las obras licitadas, que incluía datos como la fecha, número de licitación, obra, presupuesto oficial, empresa adjudicataria, monto ofertado y porcentaje de sobreprecio. Un segundo listado correspondía al ranking de las empresas cartelizadas. La licitación preveía un adelanto financiero del veinte por ciento del total de la obra, del cual se exigía a la empresa la entrega de la mitad en una sola vez. Si el anticipo era del diez por ciento, se solicitaba ese monto en cuotas. Clarens aclaró que nunca participó en la selección de las empresas adjudicatarias.
En su declaración, Clarens relató un pedido específico de Cristina Kirchner: tras la muerte de Néstor Kirchner, la entonces presidenta ordenó que se adjudicara una obra en el sur a Cristóbal López, concretamente el tramo Perito Moreno – Bajo Caracoles de la Ruta 40. Aunque la licitación ya se había abierto, José López le encomendó a Clarens que contactara a todos los compradores del pliego para informarles que la obra estaba destinada a López y que debían desistir o acompañar. Finalmente, la adjudicación recayó en Cristóbal López.
Sobre el funcionamiento de la Camarita, Clarens describió que, tras la convocatoria a licitación de Vialidad Nacional, los interesados en los pliegos eran citados a la sede de la cámara. Allí, se resolvían los “pases” entre empresas, es decir, se negociaba la renuncia a determinadas obras en función de turnos y acuerdos previos. El proceso se reducía progresivamente hasta que quedaban pocas empresas, que en ocasiones se asociaban en UTE. La jornada de negociación se extendía desde las diez hasta las dieciocho horas.
Una vez definido el ganador, se discutía el precio a ofertar, que siempre superaba el presupuesto oficial en torno al 20%. De ese sobreprecio, la mitad se destinaba a coimas y la otra mitad a la generación de dinero negro. Clarens señaló que, aunque los presupuestos oficiales eran correctos en líneas generales, las ofertas y los adicionales posteriores incrementaban los valores, y sobre estos adicionales también se cobraban sobornos, aunque él no participaba en esa recaudación. Tras la muerte de Néstor Kirchner, Wagner y López le informaron que la recaudación se había discontinuado. Clarens estimó que el dinero movilizado en este esquema rondó los USD 30 millones.

En otro tramo de su confesión, Clarens relató que, después del fallecimiento de Néstor Kirchner, Cristina Kirchner buscó salvar a la constructora GOTTI, absorbida por Lázaro Báez. Por orden de la presidenta, José López le pidió a Clarens que apoyara a GOTTI, que debía operar como subcontratista de empresas con obras adjudicadas, aportando su capacidad de construcción y equipos. Dado que GOTTI tenía sus cuentas cerradas, Clarens gestionó la cobranza y se celebró un convenio de gestión financiera entre GOTTI y COFICRED. Posteriormente, GOTTI fue adquirida por ROVELLA, interesada en su capacidad operativa y equipamiento, con el objetivo de ingresar en la Patagonia.
Consultado sobre el motivo por el cual Cristina Kirchner quería salvar a GOTTI, Clarens respondió que lo desconocía, aunque sugirió que podría tratarse de una promesa pendiente de Néstor Kirchner a la empresa. Describió la situación de Sergio Gotti como desesperada, con la sociedad en bancarrota y abandonada por Báez, lo que habría motivado un pedido urgente a la presidenta.
Durante 2012 y 2013, Clarens afirmó que José López le comunicó que algunas empresas aportarían dinero para la campaña del kirchnerismo. Mencionó específicamente a ESUCO, CARTELLONE, LOSI, CHEDIACK y ROGGIO como firmas que entregaron fondos con ese fin. Tras cambiar el dinero a dólares, Clarens entregaba la recaudación directamente a López en un departamento cercano al Hotel Faena en Puerto Madero.
La demanda de fondos continuó durante el gobierno de Cristina Kirchner. En 2014 y 2015, Clarens preguntó a López por la razón de la persistencia de los pedidos, y este le respondió que había recibido un reclamo de Hebe de Bonafini por el programa Sueños Compartidos, y que necesitaba 70 millones de pesos para entregarlos a un estudio de abogados de la provincia de Mendoza. Clarens precisó que la recaudación total en este contexto ascendió a aproximadamente USD 30 millones, y que la efectuaba para José López.
Clarens corroboró un dato aportado por el propio ex secretario de Obras Públicas: “José López preparaba el listado del pago de Vialidad con Cristina, siendo que ella estaba al tanto de quienes cobraban primero”.
En la parte final de su declaración, Clarens reveló que Muñoz le había contado que el dinero en efectivo se almacenaba en archivos metálicos dentro de una bóveda en el subsuelo de la casa del matrimonio Kirchner en El Calafate, donde se percibía un fuerte olor a tinta. Muñoz le explicó que el dinero se transportaba los viernes en aviones oficiales que partían del sector militar de Aeroparque y aterrizaban en Río Gallegos o en El Calafate, siendo este último el destino final de los fondos.
POLITICA
Máximo Kirchner ratificó las elecciones en el PJ bonaerense y se abre otra instancia de negociación interna

Sería a fines de febrero del año que viene. Todavía no está claro el mecanismo o si habrá continuidad de Máximo Kirchner en la presidencia. Lo cierto es que el Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires renovará autoridades a principios del 2026; pese a que mandato de Kirchner entrará en fase de prórroga a partir del 18 de diciembre.
Lo volvió a ratificar el presidente del PJ bonaerense durante la reunión del Consejo del Partido a nivel nacional que se llevó adelante este martes en la sede de Matheu. “El peronismo bonaerense, meses más, meses menos, va a tener un proceso interno de elección, veremos cómo se aborda, será electoral o de síntesis de unidad”, planteó Kirchner.
Los intendentes kirchneristas y en La Cámpora plantean que el diputado nacional debería seguir al frente del órgano partidario en el territorio de mayor peso electoral. Sin embargo, hay algunas objeciones de otros sectores a que continúe como presidente.
Por el momento, en el kirchnerismo no objetan la posibilidad de ir a una elección interna dentro del PJ para definir quién debe presidirlo. Es una posición que también recae sobre la restauración de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), que este año electoral quedaron suspendidas tanto para el orden nacional como provincial. En el caso de las PASO, sería para evitar las negociaciones intersectoriales y para conseguir también un ordenamiento interno. Volver al viejo axioma del peronismo: “El que gana conduce, el que pierde acompaña”.

Kirchner también planteó que la renovación de autoridades en el PJ bonaerense será “con el mayor de los esfuerzos, porque sabemos aparte que de todas las provincias el partido es el más grande y tiene una responsabilidad”.
La discusión también es una conversación que se inscribe en la interna del peronismo bonaerense con dos de los tres sectores bien definidos: el Movimiento Derecho al Futuro (MDF) por un lado, y el cristinismo por el otro. El tercer actor es el Frente Renovador de Sergio Massa. Sin embargo, el massismo tiene su propia estructura partidaria y, por el momento, esta negociación la mira a la distancia.
A Kicillof no le interesa la conducción del PJ bonaerense, pese a que para algunos intendentes debería ser el presidente partidario. El mandatario provincial, distanciado de Kirchner, mira más la construcción hacia 2027 que el día a día del partido en el orden bonaerense. Sí, requiere, igualmente, que esa instancia esté ordenada. Cerca de Kirchner aseguraron que Kicillof había acordado y dado el visto bueno —en el marco del cierre de listas— que el líder de La Cámpora siga al frente del Partido Justicialista bonaerense.
Hoy por hoy ese acuerdo se muestra un tanto endeble. Hay algunos sectores y dirigentes cercanos al mandatario provincial que miran de cerca lo que pueda llegar a pasar en el PJ. Uno de los nombres que emergieron en este espacio es el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés “Cuervo” Larroque. “En términos particulares de lo referenciado en mi persona, soy un militante peronista, voy a trabajar siempre por el peronismo, en el lugar en que sea, siempre a disposición, ya sea para abrir y barrer la básica; hoy soy consejero y el día de mañana serán los compañeros, las compañeras, quienes definirán mi lugar”, dijo semanas atrás al ser consultado por el tema.
En La Cámpora dejan correr que el ex secretario general de la organización y actual ministro provincial ocupa un lugar como consejero por la Octava sección electoral “por izquierda”, ya que estaba afiliado al PJ porteño.

La intendenta de Moreno, Mariel Fernández, también tiene intenciones de disputar por la conducción del Partido Justicialista bonaerense. Sin reelección en su distrito, Fernández es actualmente una de las vicepresidentas del partido, tanto en el orden nacional como en el bonaerense. La otra vicepresidenta en PBA es la vicegobernadora, Verónica Magario, a quien podría impulsar un grupo de intendentes que hoy reportan en el Movimiento Derecho al Futuro. Otro nombre afín a Kicillof en las conversaciones podría ser el intendente de La Plata, Julio Alak; de llegada a todos los sectores.
La jefa comunal de Moreno deslizó su intención de competir en una compulsa por la conducción del justicialismo bonaerense. “Si hay internas, obviamente quiero participar como cualquier otro dirigente, porque me parece que justamente lo que necesitamos que el partido no sea una cáscara vacía ni sea un elemento de disputa, sino que sea un elemento de construcción”, planteó en declaraciones al streaming Uno Tres Cinco. En ese mismo sentido, admitió que “que podamos acordar entre todos y no que tengamos otra vez una elección y estemos peleándonos”.
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