POLITICA
El poder se reconfigura en el “carpe diem” de Milei

Carpe diem. Javier Milei está enfocado en aprovechar el instante. Disfruta del punto alto de ese episodio siempre inestable llamado éxito. Desde allí imagina el avance de su gobierno hacia las reformas que faciliten una reducción en los costos de la economía. Esa operación, de base parlamentaria, requiere un nuevo ordenamiento en el equipo político. Modificaciones en la cotización del personal. Desplazamientos de algunos protagonistas en beneficio de nuevos actores. Un sistema distinto para la toma de decisiones. Y, como consecuencia de estos cambios, inesperados ajustes de cuentas en la intimidad del gabinete.
Los rasgos principales de la configuración que asoma en el poder ya están definidos. Se expande la influencia de Karina Milei. También la de su equipo: Martín y Eduardo “Lule” Menem, Sebastián Pareja, Manuel Adorni. Se importan desde Pro figuras con experiencia política, como Diego Santilli. Y se insinúa un debate interno por la retracción de Santiago Caputo, el “Mago del Kremlin”. Este último movimiento reanima una vieja disputa del entorno de Milei. Una guerra de posiciones que pretende disimularse detrás de argumentos ideológicos.
No podía ser de otra manera: el primer atisbo de este malestar apareció en las redes sociales, que es el hábitat natural de los seguidores del “Mago” Caputo. En X, la antigua Twitter, irrumpió un perfil denominado @liberaldesanti, que sumaba ayer 3496 seguidores. El titular es un presunto “community manager oficial de Santiago Caputo”. El nombre visible de esa ventana es curioso: “Jefe”. El apodo de Karina Milei. Primera provocación, ¿Ahora hay dos jefes, uno real y otro virtual?
Más llamativos todavía son los mensajes que aparecen en “Jefe”. Son exaltaciones de la figura del joven Caputo que van mucho más allá de su desempeño político ya que, en la mayoría de los casos, se detienen en las peculiaridades estéticas del ídolo, con una fruición que bordea el erotismo. Junto con esa cuenta aparece la de una comunidad llamada “El Caputismo Avanza”, que ayer por la tarde contaba con 206 integrantes. El interés inicial de estas cuentas es que fueron difundidas en los últimos días por amigos del asesor presidencial. Y presentan fragmentos de videos en los que aparece Caputo en actos oficiales, que parecen haber sido filmados y editados previendo esta divulgación.
¿Por qué este ejercicio digital merece alguna atención? Porque viene acompañado de una explicación de algunos de sus difusores: el “Mago” decidió levantar varios escalones su perfil. Comenzó siendo un estratega electoral. Se transformó, colgado apenas de un contrato de locación de servicios, en el responsable político de áreas sensibilísimas del Estado: Justicia, Salud, la SIDE, ARCA, Políticas Universitarias, el área de Telecomunicaciones y Tecnología, y, muy relevante, Educ.ar, la sociedad oficial en la que su amigo Leonardo Scatturice obtuvo una contratación directa por casi 100 millones de dólares. Además de la Secretaría de Legal y Técnica, donde su cerebro jurídico, María Ibarzábal, realiza el control de legalidad de los actos administrativos, dando vía libre o bajando una barrera ante las iniciativas que llegan desde todos los rincones de la administración. Una capacidad que acaba de extenderse hacia el Ministerio de Economía a través de Franco Simón.
Ahora el joven Caputo está dando un largo paso hacia adelante: se transforma en dirigente. Es el líder del “caputismo”. Sus seguidores explican ese avance con argumentos políticos. Según ellos, La Libertad Avanza (LLA) está involucionando hacia aquello de lo que debía diferenciarse: Juntos por el Cambio. O el Pro. ¿Cuáles son las señales de esa metamorfosis? La más notoria es el dialoguismo. Es decir, la complicidad con la “casta” a la que Milei venía a desahuciar. Es una defección envuelta en un reblandecimiento discursivo. Un dialoguismo sospechoso, que confunde a LLA con un movimiento liberal, cuando debería mantener su naturaleza ultra reaccionaria. “Nuestro problema con (Gerardo) Werthein es que nos llevó a un globalismo que nosotros repudiamos porque pretendemos apostar a fondo por el populismo de derecha de Trump, o de Steve Bannon”.
Para entender la semilla que podría germinar a partir de esta visión, los feligreses del “Mago” entienden que Milei no fue el fundador de una nueva corriente, heredera y sustitutiva de la de Mauricio Macri. Milei fue el instrumento que encontraron en el camino del proceso político reciente cuatro vectores convergentes que lo precedieron. Los militantes en contra del aborto. Los rebeldes de la cuarentena. Los trabajadores de las plataformas digitales, que tienen una experiencia física de la competencia del mercado. Y, en este momento es lo más importante, consultores como Caputo y Rodrigo Lugones, que habían elaborado un libreto político para el post-macrismo, pero no encontraban en quien encarnarlo. ¿Ginóbili? ¿Manes? Prendió en Milei.
Sería un grave error leer estos argumentos como si fueran parte de un debate académico. Son otra cosa. Son la herramienta verbal de un desafío de poder que los seguidores de Caputo lanzan contra Karina Milei y, acaso, contra el propio Javier Milei. En otras palabras: son la reacción a la marginación que vienen padeciendo. Primero, en la confección de las listas electorales. Después, en la formación del nuevo elenco de gobierno. Como dijo un gracioso: “En el reparto de Javier, a Santi le tocó aquel abrazo infinito y cariñoso de la entrada a una reunión de gabinete. Hasta ahora no le dieron nada más”.
Esta “vuelta a las bases” que propone “Jefe” en uno de sus posteos cobija varias incoherencias. Algunas tienen que ver con los antecedentes inmediatos del joven Caputo. Fue él quien, antes de las elecciones, recomendaba un acuerdo de gobernabilidad con los sectores amigables de la oposición. Por si le faltara capacidad de persuasión, se lo hacía aconsejar también a su amigo Barry Bennet, quien no ratifica ni rectifica jamás a quienes lo presentan como “consultor de Trump”. Así fue en la reunión con Rodrigo de Loredo, Miguel Pichetto y Cristian Ritondo, organizada por Caputo, en la que Bennet disfrutó de unas memorables medialunas que él mismo untaba con dulce de leche, mientras decía: “A Estados Unidos le gusta Santiago Caputio”. Después lo repitió ante la prensa. Ni Fidel Pintos. No fue, sin embargo, por estas costumbres, que una de las primeras aclaraciones que habría formulado el flamante embajador de Trump en Buenos Aires, Peter Lamelas, es que “Bennet no es serio”. Bennet reconduce a Scatturice: es su socio en Tactic Global, una agencia de lobbying contratada por la SIDE.
El acuerdismo de Caputo se extendía a la relación con los gobernadores, sobre todo con los agrupados en Provincias Unidas. Esa tarea le fue encomendada al talentoso Manuel Vidal, principal cerebro del “caputismo”. En la intimidad de Karina Milei se mira con mucho recelo ese entramado. Se preguntan por qué “Santi” desaconsejó algunos viajes de Milei en plena campaña electoral, con el argumento de que “ahí perdemos”. Provincias en las que, después, LLA triunfó, gobernadas por mandatarios que tienen contratada a Move, le consultora a la que pertenece el poderoso asesor. La Argentina está plagada de empresarios que han hecho fortunas en la “articulación público-privado” de manera mucho menos desprolija. ¿Por qué no consultarlos? La mayoría contribuye a la Fundación Faro, cercana al “Mago”.
También los sindicalistas conocieron la vocación dialoguista de Caputo, enfocada en conseguir la reforma laboral. El “Mago” jugaba con ventaja: a través de Salud maneja la codiciada caja de las obras sociales. Sin embargo, donde la vocación del súper asesor por el acuerdo se hizo más marcada fue en el área de Justicia. Durante meses su amigo Sebastián Amerio negoció con Juan Martín Mena, ojos y corazón de Cristina Kirchner en los tribunales, la integración de la Corte, la aprobación de pliegos para un centenar de jueces y la designación del procurador general de la Nación. Es el cargo que Amerio ansiaba para sí. Ese sueño quedó por ahora postergado. Karina Milei pidió que cualquier negociación pase por su despacho. Postergó todo para el año próximo. Entre otras cosas, la salida de Mariano Cúneo Libarona del Ministerio.
Los que miran las estrategias del sagaz Caputo con ojos críticos explican que aquella gimnasia de conciliación era el ensayo general de la gran concertación que él tejería cuando el Gobierno se hundiera en la derrota electoral de octubre sepultando en el derrumbe a sus rivales internos: Karina Milei, los Menem y Pareja. La historia tuvo otras ideas. Karina y sus colaboradores hicieron triunfar su estrategia: sembrar las boletas de todo el país con figuras sólo conocidos por ser “los candidatos de Milei”.
Con la victoria de sus rivales, Caputo perdió espacio. No los que tenía. Sí los que había fantaseado. La Jefatura de Gabinete fue para Adorni, un subordinado de la hermana del Presidente. La Cancillería, para Pablo Quirno, a quien todavía es imposible clasificar como globalista o independentista. Sólo se sabe, por su propia información, es que uno de sus ancestros, don Norberto, participó del Cabildo Abierto del 22 de mayo. Pero el Quirno de estos días no dio precisiones sobre su alineamiento: si a favor o en contra de la ruptura con la metrópoli. Acertijo para la fiebre mitológica del kirchnerismo. La única certeza sobre Quirno es que es una extensión del brazo de Luis Caputo, el ministro de Economía, sobre la política exterior.
El Ministerio del Interior fue para Diego Santilli. El “Mago” no fue ni jefe de Gabinete ni mega ministro, con medio Estado bajo su mando, como imaginaba. Eso sí: él impulsó la salida de Guillermo Francos, Lisandro Catalán y Werthein, sembrando argumentos maliciosos en la cabeza del Presidente. Nada que sorprenda. Es un método demasiado frecuente en gente de su oficio, como se demostró aquella vez que desde su consultora quisieron ensuciar a Daniel Filmus divulgando la calumnia de que su padre había trabajado para el repudiable Eduardo Massera. Milei simuló ingenuidad y aceptó los argumentos. Eso sí: en todos estos recambios el Presidente adoptó el viejo axioma de Carlos Menem: “El que saca no pone”.
La presencia de Santilli es una pieza argumental apreciadísima del autodenominado “caputismo”. Santilli es la encarnación de la casta a la que se quería combatir. Para advertirlo alcanza con volver a los antiguos tuits que emitió Milei para caracterizarlo cuando “el paisajista” era el candidato de Horacio Rodríguez Larreta en la provincia de Buenos Aires. El nuevo ministro tiene un puente con los Menem a través de Fernando Elías, mano derecha y, sobre todo, izquierda, de Santilli. Un puente fácil de tender. Él nació a la política en el corazón del menemismo. Hijo del célebre Hugo, primer presidente del Banco Nación del riojano, se guarneció más tarde bajo el ala del legendario Hugo Franco, en Migraciones. Quiere decir que para el camaleónico Santilli es mucho más fácil plotearse de libertario que de militante del Pro.
El “Colo” será el encargado de las transacciones con gobernadores y sindicalistas. Él se precia de ser más astuto que Catalán para evitar que en las conversaciones se le crucen los colaboradores de Caputo. Con los gremios tiene relaciones ancestrales. Fue casi un hijo para los Moyano, a los que estuvo unido por el negocio de la basura. Y con Armando Cavalieri y los Empleados de Comercio tiene una convivencia de años por las intervenciones en las concesiones gastronómicas de las zonas más cotizadas de Buenos Aires. A propósito de esas actividades de Santilli, sobre las que hay legiones de comerciantes ofreciendo testimonios: ¿tuvo algo que ver con el pasable exilio de Pablo Ludmer, líder de BSD Investments, en Israel?
Santilli está feliz con su nuevo cargo. Promete ni chistar por las amputaciones. Ni Migraciones ni el Renaper. Al menos por ahora. Esas dependencias, o “cajas”, como las denominan en su entorno, quedan para Patricia Bullrich. Ambos son un problema para las teorías del “Mago” en contra de Cambiemos. El triunfo de Milei este año debió mucho, en los dos distritos más importantes del país, a figuras provenientes del Pro: Bullrich en Capital, Santilli en la provincia de Buenos Aires.
El giro discursivo del naciente “caputismo” sería la contestación a este nuevo escenario. No hay que perder la esencia. Se debe radicalizar la oferta oficialista en contra del sistema. Esta posición aun no acaba de nacer. Pero plantea ya un interrogante. La marcha que Milei está obligado a realizar hacia el centro, única táctica posible si quiere conseguir los acuerdos que permitan sus reformas, ¿deja margen para un planteo crítico desde la derecha de LLA? Esta pregunta permite observar la iniciativa de los amigos del joven Caputo bajo una nueva luz: el “Mago”, desencantado, le estaría mostrando los dientes a su jefe. O, según los niveles de narcisismo que se le detecten en sangre, a su “invento”.
Sería la reacción ante la nueva identidad acuerdista que debe adoptar el oficialismo si quiere conseguir mayorías en el Congreso. Como adelantó hace varios meses el politólogo de Santa Bárbara, “si Milei quiere tener éxito, después de las elecciones debe adoptar el plan Larreta: un programa que tenga el respaldo del 70% de la ‘casta’”. Ese programa es, por definición, gradualista. No es un problema insalvable: el ministro de Economía de Milei, Luis Caputo, era quien elaboraba el plan económico de Larreta. Estaría naciendo, entonces, un engendro inesperado: larretismo austríaco. Contra ese experimento va la cuenta “Jefe”.
Estas hipótesis no se limitan a sostener un escenario teórico. En las inmediaciones de Caputo ya hay jóvenes muy perspicaces que se preguntan qué arrastre tendría dentro de la sociología de LLA una candidatura de Daniel Parisini, el “Gordo Dan”. Parisini es uno de los protagonistas de aquellas cruzadas ideológicas previas a Milei, ligadas a la penalización del aborto y el fin del encierro de la pandemia. En el universo digital, que es el verdadero mundo para muchos dirigentes de LLA, es un centro de gravedad. A veces las visualizaciones de sus mensajes superan el millón de entradas. Quienes imaginan una divergencia de las Fuerzas del Cielo con el Presidente especulan: “Una candidatura del Gordo Dan arranca desde el vamos con 8% de los votos. Cuidado”. La cuenta de Parisini está presidida por un epígrafe que preanuncia el tono político que pretenden Caputo y sus legionarios. Dice así: “Todo aquel que cuestione el más mínimo detalle de lo que hace o no hace Javier Milei, es un pelotudo y fundamentalmente un hijo de remil puta (sic)”. No se le puede negar sentido del humor.
Carlos Pagni,Conforme a
POLITICA
El Gobierno cierra el 2025 con un fuerte apoyo y Javier Milei mantiene un 50% de imagen positiva

Casi la mitad de los argentinos aprueba la gestión de Javier Milei al frente del gobierno nacional. Eso, al menos, es lo que se desprende de un nuevo sondeo de opinión pública elaborado por la consultora Opina Argentina: el líder libertario cumple dos años de mandato con una imagen positiva más alta de la que registraron, en la misma instancia temporal, su antecesores Mauricio Macri y Alberto Fernández.
Según esta encuesta, realizada a 1.772 habitantes argentinos mayores de 18 años entre el 1° y el 3 de diciembre en todo el país, la imagen del presidente Milei tiene 49% de consideraciones positivas y 50% negativas. Comparado al relevamiento hecho por esta misma consultora en noviembre, creció un punto su consideración y cayó dos su rechazo.
Como se advierte desde la campaña electoral de 2023, Milei conserva mejor imagen entre los hombres. De los varones consultados, casi 6 de cada 10 (57%) tiene una consideración positiva. Es exactamente inversa la situación ante las mujeres: el 41% tiene una imagen positiva del presidente y el 57% una antipática. No obstante, desde marzo de 2025 la imagen negativa de Milei es superior a la positiva.

Si se toman en cuenta los dos primeros años de gestión de las últimas tres presidencias, Milei es el que mejor parado llega a diciembre, es decir a la mitad del mandato.
Alberto Fernández, asediado por la pandemia, llegó a diciembre de 2021 con apenas 28% de imagen positiva, cuando en marzo de 2020, tres meses después de haber asumido, había marcado un récord al registrar 82% de positiva. A partir de ahí fue todo caída para el peronista porteño.
Lo de Milei es más estable. Su imagen favorable siempre osciló entre el 55% (apenas asumió) y el 49% actual. Sin embargo, también llega a este tramo mejor que Mauricio Macri, quien a esta altura de su mandato (diciembre 2017) tenía 40% de positiva.
Javier Milei comparte este privilegio con Patricia Bullrich. La flamante senadora nacional registra los mismos números que el presidente: 49% de positiva y 50% de negativa.

En el desagregado de ambos casos, la imagen “muy positiva” (35% Milei y 38% Bullrich) es menor a la “muy negativa”, que para ambos es de 46%.
El ministro de Economía, Luis Caputo, también contribuye a este buen momento de relación entre la opinión pública y el Gobierno. Conserva 43 puntos porcentuales de imagen positiva y 52% negativa. “Toto” también mejoró respecto del mes anterior.
De la vereda opositora, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, es el referente con mejor posicionamiento ante los consultados. Por encima de Caputo en la balanza, figura con 44% de imagen positiva y 55% de negativa: creció tres puntos porcentuales la mirada favorable que hay sobre él y cayó la antipatía en misma proporción.
Los otros líderes del peronismo que han sido medidos por Opina Argentina están lejos de Kicillof: Cristina Kirchner tiene 37% de imagen positiva y 62% en contra; mientras que Sergio Tomás Massa ostenta 35% y 63%, respectivamente.

Los consultados consideraron que, en comparación con el año pasado, Argentina está peor. Al menos así lo observa el 50% de los consultados. Para el 8% la situación está igual y para el 41%, mejor.
Cuando se consultó sobre las expectativas a futuro, el 45% cree que en un año todo estará mejor y el 46%, lo contrario. El 7% supone que estará igual que en 2025. En ese contexto, cuatro de cada diez apoyan al gobierno de Milei y la misma proporción se considera opositora, mientras un 17% se mantiene distante de ambas posiciones.
“El 2025 fue un año políticamente muy agitado. Con el triunfo electoral de octubre, el Gobierno transformó el clima social y llega a diciembre con las variables de opinión alineadas”, concluyeron desde Opina Argentina, a la vez que ubican a Kicillof como “el opositor con mejor imagen”.
South America / Central America,Elections / Voting
POLITICA
El crudo relato de Lopérfido sobre vivir con ELA: “El Darío de antes de la enfermedad ya murió”

La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad que suele avanzar sin estridencias, despojando a quienes la padecen tanto de la vitalidad física como de los relatos heroicos que acompañan otros diagnósticos. Darío Lopérfido, ex director del Teatro Colón y especialista en gestión cultural, compartió en un artículo publicado este domingo en la revista Seúl una reflexión frontal sobre su experiencia con la ELA, el deterioro cotidiano y la ausencia de consuelo religioso.
“Tener ELA es una mierda. No por la posibilidad de morir, que me tiene sin cuidado. La vejez me resulta odiosa; morir sin atravesar esa catástrofe humana, en cambio, me parece un alivio”, relató Lopérfido, marcando el tono directo y sin eufemismos de su testimonio. El exfuncionario contó que el artículo es un adelanto de un futuro libro.
A diferencia de enfermedades de mayor resonancia pública, el ex funcionario sostiene que la ELA le niega hasta el consuelo de la épica personal o familiar. “Un buen cáncer te da todo un tiempo con tratamientos espantosos durante el que podés aparecer pelado y decir ‘yo le voy a ganar al cáncer’. En la mayoría de los casos, el pelado se muere. Pero le deja un legado a su familia: que pueden decir ‘cómo la peleó’… En mi caso, la ELA tardó un año en arruinarme un pie. Imposible meterle épica a eso”. El deterioro, narra, llega sin batallas visibles, se manifiesta en caídas, pasos inseguros y actividades que se vuelven inviables.
Desde su diagnóstico, Lopérfido reconoce cómo la enfermedad fue despojando su vida social y sus rutinas. “Caminás pésimo, la voz se te vuelve de borracho y comés con el riesgo de que se te caiga la baba. Chau NOBU, chau pizzería del barrio, fue un gusto conocerlos: ya no querés que te vean comiendo y bebiendo. La ELA te embrutece”. Revela, además, la dificultad para sostener la vida cotidiana y la tendencia progresiva al aislamiento.
La mirada ajena, según el autor, se ve atravesada por la incomodidad y el trato paternalista, una consecuencia que rechaza abiertamente. “La gente asocia una enfermedad grave con hablarle al paciente como si fuera un niño, bajo la idea espantosa de que ese tono es una manera de darle amor… el amor no te arregla semejante desastre físico”. Por eso, admitió, “mis niveles de tolerancia han bajado y lo único que acepto es que me hablen en serio o que me hagan reír”.

El avance impiadoso de la enfermedad también impacta directamente en la identidad y el sentido de pertenencia. Lopérfido afirma: “La vida tendría que tener velatorios parciales. El Darío de antes de la enfermedad ya murió. El actual es otra persona con otra vida y otros pensamientos. No extraño mi pasado: viví muy bien y atesoro un montón de experiencias”. Reconoce el corte definitivo entre quien fue antes y quien es ahora, obligado por la ELA a reconstruirse.
El aislamiento se refleja también en la pérdida de placer físico y en la transformación de la imagen personal. “Mi vida estuvo ligada a los placeres físicos e intelectuales. Los placeres físicos desaparecen: tu cuerpo se vuelve una cárcel y eso es lo que más extraño. Los placeres intelectuales, en cambio, puedo mantenerlos. Leer, escribir, hablar con amigos, escuchar música, ver películas: todo eso sigue siendo posible”.
En cuanto a la espiritualidad, Lopérfido declara abiertamente su ateísmo. “No creo en Dios y ni siquiera soy agnóstico: soy ateo. No creo en la medicina alternativa ni en los laboratorios que se hacen ricos vendiendo ibuprofeno, y ningún dueño de ningún laboratorio va a vender su yate para investigar la cura de una enfermedad que afecta a poquísimas personas. Los entiendo, la ELA no es una causa popular”. Se apoya únicamente en antidepresivos y algunas sustancias recreativas para tolerar el ánimo y el hastío existencial: “Sólo creo en los antidepresivos y en algunas drogas ilegales para mantener el ánimo. No espero más… El cerebro queda siempre, y es el único órgano que vale la pena”.
En su situación, Lopérfido también reflexionó sobre la eutanasia y la facultad de decidir el propio final: “La eutanasia es la más liberal de las muertes y es mucho mejor que suicidarse… Uno no puede decidir nacer, pero puede decidir morir. Vivir no debe ser obligatorio. La muerte más civilizada es la que uno decide en pleno uso de sus facultades”. Consideró que poder trabajar y disfrutar de algunos momentos placenteros son las razones que justifican continuar, pero rechaza la extensión del sufrimiento en nombre del avance médico: “La medicina actual se nutre de la idea de estirar la vida, pero el tramo final no puede arruinar lo que vino antes. Mi promedio es alto y debo conservarlo”.
Entre todas las pérdidas, la relación filial se revela como la más dolorosa: “De todas las torturas que me depara la enfermedad, ser un padre limitado es la peor y la que no tiene solución. Escribir me calma porque pienso que cuando crezca y yo esté muerto, él podrá leerme”, expresó, quien además dijo que busca que su hijo encuentre en sus palabras el recuerdo que la enfermedad podría arrebatarle.
“Escribí estos capítulos, que serán parte de un futuro libro, escuchando Obertura de Tannhäuser, de Richard Wagner, por la Filarmónica de Berlín dirigida por Claudio Abbado”, cerró Lopérfido su artículo.
De amplia trayectoria en el mundo de la cultura, Lopérfido fue director artístico del Teatro Colón, presidente de Ópera Latinoamérica y secretario y ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires durante el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. También fue secretario de Cultura y Medios durante el gobierno de Fernando De la Rúa.
POLITICA
El Gobierno llega a las extraordinarias con aire por el Presupuesto, pero continúa la negociación por las reformas

Con la inminente oficialización del llamado a sesiones extraordinarias, el Gobierno se prepara para intensificar las negociaciones por las reformas de segunda generación que buscan aprobar durante el verano y llega al 10 de diciembre con garantías para la sanción del Presupuesto 2026, de ocurrir, el primero desde la asunción del presidente Javier Milei. Como contó Infobae, el decreto se firmará este viernes y se hará efectivo en el Boletín Oficial el primer día hábil de la próxima semana, el martes 9 de diciembre.
Los interlocutores del Poder Ejecutivo tienden puentes con legisladores y gobernadores para acumular respaldos que posibiliten, además de la sanción de la Ley de Leyes, la aprobación de la reforma laboral, tributaria y del Código Penal durante los días del caluroso verano que se avecina. Para eso, la mesa chica que define la estrategia y que encabeza la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, ordena la táctica necesaria para cumplir con los deseos del libertario y reeditará sus encuentros la semana próxima.
“El Presupuesto siempre es más sencillo de aprobar. Muchos sectores van a tener que mostrarse abiertamente en contra de la reforma laboral por necesidad, en un gesto interno a los sectores que representan”, sostuvo una importante fuente ante Infobae. Si bien no hubo mención directa, la definición referencia a la Confederación General del Trabajo (CGT) que, en los últimos días, se mostró abiertamente en contra de los puntos incluidos en la “modernización” laboral.
A cinco días del inicio de la prórroga legislativa, el proyecto casi terminado se filtró, se encuentra en período de exhaustiva revisión y descansa en los despachos del jefe de Gabinete, Manuel Adorni; del titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem; y de la senadora de La Libertad Avanza, Patricia Bullrich. Otros sectores del equipo que rodea a Milei también están familiarizados con los detalles, en especial la mesa técnica de redacción conformada por los ministros Luis Caputo (Economía) y Federico Sturzenegger (Desregulación); los secretarios María Ibarzábal (Legal y Técnica), Carlos Guberman (Hacienda) y Julio Cordero(Trabajo); el asesor presidencial, Santiago Caputo, y el director ejecutivo de ARCA, Juan Pazo.

No corrían la misma suerte hasta la tarde del pasado jueves los integrantes del Consejo de Mayo ni los gobernadores que canjearon algunos reclamos por apoyos al Presupuesto. “Nos mandaron los detalles de la reforma, pero no tenemos ni idea del formato con el que presentaremos el 9 de diciembre el paquete de proyectos que tratamos en el Consejo”, reveló un integrante del cuerpo a este medio.
Una importante fuente precisó ante Infobae que en el cronograma ideal del oficialismo figura como prioridad para el mes de diciembre, en el período que irá del 10 al 31, la sanción de la previsión del cálculo para el año próximo y la Ley de Glaciares, una demanda directa de los mandatarios provinciales para ampliar las áreas habilitadas de explotación.
El tratamiento de la Ley de Leyes incluirá el debate por el proyecto de presunción de inocencia fiscal para discutir modificaciones en el régimen general y a blindar la normativa simplificada del Impuesto a las Ganancias. La idea es incrementar el umbral para fraude fiscal, reducir los plazos de prescripción tributaria y crear el régimen de declaración jurada de Ganancias, entre otros puntos.
El proyecto de “modernización” laboral es otro de los caballitos de batalla del mandatario libertario que, en una faceta más realista, espera para diciembre poder conquistar la media sanción en la Cámara de Senadores, por la que ingresará al Congreso Nacional. El tratamiento en la Cámara Baja quedará para el segundo llamado previsto para finales de enero de 2026 hasta el mes de febrero. También quedará para esa fecha la reforma tributaria y la actualización del Código Penal, ya casi listo para girar al Congreso Nacional. En esta última modificación, varias voces del Gabinete coinciden en que demandará “mucho tiempo”. “Puede incluso que se termine tratando en el periodo ordinario porque va a llevar meses”, deslizaron por los pasillos de Casa Rosada.

Con esa idea en mente, el oficialismo aceite el mecanismo para concretar el armado de las comisiones, en especial la de Presupuesto y Hacienda, Asuntos Constitucionales y Legislación Penal para iniciar con el tratamiento de los mencionados proyectos. En paralelo, el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, quien logró arrebatarle a Unión por la Patria la primera minoría legislativa y consolidar un bloque de 95 diputados, y la jefa de bloque de La Libertad Avanza en el Senado, Patricia Bullrich, refuerzan los contactos a la pesca de nuevos acompañamientos.
La exministra de Seguridad se mostró optimista por la nueva composición del Congreso, con los desembarcos de los electos libertarios el pasado 26 de octubre e hizo pública su nueva misión. “Las cosas ahora van a cambiar porque somos una mayoría importante en la Cámara y vamos a lograr sacar todas las leyes que el Ejecutivo está mandando. Tenemos que sacar la reforma laboral y el Presupuesto, eso es lo que nos importa”, confesó en declaraciones a Radio Rivadavia, y expresó: “Ya estamos hablando con todos. Hoy no es fácil conseguir trabajo en la Argentina. Tenemos que volver a esa realidad. No lo vamos a hacer de un día para otro, pero sí con una ley que cambie las condiciones laborales actuales”.
A un kilómetro y medio de distancia, en Balcarce 50, Manuel Adorni y el ministro del Interior, Diego Santilli, replican la tarea y canjean soluciones a conflicto provinciales menores por porotos en el anticipado cálculo legislativo. Luego de entrevistarse con 17 de los 20 gobernadores aliados de la administración libertaria, alistan los detalles para completar el número antes del 10 de diciembre.
Este viernes, a las 9.30, el tándem federal recibirá al pampeano, Sergio Ziliotto, y ultiman detalles para hacer lo propio con Claudio Poggi (San Luis) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe), con quienes ya establecieron contactos. Al término, definirán si incluyen a los cuatro peronistas Axel Kicillof (Buenos Aires), Ricardo Quintela (La Rioja),Gildo Insfrán (Formosa) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego) a las reuniones.
POLITICA3 días agoEl irónico cruce entre Florencia Carignano y Virginia Gallardo por su vestimenta en la jura de Diputados
CHIMENTOS3 días agoLuto en la ficción, murió a los 45 años una de las actrices más queridas tras luchar contra el cáncer: «Criscilla Anderson»
POLITICA23 horas agoEl curioso sticker pegado en uno de los aviones F-16 y la explicación oficial: “En honor al Presidente”


















