POLITICA
El trasfondo tenso del saludo entre Milei y Lula, la advertencia sobre el Mercosur y los nuevos acuerdos clave

El presidente Javier Milei cerró este jueves su presidencia pro tempore del Mercosur en una cumbre celebrada esta mañana en el Palacio San Martín, sede de la Cancillería Argentina. Bajo un férreo operativo que se extendió por tres cuadras en la periferia del edificio, el mandatario recibió a los jefes de Estado Miembro y Asociados del bloque regional y cerró los avances negociados en los últimos meses por todos los países.
Milei fue recibido a las 9:20 de la mañana en la puerta del Palacio por su canciller Gerardo Werthein. Instantes después fueron arribando los distintos mandatarios y representantes de los integrantes del bloque, con los que se fue saludando con mayor o menor efusión, según el caso.
Recibiéndolo con abrazos y risas, se notó nítidamente la sintonía que Milei tiene con el paraguayo Santiago Peña, con quien tiene la relación más estrecha de todos los países que forman el Mercosur. Fue más modesto con el boliviano Luis “Lucho” Arce y el uruguayo Yamandú Orsi, ambos más cercanos ideológicamente al brasileño Lula da Silva.
La atención estaba centrada, justamente, en el saludo de Milei y Lula, sucesor como presidente pro tempore del bloque. Pesaba lo que había sucedido en el G20 de Río de Janeiro el año pasado, cuando ambos mandatarios mantuvieron un muy frío saludo. A un año y medio de haber asumido, el argentino todavía no tuvo una bilateral con su par de Brasil. Tampoco lo cree necesario, ya que delega las negociaciones estratégicas a sus funcionarios.
Lula fue el último funcionario en llegar, algo que estaba asentado en el cronograma del evento. Menos previsto era que se produjera un pequeño momento de tensión al momento de su llegada, el cual fue visto por todos en la transmisión oficial del evento.
Tan sólo al llegar y subir las primeras escalinatas del Palacio San Martín, Lula se detuvo junto a su canciller Mauro Vieira. Desde abajo, sus fotógrafos le gritaron que espere porque el personal de protocolo de Milei no los quería dejar pasar. Presidencia había establecido que los cámaras de las delegaciones podían sacar fotos en la tradicional Foto de Familia con todos los mandatarios y al comienzo de la Sesión Ordinaria, pero no en la foto individual con Milei.
Lula está acostumbrado a que sus fotógrafos estén presentes en este tipo de ocasiones y no le gustó la situación, por lo que se “empacó” unos minutos y no siguió subiendo para encontrarse con Milei. Habiendo pasado más de dos minutos, quien salió del salón donde se encontraba el Presidente fue el canciller Werthein, quien se encontró con Lula y logró llevarlo para el saludo.
El saludo entre Milei y Lula fue seco. Tenso, como se preveía. El argentino no atinó a esbozar una sonrisa en la foto oficial, mientras que el brasileño hacía gestos de cierto nerviosismo con la mano para pasar el momento de incomodidad. Con el paso de los segundos, ese clima comenzó a ablandarse y el libertario se tomó licencia para hacerle un comentario en tono jocoso. Ambos se despidieron estrechándose las manos. En el balance, fue mejor que el que se dieron en la Cumbre del G20.
Los consensos alcanzados en el Mercosur
Javier Milei encabezó la LXVI Cumbre del Mercosur y Estados Asociados y presentó un balance de la presidencia pro tempore de Argentina, delineando una agenda de reformas orientadas a la apertura comercial, la flexibilización arancelaria y la cooperación en seguridad regional; todos asuntos que buscó capitalizar como propios, marcándolos como un “cambio de paradigma” en el bloque.
A pesar de que el libertario reniega de las instancias multilaterales, Milei consideró que el diálogo y las conversaciones de todas las delegaciones sirvieron para mutar de “un Mercosur que de mercado y de común tenía poco” a “un bloque más libre en el que cada país pueda aprovechar sus ventajas comparativas”.
Uno de los anuncios centrales fue la conclusión de las negociaciones del Acuerdo de Libre Comercio entre el Mercosur y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), que se firmará en agosto en Brasilia. Además, se informó sobre avances en las negociaciones con Emiratos Árabes Unidos, la profundización del tratado con Israel y el acuerdo preferencial con la India, así como el inicio de conversaciones con El Salvador, República Dominicana y Panamá.
En el ámbito de la seguridad, Milei reiteró la urgencia de combatir el crimen organizado y el narcotráfico. “Propuse la creación de una Agencia del Mercosur contra el delito organizado transnacional. Se trata de un recurso que no puede esperar. Necesitamos actuar de forma urgente. No estancarnos en declaraciones ni dudas. Tenemos que transformar en hechos los compromisos asumidos por nuestros gobiernos”, señaló.

Todos estos asuntos lograron ser acordados entre espacios relativamente antagónicos en el Mercosur, configurados por dos polos: uno de Argentina y Paraguay y otro por Brasil, Bolivia y Uruguay. Sin embargo, la Casa Rosada no pudo colar en el documento final una fuerte denuncia contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela; por lo que Milei aprovechó su alocución para hacer mención al tema.
“Tampoco podemos hacer la vista gorda con los numerosos casos, de detenciones ilegales en Venezuela. Se trata de personas privadas de su libertad en violación de cualquier tipo de derecho y exigimos su pronta liberación; en particular, reiteramos nuestro firme reclamo por la inmediata liberación del Gendarme argentino Nahuel Gallo”, señaló el jefe de Estado.
Para finalizar su discurso, Milei aludió a la próxima presidencia de Lula. “Esperemos que acompañen nuestros pasos”, marcó, y deseó que para cuando Argentina vuelva a tener el liderazgo pro tempore del bloque, estos objetivos mencionados se pudieran concretar.
Sin mencionarlo explícitamente, el argentino ratificó que no buscará irse del Mercosur, algo que, de por sí, ya era prácticamente imposible porque para ello se precisa una ratificación parlamentaria de dos tercios. Aun así, dijo que si sus cambios se retrotraen, ahí sí pensará en irse o vaciar las funciones de Argentina en el bloque.
“Si los socios del bloque prefirieran resistir, persistir en un camino que no nos ha resultado, entonces tendremos que insistir en flexibilizar las condiciones de sociedad que nos unen. Emprenderemos el camino de la libertad, y lo haremos acompañados o solos, porque – como ya he dicho – Argentina no puede esperar”, concluyó.
POLITICA
Presupuesto: la oposición insiste en apurar el dictamen y espera gestos concretos del Gobierno para negociar

Después de las elecciones del domingo próximo, el Gobierno se someterá a la primera prueba que permitirá saber hasta qué punto sus promesas de mayor apertura y diálogo son sinceras. Esa primera prueba será el proyecto de presupuesto 2026: los bloques opositores reclaman modificaciones e insisten en apurar para el 4 del mes próximo el dictamen en la Cámara de Diputados, a menos que el presidente Javier Milei se comprometa antes de esa fecha a firmar el decreto de convocatoria a sesiones extraordinarias a partir de diciembre.
Los diputados que responden a los seis gobernadores de Provincias Unidas desconfían de los cantos de sirena del oficialismo. Por eso exigen un gesto concreto de su voluntad de negociar el texto que envió el Poder Ejecutivo para que el Congreso lo apruebe antes de fin de año. El mensaje parece dirigido al asesor presidencial Santiago Caputo quien, en los últimos días, activó un acercamiento con legisladores de esa bancada; de hecho, ya se presenta ante ellos como su principal interlocutor, un papel que, en teoría, debería ejercer el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien recela de Caputo por la cada vez mayor injerencia en su área.
Lo cierto es que, más allá de quién sea el negociador de parte del Gobierno, los opositores se muestran duros. Reclaman que antes de discutir números, el Gobierno cumpla con las tres leyes que Javier Milei promulgó pero no aplicó: la emergencia en discapacidad, el financiamiento universitario y los fondos para el hospital Garrahan.
Desde Provincias Unidas sostienen que es plausible arribar a un presupuesto con equilibrio fiscal para el año próximo aun considerando el gasto que conllevan estas tres iniciativas. Eso sí: el Gobierno debería sacrificar la pauta de superávit de 1,5 punto del PBI que calculó en el proyecto que envió al Congreso. “Es una estimación mentirosa y el oficialismo lo sabe”, responden los opositores.
A su juicio, estas tres leyes que el Gobierno se resiste a aplicar tienen un impacto fiscal de solo 0,5 del PBI. “Nuestra propuesta agrega una décima más (es decir, 0,1 del PBI) para asegurar la transferencia de los fondos a las cajas previsionales de las provincias no transferidas a la Nación y que este Gobierno no gira”, explica Nicolás Massot (Encuentro Federal), vocero de la posición de los gobernadores.
En resumidas cuentas, en el boceto de presupuesto alternativo que elabora esta bancada se prevé un superávit fiscal de 0,9 puntos del PBI para 2026, menor al que pretende alcanzar Gobierno. Ahora bien, ¿estará dispuesto el presidente Milei a sacrificar 0,6 puntos del PBI de superávit para aumentar el gasto corriente, como piden los opositores?
“Como señal de gobernabilidad es preferible tener un presupuesto aprobado por amplia mayoría aunque tenga una previsión menor de superávit fiscal que un presupuesto dibujado. Nadie cree que el año próximo el superávit sea del 1,5% del PBI”, señalan.
Lo cierto es que, hasta ahora, el oficialismo ha dado señales contradictorias frente a los planteos opositores. Tras la primera reunión de acercamiento que se celebró el lunes pasado con el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, los bloques opositores se retiraron con aire de fastidio. El funcionario, que concurrió acompañado del vicejefe de Interior, Carlos Rolandi, insistió en que el superávit fiscal es innegociable. El encuentro no duró demasiado; no había puntos de encuentro entre las partes.
Empero, anteayer el oficialismo mostró una mayor flexibilidad y dejó trascender que el podría aceptar un texto alternativo siempre que preserve el superávit primario y financiero. La brecha entre ambos proyectos, subrayaron, deberá cubrirse con la porción no indexada del gasto: partidas variables que no incluyen jubilaciones, educación, seguridad ni salud.
Los voceros oficialistas añadieron que su objetivo es intentar discutir un texto común con la composición actual de la Cámara baja, pero con la nueva en el Senado. Pretenden, así, recortar el margen del peronismo, que podría condicionar la discusión. El debate, con este cronograma, se extenderá a las sesiones extraordinarias.
“La semana que viene seguiremos las negociaciones con las propuestas que nos acerquen las distintas bancadas”, se entusiasma el presidente de la Comisión de Presupuesto, Bertie Benegas Lynch. Los opositores desconfían. Aún tienen fresca en la memoria el desplante del oficialismo cuando, de manera intempestiva y al filo del cierre de las sesiones ordinarias, clausuró el debate del presupuesto 2025 y prorrogó por segunda vez la ley de 2023. “Ver para creer”, insisten.
cumpla con las tres leyes,l oficialismo mostró una mayor flexibilidad,Laura Serra,Cámara de Diputados,Conforme a,Cámara de Diputados,,Manuela Castañeira. “Mi mayor intención es llegar al Congreso y hacer un escándalo nacional en defensa del salario”,,Giro. El oficialismo acepta negociar el presupuesto 2026 en los términos de la oposición,,Dictamen aprobado. Primer paso en Diputados para que el deporte de alto rendimiento se financie restituyendo un impuesto
POLITICA
Gisela Scaglia cerró su campaña en Rosario con el apoyo de Maximiliano Pullaro

El clima de Rosario se impregnó de expectativa y fervor político este jueves, ya que al acto de Javier Milei en la ciudad, se sumó el cierre de campaña de Provincias Unidas, el frente que busca consolidar una alternativa federal en las elecciones legislativas nacionales. Ante más de 3.000 asistentes en el Bioceres Arena, la vicegobernadora de Santa Fe y primera candidata a diputada nacional, Gisela Scaglia, encabezó el evento junto al gobernador Maximiliano Pullaro, reivindicando el protagonismo de la provincia en la producción nacional y marcando distancia tanto de las propuestas libertarias como de los referentes kirchneristas. El encuentro coronó semanas de recorridas y actos en distintas ciudades, reforzando la apuesta del espacio en la antesala del 26 de octubre.
Desde el escenario y con arengas, Scaglia convocó a la militancia y a los vecinos a “romper la grieta” y apostar por un modelo político que ofrezca alternativas reales a la polarización nacional. “Hoy, acá en Rosario, les digo: somos el equipo de la invencible provincia de Santa Fe, la provincia que se anima a todo, que le demuestra a la Argentina que se pueden hacer las cosas de otra manera”, afirmó la dirigente. Remarcó que el domingo electoral debe ser una jornada decisiva para que “gane Santa Fe”, posicionando a la lista como la voz de un interior productivo que demanda atención y recursos en la discusión nacional.
“No nos vamos a dejar imponer dos modelos que se discuten desde Buenos Aires. Somos el frente que va a poner el próximo presidente de la República Argentina”, exlamó.
La vicegobernadora trazó un contrapunto tajante frente a los principales espacios rivales. “Somos distintos: no nos robamos la obra pública como hicieron los kirchneristas, pero tampoco la abandonamos como hizo La Libertad Avanza, que no hizo un solo kilómetro de ruta en nuestra provincia”, subrayó. Se refirió al compromiso con obras y servicios en territorio santafesino como muestra de gestión diferenciada e insistió en la responsabilidad de impulsar la agenda productiva y el desarrollo local, lejos de la confrontación estéril.
El tema de la seguridad ocupó un lugar central en el discurso de Scaglia. Rememoró las etapas más críticas de violencia en la ciudad y los desafíos asociados al narcotráfico. “Cuando Rosario sangraba y lloraba, asumimos el compromiso de devolverle la paz, de terminar con un modelo garantista que protegía a los delincuentes y dejaba a las víctimas encerradas. Peleamos contra las mafias con coraje y sacrificio”, señaló. Ratificó que el frente será “antikirchnerista en el Congreso”, con la misión de defender la república y custodiar tanto los intereses santafesinos como los del país. En su cierre, reiteró: “El kirchnerismo nunca más va a gobernar la Argentina”.

La intervención de Pullaro reforzó el tono federalista y el rechazo a los modelos políticos centralizados. “No nos vamos a dejar imponer dos modelos que se discuten desde Buenos Aires. Por un lado, están los que fundieron a la Argentina y dejaron a Rosario librada al narcotráfico. Estábamos solos, con un intendente al que le decían que los narcos habían ganado y que no se podía hacer nada, cuando la gente tenía miedo de salir a la calle. Y por el otro lado, están los que desde Buenos Aires, hace apenas dos años, prometían dolarizar la economía -algo que no comparto ni quiero- y hoy parece que están llenando de pesos a Estados Unidos. Empiecen a gestionar, empiecen a trabajar. Arreglen las rutas, apuesten por el campo, por la industria. Laburen para levantar este país”, expresó el gobernador de Santa Fe.
Frente a la multitud, Pullaro destacó la necesidad de defender a Rosario y a toda Santa Fe a partir de una agenda centrada en la producción, la infraestructura y la defensa del interior frente a las decisiones nacionales. “Vamos al Congreso de la Nación a defender la ciudad más linda, la capital del interior productivo, a defender a la Provincia Invencible de Santa Fe. Este domingo vamos a demostrar que acá le ponemos la lápida a la grieta, y que avanzamos hacia un país con los valores de Provincias Unidas”, insistió.
Durante el acto también tomaron la palabra referentes como Pablo Farías, segundo candidato a diputado nacional por Provincias Unidas, quien destacó: “Esta provincia, junto con otras, tiene que llevar su voz al Congreso de la Nación, tiene que hacerse escuchar en Buenos Aires. No para quedarnos allá, sino para decirles que si no miran el país como lo miramos desde el interior, si no hacen las cosas como las hacemos acá, la Argentina va a seguir siendo ese país que le ruega a Estados Unidos por los recursos que nosotros mismos podemos producir”. Junto a él, participaron el resto de los integrantes de la lista: Melina Giorgi, Rogelio Biazzi, Natalia Corona, Fabián Peralta, Nadia Doria, Jorge Paladini y Betina Florito.

El intendente de Rosario, Pablo Javkin, se sumó al llamado colectivo y remarcó la necesidad de que Provincias Unidas logre un triunfo electoral para “recuperar la esperanza y mirar al futuro con optimismo”.
El cierre de campaña en el Bioceres Arena fue el corolario de una agenda federal impulsada por un bloque de gobernadores que incluye a Martín Llaryora (Córdoba), Gustavo Valdés (Corrientes), Ignacio Torres (Chubut), Carlos Sadir (Jujuy) y Claudio Vidal (Santa Cruz). Todos confluyen en una propuesta programática que prioriza producción, obra pública, energía, minería y agro como claves para el desarrollo nacional, convirtiendo el proyecto santafesino en un actor determinante de la discusión política de cara a un país que atraviesa profundas transformaciones.
POLITICA
A las urnas, con apenas un par de certezas

La lista de certezas con las que los votantes comunes tanto como expertos en política, finanzas y opinión pública llegan a las elecciones del domingo es notablemente corta para unos y otros. Así como es de larga (casi infinita) la de las incertidumbres. La previsibilidad, no solo sobre resultados electorales, sigue siendo altamente deficitaria en la Argentina.
En el plano dominante de las previsiones electorales hay apenas dos certezas y tres semicertezas centrales frente a un océano de dudas.
Lo primero que se sabe que ocurrirá es que habrá más cambios en el gabinete que el que ya ocurrió esta semana y que La Libertad Avanza (LLA) aumentará su representación parlamentaria con legisladores propios y no prestados (o alquilados). Como contrapartida, se da por hecho que el oficialismo volverá a quedar lejos del número mínimo para alcanzar mayorías propias y tener quorum para iniciar sesiones.
Entre lo que tiene altas probabilidades de ocurrir asoma que LLA podría atribuirse un triunfo (acotado) en la suma de votos de todo el país, al menos, formalmente, por ser la única fuerza con representación unívoca en todo el país. Claro que el porcentaje final estaría muy lejos del 56% que en el balotaje de 2023 hizo presidente a Javier Milei, así como, por ende, de la suma de los votos que en la primera vuelta lograron LLA y Pro, que ahora van en alianza en las provincias donde se concentra la mayoría del padrón electoral.
Eso le garantizaría, sí, tener un tercio propio en Diputados para sostener los vetos que Milei pueda disponer de leyes contrarias a su proyecto. Lo mínimo indispensable.
Aquella suma formal de votos por fuerzas de igual denominación es la que publicitará el Gobierno, y por eso intentó (aunque sin éxito en la Cámara Electoral) difundir oficialmente un resultado nacional, cosa que no se había hecho antes.
Sin embargo, varios analistas hilan más fino y dicen que la comparación debe hacerse contra el panperonismo, es decir, con lo que acumulen las listas porteña, bonaerense y de otros once distritos del frente Fuerza Patria más las expresiones cercanas en las demás provincias, donde llevarán otra denominación. En ese escenario, la mayoría de las últimas mediciones dan un escenario no tan favorable para el Gobierno.
Pero eso será parte de la guerra de narrativas que empezará el domingo por la noche y no una discusión aritmética. Al menos, hasta que no empiece a sesionar el Congreso con la nueva composición, el próximo 10 de diciembre. Todas especulaciones alejadas de las preocupaciones de la mayoría de la sociedad, pero muy relevantes para los tomadores de decisiones económico-financieras.
Por lo pronto, también es un hecho que el Gobierno dice conformarse, y el mercado parece haberlo asumido, con alcanzar un 35% de los votos nacionales, a pesar de que hasta hace solo tres meses se jactaba de estar en condiciones de reunir un 45%. Pero pasaron cosas. Demasiadas.
En la lista de calamidades para el Gobierno (la mayoría autoinfligidas) sobresalen el escándalo por las presuntas coimas en la Agencia de Discapacidad que salpicaron (otra vez) a Karina Milei; el del financiamiento por parte de un extraditable vinculado con el narcotráfico al ahora exprimer candidato bonaerense libertario José Luis Espert, y la escalada imparable de dólar, a pesar de los misiles verdes que disparó el Tesoro de los Estados Unidos.
A eso se agrega el combo de impactos negativos de la política económica en la actividad, el empleo y los ingresos. Nada que pudiera pasar inadvertido (y no pasó) para la mayoría de los ciudadanos, de los cuales no se sabe cuántos se convertirán en electores este domingo.
“Estamos advirtiendo una doble transición en el imaginario social de la opinión pública argentina La primera, comienza a exigirle al Gobierno que transite del ajuste a las ‘ventajas sociales’ de la estabilización. ¿Cuál es el modelo de prosperidad (producción y consumo) de la economía mileísta?”, señala Federico Zapata, politólogo y director de la consultora Escenarios.
“La segunda transición, es, luego del año de escándalos de corrupción, una exigencia al Milei influencer para parir un Milei político, capaz de construir un gobierno con prácticas que lo diferencien de las viejas prácticas del sistema que vino a combatir. Las dos transiciones implican preguntas sobre Milei y su liderazgo ¿Está en la genética política de ese liderazgo la posibilidad de evolucionar?”, concluye Zapata, sobre la base de una flamante encuesta que lleva por título “La sociedad argentina va a las urnas, ¿qué sociedad?”.
Ese trabajo muestra una mayoría de semáforos en rojo para el Gobierno tanto en lo económico como en la política y en la dimensión ética.
No obstante, eso puede tener un correlato relativo en las urnas y ser menos negativo para el Gobierno que lo que podría presumirse. Como de lo que se trata es de elegir entre las opciones que existen, no sobre ideales, se pondera que la oposición tiene, por un lado, un actor dominante, que es el ya muy desgastado kirchnerismo, y, por el otro, hay una fragmentación extrema.
La gran duda, entonces, es cuánta expectativa a futuro sigue generando el Gobierno. Dado que la caída de las expectativas a lo largo de 2025 ha sido significativa en casi todas las encuestas, la pregunta es cuánto de lo que ha perdido se traducirá en votos a otras fuerzas o en abstenciones.
En distintos niveles, las consultoras Isonomía y Poliarquía han registrado en el último mes una leve recuperación en esa materia después de una sostenida caída (también de la imagen del Gobierno y de Milei) en los tres meses anteriores. Sin embargo, lejos están de haber vuelto a los indicadores más favorables de los primeros meses de 2025.
Así, la expectativa de una participación superior al 60%, que no se alcanzó en promedio en las nueve elecciones provinciales previas, alienta al Gobierno, y por eso el Presidente y sus estrategas llamaron a votar. Pero eso está en discusión.
“Hay que ver cómo votarían ahora los que votaron a Milei en 2023 y no fueron a votar este año porque no querían castigarlo, pero tampoco premiarlo. Es un arma de doble filo”, explica un consultor electoral al que escuchan en despachos importantes de la Casa Rosada.
Lo cierto es que los encuestadores y analistas se encuentran con otro factor que los complica aún más. A la bajísima tasa de respuesta y a la incalculable variable “presentismo” se les suma que los escenarios provinciales y el nacional no necesariamente correlacionan. “Cuando bajás a las provincias, ves que en la suma a LLA le va peor, pero cuando hacés una muestra de todo el país, mejora”, explicaron dos de los más respetados encuestadores.
En ese contexto cobra más valor la elección en la provincia de Buenos Aires, cuyo resultado entra en el rubro de las semicertezas. Se prevé, mayoritariamente, que la lista violeta-amarilla sufriría otra derrota a manos del perokirchnerismo, aunque por una diferencia menor a los 14 puntos (tal vez en torno a algo más de la mitad de ese porcentaje) que se registró en los comicios provinciales del 7 de septiembre pasado, que profundizaron la inestabilidad y la incertidumbre en todo el país y en casi todas las dimensiones.
La permanencia en las boletas de la cara del caído Espert suma otra incógnita, a pesar de que en los simulacros hechos por algunas consultoras con y sin esa gastada imagen hubo apenas leves variaciones.
Lo cierto es que, ahora, cualquier dígito por encima de aquel piso nacional del 35% al que dicen aspirar Milei y los suyos hará descorchar espumantes, mientras que cualquier decimal por debajo abrirá nuevas incertidumbres. Nada puede ni debe descartarse.
En ese plano adquiere mayor relevancia una variable subjetiva: cómo metabolizará el resultado el propio Milei.
El extremo personalismo decisionista que caracteriza a esta gestión y la volatilidad emocional que suele mostrar el Presidente abren un sinfín de preguntas, tanto que un colaborador presidencial llegó a decir: “Prefiero pronosticar el resultado electoral, hasta con decimales, antes que decir cómo reaccionará Javier el domingo por la noche”. Tanto la asimilación moderada de un éxito (aunque sea relativo) como la tolerancia ante un fracaso son factores cruciales. Los antecedentes motivan el escepticismo de los observadores.
El inusual anticipo presidencial de que hará más cambios en el Gabinete que los que estará obligado por el seguro pase al Congreso de Patricia Bullrich y Luis Petri, más la renuncia anticipada de Mariano Cúneo Libarona, abrió un sinfín de especulaciones. El propio Milei admitió que el perfil y la magnitud de la renovación dependerán del resultado.
La decisión adoptada ayer, de anunciar el llenado de la vacante en la Cancillería que dejó el renunciante Gerardo Werthein, aún antes de que se efectivice –el lunes– su salida, dejó algunas pistas.
En primer lugar, expresa la intención de fortalecer al ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, al que reporta e integra su núcleo íntimo el ahora futuro ministro de Relaciones Exteriores Pablo Quirno. Ese también es un mensaje a los agentes económicos y, sobre todo, a los Estados Unidos, donde Quirno fue uno de los actores centrales del operativo rescate que terminó en la intervención trumpista.
Por otra parte, se interpreta como un empate para el polémico asesor Santiago Caputo, hoy en el centro de las feroces disputas internas del oficialismo. El sobrino no fue premiado con el ascenso de un agente de “las fuerzas del cielo”, que responden a él, como el integrista secretario de Culto, Nahuel Sotelo, ni la Cancillería reforzaría su papel de agente de la batalla cultural. Sin embargo, al mismo tiempo se alinearía la política exterior oficial con la política exterior paralela que venía ejecutando el gurú, enfrentada abiertamente con lo que hacía Werthein.
La designación, por otra parte, abre una gran incógnita para un sector muy influyente, que venía siendo protegido de los embates norteamericanos por el saliente canciller, como son los laboratorios nacionales. Ideología, intereses y negocios suelen solaparse, más cuando las discusiones se desarrollan en tablero internacional. No siempre confluyen. Y será otra de las incógnitas por resolver.
Lo que sí es seguro es que, más allá de su pasado como funcionario de Pro, para el macrismo la designación de Quirno no es señal de ninguna apertura. Por el contrario, cerca de Macri lo consideran un bloqueo mileísta de ese lugar para que no sea parte de las discusiones por los que se abrirían a partir del domingo.
“Claramente, no tiene nada que ver con Pro. Por más que es otro del equipo de Toto [Caputo] que trabajó con nosotros, no hay que considerarlo distinto de lo que hicieron hasta ahora. Jamás dijeron que el nombramiento de Toto y su equipo respondía a un alineamiento con Pro. Es más del mismo modus operandi. El lunes veremos si están para hacer un cambio en serio en su organización, terminar con esa interna estúpida y convocar gente con capacidades más diversas”, le habría dicho Macri a un allegado que lo consultó. No suena muy auspicioso.
De tal manera, si el resultado del domingo está plagado de falta de certezas, el día después asoma mucho más incierto. Tal vez, como nunca.
Mucho más si, como dijo el Presidente y repiten sus allegados, en otra de sus apuestas extremas, lo que está en juego es la suerte del rumbo del país y del propio gobierno. Durante este año, esa temeridad no lo ha salido bien.
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