Cuando ya habían pasado las críticas al rumbo económico del Gobierno de Milei y a la ministra de Seguridad, Cristina Kirchner mandó un segundo mensaje al banderazo que la militancia armó en su defensa en Parque Lezama. En ese bis, la expresidenta hizo un pedido especial. «No vengan para acá, que están los cabezas de tortuga», pidió Cristina, después de que la Justicia le advirtiera que su prisión domiciliaria no puede alterar la tranquilidad en el barrio de Constitución, donde está su departamento.

Pocos minutos habían pasado de las 18 del viernes cuando la exvice, desde su casa de San José 1111, culminaba su mensaje grabado para la militancia que se congregó en el parque del sur porteño. Había aproximadamente seis mil personas que la escuchaba atentamente, cuando decidió hacer un pedido cargado de lógica: que los militantes, una vez terminado el acto, no se dirigieran hacia su casa, en Constitución, sino que desconcentren pacíficamente y hacia otro rumbo.

«Como hicimos una cosa muy linda en ese lugar tan lindo, nos despedimos ahí. No vengan para acá, que están todos los cabezas de tortuga con los (dispositivos) celulares y toda esa cosa de escudos y cosas feas«, dijo Kirchner, con un calificativo lleno de sorna para hablar de la Infantería de la Policía Federal que, desde temprano, desplegaba un operativo de seguridad -con vallado incluido- en San José 1111.

Más allá del pedido puntual para evitar aglomeraciones esta misma tarde, la solicitud de Cristina fue para reorganizar a la militancia que hasta hoy mismo, con intermitencias, se convocó debajo del balcón de su departamento, para prodigarle su apoyo y esperar el saludo de la expresidenta.

El departamento de la calle San José es donde se encuentra recluida Cristina Kirchner desde que el martes de la semana pasada la Corte dejó firme su condena a seis años de prisión, además de inhabilitarla a ejercer cargos públicos. Fue, también desde entonces, un punto de peregrinación para sus seguidores, que armaron choripaneadas, cortaron la calle y colgaron banderas.

En las últimas horas, la Justicia llamó la atención sobre el cumplimiento de las tres condiciones que le pusieron a Cristina para mantener el beneficio de la prisión domiciliaria. Una de esas reglas de conducta indica que «deberá abstenerse de adoptar comportamientos que puedan perturbar la tranquilidad del vecindario y/o alterar la convivencia pacífica de sus habitantes».

La situación hizo que la defensa de la exvice elevara un pedido de aclaración al TOF N°2 para saber si ella puede salir al balcón.

Este jueves, el tribunal respondió que le permite salir, pero le volvió a reclamar «el criterio, la prudencia y el sentido común suficientes” para no molestar a los vecinos. Fue en el mismo fallo que confirmó el uso de tobillera electrónica, una condición a la que Cristina se resistía.

Aunque Horacio Pietragalla, exsecretario de Derechos Humanos, estuvo en la esquina de San José y Humberto Primo para aclarar que este viernes Cristina no saldría al balcón, decenas de sus seguidores siguieron en el lugar y desde allí escucharon, a través de sus pantallas de teléfono, los mensajes de audio que la exvice mandaba desde su departamento a Parque Lezama.

Este viernes por la mañana, el Ministerio de Seguridad llevó a cabo un operativo de vallado en los alrededores de la casa de Kirchner para evitar nuevas concentraciones.

En esas circunstancias, la expresidenta pidió que el banderazo que promocionaron, entre otros, figuras de La Cámpora como Mayra Mendoza no se hiciera frente a su domicilio y se mudara a Parque Lezama, que dista a poco más de un kilómetro de allí.

La escena de la militancia en Parque Lezama, a juicio de la expresidenta, representó una imagen digna de retratar, y así se lo hizo saber a sus seguidores sobre el final del discurso, luego de pedirles que no fueran a su casa: «Quedémonos con la foto más linda, todos juntos en Parque Lezama. No va a faltar la oportunidad de un saludo o reencontrarnos de esta manera, tecnológica, porque hay cosas que traspasan a la máquina y transmiten buena onda».

Un tenor ameno el de esto último, teniendo en cuenta que apenas minutos antes había disparado fuertemente contra el Ministerio de Seguridad y, con especial ahínco, contra la ministra al frente de esa cartera, Patricia Bullrich. «Quiero contarles lo que pasó a eso de las tres de la madrugada, cuando me desperté por ruidos que, aparentemente, provocaban chapas en la calle. Esta vez fue la Policía Federal (PFA) comandada por Bullrich, esa mujer nefasta, capaz de cualquier cosa; su historial lo demuestra».

«Integró todos los gobiernos, todos, que provocaron grandes dolores al país y a los argentinos: el de De la Rúa, el de Macri y ahora, como frutilla del postre, el de Milei. Mamita, qué currículum», continuó.

Y siguió el embate, en términos netamente personales: «Bullrich lo hizo (apostar el operativo de la PFA en San José 1111) sin orden judicial y con el claro objetivo de provocar conflictos, que hasta ahora no han sucedido. Todas las manifestaciones de estos días, incluso la manifestación que desbordó la Plaza de Mayo y todas las del 18 de junio, fueron en paz y con respecto a la propiedad privada. Bullrich, al igual que Macri, quiere protagonismo porque es una gran fracasada y nunca llegó a ninguna parte, y generó dolor y daño».

Apenas un rato antes y desde Parque Lezama habló su hijo, Máximo Kirchner, que también apuntó contra el operativo de la PFA: «Vi otra vez cómo lamentablemente la ministra de Seguridad, en otro nuevo show, trata de ganar protagonismo que los votos nunca le dieron y mostrando nuevamente que puede defender cualquier tipo de ideas a lo largo de la vida, pero no cambia nunca su propensión a la violencia».

Luego, su madre, que seguía el embate, retrucó: «Podrán mandar guardias acá, la Gendarmería y la Prefectura, pero qué problema van a solucionar, si la gente no come policías ni tampoco a Cristina presa». Por lo pronto, a pesar de la presencia policial, fue la propia Kirchner la que disuadió a sus militantes de visitarla.