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Franco Bindi, apuntado por los audios de Karina: un abogado audaz que siempre se movió en las sombras del poder

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“Es un prostituto del poder, no distingue entre colores políticos. Trabajó mucho con el kirchnerismo, hizo cosas para el macrismo y tiene puentes con La Libertad Avanza”. La definición proviene de alguien que conoce casi todos sus secretos. Franco Bindi es abogado de profesión, pero sus ramificaciones hace tiempo exceden los pasillos de Tribunales. En la última década se transformó en empresario de medios y en un hombre influyente en el mundo de los servicios de inteligencia paraestatales. Aunque nunca perteneció a la SIDE de manera orgánica, tuvo y tiene relaciones con ese mundo. Sus vínculos trascendieron las fronteras: Bindi mantiene una estrecha relación con el chavismo y con el expresidente de Bolivia Evo Morales, a quien define como “un amigo”. También le adjudican lazos con Rusia e Irán.

“Ojalá tuviera todo el poder que dicen”, responde en la intimidad. Durante su intensa carrera, siempre se manejó en las sombras. Casi no se le conoce la voz. El lunes el Gobierno lo subió al ring. Lo acusan de estar al frente de la supuesta operación de inteligencia contra la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. Y sospechan que también tuvo que ver con la filtración de los audios de Diego Spagnuolo. Él niega todo. “Están desesperados”, le dijo esta semana a un interlocutor.

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Bindi, de 40 años, dio sus primeros pasos en la abogacía en el estudio de su padre, Gustavo, un histórico abogado laboralista y civilista, muy vinculado a la Uocra, que falleció durante la pandemia. Pronto se independizó como penalista. En esos años, el joven Franco mezclaba su tiempo entre la Facultad de Derecho y las canchas del Lawn Tenis Club, donde se probaba como jugador semiprofesional y hasta daba clases. En más de una ocasión se cruzó con Diego Hartfield, un extenista profesional que ahora compite como candidato por La Libertad Avanza en Misiones.

En el estudio familiar también empezaba su hermana menor, Emilia. La madre, en cambio, siempre se encargó de administrar las finanzas de la familia.

Su primer caso importante en Comodoro Py fue un juicio oral contra un exfuncionario del PAMI acusado de corrupción durante el gobierno de la Alianza. Su defendido terminó absuelto.

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Pero la causa que lo lanzó a los medios fue la de Leonardo Fariña, el arrepentido que tuvo en vilo al kirchnerismo durante el Gobierno de Mauricio Macri. El nexo entre ambos fue Maximiliano Mazzaro, un exjefe de la barra brava de Boca Juniors que estaba en prisión acusado de homicidio. Mazzaro y Fariña compartían pabellón en Ezeiza y entablaron una relación de confianza. Asesorado por Bindi, el barra salió en libertad. “Te voy a mandar a mis abogados para que te ayuden en tu causa”, le prometió el día que dejó la cárcel.

La relación entre Fariña y Bindi fue tensa desde el comienzo y la defensa técnica quedó a cargo de Giselle Robles, una abogada que lo acompañó en decenas de causas y ahora lo denuncia a través de las redes sociales.

En 2015, se registró la primera crisis. Fariña asegura que Bindi fue a la cárcel y le pidió cambiar su versión de los hechos. “Hablé con (Oscar) Parrilli. Hay que darle una mano a Lázaro y te van a dar una mano a vos para salir”, recuerda el arrepentido sobre aquella conversación. A través de un escrito, elaborado por sus abogados, Fariña aseguraba que el campo de Mendoza, por el que terminó condenado, en realidad era de Juan Carlos Molinari, y no de Lázaro Báez.

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Leonardo Fariña tuvo a Bindi como abogado, pero la relación terminó muy malArchivo

Fue una jugada sincronizada: el documento se presentó apenas unas horas antes de la indagatoria del empresario ante el juez Sebastián Casanello. La supuesta “ayuda” para Fariña nunca llegó y su situación judicial se agravó con la derrota de Daniel Scioli en las elecciones presidenciales de 2015. En cambio, Báez recibió una falta de mérito. Era solo el comienzo.

El nombre de Parrilli, por entonces a cargo de los servicios de inteligencia, no era el único que sobrevolaba en la vida de Bindi. “Franco me decía que tenía reuniones con (Juan Martín) Mena, con (José Luis) Vila, y con un tal Fernández de la AFI”, contó el arrepentido en más de un ocasión.

El quiebre se produjo en 2016, cuando Fariña decidió arrepentirse ante la Justicia. Bindi y Robles terminaron eyectados, en distintas etapas. Poco tiempo después, aparecieron defendiendo a Báez y a varios sus allegados. Fariña no dudó: lo habían traicionado.

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Cerca de Báez comenzó a aparecer Elizabeth Gasaro, una abogada con escasos recursos que respondía a Bindi. “Con Lázaro nos vamos a hacer millonarios”, festejó Bindi en una reunión en la que había varios testigos. Corría abril de 2016. El plan ya estaba en marcha. “Franco se le acercó a Lázaro para sacarle información y quedar bien con Cristina Kirchner”, dice esa misma fuente.

La pelea de Fariña con sus exabogados se reeditó en 2019, tras la denuncia del empresario Pedro Etchebest, cliente de Bindi en otra causa, contra Marcelo D’Alessio y el fiscal Carlos Stornelli, el mismo que ahora investiga el supuesto espionaje a Karina Milei. Aquella denuncia, con mucha repercusión mediática, era una operación para intentar voltear la causa de los Cuadernos.

En esa misma época, la abogada Gasaro protagonizó un escándalo en Comodoro Py cuando intentó, sin éxito, fotografiar a Stornelli junto a D’Alessio. “A pocos minutos de su llegada, el fiscal recibió un mensaje de D’Alessio: ‘Hay dos mujeres que trabajan en la SIDE sacando fotos’. La respuesta risueña del fiscal fue ‘sacale foto vos’”. El intercambio aparece en el libro “Erase una vez en Argentina”, del periodista Luis Gasulla.

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Por el juzgado de Dolores comenzaban a desfilar decenas de abogados. Robles aprovechó para denunciar que Fariña había sido guionado en la “ruta del dinero K”. Por ese hecho, Bindi terminó declarando como imputado ante el juez Alejo Ramos Padilla. Esa indagatoria terminó siendo un repaso de carrera como abogado y operador mediático. Aquel día mencionó a Lázaro Báez, a quien defendió en una causa radicada en Bahía Blanca, a Fariña, al espía Allan Bogado -acusado por el fiscal Alberto Nisman en la causa del Memorándum con Irán-, y al barra “Maxi” Mazzaro. También contó que defendió a dos funcionarios de Santiago del Estero en la causa Sueños Compartidos.

Bindi aprovechó como pocos la oleada de detenciones durante el gobierno de Mauricio Macri. En el pabellón “IRIC” de Ezeiza conoció a otros presos famosos como el empresario Cristóbal López, Roberto Baratta, y Daniel Pérez Gadín, el contador de Báez que desplazó a Fariña. El abogado asegura que nunca defendió a Cristóbal López. Pero hay vasos comunicantes entre los dos. Uno es Javier Raidan, flamante miembro de la Corte de Chubut.

El abogado denunciado por el Gobierno también fue contratado por Santiago del Estero en varias ocasiones. En 2014, cuando la gobernación estaba a cargo de la mujer de Gerardo Zamora, Claudia Abdala, la Fiscalía de Estado contrató a Bindi, a su hermana, al padre, y a Giselle Robles para “asesoramiento en temas legales” respecto de las causas que se tramitaban en la ciudad de Buenos Aires. El contrato se repitió, al menos, en 2016 y 2019, según registros públicos que aparecen en el Boletín Oficial de esa provincia.

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Como abogados de ese distrito, los Bindi intervinieron en un expediente judicial por un accidente trágico entre dos helicópteros oficiales. En las aeronaves viajaban ocho franceses y dos argentinos que trabajaban en la filmación de un reality para Discovery Channel. Nadie sobrevivió.

El funcionario de Santiago del Estero que contrató a Bindi durante todo esos años no dudó en contactarlo cuando estaba al borde de la muerte. En plena pandemia la llamó desde Brasil. Necesitaba un traslado urgente a Buenos Aires. El joven abogado no dudó y le mandó un avión sanitario.

En sus comienzos, Bindi también tuvo un breve paso por la función pública. Eran tiempos de Cristina Kirchner en el poder. Trabajó en el Ministerio de Planificación, donde reinaba Julio De Vido, tuvo un breve paso por Economía, y fue asesor de Gerardo Zamora en el Senado. “Le quedaba muy chico eso de ser empleado público”, recuerda uno de sus allegados ante .

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Bindi se topó con el mundo los servicios de inteligencia desde muy joven. Reconoce una amistad con Guillermo Alberdi, un exespía que litigaba en Tribunales y había tenido una destacada participación en el caso Coppola, como defensor de Samantha Farjat. La madrugada del 28 de octubre de 1996, Alberdi logró abrir el juzgado federal de Dolores y aportó una grabación que dio vuelta la historia. El abogado cumplía esa doble función, como tantos otros. “La planta de la SIDE llegó a tener casi 500 abogados asociados”, cuenta un letrado que conoce ese mundo oscuro.

Otro espía al que reconoce como amigo es Mariano Rimini Carol, con quien protagonizó su primer conflicto judicial serio. Ambos representaban a un hombre que estaba en litigio con su exmujer por la tenencia de su hija. En medio de esa disputa, decidió viajar a Brasil con la menor. La Justicia acusó a Bindi y a su amigo de colaborar con el cliente. El espía terminó detenido en la cárcel de Ezeiza por el delito de sustracción de menores. Dos años después, en 2013, Bindi fue acusado de aportar la documentación para cruzar la frontera y estuvo prófugo durante ocho meses. Se ocultó en la casa de un conocido y luego deambuló en alquileres temporarios. “Fue una causa noble, el que le quiera pegar por eso tiene mala leche”, dice un allegado.

La ficha de Interpol del tiempo en que Bindi estuvo prófugo

No es todo. Media docena de fuentes consultadas por aseguran que Bindi fue asesor en las sombras de Leopoldo Moreau en la Comisión Bicameral de Inteligencia. El abogado lo niega. También rechaza cualquier vínculo con Jaime Stiuso o Fernando Pocino, lo dos hombres fuertes de la SIDE en las últimas décadas. “En ese mundo, todo tiene que ver con todo; Franco siempre quiso ser alguien dentro de la SIDE”, responde un experto en inteligencia que conoce a todos los actores.

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Bindi admite por estas horas una relación de amistad con José Luis Vila, actual secretario de Asuntos Estratégicos, muy ligado a los servicios de inteligencia. La relación se quebró.

En los últimos días, la pareja de Bindi, la diputada Marcela Pagano, que entró por LLA y ahora está enfrentada al Gobierno, pidió ante la Bicameral de Inteligencia que se investigue si Vila tuvo alguna intervención en la filtración de los audios y hasta lo vinculó con la denuncia del fiscal Nisman por el Memorándum. No es un expediente más para el mundo de la inteligencia. “Es la única causa por la que Franco tenía miedo”, dice una de las personas que más lo trató en los últimos años.

Marcela Pagano, en una foto que subió a sus redes con Franco Bindi, su pareja

Bindi siempre se manejó en las sombras. La denuncia del Ministerio de Seguridad por los audios de Karina Milei lo expuso públicamente. Lo acusan del ser el “autor intelectual” de la operación “aprovechando sus relaciones en el mundo de los servicios y su presencia en los medios de comunicación”.

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Todavía no hay pruebas concretas sobre la ejecución de la maniobra. Si hay un “topo” en la Rosada, sigue activo. Tampoco hay elementos firmes sobre los vínculos de Bindi con Rusia o Irán. La denuncia apenas rescata publicaciones periodísticas que detallan los vínculos de su radio y el canal Extra TV, donde se difunden contenidos de BRICS TV o Telesur. Consultado por , Bindi aseguró que ya no tiene esos medios, pero no aportó documentación sobre el supuesto traspaso. “Le fue muy mal, perdía plata”, completó uno de sus allegados.

El diario Clarín reveló un documento enviado a una empresa rusa con sede en Uruguay denominada “Sputnik”, igual que la vacuna, para alquilar las instalaciones de la emisora a US$100.000 mensuales. Ese documento, de 2023, lleva la firma de la abogada Robles, como accionista de MH&FG SRL, la empresa donde aparece un misterioso empresario paquistaní. El acuerdo, coinciden todos los involucrados, nunca se concretó. Robles luego se distanció de Bindi y cedió su participación accionaria en esa firma. Solo mantiene un 10% de Mariv Media Partners SRL a través de su madre, Mirta Lucia Torres.

“Los de la Embajada rusa siempre estaban en el canal. Ahora se desligan por el escándalo, pero vínculos siempre hubo”, asegura una de las fuentes que conoce los últimos pasos de Bindi.

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Otro episodio que llamó la atención ocurrió en diciembre del año pasado. Pagano presentó una denuncia penal contra los agentes de tránsito que intervinieron en un control a dos rusos que trabajan en la embajada de ese país. Una respuesta en tiempo récord que llamó la atención. Bindi sigue negando cualquier acercamiento con el Kremlin.

En cambio, son públicos los vínculos con el Gobierno de Venezuela y con Pdvsa. Bindi suele visitar la embajada de ese país en Buenos Aires y asesora a funcionarios venezolanos en distintas causas.

Del vínculo con Evo Morales también hay registros. El expresidente de Bolivia se alojaba en una casa que le alquilaba Bindi a un amigo de su madre. Ese favor le costaba 3500 dólares mensuales.

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Franco Bindi, de pie, en un acto de Evo Morales cuando vivió en la Argentina

La operación de los audios se montó en plena campaña y reflotó las internas dentro del Gobierno. En el revuelo de acusaciones, a Bindi hasta lo vincularon con el asesor Santiago Caputo. El abogado afirma no conocerlo. También niega conocer a un abogado muy cercano a la hermana del Presidente.

No es la primera vez que Bindi es acusado por una maniobra de espionaje. Durante el Gobierno de Macri, lo vincularon a la filtración del blanqueo de Gianfranco, uno de los hermanos del entonces presidente. El juez de esa causa, Rodolfo Canicoba Corral, terminó deteniendo a varios empleados de la AFIP. También fue apuntado por el “Operativo Puf”: su nombre aparecía en las escuchas realizadas en la cárcel de Ezeiza. Todo quedó en la nada.


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Causa Cuadernos: se retomó el juicio y el tribunal evalúa la presencialidad en un proceso clave contra Cristina Kirchner

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Hoy a las 9.30 se retomó el juicio oral en la llamada causa de los Cuadernos de las Coimas, donde está imputada la expresidenta Cristina Kirchner. La primera audiencia fue la semana pasada, en la que se mencionaron duras acusaciones a la expresidenta: “Quedó demostrado que intervino en la asociación ilícita en carácter de jefa”.

Ahora se lleva a cabo la segunda -siempre de manera virtual- en medio del debate planteado para trasladar el juicio al formato presencial. Tanto la Cámara de Casación Penal como miembros del Consejo de la Magistratura solicitaron realizar cambios con audiencias presenciales y un ritmo más acelerado, con el objetivo de agilizar el avance del caso. Se estima que si continúa con el ritmo actual, el proceso podría durar más de tres años.

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Leé también: Causa Cuadernos: la Justicia evalúa tres lugares donde el juicio podría hacerse de forma presencial

El proceso prevé más de 600 testigos y casi 90 imputados, entre ellos la expresidenta. El máximo tribunal penal del país apunta a que el juicio avance con mayor regularidad y busca evitar demoras que prolonguen un proceso que lleva más de cuatro años desde su elevación a juicio.

Cristina Kirchner debió aparecer en cámara en el comienzo del juicio por la Causa Cuadernos (Foto: captura TN).

Según pudo saber TN, la Justicia ya evalúa algunos lugares para mudar el juicio de manera presencial. Uno de los sitios podría ser la sala donde se realizó el juicio por la causa AMIA, ubicada en los tribunales de Comodoro Py. Por la cantidad de involucrados en el proceso, también se puso en consideración Costa Salguero y Tecnópolis, teniendo en cuenta que dichos espacios pueden albergar a una gran cantidad de personas y son de fácil acceso en la Ciudad.

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Leé también: Causa Cuadernos: Casación pide que el juicio se acelere y que las audiencias sean presenciales

Todo esto se definirá el próximo martes, en la audiencia convocada por Casación a los integrantes del Tribunal Oral Federal N° 7, que lleva adelante el juicio. Los jueces Enrique Méndez Signori, Germán Castelli y Fernando Canero deberán llegar a un acuerdo para garantizar la celeridad del proceso.

Entre las alternativas que se pondrían sobre la mesa figura aumentar la frecuencia de audiencias a tres por semana, trasladarlas de manera presencial a una sala de Comodoro Py -probablemente la Sala AMIA- y reducir al mínimo la virtualidad. Casación ya había señalado en resoluciones anteriores que esa dinámica “podría afectar el derecho de defensa” y pidió revisar el cronograma para garantizar la inmediación entre jueces, imputados y testigos.

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Los principales puntos de la primera jornada

La fiscal general Fabiana León, que lleva adelante la acusación, advirtió que se trata de la investigación “de hechos de corrupción más extensa que se ha realizado en la historia judicial argentina”. León dijo que el expediente “es solo comparable a unas pocas a nivel mundial”, en un informe que presentó su fiscalía con un detalle del juicio.

Este jueves desde las 9.30 se retoma el juicio oral en la llamada causa de los Cuadernos de las Coimas, donde está imputada la expresidenta Cristina Kirchner. (Foto: REUTERS/Cristina Sille)
Este jueves desde las 9.30 se retoma el juicio oral en la llamada causa de los Cuadernos de las Coimas, donde está imputada la expresidenta Cristina Kirchner. (Foto: REUTERS/Cristina Sille)

La expresidenta sigue el proceso de manera virtual desde su lugar de detención domiciliaria, en San José 1111, donde cumple la pena de seis años de prisión por administración fraudulenta impuesta en la causa Vialidad y que la Corte Suprema dejó firme este año.

El presidente de la Unidad Información Financiera (UIF), Paul Starc,dijo en el inicio del juicio por los Cuadernos de las coimas que “nunca hubo un juicio de esta magnitud contantos elementos probatorios»y destacó el “gran trabajo por parte de la Justicia” en la Causa Cuadernos.

La investigación, que se inició en 2018 con el fiscal Carlos Stornelli y el juez Claudio Bonadio, reveló un presunto esquema sistemático de recaudación ilegal de fondos a cambio de contratos de obra pública por miles de millones de dólares.

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El origen de la causa

La causa Cuadernos comenzó con las anotaciones del chofer Oscar Centeno, quien registró detalladamente el supuesto circuito de coimas entre empresarios de la obra pública y funcionarios del gobierno durante las presidencias de Néstor Kirchner(2003-2007) y Cristina Kirchner (2007-2015).

Para la fiscalía, los acusados “integraron una asociación ilícita, que desarrolló sus actividades al menos desde el mes de mayo del año 2003 y hasta el mes de noviembre del año 2015, y cuya finalidad fue organizar un sistema de recaudación de fondos para recibir dinero ilícito con el fin de enriquecerse ilegalmente y de utilizar parte de esos fondos en la comisión de otros delitos”.

La investigación asegura que “el dinero era entregado alternativamente a los titulares del Poder Ejecutivo Nacional o sus secretarios privados en Uruguay 1306 y Juncal 1411, CABA –domicilio particular de Néstor Carlos Kirchner y Cristina Elisabet Fernández-, en la Residencia Presidencial de Olivos y/o en la Casa de Gobierno; parte de este dinero fue redistribuido o se realizaron pagos para otros funcionarios públicos”.

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Diego Santilli multiplica sus reuniones con gobernadores para destrabar el Presupuesto 2026

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A dos días de haber asumido formalmente como ministro del Interior, Diego Santilli mantiene una intensa agenda de reuniones con gobernadores de distintas provincias en un intento por sumar respaldo político al Presupuesto 2026 y a las reformas estructurales que el Gobierno de Javier Milei busca aprobar antes de fin de año.

Tras haber visitado Entre Ríos y recibido en la Casa Rosada a los mandatarios de San Juan y Córdoba, el hombre del PRO continúa su recorrida por el interior y sus encuentros con dirigentes de peso. Este miércoles, tiene previsto reunirse con Gustavo Sáenz (Salta) y Osvaldo Jaldo (Tucumán), en dos reuniones programadas para las 9 y las 17 horas.

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El objetivo central es lograr que las provincias acompañen la votación del Presupuesto 2026, que prevé una reducción gradual del déficit y un esquema de coparticipación más ordenado. Sin embargo, las conversaciones incluyen también la reforma laboral y tributaria, además de un paquete de modificaciones al Código Penal que el Ejecutivo pretende discutir durante las sesiones extraordinarias.

Según fuentes oficiales, los encuentros transcurren “en un clima de diálogo constructivo”, aunque los mandatarios provinciales plantean reclamos concretos vinculados a obras públicas paralizadas, fondos previsionales y deudas pendientes con las cajas provinciales.

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El martes, Santilli estuvo en Paraná, donde brindó una conferencia conjunta con Rogelio Frigerio. El gobernador de Entre Ríos destacó la “buena predisposición” del nuevo ministro y ratificó su apoyo a las iniciativas del Gobierno nacional: “Estamos comprometidos con las reformas que impulsa el presidente Milei”, sostuvo.

Santilli se reunió con Frigerio y le lanzó un mensaje a Kicillof al hablar de doble

Durante el encuentro, repasaron la situación de la caja previsional entrerriana, la continuidad de los proyectos de infraestructura y la experiencia de Frigerio en el mismo cargo durante la gestión de Mauricio Macri.

El desembarco de Santilli en el Ministerio del Interior busca fortalecer el vínculo político de la administración libertaria con las provincias, especialmente de cara al inicio de las sesiones extraordinarias del Congreso, donde se pondrán en debate los proyectos más sensibles del oficialismo.

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En ese marco, el funcionario también confirmó que el viernes viajará a Mendoza para reunirse con Alfredo Cornejo, y que el sábado mantendrá un encuentro en Neuquén con el gobernador Rolo Figueroa. Desde su entorno aseguran que el ex vicejefe porteño pretende “visitar a todos los mandatarios que firmaron el Pacto de Mayo o que mantienen canales de diálogo institucional abiertos”.

Por ahora, no figuran en su agenda reuniones con los gobernadores identificados con el kirchnerismo, como Axel Kicillof (Buenos Aires), Ricardo Quintela (La Rioja), Gildo Insfrán (Formosa) o Gustavo Melella (Tierra del Fuego).

Aun así, el tema bonaerense volvió a la escena luego de que Carlos Bianco, ministro de Gobierno de la provincia, solicitara formalmente una reunión con Santilli para reclamar fondos que —según dijo— el Ejecutivo nacional “le quitó a los bonaerenses”. Además, pidió reactivar las “1.000 obras paralizadas” en el territorio.

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La respuesta del ministro fue breve pero significativa. “¡Dale Carli, gracias! Tomo nota”, escribió Santilli en X, sin confirmar si habrá encuentro.

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“Me hacían mentir, los controles de bacterias eran falsos”, las explosivas declaraciones de dos empleadas en la causa por el fentanilo mortal

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En medio de la investigación judicial por la producción y distribución de fentanilo contaminado de los Laboratorios Ramallo S.A. y HLB Pharma Group SA, dos ex trabajadoras brindaron declaraciones testimoniales ante el Juzgado Federal N° 3 de La Plata, a cargo de Ernesto Kreplak, que corrobora las pruebas que ya constan en el expediente: ambas describieron con precisión cómo se alteraban los controles de calidad, se falsificaban planillas y se maquillaban las condiciones de la planta ante inspecciones inminentes de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y que envases que se descartaban por contener partículas en suspensión u otros contaminantes como “pelos”, igual las enviaban a “rotulado” y salían al mercado.

Los testimonios pertenecen a Lucía Soledad Abeijón, quien se desempeñó como checker de control de calidad, y Bárbara Edith Pennisi, técnica de laboratorio del área de microbiología. Sus relatos —a los que accedió Infobae— exponen un cuadro de irregularidades sistemáticas, con manipulación de resultados, presión sobre empleados y encubrimiento de lotes fuera de norma.

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Las ex empleadas descartaban gran cantidad de ampollas que volvían al circuito

“Nos hacían camuflar los lotes con fechas viejas”

Lucía Abeijón declaró que ingresó en febrero al laboratorio “sin estudios requeridos para el puesto” y fue asignada directamente al control de calidad.

“Me dijeron que no importaba que no tuviera título, que lo importante era que siguiera las indicaciones”.

Según relató, los productos presentaban fallas visibles:

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“Había muchos sueros con partículas, puntos o pelos. Pensaba que los descartaban, pero volvían al carro y pasaban a etiquetado”.

Contó además que los empleados temían ser despedidos si informaban o rechazaban demasiados envases: “Cuando veían que descartábamos muchos, nos decían que no había que tirar tanto, que se revisaran de nuevo. Yo tenía miedo de que me echaran si decía algo, así que hacía lo que me pedían.”

Abeijón explicó que el control de calidad se hacía “a las apuradas” porque había que cumplir con los despachos: “Había que sacar los productos rápido porque todo tenía que salir, aunque no estuviera revisado”.

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Los chats de los empleados incorporados a la causa

También describió deficiencias en los procedimientos: “Los controles de esterilidad se hacían apurados, solo para que quedara registrado”.

“Cuando pedíamos reactivos nuevos nos decían que no había presupuesto y que usáramos lo que quedaba”.

La ex trabajadora también le dijo al juez: “Los frascos venían manchados o con restos de líquido, pero nos decían que igual los mandáramos a etiquetar”, y reconoció que incluso los envases con fallas “se mezclaban después con los buenos”.

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“A veces venía alguien de arriba y decía ‘eso va igual’, aunque el control diera mal”.

Durante la suspensión de la producción de medicamentos por parte de la ANMAT ante las denuncias de supuestas muertes de pacientes vinculados al fentanilo de HLB Pharma por parte de la ANMAT, aseguró, “nos hacían poner todos los lotes entre diciembre y enero, fechas en que el laboratorio estaba habilitado, y tuvimos que camuflar todos los lotes”.

Los controles de agua también se falseaban. Los relatos afirman que los controles de calidad, por ejemplo, del agua que se utilizaba, debía ser tomado en tres puntos distintos, sin embargo, esto no era así: “Las tres muestras se sacaban del mismo punto, pero se ponía como que eran de distintos. Temperatura y presión no andaban, pero igual se anotaba que sí”.

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Abeijón añadió que completaban planillas de años anteriores: “Llenábamos papeles viejos de 2023 y 2024, nos turnábamos la lapicera y la letra para que no se note. Después aparecían firmadas en la computadora”.


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El supervisor identificado como Esteban era, según su testimonio, quien impartía las órdenes: “Nos decían que venía ANMAT, cambiaron pisos, máquinas y vestuarios”.

También relató condiciones precarias de trabajo: “Había días que directamente no se podía trabajar por el olor o por los derrames, pero teníamos que quedarnos igual”.

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“La mayoría de los compañeros no sabía lo que era un control microbiológico, nos enseñábamos entre nosotros”.

“Se priorizaba que los lotes salieran antes de que llegara ANMAT, aunque no estuvieran completos”.

“Me hacían mentir básicamente”

Por su parte, Bárbara Pennisi, técnica de análisis clínicos que trabajó en el área de microbiología, contó que ingresó al laboratorio en febrero y se fue en mayo, luego de tres meses de “período de prueba”.

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“Me contrataron sin firmar nada, me dijeron que después arreglábamos el contrato”.

Su relato expone manipulación directa de los resultados bacteriológicos: “Contábamos las bacterias, daba +10, y siempre nos hacían poner -1. Me hacían mentir básicamente.”

Pennisi explicó que los registros se llenaban “a mano, en formularios impresos”, y que “los datos no salían de nuestros análisis, sino de lo que cargaban los chicos de físico-química en la computadora”.

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“Nos hacían escribir resultados que no estaban hechos ni analizados.”

También recordó que no contaban con insumos de protección adecuados:

“No teníamos barbijos ni guantes suficientes, y a veces trabajábamos con la ropa de calle”. Pennisi dijo que “había análisis que directamente no se hacían, pero igual aparecían cargados en el sistema”.

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“Nos daban resultados prearmados y nos decían que los copiáramos igual, sin cambiar nada”. Una vez, incluso, la retaron por marcar un resultado positivo: “Me dijeron que no lo ponga así porque después queda mal en el registro”.

Relató que el sector usaba “planillas viejas fotocopiadas, sin número de lote, y después se las completaba a mano”, y que en ocasiones la obligaban a quedarse horas extra “para llenar datos de cosas que no se habían hecho, solo para tener el cuaderno completo.”

El juez proceso a 14 personas, entre ellos Ariel Gacía furfaro y Diego, su hermano

“El miedo era constante, nadie quería perder el trabajo, y todos sabíamos que había cosas que no estaban bien”.

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“No había control ni supervisión real. Se trataba de hacer lo que pidieran para que los números cerraran”.

La técnica reveló también que se reescribían los libros de producción, arrancando hojas y reemplazándolas con nuevas para ajustar los lotes: “Agregaban lotes viejos de antes de 2025 para encajarlos en ese tiempo porque la producción estaba cortada y necesitaban vender. Le sacábamos el anillado, agregábamos la hoja nueva y poníamos el sello del laboratorio”.

Ambas testigos coincidieron en que durante los meses de febrero y marzo, el laboratorio se preparaba para una supuesta visita de la ANMAT.

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“Cambiaron pisos, puertas, pintaron todo y ordenaron los depósitos”, detalló Abeijón.

Pennisi, en tanto, sostuvo que “cuando venía ANMAT, había que ordenar todo. Pintaron y cambiaron alfombras. Decían que iban a venir, pero nunca llegaban.”

También describió el clima interno de esas semanas:

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“Las supervisoras hablaban en códigos y estaban muy nerviosas. Adriana Iúdica, mi jefa, estaba exageradamente alterada.”

Ambas coincidieron en que la mayoría del personal era inexperto y que los controles reales estaban ausentes.

“Nosotros hacíamos lo que nos decían. Había órdenes que venían de arriba, pero no sabíamos de quién”, declaró Pennisi.

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Frente de uno de los cuestionados laboratorios de Ariel Gracía Furfaro

Los chats internos

Los relatos de las testigos se alinean con el contenido de los chats internos incorporados al expediente, extraídos de los teléfonos de los principales imputados. Los mensajes revelan que, ante el aviso de una inspección de la ANMAT, los responsables ocultaron reactivos vencidos y manipularon documentación para “simular” normalidad.

En una conversación fechada el 8 de marzo de 2025, los empleados admiten haber escondido los químicos fuera del laboratorio:

  • “Escondieron todos los reactivos vencidos así que no tengo para preparar la fase móvil”.
  • “¿Usted sabía que dejaron todos los reactivos afuera abajo de la lluvia?”.
  • “Y el sol que estuvo haciendo”.
  • “Pudo haber explotado eso tranquilamente”.
  • “Y con el agua capaz la mitad de las cosas se echen a perder”.

En otro intercambio, un operario se quejaba del apuro por “maquillar” las instalaciones:

“Lo de la pintada no avisaron nada, son de terror… pintaron hasta la puerta de control”.

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El fentanilo contaminado ya es considerado como “el Cromañón sanitario”, y equiparado también a la tragedia de Once

La improvisación era total. En otro grupo de trabajo, los responsables del área de control admitían el manipuleo de documentación y resultados falsos:

  • “Me llamó Diego (García, directivo del laboratorio) y me dijo que la semana que viene hay inspección desde ANMAT”.
  • “Estamos al horno. Habrá que pelearla”.
  • “El fentanilo dio mal, hay que repetirlo mañana”.
  • “Ya todos sabían que esa producción se hizo en el aire con respecto a lo documental. Hay que armar todo de cero”.
  • “No dibujemos más resultados, después nos pasan estas cosas”.

Los investigadores judiciales consideraron esas comunicaciones como prueba directa del encubrimiento y falsificación deliberada de controles internos, así como del riesgo químico que implicó dejar reactivos expuestos al calor y la lluvia.

Las coincidencias entre ambos testimonios y las pruebas electrónicas fortalecen la hipótesis de que el laboratorio habría seguido generando documentación y registros falsos durante períodos en los que estaba inhabilitado por deficiencias técnicas. Según la Justicia, los libros secuestrados en los allanamientos —cuadernillos de “Datos crudos de análisis microbiológicos”— coinciden con los formatos que las testigos reconocieron haber manipulado.

Mientras avanza la investigación, la causa busca determinar si esas prácticas están directamente vinculadas con la producción de medicamentos contaminados, entre ellos el fentanilo inyectable, cuya fabricación fue prohibida por la ANMAT.

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Ernesto Kreplak, el juez del fentanilo mortal

Un informe del Cuerpo Médico Forense presentado a Kreplak confirmó que 38 de las 40 historias clínicas analizadas —sobre un total de 173— corresponden a muertes por infecciones bacterianas asociadas al uso del anestésico adulterado. Los peritos del Instituto Malbrán detectaron que los lotes 31202 y 31244 presentaban “riesgos significativos que comprometerían la calidad y seguridad del producto” y un proceso de fabricación “poco robusto e inconsistente”.

Procesados y situación judicial

La causa tiene 14 procesados, entre ellos directivos y responsables técnicos de la producción y control de calidad del medicamento. Cuatro de ellos permanecen detenidos en el penal de Marcos Paz: Ariel García Furfaro, propietario de HLB Pharma y Laboratorios Ramallo. Diego García, su hermano y directivo de ambas compañías. Javier Martín Tchukrán, director de Manufactura. José Antonio Maiorano, director técnico responsable de la producción y liberación de los lotes contaminados.

Con prisión domiciliaria se encuentran Nilda Furfaro, madre de los hermanos García, y Carolina Ansaldi, directora técnica de Laboratorios Ramallo SA.

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Otras ocho personas —responsables de áreas de producción y control de calidad— fueron procesadas sin prisión preventiva: Eduardo Darchuk, Edgardo Gerardo Antonio Sclafani, Rocío del Cielo Garay, Dayana Astudillo Bolívar, Adriana Iúdica, Wilson Daniel Pons, María Victoria García y Víctor Pablo Boccaccio. Todos están acusados de adulteración de sustancias medicinales con resultado de muerte en concurso con adulteración peligrosa para la salud pública. Las defensas apelaron, y será la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata la que defina si confirma o revoca los procesamientos.

Material descartado de Laboratorios Ramallo

El 8 de mayo de 2025, la ANMAT emitió una advertencia nacional: “ANMAT alerta sobre el uso de un lote de fentanilo inyectable por desvío de calidad. No deberá utilizarse el producto FENTANILO HLB / FENTANILO (CITRATO), concentración 0,05 mg/ml, lote 31202, vto. SEP-26.”

Seis meses después, las pericias oficiales, los chats internos y los nuevos testimonios judiciales revelan un sistema de negligencia, falsificación y encubrimiento dentro de un laboratorio que operaba fuera de toda norma sanitaria, y cuya producción derivó en la mayor tragedia sanitaria del país.

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Las principales declaraciones de las dos testigos:

Lucía Soledad Abeijón (Checker de Control de Calidad)

  • “Me dijeron que no importaba que no tuviera título, que lo importante era que siguiera las indicaciones.”
  • “Había que sacar los productos rápido porque ‘todo tenía que salir’, aunque no estuviera revisado.”
  • “A veces los envases venían manchados o con restos de líquido, pero nos decían que igual los mandáramos a etiquetar.”
  • “Los controles de esterilidad se hacían apurados, solo para que quedara registrado.”
  • “Cuando pedíamos reactivos nuevos nos decían que no había presupuesto y que usáramos lo que quedaba.”
  • “Los frascos con fallas o sin tapa hermética se colocaban en otro carro y después volvían mezclados con los buenos.”
  • “A veces venía alguien de arriba y decía ‘eso va igual’, aunque el control diera mal.”
  • “Había días que directamente no se podía trabajar por el olor o por los derrames, pero teníamos que quedarnos igual.”
  • “La mayoría de los compañeros no sabía lo que era un control microbiológico, nos enseñábamos entre nosotros.”
  • “Se priorizaba que los lotes salieran antes de que llegara ANMAT, aunque no estuvieran completos.”
  • “Entré en febrero sin estudios requeridos para el puesto.”
  • “Había muchos sueros con partículas, puntos o pelos. Pensaba que los descartaban, pero volvían al carro y pasaban a etiquetado.”
  • “Cuando veían que descartábamos muchos envases, nos decían que no había que tirar tanto. Yo tenía miedo de que me echaran si decía algo.”
  • “Nos hacían camuflar los lotes entre diciembre y enero, cuando el laboratorio estaba habilitado.”
  • “Tomábamos las tres muestras del mismo punto, pero se ponía como si fueran de distintos.”
  • “Temperatura y presión no andaban, pero igual se ponía en la documentación que sí.”
  • “Llenábamos planillas viejas de 2023 y 2024. Nos turnábamos la lapicera y la letra para que no se note.”
  • “Las firmas aparecían después en la computadora.”

Manifestantes se congregan frente al Hospital Italiano durante una protesta para exigir justicia para las víctimas que murieron tras recibir medicamentos contaminados con fentanilo durante su hospitalización, en La Plata (Foto AP/Gustavo Garello)

Bárbara Edith Pennisi (Técnica de Laboratorio en Microbiología)

  • “Me contrataron sin firmar nada, me dijeron que después arreglábamos el contrato.”
  • “No teníamos barbijos ni guantes suficientes, y a veces trabajábamos con la ropa de calle.”
  • “Había análisis que directamente no se hacían, pero igual aparecían cargados en el sistema.”
  • “Nos daban resultados prearmados y nos decían que los copiáramos igual, sin cambiar nada.”
  • “Cuando preguntábamos por qué no se podían repetir las pruebas, nos contestaban ‘porque ya está mandado’.”
  • “Una vez me retaron porque marqué un resultado como positivo. Me dijeron que no lo ponga así porque después ‘queda mal en el registro’.”
  • “En el sector se usaban planillas viejas fotocopiadas, sin número de lote, y después se las completaba a mano.”
  • “A veces me hacían quedarme más horas para llenar datos de cosas que no se habían hecho, solo para tener el cuaderno completo.”
  • “El miedo era constante, nadie quería perder el trabajo, y todos sabíamos que había cosas que no estaban bien.”
  • “No había control ni supervisión real. Se trataba de hacer lo que pidieran para que los números cerraran.”
  • “Nos hacían escribir resultados que no estaban hechos ni analizados.”
  • “Contábamos bacterias, daba +10 y nos hacían poner -1. Me hacían mentir.”
  • “Sacábamos los datos de la computadora, no de nuestros análisis.”
  • “Arrancábamos hojas de los libros porque cambiaban los lotes todo el tiempo.”
  • “Agregaban lotes viejos de antes de 2025 para encajarlos en ese tiempo porque ya estaba cortada la producción.”
  • “Le sacábamos el anillado a los cuadernos, agregábamos hojas nuevas y poníamos el sello.”
  • “Cuando venía ANMAT, nos hacían ordenar todo. Pintaron y cambiaron alfombras.”
  • “Las supervisoras hablaban en códigos y estaban muy nerviosas.”
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