POLITICA
Gane o pierda, Milei se asoma a un punto de inflexión

El mito de la infalibilidad de Javier Milei se construyó sobre tres pilares. Solvencia técnica, reflejada en una planificación milimétrica del programa económico. Un mensaje ético orientado al combate de los desalmados que usan el Estado para enriquecerse. Y una mística grupal que infunde lazos religiosos entre sus seguidores. Todo ese edificio narrativo tambalea en el momento más inoportuno.
Los días previos a las elecciones en la provincia de Buenos Aires se sucedieron como un calvario para el gobierno libertario. Milei empezó la campaña en un pico de optimismo, que lo llevó a convertir unos comicios de fuerte impronta municipal en una cruzada para terminar con el kirchnerismo. La terminó enredado en una severa crisis de confianza, con su dispositivo de gobernabilidad averiado, los mercados en alerta y un manifiesto espíritu de desunión entre los propios.
El resultado que se conocerá en la noche del domingo pondrá a Milei ante un punto de inflexión. El “empate técnico” que pronosticó antes de la veda o una victoria de la alianza entre La Libertad Avanza (LLA) y el Pro le permitirían detener una dañina espiral de incertidumbre. Pero difícilmente le alcanzarían para acomodar mágicamente todo lo que se salió de lugar.
Lo que está en juego en las urnas bonaerenses es en qué clima tendrá que iniciar Milei la reconstrucción de su política cambiaria -emparchada de urgencia el martes pasado-, de su equipo de colaboradores y de las alianzas requeridas para gobernar en minoría parlamentaria, una condición que no se arreglará en este turno electoral.
¿Habrá sosiego al final del escrutinio? Las sospechas de corrupción en el área de Discapacidad, instaladas con la difusión de los audios de Diego Spagnuolo, afectaron no solo la popularidad de los hermanos Milei, sino también su ánimo. Una atmósfera persecutoria rodea a la Casa Rosada sobre todo desde que se conocieron grabaciones clandestinas a Karina Milei.
La reacción agotó todo atisbo de templanza en la cima del poder. Se ordenó una exhaustiva revisión de todos los despachos relevantes, en busca de micrófonos ocultos. No apareció nada. Lo mismo se hizo en las salas nobles de la Cámara de Diputados, señorío de los Menem. La secretaria general de la Presidencia impulsó una demanda judicial para prohibir la publicación de cualquier grabación de su voz. Un juez civil y comercial, Alejandro Patricio Maraniello, le dio el gusto de imponer una censura previa en nombre de la libertad.
A la jugada se zambulló Patricia Bullrich con un escrito en el que le pidió a la justicia federal que allanara a periodistas y medios en busca de información sobre las grabaciones al “Jefe”, como llama Milei a su hermana. Lo quiso negar cuando le recordaron en televisión su antiguo afán por defender la inviolabilidad de las fuentes periodísticas. Le salió mal.
El Gobierno denunció una conjura internacional en la que ubicó a los servicios rusos, el gobierno de Venezuela y la AFA, mezclados con la diputada Marcela Pagano, que entró al Congreso como protegida de Milei hace apenas dos años. Todo con el objetivo de afectar a los hermanos libertarios, socavar la seguridad nacional y allanar el regreso del kirchnerismo al poder.
Es un relato victimista que traza una explicación para los problemas del oficialismo, pero no ofrece respuestas a los dichos atribuidos a Spagnuolo sobre un supuesto sistema de retornos en la compra de drogas para el área de Discapacidad. ¿Cómo encaja un amigo íntimo del Presidente, asiduo concurrente a las veladas dominicales de ópera en la residencia de Olivos, en el complot maléfico gestado por Putin, Maduro y el Chiqui Tapia?
Bullrich consideró un agravante que los encargados de la operación hubieran guardado durante un año los audios de Spagnuolo para darlos a conocer en la campaña electoral. No se preguntó si lo que decía en esas charlas impúdicas era cierto o no y cómo pudo ser que nadie hubiera prevenido al Presidente durante todo ese tiempo de lo que iba diciendo por ahí un funcionario que alguna vez lo representó como abogado.
El escándalo reavivó la tendencia obscena en el ambiente libertario a grabarse entre ellos a escondidas. Al exjefe de Gabinete Nicolás Posse lo expulsaron bajo la acusación (nunca comprobada) de hacer espionaje interno. Desde antes de llegar al poder candidatos, legisladores y funcionarios se revolean audios por los medios o redes sociales al compás de sus rabietas internas.
Quien más se acercó a repudiar a Spagnuolo fue Milei. Prometió denunciarlo penalmente hace 10 días, pero aún no lo hizo. El exfuncionario deja trascender que podría declarar como arrepentido en la causa judicial. Las amenazas cruzadas congelan la situación.
Un relativo alivio era palpable en el oficialismo porque no aparecieron nuevos audios comprometedores en las vísperas de la votación. Pero sobrevolaba una incógnita sobre la conveniencia de la estrategia judicial elegida. ¿La desesperación por censurar unas grabaciones en apariencia insulsas no habrá alimentado la suspicacia de que Karina Milei tiene algo que ocultar?
Milei se encargó de reivindicarla en público. Y le pidió que se quedara en Buenos Aires mientras él viajó a Los Ángeles, como señal de que la Casa Rosada quedaba bajo control familiar en esas horas de estrépito.
El Presidente se llevó a Luis Caputo. Fue una forma de mostrar unidad en el mando económico en horas en las que corrían versiones de un distanciamiento entre ellos a raíz de filtraciones surgidas desde el Palacio de Hacienda que atribuyen a Milei –y no a Caputo- la autoría intelectual de una serie de decisiones que afectaron la política aplicada desde el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La presión sobre el mercado de cambios derivó en el anuncio de que el Tesoro intervendrá dentro de las bandas de flotación anunciadas en abril. Fue como arriar una bandera gigante. “¡El dólar flooooooota!”, gritaban Milei, Caputo y todo el equipo económico para burlarse de los técnicos que señalaban inconsistencias en el programa cambiario. Negar la intervención estatal en el mercado era un dogma. Cómo olvidar el “comprá, campeón, no te la pierdas” del ministro. Pasó una vida: fue el 1 de julio.
El nuevo parche le sirvió al Gobierno para tapar una olla a presión. Pero al costo de vender unos 500 millones de dólares en cuatro días. Y algo peor: tuvo que romper una regla firmada con el FMI y anunciada por el Presidente. La confianza se construye cuando las normas se cumplen en los momentos difíciles.
El mercado recela de la improvisación. Milei y Caputo lo saben, a juzgar por su costumbre de presentar sus medidas como fruto de un frío cálculo diseñado en tiempos inmemoriales. El volantazo inocultable del martes pasado confirmó la expectativa de que habrá un nuevo esquema cambiario después del proceso electoral. Lo que garantiza al menos dos meses de inestabilidad hasta las legislativas de finales de octubre.
A la agitación financiera se sumó otro Vietnam en el Congreso. La oposición dio vuelta el veto de Milei a la emergencia en discapacidad con el voto de todos los senadores salvo los libertarios y la bullrichista Carmen Álvarez Rivero. Otra mayoría abrumadora dio el primer paso hacia la aprobación de una ley que limitaría el uso de decretos para gobernar.
Los libertarios van desamparados a las sesiones. Hasta los aliados del Pro arrastran los pies. La ruptura de los pactos con los gobernadores que le permitió a Milei gestionar con pocos sobresaltos en 2024 ha sido una fuente de debilidad institucional. Para muchos opositores moderados se rompió el tabú de “votar con el kirchnerismo”. El Presidente minimizó el efecto porque creía a ciegas en un triunfo arrasador en las elecciones que obligaría a los díscolos a volver, arrodillados, a pedir clemencia.
Ese escenario está hoy en dudas. Los gobernadores, obsesionados con blindar sus territorios, empezaron a explorar una alianza nacional de cara a 2027. Se convencieron de que Milei nunca los admitirá en su paraíso libertario y que solo les propone el trato del escorpión: picarlos en pleno cruce del río. La foto de casi todos los gobernadores en ronda durante la fiesta aniversario del diario Clarín, el lunes pasado, fue un mensaje político que el ala racional de la Casa Rosada leyó con preocupación.
La derrota con la ley de discapacidad expuso al mileísmo a otro episodio incómodo. Fue cuando el propagandista Daniel Parisini (Gordo Dan) emitió un tuit aberrante contra el senador Luis Juez, que votó con la oposición y alegó que lo hacía en nombre de su hija con parálisis cerebral. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, sintió la necesidad de condenar la brutalidad de Parisini. “Este señor no forma parte del Gobierno”, dijo. Parisini insistió con su ataque a Juez y se permitió recordarle a Francos su pasado como funcionario de la administración de Alberto Fernández (fue representante argentino en el BID).
Las redes libertarias estallaron con comentarios a favor de uno y de otro. Parisini suele cobijar a Milei en su canal de streaming, Carajo. A su mesa concurren Luis Caputo y su equipo económico a explicar los detalles del programa entre risotadas, elogios y cargadas a los rivales. Y, lejos de ser un mero comunicador deslenguado, es íntimo de Santiago Caputo, que le encomendó liderar la agrupación Las Fuerzas del Cielo. ¿Fue su ráfaga despectiva contra Francos una forma de cobrarse tardíamente la derrota de su sector en el reparto de candidaturas de LLA?
Lo único seguro es que hasta el mensaje contra Juez los tuiteros caputistas parecían en huelga de dedos caídos, mientras la temperatura de las redes la marcaban los antimileístas, con jingles sobre las coimas y burlas a Karina.
Tampoco es que los ganadores de las listas garanticen un upgrade de calidad institucional. Milei pidió por un lugar expectante en la nómina de candidatos a diputados por Buenos Aires para Sergio Figliuolo, alias “Tronco”, compañero de micrófono de Alejandro Fantino. Después del acto de cierre de campaña del Presidente en Moreno, el probable futuro legislador nacional dijo que el conurbano “es the walking dead” y que los vecinos que protestaban contra los libertarios en la zona “eran 25 monos sin dientes tirando piedras”.
Milei llegó a ese acto de cierre mientras circulaban en la Casa Rosada encuestas poco favorables para LLA de cara a las legislativas bonaerenses de este domingo. Suficiente para hacerlo abrir el paraguas, hablar de un “empate técnico” y apelar, desde el dramatismo, a la participación.
No se bajó de la narrativa que se impuso al inicio de la campaña, cuando éramos tan jóvenes y pocos sabían quién era Spagnuolo. “Kirchnerismo nunca más” se pensó como un eslogan maximalista, anclado en un optimismo a prueba de balas. Cuando la economía navegaba en aguas estables, el logro de la baja inflacionaria parecía blindado, el peronismo se hundía en sus rencores y Cristina Kirchner quedaba presa en su casa.
La oferta se redujo a demonizar al enemigo. Lo mismo hizo Axel Kicillof. La polarización es un ticket al autoengaño. En el peronismo se ilusionan con festejar en medio de este momento de fragilidad libertaria. ¿Podrá un eventual triunfo de Fuerza Patria curar los odios ancestrales que dividen a sus integrantes? ¿Puede Kicillof considerarse ganador si el hipotético éxito fuera obra de los caciquejos municipales del partido? Para él, ganar es un acto de supervivencia. Solo después podrá soñar con un camino hacia el liderazgo nacional. Enfrente tendrá, antes que nadie, a Cristina y Máximo Kirchner.
Milei no distingue entre kirchneristas. Los llamó “chanchos sucios”. Los acusó de haber convertido a Buenos Aires en un gran chiquero y en un baño de sangre en los últimos 20 años de gobierno provincial. Por suerte no estaba para corregirlo su secretario de Ambiente, Daniel Scioli, gobernador en un tercio de ese período y a quien el propio Presidente asesoraba durante la aventura.
Al calor del discurso, Milei volvió a incurrir en lapsus. “¡Los kirchneristas te rompen las piernas, compran las muletas con sobreprecios y te exigen que les des las gracias! ¡Son unos delincuentes!”, bramó. Faltó que la cara de Spagnuolo se recortara en las pantallas gigantes.
Entre el público aplaudía Patricia Bullrich, a quien esta vez le falló el ojo de lince que la ayuda a detectar barrabravas en lugares. Una investigación del periodista Gustavo Grabia reveló cómo le franquearon el ingreso al acto a una docena de barras encapuchados de River y otros clubes. Al parecer cumplieron “funciones de seguridad” en previsión de desbordes de bandas enemigas. A veces, el que las hace las cobra.
Todo vale para el “nunca más” antikirchnerista. Aunque la polarización extrema configure la paradoja que condiciona el futuro de Milei: lo que funciona como truco electoral, va en contra de los intereses de un gobierno urgido de consensos para aprobar las reformas contempladas en su plan.
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POLITICA
Diego Valenzuela: “El apoyo de EEUU es una inversión para que Argentina sostenga este cambio positivo”

Durante el primer día del 61º Coloquio de IDEA, hubo pocas caras reconocidas de la política nacional. Una de ellas fue la del intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, que forma parte de La Libertad Avanza (LLA) y estuvo siguiendo los primeros paneles del evento.
En diálogo con Infobae, el jefe comunal planteó que después de la elección de medio término es importante que el Gobierno busque acuerdos con los gobernadores para poder reconstruir una fuerza legislativa de dos tercios y avanzar con una serie de reformas.
En un día donde la clave de la agenda política fue el apoyo financiero de Estados Unidos a la gestión de Milei, aseguró que el mensaje del gobierno de Donald Trump fue «una señal de apoyo a una macroeconomía que se ordena para pasar lo mejor posible esta etapa de año electoral“
-¿Cómo ve los planteos del empresariado en el inicio del Coloquio de IDEA, donde el eje es cómo competir, producir e innovar en el país?
-Vengo siempre a IDEA. Vine como periodista económico mucho tiempo y ahora vengo como intendente. Me parece que es uno de los foros principales del empresariado nacional, donde se ven las agendas, donde se plantean los objetivos a futuro. Me encantan los planteos que están haciendo los empresarios, que es el de competir e innovar. Lo escuché con mucha atención a Mariano Bosch (presidente del Coloquio y CEO de Adecoagro) hablar de la locura por la productividad. Que Argentina tiene equipo para competir, equipo y recurso de toda índole. Más allá de las coyunturas político partidarias, esto está en línea con lo que estamos planteando desde La Libertad Avanza (LLA), que es una Argentina más abierta al mundo, capitalista, que crea empleo, que busca exportar, que ve al mundo como la cancha grande. Estar acá es enriquecerse. Me llama la atención que no haya tantos políticos o personas de la gestión pública. Acá es donde hay que estar. Porque acá, con las pymes y con el agro, se genera valor.
-Vendrán algunos gobernadores. Pero no hay demasiadas caras de la política nacional.
-Me parece que va en contra del sentido común. El equipo, para usar la metáfora que utilizó el Pupi Zanetti durante un panel, es el privado y el sector público trabajando juntos. Y, además, el sector público dando previsibilidad para que el privado pueda lucirse, porque el empleo y el desarrollo económico lo genera el privado, no el Estado. En mi opinión, el Estado es un dador de servicios y lo tiene que hacer bien. Un municipio, las calles, las luces, levantar la basura. Pero todos juntos bajando impuestos, generando previsibilidad y mejores condiciones para el empleo.
-Le traduzco el concepto de equipo del que habló Zanetti al plano político. ¿Es necesario un mayor esquema de gobernabilidad en este momento para la gestión del gobierno nacional?
-El gobierno nacional tiene el liderazgo del voto, el que le dio el voto al Presidente en el balotaje. Ahora hay una elección de medio término legislativa. Vamos a ver cuál es el veredicto de la gente. Claramente, siempre que se puedan buscar acuerdos en base a un rumbo, es bienvenido. Y esos acuerdos tienen que ser primero con el sector privado, para que haya más inversión, y segundo con los actores de la gestión pública. Ahí los gobernadores y los intendentes son centrales.
– ¿Por qué?
-Los gobernadores son centrales porque son los que tienen una fuerza legislativa para poder hacer las reformas que necesita el país para crecer y generar empleo. Empezando por la impositiva y la laboral. Después de la elección se va a venir un liderazgo claro del Presidente y un marco de acuerdo para hacer reformas que permitan seguir bajando la inflación y consolidar el crecimiento.
-¿Esos acuerdos se buscan en los gobernadores que son parte de Provincias Unidas? ¿Hay posibilidad de buscar acuerdos con gobernadores del PJ?
-Más allá de donde esté cada uno en esta elección, yo creo que los acuerdos son de ideas y una vez pasada la elección del 26 de octubre, estoy seguro de que con muchos gobernadores que no están en alianza con LLA puede haber una base de acuerdo muy amplia. De hecho, ya hay un trabajo en equipo en muchas políticas públicas con esos gobernadores. Ojalá eso tenga un correlato legislativo en reformas que sean buenas para que la economía se termine de fortalecer. Me gustó lo que pasó la otra vez cuando el gobernador de Salta fue con Facundo Saravia a hacer un reclamo original a la Plaza de Mayo, y bajó el jefe de Gabinete y Santiago Caputo. Me parece que ese es el tono positivo que puede tener el gobierno nacional, que es buscar tender puentes con aquellos que crean que el Estado tiene que contar con un equilibrio en sus cuentas para no seguir generando inflación y también generar condiciones para que el privado empuje para adelante la economía.
-¿Considera que, después de la elección de medio término, el Gobierno debe bajar el nivel de confrontación?
-A veces se entiende como confrontación aquello que es una defensa firme de ideas. A veces, por el tono, parece que uno confrontara, pero lo que está defendiendo es un valor, una idea. Y eso atañe especialmente al Presidente, que con su estilo disruptivo también provoca discusiones que han sido sanas para ordenar la economía. Pero eso no implica que no pueda haber una cultura de diálogo, donde se puedan encontrar acuerdos en base a no romper la macroeconomía, para tener las reformas que necesitamos para crecer. Argentina no crea empresas, no crea empleo, salvo público y en negro, hace décadas. Hay que romper esa trampa del estancamiento. Y obviamente lo tiene que hacer con liderazgo el Presidente, pero también buscando acuerdos con aquellos que puedan compartir muchos de estos aspectos.
-El Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, reveló que el apoyo financiero a la Argentina llegaría a los 40 mil millones de dólares. Es un respaldo muy contundente del gobierno de Donald Trump. ¿Cuál es la primera evaluación que hace al respecto?
-Lo primero es que Estados Unidos, con el liderazgo del presidente Trump, apoya a los argentinos, como representación de un momento electoral y político que lo tiene a Milei en la centralidad. Y obviamente hay una adhesión a un rumbo, a principios y a valores, a cosas que se quieren hacer con la economía, que tiene que ver con la libertad, con abrirse al mundo, con una Argentina que recibe inversión. Es muy valioso lo que ha pasado geopolíticamente. Argentina hoy es un aliado clave en Sudamérica para Estados Unidos, pero también en términos de un trabajo con el comercio y la inversión. No es algo nuevo que Estados Unidos tiene una pisada importante en la inversión extranjera en Argentina, en un mundo que tiene a Asia y China con un gran protagonismo. Me parece que es una señal de apoyo a una macroeconomía que se ordena para pasar lo mejor posible esta etapa de año electoral, y es una inversión a futuro también para que Argentina sostenga este cambio positivo en lo económico.
-¿Le sorprendió el condicionamiento que puso Trump respecto a su apoyo financiero en el caso de que Milei pierda la elección de medio término?
-Yo no voy a ser un intérprete de las palabras del presidente Trump. Imagino que lo que quiso decir es que van a acompañar a la Argentina y este rumbo de la Argentina. No me imagino a Trump apoyando a este país en un contexto de populismo, de kirchnerismo. Me parece que así hay que interpretar las palabras, más allá de la elección de medio término. Creo que la definición concreta del secretario del Tesoro norteamericano es que va en serio el apoyo a la Argentina, a este rumbo del país, que está ordenando la economía para que haya más crecimiento y más trabajo.
-¿Qué mensaje decodificó el Gobierno de la dura derrota que tuvo en la provincia de Buenos Aires? ¿Qué cree que les dijo el electorado?
-Hoy el Pupi Zanetti dijo que, a veces, para ganar hay que perder. Y hay que sacar conclusiones de eso para mejorar. Es una elección de otra naturaleza. No fue una elección nacional la de septiembre, si bien tuvo condimentos de nacionalización. Hubo una presencia en la agenda electoral muy fuerte por parte de los intendentes y hubo muy baja participación. Yo creo que estas condiciones van a cambiar para el 26 de octubre. Creo que vamos a estar mejor en la provincia de Buenos Aires. Espero que eso permita romper el bloqueo que hace un grupo de destituyentes en el congreso nacional. Mayoritariamente kirchnerista pero con aliados. Tener un tercio que sostenga fuertemente este rumbo y después, con una capacidad de diálogo, lograr tener números legislativos que permitan pasar las reformas. Creo que la elección de la provincia fue útil para aprender de este proceso, para entender lo que es el peso de la provincia de Buenos Aires y el peso de los intendentes. Pero también hay que decir que, venir de donde viene la LLA, en alianza con el PRO, 35 o 37 puntos en la primera sección electoral, es mucho más de lo que históricamente tuvo LLA o un sector de centro derecha en la provincia. Esto alimenta la ilusión que la provincia vaya a ser un elemento clave del cambio que se viene en el 2027.
– ¿Qué resultado visualiza para el 26 de octubre a nivel nacional?
-No soy encuestador ni suelo hacer pronósticos. Creo que la provincia va a contribuir en un muy buen resultado nacional, que va a permitir tener una base legislativa fuerte para consolidar el plan económico y hacer las reformas que necesita el país. Primero para poder tranquilizar la macro, que se desajusta producto de lo electoral y del ataque destituyente del kirchnerismo en el Congreso. Estados Unidos muestra claramente el respaldo. Una vez que pase el 26 de octubre esos miedos se van a callar y vamos a poder volver a consolidar un proceso virtuoso económico para los argentinos, que es lo que queremos. Seguir bajando la inflación y pasar de la estabilidad al crecimiento y el empleo. Eso es lo que viene los próximos dos años de mandato del gobierno.
POLITICA
Los cambios a los que apuesta el Gobierno para recortar la diferencia en la provincia de Buenos Aires

La preocupación por los resultados de las elecciones legislativas del 26 de octubre parece ir en aumento luego de que el presidente Donald Trump condicionara su asistencia económica a la performance libertaria. En La Libertad Avanza (LLA) saben que deben sumar votos en las 23 provincias y la capital, y siguen con especial atención el desenlace en Buenos Aires, donde se ven obligados a revertir los magros resultados provinciales para ocupar la mayor cantidad de bancas en el Congreso Nacional.
La derrota del 7 de septiembre dejó heridos y algunos aprendizajes. En el campamento bonaerense se jactan de haber tomado nota y detectan varios puntos que deben atender para achicar los casi 14 puntos que ubicó a Fuerza Patria como el espacio ganador en el territorio que gobierna Axel Kicillof.
Detrás de la figura del diputado del PRO Diego Santilli, en traje de cabeza de lista a raíz de la renuncia de José Luis Espert, los integrantes de la alianza violeta se juegan a potenciar la marca, instalar al legislador en cada rincón del conurbano bonaerense y polarizar con el candidato de Fuerza Patria, el exministro Jorge Taiana.
Importantes fuentes partidarias revelaron a Infobae que la primera acción necesaria para aventajar al peronismo es incrementar la participación electoral del territorio que, en octubre, giró en torno al 60,98% y convencer a parte de los 5,6 millones de bonaerenses que no se presentaron a votar. “Es clave buscar a la gente que no fue a votar e incentivarla para que esta vez lo haga”, sostuvo un hombre del armado.
La caracterización sintetiza las diferencias internas entre los actores que componen la mesa chica que rodea al presidente Javier Milei, aunque con matices. En el entorno del asesor presidencial, Santiago Caputo, creen que los que castigaron al espacio con su inasistencia fueron los votantes propios, de entre 30 y 35 años, que optaron por no acompañar la propuesta libertaria en un gesto de disconformidad con las listas.
De cara a este sector es que se rediseñó la campaña bajo el objetivo de “recuperar la épica del 2023”, e incluyó actividades para reconquistar a los propios, como el espectáculo musical que brindó el mandatario en el Movistar Arena durante la presentación de su nuevo libro. “Lo votan a Milei porque es distinto al resto. Por eso suma mostrarlo fresco y auténtico”, justificaron al respecto por los pasillos de Balcarce 50.
En cambio, cerca de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, atribuyen la derrota provincial a errores en la formulación del mensaje y al “esfuerzo” que implicó el ajuste en un sector de la sociedad. Por lo que demandaron reajustar la comunicación y centraron la tarea en la figura del mandatario que, en sus recorridas por el interior de la provincia, intentó recuperar el cara a cara con los vecinos.
“Tenemos que lograr terminar de conectar el esfuerzo de la gente con el objetivo del Gobierno en los días que quedan”, definieron desde el equipo de campaña que diseña estratégicamente cada aparición del mandatario y de los candidatos en cada rincón del territorio.
Asimismo, en las filas violetas descartan el despliegue del aparato partidario de los intendentes peronistas para la elección de octubre, y vaticinan una competencia pareja, aunque piden ocupar cada espacio vacante. “Tenemos que aprovechar que el aparato del PJ no se va a mover como ocurrió el 7 de septiembre. No hay que dormirse”, se muestran confiados al tiempo que proponen inundar de afiches y mesas de militancia las calles bonaerenses.
La impronta amarilla y el debate con Taiana
Desde el partido que lidera, al menos en lo formal, el expresidente Mauricio Macri siguen sus propias recetas en lo que consideran que es el camino al éxito y accionan el “operativo seducción” del votante de Juntos por el Cambio que no acompañó en la provincial.
A diferencia de lo que ocurrió en la campaña de septiembre, el PRO propone que sus referentes, en especial, Diego Santilli, tomen las riendas y adopten el papel protagónico en los ocho días que quedan de intensa actividad proselitista antes del inicio de la veda. “A diferencia de Espert que lo odiaban hasta los propios, El Colo es querible. Es el mejor candidato de toda la lista y el único que puede interpelar a nuestras Mabeles”, explica un importante referente amarillo.
Esta tarde, más de 500 dirigentes del espacio se congregaron en el Teatro Bar ubicado en la ciudad de La Plata para invitar a los intendentes y concejales propios a “dejar todo en la cancha” en las últimas semanas.
Ante el desafío de reducir la diferencia con el peronismo y con más espacio que hace un mes, los socios minoritarios de la alianza apuestan a que Santilli monopolice los medios de comunicación, encabece actos y recorridas en diferentes puntos y fortalezca su imagen.
Para eso, el legislador apuesta a confrontar contra su competidor directo, al ex diplomático Jorge Taiana, con quien insiste en debatir. “Ellos tienen miedo a mostrar a Taiana. Cuando creía que la candidata iba a ser Karen Reichard la desafió a discutir. Ahora que el colo lo convoca pone peros…”, criticó un referente del PRO ante este medio.
En la pelea por el redireccionamiento del discurso, el PRO logró imponer la estrategia de utilizar el humor y la argumentación “didáctica” para explicar que el legislador acusado de haber recibido financiamiento de “Fred” Machado, empresario investigado por sus vínculos con el narcotráfico, permanecerá en la boleta violeta por decisión de la Cámara Nacional Electoral (CNE) pese a no integrar la nómina. “Para votar al colorado, marcas al pelado”, piden Santilli y Karen Reichardt en un spot que aspira a convencer al sector reticente a votarlo a Espert.
Cada metro avanzado en la convivencia con los libertarios esperanza al partido aliado que asegura que los números de la elección bonaerense del peronismo son “su techo” y que detecta “debilidad” en las opciones de centro. “Las expectativas del medio no arrancan. Esos votos deberían ser para nosotros. Vamos a recortar”, prometen a once días de los comicios.
POLITICA
Llaryora y Pullaro defendieron la propuesta de Provincias Unidas: “No queremos otro fracaso de la Argentina”

A poco más de una semana para las elecciones legislativas nacionales, los gobernadores Martín Llaryora (Córdoba) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe), referentes de Provincias Unidas, plantearon que este espacio aparece como una alternativa basada en la producción y el federalismo, en contraposición a los modelos libertarios y kirchenristas. “No queremos otro fracaso de la Argentina”, afirmaron.
Llaryora remarcó que la falta de políticas orientadas al empleo y la producción dejó a la Argentina sin un rumbo claro, por lo que cuestionó la falta de diálogo entre el Ejecutivo nacional y las provincias. A su vez, mencionó las dificultades que día a día se enfrentan los argentinos.
“Todos los días hay un desempleado más en esta Argentina. Por eso nosotros somos un movimiento productivista. Nosotros estamos todo el día pensando cómo generar trabajo. Sostener la macroeconomía es central, pero tenés que tener una micro. Y esa micro necesita tener un diálogo con los sectores productivos, un diálogo distinto. Argentina no puede fracasar otra vez más”, expresó el gobernador de Córdoba, en diálogo con el programa “A dos Voces”, al aire de TN.
“Nosotros nos presentamos a la elección, y le pedimos a cada uno de los argentinos que nos acompañen, porque en el Congreso tenemos que dejar estos enfrentamientos bipolares. No nos llevan a ningún lado”, continuó.
Desde la perspectiva de Pullaro, la construcción de un modelo federal y productivo surge como respuesta a la desatención histórica del interior del país. “Nosotros nos constituimos desde el interior. Nos llamamos un grito federal porque sentíamos que al interior no se lo estaba mirando y que nosotros sí podemos mostrar cómo hay modelos que pueden ser exitosos, que pueden tener equilibrio fiscal, pero que pueden tener desarrollo, que pueden tener obra pública”, explicó el mandatario de Santa Fe.
Sobre la polarización planteada por el oficialismo con el kirchnerismo, Llaryora advirtió: “Estamos quedando en el medio de una pelea que nos lleva al fracaso” y retomó: “No queremos otro fracaso de la Argentina”. En esa línea, planteó que, desde la perspectiva de Provincias Unidas, “el Estado tiene que ser parte de ese acompañamiento, generando las condiciones necesarias”.
Pullaro aseguró que la defensa de la identidad productiva del interior y la necesidad de representación en el Congreso son dos puntos destacados para Provincias Unidas.
“Nosotros no vamos a votar lo que Milei quiera. Nosotros votamos para nuestras provincias. Fuimos las primeras provincias que se plantaron, mucho antes que el kirchnerismo”, aseguró el gobernador de Santa Fe.
“Nosotros representamos a gente que se levanta temprano, que termina tarde, que se esfuerza, que invierte, que no está pensando en criptomonedas, que no está pensando en paraísos fiscales. Nosotros somos eso y eso es lo que le ofrecemos a la República Argentina”, continuó.
“Lo que nosotros necesitamos es que prime el sentido común. Argentina va de banquina en banquina. Nosotros podemos ser un país normal, desarrollarnos, crecer. Tenemos que mirar más al interior del interior. Yo por eso le pido a cada uno de los que nos están mirando en Argentina, que nos dé la fortaleza de votar la lista de Provincias Unidas para entrar al Congreso Nacional y empezar a sumar una mirada del interior productivo”, manifestó Llaryora a su turno.
Finalmente, el gobernador de Córdoba enfatizó la necesidad de una nueva mayoría parlamentaria que garantice la estabilidad. “Vos no hacés un modelo productivo que genere empleo y que traiga la inversión con DNU. Es con leyes que empiezan a venir las inversiones. Y eso solamente lo vamos a lograr con más presencia de Provincias Unidas en el Congreso”, concluyó.
Estas declaraciones de Llaryora y Pullaro llegan luego del cierre de campaña de Provincias Unidas en la Ciudad de Buenos Aires (CABA). El espacio está conformado por seis gobernadores que buscan romper con la polarización para el próximo 26 de octubre.
Este acto se desarrolló en el Estadio Obras Sanitarias. Los encargados de abrirlo fueron los candidatos a diputados Lousteau y Graciela Ocaña, que en territorio porteño compiten bajo el sello Ciudadanos Unidos, y Florencio Randazzo, que lidera la lista en la provincia de Buenos Aires.
En la segunda parte del acto, Carlos Sadir (Jujuy), Ignacio “Nacho” Torres (Chubut), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba) y Gustavo Valdés (Corrientes) subieron al escenario para responder preguntas del moderador designado, Facundo Cháves, periodista de Infobae.
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