POLITICA
La elección que se juega el PJ: poder de fuego en el Congreso, capacidad de reconstruirse y el anclaje 2027

La elección legislativa de este domingo tendrá una gran importancia para el peronismo, aglutinado, mayoritariamente, bajo el techo de Fuerza Patria o sus versiones provinciales que, aunque cambien de nombre, son parte del mismo sujeto político. El PJ pone en juego su volumen opositor, su capacidad de renovación y reconstrucción, su poder de fuego en el Congreso y la vitalidad de los liderazgos que marquen el rumbo en el camino hacia el 2027.
El justicialismo posee la primera minoría en las dos Cámaras del Congreso y las seguirá teniendo. En Diputados cuenta con 98 legisladores. Afuera de ese esquema están los diputados tucumanos que responden al gobernador Osvaldo Jaldo, que estuvo muy cerca de Javier Milei durante la primera parte de la gestión y ahora se alejó y está otra vez jugando en tándem con el PJ. Su futuro se esclarecerá cuando termine el proceso electoral. Como el rol que también tenga el catamarqueño Raúl Jalil, otro de los aliados peronistas de la Casa Rosada.
En el Senado tienen un bloque de 34 senadores. El recambio de la cámara dejará al peronismo con menos legisladores, según asumen en la conducción legislativa de Fuerza Patria. El objetivo es mantenerse en el número 30. Pero la cuenta fina recién se resolverá en la noche de hoy. De todas formas, seguirán teniendo el bloque más grande dentro del recinto.
El PJ va a seguir siendo el núcleo opositor más importante y el que tenga la base de los dos tercios necesarios para dar vuelta cualquier veto que Milei quiera volver a implementar. Sin embargo, tendrán que buscar en Provincias Unidas, la izquierda y los bloques más pequeños referenciados en gobernadores, a los principales aliados para las votaciones trascendentes que proponga el Gobierno a partir del 10 de diciembre.

En la renovación de las cámaras también está en juego el desembarco de nombres propios con peso político. La posibilidad de que se sumen ex gobernadores como Jorge “Coqui” Capitanich, Juan Manuel Urtubey y Gerardo Zamora, le darían mayor volumen político, además de una identidad renovada con caras del peronismo del interior o, en el caso del actual gobernador santiagueño, de dirigentes con real influencia dentro del sistema de gobernadores opositores.
En la elección de este domingo, el peronismo pone en juego su capacidad para reconstruirse después de la derrota del 2023, la interna feroz en la provincia de Buenos Aires y la fragmentación del esquema nacional luego de abandonar el poder. Aún con múltiples fracturas y fisuras, el PJ tiene la posibilidad de reconfigurar su propio mapa de poder desde un lugar de mayor fortaleza. Como en el fútbol, los triunfos siempre ayudan. Por eso, los resultados en cada provincia serán determinantes para el desarrollo de la reconstrucción.
En el territorio bonaerense la interna se mantiene anidada en los subsuelos del poder peronista. Está viva pero tapada. Y quienes conviven con las dificultades que generan, advierten que, una vez que pase la elección, con el andar de la gestión, los resquemores comenzarán a florecer nuevamente. La relación del Gobernador con Máximo Kirchner y el camporismo marcarán el pulso del peronismo bonaerense.
“Fue un esfuerzo enorme el cierre”, confesó un funcionario cercano a Axel Kicillof, en referencia al abrazo que Sergio Massa y Juan Grabois se dieron en el cierre de campaña del jueves en San Martín, sumado a las palabras de agradecimiento del dirigente social al líder del Frente Renovador. Un gesto simbólico de una unidad que costó cerrar, pero que, en términos electorales, dejó un saldo muy positivo el 7 de septiembre. La elección de hoy volverá a poner en foco hasta dónde llega el valor de la unidad.
Si el triunfo provincial se mantiene, aunque pueda ser con una distancia menor con La Libertad Avanza, según marcan las encuestas, la discusión sobre el liderazgo de Kicillof en la provincia de Buenos Aires y su trascendencia nacional a partir de este momento, quedará sepultada. Más allá de que las rencillas internas de un sector del kirchnerismo terminen manteniendo a flote los contrapuntos que desgastaron al espacio político. El debate está agotado. Los movimientos de la dirigencia, pero, sobre todo, los sucesivos triunfos electorales le hicieron crecer la espalda al Gobernador.
“Una vez que pase la elección, Axel debe pensar en trabajar para nacionalizar su liderazgo”, advirtió un funcionario de su confianza, que pone en palabras lo que piensan la mayoría de los dirigentes que están detrás de Kicillof y dentro de las filas del Movimiento Derecho al Futuro (MDF). Si quiere ser candidato a presidente, sea cual sea el resultado de hoy (salvo una derrota en la provincia que, a esta altura, es inesperada), debe salir a la cancha nacional a comenzar un nuevo tiempo en su propio ciclo político.
En términos prácticos, implica visitar otras provincias y reunirse con gobernadores peronistas, en una primera parada de la construcción de un liderazgo nacional. En La Plata son cautos. Falta. Paso a paso. Kicillof ha avanzado a un ritmo menos vertiginoso de lo que la dirigencia que lo rodea pretendía. Pero avanzó. Y fue audaz, una característica que en la política y, sobre todo, en el peronismo, tienen un valor importante.
En el peronismo se está dando una discusión de poder profunda que se mantendrá a lo largo de todo el año que viene. Cristina Kirchner está reconfigurando su liderazgo desde la prisión domiciliaria, advirtiendo que su poder de fuego es cada vez menor, pero que sigue teniendo capacidad de influir en las discusiones internas del PJ a nivel nacional. En mayor o menor medida, pero su palabra sigue teniendo un valor trascendente.
La ex presidenta tendrá que tomar una determinación sobre qué va a hacer respecto a la figura y el trayecto que tiene por delante Kicillof. Desde dónde va a reconstruir la relación con él, en el caso de que lo quiera hacer. Si es una convivencia tensa, si existe un apoyo marcado, si hay una tregua anclada al silencio, si juega un rol determinante para ordenar los vínculos políticos y contractuales con La Cámpora. La estabilidad o la fractura de esa relación es determinante para el futuro inmediato del peronismo bonaerense y de todas sus vertientes de poder atadas al conurbano.
También debe definirse el lugar que ocupará Sergio Massa en el ecosistema peronista. Hasta aquí ha jugado fuerte por evitar una fractura expuesta. Parece sentirse cómodo en ese lugar articulador de voluntades donde el principal objetivo es que todos los platitos permanezcan girando en el aire al mismo tiempo. Hasta aquí ha cultivado el bajo perfil pero, después de las elecciones, los roles de las principales caras del peronismo tenderán a modificarse y el de él entra en esa ronda de cambios. La incógnita es cuándo y cómo.
Hay una renovación incipiente en el PJ de Santa Fe, un recambio generacional que se avecina en el peronismo de La Pampa y una consolidación de caras nuevas en el justicialismo entrerriano. Hay un peronismo que intenta reconstruirse desde las cenizas en Corrientes y un peronismo salteño que espera un ganador para ordenarse. Hay un PJ en Jujuy que está fracturado, un PJ en Misiones que sigue intervenido y un PJ rionegrino que podría volver a generar expectativas.
Hay un peronismo mendocino que está en deuda con un proyecto justicialista nacional y un peronismo neuquino urgido de figuras nuevas. Hay un peronismo sanjuanino que debe convivir en el tiempo con la interna del giojismo y el uñaquismo, y un peronismo catamarqueño que empieza a pensar en el día después de Jalil. Hay un peronismo cordobés que empieza a mirar con mayor detenimiento los pasos de Natalia De la Sota.

Hay muchos peronismos que tienen voluntad de encontrarse en algún punto del camino que une este domingo con las elecciones ejecutivas del 2027. Un recorrido largo que, más allá del resultado de hoy, comenzarán a desandar los principales nombres propios del armado político. Lo que resta saber es, según marquen los votos de la gente, qué tan cuesta arriba será la caminata.
El PJ pone en juego su credibilidad como oposición y, a partir de un aceptable resultado electoral, tratará de reconstruir el lazo de confianza que supo tener con una parte importante del electorado, que lo llevó al poder en cuatro de las últimas seis elecciones presidenciales. Ese contrato voló por los aires en el 2023 y tendrá que reconstruirlo, en los años que quedan, con posturas transparentes y concretas respecto a las políticas mileistas. Escapándose siempre del mote de “golpistas” que el Gobierno le intenta tatuar en el rostro cada vez que puede.
El resultado electoral marcará, entre otras cosas, cuál es el espacio que tiene el peronismo para crecer y quiénes son los actores que pueden llevar adelante esa reconfiguración a nivel nacional. El mensaje, las caras, las propuestas y las alianzas. La empatía y el carisma, los errores reconocidos y los errores que no pueden volver a cometer.
“Hay algo que el peronismo debe incorporar de la gestión de Milei. Si volvemos al poder, hay que gobernar en búsqueda del equilibrio fiscal y con una inflación controlada. Esos dos conceptos de gestión ya quedaron marcados en la sociedad. No se puede volver atrás. La gente no lo aceptaría”, reflexionó un trascendente dirigente peronista del interior. El proyecto de país que quieran representar en el 2027 empezará a discutirse a partir de mañana. Pero primero deben saber en qué lugar del mapa quedan parados y de qué forma. Mandan los votos.
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POLITICA
El previsible triunfo de Karina Milei

El apodo “el Jefe”, que Javier Milei le puso a su hermana Karina, no es una broma ni una simple metáfora para casi todos los funcionarios del Gobierno. Karina Milei es la jefa de la administración (¿por qué su hermano elude el sustantivo femenino que el corresponde?), sobre todo después de los fulminantes cambios del fin de semana. El Presidente eligió esa fórmula porque él prefiere dedicarse a la economía (territorio donde Karina Milei no influye ni lo intenta) y a pregonar las ideas libertarias por el mundo.
Ganó Karina Milei contra todas las versiones que indicaban una paridad en la relación de fuerzas con el principal asesor presidencial, Santiago Caputo. A pesar de todo, también fue una buena noticia para Mauricio Macri. La discusión de Javier Milei con Macri del viernes fue un debate entre un expresidente, acostumbrado cuando gobernó a participar de todas las decisiones de su gobierno, y un presidente actual cuya estrategia es cogobernar con su hermana.
La discusión siguió esa dirección, más que nada cuando Macri se enteró de la designación de Manuel Adorni como jefe de Gabinete, hasta el punto de que el exmandatario le dijo a Milei: “Estás más preocupado por la interna que por administrar el país”. El expresidente se refería a la tensa relación (para llamarla de algún modo) entre Karina Milei y Santiago Caputo. Macri se queda con Karina si debe optar por Caputo. Milei le contestó que las decisiones ya estaban tomadas y que él no las rectificaría. Las milanesas se enfriaron en el plato por el clima que había, por la disidencia entre los comensales y por las permanentes interrupciones de Milei para hacerse cargo de la renuncia de Guillermo Francos.
Sin embargo, los que conversan con Macri vieron a una persona el sábado mucho más ofendida y “decepcionada” (es la palabra que a él le gusta para describir cómo salió de Olivos) que la que percibieron el lunes, después de la designación de Diego Santilli como ministro del Interior. Macri no descarta, dicen, que la designación del actual ministro haya sido consecuencia de una reflexión del Presidente luego de la conversación con el “Presi”, como el actual jefe del Estado lo llama a su antecesor. “Lo de Santilli fue una buena decisión”, deslizó el actual presidente de Pro.
Macri valora a Santilli porque tiene la ventaja de no estar peleado con nadie, de no ser rencoroso y de poder hablar con todos los referentes de la política nacional. En efecto, en las últimas horas se escuchó hablar bien de él a casi todos los dirigentes políticos más conocidos, desde el propio Macri hasta Elisa Carrió, pasando por referentes radicales y varios gobernadores. Tal vez haya influido que su designación sucedió cuando se daba por hecho que el nuevo ministro del Interior sería Santiago Caputo y, para peor, con un poder mucho más amplio que el de titular de la cartera política.
Según todos las huellas encontradas, esos rumores salieron de las cercanías del propio Caputo. ¿Quién más que Caputo podría hablar con tanta seguridad de Caputo? Santilli es un profesional de la política, mientras Caputo es, hasta donde se sabe, un consultor electoral sin ninguna experiencia en la administración pública. Esa es la diferencia que marcan los dirigentes políticos cuando hablan de los dos. Pero todos ellos también refieren a otra condición indispensable para que Santilli sea eficaz en la gestión: que le den lo que le negaban a Francos.
En verdad, Francos llegaba a acuerdos con los gobernadores y legisladores, pero algunas de esas promesas no las podía cumplir porque alguien (¿Santiago Caputo?) interfería en su instrumentación. Paralelamente, era el propio Caputo quien hablaba con los gobernadores, prometía decisiones de la administración (recursos, sobre todo) y lograba que sus compromisos se cumplieran. Por eso, muchos gobernadores decían que debían optar entre los modos cordiales y respetuosos de Francos y las conversaciones más distantes, pero más efectivas, con Caputo.
Si se miran esos antecedentes con ojos conspiranoicos, podría deducirse que el joven asesor estaba trabajando desde hacía mucho tiempo en su aspiración de reemplazar a Francos. No pudo ser. Tanto Adorni como Santilli tienen los pergaminos de su buena relación con Karina Milei. Si todos los rumores son ciertos, y Caputo está en una pelea interna desenfrenada con la hermana del Presidente, ya es hora de que se entere de que está librando una lucha inútil. Entre Javier y Karina Milei hay una dependencia emocional, además de una historia común.
Muchos podrán discutir si el reciente triunfo de Milei es obra del espanto por la opción que tenían los argentinos o del pánico ante la posibilidad de un gobierno huérfano, pero lo cierto es que el jefe del Estado es un resultadista. Para él, su hermana es la única persona que confió en la victoria arrolladora de La Libertad Avanza, aunque solo Javier Milei sabe cómo y cuándo Karina se lo dijo. Sus conversaciones nunca serán públicas.
El joven Caputo no tiene menos poder que antes, pero tiene mucho menos poder que el que aspiraba tener. Aseguran que se imaginaba como jefe de Gabinete o como un superministro del Interior, con el control de áreas importantes como las de transporte y obras públicas. Aspiraba a llevar a su amigo Sebastián Amerio, actual secretario de Justicia, al frente de ese ministerio en lugar de Mariano Cúneo Libarona. Karina Milei se interpuso y Cúneo Libarona seguirá siendo ministro, por ahora.
Y, desde ya, Caputo quería conservar todos los lugares que amigos suyos ocupan en la administración. En rigor, debería comprobarse si tiene tantos vicarios en las distintas oficinas y agencias del Estado. Si fuera así, su lista de amigos se parecería por su extensión a las antiguas guías telefónicas. Tiene, sí, dos oficinas cruciales de la administración en poder de amigos suyos: la SIDE, el servicio de inteligencia del Estado, y la DGI, la oficina que conoce todos los ingresos y los gastos de todos los argentinos.
Si, como indican algunas versiones, lo despojaran de su influencia en esas dos agencias, podrá decirse que el Presidente hizo algo más que frenar el enorme apetito de poder de su asesor. Milei se cuidó también de conservar las apariencias: le dio un interminable abrazo a Caputo en la reunión de gabinete del lunes, después de haberlo notificado el fin de semana de que se quedaba donde estaba. El jefe del Estado le reconoce a su asesor una capacidad intelectual para la política que no encontró en otros colaboradores. Caputo es consciente de que cuenta con esa ventaja: por algo decidió competir con el poder de Karina Milei. ¿Habrá tomado nota el fin de semana de que es una competencia inservible?
Regresemos a la relación de Macri con Milei. El expresidente oscila entre el reconocimiento a la línea fundamental de las políticas de Milei, a la que considera buena, y una mirada crítica de la gestión cotidiana de la administración. Insiste con que conserva una “buena relación” con el Presidente, pero al mismo tiempo se muestra decepcionado por la renuncia de Francos y por el ungimiento de Adorni en la última cima de la administración.
No es una cuestión personal con el exvocero presidencial; es, más bien, la sospecha de que su falta de experiencia podría contribuir a la continuación de la falta de gestión del gobierno de Milei. En el fondo, el temor de Macri es que otra vez fracase la posibilidad de instaurar políticas sensatas en un país cautivado en los últimos años por la insensatez. También hay una cuestión de estilos que los diferencia mucho. Como lo explicito ayer en un seminario, no le gustan los líderes “narcisistas” que le huyen a la “empatía” y que prefieren cultivar ciertos rasgos del “populismo”. Estaba hablando del mundo, no de la Argentina, pero la vinculación entre lo nacional y lo internacional es inevitable. En esos párrafos sobre el fenómeno político que recorre gran parte de Occidente pueden encontrarse otras razones de sus desacuerdos implícitos con Milei. Con todo, Macri subraya que el rumbo esencial del gobierno del Presidente es correcto.
En ese contexto donde todo se mueve, el radicalismo vive las vísperas de la elección de nuevas autoridades en diciembre próximo, cuando concluirá el actual mandato de Martín Lousteau como presidente partidario. Lousteau fue el primer presidente del radicalismo que casi carece de antecedentes en la militancia del partido con más historia del país. La UCR recurrió muchas veces a candidatos extrapartidarios para presidentes de la Nación, pero siempre cuidó los antecedentes partidarios de su propios presidentes. Quizás por eso se dio muchas veces el caso inédito de que Lousteau, senador nacional hasta el próximo 10 de diciembre, votara de una manera en el Senado mientras el resto del bloque del radicalismo lo hacía de otra manera.
El nombre que más se escucha para reemplazarlo es el del exdiputado nacional Mario Negri; su elección significaría el regreso de ese partido a una conducción de dirigentes con larga trayectoria en la organización política que fundó Alem. Negri tiene cintura política para el diálogo y los acuerdos; lo eligieron presidente del heterogéneo interbloque de Juntos por el Cambio cuando Macri fue presidente de la Nación. Amigo personal de Carrió, suele hablar con Macri, frecuenta la estructura nacional del radicalismo, está costumbrado al diálogo con los peronistas razonables, y hasta lo conoce a Guillermo Francos desde los tiempos en que fueron diputados nacionales.
Según dirigentes que avalan su candidatura, Negri podría restaurar en el radicalismo la coherencia entre las decisiones del partido y las posiciones de sus bloques parlamentarios. Imaginan, inclusive, un diálogo más institucional entre ese partido y Santilli (Negri y Santilli se tratan desde hace mucho tiempo) y no solo entre el gobierno nacional y los gobernadores radicales, con cada uno por separado. Pero precisamente falta todavía la opinión de los gobernadores, sobre todo de los dos más influyentes: el mendocino Alfredo Cornejo y el correntino Gustavo Valdés. Después de las experiencias de Gerardo Morales y de Lousteau al frente de ese partido, la primera prioridad de los radicales consiste en buscar la resurrección.
Joaquín Morales Solá,Conforme a
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Pese que aun no asumió como ministro del Interior, Santilli ya empezó a contactar a gobernadores para negociar su apoyo a las reformas

Diego Santilli comenzó a moverse y negociar como ministro del Interior antes de asumir formalmente el cargo. Según pudo saber TN, ya mantuvo conversaciones con varios gobernadores y en su entorno aseguran que “no llegó a hablar con todos, pero va lo va a hacer”. En sus equipos avanzan sobre una agenda de trabajo para iniciar la próxima semana, cuando se espera que se concrete la toma de juramento.
El Gobierno postergó la asunción del funcionario a la espera de conseguir el dictamen de mayoría para el proyecto de Presupuesto 2026, que finalmente se resolvió este miércoles. Con el aval parlamentario ya en manos del oficialismo, Santilli estaría en condiciones de asumir, aunque el presidente Javier Milei viaja este miércoles a Estados Unidos, por lo que la ceremonia se trasladaría a la semana próxima.
Leé también: Lisandro Catalán se reunió con Santilli para hacer la transición del Ministerio del Interior
Mientras tanto, el diputado define al equipo que lo acompañará en la cartera del Interior y delinea los primeros pasos de su gestión. La prioridad será recomponer el vínculo con los mandatarios provinciales, tras las tensiones acumuladas por los recortes y el freno de la obra pública.
Por su trayectoria política, Santilli mantiene relación con la mayoría de los gobernadores, tanto por su paso por Juntos por el Cambio como por los años compartidos en el Congreso.
Primeros contactos y una agenda de diálogo
Este martes, Santilli se reunió con Lisandro Catalán para hacer la transición. El exfuncionario le informó sobre la agenda pendiente del ministerio y los principales temas de gestión en desarrollo.
“Le deseo el mayor de los éxitos en la tarea de fortalecer el vínculo con las provincias y consolidar una agenda federal. Confío en su capacidad y compromiso para, con diálogo y trabajo conjunto, avanzar en las reformas estructurales que impulsa el presidente Javier Milei”, afirmó Catalán.
En los hechos, Santilli ya empezó a actuar como ministro. De acuerdo con la información que pudo confirmar TN, tomó contacto con varios mandatarios provinciales -entre ellos, Gustavo Valdés (Corrientes) y Rolando Figueroa (Neuquén)-, en una ronda de conversaciones orientada a delinear los temas urgentes de la agenda federal.
Figueroa mantuvo una charla telefónica con Santilli tras su designación y destacó el buen vínculo que mantienen desde su paso común por la Cámara de Diputados. En declaraciones a Diario Río Negro, señaló que “tiene buena relación” y valoró su rol como futuro articulador entre Nación y provincias.
El designado por Milei como ministro del Interior habría mantenido también comunicaciones con los gobernadores de San Juan, Marcelo Orrego; de Chubut, Ignacio Torres; de Entre Ríos, Rogelio Frigerio; de Córdoba, Martín Llaryora, y de Mendoza, Alfredo Cornejo. Todos ellos integran el grupo de mandatarios a los que la Casa Rosada identifica como dialoguistas y potenciales aliados para las reformas laboral e impositiva que el Gobierno planea enviar al Congreso.
Todos ellos, junto al resto de los gobernadores dialoguistas y aliados, expresaron en redes sociales su expectativa por la designación de Santilli. Desde el oficialismo tomaron esas señales como un respaldo inicial al nuevo ministro en su intento por restablecer puentes con el interior del país.
El hasta ahora diputado asume su cargo Ejecutivo con el desafío de garantizar los consensos políticos que necesita el oficialismo para aprobar el Presupuesto y avanzar en las reformas estructurales. Su tarea será la de relanzar el vínculo entre el Gobierno y las provincias.
Expectativa y cautela en las provincias
Apenas se conoció la designación de Santilli generó expectativa y prudencia entre los gobernadores. En las provincias valoran que el reemplazante de Catalán tenga un perfil más político y experiencia en gestión, pero advierten que el desafío no será solo de nombres, sino de poder real para tomar decisiones concretas.
Leé también: Presupuesto 2026: el oficialismo logró dictamen de mayoría y se trataría en sesiones extraordinarias
Milei confirmó que Santilli será el encargado de “llevar adelante las conversaciones con gobernadores y legisladores para articular los consensos necesarios” sobre las reformas que el Gobierno busca aprobar en el Congreso.
Una primera lectura en las provincias es que el nombramiento podría significar una oportunidad para recomponer la relación política con la Casa Rosada, deteriorada a lo largo de los dos primeros años de gestión. Sin embargo, los mandatarios pidieron que el diálogo se traduzca en hechos. “Me gustaría saber cuál es el mandato que tiene del Presidente: si es ser amplio con los gobernadores o ser restringido con los gobernadores”, señaló a TN un mandatario de una provincia productiva.
Diego Santilli, Gobernadores
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Así fue la despedida de Guillermo Francos de la Casa Rosada: el mensaje que le dedicó a su equipo

Guillermo Francos compartió un video de una ceremonia que organizo el Gobierno para despedirlo. “Gracias y hasta siempre”, fue el título que llevó el texto que compartió en sus redes sociales.
El exministro del Interior y Jefe de Gabinete, agradeció la dedicación del equipo que lo acompañó en su paso por esta gestión.
La salida de Francos estuvo acompañada por la dimisión de Lisandro Catalán, titular de la cartera de Interior y mano derecha del exjefe de Gabinete.
El pasado viernes, el ex Jefe de Gabinete había anunciado su salida. “Ante los persistentes trascendidos sobre modificaciones en el Gabinete Nacional, me dirijo a usted con el objeto de presentarle mi renuncia para que pueda afrontar sin condicionamientos la etapa de gobierno que se inicia luego de las elecciones nacionales”, escribió en una carta para el Presidente, publicada en redes sociales.
En ese caso, Francos había expresado que para él fue honor ser parte de este Gobierno, que describió como un “proyecto transformador que tiene por objeto encmainar a nuestro páis en una senda de libertad y progreso”.
Ahora, en esta nueva publicación, muestra un clima de despedida cordial, con un gran grupo de gente que lo aplaude, se ve también que él expresó algunas palabras y que a su lado se ubicó Catalán.
Noticia en desarrollo.
pic.twitter.com/qPAfv0VIhN,November 4, 2025,Conforme a
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