POLITICA
La Justicia confirmó el procesamiento del juez federal acusado de robar 144 monedas de oro

La Cámara Federal de San Martín confirmó hoy el procesamiento del juez Martín Poderti, actual miembro del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, por el robo de 144 monedas de oro que estaban guardadas en una caja de seguridad. El robo “hormiga” se habría concretado entre el 26 de diciembre de 2019 y el 9 de febrero de 2023. En ese período, Poderti era secretario del juzgado federal de San Isidro. La Justicia comprobó que ingresó 19 veces al Banco Nación, incluso cuando estaba de licencia. En cada visita, tenía que presentar su DNI y firmar una planilla.
Las monedas habían sido secuestradas en 2017, en el marco de un expediente narco que llegó a juicio oral. El dueño terminó absuelto y se ordenó el reintegro de su dinero. Cuando fueron a buscarlas, el 9 de abril del año pasado, habían desaparecido, aunque todavía quedaban varios lingotes de oro y relojes de alta gama. El actual secretario del juzgado federal 2 de San Isidro, sucesor de Poderti en el cargo, ordenó en ese momento labrar un acta y se disparó una investigación judicial que estuvo a cargo del fiscal Paul Starc.
“Acerca de la actividad emprendida por los funcionarios, instrumentada a través de diversas actas con todas las formalidades impuestas por la ley y con base expresa en las sucesivas órdenes judiciales, no existe pauta indicativa de un obrar irregular que importe una vinculación amañada y/o artificiosa en contra del causante”, dice el fallo de la Cámara, que lleva la firma de Alberto Lugones y Néstor Barral.
En su indagatoria, Poderti contó que iba seguido a la caja de seguridad porque había sufrido dos robos en su casa y que prefería guardar los elementos de valor en ese lugar.
También ensayó una acusación contra varios de sus ex compañeros en el juzgado. “Hasta que yo presté funciones en ese Juzgado Federal 2 de San Isidro, no había caja de seguridad y lo que fungía como lugar de resguardo de los efectos, era un armario de dos puertas de madera, que tenía una llave minúscula que se encontraba a disposición del personal de la secretaria, en el primer cajón del lado izquierdo del escritorio donde prestaba funciones. En varias oportunidades, había encontrado a mi arribo, ese armario abierto, situación que me había instado a llamar la atención al personal de la Secretaría”, lanzó.
Los camaristas no le creyeron. “Los descargos efectuados por el incuso no encuentran asidero más que en sus propias manifestaciones que -como se vió- se hallan menguados de veracidad si se considera que sus explicaciones no logran controvertir la diversificada prueba fundamental que lo posiciona como autor de la sustracción de los valores cuya custodia debía haber ejercido”, dice el fallo.
En total, las monedas que desaparecieron eran 144, con un costo aproximado de USD 200 mil. Según el expediente judicial, son 59 piezas de oro, representando moneda “KRUGERRAND”; 28 piezas de oro “ESTADOS UNIDOS MEXICANOS”, representando 50 pesos mexicanos; 54 piezas de oro, representando moneda libra (soberano); 2 piezas de oro, representando moneda CIEN SOLES – PERÚ; y 1 pieza de oro, representando moneda (100 Yuanes).
Según la investigación judicial, el robo se habría concretado entre el 26 de diciembre de 2019 y el 9 de febrero de 2023. En ese período, Poderti ingresó un total de 19 veces a la caja de seguridad asignada al juzgado federal 2 de San Isidro.
El primer ingreso constatado por el banco fue el 26 de diciembre de 2019. Poderti había recibido las llaves de la caja apenas 16 días antes. Ese traspaso también quedó registrado y hasta se sacaron fotos.
No fue lo único que llamó la atención de los investigadores. Poderti también habría ingresado a la caja 5 veces mientras estaba de licencia: 02/11/22, 28/12/22, 30/12/22, 27/01/23 y 09/02/23. Los dos últimos ingresos son, a su vez, más complejos porque desde diciembre de 2022, Poderti ya estaba en conversaciones con distintos actores judiciales para dejar el juzgado de San Isidro por un problema personal. El traslado formal a ese tribunal fue el 7 de marzo.
En diciembre, Poderti había sido procesado por el juez Emiliano Canicoba Corral el delito de malversación de caudales públicos. Su caso está desde entonces en el Consejo de la Magistratura.
POLITICA
Emilio Massera: las historias más oscuras de uno de los personajes más siniestros de la historia argentina

Él imaginó muchas veces este día. El 19 de octubre de 2025. Los cien años del día de su nacimiento. Sabía que no iba a estar para verlo pero no le importaba. Imaginó avenidas con su nombre, algún edificio público con las letras doradas de su apellido en el frente. Tal vez se ilusionó con que fuera feriado nacional. Soñó que el centenario de su nacimiento fuera celebrado en todo el país, que los alumnos de la escuela primaria dieran discursos celebrando sus hazañas. Sus delirios de grandeza, su megalomanía, no reconocía límites. Creyó que los podía engañar a todos, que su plan era infalible y que la historia lo recordaría como un gran hombre, que no sería olvidado.
En parte tuvo razón. Nadie lo olvida. Pero no por los motivos que él supuso. No integra el panteón de los héroes de la patria, nadie -absolutamente nadie- lo considera un prócer.
Emilio Eduardo Massera, el Almirante Cero, encabeza la galería de los personajes infames de nuestra historia. El personaje más siniestro del tiempo más oscuro.
“Massera fue el jefe más maquiavélico, torcido, barroco, dúplice, oportunista y complejo que tuvo el engendro de siete años de duración que se llamó a sí mismo Proceso de Reorganización Nacional. También fue de lejos el más ambicioso, y el más inescrupuloso a la hora de tratar de concretar su deseo: conquistar el poder absoluto”, escribió su biógrafo Claudio Uriarte.
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Emilio Eduardo Massera, se convirtió, durante el tercer gobierno de Perón, en el Jefe de la Marina más joven de la historia. Su ascenso en la fuerza, que había comenzado dos décadas antes, había culminado. La Marina siempre se había destacado por ser el arma más antiperonista de las tres. El mismo Massera había sido asistente personal del jefe de la Armada que había encabezado los bombardeos a Plaza de Mayo en junio del 55. Después llegaron Rojas, la Libertadora y demás.
Pero este joven almirante había logrado que se saltearan tres generaciones de marinos (los había mandado a retiro) para hacerse con el mando. Prometía un enfoque diferente: popular, alejado del perfil elitista, democrático. Y hasta peronista.
Resistió el resto de los años de los gobiernos justicialistas al mando. Mientras jugaba a seducir a la presidenta, con flores, bombones y piropos, por detrás conspiraba para derribar su gobierno y para que las Fuerzas Armadas se pusieran al frente de la llamada lucha antisubversiva y que, de paso, también se hicieran con el gobierno mediante un golpe de estado.
Estos movimientos de Massera durante 1975 resultaron claves para el golpe de marzo de 1976 y para que el Proceso adquiriera su posterior fisonomía. Se ocupó de que la Marina estuviera involucrada en cada instancia y en cada decisión. Eso le permitió, llegado el momento, exigir un tercio de los cargos y de las decisiones, y que el órgano superior del nuevo gobierno de facto fuera la Junta. Por primera vez, tras un golpe de estado, el país se dividía en tres. A cada arma le correspondía un tercio de los cargos. Así, gracias a la prevención de Massera, la Marina consiguió un tercio de los ministerios, gobernaciones y hasta de canales y radios de TV. Pero él no se conformaba sólo con un tercio del poder.
En esta división tripartita radica una de las mayores peculiaridades del Proceso. Mientras había unanimidad y férrea censura en lo atinente a lucha antisubversiva, en los medios y en las declaraciones de funcionarios se filtraban críticas hacia otros aspectos del gobierno. Massera, sus adláteres y sus periodistas esmerilaron la política económica y educativa del régimen desde el comienzo. Querían que quedara claro que la figura fuerte del trinomio era él. Hasta llegó a dar órdenes a sus barcos en las aguas del Sur para que provocaran un incidente con pesqueros soviéticos, para perjudicar e incomodar la postura de Videla ante una de las potencias.
En las reuniones de la Junta acosaba a Videla, lo presionaba y hasta se burlaba de él. Empujaba los límites cada vez que podía.
Fue Massera el que convirtió la ESMA en uno de los más atroces centros de tortura, desaparición y asesinato. Encabezó una banda que no dejó de recorrer e incurrir en cada artículo del código penal. Ahí nació uno de los nombres con los que se lo conocía: el Almirante Cero. Ese era él.
El Cero, el que estaba antes que el uno.
Se puso al frente de los operativos de los secuestros, las torturas y las desapariciones. Encabezó varios de ellos y supervisaba personalmente el funcionamiento macabro de la ESMA. Esto se debió a dos principios que blandía, hasta con orgullo, cada vez que podía. Por un lado, daba el ejemplo y obligaba al resto a involucrarse en lo ilegal. “Si todos están involucrados, si todos tienen las manos manchadas de sangre, nadie puede hablar, nadie puede delatarnos”, pensaba. Por el otro sabía que en el siniestro equilibrio del Proceso cuanto más acción represiva, cuanto mayores sean las desapariciones a su cargo, mayor sería su poder.

Ante embajadores y funcionarios extranjeros se mostraba amplio y conciliador, y culpaba de los desaparecidos a Videla y al ejército. Decía que si no fuera por Videla, Viola y Harguindeguy, él entregaría las listas. Pero para dentro del Proceso, en las internas palaciegas, era duro e inclemente, presionaba y exigía superar límites todo el tiempo.
“Desarrolló una maniobra increíble. Para dentro de las Fuerzas Armadas, era el portavoz de la línea dura; para fuera, era el almirante culto y aperturista de los discursos de estilo literario”, escribió Claudio Uriarte. Era bifronte. Él quería ser de los duros dentro de la interna militar, y dialoguista y hasta pacifista para la sociedad y el extranjero.
En una comunicación reservada de la embajada de Estados Unidos de fines de 1976 se describe su modus operandi: “Las tácticas de Massera son descaradamente oportunistas y de conveniencia; se dice que está en contacto con ciertos civiles interesados en verlo ascender. Se describió a sí mismo como el líder de una facción pluralista, democrática, que cuenta con el apoyo de la fuerza aérea, la marina y el “ejército del interior”, es decir de las provincias. Agregó que ese grupo representaba la mayoría dentro de las fuerzas armadas. El de Videla y Viola, el segundo grupo, sostuvo Massera, es anti-estadounidense, anti-democrático y tiene vínculos con la izquierda”. El informe del embajador norteamericano finalizaba con esta sentencia: “Videla y Viola son, por cierto, igual de democráticos que Massera, lo cual no es decir mucho”.
En sus apariciones públicas se mostraba atildado y altisonante. Sus discursos eran escritos por el periodista Hugo Lezama, especie de ventrílocuo del dictador desde el Golpe hasta el alegato final del Juicio a las Juntas.
“No vamos a combatir hasta la muerte. Vamos a combatir hasta la victoria, esté más acá o más allá de la muerte” decía engolado, haciendo que lo pomposo le permitiera percibir el sinsentido de sus palabras.
Sus vaivenes, sus cambios, sus contradicciones, no eran parte de una patología, ni de una doble personalidad, ni ningún signo de esquizofrenia. Eran simplemente manifestaciones de su desbocada búsqueda de poder. Nunca le alcanzaba el que tenía. Siempre quería más. Anhelaba ser presidente y dentro de su visión (angosta y corta) él podía y debía ser el próximo presidente.
Antes del Golpe, él conocía las tradiciones argentinas, sabía que sólo el ejército podía encabezar un nuevo gobierno. Pero apostaba a cambiar eso con un tercio del país bajo su mando y atacando a Videla, por quién él había abogado, porque de todos los candidatos a dirigir el ejército era al que más vulnerable veía. Con el mismo fin atacaba cada vez que podía a Martínez de Hoz y a la política económica. Cuando en 1978 se debían renovar las autoridades y aparecía la figura del Cuarto Hombre, Massera anheló ese lugar para él. Pero fue para Videla.

No desistió en sus ambiciones. Creó el Diario Convicción y después la revista Cambio para intentar influir en la opinión pública y para que su figura mutara en la de un líder social demócrata para cuando retornara la democracia. En la transición post Malvinas fundó un partido político y desnudó sus aspiraciones presidenciales. El Partido para la Democracia Social se presentaba desde sus afiches callejeros con un Massera sonriente y con sus cejas voluminosas como “El cambio para vivir en democracia”. Esa era la idea que subyacía en su campaña: sólo alguien con mano fuerte, sólo un militar puede hacerse cargo de la situación. Anhelaba ser un nuevo Perón. Nadie excepto él creyó que tenía posibilidades.
Parte del esquema de la ESMA, con la idea de la reconversión de parte de los detenidos, con hacerlos trabajar para su proyecto político se basaba en esa ambición de poder del Almirante Cero.
Pero mientras el Proceso se desgajaba, sus apoyos se fueron despegando y hasta la justicia se le animó. Los cambios de equilibrios lo dejaron más vulnerable de lo que él había calculado, ensimismado en su carrera presidencial, y debió rendir cuentas por algunos de los múltiples delitos que cometió.
En junio de 1983 fue detenido por el Caso Branca. Fernando Branca, antiguo socio suyo en un negociado y esposo de una de sus amantes, había sido asesinado por orden suya.
Rodolfo Galimberti alguna vez dijo que si Massera quería hablar con alguien lo mandaba secuestrar. Massera era un asesino. No sólo mató en la ESMA, no sólo mató y mandó matar por lo que llamaron la lucha antisubversiva; lo hizo también por cuestiones económicas, de poder, personales y hasta por problemas de polleras. Desatado y convencido de su impunidad se sumaban a sus listas Marta Homberg, Ricardo Dupont, Fernando Branca y hasta el General Actis, lo que le permitió que Lacoste (y por ende él) manejara el EAM 78 y el Mundial de fútbol y sus 700 millones de presupuesto (cuando inicialmente serían 70).
Política, asuntos personales, disputas económicas, odios y hasta caprichos los dirimía con asesinatos. Estaba convencido de su impunidad. Y estaba convencido de que su camino sólo podía ser ascendente. Su cinismo épico le permitía frases como la siguiente: “Lo absolutamente cierto, es que aquí y en todo el mundo, en estos momentos, luchan los que están a favor de la muerte y los que estamos a favor de la vida. Y esto es anterior a una política o una ideología. Esto es una actitud metafísica. Estamos combatiendo contra nihilistas, contra delirantes de la destrucción”.
El periodista Claudio Uriarte contó su vida en Almirante Cero. Es probable que se trate de la mejor biografía política escrita en el país. Uriarte entendió como nadie la época y explica los setenta a través del desbocado marino. Un texto escrito sin prejuicios, con lucidez y valentía (una paradoja: Uriarte murió en 2007 pero Página 12 publicó su obituario de Massera en 2010 dado que la enfermedad del marino hizo que el texto estuviera escrito desde mucho antes).
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Massera pretendía menospreciar la labor de las organizaciones de derechos humanos. Para él su existencia sólo probaba que él y sus cómplices habían triunfado dado que ya no enfrentaban a quienes deseaban la revolución, los cambios estructurales, sino que sus enemigos desde ese momento sólo pretendían reponer el imperio de la ley. Creía que esas provocaciones que le dictaban sus escribas al oído lo convertían en alguien ingenioso.
“Me siento responsable, pero no me siento culpable”, dijo en su alegato en el Juicio a las Juntas. Y siguió: “No he venido a defenderme. Nadie tiene que defenderse por haber ganado una guerra justa. Y la guerra contra el terrorismo fue una guerra justa. Sin embargo, yo estoy aquí procesado porque ganamos esa guerra justa. Si la hubiéramos perdido, no estaríamos acá. Casi diría que afortunadamente carezco de futuro. Mi futuro es una celda. Lo fue desde que empezó este fantástico juicio y allí transcurrirá mi vida biológica, ya que la otra, la vida creadora se la entregué voluntariamente a esta veleidosa y amada Nación”.
Para cerrar intentó mostrarse magnánimo y seguro del juicio de la historia: “No hay odios en mi corazón. Hace tiempo que he perdonado a mis enemigos de ayer, y a mis flamantes enemigos que no han podido sustraerse a la compulsión que estamos viviendo. Y estoy en una posición privilegiada. Mis jueces disponen de la crónica, pero yo dispongo de la historia y es allí donde se escuchará el veredicto final”.
Luego se sentó orgulloso en el banquillo sin percibir una vez la realidad, sin percatarse de que con ese discurso alambicado, falaz y de cartón sólo había hecho el ridículo.
9 de diciembre de 1985. El hombre, que había sido muy poderoso, está detenido. En horas se sabrá su destino. Pero como parte del poder residual que mantiene, su lugar de reclusión no es una celda con paredes descaradas, ratas merodeando y rejas como límite. Es un bungalow, cómodo y equipado, en una base militar. Otro de los beneficios: las visitas pueden ingresar cuando quieran. Él ya prendió la parrilla y destapó un vino. La carne la traen los que están llegando en una camioneta. Antes de que el periodista Hugo Lezama y su hijo, los visitantes, bajen del vehículo, ven al hombre que los recibe con una enorme sonrisa y haciendo señas raras con las manos. Lezama tardó unos pocos segundos en entender. Massera abría sus dos manos a la vez, para después cerrarla y dejar sólo dos dedos, en V. Doce. “Doce años”, repetía Massera. “Eso es lo que me van a dar”. Lezama le preguntó si había hablado con alguien, si se había filtrado algún dato desde la Cámara Federal. Massera le dijo que no, que lo había soñado.
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Luego esperaron que la radio trajera el fallo. Mientras otros miembros de las Juntas estaban con su familiares, a Massera sólo lo había ido a acompañar su ghostwriter. El ex almirante estaba exultante. Al momento del comienzo de la lectura de la sentencia, ya tomaban whisky y picaban salamín.
Cuando escuchó cadena perpetua, Massera se derrumbó. Envejeció varios años en un instante. Tal vez fue ese, el primer momento en el que supo que todo había terminado para él. Que sus desvaríos no lo iban a poder evadir de su destino.
Después vinieron los años de reclusión acomodada en Magdalena con los otros militares sentenciados. En 1990 fue beneficiado por los indultos de Menem. En ese tiempo dio varias entrevistas en las que no abandonó el tono altisonante, el desafío y la falta de reconocimiento de sus crímenes.
En 1998, otra vez la cárcel por robo de bebés. La imprescriptibilidad de los crímenes de Lesa Humanidad. Otra lujosa prisión domiciliaria y otra vez el desafío. Hubo testimonios fotográficos que demostraron que violó la prisión domiciliaria en varias oportunidades. En 2002 sufrió un severo ACV. Ya no compareció en las causas pendientes que se cursaban en su contra en Argentina y en varios países más. Su decrepitud y agonía fueron largas y silenciosas. Estuvo ocho años totalmente apagado, con sus habilidades intelectuales menguadas de manera definitiva. Murió el 8 de noviembre de 2010. Tenía 85 años.
Emilio Massera, dictadura militar, desaparecidos, ESMA
POLITICA
El Gobierno de Santa Fe entregó nuevas armas de menor letalidad para que las fuerzas patrullen Rosario

La incorporación de armas lanzadoras Byrna a los patrullajes de la Policía de Santa Fe en Rosario marcó un nuevo enfoque en la estrategia de seguridad provincial. Luego de que el Gobierno provincial adquiriera las herramientas en marzo, el mandatario Maximiliano Pullaro hizo entrega del armamento.
Desde este sábado, los agentes comenzaron a utilizar estos dispositivos, que disparan balas de gas pimienta y polímero, como parte de un plan de reequipamiento impulsado por las autoridades. El objetivo central es ofrecer una alternativa de baja letalidad para enfrentar situaciones de riesgo, situándose como una opción intermedia entre las armas de fuego convencionales y la contención física.
En este sentido, explicaron que las armas Byrna funcionan de manera similar a una pistola tradicional, pero emplean proyectiles no letales y son impulsadas por dióxido de carbono. Su alcance llega hasta 20 metros, lo que permite a los agentes incapacitar o disuadir a un agresor sin recurrir a munición letal.
Según la información proporcionada por Rosario3, el equipamiento adquirido incluye no solo pistolas, sino también rifles y ametralladoras. Cada uno de ellos fueron diseñados para operar con distintos tipos de munición adaptados a diversas situaciones operativas.
La adquisición de 100 armas Byrna se realizó a través de una licitación que contempló también la compra de Taser, dispositivos que ya forman parte del arsenal de la Policía de Santa Fe. De este total, 67 unidades han sido asignadas a la jurisdicción de Rosario, donde son empleadas por la Brigada de Orden Urbano, el Comando Radioeléctrico, la PAT y la Guardia Provincial. El resto de los dispositivos se distribuirá en otras zonas de la provincia, ampliando así la cobertura de esta tecnología de baja letalidad.
Durante la jornada inaugural de los patrullajes con las nuevas armas, el gobernador, la vicegobernadora Gisela Scaglia y el ministro de Justicia y Seguridad de Santa Fe, Pablo Cococcioni, supervisaron personalmente el despliegue, subrayando la importancia de dotar a las fuerzas de herramientas que permitan reforzar la seguridad ciudadana sin incrementar los riesgos asociados al uso de armas letales.
La Policía de Santa Fe sumó a dos nuevos canes policiales, tras haberse jubilado “Ron”
El retiro de Ron, uno de los perros más experimentados de la Policía de Investigaciones (PDI) de Rosario, marcó un momento de reconocimiento y renovación en la fuerza, al tiempo que dos nuevos canes, Kanu y Kenzo, se sumaron oficialmente al servicio. La ceremonia contó con la presencia de la vicegobernadora y el ministro de Justicia y Seguridad provincial.
Durante el acto, Scaglia subrayó la relevancia de la labor que desempeña la División Canes dentro de la fuerza policial, al afirmar que “el trabajo de Ron ha sido clave en cada una de sus misiones; en cada uno de los operativos que tuvo que estar fue un perro destacado”.
En línea con esto, remarcó: “Para nosotros es importante seguir trabajando en la fuerza con una División Canes que pueda poner lo mejor de sí, que pueda demostrar que los animales tienen una capacidad que nosotros no tenemos y que son buenos en las búsquedas”.
La vicegobernadora también expresó su reconocimiento a la familia que recibirá a Ron tras su retiro, señalando que “tienen una gran incorporación en su casa, un perro que lo dio todo por esta provincia, que lo dio todo por la seguridad”. Además, destacó el papel fundamental de los animales en las fuerzas de seguridad y el valor del trabajo colectivo de la División.
Por su parte, Cococcioni detalló que la incorporación de Kanu y Kenzo fortalecerá las tareas de inspección vehicular y la búsqueda de estupefacientes, tras agradecerle a Scaglia el haber estado presente en el acto de retiro y bienvenida de los nuevos agentes.
Asimismo, la directora general de la Policía de Investigaciones, Eva Cainelli, puso en valor la labor de la sección canes, al explicar que “es destacable la labor que hace la sección canes porque llega a los lugares donde el personal policial no lo puede hacer, fortalece nuestro trabajo y lo enaltece”. Y sostuvo: “Quiero destacar a quienes están detrás de los canes, porque el trabajo de los canes es producto de la dedicación y los años de entrenamiento de estos canes”.
El proceso de adiestramiento fue descrito por Luciano Serenelli, uno de los instructores de la Sección Canes de la PDI, quien precisó que “en principio, todo a base de juegos. Además, el can tiene una carga genética; tratamos de seleccionar un perro que sea bueno para nuestra labor. Lo bueno es que ellos viven con nosotros, cada guía vive con su perro, entonces el adiestramiento es todos los días, 10 o 15 minutos”.
La Sección de Canes de Detección de la PDI fue creada en octubre de 2012 y actualmente cuenta con 6 ejemplares de raza pastor alemán de líneas de trabajo, distribuidos estratégicamente en la Región 4 de la localidad de Vera y en la Región 2 de la ciudad de Rosario. Estos perros están entrenados para la búsqueda de sustancias prohibidas y participan en operativos en rutas, requisas en establecimientos penitenciarios, allanamientos, colaboraciones con fiscalías y controles en terminales de ómnibus.
POLITICA
El pedido de EE.UU. a Milei, el rol que tendrá Santiago Caputo en el nuevo gabinete y la interna con Francos

“La ´clandestinidad´ de Santiago Caputo va a ser un problema tarde o temprano». Fue hace exactamente un año. Manuel Adorni, entonces, ni sabía que iba a protagonizar el zarpazo al PRO en la ciudad de Buenos Aires, pero ya escuchaba interesado algo que empezaba a inquietar en las conversaciones de palacio.
La derrota en la provincia de Buenos Aires, pero antes los escándalos de $Libra y de las supuestas coimas de los audios de Diego Spagnuolo, bajaron de un ondazo a las Fuerzas del Cielo y las depositaron en la mano del amigo Donald Trump. La Argentina precipicio y en el puño nortearmericano. Gracias a los oficios del asesor que maneja el joystick todopoderoso desde el Salón Martín Fierro, hay una reversión de la obra de José Hernández: “Los Estados sean Unidos, esa es la ley primera”.
Sea una victoria rasante o una derrota, el Gobierno será otro después del 26 de octubre. Ya no es una exigencia de Mauricio Macri, ni de los gobernadores, los Estados Unidos intervienen en la política, además de en el mercado cambiario.
El monitoreo político de los EE.UU. es permanente
Para muestra, el último tuit del secretario del Tesoro Scott Bessent: “El Tesoro compró pesos en el mercado de swaps de Blue Chips y en el mercado al contado. Se mantiene en estrecha comunicación con el equipo económico argentino mientras trabaja para que Argentina vuelva a ser grande. Tenemos la capacidad de actuar con flexibilidad y contundencia para estabilizar a Argentina”.
La historia del mundo del siglo XX es la historia de los EE.UU. El tuit del Gordo Dan, en la noche del 7 de septiembre, ahora cobra otro sentido. “DT ordene YA el equipo Acá seguiremos bancando HASTA EL FINALPero ordene YA el equipo. Ordene el equipo y VENCEREMOS”. ¿DT era Donald Trump?
En un despliegue de maldad insolente, como dice el tango, Santiago Caputo enfrentó a Guillermo Francos. El jefe de Gabinete respondió con un ataque defensivo: “Hay algunos que asesoran y no tienen responsabilidades”. El consultor exhibió las gestiones con el asesor trumpista Barry Bennett y alardeó ser el cerebro detrás de una vida más a la ley de DNU.
Carlos Pagni reveló que de la reunión que Santiago Caputo armó para Bennett en Puerto Madero participaron los diputados Cristian Ritondo, Miguel Ángel Pichetto y Rodrigo de Loredo. Pero no fue el único sondeo por la gobernabilidad.
Según pudo saber TN, hubo encuentros con gobernadores y con sindicalistas. La delegación del Norte viaja una vez por semana y trabaja para avanzar con las reformas laboral e impositiva. Intereses privados mezclados con decisiones de Estado.
La novedad: el monitorio desde los Estados Unidos es permanente en la arena política y en el mercado cambiario.
El hilo rojo de Caputo y Bennett es Leonardo Scatturice, el empresario argentino radicado en los EE.UU., ahora principal accionista de Flybondi y propietario del avión que en febrero trajo a Laura Arrieta y desató una polémica porque la Aduana dejó pasar ocho bolsos sin controles. Bennett es socio de Scatturice y de Soledad Cedro, la CEO de la CPAC Argentina, la Conferencia de Acción Política Conservadora.
Scatturice también es dueño de Tactic, radicada en Miami. Este año, logró un contrato de la SIDE, por 10.000 dólares mensuales, como lobista entre la Argentina y los Estados Unidos para “el comercio y la inversión”.
Los cambios que se vienen en el Gabinete
Caputo cotrola la SIDE, ARCA, Salud, Justicia, la agencia de privatizaciones de las empresas públicas y el área de comunicación de YPF. Del lado de La Hermana de Hierro, Karina Milei, el otro polo de poder, están Francos con el ministro del Interior, Lisandro Catalán, Adorni y el canciller Gerardo Werthein, a quien el Gordo Dan castigó por los enredos en la visita presidencial a Washington.
Macri, siempre expulsado del cielo que disputan Caputo y Karina Milei, rescata a Francos. Pero el asesor está en un plan encantador inédito. Le respondió a Macri, que había pedido diálogo para “arrancar y crecer sin parar”: “Estamos de acuerdo, Presidente Macri. Argentina necesita una nueva mayoría reformista que empuje en el Congreso los cambios de fondo que el Presidente @JMilei lidera», escribió en la cuenta oficial en X que abrió después de la derrota del 7S.
Del resultado del 26O dependerá hasta dónde llegará el involucramiento de Macri. El Gobierno convocó para el 3 de noviembre a audiencia pública por la nueva concesión de la Hidrovía, un tema que siempre interesó al expresidente.
“Santiago es un jugador de toda la cancha”, dice un influyente nexo entre la Argentina y los EE.UU. El mensaje que inoculan es “queremos a Caputo en el Gabinete y un cambio en la Presidencia de la Cámara de Diputados”. ¿Cristian Ritondo por Martín Menem?

Milei admitió que Caputo “puede tener un rol central” en el próximo Gabinete. Como jefe de Gabinete debería cumplir con las visitas al Congreso, pero elevarlo es en detrimento de Karina Milei. ¿Ministro del Interior? ¿Una vocería con poderes?
Curioso. Caputo emprende el camino inverso a Bennett, que ocupó diferentes cargos en las administraciones republicanas y con el regreso de Trump esta vez quiso jugar desde afuera. “Bennett es como nuestro Durán Barba. Jaime tomaba decisiones en el gobierno de Mauricio”, recuerda un macrista.
“Los Estados Unidos quieren a Santiago en el Gabinete. Yo los conozco bien a estos chicos de Move Group. En el 2023, tenían a cada integrante de la consultora apostando por un candidato presidencial y ganó Santiago, con el caballo que más pagaba. Nadie imaginó que el Presidente sería Milei”, dice un dirigente del PRO.
Una pelea que estalló
El otro enemigo interno de Caputo es Sebastián Pareja, el armador de La Hermana de Hierro en la provincia de Buenos Aires. Si las peleas por la fiscalización estallaron el 7 de septiembre, ahora es una guerra nuclear. Hay reclamos en todas las secciones electorales, pero en La Matanza es demencial. “Este Ontiveros desapareció y no le atiende el teléfono ni a Pareja. Yo no voy a fiscalizar si no me cumplen”, dice un histórico armador en el distrito.
Tan desprotegida está la campaña bonaerense que Diego Santilli no solo tiene la duda cartesiana por el escándalo Espert “me pelo, no me pelo”; también está solo para enviar videos invitando a las recorridas. Algún que otro candidato tuvo que ayudarlo en la edición casera. ¿Plata no hay?
“A ver si se entiende. Ontiveros va a ser diputado provincial y no responde los llamados. Esto es un despelote”, se enfurece un matancero que reclama por la fiscalización. ¿Podrá Pareja controlar el bloque que hoy detenta Agustín Romo, de las Fuerzas del Cielo? También pretendía un rol central cuando asuma como diputado nacional el 10 de diciembre: los ojos y oídos de Karina Milei en el recinto.
Un cambio sutil. Karina Milei se peinó con ondas en la visita a la Casa Blanca. Su amigo Roberto Piazza le venía aconsejando un rebajado para salir del pelo recto. La tarde terminó enchastrada, con la frase de Trump -“Si Milei no gana, no seremos generosos con la Argentina”- que estresó a los mercados.
Las efemérides de ese día, 14 de octubre, son sintomáticas: en 1784 nació Fernando VII, rey de España; en 1890, nació Dwight Eisenhower, el presidente norteamericano que sintonizó con Juan Domingo Perón; en 1949 comenzó la “caza de brujas” en los Estados Unidos contra el comunismo, y en 2001, en la Argentina “ganó el voto bronca” en las elecciones de medio término. Representó casi 4 millones y después llegó el “que se vayan todos”.
Milei busca un ancla en los Estados Unidos, como sea hasta 2027. Enfrenta una doble prueba: dentro y afuera del país. Ya hay un festejo en ciernes si todo marcha acorde al plan: un evento de los trumpistas, que lidera la CPAC Argentina, quizá, a fin de año.
Santiago Caputo
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