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POLITICA

La política se mueve, pero Milei marca el ritmo

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La dirigencia política no oficialista ha empezado a explorar otros universos y a ensayar nuevos movimientos, pero, por ahora, sigue orbitando en torno de Javier Milei y lo que su gobierno hace, deja de hacer, acierta o falla, tanto en la construcción política como en el plano económico. Solo asoman bocetos que no terminan de plasmarse en una novedosa oferta concreta.

La conformación de una coalición, con propósitos difusos, formada por cinco gobernadores de cuatro espacios políticos diferentes, que hasta hace muy poco se caracterizaban por su conducta amigable con el Gobierno, refleja esa realidad. Tanto como la compleja conformación de alianzas claves en la ciudad de Buenos Aires, todavía sin definiciones ciertas entre La Libertad Avanza y el macrismo, cuando faltan solo cuatro días para que venza el plazo de inscripción de frentes.

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En uno y otro caso, todos los actores y sus actos reafirman que el mazo lo tienen los hermanos Javier y Karina Milei y en los dos escenarios se expresa más una pulseada por restarle potencia a ese predominio que un intento serio por disputarle el control. Al menos, por ahora.

La presentación de la entente de los mandatarios Martín Llaryora (PJ-Córdoba), Maximiliano Pullaro (UCR-Santa Fe), Ignacio Torres (Pro-Chubut), Carlos Sadir (UCR-Jujuy) y Claudio Vidal (Energía para Transformar Santa Cruz) apunta a un armado electoral defensivo en cada territorio tendiente a preservar capacidad de acción frente al Gobierno en su demanda de recursos, defender sus intereses locales y mantener su representación en el Congreso de la Nación. No buscan dar (todavía, al menos) un salto a la escaal y ni siquiera regional.

El pronunciamiento hecho público al momento de aparecer en sociedad expone lo amplio y difuso de sus objetivos, que los llevan a asemejarse a un grupo de presión antes que asomar como un factor de poder. En todos los casos, el solapamiento de electores que apoyan a los gobernadores en la dimensión provincial y sostienen o han votado a Milei en el ámbito nacional constituye la base del dilema que enfrentan los mandatarios. Complejo equilibrio.

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“Lo novedoso de los cinco es que no es una nueva liga de gobernadores o una fuerza electoral interprovincial, sino que se parece más a la conformación de un gremio para reclamar a la Nación y defenderse en sus territorios”, acierta el politólogo y consultor Gustavo Marangoni.

No puede negársele sinceridad al flamante agrupamiento al momento de la elección del nombre. Ni “Alianza”, ni “Fuerza”, ni “Compromiso”, ni “Frente”. Llamarlo “Un grito federal” es toda una admisión de que se trata, al menos por ahora, de un intento de llamar la atención, de ser escuchados, de una advertencia. Momentánea, coyuntural.

Según el Diccionario de la lengua española de la Real Academia, el grito es, en su primera acepción, “voz muy esforzada y levantada”, en la tercera acepción señala que es la “manifestación vehemente de un sentimiento colectivo”. Si no hay dudas de que fue una “manifestación vehemente”, igual de claro es que el “sentimiento colectivo” es el temor a que el futuro sea para este quinteto más complicado que el presente si el oficialismo se consolida no solo en el plano nacional, sino también en sus provincias. Es lo que los obligó a apurar sus planes.

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Al margen de sus muchas diferencias de orígenes y proyectos, los cinco tienen algunos puntos en común que permiten explicar su confluencia. Todos son gobernadores jóvenes, en la mitad de su primer mandato, de perfil moderado o centrista. Ninguno tiene una representación nacional que los contenga y esté en condiciones de defender sus intereses y amplificar sus demandas.

Por todo eso, en la primera etapa de la era mileísta todos se habían mostrado amigables y colaborativos con el gobierno nacional a la espera de una reciprocidad que les permitiera consolidarse y ahora ven que no les ha llegado en muchos planos.

La mayoría argumenta, contra la prédica mileísta, que lejos de ser gastadores compulsivos ellos han hecho tanto o más ajuste en sus gastos que el que hizo la Nación, mientras esta retacea recursos que les corresponden.

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Es el caso de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), que la Casa Rosada y el Ministerio de Economía administran con la misma discrecionalidad que los más arbitrarios gobiernos que precedieron al mileísmo. Por eso, el Senado dio media sanción a un proyecto para regular su distribución.

Otro tanto ocurre con las obras públicas de las que la administración mileísta se desentiende, al tiempo que justifica el deterioro de la infraestructura en la herencia recibida, sin hacerse cargo de lo acumulado en los últimos 19 meses. Para explicar que no haya más accidentes viales que los que ya suceden en las rutas nacionales solo cabe recurrir a la fe.

A la mezquindad se le sumaría la ineficiencia de la gestión. “No solo el gobierno nacional no hace las obras, sino que cuando reclamás que te las transfieran para poder hacerlas o terminarlas nosotros, tardan una eternidad en responder, si es que lo hacen, como si fuera ayer que llegaron al gobierno”, dice uno de los mandatarios, con el que concuerdan algunos más que los otro cuatro “gritones” y muchos intendentes de varias provincias.

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Ese combo tiene un efecto demasiado riesgoso para los gobernantes subnacionales. Sus administraciones son la primera ventanilla de queja para los ciudadanos de las provincias y los municipios que demandan soluciones. Más cuando muchos de ellos encuentran que el gobierno nacional satisface una de sus demandas más acuciantes, como es la baja de la inflación, y coinciden con la prédica de la baja del gasto público, hartos de que el Estado les saque o los complique más de lo que les provee o les soluciona.

A eso se agrega el impacto negativo en la actividad económica de esas provincias que están generando el ajuste y, hasta ahora, la apertura importadora, impulsada por el atraso cambiario que se registraba hasta el nuevo salto de la cotización. La Casa Rosada y las provincias manejan números muy distintos respecto de la recaudación y el empleo. Así la inminencia de las elecciones se ha convertido en un precipitador de novedades que no estaban en carpeta.

Estos cinco gobernadores, al igual que varios otros que miran con simpatía el ensayo, pero por diferentes razones están imposibilitados de sumarse o de ser aceptados, debieron cambiar sus planes ante esta realidad.

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Ninguno de ellos pretendía asomar la cabeza fuera de las fronteras de sus provincias en su primer mandato. Menos, por ejemplo, el santafesino Pullaro, luego de imponerse en la elección de constituyentes para reformar la carta magna provincial y poder aspirar a un segundo turno que originalmente tenía vedado.

En el calendario de todos ellos la fecha resaltada era octubre de 2031. Allí apuntaban sus aspiraciones nacionales. La única excepción admitida a medias era la del precoz Ignacio Torres, el más joven de todos, que nunca ocultó su intención de proyectarse nacionalmente y lo hizo desde el primer día de su mandato. Para bien o para mal, ya no está solo en esa senda.

Como se ve, la conformación de este espacio político-gremial es menos producto de la voluntad de los gobernadores que fruto de las decisiones de gobierno de Milei y de las construcciones político-electorales de su hermana Karina, quien con el objetivo de la reelección presidencial en 2027 prefiere romper puentes sin reparar en efectos no deseados.

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Tal vez, el Presidente debiera revisar a qué mujer de su propio espacio político le corresponde más responsabilidad por la rebelión parlamentaria que él le adjudica a “la traidora” Victoria Villarruel. Ya antes de los últimos avances de proyectos que desafían el nuclear superávit fiscal, el (¿ex?) supergurú Santiago Caputo advertía sobre las consecuencias de la táctica electoral karinista.

“Hace cuatro meses teníamos un solo adversario en serio en el Congreso y menos de 600 puntos de riesgo país. Hoy tenemos cada vez más legisladores que nos desafían y superamos los 700 puntos de riesgo, aunque seguimos teniendo la inflación controlada, el superávit intacto, el apoyo de Estados Unidos y logramos el acuerdo con el FMI”, decía Caputo, el asesor. Lo solía repetir en conversaciones reservadas en las que no solo se cuidaba de mencionar a la hermanísima, sino que insistía en que con ella tenía la mejor de las relaciones, aunque admitía que por debajo de ambos abundaban los conflictos, entre sus influencers de Las Fuerzas del Cielo y los heterogéneos territoriales de Karina.

A esos desajustes y daños colaterales les temía y les teme más el gurú libertario que a la potencialidad electoral de los adversarios. El riesgo es que la combinación de los efectos no deseados de las medidas de gobierno con los intentos de intrusión en territorios “amigos” pueda tener consecuencias mayores.

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Por ahora, todo sigue dependiendo del Gobierno, un colectivo que no es demasiado amplio y que padece divisiones internas. Pero que en su favor cuenta con atributos únicos. En especial, un conductor determinado como pocos para seguir su hoja de ruta e indiscutido en su liderazgo como ninguno, que ha logrado fijar varios mojones de éxito, sin que nadie asome en condiciones de ofrecer un trayecto alternativo y más atractivo. Para octubre de 2025 parece sobrarle si no comete más errores no forzados ni la realidad internacional le trae complicaciones. Nada para descartar.

De la superioridad de su espacio es de lo que está convencida la secretaria general de la Presidencia, para no atender advertencias. De ahí la tensión para terminar de cerrar un acuerdo con el macrismo en la ciudad de Buenos Aires, cuando no falta nada para inscribir las alianzas.

El objetivo de quedarse con el bastión porteño amarillo en 2027, sin socios minoritarios con los que compartir poder (y caja), no empezó ahora, pero avanza a paso redoblado. Por eso, solo le ha ofrecido migajas, que es lo que cree que merece y vale hoy Pro.

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El macrismo fragmentado aun al interior de la propia familia fundadora sigue sin encontrar un rumbo. Hasta el instinto de supervivencia da señales de fatiga. Las próximas 72 horas serán decisivas. No solo para Pro, sino para otros espacios como los exsocios del extinto Juntos por el Cambio, que, si bien no volverían a ser socios como antes, podrían conformar una UTE (unión transitoria de empresas) para los comicios de octubre.

El renovado empoderamiento del mutifacético empresario del juego Daniel Angelici deja abierta las puertas para varias martingalas. Su diversidad de vínculos, que van desde la relación con el vicepresidente del Banco Nación, Darío Wasserman, esposo de Pilar Ramírez, el brazo (y algo más) del karinismo porteño, hasta la dirigencia que controla el radicalismo local, su partido de origen, le permiten manejar el sabot. Aunque, como en otros de sus negocios, no es el único dueño y ni siquiera el accionista mayoritario. Pero a él le basta con no quedar de punto, aunque algunas de sus amistades se vean obligadas a hacer apuestas riesgosas y salgan perdidosas de sus mesas.

Otra demostración de que la dirigencia política no oficialista ha empezado a moverse, aunque el ritmo lo sigue marcando Milei. Hasta cuando se equivoca, emprende disputas innecesarias o le tocan semanas turbulentas. Pero siempre es por ahora.

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Claudio Jacquelin,Javier Milei,Conforme a,Javier Milei,,Análisis. Milei se juega la reelección en octubre,,En pleno clima electoral. Milei firmó tres vetos totales y confía en que la oposición no podrá revertirlos en el Congreso,,“La casta está instalada en el Gobierno”. Un gobernador apuntó contra el oficialismo y lo acusó de repartir “fondos para amigos”

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El Senado redujo 20% la cantidad de empleados en dos años y confirmó un plan de retiros voluntarios para recortar 200 puestos más

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El Senado de la Nación informó que en los últimos dos años redujo 20% la cantidad de empleados de planta permanente y temporaria y confirmó un plan de retiros voluntarios para recortar 200 puestos más. De todos modos, la Cámara alta tiene una plantilla de casi 4.000 personas, que representa un promedio de 54 por cada uno de los 72 senadores.

Según el informe de gestión de Recursos Humanos que fue elevado a la vicepresidente Victoria Villarruel, y al que accedió Infobae, la cantidad de empleados descendió de 4.902 a 3.928, lo que representa una disminución del 19,8% y equivale a 974 empleados menos en ese período.

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El estado de situación se conoció a horas del recambio de un tercio de las bancas, que ocurrirá mañana, con la jura de los nuevos senadores. Y en momentos en que el Gobierno buscará aprobar por primera vez un Presupuesto que, para el caso de la Cámara alta, tiene asignadas partidas por 172 mil millones de pesos, 11 mil millones menos que en 2025.

De acuerdo con el relevamiento, el proceso de reducción de personal se concentró en la planta administrativa, ya que del total de empleados que dejaron sus cargos, hubo solo 82 reemplazos. Para la administración actual de la Cámara, esa situación demostró un exceso de personal heredado de gestiones anteriores.

Además, se indicó que el número de contratos parlamentarios -que constituyen el 87% del total y suman cuatrocientos- se mantuvo estable durante el período analizado.

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Entre las metodologías implementadas para alcanzar estos resultados, Recursos Humanos mencionó la introducción del control biométrico de asistencia derivó en 372 renuncias, mientras que el retiro anticipado a la jubilación sumó 305 adhesiones.

Asimismo, el control más estricto de certificados médicos, adscripciones, licencias y jubilaciones derivó en 250 bajas, y se registraron cuarenta y siete desvinculaciones por incumplimiento.

Actualmente, de los 3.928 empleados en el Senado, 1.146 son asesores parlamentarios, cifra que representa casi el 30% del total y sobre la cual la vicepresidenta no tiene injerencia directa. Este número se ha mantenido relativamente constante en los últimos dos años.

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El informe destacó que el máximo histórico de personal en la Cámara Alta se alcanzó durante la gestión de Amado Boudou en 2014, con 7.152 empleados. Posteriormente, bajo la presidencia de Gabriela Michetti, la cifra descendió a 5.300 y desde entonces la tendencia se mantuvo a la baja. Los niveles actuales de empleo se equiparan a los registrados durante la gestión de Julio Cobos en 2011.

El objetivo trazado para 2026 es reducir la dotación total a cerca de 3.200 empleados. En paralelo, se informó que se aplicó la política de “menos gente, mejor paga”, que busca revertir la pérdida salarial acumulada por los empleados legislativos, quienes vieron disminuir su poder adquisitivo en un 32% en los últimos dos años y en casi 65% en los últimos cinco.

De acuerdo con el informe, el desafío consistirá en modificar esta situación con un presupuesto de 183 mil millones de pesos (incluidos 165 mil millones más acuerdos paritarios), cifra equivalente a la asignada en 2024.

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En materia de recategorizaciones, de los 2.782 empleados administrativos, 1.143 fueron recategorizados en 2025, lo que representa el 41% del total. Se eliminó la categoría 14, que se encontraba muy por debajo del índice de pobreza del Indec. “Por primera vez, las recategorizaciones se realizaron en función del mérito y no de manera discrecional”, se indicó. Esos beneficiados experimentaron una mejora promedio del 23% en sus ingresos, todo ello financiado con recursos propios y sin partidas adicionales, salvo los acuerdos paritarios.

El financiamiento de estas recategorizaciones se sustentó en varias medidas. El retiro anticipado a la jubilación permitió un ahorro del 19% en cargas sociales, equivalente a aproximadamente 665 millones de pesos anuales. Se estableció un adicional por hijo para compensar el cierre del jardín maternal, beneficio que ahora alcanza a 412 trabajadores frente a los setenta y ocho del esquema anterior, generando un ahorro estimado de 470 millones de pesos anuales.

La redistribución de adicionales, que según explicaron antes se otorgaban de manera “discrecional”, se realizó bajo criterios objetivos: el adicional por comida, por ejemplo, pasó de 56 millones de pesos mensuales a 7 millones, al vincularse al control biométrico, lo que implicó un ahorro cercano a 400 millones de pesos anuales.

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En cuanto a las jubilaciones, se intimó a 198 personas a acogerse a este beneficio, ya que en el Senado prácticamente nadie se jubilaba, lo que generaba un perjuicio para el Estado de 300 millones de pesos mensuales. El ahorro proyectado para 2025 por este concepto supera los 324 millones de pesos.

De cara a 2026, el Senado que preside Villarruel prevé la implementación de un plan de retiros voluntarios, similar al aplicado en la Cámara de Diputados, que permitiría la salida de al menos doscientos agentes en el primer semestre del año, mediante un pago similar a una indemnización. Además, se intensificará el control de licencias por tratamientos prolongados, un rubro con indicadores elevados en el Senado, a través de un sistema de auditoría médica. También se planea instaurar un premio por presentismo, que, además de mejorar los salarios, facilitará la detección de irregularidades.

Finalmente, el informe subrayó la necesidad de reestructurar la escala salarial, ya que un director en el Senado percibe un salario 60% inferior al de un gerente de segunda línea en el sector privado.

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Ricardo Lorenzetti: “Tenemos que lograr que la democracia sea eficaz”

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El juez de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti presentó su último libro “El liderazgo del caos: cómo reconstruir un proyecto común en un mundo fragmentado”. El trabajo, publicado por Siglo Veintiuno Editores, explora los desafíos del liderazgo en una época atravesada por divisiones políticas, sociales y tecnológicas, y sugiere una nueva historia humanista capaz de recomponer un horizonte común.

“Hay en este siglo un verdadero fin de ciclo, fin de ciclo de una cultura de gobernabilidad que se desarrolló en el siglo XX”, dijo Lorenzetti en el inicio de su exposición. Esa cultura, afirmó, se sostenía sobre supuestos que ya no coinciden con la realidad actual, y por eso “tenemos una dirigencia que se dirige a la sociedad en base a propuestas que ya no condicen con la realidad”. Esta desorientación genera un “discurso vacío que aleja a la población de las instituciones”, lo que explica la creciente distancia entre ciudadanía y poder político. “Aquellos que tienen que gobernar están ocupados por solucionar los problemas económicos, algunos otros por dictar sentencias, otros por llevar juicios, otros por trabajar en sus actividades empresarias y este día a día esta cotidianidad, esta visión permanente de la coyuntura y sobre todo de la urgencia, que todos los días nos reclama, no nos hace ver lo que está pasando a nuestro alrededor”, explicó.

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“Está cambiando el sistema social porque ya no es ese sistema de vida social del siglo XX, sino que son vidas en soledad. Esta fractura, este big bang de la sociedad, también fractura los partidos políticos. En el siglo XX había un partido que representaba la clase obrera, otro la clase media. Ahora, ninguno tiene una base porque esa base homogénea ya no existe”, aseguró el juez, que también dijo que esta aceleración de múltiples revoluciones al mismo tiempo produce una gran desorientación en todos. “Pero la principal desorientación es en la gobernabilidad política porque se sigue reproduciendo un discurso que no se ajusta a la realidad. Se le habla desde un escenario a un público que ya se fue, que no lo escucha. Esto es lo grave de este siglo XXI”, subrayó Lorenzetti.

“Estamos en una frontera muy difícil porque si la gobernabilidad no funciona, si las personas empiezan a abandonar su interés en la democracia, estamos en una situación de riesgo y esto lo estamos viviendo ya sin necesidad de ver ninguna encuesta porque en las elecciones las personas cada vez tienen menos interés, en todo occidente se ganan elecciones con lo mínimo, se gana con minorías. Es decir, la democracia deja de ser la representación de las mayorías”, explicó el magistrado. Como consecuencia de esto hay un abandono o una fuga del Estado: “Los muy ricos pueden irse de un país y constituir domicilio en otro país. Los muy pobres no no viven en la ley del Estado. Fíjense en Río de Janeiro, que vive en la ley del narcotráfico, de la violencia criminal. Hoy en el mundo ya hay muchos guetos que no viven de la ley del Estado, tiene otra realidad. Y las clases medias están enojadas en casi todos los países de occidente porque ven perder su rol y entonces reaccionan contra el sistema”, sentenció.

Todo esto genera un escenario de desconexión entre las instituciones y la sociedad. “Es necesario que reaccionemos y empecemos esta segunda parte, un nuevo ciclo. Por eso se discute hoy en casi todo Occidente cómo revitalizar la democracia para evitar caer en el autoritarismo”, dijo. La primera respuesta es que hay que hacer una gran cantidad de reformas institucionales, un nuevo debate cultural. “Acá es el caos sistémico”, dijo el juez, y explicó que “si nosotros tenemos tantas revoluciones al mismo tiempo, no hay una persona que pueda saber a dónde vamos. Nadie tiene una idea clara a dónde vamos a terminar con todo este gran cambio y multiplicidad de cambios al mismo tiempo. Esto pone en crisis la cultura de la gobernabilidad del siglo XX”. Según Lorenzetti este es un cambio en la política muy grande en toda la dirigencia a nivel mundial, porque ya no hay posibilidad de que alguien controle todas las variables. “Lo que hay que hacer es que todas las variables funcionen y guiarlas de modo que exista contraposición de posiciones diferentes, crear lugares de entrecruzamiento como este”, consideró.

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“¿Cómo funciona hoy la gobernabilidad? Es muy difícil que alguien ponga de acuerdo a dos personas dentro de una comunidad. En todos los temas vamos a encontrar multiplicidad de visión. Entonces ahí la idea de un gobierno que puede imponer la suya termina fracasando o siendo pendular porque avanza y avanza, y luego cae y empezamos de nuevo con ideas fundacionales”, opinó. Frente a este escenario el juez ponderó que “lo que se requiere son nuevos líderes capaces de administrar el caos sistémico, es decir, poner en relación a todas las visiones diferentes. El entrecruzamiento de posiciones diferentes es lo que genera el consenso, no que todos pensemos igual. Pero hoy no hay ese entrecruzamiento porque los que piensan de una manera están en un lado, los que piensan de otra manera están en el otro. Hay que cambiar esa visión y favorecer el entrecruzamiento de posiciones diferentes”.

“Tenemos que lograr que la democracia sea eficaz”, dijo Lorenzetti. Según entiende él, “este Estado de Bienestar fue derivando en una burocracia cada vez más creciente que generó una cultura de apropiación, que consiste en que cuando uno llega al Poder Ejecutivo, quiere controlar el Legislativo y después quiere controlar el Judicial, y después quiere controlar todas las asociaciones de todas las áreas y cuando entiende que lo logró, pierde la elección porque no logró resultados y entonces viene otro grupo que hace exactamente lo mismo y así estamos en esta la pendular y los problemas no se resuelven, se trasladan”. “Hacer más eficaz la democracia es despolitizar la gestión. Esto es un cambio institucional también muy importante”, remarcó.

(Gustavo Gavotti)

Otra reforma necesaria es que las instituciones estén más enfocadas en la demanda que en la oferta. En el caso del Poder Judicial, Lorenzetti opinó que es importante entender que hay que brindar un servicio, y ejemplificó explicando que “los procesos judiciales son iguales para todos. Entonces tenemos una mega causa a la cual le aplicamos el mismo proceso penal que un robo o un homicidio. Y entonces vienen las críticas. Y bueno, es que nosotros necesitamos hacer reformas, procesos adecuados al caso y no ajustar el caso a los procesos”.

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A continuación aseguró que “hay una cantidad de reformas que tenemos que discutir para que este país salga adelante y para que Occidente se revitalice, sobre todo en el plano de la mejora de la eficacia de la democracia. Y otro gran tema que se menciona mucho es repolitizar la democracia. Rosanvallon habla de que pasamos de una democracia de argumentos a una democracia de imputación. ¿Qué es lo que cada uno de ustedes ve en el discurso público? Imputaciones, acusaciones, desgaste, acusaciones reales, fabricadas, lo que sea, pero es deterioro institucional. No hay argumentos. Repolitizar la democracia significa darle contenido, pero ese contenido no es una lucha permanente de sectores, sino que es una lucha de valores. Es insuflar valores en la democracia y esto es muy importante que lo entendamos porque nuestros chicos y chicas entienden en general que no hay nada por qué entusiasmarse”. En relación a esto explicó que antes las juventudes querían pelear por un futuro mejor, pero “hoy los chicos no tienen esa idea, no creen que vaya a mejorar, al contrario, viven la instantaneidad”. “Nuestra obligación”, destacó, “es darles un poco de idealismo, de esperanza, porque cuando uno recorre y registra lo que se discute en las redes, hay discurso de odio, discursos de agresiones, descalificaciones, entonces hay una permanente desorientación”.

“Hay que trabajar con nuevas ideas”, dijo Lorenzetti, que explicó que esa nueva idea está inspirada en un centro que es el humanismo. “Hace 50 años se empezó a entender que había que estudiar la acción humana sobre la naturaleza, que la estábamos destrozando y ahora se empezó a estudiar la influencia de la acción humana sobre el humano, porque podemos llegar a la irrelevancia del humano. Este humanismo es como lo pensó, por ejemplo, Leonardo da Vinci, que hablaba del microcosmos y macrocosmos, integrado el ser humano con el sistema. Esta es la nueva corriente que hay hoy en el mundo. Hay muchas personas que trabajan en todos los países por un cambio y ese es un cambio basado en el idealismo. Ahí es donde nosotros tenemos que entusiasmarnos”, aseguró el juez.

Sobre esto, y teniendo en cuenta que la gran mayoría de los asistentes al evento eran hombres y mujeres de la justicia, aseguró que desde los poderes judiciales se puede hacer mucho. “Pensemos que en el medio de un proceso tan difícil como fue la salida de la democracia, tuvimos una sentencia integrada por uno de los jueces que está aquí presente que declaró claramente cuál era la situación del terrorismo de Estado y lo puso de cara a la sociedad y se inició ahí un movimiento extraordinario, que ya estaban las calles pero que se impulsó durante 30 años y todavía sigue siendo parte del contrato social de los argentinos. Y ahora, por ejemplo, en el Poder Judicial hay casos y sentencias de corrupción como nunca hubo en la historia. Hay fortaleza en los poderes judiciales. También la hay en el mundo empresario, también la hay en el mundo gremial”.

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“Lo que necesitamos”, dijo hacia el final, “es entusiasmarnos un poco más. Yo creo que hoy la Argentina tiene una dirigencia extraordinaria con capacidad de reaccionar. Lo que hay que entender es cuál es el diagnóstico y la salida”.

La presentación se realizó en Menora, una organización judía fundada y presidida por el Gran Rabino Isaac Sacca. Durante la introducción Sacca destacó la presencia de tantos hombres y mujeres de la justicia, y aseguró que “tener la justicia cerca nos trae una esperanza a la sociedad. Sin justicia, sin ley, ni una comunidad, ni una sociedad, la humanidad no puede subsistir. Ustedes son los que le dan a la sociedad el marco para poder desarrollarse”. Y en el final mencionó que “el libro trae un diagnóstico a todos nosotros y a ustedes, que son personas que ejecutan, que son activas, que tienen influencia en la sociedad, y todo caos después lleva a una solución, la solución del caos. Ojalá que todas las personas influyentes en el mundo, los educadores, los políticos, los jueces, lean el libro. Hay que hacer el tomo dos, un libro que nos enseñe cómo solucionar este caos poniendo control y orden”.

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“¡Libertad!”: la historia secreta de Nahuel Gallo, el gendarme argentino que cantó el Himno en el infierno venezolano de Rodeo 1

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A casi un año de su secuestro y desaparición, el nombre de Nahuel Gallo, gendarme argentino de treinta y tres años, resuena con fuerza en los pasillos oscuros, húmedos y helados de Rodeo 1, uno de los centros clandestinos más brutales del régimen de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. Se trata de una cárcel que no aparece en registros oficiales ni en informes públicos; una estructura que, con el tiempo, se transformó en un laboratorio de tormentos y control absoluto, definida por sobrevivientes como un virtual campo de concentración incrustado en el corazón del chavismo.

En ese lugar, según quienes lograron salir, todo huele “a semimuerte, a metal frío, a cemento mojado y a dolor”. En medio de esta atmósfera, un argentino entonó el Himno Nacional.

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Lo hizo fuerte.

Lo hizo con orgullo.

Y recalcó una palabra cuya pronunciación, en ese contexto, encierra un riesgo doble: “¡Libertad

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Esta nota se realizó con base en el testimonio de personas cercanas a la familia del gendarme, de una fuente de inteligencia interiorizada sobre la situación de Agustín Nahuel Gallo, de Renzo Castillo, un peruano-estadounidense que fue liberado, y de Iván Colmenares, un colombiano que habló con Infobae y fue durante largos meses compañero de celda del ciudadano argentino.

El secuestro

La última imagen del gendarme Nahuel Agustín Gallo en territorio venezolano antes de ser secuestrado por la fuerzas de la dictadura de Maduro

El 8 de diciembre de 2024, Gallo fue secuestrado por la policía política del narcoestado de Venezuela bajo acusaciones infundadas de “terrorismo y espionaje”, el rótulo que el régimen atribuye a cualquier extranjero atrapado por su aparato represivo. Desde ese mismo día, su nombre se apagó en los registros oficiales. La familia en Buenos Aires inició una búsqueda desesperada, en paralelo a la escalada de tensión internacional. Faltaba tiempo para lo que se vive hoy: el gobierno de Donald Trump movilizó tropas al Mar Caribe, cerró el espacio aéreo venezolano e instaló buques de guerra frente a las costas, como advertencia directa e inminente.

En este escenario en ebullición, con más de ochenta extranjeros cautivos bajo condiciones infrahumanas, surge la reconstrucción más completa hasta la fecha sobre la historia del gendarme argentino que se convirtió en símbolo de resistencia y dignidad en pleno infierno chavista.

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La crónica se apoya en tres testimonios:

– Dos fuentes bajo reserva que conocieron a Gallo en el penal y compartieron detalles inéditos.

– El testimonio público de Renzo Castillo, rehén peruano-estadounidense, compañero de encierro en Rodeo 1 y hoy liberado, quien aceptó relatar su experiencia sin reservas.

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El infierno llamado Rodeo 1

Resulta imposible comprender la dimensión real de Rodeo 1 sin haber estado allí, pero quienes escaparon —o todavía luchan por dejar atrás sus demonios— lo describen con palabras escalofriantes. “Empieza por el olor”, relató Renzo Castillo en diálogo con distintos medios, entre ellos DNews y LN+.

Es olor a semimuerte. Es frío. Huele a cemento, a metal, a angustia. Jamás presencié algo igual. El silencio no existe. Las esposas chocan, las rejas chillan, la radio militar nunca se apaga. Gritos, pasos, golpes, ruidos perpetuos. Y cada lunes o martes, obligaban a escuchar un show de Maduro. Eso también era parte de la tortura”.

Las palabras de Castillo coinciden con los testimonios de las fuentes reservadas a las que accedió en exclusiva Infobae. Una de ellas, aún en Venezuela y bajo estrictas medidas de seguridad, describió Rodeo 1 como “un búnker sin luz natural, donde el tiempo desaparece y primero quiebran el cuerpo para después quebrarte la mente”.

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Las celdas, según sobrevivientes, tienen cuatro pasos y medio de largo y dos o tres de ancho. Las literas, de cemento, no permiten acostarse totalmente.

Hay pocas ventanas.

Las horas no pasan.

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Y rige una ausencia absoluta de derechos.

Lo único que nunca falta es el miedo, la angustia y la anomia.

En ese entorno, aparece la imprevista figura del gendarme argentino que resiste y se rehúsa a ser doblegado.

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La hermandad de los extranjeros

El sistema divide con brutalidad: los venezolanos quedan por un lado, los extranjeros por otro. La estrategia es clara: aislar, dividir y evitar toda unidad.

Pero en Rodeo 1 el plan no funcionó del todo. “Formamos una hermandad”, aseguró Renzo Castillo. “Intentaron que nos enfrentáramos entre nosotros, pero no lo lograron. Por el contrario, nos fortalecieron”. Y la figura de Nahuel Gallo resultó central para consolidar ese espíritu de grupo.

De acuerdo con todos los testimonios, tenía una forma de comunicarse directa, sin rodeos ni temor. Levantaba la cabeza de los demás cuando las amenazas, la presión por el encierro, el tiempo muerto y la comida repetida y descuidada golpeaba el ánimo de cualquiera.

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Gallo hablaba de una manera inconfundible. Firme, sincero, sin medias tintas. Siempre decía la verdad”, recordó Renzo. “En los peores momentos, cuando sentíamos que no podíamos continuar, él intervenía: palabra fuerte, humor, una energía difícil de comprender”.

Una fuente reservada que compartió pabellón con el argentino lo resumió así: “En un lugar diseñado para destruir, Nahuel fue la persona que levantaba a sus compañeros. Sufría, sí, pero transformaba el dolor en ayuda para los demás. Eso es liderazgo. El que incomoda a las dictaduras”.

El día que cantaron los himnos

Las cárceles de Venezuela, donde el régimen tiene de rehenes a extranjeros

La noche en que los extranjeros encerrados en Rodeo 1 —peruanos, estadounidenses, colombianos, ecuatorianos, mexicanos y el propio argentino— desafiaron a los guardias tuvo un significado especial.

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Cantaron los himnos nacionales. “Fue una forma de demostrar que no nos rendíamos”, explicó Renzo Castillo. “Gritamos los himnos. Más de cuarenta personas unidas esa noche. Cada vez que nos exigían silencio, cantábamos con mayor fuerza”.

Llegó el turno de Argentina y el ambiente se paralizó. Gallo encarnaba más que a un rehén: simbolizaba a un país que llevaba meses demandando su liberación en instancias oficiales y mediáticas.

Gallo inspiró al grupo al entonar:

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“Oid, mortales, el grito sagrado… ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!”. Lo cantó con una potencia increíble, repleto de valor y orgullo”, aseguró Renzo. “Que el pueblo argentino lo sepa: en Rodeo 1, su himno sonó en las condiciones más extremas. Lo entonó alguien que nunca se quebró”.

Las represalias no tardaron. Los guardias golpearon las rejas y después siguieron los castigos. Ninguno de los presentes se arrepintió. “Eso era lo que los guardianes no toleraban. Por eso fue tan poderoso”.

Un liderazgo heroico y silencioso

Nahuel Gallo viajó a Venezuela para encontrarse con su mujer y su hijo

Las noches sin dormir, interrogatorios, amenazas y el deterioro físico no lograron destruir el temple de Gallo. Todos coinciden: su claridad moral era de otro nivel. “Siempre defendía a su país”, relató Renzo Castillo. “Aseguraba que se equivocaban, que era inocente y que lo sacarían. Tenía una fe inquebrantable”.

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Una fuente confidencial aportó un aspecto hasta ahora desconocido: “Cuando alguien parecía al borde de perder esperanza, Nahuel se acercaba y hablaba sobre el hijo, la familia, el futuro. A algunos les contaba anécdotas, a otros les describía paisajes de Argentina, montañas, nieve. Eso los mantenía vivos”.

Otra voz relata que Gallo hizo una promesa íntima: no dejar morir solo a nadie ahí adentro.

El sistema venezolano utiliza el aislamiento y la incomunicación como arma, pero Gallo desafiaba esa lógica. “Siempre estaba alerta. Si alguien tosía o lloraba, él se acercaba. No aparece en los titulares, pero son gestos heroicos. En ese contexto, tener humanidad es heroísmo”.

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El rescate de venezolanos y el alivio por su hijo

María Alexandra, el pequeño Víctor, y Nahuel Gallo

Entre los recuerdos del encierro, uno marcó a Renzo Castillo: Gallo le contó que en pleno servicio en el puesto de Gendarmería de Uspallata -su último destino antes de caer en las mazmorras chavistas-, durante un crudo invierno en la zona cordillerana de Mendoza a una familia venezolana perdida bajo la nieve y los trasladó a un sitio cálido. “No importan las banderas”, subrayó Renzo.

“Actuó porque eran seres humanos. Después verlo ahí, encerrado y maltratado por venezolanos, resulta desconcertante”.

En la narrativa de la vida carcelaria de Gallo surge una escena inédita: el momento en que Renzo Castillo le comunicó la llegada de su hijo, Víctor, y su esposa María Alexandra, sanos y salvos, a la Argentina. “Yo le conté que su hijo ya estaba en su país”, rememoró Renzo.

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El rostro de Gallo cambió por completo. No solía mostrar sus sentimientos, pero aquella vez estaba feliz. No indagó en detalles. Solo afirmó: ‘Qué bueno que mi país tiene a mi hijo y que está bien’”.

La rutina del tormento

El narcodictador Nicolás Maduro y el jefe militar que se aferran a un poder ilegítimo y violador de los derechos humanos (foto Reuters)

La estadía en Rodeo 1 se resume en una cadena interminable de castigos.

A las 5:30, gritos y golpes en las rejas obligan a todos a ponerse de pie para el pase de lista.

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– Las comidas repetidas y poco saludables provocan enfermedades y malestares.

– Las horas encerrados transcurren sin luz natural.

– En ocasiones autorizan el “recreo”, pero muchos, incluido Gallo, optan por no salir para evitar que sean filmados para propaganda oficialista.

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– A las 17:30, otro conteo.

Así, cada día se repite.

“Veinticuatro horas encerrados. Sin silencio. Sin descanso mental”, subrayó Renzo Castillo.

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“Estoy libre desde hace casi tres meses y todavía me siento atrapado. Sigo allá adentro”.

La incertidumbre es feroz: separación familiar, restricción de contacto con abogados, aislamiento informativo.

“La palabra tortura no alcanza”, recalca Renzo.

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“Todavía busco una palabra para expresar lo que pasamos”.

El impacto en la familia y la voz de la esposa

La esposa de Gallo, Alexandra, habló con Infobae y su voz evidencia temblor, aunque intenta mantenerse entera. “Muchos no me creyeron”, expresó. “Decían que exageraba. Pero acá tienen la realidad: torturan, golpean, cuelgan, mienten. No existen los derechos humanos. Más de ochenta extranjeros y más de mil venezolanos permanecen detenidos de manera arbitraria. Esto debe terminar”.

De fondo, se lo escuchó también la vocecita de su hijo y de Nahuel, Víctor. De la espera. Del dolor y la esperanza que conviven en cada festividad sin su padre. Confía en que su esposo podrá salir y que habrá un reencuentro. Pero sabe que nada será igual. “Seguimos luchando por la libertad de Nahuel. Falta una parte de nuestra familia. No vamos a detenernos”.

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Alexandra contó que mantiene diálogos con Renzo, con Iván Colmenares y también con Camilo Castro, un ciudadano francés que fue liberado a instancias de una gestión del presidente Emmanuel Macron. Este último rehén, apenas pudo, se comunicó con Alexandra con un solo objetivo: agradecerle y transmitirle todo lo que había recibido de Gallo: contención, afecto y compañía en las interminables jornadas de angustia y tedio. Su figura, apenas llegó a suelo francés, demostró el deterioro.

Flaco, demacrado. Una imagen que reproduce las consecuencias en el cuerpo de un régimen atroz que viola de manera impune los derechos humanos.

La situación internacional: un tablero en llamas

El portaaviones USS Gerald Ford está en el Mar Caribe esperando una orden de Washington

La historia de Gallo está rodeada por el contexto geopolítico actual. Estados Unidos mantiene fuerzas militares desplegadas frente a Venezuela, con el espacio aéreo clausurado y barcos multiplicando la presión sobre Maduro. El régimen, considerado ilegítimo por desconocer las elecciones, se apoya en un sistema narco-militar dirigido por el Cártel de los Soles.

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Las misiones diplomáticas, incluida la argentina, perciben que todo llegó al límite: o el régimen se repliega o la escalada se profundiza. En los pasillos diplomáticos circula una certeza: “Ya no se trata de un conflicto político, sino de un conflicto criminal internacional”. El caso de Gallo no es una excepción; es la foto de un país donde el gobierno utiliza a los extranjeros como rehenes políticos y moneda de cambio.

Un pedido y el clamor de la esperanza

Esta informe finaliza con un ruego de Renzo Castillo, que sobrevivió al cautiverio y dejó atrás a su mujer secuestrada, pidió: “Cuando Gallo vuelva a Argentina, por favor escúchenlo. Cuídenlo. Denle la atención médica necesaria. Ignoramos qué medicamentos nos suministraban, si es que había alguno. Lo que se vive ahí es muy difícil de explicar”.

El peruano-estadounidense cerró con una sonrisa: “Cuando llegue, avísenme. Quiero ir a Argentina. Nunca probé un mate. No sé qué es un mate. Quiero conocerlo”.

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La última imagen de Nahuel Gallo, el argentino que espera la liberación del centro clandestino de detención de El Rodeo 1

A poco de cumplirse un año de su desaparición y secuestro, la figura de Nahuel Gallo se agranda.

No solo por su sufrimiento, sino por su capacidad para acompañar a otros y defender la dignidad allí donde todo apunta a destruirla.

En Rodeo 1, entre olor a muerte y el sonido de las cadenas, un argentino cantó. Cantó el Himno. Lo hizo con orgullo. Cantó ¡Libertad!

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Y ese acto simple e inesperado, exigen a todo el país que, en estas horas dramáticas, se agoten las instancias para que Agustín Nahuel Gallo regrese sano y salvo. Para los que denuncian a un régimen asesino y violador de los derechos humanos. Y más aún para los que toleran esas aberraciones, con la excusa de una “democracia con fallas”. Un imperativo para el gobierno de Javier Milei, pero también para el kirchnerismo.

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