POLITICA
La trastienda de un cierre de listas frenético: el famoso con el que fantasea el PJ y las sorpresas de LLA

Faltan tres semanas para las elecciones en provincia de Buenos Aires, una escala peligrosa para el Gobierno en la carrera hacia octubre donde ahí sí se jugarán lo que más les importa: la composición en el Congreso, pero sobre todo la validación política de su gestión, un elemento muy sensible para los mercados y para los inversores. La pesadilla de las encuestas que leen en la Rosada es que no sólo los números todavía dan paridad en el resultado de la elección de septiembre, sino que además son números de baja certeza porque, como se sabe, no hay candidatos únicos provinciales sino por distrito donde el voto se gestiona de abajo para arriba. Más claramente, depende de la capacidad de tracción de un concejal o un intendente para estimular a la gente a participar, una cualidad muy del peronismo.
La única evidencia en todas las encuestas es el desinterés de los bonaerenses por este comicio. Peor aún, ni siquiera están enterados qué ni cuándo deberían ir a votar. A ellos, fue a buscar el Presidente en su discurso en La Plata, en el primer acto de los cuatro que protagonizará antes del domingo 7 de septiembre buscando centralizar la campaña y unificarla con la nacional. Subió al ring a Axel Kicillof, volvió a comprometerse a no insultar y siguió la estrategia que se decidió ayer en la reunión de la mesa política en Casa de Gobierno donde, apurados por la crisis del fentanilo, decidieron jugar fuerte y meterlo en el discurso: “El encubrimiento atroz de Ariel Fulfaro, un eterno socio kirchnerista, por la causa de fentanilo. O acaso les parece casualidad que el juez que tiene la causa sea justo el hermano del ministro de Salud de Kicillof”.
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La encrucijada del fentanilo se está convirtiendo en un elemento muy tóxico para la política. Es un escándalo que empezó hace tres meses pero que no había pregnado en la sociedad hasta ahora, las muertes subieron a 96, los familiares de las víctimas empezaron a contar sus historias y las revelaciones fueron demasiadas. Dentro de la Casa Rosada se superpusieron contradicciones y tensión por el caso: Sturzenegger indignó al ministro de Salud poniendo el foco sobre la desregulación del organismo controlador y el gobierno filtró la decisión de recusar al juez, una medida que al final no concretó pero la reconvirtió en una especie de amenaza si el magistrado no mete preso a Ariel García Furfaro, el dueño de los laboratorios HLB Pharma y Ramallo. Sin embargo, Patricia Bullrich, que esta semana estuvo de licencia por estudios médicos, sostuvo públicamente al juez Ernesto Kreplak, que es hermano del ministro de Salud de la provincia pero que tiene prestigio como magistrado.
Recordemos que esta historia empezó en mayo por un alerta del Hospital Italiano de la Plata y ahora recorre la geografía de todo el país por hospitales y sanatorios que compraron ampollas del lote el N° 31.202, elaborado en diciembre de 2024 en la planta de Laboratorios Ramallo para HLB Pharma. La clave de Furfaro era vender barato. El organismo regulador de los medicamentos emitió informes estructuralmente serios sobre las condiciones de producción del laboratorio pero jamás lo clausuró y todavía no dio explicaciones sólidas de las razones por las que no lo hizo. ¿Es cierto que cada vez que iban los agentes del organismo a controlar, Furfaro los amenazaba? ¿Por qué jamás lo denunciaron?
Es importante recapitular mínimamente al personaje para comprender la complejidad de lo que está detrás de la tragedia del fentanilo. Ariel García Furfaro es hijo del dueño de un puestero de verduras en el Mercado Central, oriundo de Tres de Febrero, que en el 2002 fue a la cárcel por intentar quemar vivo a un empleado de uno de sus restaurantes. Ahí estudió derecho y conoció a Jorge Salinas -acusado en la mafia de los medicamentos- quien después fue su socio en un laboratorio que explotó en Rosario y en el laboratorio HLB Pharma. Salinas, para más datos, se hizo rico en la misma época que otro rosarino, Mario Segovia, el rey de la Efedrina. A los dos les gustaba la ostentación con oros y camionetas.
En la cárcel, Furfaro conoció también a quien entonces era funcionario del Ministerio de Justicia bonaerense, Andrés Quinteros. Fue él quién lo ayudó a conseguir trabajo para hacer salidas laborales desde la prisión. Son esos favores que jamás se olvidan. Quinteros, de San Nicolás, fue presidente del Concejo Deliberante de esa Ciudad entre 2011 y 2013 y después fue diputado provincial hasta 2018, cuando se convirtió en mano derecha de Furfaro en HLB. No está claro qué hizo que se pelearan el año pasado pero Quinteros, que ahora es el objeto de las acusaciones de Furfaro, se volvió desde la empresa a San Nicolás. Ahora vive con custodia.
En todo este tiempo, pasaron muchas cosas: Furfaro fue dueño del laboratorio Apolo en 2016 en Rosario que explotó dejando gente herida del barrio La Tablada. Increíblemente ni él ni sus directivos tuvieron una condena penal porque las víctimas llegaron a un acuerdo civil y el juez acordó una probation de limpieza tres horas por semana en la Fundación del Museo Justicialista de San Nicolás, una organización que pertenecía a… Quinteros.
Lejos de achicarle los negocios, después de la explosión en Rosario, compró el laboratorio en Ramallo y siguió expandiéndose hasta convertirse en una pieza clave de la negociación con Rusia por la vacuna Sputnik, un negocio que después perdió por la negativa de Putin. Ya se sabe que Furfaro se subió al avión oficial con la entonces viceministra de Salud, Carla Vizotti y que logró un volumen de importación de fentanilo de escala delirante: lo dejaron importar cantidades como para proveer a la totalidad de la demanda de los sanatorios del país durante cinco años. Es una droga que se usó masivamente en la pandemia para calmar los dolores de las personas que cursaban el covid en terapia intensiva.
Hay en todo este laberinto, una conexidad muy evidente con un sistema que se hizo obvio con la mafia de la efedrina, donde Furfaro tiene conexiones explícitas: esa oscuridad que mezcla falta de control, financiamiento de la política, complicidad en la justicia, y en este caso, una cantidad masiva de muertes. Es incierto todavía adonde puede terminar y por esa certeza el Gobierno puso la luz sobre Furfaro, un personaje que merece una investigación exhaustiva.
Famosos y sorpresas
Mientras ese escándalo crece, la política se enfoca en lo urgente: el deadline de la inscripción de candidatos que vence el domingo. Son momentos siempre intensos, pero esta vuelta hay una conciencia generalizada de que la sociedad podría dibujar un mapa apocalíptico sobre quienes la representan. Una apatía completa o una fragmentación total. La Boleta Única de Papel que se estrenará en las legislativas nacionales es un paso adelante histórico en transparencia, pero permite también resultados mucho más diversos al llenar cada casilleros con un voto.
Son todas las paranoias que persiguen ya no sólo a los partidos tradicionales, sino hasta cierto punto al oficialismo que llegó al poder rompiendo todas las reglas que se conocían para un triunfo electoral, pero nadie es incombustible al paso del tiempo en la gestión en un país con esta ecuación social y económica. El Presidente se metió personalmente, a diferencia de otras veces, en la elección de los candidatos: Karina listó outsiders estos meses buscando novedades. Hubo de todo, pero finalmente quedaron algunos. Milei opinó que en Ciudad, abajo de Patricia Bullrich debía haber un economista y así apareció Agustín Monteverde, y se divirtió cuando su hermana y Sebastián Pareja le propusieron esta semana a Karen Reichardt, la modelo y exactriz de Brigada Cola que tiene un programa sobre perros ahora mismo en la TV Pública y que irá en la lista de Buenos Aires. La correntina Virginia Gallardo encabezaría en Corrientes. Quedan pocas intrigas en el oficialismo que buscó llegar al domingo ordenado y con la expectativa de hacer un anuncio conjunto -todavía no confirmado- en el Hotel Libertador con todos los que encabecen sus listas en cada distrito de la Argentina.
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La definición en el peronismo gira completamente alrededor de una conversación entre Axel y CFK. No se comunican desde el cierre de las alianzas (aquel inolvidable sábado a la noche en que “se cortó la luz” en el medio de la pelea) pero ahora se juntarán. Hay versiones contradictorias sobre si el encuentro será personal o telefónico (¿se inscribió el Gobernador en la justicia para visitarla?), pero queda bajo la negociación entre ellos si Máximo encabeza o no la oferta de diputados nacionales de Fuerza Patria. Hubo esta semana todo tipo de movimientos. Sergio Massa se tentó con ser él hasta que mandó a avisar que no jugaría, un grupo de intendentes hizo un operativo clamor por el hijo de la expresidenta y Axel respondió con ambigüedad. Ya está resuelta la matemática del reparto de lugares en las listas entre el kicillofismo, el kirchnerismo, el massismo y el resto del mundo que integra ahora el PJ pero los nombres dependen de la charla. Ahora, si no es MK, ¿quién sería? La opción de Jorge Taiana espanta a algunos operadores clave del peronismo y entre los intendentes que aparecen como opciones, hay disparidad de criterios sobre su magnetismo: Ariel Sujarchuk de Escobar o Federico Achaval de Pilar. La desesperación pasa a ser tan grande que uno de los líderes de la alianza soñaba con convencer a Pedro Rosemblat, conductor y creador del canal de streaming Gelatina y objeto de deseo del peronismo porteño donde siempre fue una opción candidatearse. ¿Rosemblat en provincia? “Vive en Malvinas Argentinas con Lali” responde un dirigente bonaerense. La opción jamás prosperará. Básicamente porque vota en Ciudad, no está dispuesto ni a pensarlo. Pero ahora mismo hay gente pensando en convencer a CFK de que se lo pida.
fentanilo, Elecciones 2025
POLITICA
Patricia Bullrich celebró el fallo contra el clan Sena: “creyeron que la protección política los iba a salvar”

Tras el veredicto por el cual el jurado popular condenó a Cesar Sena, Emerenciano Sena y Marcela Acuña, al igual que otros implicados en el femicidio de Cecilia Strzyzowski, desde el Gobierno nacional celebraron dicho fallo, y enfatizó en la relación de los condenados con la política provincial, más precisamente con el peronismo chqueño.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, publicó en X sobre el tema: “Se hizo Justicia. Y la Justicia, cuando llega, tiene que ser clara y ejemplar”, remarcó la funcionaria sobre el proceso judicial en cuestión.
Se hizo justicia. Y la justicia, cuando llega, tiene que ser clara y ejemplar.
Estuve en el barrio de los Sena. Feudales, dueños del territorio y de la vida de la gente. Así se sentían.
A Cecilia Strzyzowski la asesinaron y la quemaron durante horas. Creyeron que la protección…
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) November 15, 2025
“Estuve en el barrio de los Sena. Feudales, dueños del territorio y de la vida de la gente. Así se sentían”, señaló Bullrich.
La titular de Seguridad remarcó que los Sena creían que la protección política “y el silencio de cierto ‘feminismo’ los iba a salvar. No los salvó nada. Fueron acusados. Van presos”.
El jurado popular declaró culpable al clan Sena por el crimen de Cecilia Strzyzowski
El presidente Javier Milei, por su parte, se refirió al fallo por medio de retuits de otras cuentas también celebrando el fallo como algo ejemplar.
El integrante de la Vocería presidencial, Javier Lanari, también escribió sobre el proceso judicial y relacionó abiertamente a los Sena con el ex gobernador de Chaco y aún mandamás del peronismo provincial, Jorge Capitanich.
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POLITICA
Milei redefine el lugar de la Argentina en el orden global de Trump

En su época imperial, China mantenía con los territorios que controlaba en la región un régimen tributario que evidenciaba la fortaleza de su dominación. Imponía duros gravámenes a sus vecinos más chicos y pobres, como Vietnam, Corea o Mongolia, que sólo podían ser flexibilizados con gestos públicos de reconocimiento y glorificación hacia el emperador. Los líderes sometidos tenían que acercarse a su trono, postrarse para hacer nueve reverencias y llevarle valiosos tributos como oro y plata. En respuesta magnánima, el emperador les otorgaba el beneficio de una reducción de impuestos y en muchas circunstancias gracias mayores a las recibidas.
“Lo importante de ese régimen no era el comercio, sino el reconocimiento de que el emperador era el centro del sistema”, reseña el académico Federico Merke, quien en un artículo que publica esta semana rescata esta antigua tradición de los soberanos chinos para compararla con la devoción de Donald Trump por el culto a su personalidad y su peculiar estilo para negociar aranceles. Algunos creyeron ver una alegoría histórica cuando esta semana una delegación suiza le llevó relojes de marca Rolex y logró que le bajaran los aranceles a su país del 39% al 15%.
El presidente de Estados Unidos está reescribiendo las normas del libre mercado internacional y dejando sin efecto las pautas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que rigieron durante años. Para él lo importante no son las reglas, sino los tratos. Desde el 2 de abril, el “Día de la Liberación”, asumió una estrategia de imposición negociadora, es decir, pasó de un diseño del comercio global establecido por acuerdos consensuados entre los países, a otro modelo asimétrico, de carácter provisorio y arbitrario. Todo depende de lo que Trump disponga.
Esto le trajo claros beneficios económicos (se calcula que con la amenaza de la suba de aranceles EE.UU. ya sumó 190.000 millones de dólares), pero también le provocó dolores de cabeza. Los pactos que selló con varios países (desde la Unión Europea y Japón, a Gran Bretaña y China) han sido judicializados por presuntos damnificados y por legisladores, que entienden que Trump se excedió en sus atribuciones, y que los entendimientos deben pasar por el Congreso. El tema llegó a la Corte Suprema el 5 de noviembre, y ahora hay una gran expectativa por lo que pueda fallar el máximo tribunal, posiblemente antes de fin de año.
Los acuerdos marco que la Casa Blanca le ofrece al mundo asumen un carácter de precariedad jurídica, y en algunos casos ni siquiera se han conocido los textos formales. Son una traducción escrita de la voluntad concesiva del emperador, dentro del cual su implementación queda a criterio del propio Trump, en función de los tributos que reciba. No tienen comparación con los tratados de libre comercio que Estados Unidos promovía hace un tiempo, y que en la región derivó en el fallido proyecto del ALCA, cuya defunción celebró el kirchnerismo la semana pasada al cumplirse 20 años de la cumbre de Mar del Plata.
Lo mismo ocurre con el “joint statement” (declaración conjunta) que se conoció esta semana con la Argentina. Es un comunicado general que remite a un acuerdo que no se conoció aún. En el Gobierno aseguran que el texto está prácticamente definido, pero que restan algunas precisiones, presumiblemente en el tema del acero y el aluminio, y la revisión jurídica por la burocracia de ambos países.
La formalización se daría con una firma protocolar de los presidentes, en un próximo viaje de Javier Milei a Estados Unidos. Si bien el acuerdo no debe pasar por el Congreso, la aplicación de muchas iniciativas que de ahí se derivan sí podrían requerir tratamiento legislativo, aunque otras se podrían instrumentar vía resolución.
Los alcances del entendimiento merecen dos niveles de análisis. Uno desde el punto de vista estrictamente comercial, en donde se nota con claridad la asimetría en favor de Washington. Es un formato que ya aplicó con otros países y al que la Argentina quedó sometida por su decisión de acordar.
En el Gobierno sostienen que su anuncio se demoró más de la cuenta por la defensa de algunas particularidades relacionadas con el cupo de carnes y el tema de los metales. Otras miradas son menos épicas y atribuyen el cierre de las tratativas a una decisión de Milei de aceptar las condiciones y no prolongar más las negociaciones. Son quienes resaltan que en el texto que se conoció hay 12 compromisos que asume la Argentina, uno Estados Unidos y 6 que lo hacen en conjunto. ¿Había margen para un trato más equilibrado?
El académico Juan Gabriel Tokatlian sostiene que “se juntó el criterio de imposición de aranceles de Trump con la disposición de Milei a ceder. No sé si fue realmente una negociación. El problema es que la Argentina queda alineada con una potencia en declive, cuando sus exportaciones están principalmente dirigidas hacia países no occidentales”.
En la Cancillería aseguran que para una economía como la argentina, más importante que la apertura comercial -que de todos modos ya se está ejecutando- es el flujo de inversiones norteamericanas que se puede conseguir a partir de garantizar ciertos estándares que están incluidos en el texto. La falta de precisiones impide hacer un análisis exhaustivo de qué sectores se beneficiarán o perjudicarán más. Como dice el mentor intelectual de los aranceles de Trump, el exsecretario de Comercio Robert Lighthizer, “no trade is free” (no hay comercio gratis).
El especialista en comercio internacional Marcelo Elizondo sugiere ubicar el acuerdo dentro de un marco general de las relaciones con EE.UU. “Es una parte más de una cadena de gestos y decisiones, que incluyen el apoyo dentro del FMI, el swap, la intervención en el mercado cambiario y la posibilidad de un aporte de US$20.000 millones adicionales a través de un grupo de bancos. Si uno mira la letra del joint statement, se nota una asimetría, pero creo que igual beneficia a la Argentina porque Estados Unidos es el principal importador del mundo y también el primer inversor externo. Creo que hay que tener una mirada integral”.
Ese universo al que Trump invita a la Argentina a veces hasta permite pases de magia, como el que registró esta semana Financial Times. El diario británico detectó que la cuenta de Derechos Especiales de Giro (los DEG que tienen los países en el FMI) de Estados Unidos se retrajo en US$870 millones, y que al mismo tiempo la cuenta de la Argentina se ensanchó en una cifra similar, y que de ese modo se le pagó el vencimiento de noviembre al Fondo, donde justamente EE.UU. es el principal accionista. Una triangulación perfecta.
El segundo plano de análisis es el estratégico. Por primera vez desde la finalización de la guerra fría, Estados Unidos tiene un plan para América latina, que apunta a recuperar su influencia en una región de la que se había retirado por décadas y, de ese modo, diluir el protagonismo chino.
Con ese objetivo, Trump busca generar un anillo de gobiernos afines que hagan girar a la región hacia la derecha. Milei es su aliado principal, pero también suma a la cuenta a Santiago Peña, de Paraguay; a Daniel Noboa, de Ecuador; a Rodrigo Paz, de Bolivia; y a Nayib Bukele, de El Salvador. En la ronda de elecciones que se inicia hoy en Chile, y que continúa el próximo año en Perú, Colombia y Brasil, espera sumar más socios de derecha.
Esta actualización de la “doctrina Monroe” pone a Latinoamérica en un lugar de relieve para Washington que hace tiempo no tenía, porque le permitiría a Trump demostrar que está en capacidad de disciplinar y ordenar lo que EE.UU. entiende que es su espacio natural de influencia. En esta lógica hay que interpretar el cerco sobre el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. La Casa Blanca pasó a una fase activa en lo económico, pero también en materia de seguridad y defensa. En Washington pronostican una pronta definición sobre Maduro.
Este viraje queda ilustrado con el áspero debate que se está dando dentro de la administración Trump por la nueva Estrategia Nacional de Defensa, el documento que define los principales lineamientos de cada gestión, que desde septiembre viene demorado. En ese texto América latina y el Caribe tienen un papel inusualmente destacado como parte del entorno de seguridad de Estados Unidos, y con relieve estratégico en su objetivo principal, que es contener el avance de China.
Algunos académicos atentos prestaron atención a la votación de la semana pasada en la cumbre Unión Europea-Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), a la que no asistió Milei por considerarlo un ámbito de izquierda. Allí la Argentina, junto con países como Ecuador, Paraguay, El Salvador, Costa Rica y Trinidad y Tobago (crucial para el despliegue militar norteamericano sobre Caracas), se corrió del párrafo 10, en el que se define a América latina como una “zona de paz” y habla de la seguridad marítima en el Caribe, es decir, Venezuela. No hubo aval argentino a esas garantías.
Así como Estados Unidos ha resuelto implementar una estrategia definida para América latina, también la Argentina adoptó un replanteo de su política exterior que tiene implicancias más profundas que la mera negociación arancelaria. Con su encolumnamiento profundo con Washington, Milei se aparta de una tradición histórica ligada a conceptos clásicos como el de “no alineados” o el de las miradas multipolares. Hoy hasta las “relaciones carnales” del menemismo pierden su carácter pecaminoso en comparación con la posición de los libertarios.
Milei está poniendo a la Argentina estructuralmente en una dirección, que es la que lidera Estados Unidos. Esto implica una reorientación que impacta en la composición productiva del país (probablemente con mucha mayor incidencia de las empresas norteamericanas en áreas sensibles como energía y minería), en sus posicionamientos externos, en su seguridad y en su defensa. No es sólo la carne y el acero; es el lugar que ocupa la Argentina en el mundo.
El Presidente cambia la lógica tradicional de ordenamiento de un país complacido con sus particularidades, y muchas veces también con sus desvíos. A partir de ahora la Argentina empieza a moldearse desde afuera hacia adentro, bajo el paraguas rector de Washington. Con todas las fragilidades de un viraje que no fue consensuado internamente con el resto de los actores políticos y económicos, y con la imprevisibilidad que supone depender del humor de Trump. No sería un problema para Milei, un presidente que se siente orgulloso de la relación de confianza que trabó con la temeridad.
El alineamiento con Estados Unidos va de la mano también con cierta retracción de los ámbitos multilaterales. Por ejemplo, esta semana la Argentina se apartó de su historial en materia de derechos humanos y fue uno de los diez países que en la ONU votó en contra del informe anual de la Corte Penal Internacional, el máximo tribunal que condena los delitos de guerra, genocidio y lesa humanidad. Lo hizo en sintonía sólo con Estados Unidos, Rusia, Israel (no firmantes del Tratado de Roma), Paraguay, Corea del Norte, Burkina Faso, Bielorrusia, Nicaragua y Níger.
El mismo razonamiento está detrás de la decisión de Milei de no ir a la cumbre del G-20 en Sudáfrica, después de que Trump boicoteara el encuentro porque, afirma, el presidente Cyril Ramaphosa no brinda protección a los afrikáneres, la minoría blanca que gobernó Sudáfrica durante el apartheid.
Federico Pinedo, sherpa del G-20, publicó en septiembre un artículo en el CARI que se llama “Los tres multilateralismos”. Allí se refiere a los aspectos políticos (sostenimiento de la paz, por ejemplo), a los asuntos económicos (apertura comercial, estabilidad financiera), y finalmente a los temas culturales, “que es la pretensión de imponer visiones similares en todo el mundo”. El desacuerdo con esta última agenda sería la que justifica la ausencia de Milei en la devaluada cumbre de Johannesburgo (además de Trump, tampoco concurrirán Xi Jinping ni Vladimir Putin).
Estos movimientos darían cuenta de una tendencia clara hacia el alineamiento (con EE.UU.) y hacia el aislamiento (del multilateralismo). Sin embargo, hay dos señales importantes en el horizonte que pueden demostrar que hay atenuantes, y que en realidad la Argentina está en la senda de una occidentalización más profunda que la mera pasión trumpista.
Uno de esos datos se produjo esta semana, con la visita del secretario General de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), Mathias Cormann, con quien la Argentina firmó un demorado Memorándum Inicial de Adhesión (el gobierno de Alberto Fernández había frenado las conversaciones).
El proceso de incorporación va a llevar años y requiere de dinero y de un trabajo minucioso en muchas áreas. Pertenecer a la OCDE implica haber cumplido con una serie de estándares muy exigentes en aspectos tan disímiles como comercio, seguridad, institucionalidad, educación, salud y equilibrio social. Es la entidad más sofisticada y reglada, casi una contradicción con el espíritu caprichoso de los acuerdos con Trump. ¿Está la Argentina en condiciones de hacer ese ejercicio profundo de adaptación a parámetros de los países más desarrollados?
durante la cumbre del Mercosur en UruguayMatilde Campodonico – AP
El otro dato gira en torno de la posibilidad de avanzar en el ya mítico pacto Unión Europea-Mercosur (los europeos juran que este es el último que harán con estas características). Según algunos diplomáticos, podría firmarse en diciembre en la cumbre regional de Foz de Iguazú, aunque aún persisten dudas en países como Francia, Polonia y Austria. Su conclusión significaría cerrar un proceso que ya lleva más de 20 años y cuya implementación, también a diferencia del pacto con EE.UU., tiene un nivel de detalle y un cronograma muy bien definidos.
En el Gobierno trascendió que Milei podría no concurrir, desinteresado en volver a cruzarse con Lula, pero dicen que lo están tratando de convencer para que vaya. Mientras tanto les dijeron a los organizadores que el problema es la fecha del 20 de diciembre, así que están buscando alternativas. Pero como todos sospechan que es una excusa, al mismo tiempo están viendo si pueden decorar el encuentro con algún anuncio bilateral Argentina-Brasil que sirva de incentivo adicional.
Como la Argentina había solicitado exenciones arancelarias para unos 150 productos, en Brasil dicen que no ven incompatibilidades entre el acuerdo con EE.UU. y el Mercosur (aunque una fuente de Itamaraty admitió que no le habían anticipado el anuncio y tampoco recibieron precisiones posteriores). Además, Lula también está en un período de recomposición con Trump, tras su última reunión. De hecho el canciller Mauro Vieira se vio con Marco Rubio horas después de que lo hiciera Pablo Quirno, con el mismo objetivo: negociar aranceles.
El acceso a la OCDE y el entendimiento UE-Mercosur, así como el acuerdo comercial con EE.UU. y el pacto con el FMI, podrían indicar que Milei auspicia una lógica de disciplinamiento externo; apegarse a países o instituciones que le puedan aportar a la Argentina un orden y una proyección que no puede darse a sí misma. Es un golpe muy duro para los soberanistas, que priorizan la autonomía del país en su política exterior y su capacidad para administrar tensiones en un mundo complejo. Entre sus crisis recurrentes y el carácter refundacional de Milei, la Argentina experimenta un profundo cambio en su relación con el mundo.
el “joint statement” (declaración conjunta),como el que registró esta semana Financial Times,Jorge Liotti,Conforme a
POLITICA
Murió Dylan, el perro de Alberto Fernández: la despedida en redes del ex Presidente

La noticia sobre la muerte de Dylan, el perro de Alberto Fernández, ex presidente de la Argentina, se conoció este miércoles 12 de noviembre durante la tarde, cuando el ex jefe de Estado publicó un emotivo mensaje donde expresó: “Fuiste parte de mi vida, dándome lealtad, alegría y ternura”, despidiendo así a la mascota que lo acompañó durante los años en que residió en la Quinta de Olivos.
Alberto Fernández optó por contar a sus seguidores el fallecimiento de Dylan a través de sus redes personales. En el texto, el ex presidente detalló la relación profunda establecida con su mascota con frases de marcado contenido afectivo. “Aunque tal vez nunca te lo dije, siempre esperé que llegaras. Fuiste parte de mi vida, dándome lealtad, alegría y ternura. Me regalaste una amistad incondicional que solo algunos humanos me han dado… En los últimos meses te fuiste apagando y hoy, con mucho dolor, te despido”, escribió el ex mandatario.
La figura de Dylan trascendió el ámbito privado para instalarse como un fenómeno en redes sociales durante el gobierno de Alberto Fernández. La cuenta de Instagram de la mascota alcanzó más de 46 mil seguidores, mientras que en Twitter sumaba cerca de 21 mil seguidores. En estas cuentas, administradas por un community manager, se difundían imágenes y videos de la rutina de Dylan junto a Fernández y otros miembros de su entorno, incluidas fotografías en el barrio porteño de Puerto Madero, donde la familia residía cuando el político no se encontraba en la Quinta de Olivos.

Durante la campaña presidencial de 2019 y a lo largo de su mandato, Dylan se transformó en una figura presente en la comunicación pública del ex presidente y participó en momentos clave, como la jornada de las PASO, cuando Fernández fue retratado paseando a su perro por las calles de la ciudad antes de dirigirse a votar. La biografía virtual de Dylan remarcaba ese perfil: “Collie nacional y popular”, nacido en Pilar y bautizado en honor a Bob Dylan, como recordaba el propio Fernández en referencias previas.
La historia y características de los collies también fueron reseñadas: “La raza de Dylan proviene de Escocia, de lo profundo de las colinas y las montañas, donde durante siglos fueron utilizados como perros pastores. Necesitan largas caminatas diarias y mucho ejercicio al aire libre para mantenerse sanos y felices. Son eficaces al aprender órdenes y su entrenamiento debe ser suave”. El perfil del animal se completaba con adjetivos vinculados a la lealtad, la amabilidad y la capacidad de convivencia con núcleos familiares.

La biografía y las redes de Dylan incluyeron imágenes y videos que reflejaban el día a día de la mascota tanto en las oficinas como en los parques de la Quinta de Olivos. En varias de esas publicaciones, se mostraba la interacción entre el ex presidente y su collie, así como paseos en la residencia y reuniones informales de trabajo. El tono de las publicaciones variaba entre el humor y la ironía, ofreciendo un ángulo cotidiano de la vida política y familiar de Fernández. En ese marco, sobresalió el posteo dedicado al Día del Amigo, donde se leyó: “Alberto es mi mejor amigo. Últimamente nos vemos menos porque está muy ocupado y lo extraño mucho, pero cuando vuelve pasamos muchas horas juntos para compensar. Ojalá toda la gente cuide y quiera a sus amigos animales como él a mí”.
La historia de Dylan también estuvo marcada por su descendencia. En distintas ocasiones, organismos cercanos al entorno presidencial comunicaron a través de las redes el nacimiento de los cachorros de Dylan. En julio del año pasado, el collie fue padre de cuatro crías, y el propio Fernández entregó uno de esos cachorros a Gisele Fernández, hermana de la entonces vicepresidenta Cristina Kirchner. Entre sus hijos figura Prócer, otro collie que participó de la vida virtual y fue frecuentemente mostrado en redes, recibiendo atención del público al que le interesan las historias de mascotas famosas.
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