POLITICA
Los desafíos que enfrenta la UCR en Santa Fe, Córdoba y PBA: el “efecto CFK” y la disputa en Rosario

Los tres distritos más populosos del país empiezan a tensionarse con el avance del calendario electoral y la UCR busca hacer pie para no terminar de quedar eclipsado por La Libertad Avanza. Una lucha que comparte con el PRO. Tras el pedido de detención de Cristina Kirchner, los correligionarios bonaerenses empiezan a mirar con desconfianza a los peronistas enfrentados a La Cámpora, a quienes hace poco creían aliados. En las próximas semanas, Maximiliano Pullaro tendrá la elección general en Santa Fe, donde la ciudad de Rosario tendrá un rol clave con la atenta mirada del gobierno de Javier Milei. En Córdoba, en cambio, hay más interna que estrategia electoral.
“El peronismo está más fuerte con Cristina presa”, dicen los radicales bonaerenses que conocen de las internas de Axel Kicillof con el sector de Máximo Kirchner, pero están convencidos de que finalmente llegarán a la unidad cuando se resuelva la detención domiciliaria de la ex presidenta. A su pesar, observaron que muchos de los intendentes que se enfrentaron al kirchnerismo, y que pregonaban el armado de centro, apoyaron la idea de la “proscripción”.
“Se quedan sin ideas para romper”, reflexionan y los descartan de su armado electoral. Aunque esos peronistas no K insistan con una posible alianza, en la UCR no sería bien visto recibir dirigentes que no apoyen la resolución de la Justicia en la causa Vialidad y no abracen la idea de la lucha contra la corrupción.
Los dos sectores que hoy conducen el radicalismo bonaerense, con Miguel Fernández y Pablo Domenichini a la cabeza, se acercan cada vez más a esa construcción de centro, según pudo saber Infobae. Hasta hablan de la posibilidad de revivir Juntos por el Cambio si las negociaciones entre Cristian Ritondo, Diego Santilli y Sebastián Pareja dejan más heridos del PRO en el camino. De todos modos, algunos dirigentes no quieren cerrarle la puerta a las negociaciones con La Libertad Avanza. Una mirada que mantiene la tensión. Con todo, la próxima semana avanzarán con las reuniones por Zoom con dirigentes seccionales y esperan dar definiciones antes de que termine el mes de junio.
Santa Fe
Con los convencionales constituyentes ya elegidos, la provincia de Santa Fe tendrá el próximo 29 de junio las elecciones generales para elegir 19 intendentes y renovar 65 Concejos Deliberantes. Si bien Maximiliano Pullaro triunfó cómodo en las PASO de abril, las disputas territoriales que se ponen en juego son claves para fortalecer su liderazgo. De todos modos, el foco estará en Rosario, ciudad que concentra el 35% del padrón electoral, lo que la convierte en un distrito determinante para cualquier dirigente que busca gobernar la provincia.
Para la disputa rosarina hay tres candidatos que protagonizan la contienda, entre ellos, la oficialista Carolina Labayru, quien tiene el desafío de validar la gestión de Pablo Javkin; Juan Monteverde, el ex aliado de Juan Grabois que busca liderar la renovación peronista local; y Juan Pedro Aleart, un joven ex periodista que le garantizó el único triunfo a La Libertad Avanza en las últimas PASO.
En las internas del 13 de abril, el peronismo fue la fuerza que ganó la elección, pero Aleart fue el candidato más votado para el Concejo Deliberante. En tercer lugar quedó la candidata del intendente. Según pudo reconstruir Infobae, las condiciones están dadas para que ese escenario se repita en las generales. Es por eso que los libertarios llevan adelante una estrategia de polarización similar a la que utilizó Manuel Adorni en la ciudad de Buenos Aires, enfrentando a Leandro Santoro. Esa jugada dejó al PRO, con Silvia Lospennato a la cabeza, lejos de los dos primeros puestos.
“Aleart y Labayru comparten el mismo electorado y, además, ambos responden a Patricia Bullrich”, dicen en el equipo de Monteverde quienes confían en que el referente de Ciudad Futura quedará en primer lugar en la próxima elección a concejal, lo que le garantizaría, según analizan, un fuerte impulso para el 2027. “A Rosario le falta un intendente”, repiten como slogan de campaña y se ilusionan con ser un ejemplo de unidad y renovación para el peronismo a nivel nacional.
En el campamento de La Libertad Avanza aseguran que el 29 de junio se ponen en juego dos modelos de ciudad: el regreso del kirchnerismo o la implementación de las ideas de la libertad que pregona el presidente Javier Milei. “El modelo actual de Javkin está agotado”, dicen cerca de Aleart, quienes buscan dejar afuera de los dos primeros puestos a Labayru. “Los peores años de Rosario fueron con el kirchnerismo a nivel nacional y el socialismo en lo local, con los mayores índices de homicidios”, denuncia el ex periodista.
Para la batalla legislativa local, Javkin eligió a su secretaria de Cercanía y Gestión Ciudadana por su perfil de “cercanía con la gente y de gestión”. En la Municipalidad también tienen acusaciones para sus principales contrincantes: “Está en juego evitar el regreso de un kirchnerismo que nos abandonó a los rosarinos, o repetir las recetas que vienen de Buenos Aires”. Con esa línea discursiva, acusan a Aleart de ser un “comentarista” de la realidad, que no habla sobre los fondos que Nación no envía para obras y mantenimiento, mientras que a Monteverde lo fustigan por “ocultar” los dirigentes K que lo apoyan.
Córdoba
En Córdoba los rumores sobre el futuro electoral de Rodrigo de Loredo no cesan. Algunos lo dan como excluido de cualquier posibilidad de ser candidato de La Libertad Avanza y otros dicen que negocia el tercer puesto en la lista del gobierno nacional para la pelea por las nueve bancas en octubre. En paralelo, en la UCR saben que su futuro es quedar en tercer lugar y, en el mejor de los escenarios, podían meter dos diputados en el Congreso Nacional. La pelea por estas horas es definir quiénes van a ser los candidatos y los posibles aliados.
En la provincia que gobierna Martín Llaryora se estableció que la fecha para presentar alianzas será el 7 de agosto y, diez días después, se deberán registrar las listas de candidatos. Con ese cronograma, la UCR que preside Marcos Ferrer estableció que el día 3 de ese mismo mes el partido llevará adelante su interna para definir los postulantes. Pero igual hay malestar por la falta de precisiones en el cronograma electoral partidario.
“No están cumpliendo un carajo”, alertó Ramón Mestre, enojado con Ferrer y su socio De Loredo. Según explicó el ex intendente de la ciudad capital a Infobae, las autoridades fijaron una fecha para la interna para “conformar” a la Justicia Electoral Provincial pero evitan la convocatoria a la presentación de candidatos. En el fondo, el temor es que se trate de una maniobra para dilatar los tiempos e imponer la estrategia oficialista.
¿Cuál sería la estrategia de Ferrer y De Loredo? En caso de que se confirme la imposibilidad de una alianza con los libertarios, los radicales se ilusionan con una especie de reedición de Juntos por el Cambio. El problema es que gran parte del PRO integra el Gabinete de Llaryora y otro sector (como Laura Rodríguez Machado) responde a Patricia Bullrich. La única macrista pura que quedó fiel a la estructura amarilla es Soher El Sukaria. Por la Coalición Cívica el puesto quedó vacante con la salida de Gregorio Hernández Maqueda, quien hoy se siente representado por las ideas libertarias.
Los radicales anti libertarios prefieren apostar a la Lista 3. Creen que, en caso de ir a una alianza, deberán resignar la posibilidad de ganar las dos bancas para la UCR. Con socios en el medio deberían negociar esos espacios. Con esa lógica, el sector de Mestre presentará resistencia. Mientras tanto, Juan Jure, el legislador que lidera otro de los sectores, lanzará su candidatura el próximo 3 de julio en Río Cuarto, en un acto en el que se espera la convocatoria de más de mil personas.
POLITICA
Las infartantes 72 horas en las que la Argentina se asomó al vacío

La semana había terminado del peor modo y el escenario de reapertura de los mercados el lunes era una invitación a lo desconocido. El jueves se habían encendido todas las alarmas cuando el Banco Central debió vender US$379 millones para defender el techo de la banda cambiaria. El día siguiente sería peor: US$678 millones.
Fue entonces cuando Luis Caputo decidió llamar en forma directa a la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos, para reflotar la promesa que había hecho Scott Bessent en abril pasado, cuando sugirió que en un caso extremo podría haber una ayuda directa. Jueves y viernes fueron dos días de gestiones intensas, pero poco productivas. El mensaje de emergencia que transmitía el ministro no generaba compasión. Del otro lado quien atendía el teléfono era Michael Kaplan, el secretario adjunto del Tesoro, quien no le tiene mucha simpatía al jefe de Economía desde su experiencia anterior en la gestión de Mauricio Macri.
En la desesperación de la situación, el viernes Javier Milei habló en Córdoba de que estaban “muy avanzadas” las tratativas para obtener un préstamo de EE.UU., cuando en realidad sólo había conversaciones exploratorias fallidas. Ese mismo día se activó en paralelo una vía alternativa, menos técnica, que responde a un circuito extraoficial.
El actor protagónico de este canal fue Barry Bennett, un asesor especial de Donald Trump, quien casualmente había estado en la Argentina en los días previos y se había reunido con Milei. Bennet trabó una relación estrecha con Santiago Caputo, quien advertido por su tío de las dificultades con el Tesoro, empezó a trajinar el teléfono. Esta relación se estableció gracias a los oficios del polémico empresario Leonardo Scatturice, quien también estuvo movedizo junto a su amigo Rob Citrone, fundador del fondo Discovery Capital. Se trata de ese submundo de lobistas y empresarios, que mezclan los negocios, la inteligencia y la ideología, y que son muy influyentes en el poroso entorno de Trump. Es el universo Mar-a-Lago. El que va y viene de norte a sur en el misterioso avión negro de Scatturice.
Bennett y Citrone lograron conectar con Bessent para que interviniera en forma directa. También involucraron al secretario de Estado, Marco Rubio, para que diera su aval a una eventual asistencia. Es decir, se apeló a la línea política porque la económica no mostraba progresos.
El sábado, por carril separado, el canciller Gerardo Werthein coronó sus gestiones diplomáticas para anunciar la reunión bilateral de Milei con Trump. Hasta ese momento, se trataba sólo de una foto, un gesto de apoyo en medio de la tormenta, pero sin ningún indicio de ayuda económica.
Ese mismo día, ante la ausencia de certezas, Toto Caputo empezó a pergeñar un plan de contingencia para ver cómo conseguir dólares que evitaran un lunes trágico y puso la mira en los exportadores de cereales, con varias opciones en la mesa. El sábado se esfumó entre la angustia, la incertidumbre y el enojo de Washington porque se había filtrado que habría un paquete de ayuda por US$30.000 millones, cuando todavía no había nada cerrado. Quedaban sólo 24 horas para generar alguna reacción y evitar el colapso del inicio de la semana. Nunca el gobierno de Milei había estado tan cerca del abismo.
Pero el domingo, finalmente, apareció una señal, misteriosa aunque alentadora. Era ya de noche cuando el Tesoro norteamericano le hizo llegar un mensaje al Ministerio de Economía, por vías absolutamente informales, de que había habido avances, y que tras el visto bueno de la Secretaría de Estado le estaban pasando el caso argentino a Trump. Nada más que eso. Sin detalles y sin precisiones dijeron que habría un pronunciamiento. Sólo agregaron dos pedidos a sus interlocutores: que fueran pacientes y que no tomaran ninguna medida desesperada el lunes. Básicamente un acto de fe. Para entonces ya se había resuelto atrasar un día el viaje a Nueva York del Presidente y su comitiva.
Caputo no estaba del todo tranquilo así que siguió adelante con su esfuerzo por frenar la embestida del mercado. Ese mismo domingo a la tarde avanzó con su propio plan para juntar dólares. Fiel a su inclinación financiera, su primera propuesta a los exportadores de granos fue que compraran bonos en el extranjero. El argumento que esgrimió el ministro era que necesitaba llevarle a Bessent una muestra de que estaban comprometidos con el objetivo de sumar reservas, después de haber incumplido esa meta con el FMI.
Sin embargo, la respuesta que recibió de los exportadores fue negativa. Le contrapropusieron una baja temporal de las retenciones a cero. Caputo primero se negó, pero después entendió que en la situación extrema en la que se encontraba era el único camino que le quedaba. Ahí empezaron a calcular, en modo no muy científico, que debían reunir unos US$7000 millones en liquidaciones. Esas conversaciones en el atardecer del domingo concluyeron con la definición de una nueva cita, ya más formal, para el día siguiente a las 9 de la mañana en el Ministerio de Economía. Allí se avanzaría con las precisiones respecto de cómo funcionaría el improvisado esquema. Parafraseando el eslogan libertario, el plan marcha acorde al todo.
Sin embargo, temprano a la mañana siguiente, el vocero Manuel Adorni anunció el mecanismo de retenciones cero, mucho antes de que se concretara la reunión con los exportadores. Fue la prueba de la urgencia que había por anticiparse a la apertura de los mercados. Los productores agropecuarios no fueron consultados en ningún momento. Desde el principio entendieron que no era un engranaje que los contemplara demasiado.
Una hora después, Bessent ingresó a la historia de la Argentina al anunciar el paquete más grande de ayuda directa que haya dado su país. Habló de los US$20.000 millones del swap y de la posibilidad de comprar bonos (así reformateó el pedido original del Gobierno, que era por US$30.000 millones). Milei y Caputo recién allí supieron concretamente de qué se trataba el mensaje misterioso que habían recibido la noche anterior por vías informales.
El amigo Scott había jugado la ficha más grande que tenía para ofrecer, rompiendo la inercia de la historia. Está claro que Trump hizo pesar su interés en ayudar a la Argentina por afinidad con Milei, porque el país es su único aliado de peso en la región y porque busca licuar la influencia china en América latina. Muchos operadores remarcaban la diferencia con Brasil, que hoy sufre los aranceles más elevados que aplicó la Casa Blanca.
Desde el fin de la guerra fría, EE.UU. nunca articuló una política consistente para su “patio trasero”. El último que lo intentó fue George W. Bush con su idea del ALCA, que fracasó. Ahora recuperó algún estímulo por razones de seguridad (migración, narcotráfico), pero sobre todo por comprender tardíamente que el vacío que dejó lo llenó China con sus inversiones. Más allá de su retórica, Estados Unidos jamás articuló incentivos para inclinar la balanza a su favor. Algunos recuerdan un evento de hace dos años en Amcham, donde el exembajador Jorge Argüello le planteó a su par de entonces, Marc Stanley: “Cuando manifiestan preocupación por el avance de China yo les digo que necesitamos iniciativas concretas del gobierno de Estados Unidos”.
Trump acaba de dar ese paso por primera vez, involucrando a su propio gobierno, ya no sólo al FMI, en una ayuda concreta. Esa es la magnitud de la importancia que le asigna a la amenaza china y a la necesidad de contar con aliados regionales. “Esta es la Casa Blanca más enfocada en América latina en treinta años. Es crucial para su programa de seguridad y su estrategia global tener aliados que piensen parecido, con una visión polarizada entre amigos y enemigos, que también refleja el clima que se vive en Estados Unidos, mucho más tras el asesinato de Charlie Kirk”, explica Brian Winter, editor de Americas Quarterly.
Hubo divisiones en el entorno de Trump por la ayuda a la Casa Rosada. Los actores más resistentes fueron los que participaron del rescate al gobierno de Macri, y que piensan que la Argentina no tiene arreglo. Son quienes consideran que el paquete de ayuda emite un mensaje interno que se contrapone con el eslogan “America first”. Sin embargo, el presidente se mantuvo inflexible en su postura.
Así como el marco ideológico y conceptual de Trump explica parte de la excepcionalidad del anuncio, también fue decisiva la experiencia de Bessent en mercados emergentes y, en particular, en la Argentina. Trabajó para hegde funds, asesoró e invirtió en la región, y utiliza el mismo idioma que Caputo. “Sabe que cuanto más fuerte habla, menos dólares tiene que poner”, lo define un experimentado operador de Wall Street.
Bessent fue el mismo hombre que en su momento desempantanó la negociación con el FMI y torció el rumbo del acuerdo, para llevarlo al tope de los US$20.000 millones. Además de su flexibilidad de broker, arrastra un profundo rechazo al populismo, que incluso lo llevó a cruzarse con la senadora demócrata Elizabeth Warren con menciones a la grieta argentina.
Como señala el asesor financiero Javier Timerman, “el anuncio del Tesoro también se debe entender a partir del enorme rechazo que genera en Washington y en los mercados la posibilidad de un resurgimiento del kirchnerismo”. El protagonismo de Bessent en toda la novela argentina eclipsó a Rubio e incluso al vicepresidente J.D. Vance, y ocupó el lugar que en algún momento ejerció Elon Musk.
El lunes a las 9 finalmente se concretó la reunión en Economía con los exportadores de granos. La situación había cambiado por completo tras el anuncio de Bessent. En el propio Gobierno algunos se quedaron con la sensación de que si hubieran sabido de antemano de qué se trataba la ayuda norteamericana, quizás no apelaban a la baja de retenciones, porque después terminó generando un ruido en el diálogo bilateral.
Ahí conversaron sobre los alcances del decreto que emitiría el Gobierno. Hubo una idea de hacer extensivo el beneficio fiscal a todos los sectores productivos, pero Caputo lo rechazó. Después la reunión se tensó porque mientras los exportadores reclamaban 15 días para liquidar el 90% de los US$7000 millones, los funcionarios los presionaban para que todo ocurriera en tres días. Querían que el capítulo terminara lo más rápido posible.
Había una razón detrás del apuro. El Tesoro empezaba a hacer saber que la medida los había dejado en una situación incómoda frente a los agricultores norteamericanos, que venían discutiendo con la administración Trump por subsidios que repararan la pérdida del mercado chino por efecto de la guerra arancelaria. La situación se agravó porque los precios de los granos bajaron en Chicago y China pasó a comprar a la Argentina en vez de hacerlo a EE.UU.
Bessent recibió la inquietud directamente de la secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, por el enojo de los farmers. Fue entonces cuando decidió emitir un tuit algo confuso sobre el futuro de las retenciones y pidió al gobierno argentino bajar cuanto antes esa persiana de liquidaciones. Caputo transmitió un mensaje urgente a los exportadores: “Aceleren que hay que terminarlo”.
en la Bolsa de Comercio de Rosario, Santa Fé
De izq. a der. Javier Cervio (BCR), Martín Vauthier (BICE), Pablo Lavigne (Sec. Prod. Nac.), Juan Pazo (ARCA)Marcelo Manera
Fue tal el ritmo desenfrenado de los formularios que ingresaban para aprovechar la oportunidad, que en un momento el titular de la ARCA, Juan Pazo, preguntó a los exportadores si estaban utilizando Inteligencia Artificial para operar los contratos, porque entraba un pedido cada 30 segundos.
A la misma velocidad se acumulaban las críticas de los productores agropecuarios, que no habían llegado a reaccionar cuando el cupo de los US$7000 millones estaba a punto de completarse. “Sólo el 30% fueron operaciones de los productores; el resto son exportadores que no tienen la certeza de a quién le compraron, y liquidaron sin tener la mercadería”, se quejó un importante dirigente rural.
Anteayer, al cerrar la semana más intensa de la gestión, el clima en la Casa Rosada era de profundo alivio. Sabían que habían bordeado la cornisa y que lograron alejarse temporalmente. Con el apoyo de EE.UU. el Gobierno ganó tiempo y retrotrajo la situación a la previa de la elección bonaerense, que desencadenó la tormenta.
Ahora quedan dos planos de acción, ambos muy desafiantes. El primero es el económico. Recién esta semana los equipos de Bessent y de Caputo se sentarán a darle forma al paquete de ayuda anunciado, siempre pendientes del resultado electoral. El intercambio técnico podría concluir antes del 26 de octubre, pero no habrá desembolsos concretos antes de esa fecha. En el aspecto formal, el pedido del Tesoro al Gobierno pasará por lograr consensos para avanzar con las reformas estructurales. Pequeño problema para una figura como Milei; le están pidiendo que deje de ser un outsider rupturista y que se autoperciba como un león herbívoro.
En la mesa de diálogo emergieron dos temas bien específicos, que por ahora no aparecerán por escrito. Uno es la clausura de las bandas cambiarias tal como operan hoy, y el otro es la necesidad de acumular reservas. Estos son los presupuestos mínimos. Según quienes estuvieron en las tratativas, no se habló de avanzar hacia una dolarización, a pesar de que en alguna conversación informal con inversores el propio Bessent había dicho que no era una idea para descartar de plano.
También se habló de caminar hacia la finalización del swap de China, aunque sin especificaciones. Ya cuando el año pasado el mecanismo fue renovado, desde la Secretaría de Estado se hizo llegar un mensaje de malestar. Más imprecisas quedaron las menciones sobre el acceso a tierras raras (un déficit que tiene EE.UU. y que busca reparar) y a “infraestructura crítica”, el eufemismo con el que se refieren a puertos, bases y centros de operaciones. Todo forma parte de un formulario por llenar. Lo que sí está claro es que la Argentina ató completamente su política exterior a la Casa Blanca. Las relaciones carnales del menemismo se transformaron en apenas una anécdota hot.
El segundo plano de acción es el impacto en la Argentina del anuncio, en especial en términos electorales. La evaluación que se hizo en el Gobierno fue favorable porque al menos le dio un punto de apoyo para frenar el retroceso de los últimos dos meses y recuperar alguna narrativa vinculada al futuro, el déficit más fuerte del discurso oficialista hoy.
Este es el aspecto al que apunta el último informe de la consultora de Fernando Moiguer, que resalta que el tercer trimestre está marcado por un cambio de ánimo social por el quiebre de las expectativas, que eran las que sostenían la ilusión de un futuro mejor. Pero el dato más relevante es que identifica en el AMBA y en la clase media baja a los segmentos que concentran esa visión más crítica. Son dos nucleamientos decisivos en términos electorales que bajaron su nivel de consumo y que empezaron a endeudarse hasta para gastos corrientes. El Gobierno no puede mejorar el presente, pero necesita imperiosamente recrear un futuro que sacuda a los desencantados.
Este diagnóstico hace juego con el último informe de Poliarquía, que retrata cómo el consumo de las familias se frenó en este tercer trimestre. “Al comparar con el trimestre anterior se observa una caída del 4% y del 10% versus los valores de inicio de 2025”, señala la consultora dirigida por Alejandro Catterberg y Eduardo Fidanza. Es decir, el Gobierno está llegando a la elección de medio término en las peores condiciones económicas de su gestión.
Milei consiguió en EE.UU. lo máximo a lo que podía aspirar, en un momento crítico de su mandato. Se conjugó a su favor una serie de factores irrepetibles e históricos. Ahora es su turno de mover, primero como líder de LLA en una elección crucial, y después como Presidente, en un punto de quiebre para la Argentina. En el próximo mes pone en juego su futuro y el del país. Se le acaba de abrir una nueva oportunidad. Quizás la última.
@SenWarren,https://t.co/CtyIPPO68V,September 23, 2025,“Al comparar con el trimestre anterior,Jorge Liotti,Conforme a
POLITICA
La Casa Blanca monitorea el impacto interno que tuvo el apoyo a Milei y analiza opciones para enviar la ayuda financiera a la Argentina

El anuncio del secretario del Tesoro, Scott Bessent, de que Estados Unidos está negociando con la Argentina un paquete de ayuda de hasta US$20 mil millones para aplacar la inestabilidad del sistema cambiario y colaborar con la campaña de La Libertad Avanza, tal como aseguró el Presidente Donald Trump, generó un impacto por el tamaño de la ayuda, tanto en el mercado norteamericano como el argentino. Pero también en el arco político y social estadounidense.
Sucede que mientras la economía de Estados Unidos busca acomodarse ante lo que es el nuevo orden global producido por los múltiples aranceles impuestos por la Casa Blanca a lo largo de este último año, distintos sectores de la matriz económica de EE.UU. piden una atención especial ante la disminución de su intercambio comercial con los principales actores globales.
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Uno de ellos es el sector del agro, que se caracterizaba por vender soja a China, y frente a la imposición de los elevados aranceles al gigante asiático y pese a que se negociaron acuerdos con Beijing, la soja norteamericana muestra un precio por encima de lo que puede llegar a ser el mercado internacional, haciendo mucho menos competitiva la importación del sector.
En este contexto, tanto este rubro como aquellos que se han visto más golpeados por las decisiones del magnate republicano vienen reclamando una ayuda extraordinaria para equilibrar lo que consideran puede llegar a ser un impacto negativo en sus ganancias con el posterior derrame en lo que es el sistema económico y productivo de EE.UU.
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En otras palabras, la Casa Blanca está monitoreando la respuesta de algunos sectores que reclaman que esos US$20 mil millones destinados a la Argentina podrían implementarse para solventar los desajustes que está generando este nuevo sistema proteccionista de Trump. A esto se le suma lo que empieza a palparse en la calle, que es el impacto en los precios al consumidor que tiene el encarecimiento que tiene en las cadenas de valor, producto del incremento de los aranceles en estos últimos meses.
Puertas adentro, Trump afirmó su compromiso de apoyar a su principal aliado en la región, Javier Milei, y seguir adelante pese a las críticas del arco político, como Elizabeth Warren, una de las más fervientes detractoras de lo que es este paquete de asistencia.
Muchos compararon este paquete de asistencia con lo que fue el mismo monto en 1995 a México tras la crisis del Tequila, cuando el Gobierno mexicano estaba en un laberinto de devaluación de la moneda y una inestabilidad creciente.
Pero al compararlo se preguntan por la capacidad de repago de la Argentina teniendo en cuenta las complejidades y las negociaciones por el préstamo con el FMI. Y la capacidad real de la economía argentina ya que, pese a la asistencia, las fragilidades estructurales que llevaron a esta inestabilidad cambiaria se mantienen.
Al mismo tiempo, los equipos técnicos del Departamento del Tesoro están evaluando los mecanismos más ágiles y eficientes para hacerle llegar a la Argentina el monto acordado. Hay una intención de que el acuerdo tenga que pasar por los Congresos, teniendo en cuenta la posibilidad que tendría Milei de aprobarlo en la Argentina.
Pero por sobre todas las cosas, se está estudiando la posibilidad de generar un vínculo entre los Bancos Centrales. A diferencia de lo que pasa en la Argentina, en EEUU el Banco Central busca ser independiente de la secretaría del Tesoro, por lo que se está analizando hasta dónde el gobierno de EEUU puede exigirle a la Reserva norteamericana activar un swap de monedas a través de las entidades centrales monetarias, como sí sucedió entre China y la Argentina.
Con todo, la Casa Blanca sostiene su compromiso para apoyar a Javier Milei y en Argentina son optimistas que los detalles pueden cerrarse en los últimos días, aunque algunos creen que puede llegar a efectivizarse recién después de las elecciones legislativas de octubre.
casa blanca, Javier Milei, Donald Trump
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El oficialismo alinea su discurso y apunta contra Kicillof por el triple femicidio en Florencio Varela

El aberrante caso de las tres jóvenes asesinadas en Florencio Varela no pasó desapercibido en la política nacional y provincial, con distintas repercusiones y acusaciones cruzadas. En este sentido, en el oficialismo hubo un claro alineamiento para apuntar las críticas hacia el gobernador bonaerense Axel Kicillof.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, apuntó: “Después de haber ganado en La Matanza el peronismo, la gente que lo votó, ¿qué piensa ahora sobre este episodio del crimen de las tres chicas que demuestra a una organización criminal absolutamente desbandada que está haciendo lo que quiere con una impunidad total?”. Y redobló la apuesta: “¿Qué dirán los que votaron al intendente (Fernando Espinoza) o la dirigente de La Matanza, a (la vicegobernadora, Verónica) Magario?“.
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En comunicación con Radio Mitre, Francos expresó: “En este caso la provincia de Buenos Aires y La Matanza no están dando soluciones en el tema grave de la seguridad y en la lucha contra el narcotráfico”. Y sentenció: “Lo dijimos varias veces, si la provincia nos necesita para combatir el narcotráfico como hicimos en Rosario, estamos a disposición”.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, cuestionó con dureza al mandatario provincial en las últimas horas. “Kicillof tiene que hacerse cargo del problema enorme de inseguridad que hay en la provincia de Buenos Aires”, afirmó la funcionaria clave del gobierno de Javier Milei en diálogo con Radio Mitre.
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En la misma línea, agregó: “Yo no voy a politizar este caso ni echarle la culpa al gobernador. Mucho menos haría lo que él hizo, escribir un aberrante comunicado en el que señala a una organización con base en la Ciudad cuando todavía no tiene la más mínima información”. Bullrich consideró que la causa del triple asesinato está vinculada con “la destrucción del tejido social en la provincia de Buenos Aires”.
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En declaraciones al mismo medio, el diputado nacional Diego Santilli fue tajante: “Es un colador la provincia de Buenos Aires”. Además, criticó la gestión de Kicillof: “No hay un trabajo mancomunado porque la Provincia no lo pide, no lo reclama, no lo trabaja en conjunto”.
“Está abandonada la sociedad, es un colador la provincia de Buenos Aires constantemente y lo vemos. Cuando vos mirás diferentes distritos, para no dar nombre y apellido en cada uno de los lugares, esto está pasando y de manera agravada”, enfatizó Santilli.
Por su parte, el diputado nacional y primer candidato de La Libertad Avanza en este turno electoral, José Luis Espert, cruzó con dureza a Kicillof y aseguró que la provincia está “ensangrentada de inocentes” y afirmó que el Gobernador “no se compromete con el combate contra el narcomenudeo”.
En diálogo con Radio Rivadavia, el referente libertario, apuntó de manera directa contra el mandatario provincial: “El hecho de que tu concepto sobre el criminal sea que es una víctima del sistema te hace terminar con una provincia ensangrentada de inocentes”.
En tanto, Espert aseguró que este crimen “horroriza y mete miedo”, al tiempo que señaló: “No se puede creer el nivel de violencia. Hay una preocupación por la marginalidad que hay en la Argentina. La gente que pierde la droga la va a buscar de manera violenta”.
La palabra de Kicillof sobre el triple crimen
En medio de la conmoción en Florencio Varela por el hallazgo de los cuerpos de las tres jóvenes que habían desaparecido días atrás en La Matanza, Axel Kicillof se refirió al caso a través de un posteo en sus redes sociales.
“Avanza la investigación sobre los aberrantes asesinatos de Brenda del Castillo, Lara Gutiérrez y Morena Verdi. El ministro de Seguridad, Javier Alonso, explicó que todo indica que fue un acto de venganza de un grupo narco internacional con base operativa en CABA“, expresó el gobernador.
“Ante un hecho de esta naturaleza tenemos que ser serios y responsables para que se comprenda que el narcotráfico no conoce de fronteras ni jurisdicciones, y ejerce además todas las formas de la violencia machista -pidió-. Tenemos que involucrarnos todos en la lucha para erradicar al narcotráfico. De lo contrario se fortalece y se vuelve impune”.
Kicillof se encontraba en Nueva York en el momento en el que se encontraron los cuerpos de las jóvenes. Tenía un viaje programado para participar de a un homenaje a José Mujica, el expresidente de Uruguay que murió el último 13 de mayo.
Axel Kicillof, Gobierno, triple crimen, Patricia Bullrich
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