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POLITICA

Murió el papa Francisco, líder espiritual y político del siglo XXI

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El papa Francisco murió este lunes a los 88 años, según confirmó el Vaticano en un comunicado difundido a través de su canal oficial en Telegram. El deceso se produjo apenas un día después de que el pontífice hiciera una aparición pública desde el balcón de la basílica de San Pedro, durante la celebración de Pascua, en lo que se convirtió en su último mensaje al mundo.

“Queridísimos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco”, declaró el cardenal Kevin Farrell, quien leyó el comunicado oficial del Vaticano. “Esta mañana, a las 7:35 (05:35 GMT), el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de Su Iglesia”.

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El papa había salido recientemente de una prolongada hospitalización tras padecer una neumonía grave que lo mantuvo ingresado durante 38 días, hasta su alta médica el pasado 23 de marzo. Según fuentes vaticanas, había estado en estado delicado y había enfrentado dos episodios críticos de salud durante el año.

A pesar de su convalecencia, el domingo participó brevemente en la misa de Pascua y dirigió la tradicional bendición “Urbi et Orbi” desde el balcón de la basílica, donde deseó a los fieles un “feliz domingo de Pascua” y llamó a la “libertad de pensamiento y a la tolerancia” en su mensaje al mundo.

Miles de personas se habían congregado en la plaza de San Pedro para verlo, luego de semanas de incertidumbre sobre su estado de salud. Su aparición generó una ovación entre los asistentes y fue interpretada como un gesto de fortaleza espiritual, pese a las visibles secuelas de su enfermedad.

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Jorge Bergoglio pasará a la historia como el más relevante de nuestros compatriotas en la geopolítica mundial. Como un ingeniero espiritual, político y cultural del siglo XXI.

Transcurrido el duelo, los argentinos podremos reflexionar acerca de cómo vivimos los acontecimientos de estos 12 años de un pontificado innovador.

Argentina le ha dado un Papa al mundo. Es un acontecimiento que el devenir del tiempo no hará más que agigantar.

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La dirigencia, de todo el arco político y de todos los ámbitos, deberá hacer un ejercicio de introspección para dimensionar si honró este acontecimiento que también hará entrar a la Argentina en la Historia. Queda su legado, que debería inspirar el sentido y la orientación de nuestras acciones futuras.

EL PAPA QUE NADIE ESPERABA

Aunque esa noche del 13 de marzo de 2013 el mundo asistió asombrado al anuncio de que el nuevo Papa venía de los confines de la tierra, una lectura retroactiva permite detectar algunos mojones en el camino, preparación o signos premonitorios de una trayectoria sin igual.

Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires, el 17 de diciembre de 1936, en el seno de una familia de inmigrantes piamonteses. Mayor de cinco hermanos, su padre era ferroviario, su madre, ama de casa.

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Rosa, la abuela del futuro Papa, fue clave en su vocación. Por eso Bergoglio siempre subrayó el rol fundamental de los abuelos en la transmisión de la fe.

Ingresó al seminario de la Compañía de Jesús a los 21 años y fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969, doce años después. En junio de 1973, fue nombrado provincial de la Compañía de Jesús en la Argentina, cargo que ejerció durante seis años. De 1980 a 1986, presidió el Colegio Máximo de San Miguel, un centro universitario jesuita.

Jorge Bergoglio, segundo desde la izquierda en la fila de atrás, junto a su familia. De izquierda a derecha: Alberto Horacio, Bergoglio, su hermano Oscar Adrián y su hermana Marta Regina. En la fila de abajo desde la izquierda:  su hermana María Elena, su madre Regina María Sívori y su padre Mario José Bergoglio

Es inevitable que una personalidad excepcional choque en un momento u otro de su vida con la incomprensión de sus contemporáneos, y Bergoglio no fue excepción. En 1991 fue enviado a Córdoba, como confesor en la residencia de la Compañía de Jesús, un cargo que no estaba a la altura de su talento y experiencia. Una “penitencia” quizás motivada por las pujas internas de su orden. Una suerte de exilio interior.

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De aquella primera travesía del desierto, lo rescató el entonces Arzobispo de Buenos Aires, cardenal Antonio Quarracino que, cuando lo conoció, comprendió que había detectado un talento. Austen Ivereigh, biógrafo de Bergoglio, contó que Quarracino pronunció entonces una frase premonitoria: “La Iglesia argentina espera grandes cosas del padre Bergoglio”.

Así fue como, a comienzos de 1992, el futuro Papa salió de la órbita de la Compañía de Jesús, fue ordenado Obispo por Juan Pablo II, y nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires. En la práctica, mano derecha del arzobispo Quarracino a quien sucedería en el cargo luego de su fallecimiento, el 28 de febrero de 1998.

Jorge Bergoglio fue nombrado obispo por el papa Juan Pablo II en 1992, a instancias del cardenal Antonio Quarracino, arzobispo de Buenos Aires

No sería la última vez que algún superior, detectando su talento, lo promovía y lo colocaba en un lugar expectante para futuros cargos. La segunda vez, lo haría el mismísimo Ratzinger, como se verá.

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En el momento de su designación como obispo, Bergoglio, entonces de 55 años, era un desconocido para la mayoría de los argentinos e incluso un outsider en la institución. La suya no había sido la típica carrera eclesial.

En la arquidiócesis de Buenos Aires, dejó su marca en la organización de la Pastoral Villera, en la permanente atención a los más olvidados y en sus homilías, verdaderas piezas teológicas, que ya son parte de su legado.

Jorge Bergoglio, en los años en que se hacía notar por sus homilías en la catedral metropolitana

Bergoglio se hizo notar por sus colegas del mundo entero en dos ocasiones gracias a su capacidad de trabajo, su aptitud para el diálogo, su poder de síntesis, su buena pluma y sus ideas sobre lo que debía ser la renovación de la Iglesia.

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La primera vez fue cuando, unos meses después de haber sido creado cardenal por Juan Pablo II en febrero de 2001, es designado expositor del sínodo de los obispos, en reemplazo del arzobispo de Nueva York, cardenal Edward Egan, cuando éste tuvo que regresar de urgencia a su país por los atentados del 11/9.

La segunda vez fue en 2007, en Aparecida, Brasil, donde fue encargado de la redacción del documento final -lo que luego llamaría el programa o mandato de su pontificado- en la Va Conferencia de Obispos Latinoamericanos, a la que asistió el papa Benedicto XVI.

Nadie es profeta en su tierra, dijo Jesús cuando al predicar en Nazaret le dieron la espalda, y Jorge Bergoglio no fue la excepción. Recordemos la frialdad apenas disimulada del primer mensaje de felicitación de la entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner que al saludar la elección del nuevo Papa lo llamó “latinomaericano” y no pudo decir “argentino”.

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Durante la crisis política, social y económica que sacudió Argentina en 2001, la Iglesia Católica, con Jorge Bergoglio a la cabeza, actuó como mediadora, cuando se creó la Mesa del Diálogo Argentino, de cuyos encuentros participaron dirigentes políticos, sindicales, empresariales y de organizaciones de la sociedad civil.

Jorge Bergoglio, en sus tiempos de arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, durante una misa en honor a Juan Pablo II en la catedral metropolitana en el año 2005 (NA:DAMIAN DOPACIO)

Esto no impidió que la Iglesia en general y Jorge Bergoglio en particular se convirtiesen en blanco de la animosidad de Néstor Kirchner y luego de su esposa y sucesora, Cristina Fernández, celosos de todo poder que pudiera hacerles sombra e intolerantes a la más mínima crítica, y sobre todo proclives a contentar a un progresismo agnóstico que pronto se convirtió en uno de sus principales soportes electorales.

El gobierno se sentía permanentemente aludido por las críticas del Cardenal al “exhibicionismo y los anuncios estridentes de los líderes políticos”, o al “escandaloso aumento de la pobreza” o su “bienaventurados los que se oponen al odio y a la confrontación permanente…”

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Bergoglio también tenía adversarios internos que, cuando cumplió los 75 años y presentó su renuncia al Benedicto XVI, intentaron que ésta le fuese aceptada de inmediato. Ignoraban que Benedicto XVI ya conocía bien al Cardenal primado de la Argentina y lo valoraba.

En 2005, cuando murió Juan Pablo II, los detractores de Bergoglio y de la Iglesia Católica reflotaron un viejo infundio en su contra por una supuesta complicidad con la dictadura. Y en el paroxismo de los ataques en su contra, el Cardenal fue indagado por la justicia -su interrogatorio fue conducido por Luis Zamora y Myriam Bregman– por la desaparición de dos sacerdotes de la Compañía de Jesús en mayo de 1976.

Jorge Bergoglio, recién creado cardenal, posa en el Vaticano (REUTERS/Paolo Cocco)

En el colmo del cinismo, ex integrantes de organizaciones armadas, que tuvieron como política dejar a sus militantes a la intemperie frente al aparato represivo, acusaron de haberlos desprotegido a quien en realidad les salvó la vida.

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El entonces futuro Papa no compartía la opción por la lucha armada que tentó incluso a algunos sacerdotes en los años 60 y 70 y eso resultó imperdonable para quienes habían optado por la violencia. Tampoco adscribió a la corriente de la Teología de la Liberación.

No obstante, en marzo de 2014, hizo una reflexión con cierto tono autocrítico: “Nosotros en América Latina hemos tenido experiencia de un manejo no del todo equilibrado de la utopía, y que en algunos lugares, no en todos, en algún momento nos desbordó, y al menos el caso de Argentina, podemos decir ¡cuántos muchachos de la Acción Católica, por una mala educación de la utopía terminaron en la guerrilla de los años 70!”

Años más tarde, varios autores hicieron justicia con el rol desempeñado por Bergoglio en esos años y la ayuda que brindó a muchos frente a la represión ilegal.

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La lista de Bergoglio, el libro del periodista italiano Nello Scavo, que reconstruye la actuación del papa Francisco durante los años de la dictadura

En 2010, el gobierno envió al Congreso el proyecto de legalización del matrimonio homosexual, al que Bergoglio obviamente se opuso.

El 12 de febrero de 2013, al día siguiente de conocerse la renuncia de Benedicto XVI, un referente del lobby LGBT en la Argentina se jactó de haber enterrado la candidatura de Jorge Bergoglio al papado el día que se casó… Es no entender cómo funciona esa institución doblemente milenaria, acostumbrada a ser víctima de operaciones de desprestigio y a discernir la verdad.

Pero es cierto que en aquel comienzo del año 2013, nadie veía papable a Jorge Bergoglio. Él mismo había reservado una habitación en el hogar de los jesuitas para su retiro. Aunque también pudo tratarse de una manera hábil de hacer que sus enemigos bajaran la guardia.

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El 25 de Mayo de 2012, tampoco Mauricio Macri, entonces jefe de Gobierno de la Ciudad, asistió al que sería el último Te Deum de Bergoglio antes de su entronización en la Santa Sede, signo del aislamiento en el cual se encontraba el Cardenal, algo que no parecía desalentarlo. En aquella homilía, volvió a fustigar “el relativismo que, con la excusa del respeto a las diferencias, homogeneiza la transgresión y la demagogia; permite todo con tal de no asumir las contrariedades que trae el coraje de sostener los valores y los principios”.

En vísperas del cónclave, el nombre de Jorge Bergoglio no circula casi en los mentideros político-religiosos, con la sola excepción del corresponsal de la CNN, José Levy, que lo nombra en los instantes previos al anuncio. Un detalle pudo quizás advertir a los observadores: la última actividad oficial de Benedicto XVI había sido recibir en audiencia privada al arzobispo de Buenos Aires, recién llegado al Vaticano para participar del conclave.

La elección de Bergoglio fue una sorpresa universal. Para la elite argentina que le había dado la espalda. Pero también para el resto del mundo. Por primera vez un Papa venía de las periferias. Con Juan Pablo II se había quebrado la norma de los pontífices italianos. Pero el Cardenal argentino fue el primer Papa no europeo y el primer jesuita.

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Fumata blanca en El Vaticano. El mundo aún no lo sabe, pero un argentino acaba de ser elegido Papa

Cristina Kirchner -y casi toda la elite local- se benefició de la indulgencia de Bergoglio y fue recibida de inmediato por éste, que se cuidó de toda tentación revanchista. Una lección de magnanimidad que los políticos argentinos se resisten a aprender.

Como todo acontecimiento que irrumpe en el devenir humano incidiendo en el curso de la historia, la elección del argentino Jorge Mario Bergoglio como Papa llevó a indagar en su pasado y a buscar los signos anticipatorios de algo que para muchos resultaba inexplicable.

La atención se centró en Aparecida, cuyo documento final llevaba la impronta del nuevo pontífice, y su aspiración a una Iglesia “en salida”, capaz de alcanzar con su mensaje y servicio a todas las periferias humanas, geográficas y existenciales. Allí se gestó el pontificado de Bergoglio -como posibilidad- y su programa; allí anidó en la mente de muchos cardenales, y quizás en la del propio Joseph Ratzinger, la idea de un papa latinoamericano.

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Por lo tanto, su elección probablemente no fue tan sorpresiva en lo interno, en la cúpula de una institución acostumbrada a trabajar en la discreción y a largo plazo, y a renovarse en la continuidad.

El impacto del pontificado de Bergoglio no puede medirse cabalmente aún, porque lo que ha ido sembrando modificará el futuro. Así como su papado fue anhelado por muchos y preparado por ciertos acontecimientos, así también Francisco trabajó en estos años con miras al porvenir y el resultado de sus esfuerzos podrá empezar a ser medido cuando se conozca el nombre del nuevo Obispo de Roma.

Francisco, en una de sus últimas apariciones públicas, dirigiendo el servicio de oración de Vísperas en la Fiesta de la Presentación del Señor en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el 1 de febrero de 2025 (REUTERS/Ciro De Luca)

El Colegio cardenalicio ha sido renovado con miras a una más amplia representación de la iglesia universal. A día de hoy, está formado por 252 cardenales: 138 son electores (pueden votar hasta los 80 años). Este cuerpo se ha universalizado: hay 94 países representados. La inmensa mayoría de los cardenales electores, un 80 por ciento, han sido nombrados por Francisco.

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El continente donde más crece el catolicismo es el Asia, donde esa religión no es mayoritaria pero sí mucho más dinámica. Todo eso estuvo presente en los planes del Papa, en los cambios que ha impulsado y los viajes que ha realizado.

PASTOR, JEFE DE ESTADO Y LIDER MUNDIAL

Por la peculiar naturaleza de la Santa Sede, el Papa no es sólo cabeza de la Iglesia Católica, referente principal de la religión que ha moldeado la cultura occidental, sino también jefe de un Estado que ha sido un actor protagónico en la historia y sigue desempeñando un rol trascendental en la escena mundial.

Todo lo que dice y hace el Papa impacta desde esa doble faceta, pastoral y política, que configura un liderazgo reconocido más allá de los límites de su feligresía.

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Cada Papa encarna la aspiración de la Iglesia en una etapa dada y a la vez deja su impronta personal en el gobierno de la Santa Sede y en la escena internacional.

El papa Francisco saluda a la multitud reunida en la plaza de San Pedro el día de la misa de inauguración de su pontificado, el 19 de marzo de 2013 (AFP PHOTO / VINCENZO PINTO)

Jorge Bergoglio, el pontífice que nadie esperaba, cautivó rápidamente a un mundo que hasta entonces ignoraba todo sobre él. Lo hizo con una sucesión de gestos impactantes y con un estilo de comunicación nuevo: un mensaje profundo expresado en lenguaje sencillo y directo. Sus homilías diarias, las audiencias generales de los miércoles en una plaza de San Pedro colmada, una liturgia despojada y un pastor que se dejaba abordar por la gente generaron una sensación de constante cercanía. La distancia de cualquier punto del mundo a Roma quedó salvada por una comunicación diaria en un lenguaje familiar que creaba intimidad y convertía al Vaticano en una capilla universal.

El mundo entero asistía a la llegada de un Papa que venía a renovar la Iglesia y a devolverle protagonismo en la escena internacional.

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Cada gesto contenía un mensaje político. La humildad con la cual se presentó al mundo, como obispo de Roma, era un consejo que más de un político haría bien en escuchar: “No hay que creérsela”. Somos todos instrumentos de algo superior, que nos excede, y cuyos designios no siempre podemos comprender cabalmente, parecía decir.

La austeridad fue un programa. Eligió vivir “normalmente”, en una residencia donde alternó con obispos, personal vaticano y visitantes en tránsito. Aunque no lo explicitara, ese fue también el mejor mecanismo para eludir un eventual cerco del aparato de la Curia vaticana.

De Lampedusa en 2013 al corazón del África en uno de sus últimos viajes pastorales en enero de 2023, el mundo pudo ver a Francisco hablar en nombre de los refugiados, de los expulsados de sus países por crisis y guerras originadas en decisiones tomadas en las mesas chicas del poder mundial, de los desocupados despojados de la dignidad que da el trabajo, en vigilias de paz, fundido en abrazos interreligiosos, interpelando al G20, al Parlamento europeo o a la ONU, oficiando la misa más multitudinaria de la historia -en Filipinas ante millones de fieles- o tendiendo puentes, como entre Cuba y los Estados Unidos, o a través del mensaje a China, en busca de un acercamiento espiritual y cultural.

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Vigilia por la paz en Siria

Yendo hacia las periferias, en el discurso y en la acción, en sus primeros años de pontificado, Bergoglio ocupó el centro geopolítico. A pocos meses de iniciado su papado, el diario Le Monde lo describía como un “verdadero animal político” que se está “imponiendo en la escena mediática mundial”.

Para el filósofo francés Edgar Morin, el papa llamaba a un cambio civilizatorio, a modificar todo aquello que lleva a la exclusión y al “descarte” de personas. Francisco, dijo, representa lo más elevado como conciencia de nuestro común destino humano.

El estilo cálido y sencillo estaba al servicio de la transmisión de verdades sólidas y de la reafirmación de nociones que muchos desearían ver relativizadas.

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La intensa actividad desplegada en tantas direcciones a la que se consagró desde el primer día descansaba sobre su convicción de que “la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción”.

EL MENSAJE PASTORAL

Ciertos gestos iniciales del Papa, de apertura, llevaron a algunos a esperar, como ironizó Luke Coppen, editor del semanario británico Catholic Herald, “que el Papa dejase de ser católico”.

Lo que Francisco criticó fue a “una Iglesia obsesionada sólo con el aborto y el matrimonio gay”. Apuntó contra la reducción del mensaje a ciertos aspectos de la moral: “No se le presta atención al anuncio del Evangelio y se pasa a la catequesis, preferentemente al área moral -dijo-. Y dentro de la moral se prefiere hablar de la moral sexual. Que si esto se puede, que si aquello no se puede, que si se es culpable”.

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Reacciones del publico al anuncia del nuevo Papa y su aparición en el balcón. Vaticano, 13 de marzo de  2013 (Photo by Dan Kitwood/Getty Images)

El Papa quiso dar vuelta esa lógica para poner en primer plano los pecados del espíritu: el egoísmo, la codicia, la indiferencia ante el dolor ajeno; señalar a “los mercaderes del templo”, los que no entienden que la riqueza “es un bien sólo si ayuda a otros”. “Dios no se cansa de perdonar”, repetía, pero también aclaraba: “ojo, que Pedro era pecador, no corrupto: ¡pecadores sí, corruptos no!

En 2010, el todavía cardenal Bergoglio decía: “La opción básica de la iglesia en la actualidad no es disminuir o quitar prescripciones o hacer más fácil esto o lo otro, sino salir a la calle a buscar a la gente, conocer a las personas por su nombre. Salir a anunciar el Evangelio”.

Algunos confundieron esta actitud con una suerte de secularización, pero el Papa, a dos meses de haber asumido, pidió a los cristianos no tener vergüenza de vivir con “el escándalo de la Cruz”. Jesús no escandalizó por sus obras, sus palabras o sus milagros, sino porque afirmó ser Hijo de Dios. “Esto es lo que no se tolera, el demonio no lo tolera”, agregó. “Cuántas veces escuchamos: ‘Sean un poco más normales, no sean tan rígidos, sean razonables’. ‘¡No nos vengan con que Dios se hizo hombre!’ Podemos hacer todas las obras sociales que queramos, y dirán: ‘¡Qué bien la Iglesia, qué buena tarea social hace!’ Pero si decimos que hacemos esto porque estas personas son la carne de Dios, viene el escándalo”.

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La Iglesia no es una ONG, sostenía, desarmando los intentos de asimilar su mensaje a posiciones laicas, despojándolo de la radicalidad del mensaje evangélico. “Cada vez que Francisco muestra su lealtad a la enseñanza católica, denunciando el aborto, por ejemplo, hacen oídos sordos”, se quejaba Coppen. Y pronosticaba que “en algún momento los fans del nuevo papa” se iban a dar cuenta de que él no bendeciría la ordenación de mujeres o el casamiento gay, “y entonces se pondrán en su contra”.

De hecho, a lo largo de estos años, hubo selectividad en la amplificación que se daba a sus declaraciones. Si el Papa decía que abortar es como contratar un sicario para matar, oídos sordos. Lo mismo pasó con sus condenas a la ideología de género: “Es de las colonizaciones ideológicas más peligrosas, porque anula las diferencias”, dijo el 10 de marzo de 2023 a La Nación. En la misma entrevista se explayó: “Hay gente un poco ingenua que cree que es el camino del progreso y no distingue lo que es respeto a la diversidad sexual o a diversas opciones sexuales de lo que es ya una antropología del género, que es peligrosísima porque anula las diferencias, y eso anula la humanidad, lo rico de la humanidad, tanto de tipo personal, como cultural y social, las diferencias y las tensiones entre las diferencias”.

Muchos fingen no escuchar esto. En ciertos casos, las propias autoridades eclesiásticas de los países no se hacen eco del mensaje para amplificarlo y, sobre todo, para aplicarlo a su misión.

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Pero también abundaron los dirigentes argentinos que no dudaron en robarle tiempo para una audiencia y una foto, sin hacer luego de la defensa de la vida su principal bandera. “Soy católico, pero…”, fue la patética excusa más escuchada, en boca de los mismos que luego le pedían que viniera al país.

REFORMAS

Con el peso de las críticas a la institución cayendo sobre las espaldas de su antecesor -lo que engrandece el gesto casi sacrificial de Joseph Ratzinger, que con su renuncia se llevó esa cruz al hombro- y utilizando el explosivo prestigio que ganó rápidamente en los primeros meses de su papado, Bergoglio avanzó en el reordenamiento interno de la curia, la transparencia administrativa y la apertura de las estructuras vaticanas para una mejor representación de la iglesia universal.

El papa Francisco saluda a los cardenales durante la Santa Misa del Domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro, Ciudad del Vaticano, el 24 de marzo de 2024. EFE/EPA/RICCARDO ANTIMIANI

Lo primero fue la creación de un Consejo de Cardenales que lo asesoraría en el gobierno de la Iglesia, con el objeto de que “los episcopados del mundo se vayan expresando en el mismo gobierno de la iglesia”, como explicó. Un objetivo central fue el saneamiento de las finanzas vaticanas -motivo de una larga sucesión de escándalos-; decisión que no tardó en activar los lobbies a los que se había referido en la primera conferencia de prensa en el vuelo de regreso de Río de Janeiro (septiembre de 2013), cuando ante la pregunta por la existencia de un lobby gay, respondió que todos los lobbies eran “un problema”, como “el lobby de los avaros, de los políticos o de los masones”.

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En torno a la reforma económica estos grupos se activaron de inmediato. George Pell, el cardenal australiano al que Bergoglio ungió como una suerte de ministro de economía y que contrató una auditoría externa para las finanzas vaticanas a fin de garantizar una total transparencia, fue víctima de una falsa denuncia por abuso -que le llevó tres años (uno en prisión) desmontar-.

Esta tarea de reforma siguió de un modo más discreto o más alejado de la atención mediática, pero no menos disruptivo: lo prueban precisamente las operaciones que cada tanto trascienden. Una de las últimas fue el intento de atribuir críticas póstumas a Francisco por parte del papa emérito Benedicto XVI, fallecido el 31 de diciembre de 2022, y con quien Bergoglio, contra todo pronóstico malintencionado, convivió de modo armónico durante casi todo su papado.

El papa Francisco, a la derecha, abraza al papa emérito Benedicto XVI antes del inicio de una reunión con fieles en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el domingo 28 de septiembre de 2014. (Foto AP/Gregorio Borgia, Archivo)

Transcurrida cierta primavera “franciscana”, volvió al ruedo el doloroso tema de los abusos, con investigaciones todavía en curso, y heridas sin cerrar. Aunque ha sido poco reconocido, fue Benedicto XVI quien reformó el derecho canónico para facilitar la expulsión de sacerdotes culpables de estos crímenes.

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Esta línea fue seguida por Bergoglio, que aprobó protocolos aún más estrictos en el enfoque de estos casos. “La Iglesia -dijo- no puede tratar de esconder la tragedia de los abusos, sean del tipo que sean. Tampoco cuando los abusos se dan en las familias, en los clubs, en otro tipo de instituciones. La Iglesia tiene que ser un ejemplo para ayudar a resolverlos, sacarlos a la luz en la sociedad y en las familias”.

MENSAJE AL MUNDO

También en el plano político la potencia del mensaje papal, a la vez que generó entusiasmo y esperanza en miles de fieles e incluso de no creyentes, empezó a suscitar resistencias.

Bergoglio es el primer papa en llamarse Francisco -inspirado por la frase “No te olvides de los pobres”, que le dijo al oído su amigo el cardenal brasileño Claudio Hummes, aquel 13 de marzo de 2013-; un nombre que es en sí mismo un programa: la denuncia de la “idolatría del dinero” y de la “globalización de la indiferencia” que caracterizan a una “cultura del descarte” que desecha a los más débiles de la sociedad. A las “víctimas del sistema socioeconómico mundial”, como dijo en su viaje temprano a Lampedusa, en el primer año de su pontificado.

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Este mensaje no fue aceptado sin reticencias ni encontró siempre escucha y repetidores en un mundo en el que tantos sectores de interés se nutren del conflicto.

El Papa habla a los diplomáticos acreditados ante El Vaticano, una tradición que se cumple a comienzos de cada año (Reuters)

La posguerra fría defraudó las esperanzas de un mundo más plural, de una mayor democratización de la toma de decisiones a nivel mundial, y derivó en cambio en una intensificación de las tensiones. La competencia entre las principales potencias derivó en lo que el Papa llama la “tercera guerra mundial a pedazos”, la que se libran los poderes mundiales en terceros escenarios ante la indiferencia de muchos.

En enero de 2022, en el habitual discurso de principios de año a los embajadores ante la Santa Sede, Francisco señalaba la “crisis de confianza” que atraviesa “la diplomacia multilateral”. “A menudo se toman importantes resoluciones, declaraciones y decisiones sin una verdadera negociación en la que todos los países tengan voz y voto”, explicó. De ese desequilibrio, deriva “una falta de aprecio hacia los organismos internacionales por parte de muchos Estados”, lo cual “debilita el sistema multilateral” y reduce “cada vez más su capacidad para afrontar los desafíos globales”.

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En su encíclica Fratelli Tutti, señaló la necesidad de gestar “organizaciones mundiales más eficaces, dotadas de autoridad para asegurar el bien común mundial, la erradicación del hambre y la miseria, y la defensa cierta de los derechos humanos”. Pidió “una reforma, tanto de la ONU como de la arquitectura económica y financiera mundial”, porque “una comunidad internacional debe basarse en la soberanía de todos y no en vínculos de subordinación”.

El Papa, que ha sustituido a los políticos en el discurso, no puede sustituirlos en la acción. Cuando Juan Pablo II hizo su llamado a los pueblos sometidos al sistema comunista a no tener miedo, hubo líderes que recogieron ese desafío. Años más tarde, el papa polaco no pudo frenar la segunda guerra de Irak, pese a sus denodados esfuerzos en ese sentido, precisamente por la deserción de otros liderazgos.

El Papa Francisco, a la izquierda, pronuncia su discurso junto al presidente indonesio, Joko Widodo, durante su visita apostólica a Asia. Palacio Presidencial de Yakarta, 4 de septiembre de 2024 (Willy Kurniawan/Pool Foto via AP)

En los primeros tiempos de su pontificado, Bergoglio pareció también encontrar un eco desde el mundo de la política: la vigilia por la paz en Siria, la oración de palestinos y judíos en el Vaticano, los puentes entre Estados Unidos y Cuba…

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Ese impulso se vio frenado en años posteriores, al menos respecto de los grandes conflictos mundiales, y el mensaje de Francisco enfrentó muchas veces la indiferencia, cuando no directamente el sabotaje.

Algunos pretenden incluso imponerle una agenda, los temas sobre los que debe intervenir y aquellos en los que debe abstenerse. Se lo critica por hacer poco. No sin hipocresía los indiferentes ante la “Tercera Guerra Mundial a pedazos” que el Papa denuncia le exigen definiciones sobre los conflictos en los que están en juego sus propios y frecuentemente espurios intereses.

Muchos agnósticos de izquierda y derecha, responsables por acción u omisión, por incapacidad, por agresión directa o por un crescendo de provocaciones, de desatar estos conflictos, increpan al Papa por su supuesta inacción.

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Reclaman sólo respecto de las situaciones que tienen atención mediática o de las que creen poder sacar algún provecho; pero el Papa ha intervenido e interviene en muchos otros conflictos y crisis que generan violencia contra la población civil, represión sangrienta, desplazamiento de personas, refugiados, etc; dramas de los que muchos críticos de Francisco no se notifican. A comienzos de 2023, su viaje al corazón sufrido del África, a regiones del Congo y de Sudán carcomidas por conflictos civiles sangrientos fogoneados por terceros países, se desarrolló en la más completa indiferencia.

Francisco saluda a los fieles en Kinshasa, durante su viaje apostólico a la República Democrática del Congo en febrero de 2023 (REUTERS/Yara Nardi)

Sus últimos viajes, mantuvieron esta tendencia a ir a los sitios más olvidados. Incluso dentro de Europa, eligió ir a la Francia periférica: Córcega, visitada por un Papa por primera vez, la isla mediterránea es un reservorio de catolicismo en un continente descreído, y el gesto pontificio se produjo al tiempo que la elite se daba cita en Notre Dame. Francisco ofició una misa en Ajaccio con el monumento a Napoleón de fondo. Un mensaje subliminal del que la clase política argentina no se notificó…

Antes, en abril de 2023, había visitado Hungría, la oveja negra de la Unión Europea, país que no se pliega al progresismo ambiente. En septiembre del 24, hizo una gira por Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur, y un año antes había sido el turno de Mongolia.

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NI LIBERALISMO NI POPULISMO

En el mismo discurso a los diplomáticos de enero de 2022, el Papa señaló otra causa de la irrelevancia de los organismos internacionales: “Con frecuencia, el centro de interés se ha trasladado a temáticas que por su naturaleza provocan divisiones y no están estrechamente relacionadas con el fin de la organización, dando como resultado agendas cada vez más dictadas por un pensamiento que reniega los fundamentos naturales de la humanidad y las raíces culturales que constituyen la identidad de muchos pueblos”. Se trata de “una forma de colonización ideológica, que no deja espacio a la libertad de expresión y que hoy asume cada vez más la forma de esa cultura de la cancelación, que invade muchos ámbitos e instituciones públicas”.

He aquí al Papa de nuevo poniendo el foco en un tema sobre el cual pocos lideres del mundo se han pronunciado, por oportunismo o seguidismo demagógico frente a la moda identitaria.

Discurso del papa Francisco ante la Asamblea General de la ONU, en septiembre de 2015, en Nueva York (AFP PHOTO / VINCENZO PINTO)

En septiembre de 2015, cuando se presentaban los objetivos de la Agenda 2030, Francisco habló ante la Asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York y pidió evitar “toda tentación de caer en un nominalismo declaracionista con efecto tranquilizador en las conciencias”. A buen entendedor pocas palabras.

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El Papa juega al juego. La diplomacia vaticana funciona de ese modo. Corresponde a los líderes locales, amparándose en esas declaraciones de Francisco, la formulación de políticas.

Sin embargo, con frecuencia sus mensajes fueron filtrados por categorías de un orden diferente a aquel en el cual actúa Bergoglio. En Fratelli tutti, Francisco lamentaba que ya no fuese posible opinar “sobre cualquier tema sin que intenten clasificarlo en uno de esos dos polos (populismo o liberalismo)”.

Lo cierto es que sus críticas al populismo (en Fratelli Tutti) fueron más lapidarias y certeras que las que pueden hacer los políticos. Francisco tomaba distancia de ambos extremos, señalando que “el desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas, que los utilizan demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos”.

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Y diferenciando el populismo de la buena política, señalaba: “Hay líderes populares capaces de interpretar el sentir de un pueblo, su dinámica cultural y las grandes tendencias de una sociedad”, como “base para un proyecto duradero de transformación y crecimiento”. “Pero -advertía- deriva en insano populismo cuando se convierte en la habilidad de alguien para cautivar en orden a instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder”. Y ello “se agrava cuando se convierte (…) en un avasallamiento de las instituciones y de la legalidad”.

Para superar la inequidad, es necesario el desarrollo económico, decía; “los planes asistenciales” sólo “deberían pensarse como respuestas pasajeras”, porque “el gran tema es el trabajo”.

También fustigaba “la especulación financiera con la ganancia fácil como fin fundamental”, que causa estragos. Evocaba otra defección de la política, al lamentar que la crisis financiera de 2007-2008 no hubiese sido la ocasión “para el desarrollo de una nueva economía más atenta a los principios éticos y para una nueva regulación de la actividad financiera especulativa y de la riqueza ficticia”.

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El poder al servicio del bien. Es algo elemental pero que la política olvida con demasiada frecuencia. Vemos a diario, aquí y en todo el mundo, a dirigentes incapaces de armonizar sus aspiraciones personales con los intereses colectivos. Por falta de amor al prójimo, individualismo o comodidad.

El mensaje papal molesta. La reacción -canallesca- de algunos fue culpar al Papa por la pobreza… Es decir, por lo que ellos no hacen, por su incapacidad y falta de vocación de servicio.

Francisco deja una Iglesia reafirmada en la esencia del mensaje evangélico, mejor representada en su cúpula, con un reequilibrio que refleja de modo más fiel la realidad del catolicismo en el mundo. No sabemos si el próximo Papa vendrá, como él, de la periferia, pero sí que el deseo del actual pontífice es que la periferia esté en el centro de la misión.

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En todos los temas, para todas las realidades y situaciones, ha dejado un mensaje, porque a la Iglesia “nada de lo humano le es ajeno”. A lo largo de su pontificado ha publicado 3 encíclicas: Lumen fidei (29 junio 2013), Laudato si’ (24/5/ 2015) y Fratelli tutti (3/10/20); cinco exhortaciones apostólicas: Evangelii gaudium (24/11/2013), Amoris laetitia (19/3/2016), Gaudete et exultate (19/3/2018), Christus vivit (25 de marzo de 2019) y Querida Amazonia (2 de febrero de 2020).

Y, a comienzos de este año, su libro “Esperanza”, que constituye una suerte de autobiografía o memorias, resultado de seis años de conversaciones con el periodista italiano Carlo Musso.

Sería esperanzador que los dirigentes políticos recogieran el desafío y emprendieran, en el plano secular, los caminos que traza el papa desde lo espiritual. Se trata de combatir la economía de la exclusión, la idolatría del dinero, poner a la persona humana en el centro de todo proyecto, cuidar “la vida como viene”…

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Un programa que es universal, pero que debería interpelar a los argentinos de modo muy especial.

Los últimos consejos dados por el Papa acerca de cómo debatir en una sociedad polarizada tienen especial resonancia en nuestra realidad: no discutir con el que busca polarizar, no dejarse confundir por falsas contradicciones y decir sí a la misericordia como paradigma último, pero decirlo más con obras que con palabras.

Nos deja también a su hijo dilecto, el padre José María Di Paola, a quien ha dedicado muchos mensajes, como cuando al cumplirse 8 años de su papado, el cura villero convocó a enviarle mensajes y le llegaron más de cien mil: “Es un sacerdote capaz de movilizar gente, capaz de mover corazones simplemente porque es auténtico, lo llaman ‘el Padre Pepe’, todos lo conocen”, dijo Francisco.

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Nos queda la pena de no haber podido recibirlo en la Patria. De haber venido en los primeros tiempos de su pontificado, hubiera sido apoteósico. Aventuro que se privó deliberadamente de ese abrazo admirado y de las muchas flores que entonces lo hubieran cubierto: no quiso creérsela, como decía en ese hablar porteño que jamás lo abandonó. En su austeridad y humildad proverbiales quizás lo sintió como un gesto de vanidad.

En los años siguientes, no pudo evitar la manipulación de su figura y de cada uno de sus gestos, las interpretaciones capciosas, los acercamientos interesados, y prefirió mantener distancia geográfica.

Queda a los argentinos la misión de “traer” espiritualmente al Papa a la Argentina, honrando su legado.

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El papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, saluda a fieles argentinos presentes en la plaza de San Pedro el día de su misa inaugural, 19 de marzo de 2013 en El Vaticano (AFP PHOTO / ALBERTO PIZZOLI)

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POLITICA

Diego Valenzuela: “El apoyo de EEUU es una inversión para que Argentina sostenga este cambio positivo”

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Durante el primer día del 61º Coloquio de IDEA, hubo pocas caras reconocidas de la política nacional. Una de ellas fue la del intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, que forma parte de La Libertad Avanza (LLA) y estuvo siguiendo los primeros paneles del evento.

En diálogo con Infobae, el jefe comunal planteó que después de la elección de medio término es importante que el Gobierno busque acuerdos con los gobernadores para poder reconstruir una fuerza legislativa de dos tercios y avanzar con una serie de reformas.

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En un día donde la clave de la agenda política fue el apoyo financiero de Estados Unidos a la gestión de Milei, aseguró que el mensaje del gobierno de Donald Trump fue «una señal de apoyo a una macroeconomía que se ordena para pasar lo mejor posible esta etapa de año electoral

-¿Cómo ve los planteos del empresariado en el inicio del Coloquio de IDEA, donde el eje es cómo competir, producir e innovar en el país?

-Vengo siempre a IDEA. Vine como periodista económico mucho tiempo y ahora vengo como intendente. Me parece que es uno de los foros principales del empresariado nacional, donde se ven las agendas, donde se plantean los objetivos a futuro. Me encantan los planteos que están haciendo los empresarios, que es el de competir e innovar. Lo escuché con mucha atención a Mariano Bosch (presidente del Coloquio y CEO de Adecoagro) hablar de la locura por la productividad. Que Argentina tiene equipo para competir, equipo y recurso de toda índole. Más allá de las coyunturas político partidarias, esto está en línea con lo que estamos planteando desde La Libertad Avanza (LLA), que es una Argentina más abierta al mundo, capitalista, que crea empleo, que busca exportar, que ve al mundo como la cancha grande. Estar acá es enriquecerse. Me llama la atención que no haya tantos políticos o personas de la gestión pública. Acá es donde hay que estar. Porque acá, con las pymes y con el agro, se genera valor.

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El intendente bonaerense aseguró que el respaldo de Estados Unidos va a sostener el cambio a futuro que encabeza Milei (Christian Heit)

-Vendrán algunos gobernadores. Pero no hay demasiadas caras de la política nacional.

-Me parece que va en contra del sentido común. El equipo, para usar la metáfora que utilizó el Pupi Zanetti durante un panel, es el privado y el sector público trabajando juntos. Y, además, el sector público dando previsibilidad para que el privado pueda lucirse, porque el empleo y el desarrollo económico lo genera el privado, no el Estado. En mi opinión, el Estado es un dador de servicios y lo tiene que hacer bien. Un municipio, las calles, las luces, levantar la basura. Pero todos juntos bajando impuestos, generando previsibilidad y mejores condiciones para el empleo.

-Le traduzco el concepto de equipo del que habló Zanetti al plano político. ¿Es necesario un mayor esquema de gobernabilidad en este momento para la gestión del gobierno nacional?

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-El gobierno nacional tiene el liderazgo del voto, el que le dio el voto al Presidente en el balotaje. Ahora hay una elección de medio término legislativa. Vamos a ver cuál es el veredicto de la gente. Claramente, siempre que se puedan buscar acuerdos en base a un rumbo, es bienvenido. Y esos acuerdos tienen que ser primero con el sector privado, para que haya más inversión, y segundo con los actores de la gestión pública. Ahí los gobernadores y los intendentes son centrales.

– ¿Por qué?

-Los gobernadores son centrales porque son los que tienen una fuerza legislativa para poder hacer las reformas que necesita el país para crecer y generar empleo. Empezando por la impositiva y la laboral. Después de la elección se va a venir un liderazgo claro del Presidente y un marco de acuerdo para hacer reformas que permitan seguir bajando la inflación y consolidar el crecimiento.

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-¿Esos acuerdos se buscan en los gobernadores que son parte de Provincias Unidas? ¿Hay posibilidad de buscar acuerdos con gobernadores del PJ?

-Más allá de donde esté cada uno en esta elección, yo creo que los acuerdos son de ideas y una vez pasada la elección del 26 de octubre, estoy seguro de que con muchos gobernadores que no están en alianza con LLA puede haber una base de acuerdo muy amplia. De hecho, ya hay un trabajo en equipo en muchas políticas públicas con esos gobernadores. Ojalá eso tenga un correlato legislativo en reformas que sean buenas para que la economía se termine de fortalecer. Me gustó lo que pasó la otra vez cuando el gobernador de Salta fue con Facundo Saravia a hacer un reclamo original a la Plaza de Mayo, y bajó el jefe de Gabinete y Santiago Caputo. Me parece que ese es el tono positivo que puede tener el gobierno nacional, que es buscar tender puentes con aquellos que crean que el Estado tiene que contar con un equilibrio en sus cuentas para no seguir generando inflación y también generar condiciones para que el privado empuje para adelante la economía.

Valenzuela en diálogo con Infobae durante la primera jornada del Coloquio de IDEA (Christian Heit)

-¿Considera que, después de la elección de medio término, el Gobierno debe bajar el nivel de confrontación?

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-A veces se entiende como confrontación aquello que es una defensa firme de ideas. A veces, por el tono, parece que uno confrontara, pero lo que está defendiendo es un valor, una idea. Y eso atañe especialmente al Presidente, que con su estilo disruptivo también provoca discusiones que han sido sanas para ordenar la economía. Pero eso no implica que no pueda haber una cultura de diálogo, donde se puedan encontrar acuerdos en base a no romper la macroeconomía, para tener las reformas que necesitamos para crecer. Argentina no crea empresas, no crea empleo, salvo público y en negro, hace décadas. Hay que romper esa trampa del estancamiento. Y obviamente lo tiene que hacer con liderazgo el Presidente, pero también buscando acuerdos con aquellos que puedan compartir muchos de estos aspectos.

-El Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, reveló que el apoyo financiero a la Argentina llegaría a los 40 mil millones de dólares. Es un respaldo muy contundente del gobierno de Donald Trump. ¿Cuál es la primera evaluación que hace al respecto?

-Lo primero es que Estados Unidos, con el liderazgo del presidente Trump, apoya a los argentinos, como representación de un momento electoral y político que lo tiene a Milei en la centralidad. Y obviamente hay una adhesión a un rumbo, a principios y a valores, a cosas que se quieren hacer con la economía, que tiene que ver con la libertad, con abrirse al mundo, con una Argentina que recibe inversión. Es muy valioso lo que ha pasado geopolíticamente. Argentina hoy es un aliado clave en Sudamérica para Estados Unidos, pero también en términos de un trabajo con el comercio y la inversión. No es algo nuevo que Estados Unidos tiene una pisada importante en la inversión extranjera en Argentina, en un mundo que tiene a Asia y China con un gran protagonismo. Me parece que es una señal de apoyo a una macroeconomía que se ordena para pasar lo mejor posible esta etapa de año electoral, y es una inversión a futuro también para que Argentina sostenga este cambio positivo en lo económico.

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-¿Le sorprendió el condicionamiento que puso Trump respecto a su apoyo financiero en el caso de que Milei pierda la elección de medio término?

-Yo no voy a ser un intérprete de las palabras del presidente Trump. Imagino que lo que quiso decir es que van a acompañar a la Argentina y este rumbo de la Argentina. No me imagino a Trump apoyando a este país en un contexto de populismo, de kirchnerismo. Me parece que así hay que interpretar las palabras, más allá de la elección de medio término. Creo que la definición concreta del secretario del Tesoro norteamericano es que va en serio el apoyo a la Argentina, a este rumbo del país, que está ordenando la economía para que haya más crecimiento y más trabajo.

El intendente de Tres de Febrero junto al presidente Javier Milei

-¿Qué mensaje decodificó el Gobierno de la dura derrota que tuvo en la provincia de Buenos Aires? ¿Qué cree que les dijo el electorado?

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-Hoy el Pupi Zanetti dijo que, a veces, para ganar hay que perder. Y hay que sacar conclusiones de eso para mejorar. Es una elección de otra naturaleza. No fue una elección nacional la de septiembre, si bien tuvo condimentos de nacionalización. Hubo una presencia en la agenda electoral muy fuerte por parte de los intendentes y hubo muy baja participación. Yo creo que estas condiciones van a cambiar para el 26 de octubre. Creo que vamos a estar mejor en la provincia de Buenos Aires. Espero que eso permita romper el bloqueo que hace un grupo de destituyentes en el congreso nacional. Mayoritariamente kirchnerista pero con aliados. Tener un tercio que sostenga fuertemente este rumbo y después, con una capacidad de diálogo, lograr tener números legislativos que permitan pasar las reformas. Creo que la elección de la provincia fue útil para aprender de este proceso, para entender lo que es el peso de la provincia de Buenos Aires y el peso de los intendentes. Pero también hay que decir que, venir de donde viene la LLA, en alianza con el PRO, 35 o 37 puntos en la primera sección electoral, es mucho más de lo que históricamente tuvo LLA o un sector de centro derecha en la provincia. Esto alimenta la ilusión que la provincia vaya a ser un elemento clave del cambio que se viene en el 2027.

– ¿Qué resultado visualiza para el 26 de octubre a nivel nacional?

-No soy encuestador ni suelo hacer pronósticos. Creo que la provincia va a contribuir en un muy buen resultado nacional, que va a permitir tener una base legislativa fuerte para consolidar el plan económico y hacer las reformas que necesita el país. Primero para poder tranquilizar la macro, que se desajusta producto de lo electoral y del ataque destituyente del kirchnerismo en el Congreso. Estados Unidos muestra claramente el respaldo. Una vez que pase el 26 de octubre esos miedos se van a callar y vamos a poder volver a consolidar un proceso virtuoso económico para los argentinos, que es lo que queremos. Seguir bajando la inflación y pasar de la estabilidad al crecimiento y el empleo. Eso es lo que viene los próximos dos años de mandato del gobierno.

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POLITICA

Los cambios a los que apuesta el Gobierno para recortar la diferencia en la provincia de Buenos Aires

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La preocupación por los resultados de las elecciones legislativas del 26 de octubre parece ir en aumento luego de que el presidente Donald Trump condicionara su asistencia económica a la performance libertaria. En La Libertad Avanza (LLA) saben que deben sumar votos en las 23 provincias y la capital, y siguen con especial atención el desenlace en Buenos Aires, donde se ven obligados a revertir los magros resultados provinciales para ocupar la mayor cantidad de bancas en el Congreso Nacional.

La derrota del 7 de septiembre dejó heridos y algunos aprendizajes. En el campamento bonaerense se jactan de haber tomado nota y detectan varios puntos que deben atender para achicar los casi 14 puntos que ubicó a Fuerza Patria como el espacio ganador en el territorio que gobierna Axel Kicillof.

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Detrás de la figura del diputado del PRO Diego Santilli, en traje de cabeza de lista a raíz de la renuncia de José Luis Espert, los integrantes de la alianza violeta se juegan a potenciar la marca, instalar al legislador en cada rincón del conurbano bonaerense y polarizar con el candidato de Fuerza Patria, el exministro Jorge Taiana.

Importantes fuentes partidarias revelaron a Infobae que la primera acción necesaria para aventajar al peronismo es incrementar la participación electoral del territorio que, en octubre, giró en torno al 60,98% y convencer a parte de los 5,6 millones de bonaerenses que no se presentaron a votar. “Es clave buscar a la gente que no fue a votar e incentivarla para que esta vez lo haga”, sostuvo un hombre del armado.

Elector bonaenrese consulta el padrón electoral previo a emitir el voto (EFE)

La caracterización sintetiza las diferencias internas entre los actores que componen la mesa chica que rodea al presidente Javier Milei, aunque con matices. En el entorno del asesor presidencial, Santiago Caputo, creen que los que castigaron al espacio con su inasistencia fueron los votantes propios, de entre 30 y 35 años, que optaron por no acompañar la propuesta libertaria en un gesto de disconformidad con las listas.

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De cara a este sector es que se rediseñó la campaña bajo el objetivo de “recuperar la épica del 2023”, e incluyó actividades para reconquistar a los propios, como el espectáculo musical que brindó el mandatario en el Movistar Arena durante la presentación de su nuevo libro. “Lo votan a Milei porque es distinto al resto. Por eso suma mostrarlo fresco y auténtico”, justificaron al respecto por los pasillos de Balcarce 50.

En cambio, cerca de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, atribuyen la derrota provincial a errores en la formulación del mensaje y al “esfuerzo” que implicó el ajuste en un sector de la sociedad. Por lo que demandaron reajustar la comunicación y centraron la tarea en la figura del mandatario que, en sus recorridas por el interior de la provincia, intentó recuperar el cara a cara con los vecinos.

“Tenemos que lograr terminar de conectar el esfuerzo de la gente con el objetivo del Gobierno en los días que quedan”, definieron desde el equipo de campaña que diseña estratégicamente cada aparición del mandatario y de los candidatos en cada rincón del territorio.

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Axel Kicillof de campaña

Asimismo, en las filas violetas descartan el despliegue del aparato partidario de los intendentes peronistas para la elección de octubre, y vaticinan una competencia pareja, aunque piden ocupar cada espacio vacante. “Tenemos que aprovechar que el aparato del PJ no se va a mover como ocurrió el 7 de septiembre. No hay que dormirse”, se muestran confiados al tiempo que proponen inundar de afiches y mesas de militancia las calles bonaerenses.

La impronta amarilla y el debate con Taiana

Desde el partido que lidera, al menos en lo formal, el expresidente Mauricio Macri siguen sus propias recetas en lo que consideran que es el camino al éxito y accionan el “operativo seducción” del votante de Juntos por el Cambio que no acompañó en la provincial.

A diferencia de lo que ocurrió en la campaña de septiembre, el PRO propone que sus referentes, en especial, Diego Santilli, tomen las riendas y adopten el papel protagónico en los ocho días que quedan de intensa actividad proselitista antes del inicio de la veda. “A diferencia de Espert que lo odiaban hasta los propios, El Colo es querible. Es el mejor candidato de toda la lista y el único que puede interpelar a nuestras Mabeles”, explica un importante referente amarillo.

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Esta tarde, más de 500 dirigentes del espacio se congregaron en el Teatro Bar ubicado en la ciudad de La Plata para invitar a los intendentes y concejales propios a “dejar todo en la cancha” en las últimas semanas.

Dirigentes bonaerenses del PRO se congregaron en La Plata en un acto de campaña

Ante el desafío de reducir la diferencia con el peronismo y con más espacio que hace un mes, los socios minoritarios de la alianza apuestan a que Santilli monopolice los medios de comunicación, encabece actos y recorridas en diferentes puntos y fortalezca su imagen.

Para eso, el legislador apuesta a confrontar contra su competidor directo, al ex diplomático Jorge Taiana, con quien insiste en debatir. “Ellos tienen miedo a mostrar a Taiana. Cuando creía que la candidata iba a ser Karen Reichard la desafió a discutir. Ahora que el colo lo convoca pone peros…”, criticó un referente del PRO ante este medio.

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En la pelea por el redireccionamiento del discurso, el PRO logró imponer la estrategia de utilizar el humor y la argumentación “didáctica” para explicar que el legislador acusado de haber recibido financiamiento de “Fred” Machado, empresario investigado por sus vínculos con el narcotráfico, permanecerá en la boleta violeta por decisión de la Cámara Nacional Electoral (CNE) pese a no integrar la nómina. “Para votar al colorado, marcas al pelado”, piden Santilli y Karen Reichardt en un spot que aspira a convencer al sector reticente a votarlo a Espert.

Cada metro avanzado en la convivencia con los libertarios esperanza al partido aliado que asegura que los números de la elección bonaerense del peronismo son “su techo” y que detecta “debilidad” en las opciones de centro. “Las expectativas del medio no arrancan. Esos votos deberían ser para nosotros. Vamos a recortar”, prometen a once días de los comicios.

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POLITICA

Llaryora y Pullaro defendieron la propuesta de Provincias Unidas: “No queremos otro fracaso de la Argentina”

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A poco más de una semana para las elecciones legislativas nacionales, los gobernadores Martín Llaryora (Córdoba) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe), referentes de Provincias Unidas, plantearon que este espacio aparece como una alternativa basada en la producción y el federalismo, en contraposición a los modelos libertarios y kirchenristas. “No queremos otro fracaso de la Argentina”, afirmaron.

Llaryora remarcó que la falta de políticas orientadas al empleo y la producción dejó a la Argentina sin un rumbo claro, por lo que cuestionó la falta de diálogo entre el Ejecutivo nacional y las provincias. A su vez, mencionó las dificultades que día a día se enfrentan los argentinos.

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“Todos los días hay un desempleado más en esta Argentina. Por eso nosotros somos un movimiento productivista. Nosotros estamos todo el día pensando cómo generar trabajo. Sostener la macroeconomía es central, pero tenés que tener una micro. Y esa micro necesita tener un diálogo con los sectores productivos, un diálogo distinto. Argentina no puede fracasar otra vez más”, expresó el gobernador de Córdoba, en diálogo con el programa “A dos Voces”, al aire de TN.

“Nosotros nos presentamos a la elección, y le pedimos a cada uno de los argentinos que nos acompañen, porque en el Congreso tenemos que dejar estos enfrentamientos bipolares. No nos llevan a ningún lado”, continuó.

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Desde la perspectiva de Pullaro, la construcción de un modelo federal y productivo surge como respuesta a la desatención histórica del interior del país. “Nosotros nos constituimos desde el interior. Nos llamamos un grito federal porque sentíamos que al interior no se lo estaba mirando y que nosotros sí podemos mostrar cómo hay modelos que pueden ser exitosos, que pueden tener equilibrio fiscal, pero que pueden tener desarrollo, que pueden tener obra pública”, explicó el mandatario de Santa Fe.

Sobre la polarización planteada por el oficialismo con el kirchnerismo, Llaryora advirtió: “Estamos quedando en el medio de una pelea que nos lleva al fracaso” y retomó: “No queremos otro fracaso de la Argentina”. En esa línea, planteó que, desde la perspectiva de Provincias Unidas, “el Estado tiene que ser parte de ese acompañamiento, generando las condiciones necesarias”.

Desde la perspectiva de Pullaro, la construcción de un modelo federal y productivo surge como respuesta a la desatención histórica del interior del país

Pullaro aseguró que la defensa de la identidad productiva del interior y la necesidad de representación en el Congreso son dos puntos destacados para Provincias Unidas.

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Nosotros no vamos a votar lo que Milei quiera. Nosotros votamos para nuestras provincias. Fuimos las primeras provincias que se plantaron, mucho antes que el kirchnerismo”, aseguró el gobernador de Santa Fe.

“Nosotros representamos a gente que se levanta temprano, que termina tarde, que se esfuerza, que invierte, que no está pensando en criptomonedas, que no está pensando en paraísos fiscales. Nosotros somos eso y eso es lo que le ofrecemos a la República Argentina”, continuó.

Pullaro aseguró que la defensa de la identidad productiva del interior y la necesidad de representación en el Congreso son dos puntos destacados para Provincias Unidas

Lo que nosotros necesitamos es que prime el sentido común. Argentina va de banquina en banquina. Nosotros podemos ser un país normal, desarrollarnos, crecer. Tenemos que mirar más al interior del interior. Yo por eso le pido a cada uno de los que nos están mirando en Argentina, que nos dé la fortaleza de votar la lista de Provincias Unidas para entrar al Congreso Nacional y empezar a sumar una mirada del interior productivo”, manifestó Llaryora a su turno.

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Finalmente, el gobernador de Córdoba enfatizó la necesidad de una nueva mayoría parlamentaria que garantice la estabilidad. “Vos no hacés un modelo productivo que genere empleo y que traiga la inversión con DNU. Es con leyes que empiezan a venir las inversiones. Y eso solamente lo vamos a lograr con más presencia de Provincias Unidas en el Congreso”, concluyó.

Los gobernadores de Provincias Unidas cerraron la campaña con Martín Lousteau y Florencio Randazzo

Estas declaraciones de Llaryora y Pullaro llegan luego del cierre de campaña de Provincias Unidas en la Ciudad de Buenos Aires (CABA). El espacio está conformado por seis gobernadores que buscan romper con la polarización para el próximo 26 de octubre.

Este acto se desarrolló en el Estadio Obras Sanitarias. Los encargados de abrirlo fueron los candidatos a diputados Lousteau y Graciela Ocaña, que en territorio porteño compiten bajo el sello Ciudadanos Unidos, y Florencio Randazzo, que lidera la lista en la provincia de Buenos Aires.

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Los gobernadores respondieron preguntas sobre la coyuntura y el futuro de Provincias Unidas

En la segunda parte del acto, Carlos Sadir (Jujuy), Ignacio “Nacho” Torres (Chubut), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba) y Gustavo Valdés (Corrientes) subieron al escenario para responder preguntas del moderador designado, Facundo Cháves, periodista de Infobae.

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