POLITICA
Paro de colectivos | Quién es Roberto Fernández, el jefe de la UTA que hasta hoy fue oficialista de todos los gobiernos

Cuando el jueves pasado el Gobierno echó a Franco Mogetta de la secretaría de Transporte, un empresario que conoce a Roberto Fernández desde hace décadas le sugirió que tenía la excusa perfecta para no activar el paro de colectivos. “Narigón, podes decir que suspendés la medida para conocer a [Luis] Pedrini”, le aconsejó. Fernández ni le respondió. Es un sindicalista al que el conflicto le incomoda, pero que esta vez, después de más de 100 días de negociación, creyó oportuna la confrontación.
Fernández tiene 81 años y es desde 2008 el líder de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el poderoso sindicato de los colectiveros que reúne a unos 40.000 choferes en todo el país. Hace casi un mes fue el protagonista invisible del paro de la CGT porque al no adherir desinfló el impacto de la protesta contra la gestión de Milei. Algunos colegas sindicales lo calificaron de “traidor”.
Dio sus razones por las que no paró. Argumentó tres motivos. El primero, jurídico: estaba por entonces en vigencia la conciliación obligatoria por no haber logrado un acuerdo en su negociación salarial con las cinco cámaras empresarias del sector, con las que pulsea por una suba desde febrero de este año.
El segundo, más político: Fernández lleva años alejado de la vida interna de la CGT por disputas irreconciliables con los Moyano y hasta ahora no estaba dispuesto a confrontar con el Gobierno, que mantiene los aportes millonarios para que los colectivos circulen por el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Hubo una tercera razón, más personal: la Superintendencia de Servicios de la Salud (SSS) realizó una auditoría sorpresa en la obra social de la UTA, que es administrada por Silvia Antonia Bevk, su esposa, y en la que hay contratados a sueldo otros familiares.
El conflicto salarial de la UTA no es uno más del rompecabezas de paritarias porque esconde una pelea que involucra de manera directa al Estado. La balanza de los subsidios estatales para garantizar el servicio se fue desequilibrando con el tiempo. En el AMBA el sistema funciona hoy con $172.000 millones mensuales, de los cuales un 70% lo aporta el Estado y el 30% sale del precio de las tarifas, según precisaron fuentes empresarias. Esta ecuación se mantiene a pesar de la retórica libertaria de la motosierra. “Hubo ajuste y licuadora”, reconocieron empresarios y sindicalistas.
Los sueldos de los choferes, que oscilan entre el $1.000.000 y $1.500.000 entre los que trabajan en el AMBA (en el interior los salarios son menores), están congelados desde diciembre del año pasado. Cuatro de las cinco cámaras empresarias ofrecieron un aumento de 6%, en línea con lo que subió este mes el boleto. La propuesta fue rechazada. “Fernández pretende recuperar todo lo que perdió con los otros gobiernos”, cuestionó un empresario, que argumentó su postura con un gráfico que muestra la sostenida caída salarial de los choferes de la UTA desde 2012 a la actualidad.
De verba enredada, a veces difícil de comprender, Fernández se mueve de manera ambigua en el ajedrez político y sindical. Fue kirchnerista convencido y expandió su poder a través de la política de subsidios que instauró Néstor Kirchner. “Me conformaba con un 7%, pero me dieron 15%. Con eso me voy de vacaciones”, exageró risueño delante de un empresario después de una negociación con el exsecretario de Transporte Ricardo Jaime, según contó un testigo a . En el entorno del jefe de la UTA tomaron distancia de esta frase. La luna de miel con el kirchnerismo se terminó cuando el exministro de Trabajo Carlos Tomada les dio validez a los metrodelegados del subte para emanciparse de la UTA.
La pulseada por el control del subte lo alineó rápidamente con Pro, que encontró en Fernández un aliado ante el avance de los delegados kirchneristas y trotskistas en las diferentes líneas. Tan aceitado funcionó el vínculo con el macrismo que hasta ubicó en 2012 a uno de sus hijos en el Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires. Roberto Alejandro Fernández fue funcionario porteño hasta el final de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta.
Fernández es pragmático, dialoguista y “oficialista de todos los gobiernos”, apelando a una frase célebre que el periodista Diego Sehinkman le arrancó en una entrevista al sindicalista Oscar Lescano, hace 12 años. Durante el macrismo, cuando Guillermo Dietrich anunció la suba de las tarifas lo hizo con el jefe de la UTA a su lado, como una manera de validar una medida socialmente antipática. En 2023, cuando a Sergio Massa la meta inflacionaria ya se le había escapado, intentó ayudar al ministro de Economía avalando una paritaria de 31% por seis meses. “Nos pidió que lo ayudemos. Nos sentamos y firmamos”, relativizó el hecho durante una entrevista con , en abril de 2023.
Hace unos meses, antes de reunirse con funcionarios libertarios para negociar el reparto de subsidios, Fernández envió una señal confusa. Se mostró con Jorge D’Onofrio, el exministro de Transporte de Axel Kicillof, para “rechazar el ajuste a los trabajadores”. Sin embargo, después, reconoció ante funcionarios y empresarios que su deseo era no activar un paro.
Fernández asumió el control de la UTA en 2008, pero en realidad tomó el mando dos años antes, cuando Juan Manuel Palacios, el histórico jefe vinculado primero a Saúl Ubaldini y después a Hugo Moyano, renunció tras quedar envuelto en un escándalo por la supuesta compra de campos de miles de hectáreas en el interior de Buenos Aires y La Pampa. Según la investigación del diario Perfil, otros directivos de la UTA también habrían participado de los negocios millonarios.
Cuando Palacios renunció, pensó que con él se iría Fernández, por entonces su número dos. Pero eso no sucedió. El viejo aliado de Moyano lo sintió como una traición, según dos allegados. Bajo la sombra de Palacio, que falleció en 2011 en un accidente de tránsito, Fernández trazó su propio camino, con similitudes y diferencias, aunque con estilo propio.
Mantuvo de su antecesor el rol de sindicalista-empresario, haciendo un fuerte lobby en el sector a favor de Colcar, la firma de la familia Prieto que vende unidades Mercedes-Benz, pero se abrió por completo de Moyano, a tal punto de irse de la confederación de gremios del transporte y formar una antagónica. Hasta se retiró casi por completo de la CGT. Para el último paro, los dirigentes Gerardo Martínez y Andrés Rodríguez fueron en persona hasta su despacho para internar convencerlo de que adhiera. No hubo caso.
“Es un dirigente dialoguista, que no le rompe las pelotas al empresario. Ahora está presionado por la interna con Bustinduy”, dijo un hombre de negocios del sector que trata con Fernández desde la época de Palacios. Miguel Bustinduy fue secretario de Organización de la UTA hasta que en 2018 se abrió de Fernández y lo desafió en las urnas después de años de batallar contra los escollos restrictivos de un estatuto blindado para opositores. Fernández retuvo el poder a nivel nacional, aunque perdió cinco seccionales claves en las que buscó revertir el resultado en la justicia laboral. Esas seccionales son Córdoba, Santa Fe, Jujuy, Santiago del Estero y Mar del Plata. En estos distritos el paro de la UTA es parcial.
Nada fue lo mismo desde que la UTA se rompió. Impulsado por el moyanismo, Bustinduy intentó avanzar por las urnas, pero también a puro garrote. Una tropa de militantes que respondía a él tomó la sede central del gremio en 2019 y generó destrozos, cuyas reparaciones costaron millones de pesos. La causa que investiga esos hechos se encamina al juicio oral. Ese día, Fernández se escapó de su despacho del quinto piso por una puerta de emergencia y se refugió en el techo de una casona de la calle Moreno. Dice que lo querían matar.
Tanto Fernández como diversas fuentes del sector distinguen al Grupo empresario DOTA como uno de los impulsores de Bustinduy. En DOTA no lo desmienten, pero tampoco lo confirman. “Sin él, Fernández nos hubiera hecho mierda”, reconocieron.
Lo cierto es que Bustinduy le comió a Fernández más de 5000 afiliados y creó un gremio de conductores alternativo. “Compartimos el reclamo salarial, pero el problema del transporte no es de este gobierno. Viene de antes. Con Massa perdimos más salarios y se compraron más colectivos, y eso fue un error”, dijo hoy Bustinduy a . Bustinduy es el líder de la agrupación “La Palacio”. El otro sector opositor lo encabeza el trotskismo, con raíces en el cuerpo de delegados de la Línea 60, que hoy adhieren al paro, aunque se diferencian con protestas en puntos estratégicos que unen la provincia de Buenos Aires con la Capital.
El surgimiento de una oposición lo empujó a Fernández a moverse con cautela. No da señales sobre un posible sucesor. Hierven todavía temores de una traición desde la época de Palacios. Hasta bajó el perfil en su vida privada: ya no hace ejercicio periódicamente por Plaza Vicente López, en Recoleta, y evita las confiterías concurridas para no ser blanco de algún reproche. Se incomodó al ver en la prensa el nombre de su esposa tras la auditoría de la SSS en la obra social de la UTA.
POLITICA
Milei negó que el Gobierno vaya a eliminar el monotributo y acusó a una editorial de operar en su contra

El presidente Javier Milei volvió este sábado a negar que el Gobierno busque eliminar el monotributo y bajar el piso del impuesto a las ganancias, y acusó a la editorial Errepar, especializada en cuestiones técnicas y profesionales, de difundir falsa información al respecto.
El mandatario apuntó en X a un artículo publicado y difundido por Errepar en la última semana titulado: “¿Adios al monotributo y nuevo esquema para autónomos?”.
El Gobierno analiza eliminar el monotributo y bajar el piso de Ganancias
En el texto, Errepar informó que el Gobierno estudia migrar a 3 millones de monotributistas al régimen general con un nuevo esquema de deducciones, unificar el mínimo no imponible de Ganancias y reducir 8 puntos las cargas patronales.
Según la publicación, las medidas surgen de “documentos internos y reuniones con el sector privado”, que buscan avanzar en “al formalización de la economía, con el impulso al mercado de capitales y la sostenibilidad previsional”.
EL ORIGEN DE LA OPERETA
— Javier Milei (@JMilei) November 15, 2025
La nota detalla que la iniciativa contempla la potencial eliminación del Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes (Monotributo), con el traslado de sus contribuyentes al régimen de autónomos y modificaciones en cuotas, deducciones de gastos, umbral mínimo de IVA y un Mínimo No Imponible unificado para Ganancias.
Ante el ruido generado por esta novedad, el Gobierno salió este viernes a desmentir que vaya a eliminar el monotributo.
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Milei apuesta a un triunfo de la derecha en las elecciones presidenciales de Chile

El áspero saludo entre ambos durante la asunción de Rodrigo Paz Pereira como presidente de Bolivia fue más que indicativo. El presidente de Chile, Gabriel Boric terminará su mandato en marzo próximo sin feeling ni encuentros bilaterales con su par y vecino argentino, Javier Milei, quien no logró que el chileno se pusiera de pie para saludarlo en la reciente cita de La Paz.
En este contexto de frialdad apenas disimulada, el gobierno libertario apuesta, sin retaceos, a un triunfo de la derecha en las elecciones presidenciales de este domingo. Elecciones en las que al menos dos de los candidatos-Antonio Kast y Johannes Kaiser-tuvieron y tienen sintonía con el presidente libertario, y aspiran a llegar a una segunda vuelta contra la candidata de Boric, Jeannette Jara, una dirigente del Partido Comunista que aglutina a toda la coalición de centroizquierda que hoy gobierna Chile.
“Estamos abiertos a conversar con el que gane. Pero Jara no va a ganar”, explicó, con ironía, una alta fuente diplomática nacional, intentando no mostrar un manifiesto apoyo pero sin esconder que el Gobierno apuesta a Kast o a Kaiser para comenzar un nuevo vínculo con Chile, y tener un nuevo interlocutor afín, como Santiago Peña en Paraguay y el boliviano Paz Pereira.
Sin presencias adicionales en el comicio-estará sí el embajador Jorge Faurie, como parte de su misión diplomática-el Gobierno apuesta en primer lugar al vínculo personal de Milei con Kaiser, fundador del Partido Libertario en Chile y habitual participante (al igual que su hermano Axel) de las cumbres de la organización ultraderechista internacional Cpac.
Más ubicado en la derecha tradicional, Kast es tal vez la segunda opción entre las preferencias del núcleo duro libertario, aunque sus chances-según las encuestas locales-lo muestran como el candidato derechista mejor posicionado para llegar a una segunda vuelta contra Jara. “Están muy parejos, aunque Kast tiene más chances, Kaiser está subiendo mucho en las encuestas pero hay que ver si le alcanza para entrar al ballotage. En una segunda vuelta, que Jara venga del comunismo le va a jugar en contra” es el análisis de otra fuente de la diplomacia nacional, al tanto de los detalles de las elecciones del domingo.
En su tercer intento por la presidencia-fue derrotado en las dos anteriores, la primera por Sebastián Piñera, en la última por Boric-Kast promete, en caso de ganar, hacer énfasis en la seguridad, batalla (al igual que los libertarios) contra la cultura woke, y efectuar recortes del gasto público, al “estilo Milei”, aunque marca diferencias con el Presidente con un estilo más “institucional”, de “consenso” y una buena relación con los medios de comunicación, como lo expresara en una entrevista reciente con .
En el oficialismo chileno no se dan por vencidos. Creen que si Jara-que viene en un paulatino camino hacia la moderación política-lograra más del 30 por ciento de los votos, será “competitiva” en el eventual ballotage del 14 de diciembre contra Kast, Kaiser o Evelyn Matthei, candidata de la derecha moderada.
La elección de un nuevo presidente en Chile termina con dos años de relación bilateral complicada, al menos en lo más alto del poder. Boric dio un primer paso y asistió a la asunción de Milei en diciembre de 2023 en Buenos Aires, aunque no consiguieron superar las diferencias ideológicas que los separan.
De hecho, el Presidente sólo llegó a territorio chileno por unas horas y para un encuentro empresarial promovido por su ex jefe, el empresario Eduardo Eurnekian, sin contacto alguno con su par chileno. Meses antes Milei había respaldado a su ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, quien había tildado a Boric de “comunista que está hundiendo a su país”. La frase mereció una carta de protesta, entregada por el secretario general de Política Exterior de Boric, Rodrigo Olsen, al embajador Faurie, quien al igual que el embajador chileno en Buenos Aires, José Viera-Gallo, han tratado de encarrilar el vínculo bilateral más allá de los roces entre los presidentes.
Distanciados por su postura sobre el conflicto entre Israel-aliado del gobierno libertario-y los palestinos en la franja de Gaza, Boric y Milei también polemizaron en varios foros internacionales, como el G20 del año pasado, en Río de Janeiro. Allí Boric, su par de México, Claudia Sheinbaum; el anfitrión Luiz Inácio Lula da Silva y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, mantuvieron un encuentro en el que discutieron iniciativas regionales para la integración de América Latina bajo un enfoque progresista, ya tomando distancia de Donald Trump, que asumiría meses después la presidencia de Estados Unidos. Ni Milei (que decidió no ir a la próxima reunión del G20 este año, en Sudáfrica) ni el presidente de Paraguay, Santiago Peña participaron en aquel encuentro.
Más de un año después, y luego del cambio de régimen en Bolivia, el Gobierno apuesta a un relanzamiento del vínculo bilateral con Chile, pensando en lo político pero también en el intercambio económico, que podría aumentar-especulan-de llegar al poder un presidente más cercano a las ideas liberales.
Los datos de intercambio comercial son concluyentes y favorecen a la Argentina. En 2024, las exportaciones argentinas a Chile sumaron U$S 6321 millones, mientras las importaciones sólo alcanzaron U$S 776 millones. “Con Chile tenemos más superávit comercial que con cualquier otro país del mundo. Desde el punto de vista del ingreso de dólares netos, la relación es muy importante para el país”, afirmó a este diario el experto en comercio exterior, Marcelo Elizondo.
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