POLITICA
Una tragedia anunciada: a 40 años de la inundación de Epecuén, los avisos que los funcionarios no escucharon

El lago le dio el nombre al pueblo.
El lago se devoró al pueblo.
Cuarenta años atrás, Villa Epecuén desapareció bajo el agua. Una inundación lenta pero indetenible tapó al pueblo bonaerense.
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Fue un desastre natural. Sudestada y una tormenta perfecta. Fue también una derrota definitiva que muchos habían previsto pero a esos nadie los quiso escuchar.
Mil personas, los habitantes de Epecuén, perdieron todo. Todo. Casa, auto, trabajos, muebles, joyas, ahorros, pijamas, libros, juguetes, recuerdos familiares, fotos, boletines escolares, las calles en las que jugaban de chicos. Todo.
En las semanas previas hubo varios avisos y una polémica sobre el destino final del lugar.
Un terraplén de 5 metros de tierra separaba al pueblo del lago con ganas de desbordarse. Los que participaron de la discusión se dividían en dos grupos. Los pesimistas y los optimistas. Los optimistas decían que no iba a pasar nada, que el terraplén iba a aguantar como venía aguantando y que la temporada de verano, ya muy cercana, iba a ser un éxito. Eran el intendente, los funcionarios provinciales, los de la Secretaría de Dirección Hidráulica, los políticos del pueblo y de la provincia. Los pesimistas eran algunos habitantes del lugar preocupados por sus viviendas, por sus familias, por sus negocios, sus hoteles, y también los bomberos de la zona que decían que el terraplén se había desgastado y que presentaba grietas, que lo más probable era que no aguantara la presión del agua. Si cedía, insistían, ocurriría una catástrofe. Los optimistas los miraban como si fueran esos aprovechadores que en 1910 anunciaban la fin del mundo por la llegada del Cometa Halley o unos agoreros fuera de realidad.
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Por esos días buena parte de la Provincia de Buenos Aires se encontraba inundada. Había sido un mal año. Cuatro millones y medio de hectáreas estaban anegadas. En Epecuén tenían miedo (fundado) de que les sucediera lo mismo, porque el pueblo estaba en una depresión del terreno, era un hoyo al final de unos lagos encadenados.
La última revisión del terraplén había tenido lugar el 7 de noviembre, tres días antes. Intendente, ingenieros, funcionarios juraron que nada pasaría.
La madrugada del 10 de noviembre de 1985 comenzó el desastre. Un diluvio hizo que la tragedia se desatara. El terraplén se rompió a las 4 de la mañana y el agua, lenta, comenzó a correr por el pueblo. Primero por los tobillos, después más arriba. Algunos previsores habían subido los televisores, la heladera, los muebles al piso de arriba de sus casas, o lo más alto posible. Se quedaron cortos. Otros, desarmaron la casa. Literalmente. Se llevaron puertas, ventanas, grifería, sanitarios. Estaban convencidos de que el desastre era inevitable y se dispusieron a empezar de nuevo en Carhué. La mayoría de sus vecinos los miraron como si fueran locos. Por desgracia, tenían razón.
Cuando el agua ingresó ya casi toda la gente comenzó a evacuar sus casas. Se llevaban lo que podían. Algunos, según cuenta Josefina Licitra en su magistral libro El Agua Mala (se reeditará el año que viene), desarrollaron un método tan eficaz que lograban levantar la mayoría de los bienes de una vivienda en menos de una hora. Así y todo era mucho lo que sacrificaban. En la estación de tren, se llenaron vagones con las cajas que partieron a Carhué, el pueblo vecino que estaba a 8 kilómetros de distancia al que la mayoría emigró.
La ayuda tardó en llegar. En realidad, en esa instancia, no llegó nunca. Los distintos focos de inundaciones en la Provincia de Buenos Aires hicieron que las autoridades se centraran en zonas más prósperas y con más habitantes. Cuando el intendente llegó a la sede de la gobernación de la Provincia en La Plata, le mostraron un mapa en el que estaban señaladas las distintas poblaciones que estaban anegadas. le dijeron que no podían hacer nada. Lo que ninguno entendió es que el pueblo iba a desaparecer. Una de las zonas priorizadas por el gobernador Armendáriz fue Coronel Suárez. Para lograr que el agua se fuera más pronto de allí decidieron abrir las compuertas de una represa para que el agua bajara. Pero todo ese caudal desembocaría en Epecuén. La gente que se había quedado en el pueblo fue avisada. Pero antes debía pasar por otro pueblo Guamaní. Para evitar la destrucción de Guamaní, se dice que una madrugada sus habitantes dinamitaron un terraplén para que el agua bajara más rápido hacia Epecuén. A una semana del comienzo, en vez de ir mejorando la situación, todo empeoró. Se volvió inexorable. El agua llegó caudalosamente y tapó todo. 50 centímetros, 1 metro, 3 metros, 5 metros. Las casas quedaron tapadas por el agua salada del lago Epecuén, que ya no se retiraría por décadas. Es más, dos años después, en 1987 llegaría a su punto máximo. 7 metros de profundidad.
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Epecuén está ubicada a 540 kilómetros de la Capital Federal. En el momento de mayor esplendor vivieron 1.500 personas. Pero en los veranos esa población gracias al turismo se multiplicaba por veinte. Era una meca del turismo sanitario o saludable gracias a las aguas termales. El lago Epecuén es tan salado que se comparaban las propiedades de su agua con las del Mar Muerto. La gente iba a flotar y a curarse allí. Los hoteles (250 establecimientos) trabajaban a pleno, sus temporadas eran muy largas.
Todo terminó en 1985.
En 1975, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires había empezado una gran obra hídrica, el Canal Ameghino, que tenía como fin conectar las diferentes cuencas y regular los niveles del agua. Pero el Rodrigazo detuvo los trabajos y el Proceso nunca los retomó.

La mayoría de los que emigraron forzosamente se dirigieron a Carhué. Allí se instalaron. Algunos empezaron de nuevo con sus emprendimientos hoteleros como pudieron. Otros con productos turísticos. Pero el lugar había quedado como zona de desastre y el turismo casi no concurría. Buena parte de la actividad económica de Carhué era fruto del derrame veraniego de Epecuén. Al faltar eso, y con más pobladores que antes, se vieron muy perjudicados. Así que varios tuvieron que emigrar por segunda vez en muy poco tiempo.
En el momento de la inundación vivían en Epecuén unas mil personas. Muchos aguantaron hasta el final, confiaron en una solución mágica porque para ese verano se estimaba que llegarían entre 20 y 25 mil turistas. La salvación económica.
Nadie murió en los días de la inundación. Al principio el agua fue entrando con lentitud y les dio tiempo a irse. Aún a los más porfiados. Cuando ingresó con más velocidad, con más violencia después de lo de Guaminí, ya quedaban pocos y tuvieron que rendirse ante las evidencias. La inundación devoraría todo a su paso.
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Pero no hay que confundirse. Los meses posteriores la inundación causó muchas muertes. Como si tuviera un efecto retardante, como si fuera la radiación de una bomba atómica que envenena el aire, muchos habitantes de Epecuén murieron por la tristeza y el stress de haber perdido todo, de que su lugar en el mundo desapareciera. Que fuera un mundo perdido.
El cementerio al inundarse escupió féretros hacia la superficie del agua. Los rescatistas en gomones y en botes los recuperaban y los llevaron al cementerio de Carhué. Hubo buzos que se metieron bajo el agua a recuperar otros cuerpos.
El agua siguió subiendo y a los pocos meses sólo unos pocos techos, alguna cúpula, fueron distinguibles. Icebergs de cemento. Muchos pobladores iban en bote y pasaban navegando por encima de lo que había sido su casa. Era tan increíble la idea de que todo su pueblo había sido tragado por el agua que necesitaban comprobarlo en persona.

Los que se trasladaron a Carhué debieron encontrar un lugar para vivir y también trabajo. No fue nada fácil. Al pueblo llegaron los estertores del drama de Epecuén. Las napas crecieron y el suelo se humedecía y se hundía de la nada. De pronto se inundaba el cine, las casas se agrietaban, alguien quedaba atrapado en un fango que parecía arenas movedizas. En 1992 otra inundación y el peligro merodeó Carhué. Muchos de los que habían perdido su hogar estuvieron a punto de sufrir de nuevo. Recién ahí se iniciaron los trabajos de ingeniería hídrica y la compra de bombas para intentar solucionar la situación.
El agua finalmente se retiró muchas décadas después. Epecuén resurgió. Lo que quedó fue un paisaje post apocalíptico. Y no es una metáfora. La inundación finiquitó un mundo, el de Epecuén y sus pobladores. La sal había mordido, devorado con fruición todo. Una zona inhabitable. El cementerio de una civilización que ya no existía.
Quedaban los esqueletos roídos de algunas casas, de algún ambicioso palacio, del matadero de Salamone. Vestigios de algo que había, alguna vez, tenido mucha vida.
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Ese paisaje gris, ese Chernobyl hecho a base de agua salada, es todavía hoy un imán para fotógrafos, cineastas y curiosos. Una escenografía natural abismal. También convoca a muchos periodistas tentados a contar las historias de destrucción, de la desaparición del pueblo. Una nota se repetía siempre. La de Pablo Novak, la del último habitante de Epecuén. El único que, una vez que había bajado el agua, había vuelto al pueblo.
Novak decía que había nacido allí en la década del 30, que allí había pasado sus mejores años, la infancia y la juventud, que esa era la causa de su estadía como único poblador de Epecuén. Caminaba cómodo entre las ruinas. En un rincón de su vivienda tenía una pila de recortes de diarios y revistas que lo mencionaban o que lo entrevistaban. Muchos habitantes de Carhué sostenían que él no había vivido en Epecuén antes de la inundación. De todas maneras, hay cientos de testimonios periodísticos que muestran que el hombre, cuando el agua bajó, se instaló allí. De notas en los grandes medios nacionales a videos con Luisito Comunica. Novak murió el año pasado a los 92 años.
Ayer en el pueblo deshabitado hubo un acto homenaje por los 40 años de la inundación. Estuvo el intendente Javier Andrés de Adolfo Alsina, donde pertenece Epecuén. Descubrieron placas, dieron algunos discursos, estuvieron muchos viejos habitantes y familiares y un viejo bombero que participó de las evacuaciones se encargó de dar cuarenta campanadas para recordar cada uno de los años que pasaron (la campana fue recuperada del agua y restaurada).
Cuando en 2012, Josefina Licitra descubrió esta historia y comenzó su investigación, en su estadía en Carhué entrevistó a un hombre, Carlos Coradini, que resumió la historia y que sin saberlo también dio título a una gran obra de no ficción: “Teníamos un paraíso hasta que el lago enloqueció. Uno se pasa la vida entera preguntándose qué pasó ahí. Esa fue un agua mala”.
Epecuén, Carhué, Inundaciones
POLITICA
Peter Lamelas habló tras iniciar su ciclo como embajador: “Es un momento único para la relación entre EEUU y Argentina”

El flamante embajador de Estados Unidos en la República Argentina, Peter Lamelas, publicó un video en sus redes sociales donde se presentó tras iniciar sus tareas diplomáticas en el país. El representante estadounidense había sido recibido por el propio Javier Milei para recibir las credenciales correspondientes antes de comenzar con sus labores en suelo albiceleste.
En las imágenes que se difundieron a través de su cuenta como embajador, el diplomático estuvo junto a su esposa, Stephanie Lamelas, y contó algunos datos de él sobre su historia personal como profesional. «Nací en Cuba y mi familia llegó a los Estados Unidos buscando la libertad. Al igual que muchos argentinos, estoy profundamente orgulloso de mis raíces. Soy cubano de nacimiento y ciudadano de los Estados Unidos por la gracia de Dios“, señaló en el video.
«Soy médico y durante mi vida siempre tuve un fuerte compromiso de cuidar a los demás, ya sea en una sala de emergencia o en la comunidad. Ese mismo sentido de servicio me ha llevado a apoyar causas que me importan mucho, causas de salud, incluyendo el tratamiento de cáncer pediátrico y rescate de perros y otros animales“, añadió.
Y continuó: «Estoy orgulloso de mi esposa Stephanie y lo que logramos juntos: construir el grupo de clínicas de urgencia más grande en la Florida. Esa experiencia me enseñó la importancia de escuchar, de generar confianza, de trabajar en equipo para lograr resultados. Esas lecciones y habilidades van a ser mi guía como embajador de los Estados Unidos“.
En tanto, Stephanie sostuvo que ambos habían visitado anteriormente el país y expresó: “Nos encanta su gente, su cultura y su belleza natural. Viviendo en la Florida, sentimos una conexión muy cercana con Argentina“.
Por su parte, Lamelas comentó: “También pasamos temporadas en el estado de Wyoming, un lugar que amamos por su naturaleza. Estas son razones por las que nos sentimos tan atraídos por Argentina. La belleza de este país nos recuerda los lugares que más apreciamos en los Estados Unidos“.
«Este es un momento único para la relación entre los Estados Unidos y Argentina. Es un honor y un privilegio representar a mi país aquí. Estoy listo para trabajar con el gobierno argentino y, sobre todo, con el pueblo argentino para construir un futuro más seguro, más fuerte y más próspero. Esperamos recorrer toda Argentina, hacer nuevos amigos y vivir las increíbles tradiciones y cultura que amamos“, completó el representante de la administración de Donald Trump en el país.
En este marco, Lamelas ya tuvo un encuentro con el Presidente a principios de este mes. Allí, fue recibido en la Casa Rosada en un evento donde también participaron los enviados por Austria, Gerhard Mayer; Bélgica, Hubert Raymond Cooreman; la Unión Europea, Erik Hoeg; Gran Bretaña, David Seldon Cairns, y Suiza, Andrea Semadeni. Se trató de un acto protocolar para dar como iniciada la misión diplomática de estos representantes en el país.

Sin embargo, poco antes de recibir la documentación de los diplomáticos en el Salón Blanco de la sede de Gobierno, el Presidente se dirigió a su despacho con Lamelas para mantener una conversación privada.
De ese encuentro participaron también el flamante canciller, Pablo Quirno, por la delegación local, y la encargada de Negocios en Buenos Aires, Heidi Gómez Rápalo, por parte de los visitantes.
Justamente, antes de llegar al país, Lamelas señaló en un mensaje: “Tengo confianza en el futuro de nuestra duradera amistad con el pueblo argentino y soy optimista de que Argentina está en el camino correcto hacia la prosperidad como república democrática, de libre mercado y soberana”.
Mientras que también aseguró que “pronto” habrá “grandes noticias que fortalecerán aún más la alianza económica” entre ambos países.
POLITICA
Congreso: el padre Paco Olveira fue detenido en la marcha de los jubilados

En una nueva marcha de jubilados, se registraron este miércoles algunos enfrentamientos entre los manifestantes y la Policía, que desplegó un amplio operativo en las inmediaciones del Congreso.
En medio de los incidentes, el padre Francisco “Paco” Olveira Fuster, uno de los referentes del Grupo de Curas en Opción por los Pobres, fue detenido junto a otra persona, ambos acusados de “tirar piedras” durante la protesta.
Según informaron fuentes policiales, el sacerdote fue demorado junto a otro manifestante por tirar piedras que impactaron sobre la cabeza de una agente femenina, quien debió ser asistida por el SAME y posteriormente trasladada al Hospital Ramos Mejía. “Están aprehendidos hasta que el magistrado resuelva”, señalaron desde la Policía.
A menos de una hora de su detención, el sacerdote fue liberado y negó ante la prensa las acusaciones en su contra, en cambio, aseguró que él intercedió en defensa de un manifestante que había sido aprehendido por la Policía.
“Si yo hubiera dejado que se llevaran a Fidel, no me atacaban, pero no me parece justo que se lleven a un pibe que no estaba haciendo absolutamente nada y que además iba a quedar preso, aunque lo liberaran mañana”, señaló el religioso. “Tengo coronita por ser cura. No nos llevaron presos porque se les arma un quilombo. Y bueno, prefiero estar ahí”, aclaró luego.
El altercado con el padre Paco se produjo en una nueva jornada de incidentes en el Congreso. Según pudo verse en algunas imágenes que comenzaron a circular por las redes sociales, la tensión comenzó a escalar cuando algunos manifestantes intentaron bajar a la calle, pese al amplio operativo antipiquete desplegado la Policía Federal en las cercanías del Congreso.
No es la primera vez que el sacerdote queda envuelto en un enfrentamiento con la Policía. El padre Paco suele asistir a las marchas de los miércoles en reclamo por un aumento en los ingresos de los jubilados y formó parte de varias protestas que derivaron en incidentes. En una oportunidad fue demorado y liberado a la media hora y en mayo pasado resultó herido con un corte profundo en una ceja y debió ser asistido.
Tal como publicó , el padre Paco forma parte del Grupo de Curas en Opción por los Pobres, conformado por más de 150 sacerdotes en todo el país. Constituido en 1986, mantiene una posición radicalizada y se proclama heredero del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM), si bien se diferencian de los curas villeros, más afines directamente con la pastoral de Jorge Bergoglio.
Mientras que los primeros expresan una posición política más definida y tradicionalmente vinculada al peronismo, los segundos mantienen lazos más estrechos con la religiosidad popular y con la teología del pueblo, corriente a la que adhería el papa Francisco.
Al igual que muchos de los Curas en Opción por los Pobres, quienes asumen posiciones políticas expresas, el padre Paco es cercano a la expresidenta Cristina Kirchner, a quien supo visitar a principios de mayo del año pasado en el Instituto Patria, antes de su arresto domiciliario por la causa Vialidad. Desde allí, el sacerdote cargó contra el Gobierno de Javier Milei, al que acusó de tener “las manos manchadas de sangre” y de estar “jugando con la comida” de la gente y con “el hambre”.
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POLITICA
De expulsiones a autocríticas: el detrás de escena de la reunión del PRO que encabezó Mauricio Macri

El PRO se reunió este miércoles con el expresidente Mauricio Macri a la cabeza y la cumbre dejó varias definiciones, algunas hacia adentro del partido y otras hacia afuera. El encuentro se dio en medio de las tensiones con La Libertad Avanza por la articulación del trabajo legislativo en el Congreso, pero también hubo tiempo para un fuerte debate interno.
En cuanto al vínculo con el Gobierno, en la reunión se habló de acompañar el rumbo y el cambio. Pero a la vez, el debate giró en torno a resignificar lo que representa el PRO, puertas adentro y hacia el resto de las fuerzas políticas y la sociedad. Y claro, no faltaron los reproches entre los propios.
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Uno de los puntos álgidos del encuentro fue cuando se decidió expulsar de la reunión al diputado nacional Oscar Agost Carreño. La dirigenta cordobesa Soher El Sukaria tomó la palabra para exponer la situación del PRO en Córdoba y allí irrumpió Agost Carreño para defenderse. Ahí, el secretario general del partido, Facundo Pérez Carletti le informó que había sido expulsado meses atrás, por lo que no podía participar de esa reunión. Y se votó para expulsarlo del encuentro, cosa que finalmente sucedió.
El Consejo del PRO decidió en diciembre del año pasado intervenir el partido en Córdoba y poner de interventora a Laura Alonso. Además, se lo expulsó a Oscar Agost Carreño porque no cumplía el rol de oposición al oficialismo provincial y por el otro, consiguió una banca por el PRO y no integró el bloque del partido, sino que se unió a Encuentro Federal.
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También hubo un momento de tensión con la vicegobernadora de Santa Fe, Gisela Scaglia, en el momento en que anunció que ella iba a integrar el bloque Provincias Unidas y que “el PRO debería respetar todas esas decisiones”. El primero en cruzarla fue Guillermo Dietrich, quien remarcó que sería “una incongruencia total que todos se hayan indignado con la presencia de Agost Carreño y pasen por alto la declaración de Gisela donde dice que no va a formar parte del bloque PRO, lo mismo que hizo Oscar”. En la misma línea se expresaron también Jorge Macri y Fernando De Andreis.
El foco en construir hacia adelante
Una de las frases que se profundizó fue aquella expresión de Macri de que el PRO tendrá un candidato a presidente en 2027. Allí coincidieron en que la intención y el objetivo es que el partido sea competitivo. “En el 2027 no tiene que haber un solo candidato. Tiene que haber candidatos del PRO por todos lados. Es una construcción de abajo hacia arriba”, remarcó una fuente de peso del partido a TN.
La convicción es mantener el apoyo al Gobierno, pero sin descuidar la construcción a mediano y largo plazo en el partido. La intención es ser alternativa, pero con un proyecto concreto de trabajo y gestión. Por eso también la exposición de la reunión en redes sociales con varias declaraciones públicas de sus referentes.
El mensaje de esta tarde fue volver a poner al PRO en la discusión política, en un contexto en el que el partido venía más como espectador que protagonista de la escena.
El debate interno en el PRO
La concurrida presencia de este martes, que fue casi perfecta con la excepción de los dos gobernadores del partido, Ignacio Torres (Chubut) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos), ausentes con aviso.
“Acá estamos los que tenemos que estar porque sentimos el PRO por sobre nuestros intereses. Si sos parte de un partido sos parte de los beneficios y la responsabilidad de mantenerlos”, remarcó a TN un dirigente del interios. Y enfatizó: “La libertad de acción era casi camino indispensable para sobrevivir”.
“Lo que está en crisis es la representatividad”, explicó a este medio un dirigente de larga data en el PRO. “El desafío es entenderlo, para subsistir”, graficó.
“No hay problema de identidad sino de posicionamiento”, manifestó otro referente alineado a Macri. “Hay que volver a convocar de abajo para arriba, en cada ciudad y con nuestras ideas”, expresó.
PRO, Mauricio Macri, Gobierno
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