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SOCIEDAD

Son de San Isidro, crearon un emprendimiento chocolatero familiar y van por el oro en el Mundial del Alfajor

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Del 15 al 17 de agosto, el Pabellón 6 de Costa Salguero será escenario de la cuarta edición del Campeonato Mundial del Alfajor, con más de 120 expositores de 12 países. Entre ellos estarán Simón y Tadeo Simko, medalla de plata en 2024, quienes este año buscan el oro con una propuesta renovada. En diálogo con LA NACION, Simón contó la fórmula detrás de sus creaciones y cómo el impulso de aquel premio los llevó a abrir su primer local en Palermo.

Los hermanos, que ahora tienen 29 y 27, iniciaron hace 12 años con su proyecto de chocolatería y alfajores. En 2024 decidieron presentarse en el evento internacional por primera vez y sus productos destacaron, entre los demás, por la calidad de los ingredientes que utilizaron.

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Así se preparan los hermanos Simko para ir por la revancha en el Mundial del Alfajor

“Después de presentarnos en el Mundial del Alfajor del año pasado y de que ganamos la medalla de plata, tuvimos un boom de ventas mucho más grande”, dijo Simón en diálogo con este medio. “Ese premio nos sirvió mucho para darnos a conocer a nivel nacional y a partir de ese entonces nos proyectamos con ideas más grandes y de expandirnos”, agregó.

En aquella oportunidad se presentaron con el tradicional alfajor de chocolate negro y chocolate blanco relleno de dulce de leche. Dos recetas que los acompañaron desde sus comienzos en San Isidro y que contribuyeron a darle solidez a la marca: Simkolate.

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El secreto culinario de ambos se esconde en la masa, que en lugar de azúcar utilizan miel y cacao. Además, su cobertura es de chocolate belga, sin aromas ni conservantes agregados, por lo que su sabor intenso deja una huella en el paladar con contrastes significativos entre lo dulce y lo amargo.

Ahora van por todo y para ello se presentarán con cuatro opciones de esta golosina -dos repetidas y un par inéditas-. Chocolate negro con dulce de leche, chocolate blanco con dulce de leche, frambuesa con dulce de leche y el último de dulce de leche y praliné. Instalarán un stand en la exposición para que quienes asistan puedan conocer el producto y de paso llevarse una caja para casa.

De ser un hobby a tener su propio local

Simón y Tadeo empezaron con la fabricación casera de bombones y alfajores cuando iban a la secundaria, hace 12 años. Gracias a que su padre había hecho un curso en el manejo del chocolate, lo ayudaron y dieron rienda suelta a este emprendimiento que solo ofrecía un servicio a amigos y familiares.

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Simón (a la izquierda) y Tadeo (a la derecha) empezaron con su emprendimiento familiar en 2013, como un hobby donde le regalaban los alfajores a amigos y cercanos

Nunca lo tomaron como una venta necesaria para vivir, sino como un hobby. Pero desde siempre entendieron que la calidad y alto nivel de lo que cocinaban debía ser con ingredientes de primera para ofrecerle lo mejor a los clientes. Por ello reemplazaron el azúcar por la miel y la margarina por la manteca. Además, incluyeron el elemento “estrella”, el chocolate belga, que importan específicamente para hacer de sus alfajores algo único.

Los hermanos Simko empezaron en 2013 junto a su padre en la producción de bombones y alfajores como hobby

Cuando empezaron en 2013 regalaban los alfajores a su círculo cercano, pero producían tandas, sin stock. En 2015, Tadeo necesitaba recaudar dinero para un viaje deportivo y allí se enfocó más la venta con un propósito fuera del hobby. Sin embargo, la demanda no creció de forma sostenida hasta 2020, cuando el contexto de pandemia los hizo despegar.

La red de conocidos creció y del “boca en boca” pasaron a tener presencia en redes sociales y e-commerce, por lo que aumentaron las compras y se vieron obligados a tener una reserva extra para satisfacer todos los pedidos.

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El secreto del alfajor que los hermanos Simko producen reside en el chocolate belga importado específicamente para ello

Pero lo cierto es que ninguno de los dos se especificó en chocolatería o pastelería. Simón es abogado y se desempeña en comercio exterior, mientras que Tadeo es kinesiólogo, aunque él sí dio un “volantazo” en su carrera.

“Mi hermano sí quería vivir de esto y bueno, él le puso más dedicación. Es quien lleva lo operativo y hace que el negocio funcione”, contó el mayor de los Simko, que decidió darle una mano y repartir su tiempo entre la producción, venta y con la apertura del local en las Cañitas, Palermo. Una ubicación adrede para tener visibilidad y cercanía directa con el cliente.

Simkolate es candidato a obtener la medalla de oro en el Mundial del Alfajor del 15 al 17 de agosto

Según Simón, una vez que lograron controlar el discurso, la comunicación y la demanda de alfajores que tuvieron después de haber obtenido la medalla de plata, se lanzaron -con ayuda de inversores externos- a abrir Simkolate, una chocolatería de especialidad en la calle Soldado de la Independencia 947. Asimismo se ofrecen los cuatro gustos de alfajores que serán candidatos a pelear por el podio mayor este 2025.

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Hace tres meses que los hermanos Simko abrieron su chocolatería de especialidad en Palermo, donde se pueden adquirir las cuatro variedades de alfajores

“Hace tres meses que inauguramos el local y ahí podés tomar un café de especialidad, con un chocolate de verdad. Y si querés, también te podés llevar una caja con nuestros alfajores”, describió el emprendedor sanisidrense.

La identidad de lo que producen los hermanos es la de “no fallarle al cliente con los ingredientes. No fallar nunca con la calidad de lo que usamos”. De allí que pretenden imponerse como una marca premium. Cuando la gente pruebe nuestros alfajores, queremos que digan: “Esto está siendo tratado como un bombón”.

De esta manera, Simón y Tadeo van este viernes de camino a conquistar el paladar del jurado con la intención sana -y ojalá ya repetida- de intentar sumar otro trofeo en su repisa. Esta vez, de oro.

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campeonato mundial del alfajor 2025

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Día mundial del VIH: por qué los contagios no bajan a pesar de los nuevos métodos de prevención

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El Día Mundial de la Lucha contra el VIH/SIDA busca visibilizar el impacto global de este virus. Los especialistas señalan que, en Argentina, están en auge algunos métodos de prevención pero aún así los contagios no frenan.

Establecida en 1988 por la OMS, se eligió esta fecha debido a que el 1 de diciembre de 1981 se diagnosticó el primer caso de SIDA. Desde entonces, más de 25 millones de personas en todo el mundo murieron.

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Los médicos destacan la importancia de realizarse el test de VIH. (Foto: Adobe Stock)

Según los últimos registros de Fundación Huésped, 15 personas por día se contagian VIH, 7 de cada 10 viven con el virus y el 44% de quienes dan positivo reciben un diagnóstico tardío, lo que dificulta aún más su tratamiento. En su mayoría son jóvenes adultos de entre 20 y 30 años.

“En Argentina tenemos lo que denominamos una epidemia estable: 6400 personas al año se infectan de VIH. Esto no es una noticia buena ni mala; quiere decir que no se puede reducir la cantidad de contagios”, dijo Cecilia Valeriano, vocera de Fundación Huésped.

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Actualmente, la gente dispone de mayor información; sin embargo, decide no cuidarse. La sexóloga Laura Enríquez (MN: 24.918) lo observa en su consulta: las personas se contagian, realizan el tratamiento y luego continúan sin usar preservativo.

“Estamos ante nuevas generaciones que no crecieron con ese temor de los 80 y 90. Ya no tienen miedo de morir por enfermedades de transmisión sexual, porque cuando nacieron ya existía la medicación que, además, por ley es de acceso gratuito. Pero el virus continúa propagándose: casi el 80% de la población sexualmente activa no usa preservativo”, indicó la sexóloga.

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Según Naciones Unidas, más de 40 millones de personas en el mundo viven con VIH, de las cuales 1.4 millones son niños de 0 a 14 años.

Hay tres maneras de contagio: por vía sexual (semen, líquido pre seminal, flujos vaginales y leche materna), vía sanguínea (jeringas, agujas, lastimaduras corto punzantes) y transmisión vertical de madre a hijo.

Por eso es importante que las mujeres embarazadas se realicen el test de VIH. En caso de dar positivo, es posible tratar a la gestante y evitar la transmisión al bebé. Testearse es gratuito y confidencial.

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El Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) es un virus que ataca el sistema inmunitario del cuerpo. Si no se trata, puede causar SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida). Con la atención médica adecuada, las personas que tienen VIH pueden tener una vida larga, saludable y evitar desarrollar SIDA. Con un diagnóstico tardío, puede volverse potencialmente mortal, ya que aumenta el riesgo de complicaciones graves.

PrEP y PEP: otras estrategias de prevención

Estos métodos preventivos se encuentran actualmente en auge, ya que aumentó su uso y consulta en los hospitales; sin embargo, la cantidad de nuevas infecciones no disminuye.

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Por eso, el preservativo es una herramienta fundamental para prevenir el VIH, aunque ya no es la única. La prevención combinada, es decir la utilización de varios elementos preventivos, reducirán el riesgo de contagio.

Sida, la pandemia que no termina.
Sida, la pandemia que no termina.

Hoy existen diferentes formas de prevenirlo: testeo y diagnóstico temprano (tratamiento como prevención), profilaxis post-exposición (PEP), profilaxis pre-exposición (PrEP) y una vacuna preventiva para el VIH que continúa en investigación.

La Profilaxis Pre-Exposición (PrEP): si una persona toma PrEP y se expone al semen, líquido preseminal o fluidos vaginales de alguien con VIH, el medicamento antirretroviral ayuda a prevenir que el virus infecte las células del sistema inmunitario y evita que la infección se establezca.

Con la toma periódica de la medicación, no se infecta de VIH. Se han obtenido muy buenos resultados con estos métodos de prevención y el preservativo”, indicó Cecilia Valeriano, vocera de Fundación Huésped.

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La PrEP está disponible de forma gratuita y es un derecho para todas las personas que la necesiten, según la Ley 27.675. Brindar acceso a la profilaxis pre-exposición es obligación de todos los subsistemas de salud.

Profilaxis Post-Exposición (PEP): si el preservativo se rompe, también hay maneras de prevenir el contagio. La PEP consiste en el uso de medicamentos para reducir el riesgo de adquirir VIH y otras ITS. En el caso del VIH, se deben administrar antirretrovirales dentro de las primeras 72 horas y durante 28 días. Su uso también es gratuito y confidencial.

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“Es importante que la medicación se tome lo más cerca posible del momento de la exposición para mejorar su eficacia”, amplió la especialista.

Ninguno de estos métodos reemplaza al preservativo: su uso debe ser combinado para que la prevención sea realmente efectiva.

VIH-Sida, prevencion, cuidados, salud

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De niño miraba el cielo para hablar con su madre muerta y 30 años después recuperó su voz: “Ahora sé que me quiso de verdad”

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Cuando era pequeño, Juan Manuel Atondo (36) hacía siempre la misma pregunta al salir del jardín: “¿Por qué no me viene a buscar mi mamá? ¿Dónde está mi mamá?”. Tenía “tres o cuatro años” y aún no sabía que ella había muerto de cáncer cuando él tenía dos. Su papá —viudo a los 40— evitaba el tema y trabajaba todo el día. Quien lo retiraba del jardín era la mujer que limpiaba en su casa.

Durante más de treinta años, Juan Manuel convivió con ese vacío, un vacío que solo conocen aquellos que perdieron a una madre o a un padre en la infancia. No tenía ningún recuerdo propio de su mamá.

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Esa sensación lo acompañó hasta 2022, cuando, en plena refacción de la casa familiar, encontró unas cajas viejas en el altillo del quincho. Al abrirlas, apareció una carta escrita a mano por su madre y un video en formato VHS donde la escuchó por primera vez en su vida. La vio moverse, reír y jugar con él. “Yo sabía que mi mamá me había querido, pero jamás lo había podido sentir. Ahora sé que me quiso de verdad”, le dice a Infobae.

Desde Leipzig, la ciudad alemana donde se instaló en mayo de 2025 junto a su pareja, cuenta cómo fue ese hallazgo, la señal que tuvo unos meses antes y la historia detrás de su nombre.

El niño que hablaba mirando hacia el cielo

Juan Manuel nació el 18 de julio de 1989. Su madre, Graciela Parón, falleció en 1991, una semana después de que él cumplió dos años. “Tenía cáncer de mama. Lo ocultó y cuando se lo diagnosticaron ya era irreversible”, cuenta.

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La muerte ya se había hecho presente en la familia Atondo. Su papá, Raúl Alcides, había perdido a sus propios padres y, en 1993, a un hermano Omar, un reconocido futbolista de Junín. La seguidilla de duelos fue tan dura que las tías del niño se ofrecieron a adoptarlo, convencidas de que podían darle una vida más estable. Raúl, que había envejecido de golpe —“Se llenó de canas: era un copo de nieve”, dice Juan— se negó: quería criarlo él.

Aun así, Juan asegura que tuvo una infancia feliz. “Hice mucho deporte. Mi viejo me lo inculcó desde muy chiquito. A los cinco o seis empecé a jugar al básquet”, recuerda. Para ese entonces, él y su papá ya se habían mudado a la localidad bonaerense de Adrogué, en zona Sur.

Fue en esos años cuando su padre, sin vueltas, le contó lo que había pasado con su madre. “Me explicó lo que era la muerte, cuando una persona deja de respirar. Cómo él era muy religioso, me contó acerca del alma y me dijo que si quería hablarle a mi mamá, mirara el cielo, que ella iba a estar ahí”, dice. Juan lo intentó más de una vez. Recuerda un campamento del colegio: se apartó del grupo, se sentó bajo un árbol y miró las estrellas tratando de comunicarse con ella. “Desistí porque no me contestaba”, cuenta ahora.

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Junto a sus padres, Graciela y Raúl

Lo que no se decía

Juan creció sabiendo que había preguntas que su papá prefería esquivar. Si sus inquietudes tenían que ver con cómo había conocido a su mamá o cuánto tiempo habían estado de novios, Raúl respondía sin problemas. Pero cuando las preguntas avanzaban hacia la enfermedad, el hombre se cerraba. “Trataba de evitarlo”, resume Juan hoy.

La familia materna podría haber sido un refugio para esas respuestas, pero ese lazo estaba roto. Su papá se había distanciado de todos, convencido de que no habían acompañado lo suficiente durante el tratamiento y porque le debían un dinero que nunca volvió. Pasaron años hasta que Juan recibió un mensaje por Facebook de su tía Iris, la hermana menor de Graciela.

Ese reencuentro, a sus 19 años, le devolvió piezas que no sabía que necesitaba: fotos, anécdotas, libros y un abrigo de piel que todavía conserva. Recién entonces supo, por ejemplo, que Graciela había trabajado como vendedora de zapatos, que le gustaba la moda y que solía hacerse pequeñas producciones de fotos en las que su esposo hacía de fotógrafo. Fue su primer acercamiento a la mujer a la que no recordaba.

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“A pesar de que yo tuve mamá hasta los dos años, como no la recuerdo, nunca pude hacer un duelo”, dice. Con su padre fue distinto. “Cuando falleció mi viejo, la vida me pegó un cachetazo. Mi viejo era todo”.

“A los 19, cuando me reencontré con las hermanas de mi mamá, me contaron que a ella le gustaba mucho la moda y que solía maquillarse y sacarse fotos”, cuenta Juan

El hallazgo

Raúl Atondo murió el 10 de noviembre de 2022. Meses después, en febrero de 2023, Juan volvió a la casa familiar de Adrogué. Vivía en Banfield, pero necesitaba estar ahí: había adoptado a Cleo —una perra que llegó un mes antes de que su papá falleciera— y quería refaccionar la vivienda para alquilarla e irse del país. Hacía tiempo que pensaba en emigrar, pero se había quedado para acompañar a su papá, que estaba delicado de salud.

Antes del hallazgo, Juan había vivido una situación inexplicable. En un McDonald’s, la pareja de uno de sus primos de Junín —una mujer que no lo conocía y que se presentó como médium— le dijo que había “más cosas” de su mamá que él todavía no había encontrado. Él no le dio importancia en ese momento, pero la frase quedó dando vueltas.

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La carta apareció mientras refaccionaba el quincho, un espacio grande con un altillo lleno de objetos acumulados: herramientas, restos de la mercadería que su papá vendía y cajas que nadie había vuelto a abrir. Entre esos montones vio un folio con papeles, fotos y algo más: “Empecé a revisar y encontré una carta escrita por mi mamá. Fue el primer contacto real que tuve con ella”.

Al leerla, se quebró. “Lloré como un condenado”, admite. La hoja, fechada el 17 de mayo de 1989, había sido escrita por Graciela desde la oficina de su esposo, embarazada, hablándole al hijo que estaba por nacer. Le contaba cómo lo esperaba, por qué había elegido sus nombres —Carolina si era nena, Juan Manuel si era varón— y detallaba que el suyo lo había tomado de Juan Manuel de Rosas, “un nombre con fuerza”, según escribió ella. Cerraba con un “Te queremos mucho” que él nunca había escuchado de su propia madre. “Saber por qué me llamo Juan Manuel es un montón. Y ver escrito ‘Te quiero mucho’ me pegó muchísimo. La leía así —dice, extendiendo los brazos— porque si la acercaba iba a empaparla con mis lágrimas”.

La carta que le escribió su mamá mientras estaba embarazada de él

“Ahora sé que mamá me quiso de verdad”

Después de leer la carta, Juan volvió a hablar con la médium. Ella le dijo que lo que había encontrado era “una carta de bienvenida al mundo” y que, para que su mamá “fuera libre”, él debía escribir una despedida. Juan lo hizo: le dijo que había crecido, que era un hombre hecho y derecho, que si alguna vez la necesitaba la iba a llamar, pero que quería que ella estuviera tranquila. Leyó esa carta en voz alta, encendió una vela, la quemó y arrojó las cenizas en una planta. “Creció un montón”, dice.

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El video en formato VHS, si bien había aparecido en simultáneo, se demoró en verlo porque lo mandó a digitalizar. “Volví con un pendrive, puse play y apareció mi vieja… No podía parar de llorar”, cuenta. “Era ese nene de dos años que no había tenido a su mamá. Le ponía pausa, rebobinaba”.

En uno de los videos ella juega con él en la cama, grita, lo hace reír. Juan —“gordito y feliz”— salta como puede sobre el colchón. En otro, ella lo está amamantando. También aparecen personas que él no llegó a conocer: los abuelos paternos, fallecidos antes que su mamá. “Mientras iba armando recortes, porque el video dura más de una hora, se los mandaba a mi tía. ‘Mirá lo que encontré’, le decía. ‘Ahí aparecías vos de joven’”. Después se lo mostró a Laura, su novia, y a su mejor amigo, Alejo. “Andaban todos recontentos. Hay mucha gente que perdió familiares y no recuerda la voz. Yo soy un afortunado”, dice.

Según Juan, después de ver esas imágenes, cambiaron muchas cosas en su interior: “Hubo una respuesta que siempre necesité, que era saber si mamá me había querido. Yo lo sabía, pero jamás lo había podido sentir porque era un bebé. Ahora sé que me quiso de verdad. Vi cómo me jugaba, cómo me sostenía y me alimentaba… Me hizo muy feliz”. También encontró parecidos. “Los rasgos finos de la cara son de mi vieja. El color, la nariz, las pestañas. Después, lo grueso, es mi viejo. La altura, el pelo… todo eso es mi viejo”.

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Laura y Juan se conocieron en 2022 en Nueva York. Primero ella se vino a vivir a Argentina y ahora se fueron juntos a Alemania

Hoy Juan vive en Leipzig, Alemania. Se mudó en mayo de 2025 junto a Laura —una alemana quince años menor que él, a quien conoció en un viaje a Nueva York—. Ella estudia técnica en anestesiología; él trabaja de manera remota para una empresa de Estados Unidos. El plan —dice— es quedarse allá hasta que su novia se gradúe y luego volver a Argentina. Mientras tanto van a aprovechar para viajar y conocer Europa.

A veces, cuando camina por la ciudad o cuando sale a pasear a su perrita Cleo, Juan vuelve a pensar en todo lo que apareció dentro de aquellas cajas. “Tuve que procesarlo”, dice. Y hay algo más. Lo cuenta con pudor, pero sin negar lo que siente: desde hace años, cada tanto, lo rodean mariposas blancas. “Al principio era solo una, ahora son dos. Siento que son mis viejos”, se despide.

Cleo, la perrita que adoptó unos meses antes de perder a su papá

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Max Hodak: “Los pacientes pasan de estar casi ciegos a poder leer cada letra y hacer crucigramas”

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La startup californiana Science Corp. acaba de anunciar que varios pacientes habían vuelto a leer letras, números y palabras tras la colocación de su prótesis ocular, PRIMA. Algunos incluso páginas enteras de un libro. El avance lo recogió la revista The New England Journal of Medicine. El CEO de la firma, Max Hodak (Estado de Nueva York, 36 años), CEO de Science Corp. habla de todo ello como si hubiera pasado hace tiempo, aunque el anuncio fuera de finales de octubre. Ingeniero biomédico, cofundador también de la empresa de Elon Musk Neuralink, donde ejerció como presidente, fundó Science Corp. en 2021 tras dejar su alianza con Musk. La startup se centra en la recuperación de la visión a través de interfaces cerebro-ordenador. Hodak recibe a El PAÍS en la Web Summit de Lisboa, donde acudió como uno de los ponentes estrella para divulgar los avances de su compañía. Habla serio, rápido y técnico, a medio camino entre el científico y el fundador de startup que es.

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