POLITICA
Champions League: doblete de Julián Álvarez para el Atlético Madrid y remontada histórica del Barcelona
La Champions League brindó una electrizante jornada este martes: lo más destacado fue el triunfo del Atlético de Madrid con un jugador menos ante y la histórica remontada del Barcelona ante Benfica en Lisboa.
Julián Álvarez se lució en el Civitas Metropolitano con un doblete para que el Colchonero le gane 2-1 al Bayer Leverkusen.
Los dirigidos por Diego Simeone jugaron prácticamente todo el partido con un futbolista menos por la expulsión de Pablo Barrios.
La Araña fue titular y figura. Nahuel Molina, Rodrigo De Paul y Giuliano Simeone también fueron desde el arranque. En los alemanes estuvo Exequiel Palacios desde el inicio.
Otra remontada histórica del Barça
Como aquella remontada en el Camp Nou ante el PSG por la fase eliminatoria, el Blaugrana ganó un partido a priori “imposible”. De 0-1, 1-1, 1-2, 1-3, 2-3, 2-4, 3-4, 4-4 a 5-4.
Los de Hansi Flick fueron perdiendo prácticamente durante los 90’, pero el brasileño Raphinha en el último contragolpe, mano a mano, hizo el 5-4 en el sexto minuto adicionado.
En Las Águilas el único argentino titular fue Nicolás Otamendi. Tanto Ángel Di María como Benjamín Rollheiser ingresaron en el complemento.
Gol de Mateo Retegui
En el primer turno Atalanta goleó 5-0 al Sturm Graz y Mateo Retegui gritó el primero antes del primer cuarto de hora. Los italianos están cuartos en la tabla de posiciones de cara a la clasificatoria.
¡Y APARECIÓ MATEO! Zappacosta le sirvió el gol al goleador y Retegui solo tuvo que empujarla para el 1-0 de Atalanta.
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— SportsCenter (@SC_ESPN) January 21, 2025
Macca y Liverpool, punteros
En Anfield, Liverpool terminó ganándole 2-1 al Lille con goles de Mohamed Salah y Harvey Elliot para mantenerse en la cima de la tabla.
Alexis Mac Allister fue titular con la Nº 10 en el conjunto de Arne Slot, el líder de la liguilla del nuevo formato de Champions.
POLITICA
Inesperado “fuego amigo” de Santiago Caputo contra Milei
Desde que trascendió un video en el que Mirtha Legrand (que hoy cumple 98 años) despotricaba contra la producción de su programa –en ese contexto lanzó para la posteridad su célebre “carajo, mierda”–, cualquiera sabe que una vez que alguien es microfoneado, todo lo que diga, aun fuera del aire, el día menos pensado podrá ser utilizado en su contra.
Los “crudos” (el backstage de un programa que no está destinado a trascender) quedan archivados y pueden llegar a ver la luz por motivos aviesos o por simple descuido. Telefe hasta llegó a armar un ciclo con esos retazos (Nosotros también nos equivocamos).
Así, todo el país pudo ver la improcedente interrupción del asesor presidencial estrella Santiago Caputo de la entrevista que el periodista Jonatan Viale le venía haciendo al presidente Javier Milei en la Casa Rosada para intentar dilucidar cuál fue su participación en el lanzamiento de $LIBRA. Dicha meme coin llenó las alforjas de unos pocos con cientos de millones de dólares en minutos antes de derrumbarse y dejar en Pampa y la vía a un montón de incautos que perdieron sus ahorros en un santiamén por dejarse llevar por la entusiasta difusión –¿o promoción? (a los efectos prácticos es exactamente lo mismo)– del líder libertario de tan trucha y volátil inversión.
Tras la supuesta estafa virtual, comenzó a funcionar el mentado “principio de revelación”, pero no para dejar como siempre en evidencia tropiezos de la “casta” opositora, sino las propias torpezas del referente principal del oficialismo, primero al exponer que se trataba de una iniciativa para fondear recursos que respalden nuevos proyectos productivos en la Argentina y, a renglón siguiente, afirmar que se trataba de algo tan riesgoso como apostar en el casino. Luego también al decir que su consejo había sido a título personal, de ciudadano de a pie –como si se pudiera escindir a voluntad del cargo que desempeña como presidente de la República, lo que les da otro volumen a sus palabras– y, de inmediato, anunciar que lo defendería en Tribunales el ministro de Justicia (¿a quién, al ciudadano o al Presidente?, ¿no son, acaso, la misma persona?).
Fue el preciso momento en que entró a funcionar otro inesperado “principio de revelación”: al irrumpir en escena Caputo chico (Caputo grande, ministro de Economía, también estaba allí presente, pero en silencio detrás de cámara), dejó en evidencia lo que ya era un secreto a voces: que Milei solo acepta entrevistas amañadas por parte de un acotadísimo staff de periodistas de su entera confianza, algo en lo que en el pasado ya habían incurrido Cristina Kirchner y Mauricio Macri, aunque no con el grado de intensidad y connivencia con que lo hace Milei.
Antes de que trascendiera la versión completa de la última entrevista presidencial, había llamado la atención que Viale se hubiese mimetizado por momentos con la habitual iracundia insultante de Milei al rotular repetidamente de “tarados” a aquellos que osaran poner en duda su independencia a la hora de preguntar.
El crudo que se filtró demostró que el periodista careció de reflejos y aceptó con mansedumbre la atrevida interrupción del joven asesor que le hizo notar al Presidente que, de seguir con sus flagrantes contradicciones, podría llegar a complicar su frente judicial aquí y en los Estados Unidos. En su descargo posterior, Viale reconoció su error e incriminó, sin mencionarlos, a periodistas que habrían recibido pagos para ser condescendientes con otros políticos. El rótulo “ensobrado”, que el Presidente utiliza indiscriminadamente para ensuciar a quienes lo critican, tomaba cuerpo en la denuncia/amenaza no tan difusa del conductor de ¿La ves?
Resultó desopilante también que se rasgaran las vestiduras por el malhadado blooper conjunto de Milei/Caputo/Viale periodistas que al entrevistar a Cristina Kirchner siempre se comportaron como suaves felpudos.
No solo los políticos poderosos, que dan contadas entrevistas, pretenden fijar reglas del juego previas, que pueden llegar a ser muy severas al condicionar la realización de aquellas a que no se toquen determinados temas. De igual manera proceden ciertas celebridades del deporte y del espectáculo. Están en su derecho porque nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo. Sería muy recomendable que dichas restricciones, si son aceptadas, al menos se pongan en conocimiento de la audiencia. Lo contrario es retacear información.
Lo que hizo el joven Caputo fue un tiro en los pies (suyos y en los del Presidente). Quiso censurar algo y obtuvo un efecto completamente contraproducente: lo que intentaba esconder quedó más en evidencia y fue reproducido hasta el hartazgo en las redes sociales y en los medios de comunicación tradicionales.
Se ve que no se acordaba de un episodio similar de hace unos años cuando Hernán Lorenzino, ministro de Economía de Cristina Kirchner, pidió parar la entrevista con una periodista griega y pronunció la frase con la cual será recordado para siempre: “Me quiero ir”. En aquella ocasión también todo salió al aire y fue un verdadero papelón, pero no por un error involuntario o consentido como esta vez, sino porque la periodista y el medio decidieron que el mal paso de Lorenzino era parte de esa entrevista. Ciertamente lo era. Como también lo fue el ingreso a escena del llamado “mago del Kremlin”. Solo que esta vez le falló el truco.
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